Buscamos lo mejor, pero no sabemos, porque nuestros tesoros son caducos y nos producen el vacío y la insatisfacción. Necesitamos la asistencia del Espíritu Santo para saber que tesoro buscar y que tesoro es merecedor de, encontrado, esconderlo en el corazón de nuestro propio campo para vivir solamente para y de él.
Sólo la Vida de la Gracia nos puede dar esa herencia que tanto ambicionamos, tal es Vida eterna y gozosa. Y eso lo conseguimos cuando vivimos en la Voluntad del Señor. En Él está el verdadero Tesoro que debemos ambicionar y solo las cosas que nos acercan y le imitan son verdaderos tesoros que harán nuestra vida verdaderamente rica.
Pidamos al Padre Dios no apartarnos de atesorar verdaderos tesoros que contengan amor, porque solo los actos de amor son actos que nos valen para ganar la verdadera vida que queremos. En ese sentido, pidámosle al Padre abrir nuestros graneros interiores para dar y darnos en misericordia y verdadera caridad a los demás.
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