Dando, tendré más que guardando y acaparando. Es una contradicción a los ojos de este mundo, pero en el Reino de Dios ocurre todo lo contrario. En la medida que entregues lo que recibas, irás acumulando un tesoro infinito en el Cielo. También, de esa forma, estarás en actitud y ligero para seguir al Señor, quien te conducirá por el Camino del Cielo.
Pero me siento atado y apegado a las cosas de este mundo. La puerta se me hace muy estrecha, y me impide atravesarla con tanta carga que llevo. Necesito aligerar mi vida, dejar mucho lastre caduco, efímero, que solo sirve para impedirme caminar. Dame Señor la Gracia de poder desprenderme de todo aquello que dificulta mi camino y me impide seguirte.
Llena mi vida de contenido, de valores, de generosidad para dar y darme por amor. Abre mi mente para discernir lo bueno y lo verdadero de lo malo e intrascendente. Pero, sobre todo, de saber siempre estar en atenta escucha de realizar y vivir en tu Voluntad.
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