Hay muchos interrogantes que se presentan cada día y que no sabemos las respuestas. Cada decisión lleva una reflexión, pues hay que pensar que elección conviene tomar. Los caminos son decisiones tomadas con antelación, pues caminar sin saber a donde lleva es síntoma de no hacer las cosas bien.
Es verdad que en muchas ocasiones conviene caminar tomando el riesgo de no saber con certeza donde nos lleva, pero al menos hay esperanza de conseguir lo imaginado. En el camino de nuestra vida conviene antes de empezar el camino de cada día, hacer oración. Hacer oración con el Padre Dios que nos quiere y espera nuestro regreso.
Tenemos la compañía de Jesús, que nos sirve de guía con su Palabra, y también la asistencia del Espíritu Santo que nos asesora e instruye para el camino. Nunca debemos perder ese contacto y cada día debemos dedicar un espacio de encuentro y oración con el Padre, en el Hijo y el Espíritu Santo.
La Eucaristía sería el alimento que nos dará el ánimo y las fuerzas para avanzar en la buena y única dirección.
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