No se trata simplemente de tener bienes y riquezas, sino de tener un corazón cerrado, egoísta y ambicioso. Jesús tuvo amigos ricos, (Lázaro, José Arimatea, Zaqueo...) y no les reprendió por el hecho de serlo, al contrario mantuvo gran amistad con ellos. Se trata de tener un corazón abierto, generoso y solidario con aquellos que pueden necesitar tu ayuda, y que también la aceptan.
Se trata de ser misericordioso y disponer de tus riquezas, tanto materiales como intelectuales e espirituales en servicio de los demás. Me atrevería a decir también, tu talento bloguero para llegar a los demás y darle ese apoyo, por la Gracia de Dios, que necesitan para levantarse. También puede ser una riqueza que tengas ahí escondida o guardada sin querer compartirla.
Tus riquezas y capacidades de oración, de hacer comunidad, de hacerte presente entre los amigos, de participar y contribuir a que cada día haya menos pobres de espíritu de Dios y también del pan que necesitamos para vivir. Porque en Él todos somos ricos y compartimos según nuestras necesidades.
Pidamos al Padre que nos dé un corazón más solidario, más generoso, pero sobre todo más misericordioso, porque primero se trata de pararnos, ver que le puede hacer falta al hermano, y luego darle lo que le pueda ayudar. El buen samaritano nos marca el camino, y eso queremos pedirte Padre, que nos dé un corazón como el de aquel samaritano.
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