Hay muchas cosas que nos impiden caminar más ligeros y más libres. Y suelen ser cosas que al final de cuentas no sirven para mucho. Al menos nos son de las más importantes de nuestra vida. Porque merece la pena preguntarse ¿qué cosas valen y merecen la pena en esta vida?
Porque el valor de las cosas estará en función de su rendimiento final. ¿Para qué quiero algo que poco va a durar? Su valor, al menos, sería muy poco, pues estará en función de su duración. Podríamos converger en que lo verdaderamente importante será aquello que es bueno y dura para toda la vida. Como, de la misma manera, lo malo sería lo que hace sufrir y dura para toda la vida.
Hay cosas que siendo dolorosas terminan siendo fantásticas y gozosas. Lo bueno sería que fuesen para siempre. Pues eso es lo que hoy le quiero pedir al Señor, que me de las fuerzas y la sabiduría de buscar aquello que es bueno y dura eternamente. Él nos lo ha prometido y se ha puesto como Principio y Fin: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida".
Está claro, busquemos al Señor y dejemos todo lo demás. El que quiera entender que entienda, nos diría Jesús.
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