Perdón y amor son dos palabras que van unidas. No significan lo mismo, pero sí se necesitan la una a la otra, pues sin amor no hay perdón, y sin perdón no hay amor. Es evidente quien más es perdonado, más amará. De tal forma hemos sido perdonados nosotros, con mucho amor por parte de nuestro Padre Dios, pues nos han sido perdonados todos nuestros pecados.
E incluso, nos sigue perdonando a cada instante, porque somos pecadores de cada día y cada momento. Nuestra débil humanidad necesita ser perdonada cada instante, y eso supone mucho amor. ¿Podemos, al menos imaginar, cuanto nos ama nuestro Padre Dios al perdonarnos gratuitamente tanto?
Demos gracias al Señor por revelarnos la Misericordia y el Amor de nuestro Padre, y pidámosle las fuerzas necesarias en el Espíritu Santo para también así, sin medida, podamos perdonar nosotros.
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