Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 9 de octubre de 2013

TE NECESITO PARA PODER PERDONAR




No puedo perdonar como Tú, Dios mío, me perdonas a mí. Mi humanidad, pobre y pecadora, débil y frágil, se derrumba ante la exigencia de abajarme, de ser humilde y perdonar a quienes me hacen daño. También a, por otro lado, tropiezo conmigo mismo, con mi soberbia y orgullo; con mi suficiencia y prepotencia para los más débiles y los que están debajo de mí.

Señor, soy una calamidad y necesito de Ti para poder ser capaz de perdonar. Experimento que me es más fácil hacerlo con los amigos, pero Tú me has advertido que eso lo hacen también los que no te siguen y te rechazan. Claro, eso es el camino más fácil; la puerta más ancha. La que todos en principio prefieren, más luego experimentamos que es un camino vacío y sin sentido.

Por lo tanto, Señor, quiero seguirte y perdonar como Tú me perdonas a mí. Me pongo para ello en tus Manos, y entrego las llaves de mi corazón al Espíritu Santo. Tú lo enviaste para guiarnos, y yo quiero dejarme guiar por Él. Porque sólo con Él podré conseguir la fortaleza y la sabiduría para poder perdonar a aquellos que no me perdonan, o que me hacen la vida imposible. Él me guiará por la ruta de la sabiduría donde encontraré la Gracia de, en tu Espíritu, transformar mi corazón de piedra en un corazón de carne.

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