Lo que manda es el corazón. De tal forma es así que cuando se hace una cosa se oye decir: "Lo hizo de corazón". En el corazón habitan los sentimientos más profundos que brotan cuando realmente se sienten las emociones de alegría y tristezas que llegan al alma.
Es el interior lo que identifica a la persona, y por mucho adorno exterior si no hay vida en verdad y amor dentro del corazón, nada reluce fuera. Hoy el Evangelio nos invita a mantener limpio nuestro interior, porque es ahí donde se purifica el corazón, y también donde se pervierte el alma.
Por eso, Señor, hoy te pedimos que nos infunda la fuerza del Espíritu para ser capaces de mantener limpio nuestro corazón, y así nuestra boca derrame en abundancia todo el bien que tu Amor, Padre nuestro, nos transmite y nos contagia.
Danos Señor un corazón bueno, limpio y puro que purifique nuestro interior y que también nos limpie nuestro rostro, para que seamos imagen de Ti tanto en lo exterior como en lo interior. Crea en nosotros un corazón puro para que seamos capaces de ver, tras las apariencias, a tus hijos como los ve Tú.
Y haz Señor que todos aquellos que se acerquen a mí sientan tu presencia.
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