Eso es lo que temo Señor. Muchas palabras, pero luego se las lleva el viento. No quiero ser de los que hablan mucho y dejan para otros el trabajo de vivenciar tu Palabra. Yo quiero escucharla y vivirla. Pero experimento que se me dobla la espalda y se me hace duro el yugo.
El peso y yugo que supone, no sólo la escucha sino también la carga sobre mis espaldas. Experimento que escucharla es más fácil, pero me atormenta que tras haberla escuchado y entendido, la evite y excluya de vivirla. Sí, Dios mío, se me hace pesada y dura tanto escucharla y más cumplirla. Y eso rompe mi paz y oscurece mi camino.
Sin embargo, quiero seguir, y te suplico desesperadamente que fortalezcas mi espíritu y alumbres mi camino para seguirlo con firmeza y valentía. No quiero abandonar ni desfallecer. ¿A dónde iré Señor? Sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna.
Señor, confío en Ti. Me fío de tus Palabras: "Mi carga es ligera y mi yugo suave". Sé que contigo el camino es más llevadero y mi cruz se hace más transportable. Necesito escucharte, pero también tu Gracia para vivir esa Palabra que me revelas y me proclamas. Abre mi corazón para que se llene del Espíritu Santo y en Él me conforte y fortalezca para escuchar y dar cumplimiento a tu Palabra.
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