No se trata de dar algo de lo que tengo, y que posiblemente me sobra. Se trata de darme y de preocuparme por tantas cosas que andan mal en este mundo, y en consecuencia mucha gente lo pasa mal. Se trata de no comer yo solo, sino de preocuparme porque coman los demás también.
¿Es realmente esa mi preocupación y actitud? Si lo es, no debo preocuparme porque se notará en mi vida, pero si no se nota es porque esa preocupación no es lo suficiente profunda y seria para que mi vida sea una respuesta a ella. Sí estás con Jesús y convives con Él, llegarás a vivir y ser como Él.
Por eso, Señor, no quiero cansarme de pedirte tu Gracia y fuerzas para que pueda desprenderme de esas cosas que me atrapan y me encadenan separándome de los demás. Pero, mira, más que las cosas materiales son las actitudes del mundo que me rodea que me hace sentirme tonto, idiota cuando doy y comparto gratuitamente.
Cambia mi corazón humano e interesado, en un corazón humano despegado y solidario. Presto y disponible a darse, a compartir y a servir. Sé que yo no puedo, pues llevo toda mi vida en esa lucha y muy poco he avanzado. Me sorprendo de algunas cosas que he hecho, y en ellas he experimentado la presencia de tu Espíritu. Yo solo no hubiese podido hacerlo.
Por eso, Padre mío, te pido que me transformes y me des la virtud de la constancia, la paciencia y el desapego para darme, compartir y servir a los hombres, pues sirviendo a los hombres estoy manifestando mi amor hacia Ti. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario