Se ha ido un año más, y sólo quedan aquellas cosas y acontecimientos vividos con amor. Porque lo que no hayamos vivido con amor deseamos, cuanto antes mejor, olvidarlo. Sólo Tú, Señor, permaneces. Lo demás ha terminado, ha caducado. Ha cumplido su función, y quizás muchas cosas han sido deliciosos ratos agradables y hermosos, pero se han ido, han acabado y no nos han dejado plenos. Experimentamos un vacío que quisiéramos llenar de nuevo.
Abre nuestra mente, Señor, para que despertemos a la esperanza, a la Luz verdadera, la Luz que da Vida plena y que nunca se apaga. La Luz que permanece y que alumbra plenamente llenándonos de gozo, no sólo en esta vida, sino la vida eterna. Empezamos un año nuevo, y te pedimos, Padre, que este año no sea un año más en nuestra vida, sino un año pleno de gozo y esperanza por vivirlo en tu presencia y según tu Palabra.
Un año que nos ayude a parecernos más a tu Hijo Jesús, y a sonreír a todos aquellos que incidan en nuestras vidas, buenos y malos, con alegría, buen humor, buenas y limpias intenciones, paciencia, humildad, entrega, escucha, atención y amor.
Sé, Señor, que eso sólo lo puedo conseguir caminado junto a Ti, y abriéndome a la acción de tu Espíritu. Y es eso lo que te pido al empezar este nuevo año. Amén.