Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 30 de junio de 2017

TAMBIÉN YO ESTOY LEPROSO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDA


Es bueno y necesario distinguir y ver tu lepra. Porque hay muchos leprosos. Quizás nuestra lepra no sea tan transparente como la de aquel leproso, pero sí, tan mortal o más que la de él. Porque es una lepra interior, que se esconde y no se ve, pero mata y va minando todo nuestro interior hasta llegar al corazón y destruirlo. Y necesitamos verla, porque sin descubrirla no podemos luchar contra ella.

Aquel leproso lo tenía claro. Sabía de su lepra y también sabía que Jesús, el Señor, le podía curar. ¿Lo sabemos nosotros también? ¿Creemos que el Señor nos puede curar nuestras lepras y enfermedades? Y si lo creemos, ¿por qué no se lo pedimos? Ese es nuestro reto, pedírselo.

Y eso hacemos, Señor, desde estas páginas humildes y desinteresadas, pedirte que nos cure nuestras lepras de la envidia, de la codicia, del poder, de la ambición y egoísmo que nos llevan a la perdición de nuestro cuerpo y alma. Aumenta nuestra fe, Señor, para pedírtelo con confianza y esperanza. Quizás no sabemos ni entendemos cómo pedírtelo, ni cómo Tú nos respondes. No vemos nada, ni siquiera advertimos mejoría en nuestras enfermedades y forma de vivir, pero sabemos, Señor, que Tú nos escuchas y no nos defraudas.

Sabemos que todo lo que sucede a nuestro derredor es para nuestro bien. Ayudanos a advertirlo y a saber acogerlo y aprovecharlo para nuestra salvación. Sabemos que tenemos que cargar con nuestra cruz, y a pedirte que nos cure de nuestra lepra, queremos entender que deseamos superar y poder con la carga de nuestra cruz hasta llegar a Ti y descansar en Ti.

Por eso, Señor, sin más dilación ni pérdida de tiempo, te suplico que me des la sabiduría y la fuerza necesaria para saber buscarte, esperarte y pedirte confiado que me ayudes a vencer las lepras de mi vida y purificarla en tu Amor y Misericordia. Amén.

jueves, 29 de junio de 2017

LAUDES, DEL MARTES 29 DE JUNIO




Himno

Cuando el gallo, tres veces 
negaste a tu Maestro;
y él tres veces te dijo:
"¿Me amas más que éstos?"

Se te puso muy triste
tu llanto y tu silencio:
pero la Voz te habló
de apacentar corderos.

Tu pecado quemante
se convirtió en incendio,
y abriste tus dos brazos
al madero sangriento.

La cabeza hacia abajo
y el corazón al cielo:
porque, cuando aquel gallo,
negaste a tu Maestro. Amén.



San Pedro y San Pablo, apóstoles, solemnidad
                                                                                                                                  Común de apóstoles

miércoles, 28 de junio de 2017

RODEADOS DE LOBOS

El mundo está rodeado de peligros. Cuando vemos los documentales de la selva y la vida de los animales, en la que impera la ley del más fuerte, experimentamos lo difícil que es mantenerse vivo y subsistir en esas circunstancias. Unos se devoran a otros formando un equilibrio alimenticio y necesario para que haya vida. Y pensamos que nosotros estamos excluidos de esa cadena y somos seres aparte. Y pensamos bien.

Somos las criaturas de Dios por excelencia. Creadas a su imagen y semejanza, y destinada a vivir a su lado, por amor, para la eternidad. Pero, no cabe duda que, el corazón del hombre, inclinado al mal por el pecado, se degenera y origina  peligro de muerte. Y un peligro que amenaza y esclaviza hasta matar. 

El hombre se convierte en la mayor amenaza, tanto para los animales como para el planeta. Y una amenaza sin límites, que, sin darse cuenta, se convierte en su propia muerte y se destruye a sí mismo. Somos nuestros mayores peligros y nuestra mayor amenaza. Necesitamos cambiar nuestro corazón. No sólo para salvarnos nosotros, sino también para dejarles un mundo habitable y en condiciones a nuestros descendientes. Y eso, que nos puede parecer factible y al alcance de la mano, no lo podremos conseguir sin levantar la mirada al Creador, nuestro Padre Dios, y abandonarnos a su Gracia y Misericordia.

Reconocernos pecadores y cultivadores de malos frutos, es el primer paso para que nuestro cosecha empiece a mejorar y a producir buenos frutos. Pidamos al Señor que nos de la sabiduría de mirar para dentro, para el interior de nuestros corazones, y pongámoslo en sus Manos, a fin de que en Él sean convertidos en buenos y hermosos frutos. Amén.

martes, 27 de junio de 2017

UNA PUERTA DIFÍCIL DE ABRIR Y ATRAVESAR

Quizás nuestras palabras vayan más deprisa que nuestras obras. Quizás nuestro camino esté lleno de promesas y palabras más que de obras. La realidad es que es más fácil hablar  que hacer, y más fácil prometer que cumplir. Por eso, no sólo la palabra convence y transforma, sino que son las obras las que terminan por convertir y derrumbar las murallas que otros levantan amparados en las mentiras y falsas promesas. Porque, el testimonio cuando está apoyado en la verdad no admite discusión.

Por eso, no cuesta mucho hablar de la puerta estrecha o ancha. Lo podemos hacer con cierta facilidad, pero lo realmente importante es abrirla. Y digo abrirla, porque aquí de lo que se trata es de entrar por la puerta estrecha, ya que la ancha es fácil y se entra sin esfuerzo. Todo lo contrario, nos llevan en volandas seducido por los placeres y pasiones de este mundo. 

La dificultad está en una sola puerta. Se trata de la estrecha. Ahí está el secreto, porque es esa puerta la que nos abre el camino hacia la plena libertad; hacia la plena verdad y plena felicidad. Pero, la llave para abrirla se esconde en la paciencia y perseverancia; en la confianza y la fe; en el sacrificio y la renuncia; en la misericordia y el perdón; en la comprensión y la escucha; en la entrega y el servicio. Pero, sobre todo, en el amor y la caridad.

Seremos incapaces de abrirla solos y por nuestra cuenta. Necesitamos la oración de petición. Una petición constante, diaria, entregada, dispuesta, perseverante, insistente, disciplinada, confiada, plena de fe y fuerza, y, sobre todo, abandonada en el Espíritu Santo, que nos asiste, nos acompaña y nos fortalece. Sólo así tendremos garantía de éxito. 

Por eso, sin perder un instante, tomémonos virtualmente de la mano y, unidos, elevemos nuestras oraciones al Cielo, suplicando fortaleza, sabiduría, entendimiento, ciencia, consejo, piedad y santo temor de Dios, para que firmes y fortalecidos en el Espíritu de Dios, podamos y seamos capaces de entrar por la puerta estrecha hacia la Casa de Dios. Amén.

lunes, 26 de junio de 2017

DAME LUZ, SEÑOR, PARA QUITAR LA VIGA DE MI OJO

En repetidas ocasiones sólo vemos la mota del ojo del prójimo sin advertir la viga del nuestro. Eso es algo inherente a nuestra propia naturaleza. No vemos nuestros defectos, o dicho de otra forma, nos cuesta mucho ver nuestros propios defectos, y sí vemos, nos es más fácil, ver los del prójimo. Por eso y en base a eso estamos propensos a juzgar las debilidades y faltas del prójimo, ocultando las nuestras.

Y esa es nuestra oración - petición de hoy, Señor. Te pedimos que nos des la capacidad, no sólo de observarnos y vernos, exterior e interiormente, sino de discernir y corregir nuestras debilidades y defectos. Y evitar nuestros subjetivos juicios sobre los demás. Ni somos, ni estamos capacitados para ello, porque no podemos entrar ni conocer las últimas intenciones del corazón humano. ¿Quienes somos, pues, para juzgar los actos e intenciones de los demás?

¿Acaso estamos nosotros libres de cometer los mismos pecados que los demás? ¿Y en realidad no los cometemos? ¿Con qué autoridad, luego, nos atrevemos a juzgar a otros, cuando nosotros mismos hemos sido reos de esas mismas faltas?  Tratemos, pues, de limpiar primero nuestros ojos, para luego ver con claridad los de los demás.

Por todo ello, Señor, y arrepentido de mi osadía y atrevimiento, te pido humildad y paciencia para reconocerme pecador y necesitado de limpiar la oscuridad donde navegan mis ojos, impedidos de ver ante esa oscuridad que le impide ver. Alumbra mi camino y enciende mi corazón para saber limpiar y reconocer siempre primero mis pecados antes de enjuiciar los de los demás. Amén.

domingo, 25 de junio de 2017

AMAR ES CAMINO DE RENUNCIAS Y SACRIFICIOS

Es posible que muchos creyentes pensemos que ir al lado de Jesús es garantía de un camino seguro, sin tempestades ni peligros y adversidades. Y, al menos mi pobre experiencia me dice que no. Otra cosa, y eso si lo es seguro. No porque lo diga yo, sino porque es Palabra de Dios. Seguir a Jesús es camino de garantía de salvación. Pero eso no significa que no sea un camino de sufrimientos y sacrificios.

Porque, seguir a Jesús significa estar dispuesto a amar como Él nos ama. Y eso implica y exige renuncias, desapegos, sufrimientos, entrega y servicio. Amar, pues, supone dejarnos la vida en el camino. Sí, nuestra vida. El Plan de Dios para nuestra salvación, lo deja muy claro nuestro Señor Jesús, el enviado a decírnoslo: "Amar y perdonar". Dos palabras claves y simples. Fáciles y sencillas para su comprensión, pero tan difíciles de vivir hasta el punto que sin el concurso del Espíritu Santo no podremos llevar a nuestras vidas.

Claro está que estas dos palabras encierran un camino de adversidades, de peligros, de renuncias, de desapegos, de mortificación, de dejarnos la vida en cada instantes y del esfuerzo diario de comprender, escuchar y perdonar en todo momento y a toda persona. Eso dibuja un camino de cruz y una vida crucificada difícil de aceptar y acoger libremente. Por eso las Palabras de Jesús, que no nos desanima, sino que nos habla claro y nos garantiza la plena felicidad al final del camino eternamente, pero también mientras caminamos, porque es el alma la que nos da gozo y paz mientras soportamos las adversidades que el camino nos exige.

Quien no tenga esto claro, debe escuchar mejor las Palabras de Jesús: «No tengáis miedo a los hombres. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados». 
Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. 

Tenemos la garantía de sus Palabras y la promesa de su defensa. Y esa es nuestra oración desde este rincón. Danos, Señor la sabiduría de, si no entender, confiar y fiarnos de Ti, porque Tú tienes Palabra de Vida Eterna. Y con Jesús no hay nada que temer. Él ha vencido la muerte, pues ha Resucitado, y pedirá a su Padre, en nuestra defensa, que también nos dé la Vida Eterna en plenitud de gozo y felicidad. Amén.

sábado, 24 de junio de 2017

UNA ORACIÓN HUMILDE

La oración es oración cuando se construye desde y en la humildad. Apoyada en la prepotencia se destruye y no llega a ser oración, y es desoída por Dios. Así sucedió con el fariseo y el publicano. La diferencia estuvo en la humildad de uno contra la soberbia y prepotencia del otro. Quizás, sin darnos cuenta nos creemos mejores que otros. Sobre todo que aquellos que están lejos de las prácticas piadosas.

Recordemos las Palabras de Jesús: Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros-Mt 19, 23-30-. No es algo que dijo de forma casual, sino que sucede realmente en nuestras vidas. Cegados por las riquezas, el poder, las comodidades, la individualidad, el egoísmo, el descompromiso y muchas cosas más, que necesitamos descubrir y desalojar de nuestras vidas, buscamos ser los primeros y los de más éxitos, y terminamos los últimos. Es algo que nos debe empujar y comprometer a reflexionar, unidos a otros, tratando de dejar entrar esa Palabra de Dios dentro de mi corazón y, dejándola entrar, sentarme a la mesa junto al Señor y dialogar pacientemente abandonándome a su Palabra.

Y esa es nuestra oración de hoy, Señor, en estos momentos de incertidumbre y de perplejidad. En estos momentos de cansancio, de incredulidad, de fatiga y desconcierto. En estos momentos en los que pensamos que Tú no nos escucha ni nos respondes. Y si lo haces, nos asombramos y nos resistimos, como Zacarías, a creerte. Danos paciencia y esperanza para saber perseverar.

Transforma nuestro corazón, Señor, y danos un corazón paciente y confiado; amoroso y acogedor; entregado y dispuesto a servirte cumpliendo tu mandato en el servicio y entrega a los hermanos. Llénanos de humildad en todo nuestro obrar y servir, y en nuestras relaciones. Y danos la sabiduría de permanecer siempre en los últimos lugares, soportando humillaciones o desprecios por tu Nombre. Y, hacerlo, Señor, por amor.

En esa confianza y llenos de paciencia, sigo, por tu Gracia, esperando y actuando en lo que voy descubriendo en mi torpe camino, confiado, y hasta que Tú, Señor, decidas iluminarme o decidir el final del mismo. Abandonado a tu Misericordia, en Ti confío, Señor. Amén.

viernes, 23 de junio de 2017

MOMENTOS DE CANSANCIO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDA


Nunca estarán ausentes. Me refiero al cansancio. Hay muchos momentos de nuestra vida que nos sentimos cansados. Y en muchos casos no sabemos por qué. De la misma forma que muchas personas nos caen mal sin saber por qué. Son misterios de la vida en los que no encontramos respuesta. Posiblemente sea causa de nuestro corazón impuro e imperfecto.

Siempre habrán momentos en los que sintamos deseos de abandonar o de descansar. El peligro está en que no sabemos bien donde descansar, y, confundidos, elijamos apoyarnos en el mundo y en las cosas que el mundo nos ofrece. Es ahí donde está el peligro, porque no es en el mundo donde está el verdadero descanso, sino en el Señor. Él se nos ofrece para invitarnos a apoyarnos en Él y descansar.

Gracias, Señor, porque nos has revelado estas cosas, ocultándoselas a sabio e inteligentes. Danos la sabiduría de saber defendernos de las seducciones que el mundo, por los que están en el mundo, nos presentan y nos tientan. Gracias, Padre, porque has revelado tu presencia a los pequeños, ocultándosela a los sabios e inteligentes. Gracias, Padre, por tu Hijo, nuestro Señor, que nos habla de Ti y nos revela tu Amor e Infinita Misericordia.

Gracias Padre, porque a través de tu Hijo hemos encontrado el camino para relacionarnos contigo. Hoy queremos pedirte que nos des la serenidad de no desesperar, de soportar con paciencia toda adversidad y que sepamos vivir en la serenidad y la reflexión. Que sepamos levantar la mirada hacia el Cielo, abrir nuestro sencillo corazón y tratar de ser humildes y pequeños. Porque sólo Tú, Padre del Cielo, eres grande. Señor y dador de vida eterna. Amén.

jueves, 22 de junio de 2017

CAMINO DE PERDÓN, NO HAY OTRO

Gracias, Señor Jesús, por dejarnos esta hermosa oración con la que dirigirnos al Padre. A ese Padre que Tú nos revelas y del que nos habla y nos dice que tanto nos quieres. Ese Padre Bueno con el que nos enseñas a relacionarnos. Gracias, Señor Jesús por enseñarnos  a relacionarnos con el Padre Bueno sin divagar ni pedir cosas que, quizás no son necesarias para nuestro bien. Gracias, Señor, por unirnos  fraternalmente como hermanos e hijos del Padre, para que, unidos, podamos todos santificar su Nombre y vivir en y para su Reino.

Padre, te pedimos, por los méritos de tu Hijo Jesucristo, que vivamos en tu voluntad, y te pedimos que nos llenes de tu Gracia, para poder superar todas las dificultades y obstáculos que se nos presentan en nuestro camino. Danos hoy, Señor, la fortaleza necesaria que necesitamos para conseguir y satisfacer nuestras necesidades materiales, sin permitir que estas desplacen a la espirituales, porque como Tú nos dejaste claro en el desierto, " no sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios"-Mt 4,4-.

Pero el reto de nuestro obrar reside en tu Miserícordia, Señor. Tú nos perdonas todos nuestros pecados. Nos resistimos a tu llamada, a tu espera y paciencia, y te devolvemos indiferencia, rechazos y olvido. Sin embargo, Tú, Señor, mantienes siempre tus Brazos abiertos a nuestro regreso y conversión. 

Por eso, Señor, la prueba del perdón es actuar y perdonar tal y como Tú nos perdonas. Danos esa Misericordia, Padre, para ser capaces de perdonar como tu Hijo, nuestro Señor, nos ha enseñado a perdonar. Amén.

miércoles, 21 de junio de 2017

LA INTENCIÓN SE ESCONDE EN EL CORAZÓN

Hoy, Señor, te pedimos que nos transformes nuestro corazón en un corazón puro y bien intencionado. Sabemos que, muchas veces, incluso de forma inconsciente, hacemos las cosas para ser visto. E incluso para que se nos reconozcan nuestros méritos. Lo descubrimos en nuestros deseos de ser alabados y considerados. Y lo reconocemos, porque es inherente con nuestra condición humana, y no nos libramos de experimentar y sentir esa tentación de que nos miren y nos rindan alabanzas y honores.

Por eso, Señor, consciente de nuestros pecados, te pedimos hoy que nos liberes de esas tentaciones y nos cambie nuestro corazón. Danos un corazón limpio, bien intencionado y que no busque alabanzas, méritos y honores. Un corazón que actúe por amor y de forma desinteresada. Un corazón que no busque honores ni premios, ni tampoco recompensas o favores. Un corazón abandonado en Ti y escondido en Ti, Señor.

Tratemos de ser generosos y dados en lo oculto, o, al menos, con esa buena intención de no aprovecharnos para ser visto y destacados. Observamos que en los grupos y comunidades destacamos y tratamos de ser generosos, y, por el contrario, en la soledad o cuando no somos observados nos retraemos. Y eso, al menos en mi humilde opinión, no debe retrotraernos ni desanimarnos. Al contrario, debemos reconocerlo y pedirle al Señor que nuestros actos sean cada vez más puros, más desinteresados, más por amor y para Gloria del Señor, y no pensando en nosotros.

Y sucede que algunas veces ocurrirá delante de la multitud, y otras veces donde sólo estás tú y el otro.  O rezarás en la celebración litúrgica o en el silencio y soledad de la capilla. Lo importante y verdadero debe ser que, hagas lo que hagas, tu publico debe ser Dios. Y eso es lo que debe interesarnos. Dios nos ves las veinticuatro horas de cada día, y sabe de nuestras verdaderas intenciones. Por eso, no tratemos de engañarnos creyendo que podemos engañarle. Sólo nos engañaremos nosotros, que recibiremos nuestra recompensa y ya no podremos ser recompensados por nuestro Padre Dios. Y esa es la única y válida recompensa que interesa. Amén.

martes, 20 de junio de 2017

SÓLO EN EL ESPÍRITU SANTO

No nos empeñemos en buscar caminos, métodos, hábitos y cientos de estrategias y medidas para lograr amar, no sólo a los familiares y amigos, sino también a los enemigos. No podemos descartar que todo puede ayudar. Y buenas costumbres, ambientes y métodos o estrategias nos pueden servir de eficaz ayuda para capacitarnos en amar a todos. En especial a los enemigos.

Pero, lo único y principal es permanecer injertado en el Espíritu Santo. Él ha venido para acompañarnos en nuestro camino de cumplir la Voluntad de Dios. Y esa Voluntad no es otra que la de amar. Amar, sobre todo, a los enemigos. Por lo tanto, no emprendamos nada sin su concurso y siempre dejándonos llevar por su ritmo y su dirección. Pidamos su auxilio y su eficacia; pidamos sus dones: sabiduría, entendimiento, consejo,  inteligencia, ciencia, piedad y temor de Dios. 

Pidamos abrirnos a su acción y seguir sus impulsos. No es fácil y muchas veces no entendemos su Voluntad, e incluso nos parece contraria a nuestros deseos y proyectos. No es fácil. La historia nos dice que muchos no le reconocieron de entrada y siguieron otro camino, aunque después se avinieron a sus mandatos. Porque, siempre será lo mejor para nosotros.

Por eso, ahora, desde este rincón y unidos en oración, nos unimos espiritualmente para pedirle todos juntos y a una sola voz, que nos dé la sabiduría y la fortaleza para no apartarnos de Él y seguir sus indicaciones. Aunque nos parezcan duras y no entendamos. Danos, Señor, serenidad y paciencia para saber esperar y aguardar perseverantes tus mandatos y llevarlos a su cumplimiento. Amén.

lunes, 19 de junio de 2017

HABLANDO CON LA VERDAD

El que la hace la paga. Ese aforismo, limitando sus efectos con la ley del "ojo por ojo y diente por diente", llamada la ley del talión, fue un adelanto muy importante en un momento de la humanidad, pues limitaba la venganza en proporción al daño recibido. Pero, dejaba siempre la puerta abierta a continuar el odio y la lucha. La venganza, aunque sea proporcional, no deja de ser venganza y suscitar odio, rencor y lucha.

Sólo el amor, que Jesús propone, es el arma necesaria para convertir el odio y la venganza en acto de reconciliación, de justicia y de paz. Es eso, Padre del Cielo, por los méritos de tu Hijo predilecto y amado, nuestro Señor Jesús, lo que queremos pedirte este hermoso día, después de celebrar ayer, las solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre con el que nos ha bendecido y fortalecido.

Te damos gracia, Señor Padre nuestro, porque nos has dado en tu Hijo Jesús y nuestro Señor, el alimento espiritual que nos sostiene, nos fortalece, nos llena de paz y valentía para darnos en amor y paz. Y nunca corresponder a los improperios y actos violentos con los que somos atacados y provocados. 

Aprovechamos, Señor, para, uniéndonos todos con una misma oración, pedirte por nuestros hermanos perseguidos en Pakistán y otros lugares. Por muchas familias que, por su fe, son atacados, divididos y amenazados de muerte. Te pedimos, Padre del Cielo, que, por los méritos de tu Hijo Jesús, les llenes de fortaleza, valentía y paciencia para soportar con entereza y alegría todos esos momentos difíciles que la vida les presenta, y que puedan superarlos. 

También, Padre Bueno, te pedimos que se logre la paz y la fraternidad, para que, auxiliados por el Espíritu Santo, encuentren el camino que les devuelva al Camino, a la Verdad y a la Vida. Amén.

domingo, 18 de junio de 2017

SEÑOR, TÚ ERES PAN DE VIDA ETERNA

Nos empeñamos en buscar la felicidad, y en ser eternos. Esos son los sentimientos que viven en nuestro corazón. Queremos ser felices y que esa felicidad sea eterna. Sin embargo, en nuestra experiencia vital vamos descubriendo y experimentando que este mundo no nos da esa felicidad eterna. Lo más que logramos es satisfacer nuestras apetencias y placeres, pero, como mismo empiezan, terminan. Todo es caduco y nos deja insatisfechos.

Y nosotros buscamos algo perpetuo, eterno y pleno en gozo y felicidad eterna. Y descubrimos a lo largo de nuestro camino que eso en este mundo no se encuentra. El pan material no nos da la vida eterna ni tampoco la felicidad. Incluso, la felicidad temporal en este mundo, Nos engañamos cuando decimos que somos felices, pues en cualquier momento nuestra felicidad se ve interrumpida y acabada.

Somos seres transcendentes y aspiramos vivir eternamente. Y esa vida eterna el mundo no nos la da. Por eso, recurrimos a Ti, Señor, para que nos des esa vida eterna que tanto queremos y deseamos. Tú eres el pan que nos alimenta y que nos promete vida eterna: «El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Éste es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre».

Está claro, Jesús es la Fuente da Agua viva, y quien como su Carne y bebe su Sangre vivirá  eternamente, No hay otra alternativa. Crees o no, y no hay otra alternativa. Te confías en el Señor o te resignas a vivir mediocramente hatsa que llegue tu hora y, alejado de Él, pierdes tu vida.

Pidamos esa Gracia al Señor, para que sepamos entender su propuesta y, fiándonos de su Palabra sepamos responder y vivir según sus mandatos. Amén.

sábado, 17 de junio de 2017

PALABRA Y CONFIANZA

Hay mucha gente que no gozan de confianza. Es posible que su vida y sus actos no respondan a sus palabras, y, por mucho que juren, no le dan crédito a sus palabras. Poner a Dios o al Cielo por testigos no hace sino estropear más su credibilidad. Sobre todo si su palabra carece de verdad. Será una falta tratar de jurar apoyando tu palabra en la de Dios o en el Cielo. ¿Quién has pensado que eres para pedir el respaldo y crédito de Dios a tu palabra? Está fuera de sentido tratar de poner a Dios por testigo.

Y es que resulta que no se puede vivir de una manera y actuar de otra. Cuando la palabra no casa con la vida, se supone que algo falla. Y eso ocasiona que se pierde la credibilidad. Y hasta la dignidad. Porque, si se vive en la mentira, tu palabra pierde crédito. Menos aún si te atreves a jurar poniendo a Dios por testigo.

Por eso, desde este humilde rincón de oración, pedimos perdón por nuestras mentiras o por nuestros fracasos y medias verdades. Pedimos perdón por nuestras debilidades, inseguridades, ignorancias y, también, por nuestras incoherencias. Y pedimos que nuestros labios hablen en verdad. Siempre apoyados en la verdad que descansa en nuestro Señor Jesús, pues sólo Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

Danos, Señor, la sabiduría, la fortaleza, la coherencia y la valentía de estar siempre en la verdad, y no tener necesidad ni la tentación de usar tu Nombre para ponerlo por testigo y juramento a lo que nuestros pecadores labios hablan y dicen. Danos, Señor, la paciencia y la templanza de, llenos de paz y confianza, responder siempre como Tú nos indica: sí, sí, o, no, no.

viernes, 16 de junio de 2017

PRUEBAS DE FUEGO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDA

No es fácil luchar contra tu propia naturaleza. Los animales no se resisten y actúan por sus instintos, cuando estos le incitan, pero el hombre se distingue por su racionalidad y control de sí mismo. Sin embargo, y la realidad lo certifica, muchos pierden su control y llega a ser esclavos de sus instintos cometiendo actos sádicos y pederastas que los convierten en bestias sin control.

Y no parece fácil, pues a pesar de las condenas y riesgos penales, se suceden casos con frecuencia. Incluso hasta dentro de la propia Iglesia. Es una lucha constante contra nuestra propia naturaleza, masculina y femenina, capitaneada por el diablo que la utiliza para tentarnos y someternos. Por eso, la necesidad de la frecuente reflexión de la Palabra, de la oración y la Eucaristía si se puede. 

La lucha es a cada instante, y el peligro es constante. Pero, también, en la medida que nuestro esfuerzo va y está unido al de Cristo, nuestra fortaleza va acrecentándose y nuestro equilibrio y dominio es más sólido y fuerte. El Señor sabe de tus limitaciones y debilidades, y te protege. Sobre todo si tú se lo pides y muestras tu compromiso con tu esfuerzo y tu lucha desde tu fuerzas. El Señor no te dejará desguarnecido y a merced del enemigo.

Por eso nos lo dice, y nos invita a pedir y a insistir. Y por eso nos envía el Defensor y Consejero, el Espíritu Santo. Tengamos confianza y pidamos, sin parar, que seamos fuertes, templados y dispuestos a la lucha de cada día. No desesperemos, y sepamos que, en cada instante de lucha y de esfuerzo estamos cumpliendo la Voluntad de Dios. Al menos, lo estamos intentando. Y recibiremos la Gracia que nos ayudará y nos dará la fuerza para vencer la tentación.

Danos, Señor, esa constancia y perseverancia, y esa sabiduría de saber discernir donde está el verdadero tesoro y la plena felicidad, para que, teniendo clara y firme nuestra camino y meta, no defallezcamos seducidos y tentados por nuestros vicios caducos y perecederos. Amén.

jueves, 15 de junio de 2017

DENTRO DE TI ESTÁ TU LEY

El hombre sabe lo que está bien o mal. Hay algo dentro de su corazón que le indica qué hace mal o qué hace bien. Sin embargo, hay situaciones que quizás desconoce y que cegado por su ambición y egoísmo distorsiona la realidad y la acomoda a sus intereses y beneficios. Entonces la Ley escrita le delata y también le descubre sus malas intenciones.

No cabe ninguna duda que la Ley escrita no tiene la última palabra. Hay muchas circunstancias y situaciones que rodean al acto del hombre, y que, a veces, le eximen de toda responsabilidad. La ignorancia o la buena intención, que en ciertos casos se ve torcida o desviada involuntariamente a una mala acción, justifica y absuelve de toda culpa. Por eso, necesitamos tener mucha paciencia e ir más allá de la letra escrita y llegar a lo profundo del corazón humano para juzgar ante la ley.

El Señor nos lo advierte y nos lo enseña: «Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos». Y nosotros, Señor, queremos entrar y estar contigo. Por eso te pedimos en este humilde rincón de oración, juntos y unidos a todos los blogueros con el Papa y a todos los hombres de buena voluntad, que creen en Ti, que nos transformes nuestros corazones. Y, también te pedimos, que nos hagas hombres que practiquen una justicia, que no se quede sólo en la letra, sino que vaya más allá hasta el fondo de nuestro corazón.

En esa confianza, sabiendo que, tu Padre Bueno, nos conoces y sabes de nuestras limitaciones y pecados, te damos las gracias. Y nos presentamos ante Ti, tal y como Tú quieres. Tal y como somos, reconociéndonos pecadores y llenos de miserias. Pero con la esperanza de saber que Tú nos quieres, y nos quieres para transformarnos nuestros corazones hasta el punto de vivir en la justicia de la misericordia que Tú, Padre del Cielo, tienes con cada uno de nosotros. Amén.

miércoles, 14 de junio de 2017

QUIERO CUMPLIR Y DAR EJEMPLO

Esa es mi obsesión, Señor, cumplir con tus mandatos poniéndome en Manos del Espíritu Santo, que me dirige, me guía y me da fuerzas, valentía y voluntad para hacerlos presentes en mi vida. Pero, al mismo tiempo, experimento mi impotencia, mis comodidades, mi sentirme instalados y no querer abandonar mi tierra. Me siento en la piel de Abrahán y también en la del joven rico.

Quiero escucharte y obedecerte, pero, al mismo tiempo, experimento la carne y la pasión dentro de mí que tiran de mi ser para abandonarme a la vida mundana, aun sabiendo que es mi perdición. En esos momento me veo en la piel del hijo, y hermano menor, de la hermosa parábola donde Jesús me ha revelado el Amor del Padre. Me siento atraído por el mundo y no resisto la tentación, y le pido al Padre mi herencia para administrarla según mis ambiciones y pensamientos.

Me da vergüenza tanta miseria y pecados, Señor. Me da vergüenza que sigas amándome tanto y dispuesto a dar la vida por mí. ¡Cuantas veces te he traicionado y defraudado! Y todavía me aguardas y me abres los brazos para darme la Vida Eterna en gozo y plenitud. ¡Señor!, quiero cumplir tus mandatos, pero cumplirlos entregando toda mi vida. Dame esa fuerza que necesito y fortalece esa, mi voluntad, débil y sometida a la seducción del mundo. Guíame por el camino donde pueda vencerme y experimentar gozo y alegría cumpliendo tus mandatos y sirviendo a los demás.

Porque esa es realmente tu Voluntad: "Darnos en servicio y caridad a los demás por verdadero amor". Eso es lo que Tú nos has enseñado y la Ley que nos has dado, la del Amor. Danos, Señor, la Gracia de saber y poder cumplirla en contraposición a este mundo caduco que nos tienta engañándonos y seduciéndonos con falsas promesas, ambiciones y pasiones que nos alejan de Ti y nos llevan a la muerte.

Gracias, Señor, por tu venida, por tu encarnación, por tu amor que, entregándote enteramente a la Voluntad de tu Padre del Cielo, nos has dado testimonio y ejemplo de lo que también nosotros tenemos que hacer, injertados en el Espíritu Santo, enviado por el Padre, para cumplir tu Voluntad. Amén.

martes, 13 de junio de 2017

POCA LUZ Y MUCHA SOMBRA

Sentimos vergüenza y mucha pobreza. Experimentamos que nuestras fuerzas son muy limitadas e insuficientes para vencer nuestras pasiones, apegos y apetencias y toda clase de vicios y tentaciones. También experimentamos que estamos encadenados, esclavizados y sometidos a las seducciones del mundo en que vivimos, y que nos es imposible levantar la cabeza y liberarnos.

En esas circunstancias nos experimentamos perdidos y vencidos. Y también vacíos. Nuestra vida pierde sentido y el horizonte se nubla y sólo vemos la muerte. No nos queda sino un camino de resignación y tristeza. Un camino de oscuridad, de violencia y de muerte. ¡Pobre de nosotros!

Pero, la Luz brilla en las tinieblas y todo cambia y reluce como el oro. La Vida se ilumina porque Jesús, el Hijo de Dios, con su Pasión y Muerte, voluntariamente aceptada por amor, nos rescata y nos redime, pagando nuestro precio de salvación al Padre, que Misericordiosamente acepta nuestra miseria por los méritos de su Hijo, y nos acoge y salva en su Reino de los Cielos.

Eso hoy te pedimos, Señor. Danos tu Sabiduría y tu Luz para encontrarte en el Camino. Porque Tú has salido a buscarnos y nos esperas en el Camino. Danos luz para descubrir tu Camino, tu Verdad y tu Vida, porque en Ti encontraremos sentido a nuestra vida y la sostendremos eternamente junto a Ti y en el Reino del Padre.

Gracias, Señor, por alegrar nuestra vida y darnos la gran esperanza de, con tu Gracia, alumbrar nuestro camino y dar todo sentido y alegría a nuestra vida. Gracias, Señor, por tanto Amor. Y ayúdanos a, no sólo recibirlo, sino también a darlo siendo esa luz y esa sal que Tú esperas de nosotros. Amén.

lunes, 12 de junio de 2017

LA LUZ

(Mt 5,1-12)

Si decimos que estamos en comunión con Él y caminamos en tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero si caminamos en la luz, como Él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado - 1ª Epístola de san Juan 1, 5-7 -.

No nos queda ni nos deja otra alternativa la Palabra del Señor. Se hace necesario estar en verdadera e incondicionada comunión con el otro. Estar unido en amor al otro. Porque los signos del cristiano, y seguidor de Jesús, son el Amor y la Unidad. 

No hay ningún secreto ni elixir mágico que pueda llevarnos a la unidad y a la relación con Jesús. Sólo el amor. Amor incondicional. Y de manera especial a los que más lo necesitan, es decir, a los pobres, a los carente de todo, a los excluidos y marginados. Sin lugar a dudas, se nos atraganta el corazón, porque nos experimentamos pobres, débiles e incapaces de cumplir esa condición amorosa incondicional. Y es, entonces, cuando descubrimos la necesidad de Jesús. Necesitamos su Fuerza, su Paciencia, su Gracia. Sin Él nada somos y nos sería imposible acercarnos a esa virtud del amor.

Por eso, sin pérdida de tiempo, insistimos y te rogamos, Señor, que nos llenes de tu Gracia para, en el Espíritu Santo, superar y soportar todas las adversidades, obstáculos y miserias de mis pecados. Te pedimos que, reconociéndonos míseros y pobres, incapaces de amar como Tú nos mandas y nos has dado testimonio, nos des la necesaria humildad, la fortaleza suficiente y la sabiduría de responderte como Tú quieres.

Eso queremos nosotros hacer, y eso te pedimos Padre nuestro en el Nombre de tu Hijo Jesús. Danos esa luz de sabernos capaces de amar como Tú nos enseñas confiando en tu Palabra y tu Amor. Amén.

domingo, 11 de junio de 2017

DIOS: COMUNIDAD DE AMOR

La Buena Noticia nos dice que Dios es Amor. Precisamente, por ese Amor, Dios nos ofrece la salvación, que consiste en Vida Eterna llena de gozo y plenitud a su lado. Para ello, Dios nos lo demuestra enviado a su Hijo y pagando, con su Pasión y Muerte, el rescate por todos aquellos que creen en Él.

De ahí la importancia de la fe. No se trata de una opción, sino de una decisión en la que nos jugamos la vida. No una vida temporal, sino una Vida Eterna. Es decir, para "Siempre". Y eso es lo que aprovechamos ahora pidiéndoselo al Señor y apoyándonos en su propuesta y promesa - Mt 7, 7-8 -.

Sí, Señor, te pedimos la fe y que nos la vayas aumentando cada día, hasta el punto de que seas Tú quien vivas en mí y yo en Ti. Y tu sentir, Señor, sea también mi sentir. Y tu Amor sea mi amor. Y que no pueda vivir sin darme, renunciando a mí mismo, tal y como lo haces Tú. Porque, sé, Señor, que yo no puedo, pero contigo y en Ti lo puedo todo, pues para Ti nada es imposible.

Con esa esperanza termino esta humilde reflexión. Pero antes, te pido, Señor, frutos de fe y esperanzas para todos los que nos disponemos en unas horas celebrar y participar en una convivencia que empieza sobre las 20 horas y terminará el domingo a medio día. Señor, que tu Palabra entre en nuestros corazones y nos inunde de paz y fe, para, llenos de Ti, te llevemos con nuestro humilde vivir y obrar, a todos los que se cruzan en nuestras vidas.

También pedimos oraciones a todos los que nos visitan, para que el Espíritu Santo derrame su Gracia, no sólo en nosotros, sino en todos aquellos que se abren a su acción. Amén.

sábado, 10 de junio de 2017

DAME, SEÑOR, UN CORAZÓN GENEROSO

De nada me vale rezar y tener una agenda de piedad bien repleta, si no deja en la bandeja la mitad de mi vida. Porque, de no ser así, todo mi obrar y sentir estará en función de cuidar mi imagen, aunque las apariencias indiquen otra cosa, y de buscar un reconocimiento, honor y gloria de mi persona. Porque, tu vida se sustentará en una falsa piedad.

Una piedad se hace verdadera cuando su oración tiene eco en mi vida, y se vacía en la bandeja del amor y la generosidad. Una piedad, muestra y transmite su verdadera cara cuando su relación con el Señor se apoya en su relación con los hermanos. Porque lo uno sin lo otro pierde todo su sentido y suena hueco y falso. 

Está claro, Señor. Hoy queremos pedirte que nos cambie nuestro corazón. Te pedimos y recordamos tu promesa - Mt 7, 7 - en la que nos animabas e invitabas a pedir en tu Nombre al Padre. E insistimos que nos quite este corazón egoísta, cómodo, desinteresado, distraído, indiferente e individual, por un corazón más humano, más voluntarioso y fuerte más decidido al compromiso y a no quedarse resignado o quieto. Queremos un corazón más parecido al Tuyo. Tú nos lo has prometido y nosotros respondemos insistiendo y abandonándonos en tus Brazos.

Sabemos que todo depende de tu Gracia, pues nosotros no podemos. Pero, también sabemos, que Tú nos quieres y has enviado a tu Hijo para enseñarnos el Camino, y ayudarnos a recorrerlo según tu Voluntad. Y es eso, sólo eso, lo que queremos pedirte hoy. Volvemos a insistir, porque, cambiado el corazón, lo demás vendrá por añadidura. Amén.

viernes, 9 de junio de 2017

EL SACERDOCIO DEL MESÍAS

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDA


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De David.                                                     

"Oráculo de Yahveh a mi Señor: 

Siéntate a mi diestra, 
hasta que yo haga de tus enemigos 
el estrado de tus pies.

 2.El cetro de tu poder
 lo extenderá Yahveh desde Sión: 
¡domina en medio de tus enemigos! 

3.Para ti el principado 
el día de tu nacimiento,
 en esplendor sagrado desde el seno, 
desde la aurora de tu juventud. 

4.Lo ha jurado Yahveh 
y no ha de retractarse: 
«Tú eres por siempre sacerdote,
 según el orden de Melquisedec.» 

5.A tu diestra, Señor,
 él quebranta a los reyes el día de su cólera;
 6.sentencia a las naciones, 
amontona cadáveres,
 cabezas quebranta 
sobre la ancha tierra. 
7.En el camino bebe del torrente, 
por eso levanta la cabeza." 

jueves, 8 de junio de 2017

LA CARNE ES DÉBIL

No podemos perder de vista nuestras debilidades, porque son con ellas con las que juega y baraja el demonio. Y aprovecha esos momentos que desfallecemos y somos débiles. La carne nos pesa, nos arrastra y es fácilmente seducida por las tentaciones. La vida es una lucha entre lo que creemos que debemos hacer y lo que no debemos hacer. Y nuestra flaqueza es el peligro de romper esa buena intención que anida en todos los corazones de hombres y mujeres.

El amor es precisamente eso. Está para dar vida y amar esa vida. La pasión nos atrae. Toda clase de pasiones encienden nuestro ánimo y nos disponen a satisfacernos. Sin embargo, sabemos que no todo está bien y debemos controlarnos. Esa es la lucha y lo que regula nuestra convivencia y nuestra paz. No debemos saltarnos las reglas, porque eso desenfrena nuestro apetito y rompe nuestro equilibrio. Así, muchas pasiones mal empleadas avivan nuestros egoísmos y generan desequilibrios y rupturas. Sobre todo en el ámbito matrimonial.

La vida está para respetarla y cuando se antepone la pasión sexual, por ejemplo, se mata en el tiempo de la fertilidad. Todo está pensado para nuestro disfrute y equilibrio. Nada está para fastidiarnos ni para hacernos sufrir, sino para todo lo contrario, para fortalecernos y darnos gozo y alegría. Aunque, primero, haya que sufrir o resistirnos a nuestros primarios deseos. 

Porque esa es la prueba del único y verdadero amor. Aquella donde tú te das, respetas, renuncias, soportas, acompañas, comprendes, escuchas, te solidarizas, eres fiel y sufres por amor. Ahí se esconde tu libertad y también tu gozo, alegría y vida eterna. Esa es la Voluntad del Padre, la que nos ha enseñado nuestro Señor Jesús en esos momentos angustiosos en el Huerto de Getsemaní. La que vivió Él y la que ofreció como redención por salvarnos a todos nosotros.

Pidamos que sepamos entender esa lucha de cada día, y, sobre todo, llenarnos de sabiduría, de paciencia, de paz, de alegría, esperanza y fe. Amén.

miércoles, 7 de junio de 2017

LA ESPERANZA EN LA RESURRECCIÓN

Líbranos, Señor, de caer en la tentación de la incredulidad. Líbranos, Señor, de caer en la tentación de seguir los dictados de nuestra razón en la cosas referente a Ti. Líbranos, Señor, de caer en la tentación de interpretar tus Palabras adaptándolas a nuestra limitada razón. Porque, sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna.

Ábrenos, Señor, la mente para entender tu Palabra, y el corazón para creer en ella, a pesar de que no podamos entenderla. Porque, Tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida, y la esperanza de nuestra Resurrección. En Ti, Señor, creemos y en Ti nos abandonamos y ponemos todas nuestras esperanzas, pues tu Palabra nos revela la Resurrección y la eternidad: «Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en lo de la zarza, cómo Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? No es un Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error». 

Gracias, Señor, por el don de la Fe. Gracias por los dones del Espíritu Santo, y gracias por abrirnos nuestro entendimiento para creer en tu Palabra. Tú, Señor Jesús, eres la Palabra de Dios. En Ti se concreta y se realiza todo lo que se dice en las Escrituras y Tú das testimonio con tu Vida y tus Obras. Danos sabiduría, fortaleza y paz para continuar nuestro camino en intimidad y sincronía con tu Palabra y Voluntad.

También, Señor, reviste nuestro corazón de humildad y sencillez, para que sepamos ponernos al servicio de los más necesitados y soportar las embestidas de los soberbios y los suficientes. Que sepamos darles ejemplo y testimonio, no sólo de palabra sino también con nuestra vida. Amén.

martes, 6 de junio de 2017

Y NOSOTROS, ¿PAGAMOS NUESTRO TRIBUTO?

No se trata de pagar tributos, es una manera de adentrarnos en la reflexión-oración, sino de corresponder a todo lo que hemos recibido y esperamos recibir. Porque, dentro de nuestro corazón vive la aspiración de la felicidad. Una felicidad eterna, porque temporal no nos sirve. Y la conseguimos en la medida que nuestros frutos estén fertilizados con la semilla del amor.

Pues bien, esa huella está indeleble impresa en lo más profundo de nuestros corazones. No la podemos ignorar ni tampoco borrar. La sentimos y experimentamos irremediablemente, y luchamos para conseguirla. Es irrevocable. En ese sentido, nuestros frutos serán determinantes y vitales. Y en ese sentido, tenemos que dar a Dios, fin último de nuestras vidas, los frutos que Él espera de cada uno de nosotros.

Porque no hay otro Camino. Por mucho que queramos recorrer otros, siempre estaremos en el mismo, porque nuestra aspiración es la felicidad eterna. Es nuestra moneda y la que debemos pagar a nuestro Dios. Pero, por su Amor, nos ha hecho libres para responder según decidamos. Y está en nuestro haber esa posibilidad de saber elegir y de contribuir con nuestros frutos a ganárnosla.

Bien, es verdad, que, por mucho que nosotros queramos, nada conseguiremos sin su concurso. Todo nos viene del Señor, y, sólo con Él y su Gracia, conseguiremos superar todas las dificultades que la vida nos presenta para llegar a Él. Por lo tanto, pidamos esa Gracia y esa Fuerza para saber devolver libremente todo lo recibido y acoger todo lo prometido por Amor. Porque, nada nos pertenece ni nada merecemos. Todo nos ha sido dado por verdadero y único Amor.

Por eso, Señor, te pedimos desde este humilde rincón, la sabiduría de saber responderte ofreciéndote todos los frutos que has puesto en nuestras manos y, humildemente, hacerlo con verdadera libertad y por amor. Dispón, Señor, de toda nuestra libertad y condúcenos hacia Ti. Amén.

lunes, 5 de junio de 2017

SEGUIMOS NEGANDOTE, SEÑOR, TUS FRUTOS

El hombre siente deseos de agradar y de darse. Darse en frutos que le haga experimentar su utilidad, sus derechos y dignidad. El hombre experimenta vergüenza cuando vive de balde. Quiere rendir y ganar su sustento dando buenos y ricos frutos. Eso es lo que siente en su corazón, y no hacerlo le hace sentirse mal y experimentarse traicionado a sí mismo.

Sin embargo, recibiendo todo prestado en alquiler, no advierte su obligación de responder a ese regalo y compromiso, con buenos frutos. Y, exigiéndoseles, no sólo no los entrega, sino que se rebela y se propone matar a quien venga a exigírselos. Esta es la historia de la salvación. Desde el Éxodo hasta la tierra prometida. Liberados y llevados a una tierra de leche y miel, el hombre duda, se rebela y exige para él sus propios frutos según sus ideas y proyectos.

Se repite lo de Adán y Eva. No nos conformamos con lo que Dios nos ha regalado, sino que pensamos que nosotros podemos hacerlo mejor y buscar, por nosotros mismos, un paraíso mejor. Nos apartamos de Dios y rechazamos a su enviado. Al Hijo, que nos viene a traer la Buena Noticia de Misericordia que nos salva y nos da la oportunidad de recapacitar y regresar al Infinito y Misericordioso Amor de Dios.

Pero, no escuchamos y seguimos negándole y matándole con nuestra negativa respuesta, con nuestras malas intenciones; con nuestras murmuraciones y egoísmos. No nos damos cuenta que nuestros caminos no son buenos caminos. Son caminos de perdición y de mentira. Y lo malo es que, a pesar de tanto recorrido y travesía, continuamos sin darnos cuenta. Ante todo esto, sólo una petición:

Señor ábrenos los ojos y suaviza nuestro corazón para,
llenos del Espíritu Santo, podamos descubrir que
Tú eres el Dueño y Señor de nuestra viña
y a Ti debemos entregarte nuestros
frutos como esfuerzo de 
nuestro trabajo.
Amén.

domingo, 4 de junio de 2017

TE VAS, PERO TE QUEDAS, SEÑOR, EN EL ESPÍRITU SANTO

En realidad nunca te has ido, Señor. Y así es, porque lo has prometido. Te has ido como segunda Persona de la Trinidad, el Hijo, pero ha llegado la tercera, El Espíritu Santo. Dios permanece con nosotros y entre nosotros, y Tú, aunque no estás corporalmente, sí te has quedado y permaneces en Espíritu. Gracias, Señor, por tu permanente presencia y por tu acompañamiento, que nos hace fuerte y nos alienta a seguir tu camino.

Porque la fe que recibimos, no es un fogonazo de hoy para mañana. Tu Vida nos lo enseña así. Has estado tres años preparando a tus discípulos. Los has escogido y les has ido enseñando, día a día, el mensaje de la Buena Noticia que traes. Y los has ido formando, dándole esperanza y testimonio de tu Palabra. Y a todos aquellos que han perseverado y creído en Ti, les ha dado, por último, la Luz del Espíritu Santo.

Y con Él nos has revestido de los dones del Espíritu Santo:  Sabiduría, entendimiento, ciencia, consejo, fortaleza, piedad y temor de Dios, para enviarnos a proclamar la Buena Noticia. Buena Noticia de salvación. La Fe, pues, es un proceso, un camino, que va madurando en nosotros y nos va revelando tu Palabra y tu Amor. La fe es un periodo en el que a todos aquellos que se abren a tu Palabra, Tú los iluminas y te revelas. 

Gracias, Señor, por tu paciencia, por tu misericordia y por tu amor. No se puede entender de otra forma. Ahora, te pedimos, Señor, que ese don que Tú has decidido darnos, sea aprovechado y utilizado para bien de todos. Cada cual irá experimentando lo que podrá hacer por los demás y lo que mejor puede realizar para construir un mundo a su derredor de paz, justicia y amor. Y esa es la vocación que tendremos que descubrir y vivir.

Esa es tu Voluntad Padre, nos ha dicho el Hijo, nuestro Señor Jesús, que nos amemos todos tal y como el Padre y el Hijo se aman. Y para eso hemos recibido en nuestro Bautismo el Espíritu Santo, para, convertidos en sacerdotes, profetas y reyes, proclamar el mensaje de la Buena Noticia. Una Noticia de salvación que nos libera y nos hace eternos en gozo y plenitud. Amén.

sábado, 3 de junio de 2017

VIVIR PARA MIRARTE SÓLO A TI, SEÑOR


Cuando queremos solucionar nuestros problemas desde nuestra sólo mirada, la vida se nos complica, y la oscuridad nos envuelve. Sólo la Luz del Señor puede iluminarnos y apagar esa oscuridad que nos amenaza con confundirnos y perdernos. Por lo tanto, no miremos a la luz del mundo. Un mundo vejatorio, sensual, material y cargado de espejismos que nos engañan y que son caducos. Un mundo donde su luz es artificial, generada por el hombre, que dirigido por sí mismo está abocado a la muerte.

Por lo tanto, no miremos a la luz del mundo, porque es luz artificial y caduca, que alumbra envuelta en oscuridades. Miremos a la Luz, única y verdadera, que nos ilumina el único Camino, y nos alumbra nuestros pasos inciertos por senderos de verdad, de justicia y de paz. Busquemos la mirada del Señor con humildad y fe, confiados en su Misericordia e infinito Amor.

No demos un paso sin antes mirar al Señor. Eso significa contar con Él para todo. O lo que es lo mismo, hacerlo y ponerlo en el centro de nuestras vidas. Y buscar en Él su aprobación, su parecer, su señal de complacencia y su mandato. No fabriquemos nuestro personal becerro de oro y nuestro personal código de mandamientos. Quizás, distraídos, podemos encontrarnos en esa etapa de nuestro camino. Todavía podemos estar protestando y, desesperados, fabricar nuestro propio ídolo.

No decidamos sobre el otro sin, antes, no consultar y hablarle de él al Señor. Y, al actuar, tratemos de esforzarnos tal y como Él nos diga. Tenemos sus enseñanzas y también sus obras para, siguiéndolas, aprender y llevarlas a nuestra vida, tal y como nos ha enseñado. Recordemos que el Espíritu Santo está con nosotros. Un inmejorable Consejero, Defensor  que nos infunde Sabiduría, Fortaleza, Ciencia, Piedad, Entendimiento y Temor de Dios.

Por último, pidamos la Gracia de despertar y de avanzar en nuestro camino hacia la Ciudad Prometida, donde reinará la Paz, la Vida y el gozo Eterno. Amén.

viernes, 2 de junio de 2017

¡SEÑOR, TÚ SABES QUE TE AMO!

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDA

Con esas mismas palabras quiero empezar hoy mi humilde oración: ¡Señor, Tú sabes que te amo! Y en tus Manos están puestas todas mis esperanzas. Porque no puedo amarte de otra forma. Mi pobre corazón está contaminado por los egoísmos de este mundo, y no entiende otra cosa que dar para recibir. Y, a pesar de saberlo y decirlo, en lo más profundo de mi corazón subyace el pecado que me arrastra y me limita.

Reconocer que no puedo liberarme, es reconocer que te necesito, Señor. Y eso me descubre como pecador, incapaz de levantar mis ojos hacia Ti y pronunciar palabra alguna. Sólo pedirte perdón porque soy un pecador y abandonarme en tu Misericordia. Es la actitud del publicano -Lc 18, 13- que reconociendo sus pecados pide perdón.

No puedo amar de otra forma, y aunque lo intento, mi materialidad desvía mis intenciones y, aunque lucho para apartarme, siempre está la tentación de mirar para mí mismo. Por eso, Señor, como Pedro quiero expresar mis buenas intenciones y mis esfuerzos por amar como Tú me amas. Pero, necesito tu Gracia, porque mi propio egoísmo me vence.

Dame, Señor, la fuerza y la capacidad de saber renunciar a todo lo que contamina mi humilde corazón, y a darme, renunciando a todo privilegio y honor en este mundo, al servicio de los demás. Sé que yo no puedo, pero confío, y te lo pido, Señor, que tu Gracia me transforme y me llene de tu Amor y Misericordia.

Señor, sé que las palabras, mis palabras, son fáciles de pronunciarlas, pero vivirlas y encarnarlas en mi propia vida es cosa más seria y más dificultosa. Y reconozco que dejo mucho que desear. Pero confío en tu Amor y en tu promesa para que insistamos y pidamos todo lo que necesitamos. Y es eso, Señor. No quiero nada, sino que me transformes mi corazón egoísta en un corazón misericordioso y generoso. Amén.

jueves, 1 de junio de 2017

RECEN POR NOSOTROS

En muchas ocasiones pedimos oraciones. No sólo por otros y necesitados, sino también por nosotros. Sin embargo, olvidamos que Jesús nos ha prometido rezar por cada uno de nosotros. Por aquellos que crean en Él. Y nos lo ha dicho con sus propias Palabras: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí...

¿Soy consciente de que Jesús está rezando por mí? Y si lo soy, ¿cómo respondo a esa oración? ¿Cambia mi vida? ¿Dejo que esa oración del Señor influya en y desde mi corazón? ¿O, por el contrario me abandono al hedonismo de este mundo que me seduce y me aplasta? Esa es la gran disyuntiva de nuestra vida. Somos tan necios que llegamos a creernos que sabemos lo suficiente para dirigir nuestra vida.

Y esa es nuestra oración de hoy: Señor, danos la sabiduría, ese don del Espíritu Santo, para saber agradecerte todo lo que nos has dado y lo que nos da diariamente. Gracias por tus oraciones Padre. Dame la voluntad de saber levantarme e ir hacia Ti. Tal y como hizo el hijo pródigo.

Danos, Señor, a las puertas de celebrar Pentecostés, los dones del Espíritu Santo, para que fortalecidos en ellos, sepa y pueda perseverar, agradecer, conocer y amar al Padre. Hoy, Señor, nos dices cosas muy bonitas, hermosas e importantes. Nos preparas el camino y nos tranquiliza para que no desfallezcamos ni perdamos el horizonte de ir hacia Ti. Nos has dado tu Gloria, la que has recibido del Padre, para que perseveremos y nos mantengamos unidos como Tú y el Padre son uno.

Señor, somos débiles y el mundo nos arrastra amenazándonos con someternos y engañarnos. El mundo nos seduce y nos ciega. Y nosotros no queremos seguirle. Queremos permanecer y estar contigo, porque Tú eres el Dios que nos quiere y que nos salva. Señor, enséñanos a saber guardar tu Palabra y a permanecer unidos y a utilizar todo los dones del Espíritu Santo. Amén.