Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 31 de agosto de 2018

EN ESTADO DE ALERTA AMOROSA

Resultado de imagen de Mt 25,1-13
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


No se trata de vivir asustado ni angustiado, sino vivir en actitud fraterna en justicia, misericordia y fe. Fe esperanzada en el Amor de Dios y en su promesa de Vida Eterna. Eso es tener la alcuza de nuestro corazón lleno de aceite amoroso y la luz de nuestra camino bien orientada e iluminada para andar en verdad, justicia y paz. Así estaremos preparados para en cualquier momento de nuestro camino encontrarnos con el Señor.

Pero, si no parece muy difícil decirlo o manifestarlo, otra cosa diferente es vivirlo cada día. Hay muchos tropiezos y dificultades y la vida se endurece en muchas etapas de nuestro camino. Nuestra naturaleza humana es débil y fácil de tentar y está expuesta a seducciones de todo tipo, desde el mundo, la carne y, sobre todo, el demonio, que trata, disfrazado de verdad, engañar con la gran mentira que él mismo significa.

Por eso, la parábola del Evangelio de hoy nos anima a estar vigilantes y a tener nuestra lámpara prepara y provista de suficiente aceite para cuando el Novio llegue. Pidamos esa Gracia, esa capacidad y fortaleza para que podamos sustentarnos y sostenernos firmes en practicar la justicia, vivir en la misericordia y confiar por la fe en el Señor.

¡Oh, Señor!, te pedimos que nos llenes de sabiduría, de ánimo, de ilusión, de fortaleza y de esperanza para, a pesar de nuestras desilusiones y desesperanzas, superemos siempre las dificultades y sepamos encontrar ese buen camino, que Tú nos señalas y nos conduce a esa felicidad que, quizás desorientados por las seducciones y tentaciones del mundo, buscamos en otros lugares. En Ti, Señor, confiamos. Amén.

jueves, 30 de agosto de 2018

LA DUREZA DE LA VIGILANCIA

Resultado de imagen de Mt 24,42-51
No es fácil permanecer atento, el mundo tiene muchos recursos para distraernos y nuestra naturaleza demanda también distracción. Somos humanos y necesitados de apetencias que satisfagan nuestros instintos primarios tanto carnales como sensitivos y de ocio. El demonio tiene muchas cartas a su favor y, a menos que nos descuidemos, termina con nosotros.

Por eso necesitamos estar permanentemente unidos al Señor. Y eso lo conseguimos a través de la oración y los sacramentos, especialmente la Penitencia y la Eucaristía. Necesitamos purificarnos con frecuencia - penitencia - y alimentarnos de Pan Eucarístico que nos fortalece espiritualmente y nos da la capacidad de perseverar y pertrecharnos contra las amenazas del demonio. 

No podemos quedarnos aislados ni solos, ni a merced de nuestras débiles fuerzas, porque, de permitir esto quedaremos en manos del demonio y nos llevará a olvidarnos de nuestro camino y hora final. Entonces, sucederá lo que tememos, que no estaremos vigilantes ni atentos a la hora en que nos visitará el Señor. La hora más importante de nuestra vida. Quizás sea necesario pensarlo así, descubrir y tener muy presente que ese momento de nuestra muerte es el momento y la hora más importante de nuestra vida. 

No es la muerte, sino la hora del encuentro con el Señor. Es el instante de nuestra cita y en donde se nos revelará todo aquello que ahora no podemos entender ni descubrir. Por lo tanto, caminando con ese pensamiento viviremos en la esperanza de saber que cada día nos acercamos más al encuentro con el Señor y eso nos fortalecerá para permanecer vigilantes y atentos a vivir en su Palabra y su Voluntad. Pidamos esa Gracia, la de estar atento a nuestro encuentro con el Señor. Amén.

miércoles, 29 de agosto de 2018

UNIDOS AL SEÑOR

Resultado de imagen de Mc 6,17-29
Para dar testimonio y defender nuestra fe es necesario estar plenamente unido al Señor. Desde nuestro bautismo hemos recibido al Espíritu Santo, y en Él podemos encontrar toda la fortaleza y la sabiduría necesaria para defender y proclamar la buena Noticia de salvación. Incluso por encima del valor de nuestra vida. Juan es un testimonio de ello y muchos mártires más que han seguido el mismo camino.

Pero, nunca podemos enfrentarnos a ello sin estar llenos de Dios, que significa tener nuestro corazón rebozando de deseos de proclamarlo, de anunciarlo y de darlo a conocer a todos los hombres. Deseos que rebozan nuestro entusiasmo y nos capacitan, nos dan fuerza y ánimo para anunciarlo y proclamarlo. Deseos que nos llenan de sabiduría y de esperanza y nos llenan de alegría y, de justicia, de misericordia, de fe y amor.

Sólo con esas fuerzas podemos anunciar al Señor. Y las tomamos del contacto a diario con Él. Las tomamos del alimento de la Eucaristía de cada día o cada domingo. Las tomamos de la confesión con regularidad, de la oración constante y diaria, del trato íntimo con el Señor. Y con el auxilio del Espíritu Santo, que nos asiste y nos fortalece con sus dones y frutos.

Sería disparatado y absurdo querer emprender esa labor sólo con nuestras fuerzas. Necesitamos estar llenos de Dios y seguir sus impulsos y señales. Quizás todos no podemos ser Juan Bautista, ni tampoco Pedro u otros, pero si podemos ser buenos hijos de Dios y dar todo lo que Él quiera y haya pensando de nosotros. Esa es nuestra disposición, ponernos en su Manos para hacer su Voluntad, tal y como dijo e hizo nuestra Madre María. Pidamos esa Gracia al Señor. Amén.

martes, 28 de agosto de 2018

AMENAZADOS POR EL MUNDO

Resultado de imagen de Mt 23,23-26
No es fácil escapar a las seducciones del mundo. Estamos inmerso en él y nos puede, porque es superior a nuestra fuerzas. O dicho de otra forma, somos débiles y estamos inclinados, por nuestra naturaleza humana, a ceder a su poder de atracción. No podemos atrevernos a enfrentarnos a él nosotros solos. Necesitamos la fuerza del Espíritu Santo para poder rechazar todas esas tentaciones y seducciones que el mundo nos presenta.

Por eso, conscientes de nuestra pequeñez, nuestras debilidades y nuestros pecados necesitamos estar muy unidos a Espíritu Santo y, puestos en sus Manos, dejarnos guiar por Él para superar todas esas tentaciones que nos amenazan por alejarnos de nuestro Padre Dios. Necesitamos, y eso pedimos, ser perseverantes y fuertes en la oración; necesitamos ser constante y asiduos al alimento espiritual del Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesús; necesitamos estar en contacto con la comunidad y ayudarnos mutuamente. Necesitamos no quedarnos solos.

Y eso, Señor, es lo que te pedimos desde este humilde rincón, que no perdamos el norte de nuestra vida que eres Tú y que, a pesar de la vorágine en la que estamos inmersos, sepamos guardarnos, apartarnos y resistirnos a las tentaciones que nos salen a nuestro encuentro. Danos la sabiduría de saber soportar los obstáculos y de ser pacientes y nunca desesperar.

Y, sobre todo, vivir en la humildad tratando de vernos interiormente con la buena intención de limpiar toda impureza que nos amenaza, nos inunda y nos contagia, para, limpios y purificados, ver el mundo con ojos buenos, comprensivos, humildes, pacientes, justos, con amor y con fe en Ti, Señor, Camino, Verdad y Vida. Amén.

lunes, 27 de agosto de 2018

UNA MISÓN MUY DELICADA Y PELIGROSA

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No es nada fácil erigirse en proclamador, porque la Verdad proclamada nos sobrepasa y es superior a nuestra inteligencia y sabiduría. Hablamos de la Palabra de Dios, esa Palabra revelada por nuestro Señor Jesús, el Hijo de Dios hecho Hombre y bajado del Cielo para darnos a conocer el Amor de su Padre y lo que nos quiere a cada uno de nosotros. También sus hijos y coherederos con su Hijo Jesús, de su Gloria - Rom 8, 14-17 -.

No jugamos con cosas u objetos, son personas a las que podemos confundir llevados por nuestras ambiciones personales, nuestros apegos, apetencias e incluso creencias arraigadas por nuestros egoísmos y vanidades. Somos pecadores y no podemos perder de vista nuestra fragilidad y las seducciones y peligros del mundo en que vivimos. Estamos expuesto a ellos y necesitamos estar muy unidos al Señor y en Manos del Espíritu Santo todo instante de nuestra vida y latir de nuestro corazón.

Vivir la Palabra es tratar de interpretarla desde la Luz y la Acción del Espíritu Santo, sin poner nada de nuestra sabiduría humana sujeta al error. Es dejarse llevar por la Luz del Espíritu Santo y no por nuestro espíritu y nuestra personal doctrina. No se trata de lo que nos gustaría, sino de lo que realmente es según la Palabra de Dios. No se trata, pues, de interpretar tu propia verdad sino la de Dios, porque la tuya y la mía son diferentes y no llegan a comprender ni interpretar la de Dios. 

Por lo tanto, pidamos la Luz del Espíritu Santo y tratemos de dejarnos guiar por su Palabra, que cada día nos alumbra el camino y nos orienta a saber discernir y caminar a la Luz de la acción del Espíritu de Dios. Amén.

domingo, 26 de agosto de 2018

LAUDES (Del domingo 26 de agosto)

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HIMNO

Es domingo; una luz nueva
resucita la mañana
con su mirada inocente,
llena de gozo y de gracia.

Es domingo; la alegría
del mensaje de la Pascua
es la noticia que llega
siempre y que nunca se gasta.

Es domingo; la pureza
no solo la tierra baña
que ha penetrado en la vida
por las ventanas del alma.

Es domingo; la presencia
de Cristo llena la casa:
la Iglesia, misterio y fiesta,
por él y en él convocada.

Es domingo; «este es el día
que hizo el Señor», es la Pascua,
día de la creación
nueva y siempre renovada.

Es domingo; de su hoguera
brilla toda la semana
y vence oscuras tinieblas
en jornadas de esperanza.

Es domingo; un canto nuevo
toda la tierra le canta 

al Padre, al Hijo, al Espíritu, 
único Dios que nos salva. Amén.

sábado, 25 de agosto de 2018

A LA LUZ DE LA VERDAD TODO SE DESCUBRE

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Puedo vivir en y de apariencias, pero tarde o temprano todo queda al descubierto. No importa lo mucho que hagas o valgas, sino la recta y buena intención con que te muevas a hacer lo que realmente haces. Y, fundamentalmente, por quien lo haces. Porque, si es por alguien a quien le debes favores y te sientes comprometido, estás ya pagado. Si, en cambio, es para lucirte y que te vean y hablen bien de ti, lo mismo, estás ya pagado. Y si buscas la fama o el éxito, otro tanto lo mismo. 

Sólo vale por Jesús y por verdadero amor - ágape - tal y como Él te ha amado. Él es el móvil que te mueve a actuar y a perseverar. Él es la referencia y el modelo que nos marca la pauta y el camino a seguir. Él es el único Camino, Verdad y Vida. En Él encontramos el testimonio que buscamos. El testimonio verdadero y la verdadera, valga la redundancia, vida. 

Él es el verdadero Maestro a quien debemos seguir y en el que descansamos de todas nuestras fatigas, problemas, agobios y dificultades. Por eso, Señor, una vez más te pedimos que nos transformes desde dentro, del interior de nuestros corazones dándonos un corazón nuevo, suave, humilde, bueno y compasivo para amar a todos los hombres tal y como Tú los ama.

Líbranos de la tentación de creernos más y mejores que nuestros hermanos y de erigirnos en jefes y maestros de otros. Y también de poner cargas en sus hombres evitando nosotros mover un dedo ni cargar nuestros hombros. Por eso, Señor, insistimos en que nos cambie nuestros corazones enfermos y endurecidos en unos corazones como el Tuyo. amén.

viernes, 24 de agosto de 2018

DA POR SEGURO QUE EL SEÑOR TE LLAMA

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.

No sería razonable ni de sentido común que el Señor te haya creado para, ahora, dejarte sólo. ¿te puedes imaginar algo así? ¡Hombre!, puedes justificarte alegando que no te ha creado y que existe por casualidad o por un chispazo energético que hizo este mundo tan ordenado, tan complejo pero tan bien construido. Pero, de una forma u otra, tú estás presente, eres una realidad y existe. Puedes tocarte y comprobar que no estás soñando.

No hay otra alternativa, Alguien muy grande y poderoso te ha creado. Podrás identificarlo como quieras, pero ese Ser que te ha creado, te ha creado, valga la redundancia, para que seas feliz eternamente. No se entiende de otra manera más inteligente. Porque, tú y yo tenemos inteligencia y buscamos ser felices y eternos. Y eso lo tienes en tu buzón de voz dentro de tu corazón. Te está sonando constantemente y repetidamente. No cesa, estás llamado a la felicidad eterna.

Y en el mundo no la encuentras. Posibemente, a Natanael y muchos otros, también Felipe. les ocurriera lo mismo. Jesús te llama, pero necesitas que tú te acerques y que hables con Él. Necesita desmenuzarte lo que tú piensas y decirte que Él es tu respuesta y tu objetivo. Porque, lo que buscas está en Él. Es realmente ese Camino, esa Verdad y esa Vida que andas buscando equivocadamente por otros lugares donde no se encuentra. Acercate y verás. Fue eso lo que le dijo Felipe a su amigo Natanael. Y lo que yo también te digo a ti, amigo, que quizás leas esta humilde reflexión.

Sólo el Señor nos llenará ardientemente y plenamente. Él es la Luz que nos ilumina y nos orienta y nos da la plenitud gozosa de vivir eternamente. Confiemos en su Palabra y acerquemonos para escucharle. No nos defraudará, porque nos ha creado para darnos la Felicidad Eterna. Amén.

jueves, 23 de agosto de 2018

ANDAMOS CIEGOS POR LA VIDA

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Es cuestión de preguntarnos que nos pasa, porque nos conducimos por la vida como ciegos que no sabemos a dónde vamos ni que buscamos. ¿Acaso alguien piensa que se va a quedar aquí para siempre? ¿Cree que este estado se puede mantener? ¿Y que de eternizarse el mundo resistiría tanta demanda de vida para subsistir? Es obvio que todo tiene que cambiar y ser de otra forma, luego no podemos dejar pasar la oportunidad de indagar y buscar sobre la trascendencia de nuestra vida.

Hoy, Jesús, nos habla de una invitación a un banquete de boda. Es una invitación al reino de Dios y, a pesar de nuestros rechazos, insiste e insiste. Dios no se cansa y su paciencia es ilimitada, pero, ese no es el problema. El problema es que a ti y a mí se nos acaba el tiempo, y... ¿qué pasará después?

Conviene tomarse en serio esta Palabra del Señor. Esta Palabra que nos habla de una buena Noticia. La Noticia de la Salvación, a la que no podemos responder como nos plazca y como nos apetezca. Hay que revestirse de la Vida de la Gracia. Ese traje nuevo que tomamos en el Bautismo y nos limpia para una vida nueva. Necesitamos responder a la invitación que nos da el Señor y revestidos con su Palabra y con las obras en el Espíritu Santo acudir a su llamada para, alimentados con el banquete de la Eucaristía, llenarnos de esa vida nueva que es la Vida Eterna.

Pidamos con insistencia abrir nuestros oídos y escuchar la invitación que Dios, nuestro Padre, nos hace cada día. Vivamos con alegría esa invitación y, fortalecidos en su Espíritu, perseveremos y acudamos apresurados a su invitación llenos de su Palabra y fortalecidos en sus obras. Amén.

miércoles, 22 de agosto de 2018

¿SABES QUÉ BUSCAS?

Imagen relacionadaRealmente, ¿te has parado a pensar que buscas realmente? Porque, tu tiempo, tampoco el mío, se detiene y, aunque a veces con pausa y muy lentamente, sigue siempre avanzando sin parar ni siquiera un instante. Y, mientras caminas, ¿no observas a tu derredor que ocurre? No ves que tus padres se hacen viejo; no ves que tus abuelos ya se han ido, y quizás muchos de los amigos de tus padres están marchándose. ¿Qué piensas al respecto? 

¿Crees que tú te vas a quedar, o estás resignados a irte como ellos sin encontrar lo que buscas? ¿Piensas que ellos encontraron lo que buscaban? Supongo que tú, igual que yo, buscas la felicidad. Y eso significa experimentar deseos de paz, de sosiego, de sentirte gozoso y feliz hasta el punto de no desear nada más. Algo así como decir, con esto tengo y me basta y ya no necesito seguir buscando. ¡Soy tan feliz que me planto!

Esto, en el tiempo que llevas caminando, ¿crees que lo puedes encontrar en las cosas que este mundo te ofrece? ¿Piensas que el dinero, el poder, el éxito, la riqueza, la fama, el placer, el sexo y todo los que quieras buscar te pueden hacer feliz? ¿Crees que la muerte, lo más cierto que sabes, la puedes borrar con ese disfrute en el que tú piensas? ¿Y qué compensa vivir así para luego morir? 

¿Crees que todas esas cosas, en el supuesto que las puedas conseguir, te darán sólo felicidad, o que también te harán sufrir y padecer? ¿Qué experiencia tienes a todo el tiempo que llevas vivido? ¿No te parece interesante y hasta merecedor de vivir esa experiencia aceptando esa buena invitación a trabajar en la Viña del Señor? ¿No crees que experimentarás otra forma de ver la vida y una gran esperanza de encontrar lo que realmente buscas?

Posiblemente estés sometido y esclavizado por las cosas que ves y que piensas que pueden darte una vida mejor, pero, el tiempo pasa y no se ven esos efectos que tú buscas. Abre tus ojos y prueba a ver lo que ocurre en esa Viña donde te invitan a participar y trabajar. Quizás esos frutos te darán la clave de lo que buscas. Oremos para que así suceda. Amén.

martes, 21 de agosto de 2018

LÍBERAME DE LA ESCLAVITUD DE MIS APEGOS

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No puedo librarme de la esclavitud de mis apegos. Mi humanidad me secuestra y me somete. Cada día es una batalla campal contra mi mismo. Me siento esclavo de mis gustos, de mis apetitos, de mis apetencias y apegos. No puedo liberarme de ellos y no me siento libre. Son las riquezas que anidan en mi corazón y encadenan mi voluntad secuestrando mis buenas intenciones y forzándome a buscar mis gustos y mis satisfacciones.

Me doy cuenta, Señor, que te necesito y que sin Ti nada puedo. Suplico tu Gracia y tu Fuerza para poder superar mis vicios, mis apetencias, mis apegos y mis satisfacciones y, desapegado, darme generosamente a los demás y a hacer tu Voluntad. A veces, Señor, las riquezas de mi corazón están escondidas en mis proyectos y mis planes, que antepongo a los tuyos. 

Muchas veces no es el problema el dinero, sino mis egoísmos y mis ideas. Muchas veces son ellas las que me hacen ensoberbecerme y entregarme a sus placeres olvidándome de los demás. Es una batalla de cada día para la que necesito tu Gracia, Señor. Por eso, te pido fuerzas y sabiduría para saber sostenerme firme en tu presencia y resistirme a las apetencias de mis gustos y satisfacciones. 

No quiero quedarme en el mero cumplimiento de preceptos y normas, sino ir más allá de lo que el amor me exige y me llama. Quiero darme en la totalidad de mis fuerzas y mis cualidades y eso, aunque a veces me cuesta y me cansa, sé, Señor, que contigo puedo superarlo y soportarlo. Por eso, desde lo más profundo de mi corazón te confieso, Señor, que quiero seguirte e irme desapegando de todo aquello que me separa de Ti. Amén.

lunes, 20 de agosto de 2018

SÓLO DIOS ES BUENO

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Nadie alcanza la bondad de Dios. Sólo Dios es bueno y, nosotros, pecadores y limitados tenemos y debemos  esforzarnos en imitarle como los niños imitan a sus padres. Imitarle adheridos a Él y asistidos por su Gracia. Para eso se ha quedado el Espíritu Santo, recibido en nuestro bautismo, y por el que recibimos los dones para dar los frutos que nos abrirán las puertas del cielo.

No podemos, pidamos al Señor esa sabiduría y fortaleza, quedarnos en simples y meros actos de cumplimientos. Sin ninguna duda que el decálogo nos marca un camino y nos orienta a darle una buena actitud e intención a nuestros actos, pero no a marcar un límite de nuestro amor y quedarnos tan tranquilos. Nuestro amor no tiene fondo ni profundidad. Está siempre creciendo y lo hace en la medida que tratamos de amar como nos ama el Señor.

En Él estaremos siempre, por su Gracia, creciendo y siendo cada día más perfectos, a pesar de nuestros retrocesos, nuestras caídas y pecados. La Misericordia de Dios es Infinita y siempre que nosotros estemos dispuestos a levantarnos y comenzar, el Corazón del Señor se hace pura y grande Misericordia que nos acoge y nos perdona - Lc 15, 11-32 - y nos fortalece para continuar y seguir la lucha. Porque, este mundo es un constante y peregrino camino de lucha cada día.

Seguir al Señor es postergar todo lo que nos impide verle cuando levantamos la mirada; seguir al Señor es apartar, como si por un bosque camináramos, toda hierba y matorral que nos impiden ver la huella que nos señala el Señor. Seguir al Señor es tenerlo, desde que nos levantamos hasta que volvemos a cerrar los ojos en el sueño, como la principal prioridad a seguir y a hacer vida en nuestra vida. Seguir al Señor es reconocer nuestra pobreza y nuestras limitaciones y suplicarles que nos dé la Gracia y la Fortaleza para nunca perderlo de vista.

Por eso, Señor, en este momento y desde este rincón de oración, elevamos nuestras plegarias para pedirte y suplicarte que llenes nuestros pobres y limitados corazones de sabiduría, de fortaleza, de humildad y de capacidad de servicio por amor. Amén.

domingo, 19 de agosto de 2018

UN ALIMENTO DE CADA DÍA

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Es posible que no puedas celebrar la Eucaristía cada día y recibir el alimento de Vida Eterna, pero no deje nunca de comerlo cada semana, aunque no pueda ser el domingo por circunstancias de trabajo, si algún día de la semana. La Eucaristía es la Vida de la Gracia y el alimento que nos va haciendo mejores cada día.

Pero, si puedes tomarlo cada día, ¡hazlo!, porque no hay alimento para el espíritu mejor. En la Eucaristía es el mismo Jesús que se nos da y comparte su Vida con la nuestra; su Gracia con la nuestra. Eso sí, siempre en el esfuerzo de tomar conciencia que el Señor se hace presente y se nos da realmente. Pero, sin más preocupaciones que la de unos niños que creen en su Padre y tratan de imitarle en su vida diaria. Para ello necesitan conocerle y alimentarse de su Espíritu.

Es la fuerza de Jesús quien nos irá transformando en la medida que tú te entregues y te dejes transformar. Porque, eres libre y de ti depende la decisión de creer en Jesús y tomar ese alimento de Vida Eterna que Él te ofrece y te da gratuitamente. No hay que asustarse ni preocuparse, porque el Señor sabe de lo que somos capaces, conoces nuestras cualidades y talentos y no nos exigirá más de lo que podemos dar.

Nosotros, como buenos hijos, obedientes y dispuestos a esforzarnos en todo lo que Él nos vaya indicando e iluminando.  Es verdad, como nos decía ayer el Evangelio, tenemos que ser como niños que obedecen, imitan y se fían de sus padres. También nosotros, abajándonos con verdadera humildad encontraremos el camino con Jesús. Porque, Él es el único y verdadero Camino, Verdad y Vida. Amén.

sábado, 18 de agosto de 2018

INDEFENSOS COMO NIÑOS

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La arrogancia y la suficiencia nos juegan malas pasadas. Encienden nuestra soberbia y suficiencia y nos ensoberbecen cegándonos hasta el punto de creernos capaces de bastarnos por nosotros mismos. Sin darnos cuenta hemos dejado endurecer nuestros corazones. El mundo, sus tentaciones y seducciones nos han alejado de Dios y cerrados herméticamente a su Gracia.

No cabe ninguna duda que tendremos que despojarnos y vaciarnos de toda inmundicia y de todo aquello que contamina nuestro corazón, para, limpio y puro, abrirnos a la Gracia de dios y, abajados humildemente, hacernos niños sin concepciones ni derechos adquiridos. Porque, esa es la esencia del ser niño, no han tenido tiempo en sus vidas para creerse con méritos y derechos adquiridos. Están a merced de los demás y de, por supuesto, la Gracia de Dios, que los protege y los cuida.

Todo lo reciben gratuitamente, tanto de sus padres de este mundo, cuando no ocurre lo contrario, y, sobre todo, del Padre del Cielo. Es el Señor quien les abre los brazos y los defiende y los pone como ejemplo. Porque, los niños están abandonados en las Manos del Señor. 

Cuando seamos capaces de comprender que no tenemos méritos ni derechos, sino, que y por la Misericordia de Dios nuestro viejo, sufrido corazón, endurecido y contaminado por las tentaciones y seducciones de este mundo sea transformado en un corazón suave, humilde y abierto a la Gracia de Dios como el de un niño, estaremos en el camino del reino de los cielos.

Pidamos al Padre del Cielo que transforme nuestros corazones viejos y endurecidos por el pecado en unos corazones de niños necesitados del auxilio del Padre. Amén.

viernes, 17 de agosto de 2018

CUANDO CREO QUE SÉ MÁS QUE DIOS

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.

Eso ocurre en muchos momentos de mi vida. Creo que mis planes son mejores que los que me propone Jesús y me cierro a su Palabra. ¿Por qué no voy yo a repudiar a esta mujer o a este hombre con el que ya no me satisfago? ¿Por qué Dios me prohibe lo que yo quiero hacer? Se impone la satisfacción personal, es decir, el egoísmo.

Y cuando no me gusta alguien y no colma mis satisfacciones, lo mejor es huir y borrar esa unión de mi vida. Ahora, la pregunta que flota en el ambiente inmediatamente es, ¿es eso justo? ¿Te gustaría a ti pasar por eso? ¿Es el matrimonio tan poco serio para tomárselo de esa forma? ¿Con qué intenciones has ido al matrimonio y cuáles son tus responsabilidades? 

Queda al descubierto claramente que se trata de un problema de ego y de intereses. Y cuando el matrimonio se trata desde ahí, no es un matrimonio sino una unión de intereses pasionales, económicos o de cualquier otro tipo. Por lo tanto, es una mentira que se quiere anular con otra mentira. Y cuando las cosas se hacen mal y de forma irresponsable suceden estos problemas. No hay otro problema que el propio de hacer las cosas mal y a la ligera llevados por los egoísmos y las satisfacciones sin importar nada más.

No se trata de prohibir ni de poner dificultades, sino de purificar y de medir realmente nuestro amor. Amar es un compromiso tal y como nos ama Dios, y cuando se ama se es responsable y se vencen todas las dificultades que brotan de la superficie de nuestra propia carnalidad. Es normal que eso suceda, pero amar exige renuncias, desprendimiento, olvido y morir a uno mismo para responder y darse a los demás. En este caso a la esposa o al esposo.

Y en esto es vital la presencia de Dios. Dios que está en el medio y que nos fortalece, nos une y nos purifica de nuestra esclavitud carnal que nos tienta y nos somete. Un Dios que nos ayuda y al que le pedimos la sabiduría para entender su Voluntad y su Amor - «No todos entienden este lenguaje, sino aquellos a quienes se les ha concedido. Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda».

jueves, 16 de agosto de 2018

UNA LUCHA DIFÍCIL CADA DÍA

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No es fácil perdonar. Es el caballo de batalla cada día porque todos estamos necesitados de perdón. Reconocer y confesar que somos pecadores conlleva necesariamente la necesidad de ser perdonados. Unas veces por distracción, otras por nuestra causa y otras por terceros, nuestras vidas está cargadas de errores y faltas de las que imploramos ser comprendidos y perdona- dos.

El perdón es algo consustancial a nuestra propia realidad. Nacemos ya en pecado y es con el bautismo con el que nos limpiamos por primera vez. Es nuestro nuevo nacimiento -Jn 3, 1-21- por el que quedamos incorporados a Cristo e hijos de Dios. Gozamos de la misma Vida de Cristo y sólo perdemos esa confesión con el pecado. Al que somos proclive a cometer.

Por eso necesitamos perdón y asistencia divina. Es la misión del Espíritu Santo que nos acompaña y nos auxilia para fortalecernos en la lucha diaria contra las seducciones y tentaciones del mundo que nos presenta el demonio. Y, tanto necesitamos el perdón, por y la Misericordia de Dios, que también nosotros ofrecer nuestro perdón y nuestra misericordia. Porque, para ser perdonados necesitamos nosotros perdonar.

Esa es la medida. Seremos perdonados en cuanto nosotros también perdonemos. O dicho de otra forma, mis pecados serán perdonados si yo también perdono los pecados de los otros. Y todos los pecados, porque si dejo uno ese tampoco me será perdonado a mí. La parábola que hoy nos presenta el Evangelio nos lo deja meridianamente claro.

Aprovechamos, Señor, para pedirte paz, sabiduría y fortaleza con el objetivo de saber, con serenidad y sosiego, cuándo y cómo tenemos que perdonar y cuándo y cómo soportar con fortaleza y paciencia las embestidas de aquellos a los que tenemos que ofrecer nuestro perdón. Danos, Señor, la Gracia y la paciencia divina para perdonar como Tú nos perdonas a cada uno de nosotros. Amén.

miércoles, 15 de agosto de 2018

MARÍA, MADRE DE DIOS

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Te quedas con la boca abierta cuando tomas conciencia que María, esa joven sencilla, humilde y tan normal fue elegida para ser nada más y nada menos que la Madre de Dios. María, de la que hoy la Iglesia católica celebra su Asunción a los cielos, dogma de fe que todo cristiano acepta y cree de forma absoluta. Y es que es tan normal y lógico que sería un disparate absurdo no creer o pensar lo contrario.

Estaba ya en el ambiente y aceptado por todo cristiano. ¿Cómo no va a llevar y a pedirle al Padre que suba al Cielo a su Madre? ¿Hay algún hijo que no quiera para su madre lo mejor? Y es que somos tan pequeños que no nos cabe en la cabeza que una mujer tan sencilla, humilde y entresacada del pueblo sea elegida para ser la Madre de Dios.

¿Qué méritos puede haber hecho María?¿Es qué podemos hacer méritos para merecer algo delante de Dios? La elección de María y la del pueblo de Israel, como pueblo de Dios, no podemos entenderlo. Al menos a mí no me cabe en mi pobre y limitada cabeza. Sin embargo, algo tuvo y tiene María para ser elegida Madre Dios, y también Madre nuestra. Destaca su humildad y su obediencia. Humilde para, siendo la Madre de Dios, permanecer al mismo nivel que los pobres y los pequeños, los preferidos de su Hijo. Humilde y sencilla para, no esperar ser servida, sino estar disponible a servir.

Y, sobre todo, confiada en la Voluntad de Dios. Un Dios al que somete libremente su voluntad y del que se fía según su Palabra. Y, María, entregada a la Voluntad de Dios queda llena de Gracia y de todas las virtudes que deben acompañar a la Madre de las Madres. 

En este día celebrativo, donde no hay ningún pueblo que deje de recordarte y proclamar tu grandeza, Madre, queremos pedirte que nos acompañes e intercedas por todos nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte, para que vivamos siempre en la presencia y en la Palabra de tu Hijo, nuestro Señor Jesús. Amén.

martes, 14 de agosto de 2018

ENCERRADOS EN NUESTROS PLANES

Resultado de imagen de Mt 18,1-5.10.12-14
Muchas veces no nos damos cuenta que tenemos los oídos y los ojos cerrados. Creyendo oír no oímos, y creyendo ver no vemos. No es nada nuevo, ya se nos ha dicho muy claramente en la Biblia - Mt 13, 13-14 - pero nosotros erre que erre. No aprendemos y seguimos ciegos creyendo que nuestros proyectos son mejores y los adecuados. Y tratamos, en consecuencia, educar a nuestros hijos al margen de lo que Espíritu Santo nos sugiere y nos señala.

Eso sí, los hemos bautizado, pero, ¿para qué si luego no le hacemos caso al Espíritu Santo? Y educamos a nuestros hijos para que sean mayores según nuestras ideas. ¿Y qué pensamos?, pues, que para ser de los primeros hay que estar preparado, saber mucho y tener varios títulos. Es decir, ser importantes y desempeñar cargos importantes. Lo pequeño lo dejamos para los pequeños.

Volvemos a meter la pata, porque, sin estar reñido con prepararse y conseguir la mejor formación y titulación, la grandeza se esconde en el servicio, en el abajamiento para, al mismo nivel que los más pequeños, servirles y atenderles en sus carencias más destacadas. La grandeza y los primeros puestos se esconden en ocupar los últimos puestos y los más bajos, porque cuando te quedas el último, para servir y por amor, estás realmente ocupando el primer puesto.

¿Qué nos enseñó Jesús? ¿No fue eso? Él, siendo el Primero y el más Importante, Creador de todo lo que se ve y no se ve, se abajó de tal manera que se hizo igual que el hombre, menos en el pecado, y todo para servirlo hasta el extremos de entregar su Vida para salvarlo. ¿Y tú y yo queremos seguirle haciendo lo que a nosotros se nos ocurre o creemos? Reconozcamos nuestra ignorancia y nuestros pecados y pidamos que, en el Espíritu Santo, nuestros corazones sean transformados y renovados en semejanza con el del Señor. Amén.

lunes, 13 de agosto de 2018

LA PUERTA QUE NOS LLEVA A UNIRNOS AL SEÑOR

Resultado de imagen de Mt 17,22-27
En cierta ocasión Jesús nos dice que tenemos que nacer de nuevo para poder reunirnos con Él. Nos lo dice cuando habla con Nicodemo -Jn 3, 4-5- respecto a la necesidad de nacer de nuevo para entrar en el reino de los cielos. La muerte no debe asustarnos tanto y eso explica la fortaleza de muchos - mártires - en los momentos de poner sus vidas en peligro de muerte.

Jesús nos anuncia también su Pasión y Muerte, y, a pesar de que la muerte siempre nos entristece, pues no podemos escapar a nuestra condición humana, el triunfo de la vida nos invade de alegría y de esperanza. Es esa sabiduría y esa esperanza la que hoy recogemos en nuestros corazones y, juntos, elevamos al Señor para que comprendamos la importancia de estar en Él cuando llegue ese momento glorioso de compartir nuestra muerte con Él.

Abramos nuestros ojos y entendamos que estamos salvados porque Jesús paga, como hizo con Pedro, los tributos que los hombres nos imponen. Somos hijos libres y el Señor no nos impone ningún impuestos. Ha venido a darnos la Gracia de la Salvación gratuita y nos salva siempre y cuando esa vestidura blanca de pureza que hemos recibido en la hora de nuestro Bautismos la mantengamos limpia, por su Gracia, en el camino de nuestra vida.

Y en Él lo haremos, por eso no caminamos solos sino acompañados del Espíritu Santo para que nada nos la pueda arrebatar. Si, Padre, en ti confiamos y junto a tu Hijo recorremos el camino de nuestra vida confiado en que, a pesar de ser crucificado y muerte Resucitará, para que también nosotros, a la hora de nuestra muerte, resucitemos. Amén.

domingo, 12 de agosto de 2018

SUJETOS A LA CARNE

Resultado de imagen de Jn 6,41-51
A veces cuando hablo con alguien que se resiste a creer saca a relucir lo que realmente no se puede explicar ni cabe en nuestra cabeza. Con cierta riza irónica se asombra de que pueda creer que el nacimiento de Jesús ocurrió de la manera que la Biblia lo describe. No entienden como una mujer virgen pueda haber dado a luz. Están pegados a la carne y a la sangre.

Por otro lado se agarran a la razón y no creen lo que no pueden entender o no han visto. Les gusta mucho eso de argumentar científicamente, pero, a pesar de eso, dan muchas cosas por hechas sin ninguna prueba científica. ¿Quién hizo el mundo? ¿Se ha hecho a sí mismo? ¿Quién ha puesto dentro de nosotros ese deseo de felicidad eterna? Y muchas preguntas más que los científicos no pueden responder.

La clave es Jesús. Ese es mi argumento principal. Aparece Jesús y con su Vida y sus Obras revela al Padre que lo ha enviado. Ese Dios creador del mundo presenta a su Hijo entre los hombres y, en Él, cumple todas sus promesas, y por Él, por los méritos de su Pasión y Muerte, nos rescata y redime para la salvación eterna. Él es el Pan que da Vida y que no muere. Hasta entonces todo lo que Dios había dado a su pueblo tras la liberación de Egipto era alimento perecedero que no da vida eterna. Ahora es otra cosa, este sí es el Pan verdadero que salva y da Vida Eterna.

Jesús es la salvación que el Padre nos había prometido y que nos lo presenta en el Jordán. Él lo explica todo y desde Él se entiende todo. Su Resurrección es el fundamento de nuestra fe. En Él dejamos todas nuestras dudas, nuestros inexplicables razonamientos, nuestras esperanzas y nos abandonamos en sus brazos. Porque, Tú, Señor, eres el Pan que nos salva y que nos das la Vida Eterna. Amén.

sábado, 11 de agosto de 2018

TU FE DARÁ LA MEDIDA DE TUS MILAGROS

Resultado de imagen de Mt 17,14-20
Para Dios no hay nada imposible. Es el Creador y dueño de todo lo visible e invisible. Por lo tanto, capaz de cambiar todo sólo con su pensamiento. Él ha creado las leyes gravitatorias y todo lo que el hombre ha ido descubriendo. Ha creado el cerebro del hombre y su pensamiento, y lo ha dejado libre para que pueda orientar su camino hacia su verdadero Hacedor.

Sin embargo, la soberbia y la avaricia del hombre le han perdido y le han enfrentado a su Creador, y así su naturaleza humana, antes salvada, ahora está sometida a la lucha de cada día contra su mayor enemigo - el Maligno - que le engaña y seduce con los aparentes placeres y satisfacciones de este mundo, que pronto desaparecen y vuelven a dejarle sediento y hambriento.

Necesitamos tener fe, pero una fe firme, sólida y sostenida en la oración, los sacramentos y la comunidad. Una fe que, injertada en Jesús, sea capaz de hacer el milagro de no dejarnos vencer ni engañar por las tentaciones del demonio. Una fe que crea que en el Señor podemos mover las montañas de nuestra soberbia, avaricia, orgullo, egoísmo e insolidaridad. Una fe que nos dé perseverancia y fortaleza ante las tentaciones del pecado. Una fe que nos levante cada día para continuar la lucha contra el mundo que quiere absorbernos y tragarnos. Una fe sostenida en el amor.

Tengamos fe a pesar de la oscuridad de cada noche y del amanecer de cada día. Tengamos fe, porque con el aclarar de cada día nace la esperanza de un mundo mejor, de una vida vivida en la verdad, en la esperanza y justicia de que todos los hombres puede amarse y construir un mundo como siente en lo más profundo de sus corazones. Una fe que nos haga soñar esperanzado en una Vida Eterna junto al Padre Eterno. Amén.

viernes, 10 de agosto de 2018

EL MIEDO NOS PARALIZA Y NOS INFUNDE DESEOS DE ABANDONO

Resultado de imagen de Jn 12,24-26 por Fano
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


No sería normal actuar con valentía y sin miedo; no sería normal responder con alegría y valor a todas las amenazas y peligros que, por Jesús, sufrimos y padecemos. Lo normal sería tener miedo, quedarnos paralizados y hasta pensar en abandonar. Antes que nosotros lo sufrieron sus apóstoles y discípulos y muchos más después que, llegado el momento, lo superaron respondiendo con fe a los peligros y amenazas y convirtiéndose en mártires al entregar sus vidas por defender su fe en Jesús.

El miedo nos paraliza y nos infunde deseos de abandonar. ¡Claro que sí!, no somos de hierro y sentimos miedo y dolor, pero, nuestra fe nos da valor, impulso y fortaleza para superar esos momentos inimaginables a los que, quizás en estos momentos,  nos somos capaces de enfrentarnos. Nunca perdamos de vista que el Espíritu Santo está con nosotros y en esos momentos también. Él no se retira ni huye ni se va. Está ahí y nos dará la fortaleza para soportar con valentía y entereza los momentos de entregar nuestras vidas como hizo nuestro Señor Jesús.

Es verdad, yo el primero, que experimentamos miedo y nos sentimos incapaces de padecer y dar la vida como tantos otros, ya mártir, la han dado por defender su fe. Pero, no perdamos la confianza y la fe que el Espíritu está a nuestro lado, no para vernos sufrir, sino para darnos vigor, valentía, valor, sabiduría y poner las palabras que necesitamos en nuestros labios para dar alabanzas y glorias al Señor. Claro, así todos seremos fuertes para dar nuestras vidas por el Señor.

Y así muchos la están dando hoy en la India, Nicaragua, Guatemala, Siria, Nigeria, el Salvador y otros lugares del mundo. Pidamos, unidos a todos los que sufren persecuciones y padecimientos por su fe, para que siempre seamos firmes y fieles, auxiliados por el Espíritu Santo, a confesar y dar la vida por el Señor. Amén.

jueves, 9 de agosto de 2018

LA FE ES FUNDAMENTAL

Resultado de imagen de Mt 25, 1-13
Ante el panorama que la vida nos presenta, da miedo. No se puede experimentar otra sensación. La verdad duele a los señores de la mentira e irán por ti a por todas. Tu vida estará, por consiguiente, en grave peligro a cada instante. Sigues los mismos pasos que Jesús  y su Pasión y Muerte se te hacen presente en tu vida. ¿Cómo tener valor para afrontar esta tragedia?

Hoy, celebramos el día de Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, que superó la prueba de sostener siempre su lámpara encendida y su alcuza bien llena del aceite de la Gracia. Siendo judía se convirtió al cristianismo y supo tener siempre bien cargada la lámpara del aceite de la Gracia para afrontar todas las calamidades que su identidad judía le preparaba en aquellos terroríficos tiempos de la Alemania Nazi. 

Entendió el valor del sufrimiento y del dolor y, por la Gracia de Dios, soportó todas las calamidades y dolores que la vida le fue presentando en plena unión con el Señor. Su lámpara estuvo siempre bien llena del aceite de la Gracia y respondió firmemente a la llamada del Novio. No se puede explicar de otra forma sino por la asistencia del Gracia de Dios el superar todos esos momentos cargados de sufrimiento y de dolor. Y movidos a redimir por medio del amor y perdón.

Posiblemente, pensemos que no somos capaces de superar tanto dolor, pero la Gracia del Señor supera todo eso y nos da la fortaleza necesaria para soportar la cruz que cargamos sobre nosotros. Pidamo al Señor que seamos lo suficientes atentos a no dejar nuestras lámparas sin el aceite de la Gracia y que permanezcamos vigilantes a su llamada siempre con nuestras alcuzas llenas del aceite que nos da la luz para caminar y vivir en su Palabra. Amén.

miércoles, 8 de agosto de 2018

EN TUS MANOS, SEÑOR

Resultado de imagen de Mt 15,21-28
Todos, al ser bautizados, recibimos al Espíritu Santo que nos acompaña a lo largo de nuestra vida auxiliándonos y fortaleciéndonos en la fe. Todos somos llamados, como hijos de Dios, a la Casa del Padre, pero no todos recibimos la misma misión y responsabilidad. Quizás, ahora empiezo a entender que muchos son los llamados, pero pocos los elegidos -Mt 22, 14-.

El reino de Dios viene para todos los hombres. Jesús lo deja claro en este episodio con la mujer cananea - «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos» -. Sin embargo, la fe lo cambia todo. Quien cree es salvado por la Gracia de Dios. Las Palabras de Jesús no dejan lugar a duda: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas»

Jesús ha venido para salvar a todos aquellos que creen en Él. La fe es la clave de la salvación, porque para seguir a Jesús y vivir en el esfuerzo de su Palabra aplicándola a su vivencia de cada día tendrá que tener fe. Quien cree vive lo que cree y creer en Jesús es creer en el amor. Un amor incondicional a todos, incluso a los enemigos.

¡Señor!, queremos creer en Ti. Queremos creer como aquella mujer cananea que no perdió las esperanzas de ser escuchada y atendida, porque su fe le decía que Tú, Señor, quieres y buscas la salvación del hombre. Si bien dejas un margen para que el hombre te dé pruebas de su fe. Una fe que, como fe que es, necesita pasar por pruebas para demostrar que realmente existe.

Danos, Señor, esa fortaleza y esa fe firme para, superando todos los obstáculos que en nuestras vidas se presenten, no desfallecer y seguir tras tus pasos esperando tu salvación. Amén.

martes, 7 de agosto de 2018

ESPACIOS DE PAZ Y SOSIEGO

Resultado de imagen de Mt 14,22-36)
La luz no se puede ver sino en los momentos de paz y sosiego. El silencio es el espacio donde nos encontramos con Dios y desde Él volvemos a la lucha y a la batalla de cada día. Precisamente, la oración de este mes de agosto de la Conferencia Episcopal reza por "todos los cristianos, para que con su testimonio de vida y con su palabra, anuncien el Evangelio de Jesucristo en las actividades de cada día: familia, trabajo, ocio.

Y ese testimonio de vida y anuncio de la palabra necesita oración y silencio para escuchar lo que Dios nos dice. Todos buscan al Señor porque piensa que serán curados, y hoy, también le seguimos con el mismo propósito, para que nos cure. Sin embargo, debemos darnos cuenta que Jesús, el Hijo de Dios, no ha venido para curarnos transitoriamente, sino para siempre. Ha venido a salvarnos y eso es lo que debemos buscar con fe y confianza.

Vemos signos y milagros que nos asombran y que nos descubren que realmente Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías enviado para salvarnos, pero no todos, al parecer creen. Muchos se obstinan en exigir razonamientos que ellos no pueden entender. No nos cabe en nuestra cabeza que podamos camina por las aguas; tampoco lo de la encarnación; menos lo de la Resurrección. Así será difícil creer en Jesús. El Maligno lo tiene muy fácil.

¿Es qué si ha creado la tierra y las aguas, no puede someterlas? ¿Es qué si ha creado la vida, no puede resucitarla? ¿En y cómo pensamos? ¿Acaso un niño se resiste a todo lo que le dice su padre aunque no entiende nada? ¿Y no confía plenamente en que lo que le dice es para su bien? Démosle un margen de confianza al Señor, porque lo único que nos pide es que creamos en Él. Amén.

lunes, 6 de agosto de 2018

LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR (LAUDES)

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Himno

Transfigúrame,
Señor, transfigúrame.

Quiero ser tu vidriera,
tu alta vidriera azul, morada y amarilla.
Quiero ser mi figura, sí, mi historia,
pero de ti en tu gloria traspasado.

Transfigúrame,
Señor, transfigúrame.

Mas no a mí solo,
purifica también
a todos los hijos de tu Padre
que te rezan conmigo o te rezaron,
o que acaso ni una madre tuvieron
que les guiara a balbucir el Padrenuestro.

Transfigúranos,
Señor, transfigúranos.

Si acaso no te saben, o te dudan
o te blasfeman, límpiales el rostro
como a ti la Verónica;
descórreles las densas cataratas de sus ojos,
que te vean, Señor, como te veo.

Transfigúralos,
Señor, transfigúralos.

Que todos puedan, en la misma nube
que a ti te envuelve,
despojarse del mal y revestirse
de su figura vieja y en ti transfigurada.
Y a mí, con todos ellos, transfigúrame.

Transfigúranos,
Señor, transfigúranos.

domingo, 5 de agosto de 2018

¿DÓNDE ESTÁ NUESTRA FORTALEZA?

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Es curioso, pero basta una simple mirada para darnos cuenta de donde busca el mundo su fortaleza y poder físico. Las avenidas y lugares propios para pasear y correr se llenan a diarios, más los fines de semanas, por personas que hacen ejercicios. Todos quieren fortalecer sus músculos y vigorizar sus cuerpos. La salud es una de las prioridades del ser humano y la cuidan fortaleciéndola con el ejercicio. Y también con las dietas alimentarias.

Pero, la realidad es otra. Aunque todo eso no perjudica, al contrario, ayuda a fortalecer y cuidar nuestros cuerpos y a ello estamos obligados, no es la respuesta adecuada, porque, también sabemos que toda la materia se corrompe y se pudre. Nuestros cuerpos tendrán sus horas contadas, y si hay algo cierto es la hora de nuestra muerte donde nuestro cuerpo se corrompe. Por lo tanto, surge una pregunta, ¿qué estamos con tanto empeño y dedicación cuidar? ¿Algo que va, irremediablemente, a desaparecer?

No digo que no se cuide. Al contrario, debe cuidarse, pero no con tanto empeño o dedicación. Porque, lo que nos interesa es lo que va a quedar. ¿Y qué va a quedar? La respuesta la tenemos en el Evangelio de hoy: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello».

Eso es lo que hoy, Señor, queremos pedirte. Queremos ese alimento, ese alimento que nos satisface plenamente y nos da la Vida Eterna. Y queremos buscarlo siguiendo tus pasos, escuchando tu Palabra y tratándola, en el Espíritu Santo, de vivirla y hacerla vida en nuestra vida. Amén.