Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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sábado, 25 de septiembre de 2021

SERÁ INÚTIL TRATAR DE COMPRENDER, SOLO TE PIDO, SEÑOR, QUE NOS ILUMINE Y AUMENTES NUESTRA FE

 

Sé, Señor, que es problema de fe. Mi fe es débil y muy frágil. Necesito que la afirmes en mi corazón dubitativo y vacilante. Esa es mi primera petición. No puedo asimilar ese Infinito Amor que Tú me manifiesta, me revelas y me demuestra entregando a tu Hijo en una muerte de Cruz. No llego a entender tanto amor y si me empeño en buscar razones que puedan justificarlo, me pierdo y menos lo entiendo. 

No hay razones que puedan explicar lo que has hecho y lo que haces cada día, Señor. No se puede entender. Esa es la palabra que repito y repito desde lo más profundo de mi corazón. Solo te pido, Señor, que me ilumines y aumentes mi fe, porque quiero y necesito creer. Sin fe mi esperanza se debilita y se desvanece. Es entonces cuando el mundo, demonio y carne se aprovechan y atacan. Seducen con sus pasiones, con sus apetitos y sus ofertas concupiscentes. Y, solo, Señor, claudico y me someto a la esclavitud  del mundo, del demonio y la carne.

Por todo ello, Señor, utilizo este humilde rincón de oración para pedirte y suplicarte que me des el don de la fe, que ilumines mi mente y, sin más búsqueda de razones y por qué, enciende mi corazón y aumente mi fe para que todo mi ser y obrar descante en tu Cruz. En Ti, Señor, crucificado, muerto y Resucitado. Es ahí donde debe estar fijada y apoyada mi mirada y mi corazón. Amén.

viernes, 24 de septiembre de 2021

EN LA ESCUCHA DE TU PALABRA Y EN DIÁLOGO CONTIGO, SEÑOR, NOS MOSTRARÁS LA VERDAD.

 

 

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

No pierdas el tiempo en buscar donde no está la fe. Ni, tampoco, esperes a que otros te la puedan dar. Porque, ni tú solo ni otros pueden encontrarla y, menos, darla. La fe es un don de Dios que solo el Señor puede dar. Eso sí, otros pueden ayudarte, ponerte en camino, darte con su vida y palabra testimonio y provocar en ti ese deseo de búsqueda. Pero, solo en el Señor podrás encontrarla.

Posiblemente, por eso y para eso, tomando naturaleza humana se ha hecho como tú y como yo, y, poniéndose a nuestro lado ha buscado y provocado iniciar una conversación contigo y, también conmigo. ¡No desaprovechemos esta oportunidad y entremos en diálogo con Él! Nos espera y nos abre sus brazos y nos aclarará las dudas que tengamos. Sí, ten confianza y háblale.

Señor, sabes quién soy y como soy. Yo no te conozco bien y quisiera conocerte mejor. Descúbreme tu Rostro, Señor, y ayúdame a encontrarte en esos marginados, pobres y ciegos donde tú sueles y prefieres estar según nos dice. Yo también quiero estar contigo en esos lugares y con esos que Tú prefieres. Dame la Gracia de encontrarte y conocerte. Amén.

lunes, 13 de septiembre de 2021

¡SEÑOR, AUMENTA NUESTRA FE!

 

No me cansaré de pedirte y suplicarte, Señor, que aumentes mi fe. Porque, de mí fe dependerá que yo te siga, te obedezca y crea en tu Palabra. Porque, de mi fe dependerá que yo persevere, me sostenga ante las tempestades y continúe por tu Camino. No el mío, sino el Tuyo. 

Dame, Señor, esa fe como la de aquel Centurión que fue capaz de creer en tu Palabra y que, para que se realizará, la distancia no sería ningún impedimento. Dame fe, Señor, para que, aún, estando lejos de Ti pueda creer que estás cerca; para que, no viéndote, pueda sentirte y saber que caminas conmigo. Dame fe, Señor, para que tenga esa esperanza de saber que Tú me cuidas, me proteges y me señalas el camino que lleva a tu Casa y en la que me tienes preparada una morada.

Sí, Señor, quiero tener esa fe humilde, pobre, inocente como la de los niños sin madres, sin padres, indefensos y perdidos que claman a un Padre Dios bueno que los proteja y les de todo eso a lo que tienen derecho y el mundo les niega. Sí, Padre, en Ti quiero creer y, sabiéndome débil, pequeño e indefenso, te pido que me conserves la inocencia de seguirte y creer, como Padre que eres, que solo Tú me llevas a esa Casa donde me espera un Amor Infinito y Misericordioso para toda la eternidad. Amén.

sábado, 11 de septiembre de 2021

CULTIVA MI CORAZÓN, SEÑOR, PARA QUE DÉ FRUTOS BUENOS

 

Necesitamos estar en el Señor para que nuestro corazón, por su Gracia, sea un huerto donde los frutos que se cultiven sean frutos de amor. Reconocemos y sabemos que nuestra árbol - corazón - para seguir con el símil evangélico, es un árbol enfermo, contaminado por la mala tierra - pecado - y, en consecuencia inclinado a que su cosecha se mala, dé frutos malos.

Y nada podemos hacer si no contamos con el Labrador que nos pode, nos abone y nos riegue con el agua de la Gracia para que nuestra tierra, bien abonada, haga que las raíces de nuestro árbol - corazón - se hundan en la tierra y mueran para que den buenos frutos.

Por lo tanto, pidamos al Señor que convierta nuestra tierra en tierra buena y bien abonada. Pidamos, también, que nuestra fe y nuestras obras, consecuencia de nuestra fe, estén sedimentadas y apoyadas en Cristo, el Señor. Porque, Él, es la Roca que nos da fortaleza, nos sustenta y nos fija, por la fe, a resistir todas esas embestidas con las que el mundo trata de seducirnos y enfermarnos.

Pidamos al Señor que transforme nuestro corazón y que nos convierta en tierra buena, tierra de bondad que da buenos frutos. Y, también, que nos apoyemos en Xto. Jesús, Roca firme que sostiene nuestra fe contra todas las tempestades y tormentas que azotan nuestras raíces cristiana atacando y amenazando nuestra fe. Amén.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

FE, UN IMPULSO DE ABRIRME AL AMOR CON MAYÚSCULA

 

En el camino de nuestra vida, la experiencia nos sacude y despierta para que salgamos de esa comodidad instalada dentro de nosotros mismos. Crecemos en la fe, pero llega un momento - dudas y tentaciones - que nos cerramos e impedimos que nuestra fe avance y crezca. Los miedos, la incertidumbre e inseguridades nos paralizan. Y, por otro lado, nos sentimos instalados, cómodos y acomodados piadosamente en la rutina de cada día - nuestra piedad - y en nuestra relación personal con el Señor.

¿Qué nos sucede? ¿Quizás hemos llegado al final de la medida, tanto de nuestra fe como de nuestra santidad? Sin lugar a duda, la fe es un camino que solo terminará cuando se pare nuestro corazón. Mientras debemos seguir caminando, avanzando y creciendo. Y, sin dejar de pedirla, de llamarla, de buscarla, porque, la fe es un don de Dios. ¡Señor, aumentanos nuestra fe!

Sin dejar de pedirla ni un solo día, ni un solo instante. Danos, Señor, la fe que alimenta nuestra esperanza y fortalece nuestra voluntad para, a pesar de nuestras debilidades y pecados, nos sostengamos firmes y disponibles en y para seguir tus pasos sin desfallecer. Te pedimos que nos sostenga y nos llene de esa fortaleza para creer en tu Palabra y hacer tu Voluntad. Amén.

sábado, 7 de agosto de 2021

¡DANOS, SEÑOR, LA FE QUE NECESITAMOS PARA CREER EN TI!

 

Por nuestros propios medios no podemos creer. El Misterio del Señor no entra dentro de nuestra cabeza. Eso sí, podemos utilizar nuestra razón para entender que el Señor nos ha creado y nos ofrece esa salvación eterna que experimentamos y sentimos dentro de nuestro corazón. Pero, nuestra naturaleza es débil, fácil de someter por las seducciones mundanas y nuestras propias apetencias. Entonces, necesitamos el don de la fe para poder afirmar nuestra fe y creer, Señor, en tu Palabra.

Las pruebas a las que no somete este mundo nos exigen arriesgarnos, confiar y fiarnos del Señor. Su Palabra nos toca el corazón y nos dice que también nosotros pensamos eso y deseamos eso. Todos anhelamos encontrar la felicidad y la Vida Eterna. Es lo que no ofrece el Señor y, de buena gana, nosotros lo deseamos, lo queremos y lo buscamos. 

Cierto es que caminamos en un mar de dudas y no nos es nada fácil. Experimentamos tentaciones y seducciones de todo tipo y también por nuestras propias apetencias. Caminamos por un campo de minas: avaricias, ambiciones, egoísmos, concupiscencias, pasiones, riquezas, poder...etc. Sin una fe firme y fuerte en Ti, Señor, quedamos a la deriva y a merced del príncipe de este mundo.

Te pedimos, Señor, que nos des una fe firme, fuerte y grande para sostenernos con firmeza en tu Palabra y vivir de acuerdo con tu Voluntad. Danos, Señor, la perseverancia de permanecer fiel a tu Palabra y confiar en recibir de tus manos generosas ese inestimable don de la fe. Esa suficiente fe que necesitamos para mantenernos fieles y firmes a tu lado. Amén.

miércoles, 4 de agosto de 2021

ENCIENDE, SEÑOR, LA LLAMA DE NUESTRA FE EN NUESTROS CORAZONES

 

La fe no se presenta de improviso y sin ningún esfuerzo. Necesita tiempo y esfuerzo por nuestra parte. Así sucede en todas las cosas de este mundo. Salvo que el Señor disponga otra cosa, la fe que pedimos necesita insistencia y perseverancia. Y, sobre todo, un gran convencimiento y confianza de que a quien se la pedimos nos la puede dar. Y eso lleva tiempo y esfuerzo. No es cosa de unos días. El tiempo es la prueba y el testigo de que nuestra petición de fe va en serio, a pesar de que al Señor no le hace falta ese tiempo para saberlo.

Igual que el amor no se da ni se demuestra con palabras, la fe no se adquiere porque uno la pida. Solamente la puede dar Dios. Es un don gratuito que Dios nos regala. Pero, y ésta es la cuestión, Él sabe quien la pide con verdadera insistencia y perseverancia. La mujer cananea del Evangelio de hoy nos puede servir de ejemplo.

Pidamos con insistencia, con paciencia y perseverancia y, sobre todo, con fe para que el Señor prenda nuestros corazones del fuego de la fe. Tengamos confianza y no desfallezcamos y, al igual que aquella mujer cananea, siendo de la condición que seamos, insistamos y creamos que el Señor es Señor de todos, de buenos y malos; de cercanos y lejanos; de amigos y enemigos. En definitiva, de todos aquellos que están abiertos a recibir su Amor con mansedumbre y humildad, incluso debajo de la mesa donde se derrama lo que otros dejan caer.

Pidamos humildad, perseverancia y mucha paciencia para no desesperar ni desfallecer. Jesús, el Hijo de Dios, ha venido a salvarnos, a darnos plenitud de felicidad y Vida Eterna. Creamos, pues, que nos dará ese don de la fe para que podamos seguirle, obedecerle y vivir en plenitud su Palabra. Amén.

lunes, 26 de julio de 2021

DANOS, SEÑOR, UN CORAZÓN SENCILLO Y HUMILDE

 

Hay mucha gente que se queja porque no tiene fe. Otros, la exigen y se justifican que no la tienen porque no se la da Dios. Y otros ni la buscan ni la quieren. La fe es un don de Dios y solo Él nos la puede dar. Pero, al crearnos libre es nuestra responsabilidad el pedirla, el quererla, el buscarla y el abrirnos a su Amor. Para recibir nuestra fe, en última instancia, dependerá de nosotros. Dios, nuestro Padre, nos la da gratuitamente, pero, nos pone una sola condición: abrirnos a su Gracia.

Para ello, tendremos que pedir un corazón humilde, un corazón capaz de abrirse a esa Gracia y dejarse invadir por ella hasta el punto de que esa fe, sembrada en nuestro corazón, crezca y fermente llenándonos de esa fortaleza, de esa capacidad y ese amor para que seamos testimonios de la presencia del Reino de Dios en este mundo. 

Y con esa intención le pedimos al Señor, desde este rincón de oración, que transforme nuestro corazón y nos dé esa capacidad humilde de abrirnos a la fe para que, como si de un grano de mostaza se tratara, crezca en nuestro corazón hasta inundarlo plenamente. Amén.

lunes, 19 de julio de 2021

TÚ, SEÑOR, ERES EL HIJO DE DIOS

 

En nuestro bautismo hemos recibido al Espíritu Santo, y en El y por su Gracia, podemos proclamar la Divinidad de nuestro Señor Jesús, el Hijo de Dios Verdadero. Y lo podemos decir, a pesar de nuestras dudas, de nuestra naturaleza frágil y pecadora, por la Gracia del Espíritu Santo. Creemos en Ti, Señor, y reconocemos nuestros miedos, nuestras debilidades y nuestros pecados. Pero, a pesar de todo, nuestra esperanza está puesta en tu Palabra y en tu promesa de salvación.

Es verdad que nuestros corazones están llenos de dudas y nuestra fe se tambalea débilmente seducida por las tentaciones de este mundo. Es verdad que nuestra naturaleza busca y le apetece el poder, las riquezas, los placeres y, acomodados placenteramente, nos sentimos inclinados a discutir tu Palabra e incluso ponerla en duda. Por eso, muertos de miedo de tener que renunciar a nuestras apetencias, te exigimos pruebas que nos aseguren una vida mejor. ¡Falta de fe, Señor, en tu Palabra!

¿Qué podemos pedirte, Señor? Aumenta nuestra fe, Señor,  y danos un corazón dócil y confiado en tu Palabra. Disipa nuestras dudas y, a pesar de que nos acompañaran toda nuestra vida, danos esa fortaleza, sabiduría y voluntad para poder siempre soportarlas y superarlas. Nosotros, por nuestra parte, prometemos permanecer a tu lado y alimentarnos de tu Palabra, tu Cuerpo y tu Sangre en la Eucaristía.  Gracias, Señor. Amén.

lunes, 5 de julio de 2021

¡SEÑOR!, TE PIDO Y NECESITO QUE AUMENTES MI FE

 

 

El misterio de Dios nos sobrepasa. No cabe en nuestra cabeza y, solo por la Gracia de Dios podemos avivar nuestra fe. Pero, somos libres y, como consecuencia y responsabilidad de esa libertad, necesitamos poner algo de nuestra parte. Dios ha querido que nosotros tengamos la última palabra en cuanto a decidir nuestra elección: abrimos nuestro corazón a su Palabra y creemos en Él, o nos cerramos y le damos la espalda. Es decir, se trata de elegir la vida o la muerte.

De eso se trata, pedir la fe - don de Dios - para, poniendo todo lo que está de nuestra parte, abrirnos a su llamada de Amor, o, por el contrario, tomamos el camino por el que optó aquel joven rico del Evangelio cuando Jesús le invitó a seguirle.

Es cuestión de decidir, para eso, Dios, nuestro Padre, nos ha dado la libertad. Pero, no podemos olvidar nuestra naturaleza heridia por el pecado. Somos débiles y sometidos a esas seducciones del mundo, demonio y carne.  Por tanto, por nosotros mismos no podemos liberarnos del pecado. 

Si optamos por ese camino, nos equivocamos. Pidamos, por tanto, la Gracia para elegir bien con la seguridad de no equivocarnos. Es el único y verdadero camino que el mismo Jesús nos invita a caminar siguiéndole. Pues, nos dice: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

viernes, 23 de abril de 2021

EMBRIAGAME DE TU SANGRE, SEÑOR, QUE BAÑE TODO MI CUERPO

 

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

 

Tu Cuerpo y tu Sangre, Señor, alimentan mi cuerpo y mi alma. Deseo y quiero recibirte cada día y acudo a la Eucaristía con esa hermosa y santa intención. Soy consciente de mis pecados y los pongo en tu presencia limpiándolos con frecuencia en ese hermoso Sacramento de la reconciliación. 

Te pido, Señor, que mi humilde y mísero cuerpo se transforme y confunda con el Tuyo. Que mi sangre sea la Tuya y mi alma se asemeje a tu Espíritu. Porque, creo Señor, y eso te pido, que pueda sentir y experimentar, que cada momento Eucarístico mi ser queda configurado con el Tuyo y eres Tú quien vives en mí. Y eso es lo que quiero y te pido, que mi corazón se abra al Tuyo y deja actuar al Espíritu Santo para que mi ser y obrar sean, cada día, más parecido a Ti.

Creo, Señor, que en cada Eucaristía Tú estás presente y, aunque me cueste creerlo, yo lo creo a pesar de que mis sentimientos no puedan experimentarlo. Pero, mi fe, Señor, está ahí y mi corazón me dice que solo Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Sé que mi fe no es lo que me gustaría que fuera, pero, te doy gracias porque está presente en mi corazón y me conduce a Ti. 

Eso sí, Señor, experimento que sin Ti mi vida quedaría perdida, sin sentido y sin rumbo. Eso ya, me dice mi corazón, es fe, aunque sea poca e insuficiente, Pero, confío en Ti, Señor, y aprovecho esta ocasión para insistir y pedirte que aumentes mi fe. Hasta dentro de un momento en la Eucaristía. Hasta luego, mi Señor.

jueves, 22 de abril de 2021

TÚ, SEÑOR, ERES LA ROCA QUE ME SOSTIENE ERGUIDO

 

La fe solo se ve en el momento de la prueba. Es decir, cuando aparecen los obstáculos, las dificultades, incluso hasta el extremo de poner en riesgo nuestra propia vida, la fe se hace visible y se da verdadero testimonio de ella. Es el caso del protomárti Esteban, y de muchos otros que le han seguido hasta la fecha. Decimos y demostramos que creemos cuando en los momentos difíciles perseveramos y persistimos en la fe.

Sin lugar a duda, creer en Jesús exige demostrarlo, pues, no solo con decirlo se le sigue. No basta solo, aunque también es necesario, parecer, sino ser, y se con un compromiso coherente y responsable. 

Pero, siendo nuestra naturaleza débil, necesitamos encontrar el apoyo necesario para fortalecernos y sostenernos firmes en la fe. Una fe que solo sostendremos alimentados en la Eucaristía - Pan de Vida Eterna - en la que se nos ofrece Jesús, realmente presente bajo las especies de pan y vino.

Señor, te pedimos que nos des la perseverancia, la constancia y voluntad de sostenernos firmes en tu Palabra y seguimiento, alimentado siempre con ese Pan de Vida que Tú nos das, ofreciéndonos tu Cuerpo y Sangre. Amén.

domingo, 18 de abril de 2021

UN CAMINO ANGOSTO Y DURO

 

La dificultar por la que nos cuesta creer es, precisamente, porque el camino se nos inclina, se nos hace pesado y duro. Recorrerlo es remar contra corriente y aceptar padecer y hasta sufrir. En esas circunstancias, creer exige una fe firme y profunda. Y no es nada fácil. Además, la fe es un don de Dios que debemos pedir y esperar pacientemente a que el Señor, nuestro Padre Dios, no la conceda. Precisamente, la prueba, es confiar y esperar. Y creo que eso fue lo que sucedió con los apóstoles. A pesar de su incredulidad, ellos permanecieron, eso sí, asustados y llenos de miedos, reunidos y expectantes. Y, el Señor, respondió a esa espera.

Y es que Dios la da - fe - a aquellos que se fían de su Palabra. Incluso, a pesar de las dudas, de los pecados, de las huidas y traiciones, de las caídas y egoísmos. La da a aquellos que insisten, que la buscan, que quieren ser felices y descubren que el mundo no les puede dar esa felicidad que los llene plenamente. La da - la fe - a aquellos que perseveran y que le esperan. Así se le aparece a los apóstoles que, a pesar de sus dudas permanecen unidos y expectantes.

Señor, te pedimos que sostengamos esa expectativa de espera, de búsqueda y que perseveremos abiertos a tu venida y presencia para acogerte y abrirnos a tu fe. En Tí, mi Señor, pongo toda mi confianza para que me des esa fe que me mueva a buscarte como razón y alimento espiritual de mi camino, de mi verdad y mi vida. Amén.

martes, 30 de marzo de 2021

TAMBIÉN YO SOY CULPABLE

 

Jesús se entrega voluntariamente a una muerte de Cruz. Lo sabe, pues ya se la ha adelantado a sus discípulos - Mt 17, 23 - y, a pesar de ello, sigue adelante. Lo hace por amor y por ti y por mí. Nos ha rescatado del pecado y liberado del mal. Y se va a quedar para asirte de su Mano cada vez que tu debilidad te haga caer y te hunda en la perdición de este mundo. Pero, antes entregará su Vida, voluntariamente y por amor.

¿Y nosotros? ¿Seguimos igual? ¿No te remuerde la conciencia y te conforta el propósito de enmienda? Es posible que cada uno de nosotros también tengamoss una cruz. Y una cruz difícil de soportar, pero, ¡no tengas miedo!, en Él podemos superarla cargándola como Él lo hizo. Él nos lo ha prometido, quien cree en Él podrá - Jn 3, 15 - Y hay muchos que han creído en Él y lo han logrado. Su Resurrección es el signo y el fundamento de nuestra fe.

Jesús, con su Muerte y Resurrección, ha dado esperanza y sentido a nuestra vida. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. No hay otro camino que nos lleve a eso que en el fondo de nuestro corazón buscamos: gozo y felicidad eterna. Jesús nos lo promete. Él es esa fuente de felicidad que esperamos alcanzar, pero, para eso hay que caminar a su lado y seguirle viviendo en su Palabra.

Danos, Señor, esa fortaleza y esa esperanza de vivir cada instante de nuestra vida en tu Palabra y según tu Voluntad, no la nuestra. Aumenta nuestra fe y llénanos de tu Gracia. Amén.

domingo, 14 de marzo de 2021

¿A DÓNDE VAS? ¿HAS PENSADO QUE PUEDES SER FELIZ ETERNAMENTE?

 

Si de una cosa estoy seguro es que tú, yo y todo el mundo quiere ser feliz. Otra cosa es que muchos no se hayan detenido en algún momento a pesar que esa felicidad que buscan, que nunca encontrarán en este mundo, sí la pueden encontrar en la Cruz. Esa Cruz en la que Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, entregó su Vida por ti, por mí y por todos. Y no es ocurrencia mía ni de nadie, son sus propias Palabras que nos llegan hoy desde el Evangelio, Palabra de Dios: 

                         «Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por Él vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. 

Por tanto, está claro, pero necesitas fiarte de Él y, en consecuencia, creer en Él. Y si observas, no es tan difícil. Simplemente, tienes que detenerte y mirar tu interior para descubrir un deseo profundo de felicidad que, sería injusto no poder alcanzarlo. Puedes preguntarte, ¿quien ha sido tan poderoso y, tan malo a la vez, para poner ese deseo de felicidad en nuestros corazones y no ofrecernos la posibilidad de alcanzarlo?

Jesús nos saca de esa duda y tribulación cuando nos lo dice claramente hoy en el Evangelio - Jn 3,14-21 - y nos ofrece esa oportunidad de, creyendo en El alcanzar esa Vida plena y eterna. Dejémonos alumbrar por esa luz que, a pesar de sus cruces, nos llevan al camino único y verdadero de la Vida Eterna. Amén.

lunes, 15 de febrero de 2021

AUMENTA MI FE

 

Me doy cuenta que en muchos momentos de mi vida, las dudas aparecen siempre. Son dudas que nacen de mi propia naturaleza contaminada por el pecado. Y es que no podemos olvidar que somos pecadores, y eso significa que vivimos en el error y la hipocresía. El error de creernos capaces de entender a Dios y su Palabra y que podemos, con nuestra propia suficiencia, encontrar la luz, el camino y la verdad.

Jesús nos lo dijo claramente cuando nos invita a dejar el hombre viejo y nacer de nuevo - del Espíritu de Dios. Es decir, del Espíritu Santo que nos fortalecerá con la fe y la sabiduría que nos abre a la verdad y al amor de Dios. Reconozcamos, por tanto, nuestros pecados y dificultades que nos salen al paso en nuestra vida impidiéndonos encontrarnos con el Señor.

La tentación está presta y lista para abordarnos y seducirnos. Necesitamos confiar en el Señor y arropados en la comunidad y la oración encontrar la fortaleza, la luz y que nos guie al camino que nos lleve al encuentro con el Señor. Y eso es lo que hoy, como ayer hizo el leproso, pedirte, Señor, que nos limpies de nuestras propias lepras. La lepra de la duda; la lepra de la individualidad; la lepra de la negación e incredulidad y de tantas otras lepras que nos asaltan y nos tientan.

Danos, Señor, la perseverancia y firmeza de sostenernos fieles a tu Iglesia. Esa Iglesia que Tú dejaste constituida y formada en Pentecostés apoyada en tus apóstoles y que ha seguido caminando, con sus imperfecciones, pecados y errores, pero, siempre con la buena intención de servir y amar, como Tú le mandaste. Y que, guiada por el Espíritu Santo, los poderes del infierno no prevalecerán contra ella - Mt 16, 18 -.

sábado, 30 de enero de 2021

ABRE TU CORAZÓN A LA GRACIA DE DIOS

 

Ten fe y no te preocupes tanto por ti y tu vida, ni le pidas a Dios salud, vive en Él y estarás sano. Porque, estando con Dios estarás vivo, seguro y eternamente feliz. Él es el camino, la verdad y la vida, así que estando en y con Él todo se andará bien. Eso fue lo que experimentaron aquellos discípulos cuando, alarmados por la tempestad que se había levantado en el lago, apelaron a Jesús para que les salvara.

Y, Jesús, siempre está pendiente, aunque aparente dormir. Él ha venido a eso, a acompañarnos en nuestro camino. Sabe de nuestras debilidades y miedos y conoce nuestros errores y fallos. Sabe que necesitamos ayuda y se nos ofrece para enseñarnos el camino, la verdad y la vida. Y dependerá de nosotros no desaprovechar esa oportunidad.

 No nos empeñemos en crecer en la fe ni en tener fe. Simplemente, lo que tenemos que hacer es pedirla, porque, ¿no te has dado cuenta que no eres capaz - por mucho que sepas - de volver blanco ni un cabello de tu pelo? Se volverá blanco sin darte cuenta y sin que tú puedas remediarlo ni hacer nada. Todo es poder de Dios y a nosotros nos corresponde estar abiertos y disponibles a la gratuidad de su Gracia.

Todo depende de Dios y todo se hará por su Gracia. Por lo tanto, estar en su presencia y vivir en Él es la mayor seguridad de tu vida aunque se levanten todas las tempestades y peligros que nos puedan amedrentrar y atemorizar. Creamos en el Señor, sostengámonos firmes en Él y mantengamos nuestra fe perenne y perseverante. Para ello, pidamos y supliquemos que venga a nuestros corazones la fe en el Señor y, como prueba de nuestra disponibilidad e interés, vayamos en la barca de la Iglesia junto al Señor, confiados en que junto a Él superaremos la travesía de nuestra vida y llegaremos a buen puerto. Amén.

jueves, 14 de enero de 2021

GRACIAS, SEÑOR, POR TU COMPASIÓN

 

Gracias, Señor, por tu bondad y compasión. Gracias por limpiarme de mis lepras que paralizan mi vida y me amenazan con alejarme de Ti.  Necesito, Señor, estar cerca de Ti y dialogar - orar - contigo para hablarte de mis debilidades, de mis enfermedades, de mis problemas, dificultades y pecados. 

Dame, Señor, la Gracia de la esperanza para sostenerme siempre alejado del pecado que rompa mi amistad contigo. Límpiame, Dios mío, de mis lepras que me desgarran y me apartan de Ti. Y fortalece mi espíritu para que nunca viva establecido en el pecado y el desamor.

Yo, Señor, como aquel leproso, también te pido que me limpies y, con esa intención, esperanza y fe, me acerco a Ti confiando en tu Palabra y creyendo que si Tú quieres quedaré limpio. Gracias, Señor.

domingo, 3 de enero de 2021

ILUMINA TU RAZÓN CON LA ORACIÓN


No te empeñes ni insistas en entender con tu razón el Misterio de Dios. Primero, reconoce tu pequeñez y tu incapacidad para entender. El Misterio está por encima de nuestra capacidad. Sin embargo, puedes hacer una cosa, reza y pide luz y que aumente tu fe, y luego, posiblemente, el Señor te dará la luz que necesitas para que puedas entender.

Pero, ten en cuenta que primero se te exigirá creer como prueba de fe, Y será esa fe la que te irá iluminando para entender el Misterio que te sobrepasa. Por tanto, Señor, desde el reconocimiento de mi pobreza y pequeñez y en el esfuerzo de abajarme humildemente, te pido paz, fortaleza y sabiduría para sostenerme en la escucha atenta de tu Palabra y abrir mi corazón a tus enseñanzas con verdadera humildad y paciencia.

Pero, sobre todo, Señor, pedirte que mi fe sea cada día más solida, firme y creciente en tu Palabra. Y que mi perseverancia se fortalezca en la oración y en la escucha atenta a tu Palabra de cada día y en el alimento Eucarístico de tu Cuerpo y Sangre. Amén.

viernes, 1 de enero de 2021

NECESITO, SEÑOR, LA FE PARA CONFIAR EN TU ABAJAMIENTO Y CERCANÍA


HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

 

Me cuesta creer tu venida pobre, silenciosa, desapercibida, sin aspaviento, bombos y platillos. Me cuesta creer en tu grandeza cuando, tú Señor, te atas tus manos ante la libertad del hombre. Incluso de aquellos pastores que podían mostrarse indiferentes al anuncio del ángel. 

Por eso, Señor, hoy te doy las gracias por darme esa oportunidad de creer en Ti. Gracias por los apóstoles que, respondiendo a tu Palabra y Anuncio de la Buena Noticia, la han proclamado y han llegado hasta estos días. Y de la cual yo soy beneficiado porque la he acogido.

Gracias dos veces, Señor, porque, al principio, cuando empecé esta reflexión, no sabía qué decir ni encontraba motivos para darte gracias, y ahora, encuentro dos. Primero, por la gratitud de la fe que viene de Ti y nos lo das como un don gratuito. Y, segundo, por todos aquellos, como pueden ser también los pastores, que respondiendo al anuncio del ángel acudieron al pesebre para contemplar y adorar a ese Niño que nacía para liberación y salvación de todos los hombres.

Y hoy, Señor, cuando termina un año trágico, volteado por la pandemia del covid19 y sus terribles consecuencias, postrado a tus pies te pido fortaleza, sabiduría y paz para soportar el camino a recorrer en este año 2021 que comienza. Pero, una especial e intensa petición, que me sostenga en tu fidelidad y seguimiento, y que me fe - nuestra fe -  crezca a lo largo de todo este años en intensidad, madurez y esperanza. De nuevo, Señor, gracias por tercera vez. Amén. 

FELIZ AÑO 2021