Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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miércoles, 8 de septiembre de 2021

FE, UN IMPULSO DE ABRIRME AL AMOR CON MAYÚSCULA

 

En el camino de nuestra vida, la experiencia nos sacude y despierta para que salgamos de esa comodidad instalada dentro de nosotros mismos. Crecemos en la fe, pero llega un momento - dudas y tentaciones - que nos cerramos e impedimos que nuestra fe avance y crezca. Los miedos, la incertidumbre e inseguridades nos paralizan. Y, por otro lado, nos sentimos instalados, cómodos y acomodados piadosamente en la rutina de cada día - nuestra piedad - y en nuestra relación personal con el Señor.

¿Qué nos sucede? ¿Quizás hemos llegado al final de la medida, tanto de nuestra fe como de nuestra santidad? Sin lugar a duda, la fe es un camino que solo terminará cuando se pare nuestro corazón. Mientras debemos seguir caminando, avanzando y creciendo. Y, sin dejar de pedirla, de llamarla, de buscarla, porque, la fe es un don de Dios. ¡Señor, aumentanos nuestra fe!

Sin dejar de pedirla ni un solo día, ni un solo instante. Danos, Señor, la fe que alimenta nuestra esperanza y fortalece nuestra voluntad para, a pesar de nuestras debilidades y pecados, nos sostengamos firmes y disponibles en y para seguir tus pasos sin desfallecer. Te pedimos que nos sostenga y nos llene de esa fortaleza para creer en tu Palabra y hacer tu Voluntad. Amén.

lunes, 19 de julio de 2021

TÚ, SEÑOR, ERES EL HIJO DE DIOS

 

En nuestro bautismo hemos recibido al Espíritu Santo, y en El y por su Gracia, podemos proclamar la Divinidad de nuestro Señor Jesús, el Hijo de Dios Verdadero. Y lo podemos decir, a pesar de nuestras dudas, de nuestra naturaleza frágil y pecadora, por la Gracia del Espíritu Santo. Creemos en Ti, Señor, y reconocemos nuestros miedos, nuestras debilidades y nuestros pecados. Pero, a pesar de todo, nuestra esperanza está puesta en tu Palabra y en tu promesa de salvación.

Es verdad que nuestros corazones están llenos de dudas y nuestra fe se tambalea débilmente seducida por las tentaciones de este mundo. Es verdad que nuestra naturaleza busca y le apetece el poder, las riquezas, los placeres y, acomodados placenteramente, nos sentimos inclinados a discutir tu Palabra e incluso ponerla en duda. Por eso, muertos de miedo de tener que renunciar a nuestras apetencias, te exigimos pruebas que nos aseguren una vida mejor. ¡Falta de fe, Señor, en tu Palabra!

¿Qué podemos pedirte, Señor? Aumenta nuestra fe, Señor,  y danos un corazón dócil y confiado en tu Palabra. Disipa nuestras dudas y, a pesar de que nos acompañaran toda nuestra vida, danos esa fortaleza, sabiduría y voluntad para poder siempre soportarlas y superarlas. Nosotros, por nuestra parte, prometemos permanecer a tu lado y alimentarnos de tu Palabra, tu Cuerpo y tu Sangre en la Eucaristía.  Gracias, Señor. Amén.

sábado, 3 de julio de 2021

LA DUDA, UNA INFATIGABLE VIAJERA QUE NOS ACOMPAÑARÁ TODA NUESTRA VIDA

 

La duda, a pesar de nuestros reiterados intentos de escapar a su presencia, la tendremos siempre presente en nuestro camino por este mundo. Es incansable y aprovechará cualquier debilidad o situación favorable para recordarnos que está a nuestro lado y dispuesta a entablar conversación. Está muy bien preparada y siempre presentará argumentos que hagan zozobrar nuestra barca. Es experta en levantar tempestades y situaciones que nos hagan desviarnos de nuestro rumbo natural para el que hemos sido creados.

Es normal que nos suceda eso y que estemos dispuestos en cada paso de nuestro camino a ser probados y tentados. Necesitamos demostrar que nuestra fe es firme y está bien apoyada. Por eso, tenemos que saber donde apoyarla, si sobre arena movediza - el mundo - o sobre Roca firme - Jesús - que nos ha dejado a su Iglesia para acompañarnos y fortalecernos.

Hoy podemos comprobar que Tomás, aquel discípulo con serias dudas, fue precisamente liberado de sus dudas por la comunidad donde estaba apoyado. Aquellos compañeros le apremiaron a creer en sus testimonios, pues, ellos habían visto al Señor. Y, Tomás no tenía mala intención, sino la necesidad de desterrar esas dudas que le impedían fiarse del Señor, de ese Señor que él había conocido y que había visto aparentemente derrotado y crucificado en la Cruz. Porque, la Cruz sin la Resurrección es el fracaso de los fracasos.

Por la Gracia del Señor, que sabe lo que se dilucídaba en su corazón, Tomás tuvo la oportunidad de comprobar lo que exigía comprobar, y su respuesta ya la sabemos. Léela y medítala en el Evangelio. Es más se repite en cada Eucaristía que se celebra. Sin embargo, las dudas pueden seguir amenazándonos y exigiéndonos que afirmemos nuestra fe. Por eso, necesitamos pedirle al Señor que no nos deje caer en las manos del mundo, demonio y carne y que nos dé siempre la fortaleza de apoyarnos en su Palabra. Porque, Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

DISIPA, SEÑOR, LAS DUDAS DE MI CORAZÓN


Soy consciente de que las dudas me acompañan toda mi vida. La fe no puede venir por mí mismo. Es superior a mi razón y entendimiento porque está por encima de mi capacidad intelectiva. Cuando te fías te arriesgas a creer sin saber ni ver. Es como lanzarse al abismo sin red ni ninguna protección. Creer es abandonarme en las manos del Señor.

De cualquier forma, la fe la podemos razonar y hay una y mil razón para, al menos, creer. Creer en Alguien que ha creado el mundo y que ha encendido la llama - en mi corazón -  del deseo de felicidad y eternidad. Creer es experimentar que dentro de ti hay un deseo - corazón - que busca amar y que goza cuando realmente ama. Un amor que arde en deseos de buscar el bien del ser amado, y un amor que se afana en darse en servicio y generosidad. Un amor que experimenta más alegría y felicidad en dar que en recibir.

Pero, a pesar de todo, necesitamos ver y experimentar para creer. Y eso solo lo puedes recibir de tu Padre Dios. Sin embargo, eres libres, por su Gracia, y eso esconde una responsabilidad que te exige dar un paso, tal es el de fiarte y abrirte, a pesar de tus dudas a la Gracia de Dios.

Esa es, precisamente, la fe que Dios te pide y que, en la medida que te corresponde tu corazón se iluminará con su Gracia. Cerremos nuestros ojos y, abierto nuestro corazón, pidamos al Señor esa fe que necesitamos para sostenernos firmes en su presencia y abiertos a su Palabra. Amén.

domingo, 9 de agosto de 2020

DUDAS, DUDAS Y MÁS DUDAS

Prometemos seguir a Jesús y, al instante nos vienen dudas. Nuestra vida va a estar llena de dudas y dudas. Es algo que debemos reconocer y acostumbrarnos a no asustarnos, pero, también a no acostumbrarnos, porque la costumbre se hace callo y se camufla en nuestro corazón como algo normal. La duda es algo humano y, si quieres, normal, pero nunca es bueno dejarla anidar en nuestro corazón. Pronto hay que agarrarse al Señor, tal y como hizo Pedro, para no hundirnos en el lodo de este mundo.

Dudas sí, porque no podemos evitarlas, pero siempre agarrados, Señor, a Ti. Porque, Tú, Señor, eres quien nos sostienes y afirmas nuestros pasos en la tierra. Tú, Señor, eres quien adhiere nuestros pasos a la tierra firme y no dejas que nos hundamos en esa tierra movediza que nos tienta a hundirnos en ella. Tú, Señor, eres la promesa de salvación que nos levanta, que nos fortalece y que nos incita a seguir adelante esperanzados y confiados en tu Palabra y tus promesas. Gracias, Señor.

Sabemos y reconocemos nuestras dudas por la debilidad de nuestra naturaleza pecadora, pero, sabemos también que Tú nos amas y quieres salvarnos, y nos ofrece tu Infinita Misericordia. Y, esperanzados y abiertos a tu Amor misericordioso, nos aferramos a tu Mano salvadora para que nos asgas de la amenaza del mar que nos tienta para tragarnos y perdernos en la oscuridad y las tinieblas.

Por eso, Señor, confiados en tu Palabra y tu Misericordia nos ponemos y asimos a tu Mano para, agarrados a ella, superar todos los oleajes y dificultades del mar de nuestra vida. Amén.

sábado, 16 de noviembre de 2019

NECESITO ORAR, SEÑOR

Resultado de imagen de Lc 18,1-8
Dame, Señor, la sabiduría para saber y entender la necesidad de la oración. Necesito orar a pesar de que los resultados no se vean, o quizás sean contrarios a lo que yo pido y deseo. Y es que, Señor, confieso y me doy cuenta que no sé pedir. Quizás pida lo que no necesito o lo que, a la larga, no me conviene, pero lo ignoro y es eso lo que necesito saber y darme cuenta. Y no es nada fácil, por eso, Señor, te pido sabiduría y paciencia para, poniendo toda mi confianza en Ti, tener fortaleza y perseverancia en no dejar de orar e insistir sin desmayo.

Necesito, Señor, orar para vaciar todos mis problemas e interrogantes en Alguien en quien pueda confiar. Y ese, Señor, eres Tú. Es posible que yo no te escuche ni te preste la debida atención. Es posible que yo no te entienda ni sepa que Tú me escuchas y estás siempre presente. Y es también posible que dude de tu Palabra, pero, yo, Señor, quiero fiarme de Ti porque Tú tienes Palabra de Vida Eterna.

Por todo ello, a pesar de mis dudas, quiero seguir insistiendo aunque todo se suceda contrario a lo que deseo y te pida. Creo en tu Bondad y tu Infinita Misericordia. Me lo has demostrado con tu Pasión y Muerte, entregando tu Vida de forma voluntaria y libre para rescatarme y librarme de mis pecados y restituirme la dignidad de hijo de tu Padre Dios. 

Dejo todo en tus Manos y a tu Voluntad, Señor, porque, sólo Tú es el que sabe y el que busca mi bien ante que yo mismo, que, sometido al pecado, busco ignorantemente mi propia perdición y muerte. Tú sólo, Señor, puedes salvarme y a Ti me confío y abandono. Por mi parte y siguiendo tu advertencia y contando con tu Gracia, seguiré insistiendo hasta que Tú decidas, Señor, el momento de mi hora. Amén.

miércoles, 7 de agosto de 2019

AUEMENTA, SEÑOR, NUESTRA FE

Resultado de imagen de Mt 15,21-28
Sin lugar a duda, la fe es nuestra salvación, porque en la medida que creamos en el Señor nuestra vida se orientará hacia la vivencia y cumplimiento de su Palabra. Pero, también sabemos por propia experiencia que la fe no la podemos adquirir con el hábito de la frecuencia de los sacramentos y oraciones. La fe es un don de Dios. Eso sí, tenemos y debemos pedírselo y permanecer en silencio y dócil a su Voluntad.

No es fácil soportar la espera ni aceptar las dudas de la fe, ni tampoco padecer los sufrimientos y adversidades. Necesitamos mucha paciencia y, sobre todo, fe. Esa fe que en silencio y postrado ante Él aguardamos nos sea concedida cuando quiera y como quiera.  Por eso, Señor, de nuevo volvemos a pedirte que, no sólo nos sostengas en tu fe, sino que nos la aumentes. Te pedimos que nos des una fe tenaz para seguirte y no pasar de insistir y pedírtela. Insistir hasta arrancarte, Señor, una respuesta y, no mereciéndola, suplicarte que nos la aumentes hasta confiar plenamente en Ti.

Porque, por tu Palabra, Señor, nos has revelado que estamos salvados todos aquellos que creen en Ti, y, nosotros, Señor, queremos creer en Ti a pesar de que experimentamos que nuestra naturaleza humana, herida y tentada por el pecado, necesita de tu Gracia para liberarse y abrirse a tu Fe. Danos, Señor, el don de la fe. Amén.

sábado, 11 de mayo de 2019

¡SEÑOR, DAME SABIDURÍA PARA PERSEVERAR EN TU PALABRA!

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Las dudas me acompañan en mi camino de cada día. Me siento inseguro y atormentado por el mundo, demonio y carne que me acechan, me inquietan y tratan de seducirme con todas sus ofertas de pasiones, placeres, espejismo de felicidad y de poder, riquezas y toda clases de seducciones carnales que apetecen a mi naturaleza humana y la desquician y debilitan. 

¡Sin Ti, Señor, estoy en sus manos! Y, a pesar de mis debilidades y caídas, no quiero, Señor, entregarme a ellos. Porque, ellos son hijos de la mentira y de la perdición. La carne y el mundo son mentiras y engaños que seducen al principio bajo las apariencias de felicidades apoyadas en espejismos. Tratan de que caigas en sus redes y luego, como si de un drogadicto se tratara, te someten y te esclavizan.

Imploro, Señor, tu presencia y tu ayuda. Hay momentos que pienso que te escondes o que no estás conmigo. Hay momentos que extraño tu actuación o tu respuesta, quizás esperando que Tú te adaptes a mis peticiones o a mi manera de ver e interpretar los acontecimientos. Perdoname, Señor. Me preocupan muchas cosas en mi vida. Desde mi pobre actuación, que pasa por mi conversión, hasta mis respuestas a tu Palabra y mis resultados respecto a mis frutos. Todo me cuestiona e inquieta mi diario caminar hacia tu Casa. 

Porque, eso sí, mi mayor preocupación, y eso Tú lo sabes, Señor, es llegar a tu Casa y conocerte ya personalmente. En esa actitud espero, con cierto temor humano, pero lleno de esperanza y gozo el momento de mi muerte y mi encuentro contigo. En ese momento, me digo, terminarán todas mis dudas, todas mis inquietudes y luchas contra este mundo, el demonio y mi propia carne. 

Pero, antes, tengo que hundir mis raíces en esa tierra que Tú abonas en mi corazón para dar frutos. Y frutos de amor. Por eso, Señor, te pido con todas mis fuerzas que cambies mi corazón enfermo, contaminado por el pecado y seducido por las cosas de este mundo, en un corazón a tu estilo, fortalecido en el Espíritu y alimentado por tu Cuerpo. Sí, Señor, a pesar de todo, quiero y sigo confiando en tu Palabra. ¿A dónde voy a ir si Tú no estás conmigo? Gracias, Señor, por todo. Amén.

viernes, 14 de diciembre de 2018

EL CAMINO ESTARÁ LLENO DE DUDAS

Resultado de imagen de Mt 11,13-19
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

No intentes arreglarlo ni ver todo claro. La fe es una prueba de confianza y de creer en el Señor. Si fuera clara y diáfana no sería fe ni tendrías necesidad de confiar ni de ningún riesgo. La fe exige fiarte y confiar y dejarte llevar aunque veas más oscuridad y luz. La fe tiene su plenitud cuando te encuentre frente al Señor. Entonces ya no te hará falta la fe, pero mientras camine por este mundo siempre tendrás dudas.

Posiblemente, será una de las cruces con las que tendremos que lidiar. La tentación de la duda está siempre dentro de nosotros, y las seducciones del mundo tensan más esa tentación. Claro, nos gusta el placer, las comilonas, el dinero, el poder, la fama, la carne...etc. ¿A quién no le gusta? Nuestra naturaleza es de carne y es débil y muy vencible con las ofertas de este mundo, pero, ¿te hacen feliz?

Posiblemente siempre tengas ganas de probar y en muchos momentos, como espejismos fantásticos, nos deslumbren las luces que el mundo nos ofrece, pero, repito, al final la realidad de la vida, el sufrimiento, nuestras propias limitaciones y el pecado hacen su presencia y te dejan vacío e insatisfecho. La vida se te escapa y cuando experimentas que la has utilizado para tu propio egoísmo y satisfacción no te quedas bien ni contento.

Sólo la conciencia de haber amado y deseado para otros lo que quieres para ti te deja, a pesar de tus dolores y sufrimiento, contento y en paz interiormente. Tu corazón se queda sereno, tranquilo y hasta sonriente. ¿No lo has experimentado? Sí, la felicidad que todos buscamos está en el amor. Un amor comprometido con la verdad, la justicia y la paz. No se trata de un amor placentero, egoísta, afectivo, pasional, cariñoso...etc. Se trata de un compromiso que se refleja en la vivencia y el trato de la verdad, la justicia y la paz.

Eso no descarta los sentimientos, pero amar no es cosa sola de sentimientos sino de compromiso tal y como nos ama el Señor. Porque, motivos tendría para habernos abandonado ya. Por eso, Señor, a pesar de nuestras dudas y pecados, queremos seguir tus pasos y ponernos en tu Manos abandonados a la acción del Espíritu Santo, y suplicarte que aumentes nuestra fe. Amén.

lunes, 9 de julio de 2018

APOYADOS EN TI, SEÑOR

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Apoyados en Ti, Señor, encontramos fuerza, alegría y esperanza para continuar el camino. Y nos apoyamos en Ti, Señor, porque sabemos de tu presencia y creemos en tu presencia. Otra cosa sería atrevernos a camina solos. Conocemos tu Palabra y confiamos ciegamente en ella. Al menos eso queremos y deseamos. Nos fiamos de Ti, Señor.

Eso no significa que tendremos dudas y, en el camino, aparecerán dudas. Somos débiles como manifiesta Pablo en su carta a los corintios -12, 7-10- pero nos sabemos apoyados en Ti y seguros, a pesar de nuestras debilidades y tentaciones. Y, siguiendo el testimonio de Pablo, nuestra debilidad nos sirve para fortalecerno y afirmarnos en Ti, Señor. 

Caminamos hacia delante, con dudas y tentaciones, pero seguros y confiados, y también alegres y esperanzados. Como ese magistrado y esa mujer que padecía flujo de sangre. Seguros que en Ti, Señor, encontramos la Vida, esa Vida Eterna a la que aspiramos. Compartimos esta vida terrenal y conocemos que es caduca. Tiene sus días contados, pero, caminamos y te pedimos, como aquella mujer y el magistrado, que con tu presencia y tu misericordia seremos devueltos a la Vida. A esa Vida Eterna a la que aspiramos.

Te damos gracias Señor por sostenernos en la fe. Y, te pedimos con toda confianza, que cada día, tanto al anochecer como al amanecer, nuestra fe sea acrecentada y renovada, para continuar la marcha tras tus pasos con la firme perseverancia de sabernos salvados para la Eternidad. Amén.

domingo, 15 de abril de 2018

SOSTÉN NUESTRA FE, SEÑOR

Resultado de imagen de Lc 24,35-48, por Fano
Las tentaciones están detrás de la puerta. El mundo nos tienta y nos confunde y los malos testimonios y malos ejemplos nos siembran de confusión y de dudas. Necesitamos tu presencia, Señor, y que nos aumente nuestra fe herida y tocada por el pecado y el mal sembrado en este mundo.

Ese es el grito de nuestra oración hoy. Refuerza nuestra fe y aliméntala con el buen testimonio de nuestros hermanos en la comunidad. La comunidad no es un lujo, sino una necesidad. Una necesidad porque en ella tenemos la posibilidad de reforzar y alimentar nuestra fe y fortalecerla sirviendo a los hermanos. La fe cuando es compartida se fortalece. 

Danos, Señor, esa Gracia para aumentar nuestra fe y transmitirla según Tú nos manda a todo los hombres. Abre nuestra mente para que comprendamos las Escrituras y podamos dar testimonio para la conversión y perdón de los pecados a todo el mundo. Porque, Señor, necesitamos una precisa y profunda comprensión de las Escrituras porque de ignorarla también ignoraremos a Cristo.

Por todo ello, Señor, te suplicamos que nos infunda perseverancia, docilidad y voluntad para no desfallecer y, sobre todo, sabiduría para no apartarnos del camino que nos conduce a Ti. Te pedimos también que nos mantengas unidos y que formemos comunidades que nos sostengan y nos apoyen para compartir y dar testimonio de tu amor. Pero, sobre todo, que permanezcamos fieles a tu Palabra y a la buena Noticia de tu Resurrección, porque es ella la que fundamenta nuestra fe y la que nos llena de esperanza y alegría.

Tú, Señor, estás Vivo y de Ti nos llega nuestra esperanza y fortaleza. Tú, Señor, vives y estás entre nosotros, y tu presencia nos alienta y nos empuja a dar testimonio y fe de tu Resurrección. Gracias, Señor, en Ti confiamos y en tus Manos nos abandonamos esperanzados en tu Amor y Misericordia. Amén.

lunes, 16 de octubre de 2017

DOS CAMINO: CREES EN SU PALABRA, O EN LA TUYA

Hay muchas elucubraciones y divagaciones. Todo se reduce a estar seguros y a no apostar por algo que no lo tenemos claro. Pero, la fe nos exige riesgo y confianza. Condición indispensable es fiarnos de su Palabra. Él nos la da, y también nos la prueba, pero no a gusto del consumidor, porque no ha venido a hacer teatro ni a convencer a nadie. Ha venido, ayer nos lo decía, a invitarnos a un Banquete de gloria, de fiesta, de gozo y eternidad, y el vestido o etiqueta que tienes que llevar es la fe.

Se trata de creer en Él, de fiarnos de su Palabra y revestirnos de los Sacramentos que nos ha dejado en su santa Iglesia. Arrepentidos de nuestros pecados y apoyados en el alimento Eucarístico de su Cuerpo y su Sangre. Se trata de depositar toda nuestra confianza en su Promesa de salvación, y como los ninivitas, dejarnos llevar por su Palabra y disponer nuestros corazones a conversión.

Todo lo demás, que saltarán como piedras bien dispuestas en tu camino, son tentaciones, dudas y exigencias que te harán tribular debilitando tu fe y tu fortaleza. Es el pecado que nos exige una lucha constante para no ceder a sus elucubraciones ni seducciones. Necesitamos la oración y la fe puesta en la Promesa del Señor, que ha muerto, pero ha Resucitado al tercer día y, a los que creen en Él, también les resucitará para que asistan al Banquete de la eternidad festiva y gloriosa.

Sabemos que la lucha es combate diario; sabemos que no nos será fácil; sabemos que hay muchos obstáculos y dificultades, pero sabemos que la Promesa del Señor está ahí. Creemos en Él porque dentro de nuestros corazones está sembrada la semilla de la fe. Él la ha puesto ahí, y cultivada por su Gracia, florece y da frutos. Esos frutos que nos empujan al deseo infinito de ser eternos y felices, tal y como Él, Señor y dueño de todo lo creado y de nuestras vidas. Señor de la Vida y la muerte, nos ha prometido.

Gracias Señor por sostenernos en la fe. Te pedimos que nos des la perseverancia de cada día para que, a pesar de los tropiezos y obstáculos que la vida nos presenta, mantengamos siempre nuestra fidelidad y nuestra fe encendida  a tu Palabra. Amén.

domingo, 28 de mayo de 2017

TAMBIÉN NOSOTROS DUDAMOS


Todo se repite y ahora la duda sigue actuando en cada uno de nosotros. Nos hemos resistido a la obediencia porque hemos dudado. Hemos creído que desobedeciendo a Dios podemos ser más felices. Hemos pensado que Dios nos quita libertad cuando nos manda a guardar todo lo que nos ha enseñado. Sí, pensamos que Dios nos somete y nos impone sus mandatos. Y le rechazamos. 

Es el pecado. El pecado insinuado por el Maligno, que quiere alejarnos de Dios y perdernos para Él. Es el Demonio, que nos sugiere esos pensamientos y nos confunde para que nazca la duda en nuestro corazón. Sí, nos cuesta seguir el camino que nos traza el Señor y tomamos el que pensamos nosotros. 

Sin embargo, la experiencia nos descubre que por este camino no encontramos lo que buscamos, y que pronto experimentamos el sin sentido y el vacío. Caemos en la cuenta que en la Casa del Padre estamos mejor y es allí donde está precisamente la felicidad que buscamos fuera. En la parábola del Padre amoroso hijo pródigo -Lc 15, 11-32, Jesús nos descubre ese grave error nuestro.

Siempre estamos a tiempo mientras estemos en el camino. Pidamos reconocer nuestro grave error o pecado y arrepentirnos. Pidamos, y tengamos confianza en la Misericordia del Padre, que nos perdona y nos abre sus brazos para acogernos y salvarnos de la muerte del pecado. Pidamos que la fe se afirme en nuestro corazón y creamos firmemente en la Palabra del Señor, que nos dice: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra».

Pidamos la Sabiduría y la Gracia de proclamar el Evangelio y hacer discípulos a toda la gente, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.

jueves, 20 de abril de 2017

A PESAR DE QUE ARDÍAN SUS CORAZONES...

La fe es un don de Dios. Y eso es verdad porque, a pesar de que ardían sus corazones, también vacilaban y dudaban. La experiencia del verdadero encuentro lleva tiempo, salvo que el Señor quiera lo quiera de otra forma. Se les ha ido apareciendo. Primero a las mujeres, luego a los de Emaús, y ahora a los discípulos, y a pesar de que están saboreando esos encuentros y apariciones, se quedan perplejos, asombrados y temerosos.

No nos extrañemos que a nosotros nos ocurra eso mismo. De hecho nos ocurre, y nos pasa porque no depende de nosotros sino de Dios. La fe es un don de Dios, volvemos a repetir, pero eso no significa que esperemos con los brazos cruzados, sino, precisamente, todo lo contrario. Hay que buscarla; hay que pedirla; hay que ir a Galilea y profundizar en la Palabra, en las Obras y en la Asamblea. La fe se encuentra allí: 

Y es allí donde hay que pedirla. No estamos diciendo que hay que ir a Galilea física, sino que nuestra Galilea se encuentra en nuestra sed y hambre de buscar la Palabra originaria, tal y como la proclamó Jesús por aquella región de Galilea. Buscarla en las Obras con las que Jesús daba respuesta a su Palabra, su coherencia de Palabra y Vida, y en, con y por los hermanos, donde podemos hacer presente ese Amor del que Jesús nos habla.

Por eso, desde ahí la pedimos y desde ahí corremos, injertados en el Espíritu Santo, a buscarla, a encontrarla y a suplicarla. Esa fe que el mismo Jesús nos tiende abriéndonos sus Manos y enseñándonos sus llagas y dejándonos meter nuestros dedos en su costado. 

No busquemos donde no se encuentra ni donde no está. Busquémosle en su Palabra. Una Palabra que se hace vida y se transforma en las Obras de Misericordia: corporales y espirituales, porque ahí tendrás muchas oportunidades de abrazarle y de manifestarle tu fe y tu amor. Amén.

martes, 4 de abril de 2017

HAY MOMENTOS DE DESASOCIEGOS Y TRIBULACIONES

No podemos ocultar la realidad. También nosotros dudamos en muchos momentos. La fe es un don de Dios, y sólo en Él podemos estar seguros y afirmados. Pedro -Mt, 14, 28-30- se hundió en el agua cuando le vino la duda y tuvo miedo. Y todos tenemos momentos de zozobra y tribulación. Necesitamos, pues, la Gracia del Espíritu Santo para permanecer firmes en la fe.

Pero, tampoco podemos negar que dentro de nosotros reside y vive la huella de Dios. No nos explicamos, decía un joven, muchas cosas y necesitamos creer en algo. Pero ese algo no lo concretan y justifican la existencia de muchos dioses, y cada cual cree en el que le convenga. Que al final conviene en hacer lo que les parece y piensan. Es decir, son sus propios dioses, y eso de que hay muchos, podemos convenir, que ellos forman parte de esa multitud.

La cuestión la esconden en la razón de que hay un Dios. Un Dios creador de todo lo que se ve y lo que no se ve. Pero ese Dios no les cuadra con Jesús, pues, seguramente, ellos tienen uno propio, pensado según su manera de ver el mundo. Y se quedarán buscando en este mundo, porque Jesús no es de este mundo, bien claro nos lo dice:«Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir». Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: ‘Adonde yo voy, vosotros no podéis ir’?». El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados».  

Nosotros, Señor, sí creemos. Creemos en tu Palabra y queremos seguir tus huellas de salvación. Te pedimos que nos alumbres el Camino, la Verdad y la Vida que Tú eres y que nos des la sabiduría de perseverar en la fe. Esa fe que te rogamos nos aumentes y nos la fortalezcas. Amén.

jueves, 31 de diciembre de 2015

NO PUEDO LIBERARME DE MIS DUDAS




Soy consciente que nunca podré liberarme de mis dudas. Dicho de otra manera, dudar es algo muy natural, porque mi humanidad está herida por el pecado, y entre sus consecuencias está la duda. No tendríamos necesidad de la fe si estuviésemos delante de Dios. O dicho de otro modo, si no hubiésemos pecado gozaríamos de la presencia de Dios en el paraíso.

La fe es, por lo tanto, indispensable y necesaria. Pero no podemos sosternela por nosotros mismos. Necesitamos la Gracia de Dios, y la asistencia y dirección del Espíritu Santo. No somos lo suficientemente fuertes para sostenernos por nosotros mismos. Somos débiles y esclavos de nuestras propias pasiones y apetencias, a las que el pecado nos somete. Y no podemos liberarnos sino por la Gracia de Dios.

Necesitamos, pues, la fe, don de Dios, y mucha oración y ayuno. Oración y ayuno que nos prepara, nos capacita para la renuncia de todo aquello que viene a tentarnos para confundirnos y alejarnos de nuestro destino y meta natural. Estamos llamados a la Vida. Una Vida plena de gozo y felicidad eterna, y perderla sería nuestro mayor fracaso.

Para eso. Dios, se ha hecho Hombre, y tomando nuestra propia naturaleza, sin dejar la Divina, se ha acercado a nosotros para señalarnos el camino de salvación. Él es el modelo y referencia que alumbra nuestros pasos y que nos guía hacia la Vida Eterna.

Oremos confiados en la esperanza de ser oídos por nuestro Padre, y atendidos en nuestras súplicas para, por su Gracia, poder vencer todas las dificultades y obstáculos que se nos irán presentando en el camino de nuestra vida hacia Él. La oración nos fortalece e inunda todos los lugares de nuestro corazón que puedan estar contaminados por las cosas de este mundo. Y nos lo limpia de toda inmundicia y pecado. En Ti, Señor, confiamos. Amén.

FELIZ AÑO 2016


miércoles, 22 de julio de 2015

FE Y DUDAS



Aunque quisiera escapar a mis dudas no lo lograría. Estoy tocado y manchado por el pecado, y en mi agonía de debilidad la duda me amenaza. Sin embargo, la fe sostiene mi esperanza y fortalece mi espíritu. Jesús Vive porque lo avala el testimonio de su Iglesia, que se apoya en la Tradición y la palabra de los apóstoles, testigos directos de su Resurrección.

Jesús Vive, y en Él mi fe se acrecienta, se apoya, se fundamenta y se llena de sentido. No por esos, mis dudas, se disipan, pero el hecho de estar ahí recuerda, avivan y fortalece mi fe, porque le exigen apostar y confiar en el Señor. La duda demanda y exige fe, pues sin duda sobraría la fe. Es nuestra esperanza, pues cuando estemos en la presencia del Señor nos sobrará la fe.

Hoy queremos pedirte, Señor, que aumentes nuestra fe, y que también la sostengas con firmeza ante los peligros que el camino peregrinante nos presenta. Queremos caminar agarrados a Ti sin soltarnos, ningún momento, de tu Mano salvadora, porque sin Ti, Señor, nuestros pasos serían torpes y erróneos.

Gracias Señor por tu proximidad y tu Misericordia, y, sobre todo, por la oferta de salvación de la que somos indignos de merecer. En ti, Señor, ponemos toda nuestra confianza y esperanza. Amén.

sábado, 21 de marzo de 2015

¡LIMPIA MI CORAZÓ DE DUDAS, SEÑOR!



Somos pecadores y nuestro corazón está manchado y herido. El pecado nos hace daño y confunde nuestro corazón. Nos empuja a poner en duda nuestra fe en el Señor y a desconfiar de su Palabra.

A pesar de los Hechos y Palabras de Jesús no estamos del todo convencido, porque nuestra naturaleza, débil, frágil y pecadora, nos lo impide. Y es que abrirnos y darnos a los demás sin condiciones, los que nos dice y propone Jesús con sus Palabras y ejemplos, nos cuesta y nos exige renuncias y sacrificios.

Nuestro egoísmo herido nos arrastra al pecado, y del pecado saltamos a la duda y al rechazo. ¡Señor!, enciende la llama de tu Espíritu en nuestros corazones, y aumenta y fortalece nuestra fe. Una fe firme, decidida, segura, dispuesta y sin condiciones. Una fe confiada en tu Palabra y abandonada a la acción de tu Espíritu, que busca siempre lo mejor para nuestra salvación.


viernes, 9 de enero de 2015

SIGO ESTUPEFACTO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




En cuanto quiero abarcarte, Señor, y razonar tu presencia, me asalta la duda. No entiendo nada como los apóstoles en su momento. Me doy cuenta que nada hubiese cambiado de estar allí, porque sólo por tu Gracia puedo llegar a entenderte. ¡Soy tan pequeño, Señor, que tu sola presencia me deja atónito!

Te doy las gracias porque cada día experimento que doy una milésima de paso hacia delante. Darme cuenta de que sin Ti nada puedo hacer ni comprender es avanzar mucho. No se trata de creerme todo a ciega, lo que muchos, que te rechazan, llaman lavado de cerebro, sino de que después de razonar tu lógica existencia  como hizo santo Tomás, Causa Primera, experimento que de ahí no puedo pasar.

Buscar explicaciones para entender como de cinco panes y dos peces das de comer a una multitud; entender cómo puedes caminar encima de las aguas; amainar y dominar el viento; curar enfermedades...etc no caben, ni en mi cabeza ni en ninguna cabeza. 

En estos momentos te pido, Señor, que como los niños, limpies mi corazón de toda duda y dale la pureza e inocencia de confiar ciegamente en Ti. Como lo hice con mis padres cuando era niño. Dame la luz de confiar en tu Palabra, y la sabiduría de experimentar que de Ti todo lo profetizado se ha cumplido. 

Estaba escrito tu Nacimiento, tu vida pública, tu Mensaje de luz y de revelación del Amor del Padre, y tu muerte y Resurrección. Y así ha ocurrido todo. ¿Quiero alguna prueba más, o son mis pecados los que quieren confundirme y alejarme de Ti?

jueves, 24 de abril de 2014

¿POR QUÉ NO ACTÚO SEGÚN QUIERO?



Hablamos mucho de libertad pero, ¿hemos experimentado nuestro encadenamiento? Esa pregunta surgió en mí a la hora de preguntarme: ¿Por qué no actúo según quiero? ¿Por qué no soy más caritativo, entregado, disponible, servicial, atento...? ¿Por qué, repitiendo las palabras de Pablo, hago lo que no quiero y dejo de hacer lo que quiero?

Esas respuestas me dan la medida de mi libertad, y experimento que no soy libre, que me falta mucho para alcanzar la libertad. Estaré, como dijo San Agustín, inquieto hasta que llegue a Ti, Señor, porque sólo en Ti alcanzaré la plena paz y libertad.

Las dudas siempre me asaltarán y experimento que sólo en Ti puedo, Señor, continuar el camino a pesar de llevar la carga de la cruz de mis dudas en él. Has Resucitado y estás entre nosotros. Tengo el testimonio de los apóstoles y tu presencia en la Iglesia, de manera especial en la Eucaristía. Me acerco a Ti todos los días y tomo el alimento de tu Cuerpo. Y sin embargo, Señor, no actúo como a mí me gustaría.

Siento que los días transcurren y pasan sin responderte Señor. Siento que se me va la vida en la mediocridad y la tibieza. Siento cansancio, rutina, egoísmos, pasividad, vanidad, y muchas cosas más que me apartan y me separan de Ti. Experimento que te decepciono y me decepciono. 

Sólo una cosa me mantiene, que a pesar de todo, no sé donde saco fuerzas, sigo detrás de Ti y continuo a tu lado. Dame, Señor, el don de la constancia y la perseverancia aunque sea arrastrándome por el dolor de la duda y la desconfianza.