Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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domingo, 14 de febrero de 2021

LA EXPERIENCIA NOS HABLA DE MUCHAS PIEDRAS EN EL CAMINO

 

La experiencia es un grado, escuchamos en muchas ocasiones. Y, aunque lo creemos, no lo comprendemos. Eso puede darnos una idea de lo que realmente es la fe, creer sin comprender. Porque, la fe se presenta cuando nuestra razón no puede avanzar más. Ese salto tendremos que darlo con la fe. Diríamos que - la fe -  es el puente que nos lleva y conduce a confiar y a seguir a Jesús.

Y eso nos lleva a presentarnos delante del Señor y pedirle que nos cure, que nos fortalezca, que nos libre de la tentación del pecado o de las seducciones de este mundo que nos esclavizan. Eso fue lo que ocurrió en el pasaje evangélico de hoy domingo. Aquel leproso, rompiendo la ley de no poder acercarse a Jesús, se acerca y le pide que, si Él quiere puede limpiarle. Y, Jesús, responde de la misma forma, le toca y le responde que quiere limpiarle y se produce la sanación.

También sucede ahora en nosotros, muchos, aunque no podamos, quizás por nuestra falta de fe, curarlos, si podemos acercarnos y ayudarles a mitigar sus sufrimientos y enfermedades. Y, por qué no, también curarles, pues testimonios de muchas curaciones hay en la historia de la Iglesia. Sin embargo, queremos aprovechar este pequeño y humilde espacio de oración para pedirte, Señor, fortaleza, sabiduría y paz para soportar con integridad, con firmeza y perseverancia todas las tentaciones, seducciones y obstáculos que se presentan en nuestra vida.

Gracias, Señor, porque, sabemos que, igual que hiciste con aquel leproso, también lo haces con cada uno de nosotros. Quieres limpiarnos de todos nuestros pecados y liberarnos de la tentación de no acercarnos a Ti. Gracias Dios mío. Amén.

sábado, 16 de enero de 2021

LA MEJOR ORACIÓN ES RECONOCERTE PECADOR

 

Desde el momento que te reconozca pecador experimentarás la necesidad de buscar la Misericordia de Dios. Eso es lo que han experimentado todos los que se han encontrado con Jesús. Es el caso de Leví - Mateo - que nos narra el Evangelio de hoy. De recaudador de impuesto a repartidor de amor. 

No acudirás al médico hasta que no te sientas enfermo y dolorido. De la misma forma, la enfermedad del alma - el pecado - y la más grave e importante, no buscarás curarla hasta que no descubras que es el pecado. Porque, el pecado acaba con la felicidad de tu vida, y no lo hace por un tiempo concreto sino para siempre, para toda la eternidad. ¿De qué te vale ganar esta vida - Mc 8,36 - si pierdes tu alma? ¿No has oído esta frase?

Se hace preciso, si buscas la felicidad, que descubras tu corazón y reconozcas tus pecados. Pecados que te separan del único Médico que te puede curar. Ese pecado que te lleva a mirarte a ti mismo y a pensar que tú, con tus propias fuerzas, indiferente al Amor de Dios, puedes alcanzar esa felicidad que buscas. Darte cuenta de tu necedad e ignorancia. Darte cuenta de tu pequeñez y tu debilidad es el primer paso para encontrar y seguir a Jesús. Así lo entendió Leví y así lo entienden todos los que le siguen.

Pidamos al Señor esa sabiduría de darnos cuenta de nuestros pecados y de lo importante que es limpiar nuestra alma de esa lacra mortal. Busquemos, pues, al médico que nos ofrece la Misericordia del Padre y nos perdona todos nuestros pecados. Amén.

jueves, 17 de septiembre de 2020

APARTA DE MI

El Papa Francisco inscribe en el Libro de los Santos a Pedro Fabro | Papa  francisco, Papa, Libros
San Pedro Fabro SJ  
 
Señor, te suplico que apartes de mí
cuanto me arranca, separa 
y aleja de Ti y a Ti de mí.
 Aparta de mí lo que me hace mezquino,
 lo que me hace seco, 
lo que me hace rígido, 
complicado, abatido, 
lo que me hace indigno 
de que me visites, 
me corrijas, de que me ames
 y me quieras bien.
 Compadécete de mí, Señor,
 compadécete siempre de mí
 y aparta de mí todo aquello 
que me impide verte, oírte,
 gustarte, sentirte, tocarte, 
tenerte presente y disfrutar contigo.
 
 (San Pedro Fabro)

jueves, 25 de junio de 2020

NO ES FÁCIL LIBERARSE

Lucas 6:49 | Citas bíblicas
Quizás, y pido perdón de antemano, por la Gracia de Dios, los que, al menos queremos creer y seguir al Señor, se nos pone, por nuestra perseverancia, más claras las cosas. Nos damos cuenta que todo lo que nos puede ofrecer este mundo es falso y caduco. Esa felicidad que, de alguna manera todos buscamos, no está en el mundo, ni tampoco el mundo nos la puede dar. Y eso nos advierte y nos mueve a buscar en otro lugar y por otro camino.

Un camino que, por supuesto, nosotros solos no podemos encontrar. Nuestras fuerzas están vencidas por las apetencias y pasiones que nuestra naturaleza humana, herida por el pecado, busca en las ofertas de este mundo, y nos sería imposible liberarnos de ellas. No sólo no es fácil liberarse sino, me atrevería a decir que imposible. Necesitamos la asistencia del Espíritu Santo y la Palabra del Señor que Jesús nos viene a anunciar y a señalar por el Camino, por la Verdad y por la Vida que debemos seguir, actuar y vivir.

Por eso, Señor, conscientes de nuestras limitaciones, de nuestros pecados y debilidades te pedimos que nos sostengas erguidos, perseverantes y fuertes en el camino de cada día. Que nos des la fortaleza de que nuestra palabra y nuestra vida vayan juntas y en ambas se advierta y se transparente la vivencia de tu Palabra. No es nada fácil, Señor, porque, de antemano el pecado que llevamos dentro es más fuerte que nuestra voluntad, pero, sabemos que unidos a Ti, Señor, podemos  fortalecernos y ser fuertes para poder vencer a esas tentaciones que nos seducen y amenazan con vencernos.

Gracias, Señor, por dejarnos y permitirnos descansar en Ti y cimentar nuestra fe sobre la roca del Evangelio para que, a pesar de nuestras miserias, pero unidos a Ti, podamos superarnos y vencernos desde nuestro interior para sincronizar nuestras obras, con nuestra vida y palabra. Amén.

lunes, 9 de diciembre de 2019

ENFERMEDAD Y SALUD

Resultado de imagen para Lc 5,17-26Estamos todos de acuerdo que lo importante es la salud. Muchas veces nos alegramos de que tenemos trabajo y de que todo nos vaya bien, pero, siempre oigo la misma respuesta: gracias que tenemos salud. Porque, la salud es lo verdaderamente importante para poder hacer todo lo demás. Sin embargo, no estamos en lo cierto, porque, siendo importante la salud del cuerpo, más importante es la salud del alma. Esa si es lo único y verdaderamente importante, porque, perdida el alma perdemos también el cuerpo. Y no para unos cuantos años, sino para la Eternidad.

Por tanto, conscientes de esa realidad, pidamos que perseveremos en guardar nuestra alma siempre limpia por la Gracia del Señor. Porque, para eso ha venido Jesús, el Hijo de Dios, a este mundo, para liberarnos de la esclavitud del pecado y rescatar nuestra dignidad perdida de hijos de Dios. Sí, nuestro cuerpo también es importante y queremos tenerlo sano, pero es algo llamado a corromperse y a destruirse. Al final, junto al Padre, seremos como ángeles, con cuerpos glorioso como el Señor.

Por eso, Señor, te pedimos que nos salve y libres de nuestro pecados, porque, limpios de todo pecado salvaremos también nuestros cuerpos de la corrupción eterna. Es esa la Gracia que te pedimos, Señor, y la que queremos obtener por encima de la salud de nuestros cuerpos, aunque, por nuestra debilidad también deseamos la salud de los mismos. Pero, queremos reconocer y dar prioridad, Señor, a la salvación de nuestro alma. Tal y como tú hiciste con aquel paralítico.

Creemos, Señor, en tu Palabra, y reconocemos la importancia prioritaria de nuestra alma, para lo que Tú has bajado del Cielo principalmente. Pedimos, a pesar de nuestras apetencias y temores, la salvación de nuestra alma antes que nuestros cuerpos, aunque, por nuestras debilidades, Señor, Tú nos conoces plenamente, deseamos también la salud de nuestros cuerpos. Hágase, Dios mío, como respondió la Virgen a tus Palabras, tu Voluntad. Amén.

jueves, 11 de julio de 2019

ESCLAVOS DEL MUNDO

Resultado de imagen de Mt 19,27-29
La lucha es a muerte, pues somos esclavos del mundo y estamos desde nuestro nacimiento sometidos a él. Nuestra naturaleza humana, herida por el pecado, siente apegos, apetencias y placeres a los que le es muy difícil renunciar. Sus pasiones y concupiscencias le someten y le alejan de la Voluntad de Dios. En este contexto natural el hombre se ve imposibilitado para dejarlo todo y seguir al Señor.

El primer paso es llegar a ese punto y tomar conciencia de nuestras debilidades. Somos débiles y sometidos a este mundo. Por lo tanto, para vencerle y liberarnos de sus ataduras necesitamos estar unidos al Señor y abrirnos a la acción del Espíritu Santo, recibido en la hora de nuestro bautismo. No es fácil, pero se puede en sintonía con el Espíritu de Dios. Y nos puede ayudar los muchos ejemplos de los que lo han conseguido. Hoy, por ejemplo, celebramos el día de San Benito, que es un ejemplo de dejarlo todo para seguir al Señor.

No es nada fácil, pero confiando en el Señor podemos ir logrando que el centro de nuestra vida sea el Señor. Y abiertos a Él nos irá transformando y dándonos fortaleza para alcanzar lo que realmente queremos y nos gustaría ser, seguidores fieles del Señor. Sin embargo, experimentamos que el poder del mundo - demonio y carne nos pueden y nos separan del Señor. Sus tentaciones nos seducen y nos cuesta mucho no abandonarnos en sus manos. Por eso, necesitamos estar fuertemente al Señor.

Esa es nuestra petición de hoy, Señor. Pedirte con confianza que, en nuestro camino, hay muchos peligros y nuestra naturaleza es débil. Pedirte que nos des fortaleza y sabiduría para hacerle frente y vencer todo tipo de seducciones que nos apetece. Iluminanos para saber discernir nuestro camino y optar siempre por el bueno, el que nos conduce a Ti. Danos la paz para no desesperar y sostenernos siempre en tu confianza y fuertes ante la tentación del mal, de los egoísmos, de la opulencia y el desenfreno de los placeres.

Te pedimos, Señor, fortaleza para estar activo y atento a ayudar a los que lo necesitan y se dejan ayudar. Ayudar a aquellos que te buscan y que carecen de lo necesario para vivir dignamente. Ayúdanos, Señor, a seguirte y vivir según tu Palabra. Amén.

jueves, 4 de julio de 2019

UN DIOS MISERICORDIOSO

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La realidad es que estamos vivos por la Misericordia de Dios. La necedad del hombre es tan grande que, volviendo la vista para otro lado, disipa la presencia de Dios y se muestra indiferente a ella. Su necedad llega a tal extremo que se revela contra quien lo ha creado y lo sostiene en su Mano. Supongo que el día que se dé cuenta su sufrimiento sera interminable y su desesperación no tendrá descanso.

Porque, tan bobamente perder el gran Tesoro de su vida, que, encima no para de buscarlo, cuando lo tiene dentro de sí mismo, es el disparate y la ocasión más desaprovechada de todas que la existencia nos puede presentar. La vida es un don de Dios y todo lo que nos sucede a lo largo de esa vida regalada viene a ayudarnos a descubrir la presencia de su Autor. Porque, de otra forma lo marginaríamos y olvidaríamos plenamente. Necesitamos experimentar la necesidad de ser curados y perdonados para descubrir su presencia.

Y el Señor Jesús aprovecha esos momentos que nuestras necesidades nos presenta. Así, a ese paralitico le perdona sus pecados, y ante la incredulidad de los presentes, le da también la curación de su parálisis. Sería bueno darnos cuentas de nuestras necesidades y pedirle al Señor que nos ayude a descubrirlas y a ponerlas en sus Manos para que nos las sane. Nuestras necesidades espirituales y físicas también, pero, sobre todo, las espirituales, porque esas son las que pueden matar nuestra alma y esa es el gran Tesoro que Dios, nuestro Padre nos ha dado, para conservarlo y llevarlo limpio ante su presencia.

Pidamos al Señor que nos dé la sabiduría de saber discernir sobre nuestra parálisis, que nos impiden permanecer a su lado y, descubiertas, ponerlas en sus Manos para que por su Infinita Misericordia quedemos limpios y sanados para continuar nuestro camino hacia la Casa del Padre. Amén.

viernes, 12 de abril de 2019

PERDONA, SEÑOR, POR MIS PIEDRAS

Resultado de imagen de Jn 10,31-42
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


Soy consciente que he tirado muchas piedras al Señor. Y todavía sigo tirándole cuando me aparto de su Voluntad. Porque, también soy conscientes de mis pecados de omisión, pues no se trata de no hacer nada malo, sino de dejar hacer muchas cosas buenas. 

El rico epulón había sido conducido al infierno no por hacer nada malo con sus banquete, sino por no atender ni preocuparse por Lázaro. Al que su señor le dio un talento, no le condenó por no hacer nada malo, sino por enterrar el talento y no negociar con él. A las cinco vírgenes necias no les cerró la puerta por que hicieran algo malo, sino por su negligencia e imprudencia y no estar preparadas cuando la puerta estaba abierta. 

Y a ti y a mí ¿qué nos podrá pasar? ¿A cuántas personas hemos dejado de escuchar, de atender, de preocuparnos por ellas? ¿Cuantos talentos recibido he enterrado? ¿Cuántas imprudencias y negligencias he cometido malgastando mi tiempo? Perdona, Señor, mis piedras y dame la sabiduría y la voluntad de responder a tu llamada. Quiero ser reflejo tuyo y poner en tus Manos todo lo que he recibido, desde mi vida hasta el último pelo de mi cabeza, pasando por todos mis talentos o cualidades. 

Quiero poner en tus Manos todo mi tiempo y saber gastarlo según tu Voluntad, pero, me doy cuenta de mis debilidades, de mis errores, de mis fracasos y de mis incapacidades. Quiero y experimento que no puedo. Lo único que puedo ofrecerte es seguir levantándome de mis continúas caídas y mis falsas promesas. Seguir caminando avergonzado de estar siempre en el mismo lugar. Pero, Señor, a pesar de mis pecados no quiero quedarme quieto y dejar de seguirte.

Ayúdame a recoger mis piedras y a dejarlas en el camino. Al menos a no lanzarla contra ti ni contra mis hermanos. A caminar en el silencio y perseverar en tu Palabra poniendo lo que buenamente pueda. A no creerme capaz de grandes hazañas ni grandes cosas. A ser simplemente un pobre hombre que quiere seguirte. Amén.

sábado, 19 de enero de 2019

LÍMPIAME, SEÑOR, DE MIS PECADOS

Resultado de imagen de Mc 2,13-17
Soy un pecador y necesito al Médico que me pueda limpiar mis pecados. Es ya un gran paso descubrir mis pecados, porque, uno de los grandes peligros es no percibirlo y alejarte del sacramento de la Penitencia porque te cuesta ver tus pecados. Por lo tanto, desde esa perspectiva conviene y es bueno descubrir tus egoísmos, tus vicios, tus defectos, tus ambiciones y debilidades. Porque, descubriéndolas buscarás quien te pueda perdonar.Y sólo hay uno, nuestro Señor Jesús, y yo quiero que me vengas a mi humilde casa, tal y como hiciste con Leví, y me limpies de mis pecados. Reconozco que estoy enfermo y quiero curarme.

Te doy gracias por tu ofrecimiento, tu entrega y tu amor generoso por el que me llamas para curarme, pues sin Ti, ¿a dónde puedo acudir? Sólo Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna y poder para limpiar y perdonar todos mis pecados. En Ti descanso y recobro fuerza y esperanza para empezar de nuevo el camino. Hoy, alguien me preguntó, ¿qué es la vida? Y mi respuesta fue "caminar".

No sé cómo me vino a mis labios, pero pensé que quizás el Espíritu me había soplado la respuesta. Pues, segundos después me volvieron a preguntar, ¿y a dónde? Y volví a responder algo sorprendido: "a un objetivo concreto", pues, de no saber a dónde se va estaríamos perdidos y sin rumbo. Y volvieron a preguntarme, ¿y todos vamos por el mismo camino? A lo que respondí:  "claro, porque todos buscamos lo mismo".

Luego, sorprendido por mis rápidas respuestas pensé interiormente. Todos queremos ser felices y todos buscamos la felicidad. Por tanto, el camino es el mismo para todo, y sólo hay uno, Tú Señor, que nos limpias de todas nuestras impurezas y pecados. Tú eres el único Camino, Verdad y Vida, y es ese el camino que quiero recorrer. Y también pienso que les gustaría recorrer a todos los hombres. Por eso, desde este humilde blog lo comparto con todos aquellos que, humildemente, quieran leerlo y reflexionarlo. Te lo pido, Señor. Amén.

viernes, 5 de enero de 2018

SEÑOR, A PESAR DEL RUIDO DEL MUNDO, QUIERO QUE SEAS LO PRIMERO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Mucho ruido, las calles llenas de gente. Huele a fiesta, a regalos, a alegría, a roscón, a ilusión...etc. Y está muy bien, pero no a todos les ocurre lo mismo. Hay quienes sufren, y lo hacen, no sólo en estas fiestas, sino que vienen sufriendo todo el año pasado, y continúa ahora también. Ellos, los que sufren, no tienen garantías de nada.

 No reciben regalos. Peor, no tienen ni lo más necesario para sostener una vida digna y carecen de casi todo. Ellos no tendrán fiesta, ni regalos, ni alegría, ni roscón, ni tampoco ilusión. Cuesta saber eso y dejar entrar la alegría dentro de tu corazón. No sabes qué hacer ni qué decir. Ganas de gritar y de protestar por tantas cosas mal hechas en este mundo. Ganas de gritar por tantos niños mal tratados, abandonados, carentes de comida, de techo, de cuidados, de toda clase de peligros, y de condenados a muerte en el seno de sus madres.

No, esta noche no es noche de reyes para todos los niños. Ni tampoco para muchos padres y madres; tampoco para muchos adultos, abuelos y ancianos. Sin lugar a duda, hay mucha gente que sufrió en la noche de la Buena Noticia, y continúa sufriendo hoy. Las palabras brotan de mis dedos como agua clara que corre sin pausa a través del impuso de mis dedos en las teclas. No me siento bien y me uno al sufrimiento en muchas partes del mundo de los que reciben como regalo más sufrimiento.

Por eso, pido al Padre del Cielo que mande luz y sabiduría al mundo para que el mundo sepa repartir paz y dignidad en todos los lugares del mundo. Y yo, no puedo quedarme quieto. Me siento impotente, débil ante la respuesta que debo dar. Yo estoy en el mundo y tengo todo lo que necesito, pero, ¿y los otros? Me siento como una gota en el océano, sin poder hacer nada, sino caminar al ritmo mecido de las olas y compartir mi tristeza por todo lo que sé que está pasando en otros lugares.

Sí, todos tenemos algo de culpa. Unos más inocentes que otros, pero todos estamos pagando esas malas intenciones que unos cometen y otros, en esta concreta situación de noche de reyes, la sufren, tal es el caso de los niños. Quisiera tener poder para derrumbar esas barreras y encender una estrella de ilusión en todos esos lugares donde la luz brilla y abunda las tinieblas. Perdona, Señor, mis pecados.

sábado, 12 de agosto de 2017

YO TAMBIÉN TENGO UN HIJO ENFERMO

Yo, Señor, también tengo un hijo enfermo. Y no sé qué hacer, ni tampoco a quien llevárselo. Tus sacerdotes y discípulos no encuentran la manera de curarlo. Quizás su cura necesita otro tipo de oraciones, o sea un camino que haya que recorrer y soportar. No lo sé, Señor, y por eso recurro a Ti como ese padre del Evangelio de hoy.

Nosotros no somos mejores que nuestros hijos. No podemos darle ejemplos porque hemos cometidos los mismos pecados que ellos. O, dicho de otro modo, quizás se los hemos transmitidos. Posiblemente, estemos pagando las consecuencias. Sin embargo, Señor, te pedimos por ellos. También por nosotros. Todos, padres e hijos necesitamos tu Gracia para enmendar nuestras vidas y limpiar nuestros corazones de todo vicio y pecado.

Quizás, nosotros, ya mayores, hemos experimentados estas tentaciones e inclinaciones propias de la juventud, y, aunque nos confesamos pecadores, hemos superado humildemente esas etapas difíciles de nuestras vidas por la Gracia del Espíritu. No por ello estamos exentos de caer en ellas, pero nos sentimos más fuertes y seguros por la asistencia del Espíritu Santo y nuestro abandono en sus Manos.

Quizás ellos se sientan más atrevidos, más seguros de sí mismo, más autosuficientes, menos necesitados de ayuda. Más osados y soberbios. Más, Señor, ciegos y obstinados. Ábreles sus mentes y llénalos de luz, porque, posiblemente, estén cogidos por el Maligno que les confunden, les presenta el vicio, el deseo y les somete. Les llenas de razones humanas que son espejismos de felicidad y mentiras, y que, ya sin fuerzas y débilmente esclavizados, les presenta la realidad y el vacío donde han caído.

¡Señor, sálvalos e ilumínalos, para que se den cuenta de la trampa en la que están cayendo y libéralos de ese mundo que trata de esclavizarlos; de esa carne que les debilita y somete, y de ese demonio que les engaña con las cosas caducas que les satisfacen, pero que están vacías y huecas. ¡Señor, escucha nuestra desesperada petición y apártalos de esa ocasión de pecados! Amén.

domingo, 28 de mayo de 2017

TAMBIÉN NOSOTROS DUDAMOS


Todo se repite y ahora la duda sigue actuando en cada uno de nosotros. Nos hemos resistido a la obediencia porque hemos dudado. Hemos creído que desobedeciendo a Dios podemos ser más felices. Hemos pensado que Dios nos quita libertad cuando nos manda a guardar todo lo que nos ha enseñado. Sí, pensamos que Dios nos somete y nos impone sus mandatos. Y le rechazamos. 

Es el pecado. El pecado insinuado por el Maligno, que quiere alejarnos de Dios y perdernos para Él. Es el Demonio, que nos sugiere esos pensamientos y nos confunde para que nazca la duda en nuestro corazón. Sí, nos cuesta seguir el camino que nos traza el Señor y tomamos el que pensamos nosotros. 

Sin embargo, la experiencia nos descubre que por este camino no encontramos lo que buscamos, y que pronto experimentamos el sin sentido y el vacío. Caemos en la cuenta que en la Casa del Padre estamos mejor y es allí donde está precisamente la felicidad que buscamos fuera. En la parábola del Padre amoroso hijo pródigo -Lc 15, 11-32, Jesús nos descubre ese grave error nuestro.

Siempre estamos a tiempo mientras estemos en el camino. Pidamos reconocer nuestro grave error o pecado y arrepentirnos. Pidamos, y tengamos confianza en la Misericordia del Padre, que nos perdona y nos abre sus brazos para acogernos y salvarnos de la muerte del pecado. Pidamos que la fe se afirme en nuestro corazón y creamos firmemente en la Palabra del Señor, que nos dice: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra».

Pidamos la Sabiduría y la Gracia de proclamar el Evangelio y hacer discípulos a toda la gente, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.

jueves, 30 de junio de 2016

EL VALOR DE LA MISERICORDIA



Vivimos y lo hacemos con esperanza. Esperanzados por la Misericordia que Dios nos ofrece. Otra cosa es que no sepamos valorar ni somos conscientes del amor que Dios nos tiene. Jesús ha venido a salvarnos, no a curarnos de nuestras dolencias y enfermedades, porque, tarde o temprano, volverán, y llegará nuestra hora. Lo verdaderamente importante es, pues, la salvación definitiva, no la temporal, la de este momento. Porque este mundo es caduco, y sólo el que perdura y es eterno tiene valor.

Por lo tanto, nuestra mayor enfermedad son nuestros pecados. Y es eso lo que Jesús quiere salvar. Viene a borrarlos de nuestros corazones y a pedonarnos, para que por ellos no perdamos el goza y la plena felicidad de vivir eternamente junto al Padre. Porque no nos condena y mata nuestras dolencias, enfermedades y nuestra muerte física, sino nuestros pecados.

Así que, podemos preguntarnos: ¿Qué es más importante, perdonar nuestros pecados o curar nuestras dolencias? Es verdad que con el dolor no podemos vivir y necesitamos que el Señor nos cure. Y Jesús lo hace y se preocupa porque todos estemos bien. Pero sería absurdo querer y pedirle al Señor que nos libre del dolor y olvidarnos de limpiar nuestros pecados y caer en la muerte eterna.

Es verdad también que el tiempo del dolor, aunque no lo queramos nos viene bien. Y nos viene bien, a pesar de ser contra nuestra voluntad, porque nos obliga a reflexionar y a levantar la mirada hacia Dios, y a pedirle que nos sane, pero también que nos perdone y, por su Infinita Misericordia, nos esforcemos en vivir según su Voluntad y en su Palabra. Y, muchas veces, sin dolor o contra tiempos nos olvidamos y resistimos a encontrarnos con el Señor.

Pidamos esa Gracia y la sabiduría de apreciar la Misericordia de Dios y el perdón de nuestros pecados, para, a través de él, alcanzar la Vida Eterna.

viernes, 18 de marzo de 2016

PERDONA, SEÑOR, NUESTRA POBRE MISERIA Y NUESTROS PECADOS

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y  UNIDAD  DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




Enséñanos, Señor, a aprender a mirarnos y a desnudarnos de todos nuestros pecados, porque en la oscuridad de este mundo nos resulta difícil vernos y descubrirnos como pecadores. Nos parece que somos buenos y que no matamos, ni robamos ni hacemos mal a nadie. Y no observamos ni descubrimos que con nuestros pensamientos, nuestra lengua y palabras insultamos, desprestigiamos, apedreamos y matamos a muchas personas, y con ellas también lo hacemos contra ti.

Recuerdo en este momento lo que le dijiste a Pablo cuando te perseguía, que cuando lo hacía con algunos de los que en Ti creían, te lo hacia a Ti mismo. Perdona, Señor, porque creo que hoy también me lo dices a mí y a muchos otros que, por tu Gracia, descubrimos estos pecados nuestros. Perdónanos, Señor, pero danos también la sabiduría y la fortaleza de no caer en la misma piedra cada día. Enséñanos a frenar nuestra lengua y a permanecer en silencio antes que lanzarte piedras en tus hijos, que son también mis hermanos.

Perdona, Señor, nuestras ansías y egoísmos de placer, de bienestar sin importarme quienes lo pasan mal por injusticias; perdona, Señor, por ser insensible a los problemas de los demás y a las necesidades que otros, por carencias o sus propios pecados, sufren sus consecuencias. Danos valor y sabiduría de discernir el bien del mal, y la sensibilidad generosa de saber amar y darle cauce a la fuerza humilde de mi amor.

Dame, Señor, todo lo que necesito para servir y ser dócil a tu Palabra y a la respuesta a tu Amor. Porque todo nos viene de Ti, como Tú lo recibes todo del Padre. Danos, también, la paciencia de saber esperarte, Señor, y de aguardar tus acciones cuando Tú así lo consideres, y de estar siempre presto y solicito a soportar  lo que Tú dispongas y mandes.

En Ti, Señor, confío, y a Ti, mi Señor, me abandono en la esperanza de recibir las fuerzas, el valor y la sabiduría de vivir plenamente en tu Palabra y Voluntad. Amén.