Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 30 de noviembre de 2017

¿CÓMO SEGUIRTE, SEÑOR?

Decimos muy a la ligera, quiero seguirte, Señor. Pero, ¿nos hemos parado a reflexionar sobre que significa y cómo hacer el seguimiento? Porque, es fácil decir que te sigo, Señor, pero, luego, lo hago de la manera que a mí me parece y a mis gustos y conveniencias. Yo elijo mi misión y lo que menos lata me da. Sería importante mirar hoy para ese lado del significado de mi seguimiento.

Porque, seguir es más duro de lo que pensamos. Seguir, según el diccionario, significa: Ir después o detrás de alguien. Ir en busca de alguien o algo; dirigirse, caminar hacia él o ello.  Proseguir o continuar en lo empezado. Ir en compañía de alguien. Vine con él y le seguí siempre. Cada una de estas definiciones tiene una gran significación e importancia. 

Y a la luz de estas significaciones me puedo preguntar: ¿Voy yo realmente detrás de alguien? ¿Voy yo en busca de alguien? Realmente, ¿camino hacia él? ¿Soy constante y continúo en lo empezado? ¿Soy consciente de que me acompaña alguien? ¿Estoy con él y lo sigo siempre? 

Las respuestas a estas preguntas, reflexionándolas con seriedad, compromiso y verdad, pueden darnos la medida de nuestra fe y perseverancia. Pueden descubrirnos la actitud de nuestra disponibilidad y entrega a dejarnos convertir por el Señor. Es evidente que Andrés, Simón, Santiago y Juan tuvieron esas respuestas y esos compromisos. También sabemos que no todo fue camino de seguimiento llano. Hubo dificultades y adversidades; hubo oscuridades y confusiones; hubo ignorancia e incomprensiones, y hasta negación y abandono, pero, la paciencia y perseverancia dan sus frutos, y se hizo la Luz después de Pentecostés. Las mentes se abrieron y gozaron de la ilusionante gloria de la Resurrección.

Quizás esos pasos nos sirvan para también nosotros plantearnos nuestro seguimiento. Jesús, el Señor, es el artífice y el que hace el milagro de transformarnos. A nosotros sólo nos queda la obediencia, el perseverante seguimiento y la disponibilidad para que Él decida nuestro cambio. Pero, claro, tenemos que sostener nuestra lámpara encendida. Pidamos perseverantes esa Gracia. Amén.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

H I M N O (LAUDES)


Estate, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y, cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;

porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.

Llévame en tu compañía,
donde tú vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;

si tú vida no me das,
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte,
temo, Señor, tu partida
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;

pues la inmortal que tú das
sé que alcanzarla no puedo
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. Amén.



Miércoles, XXXIV
 semana del Tiempo Ordinario, 
feria Salterio: miércoles de la segunda semana

martes, 28 de noviembre de 2017

DANOS, SEÑOR, SABIDURÍA Y PERSEVERANCIA

Da escalofrío leer lo que nos dice el Evangelio de hoy. Pensar que, ahora, en muchos pueblos y ciudades de todo el mundo, muchos ciudadanos se afanan en consumir, en sumergirse en cosas superfluas, en pasar su tiempo dándose culto a ellos mismos y en no pensar en otras cosas sino en pasarlo bien, mostrándose indiferentes a lo que pasa a su derredor y al sufrimiento de otros, es para experimentar pena, miedo y tristeza. Porque, escrito está que llegará el final y todo quedará piedra sobre piedra.

Luego, ¿cómo no pensar en esto? ¿Acaso somos tan necios que no somos capaces de pararnos un poco y pensar que nuestro tiempo está contado? ¿A dónde vamos corriendo? ¿Qué buscamos? No pensamos que cada día que pasa es una nueva oportunidad para permanecer atentos, vigilantes y preparados? ¿Se nos ha olvidado ya la parábola de las diez vírgenes u otras que nos avisan sobre esta necesidad de permanecer vigilantes y preparados? ¿O es que no las conocemos ni nos importa conocerlas?

Luego, llegarán sorpresa, tal y como antes de ayer nos advertía el Evangelio del domingo. Sí, el mundo empieza a dar señales, que no indican que está próximo el final, pero que sí confirman que esos hechos pasarán primero. Porque, abres la televisión, lees la prensa e Internet y escuchas la radio, y adviertes que lo que está pasando en este mundo es lo que nos describe Jesús en el Evangelio. Hay guerras, persecuciones, atentados, enfrentamientos, hambre y sed, enfermedades, amenazas de naciones...etc.

El mundo empieza a descubrirse como un mundo en destrucción y llegará a no quedar nada, sino piedra sobre piedra. Danos, Señor, sabiduría y perseverancia para saber permanecer y perseverar en tu Palabra a pesar de todas estas manifestaciones, seducciones, engaños y confusiones que el mundo, falsamente, nos quiere transmitir. 

Danos la capacidad de discernir y de mantenernos firmes en tu Palabra, aunque los obstáculos y adversidades nos señalen otro camino. Danos la voluntad y la fe de confiar en Ti, Señor, y sosternernos vigilantes y fieles confiados en tu segunda venida. Amén.

lunes, 27 de noviembre de 2017

EL VALOR DE LO POCO

El valor de las cosas no está en su cantidad, ni tampoco en su importancia, ni siquiera en su valor. No por tanto llover es bueno, ni tampoco por mucha agua. A veces la abundancia estropea, no sólo las cosas sino también las personas. Y sucede que en la escasez todo se estima y se aprovecha mejor. La experiencia nos dice que cuando los tiempos son difíciles, se advierte y descubren los valores, la solidaridad y la fraternidad.

En el fondo, el valor de todo acto se esconde en la intención. No por su valor, cantidad, ni tampoco escasez una acción o donación es buena. Su bondad se mide por su intención y desprendimiento. Es eso lo que valoró Jesús en la actitud de aquella viuda pobre. Mientras los acaudalados ricos mostraban su poder y su generosidad, escondiendo bajo su vestido de apariencia su hipocresía y su mentira, la viuda pobre daba de lo que necesitaba para su subsistencia.

Porque, mientras unos daban de lo que les sobraba sin echarlo en falta, otra, daba de lo que necesitaba y echaría en falta. Compartir no consiste en dar de lo que te sobra, sino en dar de lo que necesitas. Se trata de partir el pan y compartir la mitad con otro. En todo caso, la ayuda se hace amor cuando compartes de lo que tienes y necesitas, o, al menos no te sobra.

Supongo que ha sido eso lo que Jesús quiso destacar en aquella viuda pobre, y lo que quieres advertirnos a todos nosotros. Y eso te pedimos, Señor. Danos la voluntad y la buena intención de hacernos comida compartida para aliviar el hambre y la sed de otros. Danos la fortaleza para sentirnos capaces de saciar nuestra sed y hambre, no satisfaciéndonos, sino compartiendo.

Transforma nuestro corazón, Señor, y conviértelo en un corazón generoso, disponible, servicial, atento y entregado a compartir y a darse. Amén.

domingo, 26 de noviembre de 2017

LAS CARTAS BOCA ARRIBA

Todo queda claro. No se trata de novenas, de celebraciones Eucarísticas, de preceptos y cumplimientos, de ser un buen soldado, de cumplir con todo lo que te mande, tal hizo el hermano mayor de la parábola del hijo pródigo -Lc 15, 11-32- y de muchas cosas más. Se trata de amar. Eso, simplemente amar. Y amas cuando te preocupas por las personas que lo necesitan. ¿Y quienes son?

Pues, más claro todavía. Los pobres, los excluidos, los marginados, los encarcelados, los necesitados, los enfermos, los disminuidos... aquellos que necesitan de una mano amiga para aliviar su sufrimiento. Se trata de discernir a este respecto, porque muchos, en situaciones de apuros, no son necesitados, sino aprovechados. Por lo tanto, no se trata de ser bobo, sino de discernir quienes en realidad son necesitados y pobres.

El Evangelio de hoy nos descubre realmente quienes son. Y nosotros aprovechamos para pedirle al Señor que nos dé la sabiduría de saber discernir quienes realmente necesitan de nuestro humilde y pequeño amor. y, llegado el momento y la ocasión, tener la fortaleza y la voluntad para actuar desinteresadamente y por verdadero amor. Porque, no nos van a preguntar ni a pedir otra acción o acto. 

Claramente, el Evangelio de hoy lo explicita muy claramente y no deja lugar a duda: Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’. Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?’. ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’. Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’.

sábado, 25 de noviembre de 2017

¡DIOS MÍO, QUÉ SERÍA DE MÍ SIN TI!

Muchos agnósticos piensan que Tú, Señor, eres una invención del genero humano. Una invención como resultado a dar respuesta a sus muchos interrogantes y miedos. Piensan que, más que una realidad obedece a una necesidad, lógica y de sentido común, que les descarga y les justifican sus ideas y proyectos. Y en esa dinámica tratan de tranquilizar y silenciar sus conciencias.

No cabe duda que la resurrección admite la demagogia y las evasiones. Se presta al autoengaño y al rechazo, y tienes muchos caminos por donde se puede evadir. En cierto modo es lógico, pues, el hecho de ser libre para elegir hace necesario que haya muchos vericuetos por donde puedas escapar. La libertad exige diferentes opciones, pero, el peligro está en que hay que elegir bien, pues solo una es la verdadera. Eso explica la existencia de la fe. Se hace necesaria tenerla, pues ella nos ayuda a confiar esperanzadamente.

Al margen de todo esto, hay muchas otras razones que evidencian tu presencia y tu Resurrección, Señor. La primera es que hay testigos de que tu Sepulcro estaba vacío; la segunda, que fue una mujer la primera en verte y dar testimonio de tu Resurrección; la tercer, tus repetidas apariciones ante de ascender a la derecha de tu Padre, y la cuarta, múltiples razones que nos alargarían mucho el tema.

Sería absurdo pensar que la Escritura, donde se da testimonio de todo esto, fuese inventada, pues está escrita por unos judíos que, no parece normal, se echen piedras sobre su mismo tejado. Absurdo pensar que defiendan a una personaje que critique la ley del sábado; absurdo pensar que sigan a un líder cuyo primer testimonio lo da una mujer, que en la sociedad judía no tiene voz ni voto, ni credibilidad alguna. Más todavía, absurdo pensar que, Pedro, recriminado por Jesús -Mac 8,33- con las palabras:  "apartarte de mí Satanás..." y que no podía entender que Jesús terminase en la cruz, ignominia para los judíos, fuese después el elegido para presidir su Iglesia, y diese su vida por Él.

¿Cómo es posible que ante todos esos hechos unos hombres sean capaces de dar testimonio de Ti, y escribir los santos Evangelios? ¿O están locos, o es una prueba fehaciente de la verdad de tu Resurrección, Señor? Sí, Dios mío, vives dentro de mí y moras en mi corazón. Me buscas y me llamas, porque quieres darme la Vida Eterna, para, como ángel, vivir gozosamente en tu presencia.

Aumenta, Señor, mi fe y revísteme de la humildad que necesito para ver, tras las apariencias, a mis hermanos como Tú los ves. Amén.

viernes, 24 de noviembre de 2017

UN TEMPLO LLENO DE VIDA


HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


La casa del Señor está dentro de ti. Es tu corazón, porque el Señor Vive, ha Resucitado y camina a tu lado. Por lo tanto, no está en un lugar determinado, si bien, de forma espiritual está bajo las especies de pan y de vino consagrado en el Sagrario. Pero, esperando entrar en tu corazón como alimento espiritual para caminar contigo en tu deambular diario y en tu lucha de cada día contra esa cruz que se te hace pesada y te cuesta cargar.

Es verdad y tiene sentido que, tengamos unos lugares donde encontrarnos y vernos. Necesitamos conocernos y compartir. Amar no se puede vivir desde la individualidad ni el aislamiento. Necesitamos estar juntos y unidos. No sólo de espíritu sino también físicamente y materialmente. Porque, no sólo somos espíritu, sino carne también. Tenemos vida animal, pero también espiritual. Somos semejantes al Dios hecho Hombre, nuestro Señor Jesús, y en Él encontramos nuestra referencia y nuestro camino. Pues, el mismo se nos ha mostrado como Camino, Verdad y Vida.

Pero, nuestro verdadero templo lo llevamos con nosotros. Y desde cualquier lugar podemos adorarle en espíritu y en verdad. Somos templos del Espíritu Santo, y, abiertos a su acción, nada tendremos que temer, porque, destruidos seremos levantados y resucitados como Él nos ha prometido. Llevamos la cruz de nuestra vida, y muertos al pecado viveremos en la luz y gloria de la Resurrección.

Por lo tanto, adoremos al Señor en Espíritu y en Verdad desde la atalaya de nuestro corazón y muramos al hombre viejo de los sacrificios y ofrendas de animales. Vivamos el alimento del pan y vino que el mismo Señor ofreció en las vísperas de su Pasión, y comamos de esa comida que nos ha ofrecido. Alimento que no necesita de templos ni de edificios concretos. Alimento que podemos compartir y ofrecer en cualquier lugar donde el Señor se hace presente y celebra su muerte y Resurrección partiéndose, bajo las especies de pan y vino, para redimirnos y salvarnos. Amén.

jueves, 23 de noviembre de 2017

TAMBIÉN, ARREPENTIDO, LLORO POR MIS PECADOS

También yo me encuentro entre aquellos que en tu tiempo, Señor, te rechazaron en tu propia ciudad de Jerusalén. También yo, ahora, desde mi propia ciudad lloro también, unido a tu infinita misericordia, mis pecados de rechazo y de indiferencia. Porque, cada vez que rechazo a un hermano y me muestro indiferente a sus problemas, me estoy también mostrando indiferente a Ti.

Es verdad que no somos un mar gigante que tiene poder y fuerza con sus enormes olas. Soy simplemente una gotita débil y frágil que con un simple golpe de mar cae en la roca y queda evaporada en segundos por el inmenso sol. Pero, formo parte de ese mar inmenso que Tú, Señor, has creado y, con tu Vida, Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión, nos has hecho participe de tu victoria sobre la muerte y el pecado. Y también de tu Resurrección.

Gracias, Señor, porque has empapado mi vida de esperanza y le has puesto orden y sentido a mi humilde y pobre camino. Gracias, Señor, porque llenas mi vida de alegría y de orden y le das nueva vida cada día a mi vida, valga la redundancia, renovándola, fortaleciéndola, llenándola de esperanza y de amor. Porque, el amor es ese deseo de compromiso por hacer y buscar el bien. Es eso lo que debe movernos, en la confianza de que en el Espíritu Santo nos hará mejor cada día y nos llenará de la Gracia de la Vida del Señor.

Arrepentidos de todas nuestras debilidades y pecados, pidamos al Señor que nos llene de su fortaleza y nos invada de su Gracia, para que nuestro corazón, entregado y puesto en sus Manos, se vaya transformando en un corazón compasivo y misericordioso como el suyo. Pidamos porque las comunidades y grupos, injertadas en el Señor, vivan cada día más comprometidas en el amor y se vayan configurando como otro Xto. Jesús, en el esfuerzo de parecernos a Él cada día más.

Danos, Señor, la sabiduría y la fortaleza para parecernos a Ti y aceptar tu Palabra tratando de hacerla vida en nuestras vidas. Amén.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

MULTIPLICAR MI ONZA DE ORO

¿Dónde están mis cualidades? Porque, cualidades tengo que tener. Incluso, puede ser una cualidad dejarme ayudar por otros. ¿No has pensado que la necesidad de otros puede ser tu gran oportunidad de salvación? Que hayan pobres será una bendición, porque será la gran oportunidad de tu salvación. Ahora mismo, el mundo tiene en su mano la posibilidad de ganarse su eternidad, y la solución se esconde en distribuir sus riquezas, implantar justicia y vivir en la verdad y fraternidad.

Quedarían todos los problemas solucionados, ¿no lo crees? Pero, claro, eso pasa porque tú y yo nos pongamos por obra cambiar y ser generosos. Tú y yo solos no basta. Necesitamos a todos. El problema es de todos, y mientras haya un garbanzo podrido dentro del potaje, la cosa no funciona bien. En este sentido, todos tenemos el compromiso de trabajar para transformar el mundo en un mundo, valga la redundancia, más humano y de acuerdo con la Ley de Dios. Es decir, la de amar como Él nos ama.

Esa es la clave, descubrir mi onza y ponerla a rendir. sólo hay un lugar donde mi onza puede multiplicarse: "en el prójimo". Se trata de ganar el corazón del prójimo y aliviarlo de dolor. Hasta ahí puedes llegar, porque todo lo demás, es decir, de entregárselo a Dios dependerá de él.

Aprovecho este pensamiento para compartir el criterio evangelizador que nos preocupa muchas veces. Incluso nos desanima y nos tienta con el abandono, sintiéndonos impotentes para mover a otros a conversión. La cuestión es que no somos nosotros los que convertimos. Eso pertenece sólo a Dios, y, para eso, ha enviado al Espíritu Santo, quien se encargará de convertir y transformar sus corazones en la medida que se abran a su acción transformadora.

Pero eso no nos inhibe de nuestra cooperación y de nuestro esfuerzo. Somos nosotros los portadores de la Buena Noticia de salvación que, anunciada, ellos tendrán, como nosotros, buscar en el Señor. Y es eso lo que te pedimos, Señor, que nos des esa capacidad de comunicarnos y de saber discernir la aplicación y el esfuerzo de nuestro trabajo y la sabiduría de multiplicar nuestra onza de oro. Amén.

martes, 21 de noviembre de 2017

MARÍA, EJEMPLO DE TESTIMONIO

Una madre se preocupa por los problemas de su hijo. Hoy, el Evangelio nos habla de eso. María acude a donde está su Hijo. Sabe de las habladurías que se ciernen sobre Él y trata de advertirle y de ponerle en guardia. Le critican y lo tratan de loco. Jesús no se detiene y cumple la misión a la que ha venido y la que su Padre del Cielo le ha encomendado.

Con esta intención y ante la imposibilidad de acercarse a su Hijo, María es anunciada a su Hijo comunicándole que quiere hablarle. Y a esa noticia de que su Madre está ahí afuera y quiere verle, Jesús responde de una manera sorprendente diciendo: «¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos?». Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

Lejos de entender que se muestra indiferente ante la cercana presencia de su Madre, Jesús pone el ejemplo de su Madre, que antes de ser Madre se ha entregado a la Voluntad de su Padre poniéndose enteramente a su disposición: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí su Voluntad". Ella es ejemplo de testimonio para todos nosotros, porque fue la primera en aceptar el Plan de Dios para que, en ella y a través de ella, Jesús, el Hijo de Dios Vivo, se encarnara y habitase entre nosotros.

Gracias Madre. Enséñanos a seguir tu ejemplo y a cumplir la Voluntad de Dios, que no es otra que la de amar y entregar nuestra vida en servicio de los más necesitados. Intercede por nosotros y guíanos para que, siguiendo tu ejemplo, seamos nosotros también instrumentos en el Espíritu Santo y podamos convertir nuestro duro y egoísta corazón en un corazón manso, paciente, bueno, compasivo, comprensivo y humilde como el de tu Hijo Jesús.

Danos Señor ese Don y esa Gracia de ser sabios y humildes para disponer nuestra vida y nuestros talentos, recibidos de tu Mano generosa, en función de aquellos que realmente están necesitados. Amén.

lunes, 20 de noviembre de 2017

INTERESADO EN ENCONTRAR A JESÚS

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Sucede que muchas personas se topan con Jesús, pero no están interesados en conocerlo. A muchos invitamos a conocerle, y, algunos, acuden, pero pronto se van. No les interesa lo que oyen o no están interesado en saberlo. Simplemente se sienten bien y no necesitan médico. Será difícil motivarlos y descubrirle que somos esclavos y necesitamos al médico que nos libere de esa esclavitud.

Y eso no se experimenta en unos ejercicios, asambleas o celebraciones. Puede experimentarse, pero por regla general no ocurre. La experiencia nos dice que muchas personas lo experimentan y se quedan igual y dejan de acercarse. Posiblemente buscaban otra cosa o en otro lugar. No es el caso del ciego del Evangelio de hoy. Ese sí estaba atento y, a pesar de no ver, estaba vigilante a la escucha de que ese Jesús, del que él había oído hablar pasara por allí.

Y sucedió, como nos cuenta el Evangelio que ocurrió, y, Bartimeo, que así se llamaba el ciego, empezó a gritar y a llamar la atención de Jesús. No le importaba que le reprendieran o le mandaran a callar. Él quería ver a Jesús, pues confiaba que podía abrir sus ojos si Él lo quería. Y su insistencia fue tal que logró atraer la atención de Jesús.

No quiero pararme en lo que sucedió después, sino en reflexionar sobre la actitud que tenemos nosotros. ¿Es como la de aquel ciego? ¿Queremos y buscamos a Jesús para que nos abra los ojos y poder ver la luz que nos ilumina el camino de conversión? ¿Estamos en esa actitud hasta el punto que no nos importa la dificultades que tengamos para llegar a Él?

Pidamos esa actitud y pongamos todo lo que está de nuestra parte estando atentos, vigilantes y dispuestos a dejarnos encontrar con el Señor. El quiere curarnos de esa nuestra ceguera suficiente e iluminarnos para que reconozcamos nuestra indigencia y necesidad de sanación. ¡Señor, que vea la luz que realmente nos salva y nos conduce a Ti! Amén.

domingo, 19 de noviembre de 2017

ACEPTO LO QUE DIOS ME HA DADO

Cuando hablamos de talentos, también podemos pensar de aquellos que Dios no me ha dado. Es decir, tanto tendremos que negociar con los recibidos como también con los no recibidos. Significa esto que tan importante es responder de aquellos que hemos recibido, como de aceptar de lo que no hemos recibido. Eso cambia la situación, porque, a veces, no nos conformamos con lo que tenemos o con lo que somos y queremos ser más de lo que estamos llamados a ser.

En eso entra la humildad y la aceptación. Aceptar tal y como Dios me ha hecho es responder a su llamada y al compromiso de rendir cuentas sobre todo lo recibido. Cuando uno va descubriendo sus talentos, pero, al mismo tiempo, sus limitaciones, uno toma conciencia de lo que puede hacer y a donde no llega. Entonces, buscar el equilibrio y dar el cien por cien de lo recibido es la perfecta respuesta.

Es indudable que el que recibió cinco ha recibido una capacidad para dar diez. Pero, de la misma forma, quien recibió dos no puede dar sino dos. Y el de uno, uno. Extralimitarse y querer dar más es tan negativo como no dar el cien de lo recibido. Y esa es nuestra oración de hoy. Danos, Señor, la capacidad de discernir lo recibido y la proporcionalidad de nuestra respuesta. Que verdaderamente seamos capaces de dar todo lo que hemos recibido y no extralimitarnos queriendo ser mejor que lo que Dios espera de nosotros.

Tratemos de conformarnos, te lo pedimos, Señor, con lo que Tú has querido darnos, y pidamos que tengamos siempre la fortaleza y el compromiso de nunca enterrar esos talentos que hemos recibido, ni tampoco querer aparentar más de lo que hemos recibido. Aceptar lo que nos has dado es aceptar tu Voluntad, y eso es lo que te pedimos, Padre Dios, para, a la hora de rendirte cuenta, cumplir con tus deseos y tu Voluntad.

Gracias, Señor, por ser como soy. Danos la sabiduría de aceptarnos y alegrarnos de ser como somos, porque eso es lo que Tú has querido que seamos. Nos has hecho a imagen tuya y eso, con los talentos recibidos, lo que debemos hacer auxiliados por el Espíritu Santo que nos asiste y acompaña. Amén.

sábado, 18 de noviembre de 2017

DAME, SEÑOR, LA CAPACIDAD DE SER PERSEVERANTE


Tengo que confesar que me cuesta ser perseverante e insistir. Sucede que uno de mis prontos y debilidades es huir de la insistencia. Confieso que me cuesta insistir, incluso, me duele machacar, a pesar de que sea para su bien, a otra persona con el fin de que se avenga a lo que le quiero aconsejar o hacerle ver. Creo que confundo insistencia con imposición, y no se trata de eso, sino de insistir a aquel que tiene poder para darme lo que realmente necesito.

Porque hay dos clases de insistir. a) la de pedir la solución de algún problema; b) la de ofrecer la solución a todos los problemas, es decir, la salvación. Tanto una como la otra son necesarias y, por nuestro compromiso de Bautismo, estamos llamados a esa insistencia o perseverancia. Y ambas formas de insistir podemos hacerlas desde la palabra y desde la vida. Una no puede vivir sin la otra. Las dos son vitales y necesarias para que la petición o proclamación lleguen al corazón del otro.

La parábola que el Señor nos expone hoy nos refleja esa necesidad de insistir. Insistir porque el Señor quiere que le demostremos nuestra fe en Él. La insistencia esconde la prueba de esa fe, y si un juez, que no cree en Dios ni en los hombres, accede a hacer justicia por la pertinaz insistencia de esa viuda, cuanto más tu Padre Dios, que se ha hecho Hombre para, entregado a una muerte de Cruz, liberarte de tus pecados y ofrecerte la Gloria Eterna en su presencia.

Se trata, pues, de pedir por todos nuestras necesidades, materiales y espirituales. Nos hace falta el pan, el agua, ahora en estos momentos tan necesitada en muchos lugares del mundo, el trabajo, la paz, la sabiduría de saber discernir lo bueno de lo malo, la justicia para evitar enfrentamientos y guerras que oprimen y matan a muchos pueblos. Necesitamos pedir, pero también proclamar que Dios, nuestro Padre,  nos escucha, nos quiere salvar y nos atiende.

Pidamos que aumente nuestra fe en Él y que siendo confiados en su Palabra, insistamos, como Él nos ha dicho, en perseverar en la oración de petición de todo lo que necesitamos para vivir en su presencia y ser testigos dignos de su Palabra para otros. Amén.

viernes, 17 de noviembre de 2017

UNA VIDA, OCASIÓN PARA APROVECHARLA EN TU SALVACIÓN



HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Se nos ha regalado esta vida para aprovecharla. Sería un disparate perderla, porque eso significa que ya no hay remedio, será para siempre. Y es que contamos con todo a nuestro favor porque el Señor está con nosotros. Y, en y con É,l la victoria esta asegurada. Ahora, no por eso es fácil, pues tenemos que entablar una lucha contra nosotros mismos y contra el demonio, que tiene mucho poder y nos, si nos apartamos de dios, puede vencer fácilmente.

Así está el mundo, muchos hombres sólo se cuidan de comer, beber, tomar mujeres y pasarlo bien. Todo en sus vidas se reduce al placer, y ello supone ser fuertes y poderosos para permitirse esos caprichos y disfrutar de la vida. Sin embargo, están embobados, sordos y ciegos, pues no se dan cuenta lo que dice el Señor: Jesús dijo a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste.»

Y Jesús, el Señor, nos ha prometido venir por segunda vez. Una venida ya definitiva, para llevarnos con Él a todos los que en Él han creído. Y su Palabra tiene verdadero cumplimiento. En este mundo estamos de paso, y nuestra misión es luchar por construir un mundo mejor. Sobre todo, para los pobres y marginados; para los débiles y excluidos; para los pequeños e inocentes. Un mundo donde el amor sea la fuerza que nos une a todos y nos permite vivir en justicia, amor y paz.

Por eso, Jesús nos dice que quien pierde su vida por vivir en su Palabra y luchar por un mundo mejor, la ganará. Y quien la gane, buscándose a sí mismo y tratando de vivir sin mirar por los pobres, la perderá. Por eso, Señor, te pedimos que nos ayudes a descubrir que esta vida, que Tú nos regalas hoy, sea nuestro gran tesoro para aprovecharla y ganarlo la verdadera Vida que Tú nos trae. La real y verdadera Vida Eterna. Amén.

jueves, 16 de noviembre de 2017

SÉ QUE VENDRÁS, SEÑOR

Yo creo firmemente en tu Palabra. Si no mi vida, Señor, quedaría nublada por la desesperanza y la oscuridad. Creo firmemente que vendrás, pero no me preocupa tanto esa hora y momento. Tú me dices hoy que no corra ni vaya detrás, porque verte aquí o allá me será imposible. Más, me orientas a buscarte dentro de mí, porque, realmente Señor, Tú moras dentro de mí, en mi humilde y pobre corazón.

Ahí quiero buscarte, Señor. Y quiero también hacerte un hueco confortable en él, para que Tú mores agradablemente y me llenes de tu paz, tu gozo y alegría. Y me llenes también de fortaleza, porque, como dices en el Evangelio de hoy: antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación».

Yo, al estar contigo, también tendré mis propios padecimientos, Señor. Y quiero padecerlo junto a Ti y soportarlos como Tú los soportaste. Quisiera buscar esas fuerzas dentro de mí, que Tú me das y me transmites, para sufrir con paciencia mis adversidades y mi propio camino de cruz. Pero, sabiendo, Señor, que en esos momentos mi juicio se está realizando, porque Tú estás conmigo, y conviertes mi dolor en gozo, alegría y paz.

No cabe duda que siento miedo, y, sobre todo, temo por mis debilidades y por fallarte, Señor. Pero, aún temblando me pongo en tus Manos. No tengo otra, porque, sólo Tú, Señor, me das confianza y paz para abandonarme en tus Manos. Y en Ti confío, Señor. Mi vida cobra sentido cuando está contigo, y mi corazón reboza de júbilo y esperanza cuando te experimenta cerca y siente tus Caricias y tus Palabras que le confortan y le fortalecen.

Gracias, Señor, por quedarte conmigo, y gracias por tu promesa de que volverás a buscarme. Yo me limito a experimentarte dentro de mí y a gozar de tu presencia, y a esperar confiado y firme que, cuando Tú lo decidas, volverás, como me has prometido, en mi búsqueda. Amén.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

PERDONA, SEÑOR, MIS OLVIDOS

Sucede en mi vida también, me olvido, no sólo de darte gracias, sino de reconocer que sólo en Ti, Señor, mi vida tiene sentido y todo mi ser y obrar está en Ti y es tuyo. Nada hago sin Ti, Señor, y todas mis obras son tuyas, porque a Ti todo pertenece. Eres, Señor de la Vida y de la muerte y sin tu permiso nada tiene lugar.

Me olvido, como aquellos nueve leprosos, de que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, y, necio de mí, trato de seguir adelante creyendo que la vida me pertenece y que mis éxitos y obras son causa de mis esfuerzos y mi poder. Y, cuando la vida me sonríe y todo marcha bien, se eleva mi autoestima y me olvido de darte gracias, Señor. Perdona, Señor, mi osadía y mi suficiencia.

Hoy, Señor, quiero pedirte perdón por todos mis olvidos. Incluso, por mis preocupaciones y desconfianzas, pues, reconozco lo débil de mi fe y las inseguridades que mi vida padece ignorando tu presencia y tu poder. ¿Qué me puede ocurrir estando contigo, Señor? Si tuviera fe experimentaría que nada me puede pasar, y, aún, estando en el dolor y sufrimiento, no perdería el gozo y la alegría. 

Dame, Señor, fortaleza y mucha humildad, para soportar con esa sabiduría que viene de Ti, las inclemencias de mi vida desde el gozo de aceptarlas y la alegría de saber que todo termina en Ti. Y, lléname de la esperanza de saber que el final de mi vida eres Tú. Y en Ti encontraré ese Tesoro que ando buscando y que eres Tú, Señor. Sólo Tú, Dios mío, eres mi paz, mi refugio, mi vida y mi gozo.

Eso te pido, Señor, experimentar en la entrega del servicio, mi renuncia a buscar mi felicidad, para darme dándome a buscar la felicidad del otro. Sobre todo de tus preferidos, los pobres, los pecadores marginados y abandonados y excluidos de la sociedad. Muéstrame el camino de poder ayudarles y aliviarles sin buscar ninguna recompensa, sino, simplemente, hacer lo que debo hacer y corresponderte Señor con todo lo que Tú me has dado. Amén.

martes, 14 de noviembre de 2017

RECONOCER NUESTRA PEQUEÑEZ

A pesar de escucharlo, como otras tantas cosas, se nos hace difícil darnos gratuitamente. Y se nos hace difícil porque nos cuesta reconocer nuestra inutilidad y nuestra total dependencia de Padre Dios. No somos nada. Todo le pertenece, incluso nuestra vida. De Él venimos y a Él iremos. Sin embargo, el pecado está permanente ahí. La arrogancia con la que el hombre se hace dueño del árbol de la Ciencia del bien y del mal rechazando a Dios.

Incluso, experimentamos la sensación de agradecimiento por parte de Dios cuando hacemos alguna obra buena. Nos creemos, aunque inconscientemente, que Dios nos agradece todos nuestros buenos actos y que le hacemos un favor cuando obramos bien. ¡Qué necio somos! Cuando todo nos ha sido dado gratuitamente para nuestro bien y salvación.

Realmente, debemos ponernos en oración y pedirle al Señor que nos dé esa sabiduría divina de sabernos sus hijos, y sin ningún mérito para recibir recompensa. Todo lo que tenemos le pertenece y ya es mucho, pues nos ha sido dada la vida y el gozo de vivir con alegría y paz en su presencia. Toda recompensa sobra, pues somos nosotros mismos, por decirlo de alguna manera, nuestra propia recompensa.

Por lo tanto, perdona, Señor, todos nuestros pecados y nuestras suficiencias y danos la necesaria humildad para, no sólo reconocer, sino creérnoslo de verdad y experimentarlo en lo más profundo de nuestros corazones, que somos simples criaturas tuyas, y que ya, por el hecho de existir, ser y vivir en tu presencia y conocimiento, debemos estar agradecidos.

Danos la paciencia y la perseverancia de ser prudentes y de saber cumplir con nuestro deber y compromiso de Bautismo. Sin esperar nada a cambio, te pedimos, Señor, fortaleza para llevar a cabo nuestra misión evangelizadora y responder así con nuestro compromiso cristiano. Iluminanos para comprender que nada merecemos, pues nada tenemos y en ello gozamos y todo nos viene de Ti como don gratuito. Amén.

lunes, 13 de noviembre de 2017

MISERICORDIA QUIERO, Y NO SACRIFICIOS - Mt 9, 13 -

Jesús ha venido a perdonarnos, porque nacemos manchados por el pecado y necesitamos ser limpiados para, purificados, alcanzar la Vida Eterna. Vida Eterna a la que estamos llamados y experimentamos dentro de nosotros mismos. Está impresa en nuestro corazón. La descubrimos en el camino de nuestra vida y la anhelamos desesperadamente. Sin embargo, ocurre que la buscamos en lugares equivocados.

La puerta de esa limpieza primera empieza en el Bautismo. Por Él entramos en la familia de los hijos de Dios y gozamos de la asistencia del Espíritu Santo, que nos fortalece y nos ayuda al combate de cada día contra la tentación del pecado y del escándalo. Es lógico y de sentido común que estamos necesitado de misericordia, y es eso, precisamente, lo que Jesús nos ha venido a dar gratuitamente. Porque, nuestra realidad no es otra sino esa. Necesitados de perdón y misericordia.

El Evangelio de hoy nos lo dice claramente: «Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, le perdonarás».

Pero, esa misericordia recibida de forma gratuita, pues no la merecemos, también tenemos que devolverla en los hermanos. Así como nosotros somos perdonados, también tenemos que perdonar. Lo rezamos todos los días en el Padrenuestro. Por eso, Jesús nos lo recuerda hoy. Y es eso precisamente lo que nos pide, nuestro arrepentimiento y dolor por haber actuado mal. 

El Señor no busca nuestro bien actuar, pues es eso lo que debemos hacer sin ninguna recompensa, sino, ante la caída y el pecado, nuestro dolor y arrepentimiento. Precisamente para eso, para levantarnos, animarnos a seguir actuando bien y perdonarnos. Seamos consciente de esa realidad y de esa Misericordia que el Señor nos regala cada día, y pidámosle fe y confianza en que, siempre que acudamos a Él con dolor y arrepentimiento, recibiremos su Perdón y Misericordia. Amén.

domingo, 12 de noviembre de 2017

LLENA, SEÑOR, NUESTRA ALCUZA DEL VERDADERO ACEITE

Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora». Esta es la realidad. Sabemos que llegará el día, y también la hora, pero no sabemos cuándo, ni dónde ni cómo. Y eso trae un mensaje muy claro: Hay que estar preparado y vigilante. Y la única y mejor preparación es tener la alcuza llena del verdadero aceite. El aceite de la Vida de la Gracia; el aceite sacramental de los sacramentos, en especial el de la Eucaristía; el arma de la relación con el Señor, la oración, a través de la cual estamos en contacto con Él en cada instante. Y todo eso para vivir en el amor de cada día. Un amor que se hace compromiso en los hermanos, con los hermanos y para los hermanos.

Pero, nosotros, seres pecadores y limitados, sólo podemos poner y entregar lo que se nos ha regalado, es decir, la libertad de decidir y la voluntad de llevarlo a la práctica. Todo lo demás lo hará la Gracia del Señor en el Espíritu Santo. Y eso es lo que pedimos hoy a través de este pequeño y humilde rincón de oración. Pedimos, Padre, que nos des la sabiduría, la capacidad y la fortaleza de mantener siempre nuestra alcuza llena de aceite.

Ese aceite que nos mantiene limpios, puros, disponibles, entregados, humildes, amorosos y serviciales para con todos los hombres, por la Gracia de Dios. Un aceite que no nos falte nunca y cuando decidas venir en nuestra búsqueda podamos recibirte con las lámparas de nuestros corazones bien encendidas hasta que Tú decidas abrirnos la puerta de tu morada.

Sabemos que no nos basta con sólo pedir, sino que Tú esperas también de nosotros que pongamos en acción todos nuestros talentos recibidos. Y en ello está no despistarnos y tener la suficiente aceite para el día y la hora señalado, tener el sagrario de nuestro humilde corazón repostado del verdadero aceite que nos mantiene nuestro corazón encendido para recibirte. Ayúdanos, Señor, a conservar nuestros corazones libres de la necedad de este mundo, que nos seduce y nos distrae dejando nuestra vida en la oscuridad de la perdición. Amén.

sábado, 11 de noviembre de 2017

UNA BUENA RELACIÓN DESCUBRE TUS BUENAS INTENCIONES


Detrás de esa invitación a hacer amigos, incluso con el dinero injusto, está la buena intención de emplear las cosas para hacer el bien, porque la amistad se basa en hacer el bien. Un amigo es aquel que busca tu bien, incluso usando malas mañas y se desprende de lo que tiene, a pesar de ser conseguido injustamente, para hacer amigos.  Es aquel que sabe que llegarán tiempos en los que él necesitará de los demás.

Sin embargo, lo importante es tomar conciencia de actuar con buena intención y buscar lo bueno que siempre está relacionado con la verdad. Nada bueno puede ser mentira, y todo lo verdadero es bueno. Por eso, la verdad nos hará libre. Y la Verdad Absoluta es Dios. Él nos hará libres y buenos, y nos dará todo eso que buscamos erróneamente en las cosas de este mundo.

Jesús nos lo repite y recuerda hoy: Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero. Si buscas tu felicidad en este mundo, cambia de rumbo y busca en Dios, porque sólo en Él está el gozo y la felicidad eterna.

No hay otro camino. Servir al dinero te aparta de Dio. Por eso, Señor, en este momento crucial de nuestra vida, cuando las tentaciones del dinero y el poder nos atrae y nos invitan a vivir placenteramente y sólo mirándonos nosotros mismos, te pedimos fortaleza, voluntad y sabiduría para discernir y buscar salir de nosotros mismos para mirar a los demás. 

En esa actitud, no sólo de pensamiento, sino también de obra encontraremos la fuerza y el gozo para darnos, servir y cumplir con las cosas pequeñas esa rectitud de intención para ir mejorando y perfeccionando nuestro camino hacia la santidad. Amén.

viernes, 10 de noviembre de 2017

¡DESPIÉRTANOS, SEÑOR!

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Posiblemente estemos algo dormidos. Dormidos al mecido que nos provoca este mundo. Un mecido de rapidez, de prisas, de distracciones, de bloqueo que nos impide pensar y descubrir quienes somos y a dónde vamos. Sí, el mundo nos mece a su ritmo y nos embobece sin nos dejamos mecer. 

Por eso, ese grito de súplica: ¡Despiertanos, Señor! Despiertanos de tantas seducciones, atracciones, tentaciones, que este mundo nos presenta y nos pone a nuestros pies. Pero, que nos cobra a un precio muy alto, pues nos quita el espacio de reflexión y nos convierte en verdadero autónomas, sometidos a los intereses de este mundo y dominados por sus pasiones, egos, satisfacciones, ambiciones, riquezas y poder. Y total para nada, para morir en el vacío y sinsentido.

Sí, Señor, te pedimos que nos despierte y que nos pongas en camino. Despierta nuestra astucia y nuestra inquietud, para descubrir el verdadero camino que nos conduce a Ti. Tú, que eres el Camino, la Verdad y la Vida. Tú, que eres el alimento que nos sostiene y que nos aviva y nos das, por tu Gracia, la fuerza y la capacidad para dar todo lo que hemos recibido y ponerlo en función de los demás.

Danos, Señor, la sabiduría y la voluntad de poner en juego todo lo que hemos recibido y sacarle el máximo rendimiento. También, danos el equilibrio de saber la medida de nuestras posibilidades y no prentender ambicionar más ni pasarnos. Aceptar lo que Tú nos has dado y quieres de nosotros dándolo todo sin regatera ni escatimar nada.

Señor, esa es nuestra voluntad y en tus Manos nos abandonamos confiando que, por tu Gracia, iremos creciendo en generosidad y entrega, para, en el Espíritu Santo, derramar todo lo que somos y podemos en beneficio de los demás y para Gloria Tuya. Amén.

jueves, 9 de noviembre de 2017

H I M N O

Basílica de San Juan de Letrán


Piedra angular y fundamento es Cristo
del templo espiritual que al Padre alaba,
en comunión de amor con el Espíritu
viviente, en lo más íntimo del alma.

Piedras vivas son todos los cristianos,
ciudad, reino de Dios edificándose,
entre sonoros cánticos de júbilo,
al Rey del universo, templo santo.

El cosmos de alegría se estremece
en latido vital de nueva savia,
al pregustar el gozo y la alegría
de un cielo y una tierra renovados.

Cantad, hijos de Dios, adelantados
del Cristo total, humanidad salvada,
en la que Dios en todos será todo,
comunión viva en plenitud colmada.

Demos gracias al Padre, que nos llama
a ser sus hijos en el Hijo amado,
abramos nuestro espíritu al Espíritu,
adoremos a Dios que a todos salva. Amén.

La dedicación de la Basílica de Letrán, fiesta
                                                                                                                                                     Común de la dedicación de una iglesia

miércoles, 8 de noviembre de 2017

LA RENUNCIA ES LA LUCHA DE CADA DÍA

Somos invitados al Banquete cada día. Con la noche termina un día, pero con el amanecer empieza otro. Así vamos recorriendo el camino de nuestra vida. Y cada día es una lucha entre la renuncia y la aceptado. Porque hay muchas tentaciones que se nos presentan cada día y que nuestro corazón detecta que son malas, posesivas y egoístas. En él están escrita las buenas y las malas, y sabemos diferenciar lo bueno de lo malo, o en su lugar, discernir y preguntar.

Posiblemente, algunas veces tendremos dudas, pero otros podrán sacarnos de ellas. El discernimiento nos ayuda a distinguir lo bueno de lo malo, y la oración nos ayuda a aclararnos. El Espíritu Santo nos asiste y nos va aclarando el camino. Lo que si es cierto es que tú y yo sabemos cuando el camino se llena de piedras y no nos deja avanzar. Necesitamos limpiarlo y renunciar a todas esas comodidades y egoísmos que nos tientan con sentarnos y pararnos.

Debemos saber medir nuestras fuerzas y cuando apartarnos o desviarnos de los peligros que amenazan con distraernos y hasta confundirnos. Pero, sobre todo, no dejar nunca la poderosa arma de la oración, ella nos hace fuerte y nos llena de luz y sabiduría para discernir bien y saber la medida de nuestras fuerzas. Luego, la voluntad, otra de las grandes virtudes que tenemos, nos libera de seguir ese camino peligroso y optar por el verdadero y auténtico que es Xto. Jesús.

Él es nuestra Referencia y nuestra Salvación. Repetidas veces nos ha llamado e invitado y nos ha dicho que Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Pues, no perdamos ni un instante de pedir fuerza y voluntad para renunciar a todo aquello que el mundo nos presenta como excusa y justificación para seguir sus pasos, y seamos firmes y dispuestos a no perderlo nunca de vista. 

Él debe ser nuestra prioridad en todo, incluso antes que nuestra vida, porque, Él es realmente la Vida, y sin Él estamos muertos. Pidamos ser fuertes para renunciar a todo aquello que nos separa de Él. Amén.

martes, 7 de noviembre de 2017

UNA INVITACIÓN DE CADA DÍA

Cada día amanece con una nueva invitación en tu mesa de noche. Te acuestas y te levantas y la invitación sigue constante en tu mesa de noche. Que maravilla de amor y que misterio. Cuanto nos quiere el Señor y nos lo demuestra constantemente. Estás invitado a su Banquete, yo también. Ahora, ¿qué contestamos? ¿Ponemos por delante nuestras aficiones, nuestros intereses, nuestras familias, nuestras ocupaciones, nuestros trabajos...etc? ¿Cuál es nuestra elección?

Al final del Evangelio se nos responde muy duramente: Dijo el señor al siervo: ‘Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa’. Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena. 

Son terrible esas Palabras del Señor, porque nos está diciendo que de no aceptar la invitación no probaremos su cena. Y eso equivale a decirnos que no estaremos con Él en su casa. Y eso supone la mayor desdicha que nos puede pasar, que se hace eterna y no hay manera de cambiarla. Por eso, estamos en un momento muy importante de nuestra vida. Este momento es tiempo de salvación. Dentro de unos instantes no sabemos. 

Debemos, pues, de aprovechar cada instante, porque en él nos jugamos nuestra felicidad y nuestro gozo eterno. Y, por tanto, estar disponible y abiertos a aceptar la invitación al Banquete que el Señor nos prepara y nos invita. Dejemos a un lado las cosas de este mundo, puras banalidades, caducas y de poco valor, porque todo lo que muere es limitado. Y corramos al Banquete que nuestro Señor nos tiene preparado, porque allí seremos felices eternamente.

Pidamos al Señor la sabiduría de saber responderle y de poner todas nuestras cosas en su lugar. Todo sometido al Señor, dueño de todo lo creado, tanto visible como invisible. Porque, nada tiene sentido si no hace referencia a Él. Gracias, Señor, por tanto amor inmerecido y por tanta insistencia para salvarnos. Pongo en tus Manos, Señor, mi vida, para que, en el Espíritu Santo, Tú la dirijas y la lleves a ese Banquete que has preparado para mí.

lunes, 6 de noviembre de 2017

SIN PERMANECER EN TI, SEÑOR, NO ACTUAREMOS EN Y CON GRATUIDAD


Podemos hacer lo que queramos, y darnos gratuitamente sin exigir nada, pero si no es en Nombre de Dios y para su Gloria, algo estaremos buscando. Porque, nuestra naturaleza humana está herida y, egoístamente, pedirá algo en recompensa por los servicios prestados. Es el pecado, del que no nos libramos ni siquiera queriendo, sino por la Gracia de Dios.

Por y para eso ha venido el Señor a salvarnos y a liberarnos del pecado. Si no fuese así se hubiese quedado y librado de padecer una muerte de Cruz. Bastaría con que nosotros respondiésemos y quisiéramos seguir sus mandatos y su camino. Pero, no es así. Le necesitamos, aunque queramos librarnos del pecado. Es Él el único que nos puede liberar, y a Él recurrimos en ruego y súplicas para que nos libere de la esclavitud del pecado.

Por todo ello, Señor, queremos permanecer en Ti y rogarte que nos des la Gracia de vencer al pecado y darnos gratuitamente por amor a los demás. Sabemos que no nos es fácil, pero, también sabemos, porque Tú mismo nos lo has dicho, que con tu Gracia podemos vencer. Para eso nos has enviado al Espíritu Santo y en, con y por Él podemos salir victorioso de nuestra personal lucha contra el poder del Maligno.

Reconocemos nuestro egoísmo, pero experimentamos que con la ayuda del Espíritu y su asistencia tenemos garantizada nuestra victoria. Gracias Señor por esa oportunidad y por ese Amor gratuito que nos conforta, nos llena de esperanza y nos anima a continuar, a pesar del dolor y la lucha de cada día, con renovadas ilusiones y espíritu de lucha y de alegría esperanzada en tu Amor.

Nos sostiene, Señor, tu presencia y la fe en Ti. Sin Ti nuestras esperanzas serían vanas, y, a pesar de nuestras dificultades y debilidades, seguimos en la lucha confiados en tu Misericordia y en tu Amor. Nuestros pecados nos limitan y reconocemos que somos indignos de tu promesa, pero nos mantenemos en pie porque Tú, Señor, nos amas y nos lo demuestra a cada momento. Gracias, Señor, por tu presencia y por tu amor. Amén.

domingo, 5 de noviembre de 2017

DESPÓJAME, SEÑOR, DE MI SUFICIENCIA

No es esa mi intención, pero, posiblemente, estoy sujeta a ella. Hablo de la tentación de suficiencia. Todos podemos considerarnos maestros y nos gusta ser halagados y reconocidos. Hasta cierto punto lo necesitamos, porque eso forma parte del amor. ¿A quien no le gusta ser amado? Y ser amado significa ser querido, reconocido, tenido en cuenta, escuchado, dado en importancia...etc. Pero, quedarse en eso y dejarse consentir por sus dones y virtudes es ya otra cosa.

Porque, cuando se tiene es para darse en servicio. Dios llama al que tiene, porque sabe lo que le ha dado. Y lo llama para que eso que le ha dado, o le va a dar, no se lo guarde, sino que lo ponga al servicio de la comunidad. Es entonces cuando se aclara todo; es entonces cuando te das cuenta que tú no eres nada, sino todo te viene de arriba; es entonces cuando descubre que dar es la cuestión, y quien da recibirá el ciento por uno.

Esa es tu esperanza, saber que recibirás cien veces más que lo que estás dando aquí abajo. Menuda fortuna te espera. Eso te invade de alegría, de esperanza, de gozo y felicidad, ya incluso eterna, porque te va a acompañar durante todo tu paso por este mundo, y cuando llegues al otro, será una explosión de gozo y felicidad que no podemos imaginar.

Por eso, Señor, te pido que me despojes de mis suficiencias y honores. No quiero recibir nada, sino ser tu humilde servidor en los hermanos. No quiero títulos ni nombramientos, sino la sabiduría de tu Palabra para, humildemente y para tu Gloria, derramarla en los demás. Porque, sólo Tú, Señor, eres Santo y sólo Tú mereces alabanzas y adoración. Tú eres el Señor y a Ti solamente hay que seguir y escuchar.

Danos esa fortaleza y sabiduría, como tu Madre, María, también nuestra Madre, para, cogidos de su mano, saber caminar el verdadero camino de humildad, de sencillez, de pobreza, de servicio y entrega a todos los hombres. Amén.

sábado, 4 de noviembre de 2017

CAMBIA MI CORAZÓN, SEÑOR

No es que esté descontento con mi corazón, Señor, pero, consciente de que deja mucho que desear, quiero mejorarlo. Lo acepto tal como es, pero quiero esforzarme en hacerlo lo más parecido al Tuyo, Señor. Porque, mi corazón, no es lo suficientemente humilde para quedarse en los últimos puestos, sino que busca los primeros puestos, a pesar de que yo me resisto y lucho para que no sea así.

Sin embargo, experimento que no lo consigo, al menos como a mí me gustaría. Ya Pablo lo decía -Rm 7, 19-20- hago lo que no quiero, y dejo de hacer lo que quiero. De la misma manera experimento yo cuando queriendo hacer el bien, me siento inclinado a hacer el mal, o a satisfacerme egoístamente. Por eso, Señor, imploro tu ayuda para cambiar mi pobre y egoísta corazón.

Y te pido, Señor, que no tardes mucho, porque el tiempo en mí apremia, pues mis años ya caminan en tiempo muy avanzado y no parece que al recorrido de mi vida le sobre el tiempo. Al margen de que no sabemos el día ni la hora de nuestro final en este mundo. 

Me sostiene, Señor, mi confianza en Ti. Sé que Tú me escuchas y sabes de mis preocupaciones, pero yo, preso de mi corazón humano, me desespero y no entiendo tus planes. Por eso, aprovechando tu invitación a pedir, te ruego cambies mi corazón de piedra y egoísta en un corazón humilde, comprensivo, suave y bueno, y lo hagas fuerte, sabio y lleno de paz.

Un corazón capaz de dejar los primeros puestos para ocupar los últimos hasta ser invitado a ocupar los primeros. Y de no ocurrir, conformarse con estar donde está. Porque, yo, Señor, quiero sentirme a gusto tal y como Tú me has creado. Porque, Tú, Señor, haces siempre las cosas bien y como me has pensado así está bien. Dame, pues, un corazón lleno de sabiduría que sepa comprender y aceptar tu Voluntad y, simplemente, con reconocerte mi Padre y mi Dios llenarme de gozo, paz y amor. Amén.

viernes, 3 de noviembre de 2017

LA MALICIA VIVE DENTRO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Por eso puedes aparentar y esconder tus malas intenciones. La malicia vive dentro y la puedes esconder aparentando verdad por mentira. Eso es la apariencia, aspecto o parecer exterior de alguien o algo. Pareciendo bien puede esconder el mal que está pensado o deseando hacer. Es la actitud farisaica cuando persiguen a Jesús y le vigilan para ver que hace en sábado frente a aquel hombre hidrópico. Buscan la confrontación y enfrentarlo a la Ley.

Y Jesús, que actúa en verdad, les remite a la realidad: «¿Es lícito curar en sábado, o no?». Pero ellos se callan. Y es que deberían saber lo desproporcionado y disparatado de su ley. El ejemplo que les pone Jesús no admite la menor duda: Entonces le tomó, le curó, y le despidió. Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?». Y no pudieron replicar a esto.

El sentido común no tiene vuelta y su verdad y su lógica fulmina. La verdad desnuda al mentiroso y lo desacredita. Así, ellos que hipócritamente trataban de desacreditar a Jesús, quedaron desacreditados. Pero, posiblemente nosotros que contemplamos el hecho desde este lado, quizás no nos apercibamos que también nosotros podemos o, de hecho caemos, en el mismo error. 

Cuantas veces ponemos la ley por encima del hombre. Nuestra propia ley, la que elaboramos nosotros en nuestras familias, en nuestros deberes familiares, con el esposo/a, con los hijos, con los amigos, en la comunidad...etc. Cuantas veces damos excusas para eludir nuestro compromiso y responsabilidad. Cuantas veces somos también nosotros fariseos hipócritas.

Pues bien, descubrámonos y, sin miedos y confiados en la Misericordia de nuestro Padre Dios, pidámosle perdón con confianza, sabiendo que, si estamos verdaderamente arrepentidos, nos perdona. Gracias, Señor, por invadirnos de luz y humildad. Danos fuerza ahora para poder y saber pedirte perdón. Amén.

jueves, 2 de noviembre de 2017

TENEMOS UNA RESERVA HECHA EN EL CIELO

No hay mayor viaje que el que tenemos reservado para ir al Cielo. Porque, en ese lugar la vida es plena y eterna. Nos lo ha dicho el Señor que se ha ido a prepararnos un sitio. Hoy, en el Evangelio de Juan, no lo recuerda y nos llena de esperanza y alegría. Porque, su Palabra es Palabra de Vida Eterna.

Nos dice también que, preparado el sitio, volverá para llevarnos con Él. No se puede decir más claro ni con más compromiso. El Señor nos ofrece la salvación, el triunfo sobre la muerte y la Vida Eterna. Él ya lo ha hecho, ha vencido la muerte y ha Resucitado. Nosotros lo haremos también en Él, porque, Él, nos lo dice, es el Camino, la Verdad y la Vida.

No desfallezcamos y tengamos plena confianza en sus Palabras. El Señor no miente y habla en Verdad. Su Palabra tiene verdadero cumplimiento y en ella estamos esperanzados y confiados. Ella, su Palabra, da esperanza y confianza a nuestra vida, y en ella soportamos todas las adversidades y contratiempos que la vida nos va presentando. En ella encontramos fortaleza y paciencia para soportar las inclemencias del tiempo y superar las tentaciones que este mundo nos presenta y con las que nos quiere seducir.

Pensemos en la gloria y felicidad que nos espera. Pensemos que lo que nos propone Jesús, el Señor, es la mejor opción de felicidad a la que aspiramos. No hay otro camino, y todo lo que el mundo nos propone está apoyado en el engaño y en la apariencia. Son espejismo de felicidad que con la misma velocidad que se presentan, desaparecen.

Pidamos fortaleza, equilibrio, tenacidad, paciencia, perseverancia y, sobre todo, sabiduría, humildad y paz, para encajar todos los golpes que la vida nos va presentando y con los que, el Maligno, quiere que desfallezcamos y abandonemos. Confiemos en la Palabra del Señor y tengamos plena confianza en Él a pesar de la dureza que el camino nos presenta. Nunca olvidemos que Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.