Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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jueves, 9 de diciembre de 2021

QUIERO DECIR "SÍ", COMO TÚ, MARÍA

 

María marca una referencia que no podemos obviar. Ella abrió su corazón al Plan de Dios para que, su Hijo, encarnado en naturaleza humana en su vientre, naciera a este mundo. Por tanto, ella es la puerta que da paso para que, el Hijo de Dios irrumpa en este mundo. Conviene, pues, poner nuestra mirada de hijos siempre fija en María. 

También nosotros entramos en el Plan de Dios. Y, por y para eso, debemos de abrir nuestro corazón para, como María, responder a su llamada. Dios espera nuestro "sí" y nosotros somos libres, como lo fue María, para responder afirmativamente - como María - o para negarnos.

Por tanto, pidamos a María, nuestra Madre, que interceda por cada uno de nosotros para que sepamos y podamos responder, fortalecidos por la Gracia de nuestro Señor, a su Voluntad. 

Y, abiertos a escuchar esa voz en el desierto de Juan el Bautista, pidamos también que nuestros corazones se conviertan a ese Plan de Dios que, a través de Juan y luego en María prepara para que venga a nosotros su Reino en la Persona de su Hijo, el Mesías, que viene a anunciarnos la Buena Noticia de Salvación. Amén.

sábado, 3 de octubre de 2020

MIRA LA ESTRELLA, INVOCA A MARÍA

 


Oración de San Bernardo

 

 ¡Oh! tú, quien quiera que seas, que te sientes lejos de tierra firme,
arrastrado por las olas de este mundo, en medio de las borrascas y tempestades,
si no quieres zozobrar, no quites los ojos de la luz de esta estrella.

Si el viento de las tentaciones se levanta,
si el escollo de las tribulaciones se interpone en tu camino,
mira la estrella, invoca a María.

Si eres balanceado por las agitaciones del orgullo,
de la ambición, de la murmuración, de la envidia,
mira la estrella, invoca a María.

Si la cólera, la avaricia, los deseos impuros
sacuden la frágil embarcación de tu alma,
levanta los ojos hacia María.

Si perturbado por el recuerdo de la enormidad de tus crímenes,
confuso ante las torpezas de tu conciencia,
aterrorizado por el miedo del Juicio,
comienzas a dejarte arrastrar por el torbellino de tristeza,
a despeñarte en el abismo de la desesperación, piensa en María.

Si se levantan las tempestades de tus pasiones,
mira a la Estrella, invoca a María.

Si la sensualidad de tus sentidos quiere hundir la barca de tu espíritu,
levanta los ojos de la fe, mira a la Estrella, invoca a María.

Si el recuerdo de tus muchos pecados quiere lanzarte al abismo de la desesperación,
lánzale una mirada a la Estrella del cielo y rézale a la Madre de Dios.
Siguiéndola, no te perderás en el camino. Invocándola no te desesperarás.
Y guiado por Ella llegarás al Puerto Celestial.

Que su nombre nunca se aparte de tus labios, jamás abandone tu corazón;
y para alcanzar el socorro de su intercesión, no descuides los ejemplos de su vida.
Siguiéndola, no te extraviarás, rezándole, no desesperarás,
pensando en Ella, evitarás todo error.

Si Ella te sustenta, no caerás; si Ella te protege, nada tendrás que temer;
si Ella te conduce, no te cansarás; si Ella te es favorable, alcanzarás el fin.
Y así verificarás, por tu propia experiencia,
con cuánta razón fue dicho: “Y el nombre de la Virgen era María”.

lunes, 1 de junio de 2020

Oración a María, madre de la Iglesia y madre de nuestra fe*

María, Madre de la Iglesia en 2020 | Virgen de la inmaculada ...


¡Madre, ayuda nuestra fe!
Abre nuestro oído a la Palabra, 
para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada.
Aviva en nosotros el deseo de seguir sus pasos, 
saliendo de nuestra tierra y confiando en su promesa.
Ayúdanos a dejarnos tocar por su amor, 
para que podamos tocarlo en la fe.
Ayúdanos a fiarnos plenamente de él, 
a creer en su amor, 
sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz, 
cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar.
Siembra en nuestra fe la alegría del Resucitado.
Recuérdanos que quien cree no está nunca solo.
Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús,
 para que él sea luz en nuestro camino.
Y que esta luz de la fe crezca continuamente en nosotros, 
hasta que llegue el día sin ocaso,
 que es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor.

viernes, 27 de marzo de 2020

TAMBIÉN NOSOTROS, COMO JESÚS, SOMOS ENVIADOS

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

En muchas ocasiones he tenido la oportunidad de decir que Jesús no viene por su cuenta sino que es enviado. En su bautismo en el Jordan, Juan así lo testimonia cuando se oye la Voz del Padre que lo presenta como su Hijo predilecto y en quien se complace y al que nos remite a escucharle. Sobre Él viene el Espíritu Santo para acompañarle en toda su obra de salvación.

También nosotros hemos recibido al mismo Espíritu Santo. Por la Gracia de Dios también lo he repetido muchas veces en mis humildes catequesis. Hemos recibido al Espíritu Santo, el mismo que recibió Jesús, para asistirnos en nuestra humilde misión de proclamar el Evangelio. Pero, una proclamación primera con nuestra disponibilidad de entrega y servicio a los demás y luego con oración y adoración al Señor. Es verdad que ambas van unidas, pero tanto la oración como las obras son oportunidades y ocasiones para evangelizar.

Sin embargo, somos conscientes de nuestros pecados. Pecados por nuestra debilidad y apetencias. Somos propensos a la caída, a la fragilidad y derrumbamiento por nuestras pasiones, egoísmos y afanes y, sin la asistencia del Espíritu Santo somos presa del Maligno. Por eso, como Jesús, lo hemos recibido en nuestro bautismo, y a Él nos encomendamos y agarramos. Ven Espíritu Santo y danos la fortaleza y el valor de vencer a nuestros enemigos: mundo, demonio y carne, que nos amenazan y persiguen.

Pidamos al Señor que nos dé la fortaleza, la sabiduría y la paz de permanecer a su lado y perseverar en su Palabra y en su escucha. Pidamos no desfallecer en los momentos de confusión, de debilidades y de dudas, y, sobre todo, en estos momentos difíciles como los que sufrimos actualmente - pandemia del covid19 - donde estamos más proclive a debilitarnos y perder toda esperanza. Pidamos sostenernos firmes, como nuestra Madre María, a la Palabra de nuestro Padre Dios, confortados e injertados en su Hijo, enviado para darnos a conocer su Voluntad. Amén.

miércoles, 1 de enero de 2020

¡SEÑOR, NACE CADA DÍA EN MI CORAZÓN!

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Dios no envía a su Hijo para que nazca en un pesebre y se quede ahí en la memoria de todos los hombres. Posiblemente, sucede que muchos hombres se han quedado en la celebración anual de la Navidad como una costumbre o tradición sin trascender más allá de lo que realmente buscan y necesitan. Jesús, enviado por su Padre, nace para darle al hombre lo que realmente está buscando, la Vida Eterna.

Precisamente, es eso lo que anuncia a los pastores, porque, ellos, necesitados de casi todo, buscan colmarse de los bienes materiales que necesitan, pero también andan deseosos de libertad y de salvación eterna. La Buena Noticia que anuncian los ángeles a los pastores es aceptado y corren a experimentar ese encuentro con el Niño anunciado como Salvador del mundo.

Dentro de toda esta Buena Noticia destaca una figura sin la cual todo no se hubiese realizado, al menos de esa manera. Dios estaba con ella, con María, la Madre. Y de ella nace Emmanuel, que significa Dios con nosotros. Dios está con todos nosotros, pero, llega a nosotros por María, que se presta y da su seno para que el Hijo del Hombre tome Naturaleza humana y habite entre nosotros. Primero, Dios cuenta con ella y ella, humildemente, acepta su Voluntad: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según su Palabra".

Mirémos a María y fijémonos en su actitud humilde y silenciosa. Ante tanto Misterio y grandeza, ella humildemente guardaba todas esas cosas en su corazón. María tiene una actitud contemplativa, serena y guarda todo en su corazón meditándolo con humildad, serenidad y docilidad a la Palabra de Dios. Descubre la presencia de Dios en su vida.  ¿No nos parece esa actitud de nuestra Madre necesaria para que también nosotros, a lo largo de todo el año, tengamos, bajo su amparo y compañía, esa hermosa actitud de meditar y descubrir la presencia del Niño Dios durante todo el año en nuestras vidas?

Pidamos con confianza confiados en la Bondad y Misericordia de Dios que nos llene de esa Gracia de, como su Madre, tengamos la paciencia, la humildad y la perseverancia de guardar todo lo que vayamos percibiendo y viviendo a lo largo del año en nuestros corazónes con dócilidad a su Palabra. Amén.

sábado, 21 de diciembre de 2019

¡DIOS TE SALVE, MARÍA!

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Gracias, María, Madre de Dios y Madre nuestra. Eres la Madre de Dios, porque, Dios te ha elegido para que fueses la Madre de su Hijo, el Dios encarnado en Naturaleza humana en este mundo, enviado para anunciar la Buena Noticia de salvación a todos los hombres y para rescatarlos de la esclavitud del pecado. Y tú, María has creído en su Palabra y has abierto tu corazón para que la Obra de Dios se realice en ti. 

No se puede ser más grande, ni hay obra ni honor más grande en ser humano que ser la elegida para ser la Madre del Dios, Creador de todo lo visible e invisible. Y abriéndote a su Palabra has dado tu seno y todo tu ser para que sirviese de cuna de ese Niño Dios y viniese al mundo a, precisamente, realizar la Misión encargada por su Padre: Rescatar a los hombres de la esclavitud del pecado.

Gracias, María, por tu Fe y por tu disponibilidad. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el Fruto de tu vientre, Jesús. Eres llena de Gracia y el Señor está contigo. Estás adornada por la presencia de Dios e Inmaculada, porque acunastes al Niño Dios en tu vientre. Razón tenía Isabel, tu prima, a proclamarte la Madre de mi Señor. María, Madre mía, a ti me encomiendo como hijo y te pido que como Madre me acompañes y me guíes, tal como tú hiciste con tu fe, por el camino que conduce a tu hijo, Salvador del mundo. Amén

sábado, 8 de septiembre de 2018

ESTÁ Y CAMINA ENTRE NOSOTROS

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Nuestro Dios no es un Dios lejano, externo, que está afuera y actúa desde arriba, ni tampoco nos indica y señala el camino estando Él lejos. ¡Nada de eso! Tampoco es un Dios que nos da leyes, códigos o decálogo para que los cumplamos sin más. ¡No!, la grandeza de nuestro Dios es que se abaja, se hace pequeño, hombre como nosotros y vive entre nosotros, para, desde nosotros y con nosotros, proponernos el Amor de su Padre Dios y su Infinita Misericordia.

Él es el Dios con nosotros - Emmanuel - nacido de mujer con naturaleza humana. Es un Dios con historia y genealogía humana, como nosotros. Es un Dios que vinculado a la naturaleza humana y nacido de Madre humana camina con y junto a nosotros. Por eso, Señor, elevamos nuestros ojos hacia Ti y queremos agarrarnos de tu Mano para no perdernos e ir por el Camino, la Verdad y la Vida que Tú nos señalas y nos propones libremente.

Queremos seguir tus pasos acompañados de tu Madre, también nuestra Madre, y de todo el pueblo que, unidos y reunidos en Ti, confían en tu Palabra, tratan de escucharla y de hacerla vida en sus vidas. Unidos y compartiendo, porque ese compartir y unidad nos fortalece y nos hace más fuerte en el Espíritu Santo contra las tentaciones y obstáculos que la vida nos presenta.

Gracias, Señor, por ser un Dios hecho Hombre. Un Dios cercano, amigo, compañero, de carne y hueso como nosotros. Un Dios que sufre, que tiene sed y hambre, un Dios que camina, que se cansa, que necesita descanso, pero que se apoya en la oración con su Padre, se fortalece en la enseñanza hablando de lo que el Espíritu de su Padre le comunica y se esmera en darse en servicio hacia los demás.  Un Dios encarnado en Naturaleza humana como la nuestra y que entre nosotros nos habla del amor de su Padre y nos propone su Camino, Verdad y Vida.

miércoles, 15 de agosto de 2018

MARÍA, MADRE DE DIOS

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Te quedas con la boca abierta cuando tomas conciencia que María, esa joven sencilla, humilde y tan normal fue elegida para ser nada más y nada menos que la Madre de Dios. María, de la que hoy la Iglesia católica celebra su Asunción a los cielos, dogma de fe que todo cristiano acepta y cree de forma absoluta. Y es que es tan normal y lógico que sería un disparate absurdo no creer o pensar lo contrario.

Estaba ya en el ambiente y aceptado por todo cristiano. ¿Cómo no va a llevar y a pedirle al Padre que suba al Cielo a su Madre? ¿Hay algún hijo que no quiera para su madre lo mejor? Y es que somos tan pequeños que no nos cabe en la cabeza que una mujer tan sencilla, humilde y entresacada del pueblo sea elegida para ser la Madre de Dios.

¿Qué méritos puede haber hecho María?¿Es qué podemos hacer méritos para merecer algo delante de Dios? La elección de María y la del pueblo de Israel, como pueblo de Dios, no podemos entenderlo. Al menos a mí no me cabe en mi pobre y limitada cabeza. Sin embargo, algo tuvo y tiene María para ser elegida Madre Dios, y también Madre nuestra. Destaca su humildad y su obediencia. Humilde para, siendo la Madre de Dios, permanecer al mismo nivel que los pobres y los pequeños, los preferidos de su Hijo. Humilde y sencilla para, no esperar ser servida, sino estar disponible a servir.

Y, sobre todo, confiada en la Voluntad de Dios. Un Dios al que somete libremente su voluntad y del que se fía según su Palabra. Y, María, entregada a la Voluntad de Dios queda llena de Gracia y de todas las virtudes que deben acompañar a la Madre de las Madres. 

En este día celebrativo, donde no hay ningún pueblo que deje de recordarte y proclamar tu grandeza, Madre, queremos pedirte que nos acompañes e intercedas por todos nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte, para que vivamos siempre en la presencia y en la Palabra de tu Hijo, nuestro Señor Jesús. Amén.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

¿CUÁ ES NUESTRA MIRADA?

Cuando titulo esta reflexión, "cuál es nuestra mirada", quiero significar y descubrir el sentido de cómo miramos nosotros este acontecimiento de la anunciación. ¿Lo miramos como algo sucedido en la lejanía y con cierto sarcasmo que nos trae la duda? ¿O también como algo que se cuenta y se dice, pero que no se sabe si en realidad sucedió? ¿O con la indiferencia de que es un cuento más de los muchos que la historia narra? ¿O con cierta credibilidad, pero que no trasciende en mi vida, ni me mueve ni compromete a nada?

Es posible que algunas de esas miradas estén en tu corazón, u otras que solo las sabes tú, pero la única mirada que te permitirá dejar nacer al Niño Dios en tu corazón es la de contemplar a María en su dolor gozoso al ser anunciada como la elegida para prestar su vientre al nacimiento del Hijo de Dios. Y digo dolor porque ella antepone la Voluntad de Dios a su´dolor ante la incertidumbre de no saber la respuesta de José y la de su familia.

María sufre la incertidumbre de no ser comprendida, ni por José ni por su entorno familiar y social. María, dentro del gozo de compartir con su prima Isabel la alegría de ser la Madre de Dios, experimenta el riesgo y la amenaza de no saber qué va a ocurrir. Su vida está en peligro ante la posible y lógica repudia de José, pero, destaca un cosa, que nos sirve de ejemplo y testimonio para también nuestras adversidades, su fe en la Palabra y promesa de Dios.

El saludo del Ángel Gabriel: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin» 

Ese "No temas, María..." es guardado plenamente en su corazón y en él se abandona y confía. María se fía de Dios y, a pesar de todo lo que se le viene encima, manifiesta su Sí y acepta la Voluntad de Dios. ¿También es nuestra mirada de esa forma? Conscientes de nuestras debilidades y pecados, pidamos que estas navidades nuestra mirada sea como la de María, Y no tengamos miedo, porque también cada uno de nosotros tenemos nuestro propio ángel de la Guarda. Amén.

viernes, 15 de diciembre de 2017

HAZME DÓCIL A TU PALABRA, SEÑOR


HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


María fue obediente. Y no porque entendiera todo, sino porque confío en tu Palabra, Señor. Ella bailó, por significarlo de alguna manera coloquial que nos ayude a entender, al ritmo de tu Mensaje a través del Ángel Gabriel. Ella se dejó invadir por tu Palabra y por tu Amor y su corazón se abrió de par en par a tus mandatos.

También, Señor, yo quiero ser como mi Madre María, dócil a tu Palabra y bailar al ritmo que ella me marque y me toque. Porque, esa melodía es la que me da paz y gozo, y la vida eterna. Sí, Señor, sólo en Ti encuentro la paz que, buscándola en el mundo, no la encuentro. Experimento como, a lo largo de mi vida, me he ilusionado con muchas cosas, pero, de la misma forma que llega, desaparece. Y siempre están en agitada búsqueda sin llegar a ninguna parte.

Y, en esos menesteres se me va la vida. Dame, Señor, la paz y el sosiego que anticipan tu presencia y que me invaden de serenidad, de brisa suave y de gozo contenido pero eterno. Dame, Señor, esa sabiduría, que viene de arriba, de saberme en tu presencia, en tus cuidados, en tu beneplácito y bañado por tu Misericordia y tu Gracia. Dame, Señor, la conciencia de saberme mirado, mimado, bendecido y agraciado por tu bondad y por tu gratuito Amor.

Amor, Señor, que no merezco ni puedo pagar. Amor que soy indigno de merecer y que me llega por tu Infinita Misericordia, que nunca podré entender hasta que, estando en tu presencia, Tú, mi Señor, permitas que lo entienda. Por eso, Señor, sosténme firme, perseverante, dócil y fiel a tu música para que siempre esté dispuesto a bailar al ritmo de tu Misericordia y Amor. 

Dame la sabiduría divina de no hacerme preguntas ni escuchar todo lo que no venga de Ti, Señor. Quiero, a ejemplo de mi Madre María, seguirte ciegamente porque confío en Ti y porque sólo Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna. Amén.

martes, 21 de noviembre de 2017

MARÍA, EJEMPLO DE TESTIMONIO

Una madre se preocupa por los problemas de su hijo. Hoy, el Evangelio nos habla de eso. María acude a donde está su Hijo. Sabe de las habladurías que se ciernen sobre Él y trata de advertirle y de ponerle en guardia. Le critican y lo tratan de loco. Jesús no se detiene y cumple la misión a la que ha venido y la que su Padre del Cielo le ha encomendado.

Con esta intención y ante la imposibilidad de acercarse a su Hijo, María es anunciada a su Hijo comunicándole que quiere hablarle. Y a esa noticia de que su Madre está ahí afuera y quiere verle, Jesús responde de una manera sorprendente diciendo: «¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos?». Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

Lejos de entender que se muestra indiferente ante la cercana presencia de su Madre, Jesús pone el ejemplo de su Madre, que antes de ser Madre se ha entregado a la Voluntad de su Padre poniéndose enteramente a su disposición: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí su Voluntad". Ella es ejemplo de testimonio para todos nosotros, porque fue la primera en aceptar el Plan de Dios para que, en ella y a través de ella, Jesús, el Hijo de Dios Vivo, se encarnara y habitase entre nosotros.

Gracias Madre. Enséñanos a seguir tu ejemplo y a cumplir la Voluntad de Dios, que no es otra que la de amar y entregar nuestra vida en servicio de los más necesitados. Intercede por nosotros y guíanos para que, siguiendo tu ejemplo, seamos nosotros también instrumentos en el Espíritu Santo y podamos convertir nuestro duro y egoísta corazón en un corazón manso, paciente, bueno, compasivo, comprensivo y humilde como el de tu Hijo Jesús.

Danos Señor ese Don y esa Gracia de ser sabios y humildes para disponer nuestra vida y nuestros talentos, recibidos de tu Mano generosa, en función de aquellos que realmente están necesitados. Amén.

sábado, 7 de octubre de 2017

APRENDER A MIRARNOS EN MARÍA



Una madre es siempre un espejo donde mirarnos. Seguro que todos tenemos mucho de nuestras madres. No sólo la herencia que corresponde a nuestra genética, sino también a todo lo que, a lo largo de sus vidas, nos han transmitido y testimoniado.

Pero, a parte de nuestras madres de la tierra, tenemos también todos, por la Gracia de Dios, una Madre en el Cielo. Una Madre digna de mirar y recordar, pero también de imitar. María es la Madre buena, sencilla, atenta, fuerte, humilde, entregada, comprensiva, alentadora..., pero, sobre todo, disponible. Es esa la virtud más importante, la que Dios le pidió cuando fue elegida para ser la Madre de su Hijo. 

Y, María, dijo "Sí". Pidámosle también nosotros al Espíritu que por intersección de María, también nosotros respondamos al Señor, porque también nos elige y nos llama a cada uno, "sí". Un "sí" de corazón, abierto y entregado a, poco a poco, ir respondiendo a lo que Él quiere de cada uno de nosotros. Un "sí" que ponga en Manos del Espíritu todo lo que hemos recibido del Señor, sin dejar nada para nuestra gloria personal y para nuestro disfrute particular.

Un "sí" que nos lleve a proclamar, como ella, ¡eh aquí el esclavo del Señor, hágase en mí según tu Palabra! Amén.

viernes, 15 de septiembre de 2017

H I M N O

 HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.




La Madre piadosa estaba
junto a la cruz y lloraba
mientras el Hijo pendía;
cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.

¡Oh cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.

Y, ¿cuál hombre no llorara,
si a la Madre contemplara
de Cristo, en tanto dolor?
¿Y quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?

Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado,
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.

¡Oh dulce fuente de amor!
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.

Y, porque a amarle me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.

Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo;
porque acompañar deseo
en la cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.

¡Virgen de vírgenes santas!
Llore yo con ansias tantas
que el llanto dulce me sea;
porque su pasión y muerte
tenga en mi alma, de suerte
que siempre sus penas vea.

Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;
porque me inflame y encienda,
y contigo me defienda
en el día del juicio.

Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén;
porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma 
a su eterna gloria. Amén.


Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores, memoria obligatoria
                                                                                                                   Común de Santa María Virgen
                                                                                                     Salterio: viernes de la tercera semana

sábado, 15 de abril de 2017

JUNTO A LA SOLEDAD DE MARÍA





Himno

La Madre piadosa estaba
junto a la cruz y lloraba
mientras el Hijo pendía;
cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.

¡Oh cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.

Y, ¿cuál hombre no llorara,
si a la Madre contemplara
de Cristo, en tanto dolor?
¿Y quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?

Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado,
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.

¡Oh dulce fuente de amor!
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.

Y, porque a amarle me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.

Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo;
porque acompañar deseo
en la cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.

¡Virgen de vírgenes santas!
Llore yo con ansias tantas
que el llanto dulce me sea;
porque su pasión y muerte
tenga en mi alma, de suerte
que siempre sus penas vea.

Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;
porque me inflame y encienda,
y contigo me defienda
en el día del juicio.

Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén;
porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma 
a su eterna gloria. Amén.

jueves, 22 de diciembre de 2016

MADRE DE DIOS AL SERVICIO DE SU PRIMA ISABEL

No cabe un honor más grande que ser la Madre de Dios. Y más en el contexto del aquel pueblo que esperaba al Mesías, al libertador. Un pueblo para que ser elegida la Madre del Mesías representaba lo más grande. Pero no apareció el Mesías que todos esperaban. Al parecer, el Señor quiso manifestarse de otra forma y en otras circunstancias.

Y ese Mesías esperado por todos no fue bien recibido, porque ellos, el pueblo, esperaban otro. Un Mesías imaginado por ellos. Un Mesías fuerte, poderoso y enérgico, capaz de expulsar a los invasores romanos de su pueblo. La sorpresa fue mayúscula, y sólo, una joven sencilla, pobre y humilde fue capaz de aceptar esa misión. Misión que más tarde fue también, no sin antes sufrir sus propias tribulaciones, aceptada por José, varón justo desposado con María.

Y María, agraciada y elegida para ese tan alto y preciado honor, corre apresurada a visitar a su prima Isabel. Ésta, al advertir su presencia, le manifiesta su maternidad Divina y María derrama ese canto del Magnificat que vale la pena meditar pausadamente y tranquilamente. Pero, la humildad de María es tan grande que permanece unos tres meses al servicio de su prima Isabel.

¿No parece lógico, según nuestra manera de pensar, qué sirviera Isabel a María? ¿No parece de sentido común, según nuestra mentalidad, que María fuese tratada como una reina, ya que era la elegida para ser la Madre de Dios? María, adelantándose a lo que más tarde haría también su Hijo, hizo de servidora por amor. Porque el Hijo que traía en sus entrañas venía a servir y no a ser servido.

Enseñanos, María, Madre de Dios, a tener nuestra total disponibilidad en servir y también en dejarnos que nos sirvan, porque a veces ese es el problema. Nuestra soberbia no nos deja, no ya sólo servir, sino ser servido. Ser dócil a la Voluntad de Dios es estar disponible tanto para servir como para ser servido. 

martes, 20 de diciembre de 2016

EXPECTANTES A TU VENIDA, SEÑOR

Hay dos manera de esperar, con los brazos cruzados y caminando hacia el encuentro. Con los brazos cruzados no parece ser buena actitud, pues esperar no significar pasividad sino todo lo contrario, actividad de estar preparado y con la casa recogida para recibir al que viene. Y eso supone trabajo, camino y estar expectante a esa llegada.

Por lo tanto, la segunda actitud parece la buena. Poque caminar significa estar activo y en movimiento y vigilates a la venida. Este tiempo que ahora volvemos a vivir nos recuerda esa actitud, la de estar vigilantes y expectante, no sólo ahora, sino en todo instante de nuestra vida. Porque esperar significa también estar en actitud paciente y escuchante. 

Y es esta actitud, la de permanecer en camino, es la que queremos pedir y suplicar al Espíritu Santo. Y hacerlo mirando a María y a José, los padres de Jesús. Ellos supieron estar atentos y vigilantes y cambiar el camino de sus vidas para tomar el que Dios les indicaba. Hoy, de manera especial, miramos a la Virgen, y destacamos sus virtudes de humildad, de sencillez, de generosidad, de estar abierta a entregar su vida y sus proyectos, para tomar los que Dios le entrega.

Y pedimos al Señor que nos de la Gracia y fortaleza de actuar como Ella, y de estar preparados pacientemente para que, cuando el Señor disponga, estar abierto a acogerlo y acoger libremente sus mandatos y vivirlos según la acción del Espíritu Santo.. Amén.

jueves, 8 de diciembre de 2016

MARÍA NOS ENSEÑA Y NOS ACOGE

María es Madre. Madre de Misericordia y de gracia. Nos acoge, pero también nos enseña y nos cuestiona para que, siguiéndola, encontremos a su Hijo, Gracia de su seno, fruto bendito, que el Espíritu Santo concibió por mandato del Padre Dios.

María, Madre buena, queremos caminar a tu lado y contigo llegar a Jesús, tu Hijo y Salvador de todos los hombres. Tú, elegida como fuente de Gracia para que dieras tu seno como morada del Salvador, eres la puerta por donde entra nuestra liberación y salvación al mundo. Madre Inmaculada, que das tu vientre Inmaculado para morada del Señor, alúmbranos también a nosotros el camino que conduce a tu Hijo.

María, engalanada de sencillez, humilde y pequeña, nos muestra las actitudes que al Padre le gusta y nos exige. Porque sin humildad no podemos encontrar el camino que conduce a Jesús. Enséñanos a ser humildes y sencillos; enséñanos a revestirnos de la acción del Espíritu Santo abriéndonos a su Gracia, para que toda nuestra tierra se haga fecunda y, abonada por el Espíritu, dé los frutos que el Padre espera de nosotros.

Hoy, en este hermoso día de la Inmaculada, Madre, queremos que intercedas por nosotros y que nos señales el camino, también recorrido por ti, que nos lleve al encuentro con tu Hijo Jesús, Señor nuestro. Y que nos ayude a pedirle fortaleza y perseverancia para, cómo Tú, Madre nuestra, permaneciste hasta los últimos momentos de su Vida, aquí en la tierra, también nosotros permanezcamos sin desfallecer hasta los últimos momentos de nuestro camino terrenal.

Madre de Gracia y de Misericordia, enséñanos a ser pacientes y confiados, y a no desesperar. Enséñanos a mantenernos erguidos, firmes y esperanzados, porque su Palabra tiene siempre cumplimiento y, creyéndole, le esperamos en su segunda venida para nuestra, por su Misericordia, liberación. Amén.

miércoles, 12 de octubre de 2016

PRIMERO DIJISTE "SÍ", Y LUEGO FUISTE MADRE


La Virgen respondió con un Sí decidido al ofrecimiento del Ángel Gabriel enviado por Dios. Quizás, en el tiempo, nos parece fácil y sencillo decirle si a la llamada del Señor, pero pensamos que a nosotros el Señor no nos llama. Quizás eso nos quita responsabilidad.

Primero, hay que estar muy atento a su llamada, porque seguro es que nos llama. Desde nuestro primer segundo de vida, el Señor nos ha creado para algo. Podemos incluso ser la causa para que otros pongan en práctica su Palabra y la guarden. Tantos niños que son condenados en el vientre de sus madres por causas físicas y que podrían ser la salvación y la oportunidad para otros de poner en práctica la Palabra del Señor y guardarla.

Escuchar la Palabra de Dios nos exige silencio, espacios de contemplación y escucha y constancia en estar atentos. Y hasta peticiones de sabiduría para entenderla. María guardaba todas esas preguntas y respuestas en el silencio de su corazón. Quizás nosotros nos desesperamos y las marginamos arrinconándolas en un lugar olvidadizo de nuestro corazón. 

Sostengamos la esperanza y la confianza en el Señor. Su paciencia es Infinita, y para Él el tiempo no cuenta. Una vida es un segundo para el Señor. Abramos nuestros corazones con la esperanza y confianza de decirle como su Madre que se haga su Voluntad en nosotros. Y confíemos que, en el Espíritu Santo, podemos conseguirlo.

Pidamos paz, sabiduría y fortaleza para encontrar caminos de esperaza y de obediencia en la escucha de su Palabra llevándola a nuestra vida de cada día. Seamos hermano de Jesús e hijos de Dios porque, como María y siguiendo su ejemplo, escuchemos la Palabra de Dios y la guardemos. Amén.

jueves, 15 de septiembre de 2016

MARÍA, TAMBIÉN MADRE MÍA

Nuestra Señora de Los Volcanes. Patrona de Lanzarote.


María comprometió su vida hasta las últimas consecuencias. No podía ser de otra forma, porque su Sí significaba eso, toda tuya Señor hasta el final. De la misma forma que el Hijo, encarnado en su seno, se comprometió voluntariamente a la Voluntad del Padre hasta el extremo de dar su Vida por la redención y salvación de cada uno de los hombres y mujeres del mundo.

Jesús ha redimido al mundo, pero la redención ha empezado por María y en María. Ella ha dado su seno para que el Hijo se encarnara en Naturaleza humana, despojándose de su Divinidad, sin dejar por eso de tener también Naturaleza Divina, pero no usándola sino igualado en todo al hombre menos en el pecado. María, madre de los Dolores, soportó su compromiso con fidelidad, obediencia, paciencia, humildad y perseverancia hasta la última hora al pie de la Cruz.

María, Madre también nuestra, ayúdanos a soportar con humildad, paciencia, obediencia, perseverancia y fidelidad los avatares y caminos que la vida nos proponga y disponga con la disponibilidad que tú misma abrazaste para abrirte a la acción del Espíritu Santo. María, Madre de Dios y también Madre nuestra, que al pie de la Cruz recibiste ese encargo de tu Hijo en Juan, el discípulo amado, danos la fortaleza que tú has sostenido en el Espíritu Santo para llegar hasta esos últimos momentos al pie de la Cruz.

Intercede por nosotros para que también seamos capaces, por la Gracia y Misericordia de Dios, llegar a brindar todos los instantes de nuestra vida en ofrecimiento y oración constante por, no sólo cumplir, sino vivir el Amor de Xto. Jesús injertado en lo más profundo de nuestro corazón. 

Contigo a nuestro lado esperamos encontrar apoyo y cuidado maternal de Madre que nos acompaña, nos espera y aguarda para, junto a ti, seguir la huella de tu Hijo Jesús hasta el pie de la Cruz. Amén.

jueves, 8 de septiembre de 2016

MARÍA, LA PUERTA DE LA REDENCIÓN



Virgen María, Madre de Dios, tú que has sido elegida para dar comienzo a la Redención y Salvación de todos los hombre dando tu seno para la encarnación del Hijo de Dios, intercede por todos nosotros para que seamos capaces de dar y darnos en servicio, por amor, al bien del hombre y de toda la humanidad, adheriéndonos a las peticiones de este mes del Papa Francisco.


Espíritu Santo, danos la fuerza y la luz para que sepamos vivir proclamando la grandeza del Señor, tal y como lo canta María en su Magnificat al saberse la elegida para ser la Madre del Hijo de Dios. Amén.


Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.