Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 30 de abril de 2019

ABIERTOS A LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU


Imagen relacionadaEse es el camino, estar abierto a la acción del Espíritu Santo. Es verdad que no sabemos de dónde viene ni por dónde va, pero abiertos y disponible a sus acciones y señales significa estar atento a lo que nos proponen y a lo que podamos hacer. Es verdad que es difícil saberlo, pero nuestras mismas capacidades nos pueden alumbrar para responder.

No cabe duda que todos tenemos unos talentos. Unos para una cosa y otros para otras - 1ª Corintio 12, 4-11 - y eso nos puede servir de señal para seguir el camino que el Espíritu nos va señalando. Lo importante es que vayamos notando que el mayor tiempo de nuestra vida lo vamos dedicando a la obra de Dios, o, al menos, a utilizarlo para dar a conocer la Buena Noticia.

Es verdad que mi vida va por debajo de lo que proclamo, pero, por la Gracia de Dios, voy tratando de ajustarla y ponerla al mismo nivel. Sé que no lo logro y que me cuesta mucho, pero esas son las circunstancias que me ayudan a ser humilde y reconocerme pecador. Y a perseverar y mantenerme cerca del Señor, Camino, Verdad y Vida.

Señor, te pido que me des fortaleza y perseverancia para continuar sin desfallecer por ese camino. Un camino que, a pesar de sus exigencias, me va ayudando a tratar de intentar parecerme un poquito más a Ti. Unas veces, siempre por tu Gracia, quizás lo logro un poquito, y otra veces, por mi torpeza, apetencias, egoísmos y pecados, fallo y me alejo de Ti. 

Pero, tanto de una como de otra, Señor, me pongo en tu presencia y te pido que me des la humildad y la mansedumbre que me hagan parecerme cada día más a Ti y acercarme a reflejarte según tu estilo de vida. Amén.

lunes, 29 de abril de 2019

CARACTERÍSTICAS DE JESÚS

Resultado de imagen de Mt 11,25-30
Si te fijas en Jesús descubres que es humilde y sencillo. Un Personaje tan famoso, tan persuasivo con la autoridad, sencilla y humilde, que desprende sus Palabras y con la facilidad que arrastra y atrae a todos los que le escuchan. Un Personaje que no pasa desapercibido y que por donde quiera que vaya llama la atención por su Verdad y por su forma de obrar y de proclamar el bien.

Todos le aclaman y le buscan. Sus obras dejan admirados a todos y su estilo de Vida deja una huella imborrable en el corazón del que le escucha y se abre a su Palabra. Indudablemente, es el Camino, la Verdad y la Vida y todo en Él invita a imitarle, a seguirle.

Su Vida es un ejemplo y un testimonio de agradecimiento al Padre. Su Vida derrocha humildad, sencillez y es un fiel reflejo de todo lo que predica y nos invita a vivir. Es la máxima expresión de la humildad, pues siendo el Señor, nace en una familia humilde y en la discreción máxima de un pesebre en Belén. Son, precisamente, los pastores, los más bajos y casi excluidos de aquella época y sociedad, los que reciben el anuncio. Y sucede así porque otros, suficientes, ricos, poderosos y auto suficientes no se lo creen.

Y, ahora, Resucitado no hace alarde de triunfalismo sino, en el mayor de los silencios, se aparece a los suyos, a los que le esperan y, animándolos y fortaleciéndolos, le invita a proclamar esa Resurrección como esperanza de Salvación para todos los que decidan creer en Él. No les hace ningún alarde de poder ni de fuerza. Ni tampoco les capacita con poder y fuerza para imponerse y obligar. Simplemente, les da el poder de perdonar, amar y hacer el bien a todos los que crean el Él.

Sin lugar a duda, es la Persona que a toda persona de bien, valga la redundancia, nos gustaría imitar. Y eso te pedimos, Señor, la luz, la fortaleza, la Gracia de poder ser cada día más parecido a Ti. Danos, Señor, sabiduría, fortaleza y paz para poder imitarte cada día de nuestra vida y proclamar que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

domingo, 28 de abril de 2019

Y TÚ, ¿CÓMO TE ENCUENTRAS?

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Es posible que nos olvidemos de nosotros mirando a los demás. Somos propensos a enjuiciar, opinar y situar el estado de los demás, pero, ¿y nosotros? ¿Cómo estamos nosotros y en que actitud nos situamos frente a el acontecimiento de la Resurrección del Señor? No son fáciles encontrar respuestas para esas preguntas que nos hacemos, pero si se hace necesario buscarlas y responderlas.

¿Cuántas veces hemos pensado e incluso pronunciado esa frase: "Si no lo veo no lo creo". De alguna manera pedimos experiencias de encuentro vivido sobre ese hecho del que se nos pide creer. Y en nuestra situación ahora lo que se nos pide es que creamos en el testimonio de los apóstoles que nos han transmitido a través del Evangelio; en la Palabra que Jesús nos ha dejado y en la Iglesia, que continúa el anuncio de la Buena Noticia.

Es lo que dice Jesús al final del Evangelio de hoy: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído». Se refiere a nosotros, a los que no hemos visto sino que nos fiamos del testimonio escrito de los que han visto, del encuentro en los Sacramentos que recibimos en la Iglesia y de la promesa del Señor que se hace presente en la comunidad. 

Esa es nuestra fe y la que pedimos al Señor que nos aumente cada día para seguir firme el camino que Él nos señala fortalecidos en la comunidad. Sí, junto a Tomás queremos repetir esa frase de confianza, de fe y de abandono en sus Manos:  Señor mío y Dios mío. Porque, aunque no hemos visto tus llagas ni tu costado, sí creemos en tu Resurrección, que se hace presente en nuestras vidas llenándonos de esperanza y de gozo en resucitar el día de nuestra hora en Ti.

Creemos en Ti, Señor, y esperamos confiados en tus palabras:  Dichosos los que no han visto y han creído». Porque, sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna. Amén.

sábado, 27 de abril de 2019

SEÑOR, DANOS UN CORAZÓN IGUAL AL TUYO

Resultado de imagen de Mc 16,9-15
Confieso, Señor, que mi fe no es la que me gustaría que fuese. Muchas veces me asaltan dudas y camino en medio de la oscuridad. Otras, la apatía, el tedio y mis propias pasiones me tientan y amenazan con alejarme de tu camino. En otros momentos mis propias debilidades y fragilidad me impiden seguirte con firmeza y fortaleza. Entonces, me siento débil, pequeño, pobre y muy alejado de Ti, Señor.

Experimento una fe que ante cualquier amenaza se tambalea, se desmorona y se derrumba. Una fe que no se sostiene con firmeza y que se siente amenazada y vencida ante las tentaciones que el mundo le propone y en las que se experimenta seducido y debilitado. Por eso y ante eso, Señor, acudo a Ti con la esperanza de encontrar fortaleza para la lucha y salir victorioso.

Es verdad que, en otras ocasiones y circunstancias mi fe se agranda y se siente estimulada y emocionada. Experimento, en esos momentos, alegría y fortaleza y me lleno de gran esperanza. Algo así como experimentar, desde aquí abajo, el gozo y la alegría a la que aspiro vivir junto a Ti, Señor, para toda la eternidad. 

El camino se hace duro y difícil. Hay etapas de oscuridad, de sentirnos alejados y de estar descontentos con nosotros mismos. Perdemos el norte y no nos aceptamos cuando es Dios quien nos ha creado así, nos conoce y sabe todo respecto a nosotros. Es así como nos ha querido y nos quiere y sólo nos propone mejorar y perfeccionarnos contando con su Gracia, porque, por nosotros mismos no podremos lograrlo.

Por lo tanto, Señor, consciente de todo eso te confesamos como el Hijo de Dios Vivo y te pedimos tu Gracia para caminar hacia ese camino de perfección hasta llegar a Ti. Ayúdanos, Señor, a mantenernos unido a Ti y a saber poner nuestra vida, que es Tuya, en tus Manos. Danos el don de la fe. Amén.

viernes, 26 de abril de 2019

ILUMINAME, SEÑOR, PARA DESCUBRIR TU ROSTRO

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


Supongo que también a mí, conociéndote Señor, me has aconsejado echar las redes a mi derecha. Pero, la cuestión es si yo te he oído o te hago caso. Posiblemente esté cansado de no pescar nada en mi vida, o experimentar que no tengo capacidad o fortaleza para poder hacerlo. También, puede ser, que mi testimonio no sea el debido y que mi voluntad sea tan débil hasta el punto de ser vencida por las tormentas o seducciones del clima de este mundo.

No sé, Señor, qué hacer ni cómo actuar. Ni siquiera a quien acudir.Quisiera, como aquellos hombres a los que Tú invitaste a echar las redes a la derecha de su barca, después de estar toda la noche bregando, obedecerte y fiarme de tu Palabra, pero, también fallo en eso. Me siento cansado y hasta cierto punto decepcionado. Sin embargo, sé algo muy positivo y que me ayuda mucho, no tengo donde acudir, porque en el mundo y con las cosas del mundo se pierde el tiempo.

Lo sé claramente, Señor. Y te doy las gracias, porque intuyo que Tú me lo has revelado. No es que haya tenido una gran experiencia de lo que el mundo te pueda dar, pero he vivido y experimentado lo suficiente para darme cuenta que aquí abajo todo es perecedero, pasajero y no llega nunca a satisfacerte plenamente. Puede engañarte un día y dos también, pero pronto te das cuenta del engaño y te desengañas. Y te das cuenta que tienes que volver a empezar.

Y, si no eres capaz de darte cuenta, levantarte y cambiar el rumbo de tu vida, quedas encadenado, sin voluntad y esclavizado para el resto. Y la vida se gasta pronto y no hay tiempo para rehacerte. Es verdad que siempre hay esperanza, pero también el esfuerzo, en la medida que te has ido hundiendo más, tendrá que ser mayor. Por eso, no perdamos más tiempo y pidamos al Señor que nos ilumine para que seamos capaces de descubrirlo en nuestro corazón y en el corazón de los demás. Sobre todo en aquellos que se encuentran rotos y destrozados. Amén.

jueves, 25 de abril de 2019

LA CERTEZA DE LA RESURRECCIÓN


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No es fácil cerciorarse de que Jesús ha resucitado. Es algo que no nos cabe en la cabeza. Los de Emaús que habían regresado al grupo y contaban que habían visto al Señor se vieron sorprendido, junto con los demás, de nuevo con la aparición de Jesús, y no se lo creían. Prueba de que creían que era un fantasma es que Jesús les demostraba que era Él:  En aquel tiempo, los discípulos contaron lo que había pasado en el camino y cómo habían conocido a Jesús en la fracción del pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando Él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero Él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo». Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?». Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos.

Observamos como les cuesta creer en la resurrección. Y Jesús se los había dicho y ahora estaba delante de ellos. También a nosotros nos cuesta creer. Tenemos el testimonio de los apóstoles y la Palabra que nos han dejado en las Escrituras. Y también el testimonio de muchos santos que han llegado a los altares por medio de la Santa Madre Iglesia, pero, así y todo nos cuesta creer.

Sin duda es un don de Dios. Pidamos el don de la fe y abramos nuestros corazones para que el Espíritu Santo, que continúa la labor del Señor Jesús, nos abra nuestras mentes y nos ilumine para que comprendamos y veamos con certeza que Jesús es el Señor Resucitado en el que se ha cumplido todo lo profetizado por los profetas.

miércoles, 24 de abril de 2019

DEL TRISTE REGRESO A LA ENCENDIDA ESPERANZA

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Perdemos la esperanza y nuestro corazón se entristece. Sin esperanza se hace difícil vivir. Todo el mundo espera algo. Y ese algo tiene un significado de avance, de mejoría, de conseguir algo mejor. No puede ser lo contrario, porque lo contrario generaría tristeza y desolación e incluso la muerte. Necesitamos creer en algo que dé sentido a nuestra vida y le dé esperanza de un mundo mejor.

Ese es el motor de tantos inmigrantes que, arriesgando sus vidas, se lanzan a la aventura de buscar y alcanzar un mundo mejor. Es una aspiración universal de cualquier hombre y mujer. Pero, podemos equivocarnos en el objetivo a buscar. Porque, sin despreciar, pues se hace necesario, luchar por conseguir unas circunstancias que nos permitan una vida mejor, debemos buscar lo que realmente vale y significa nuestra gran Tesoro. Y ese no es otro que encontrarnos con el Señor. Porque, Él es el único y verdadero Camino, Verdad y Vida.

Por eso, regresemos de Emaús y volvamos a la comunidad, al ámbito parroquial donde nos encontraremos con los hermanos en la fe y con los que podamos compartirla y fortalecerla. Volvamos con el corazón alegre, como aquellos de Emaús, después de escuchar la Palabra y ver como nuestros corazones se activan y se encienden llenos de gozo y felicidad. Volvamos con esa alegría y deseo de anunciar en todas direcciones que Cristo Vive, pues ha Resucitado.

Y eso significa que también resucitaremos nosotros. Pidamos que, como los de Emaús, encontremos al Señor y no le cerremos nuestros corazones, sino que, acogiéndole los abramos y le escuchemos atentamente con verdadera atención y entusiasmo y no le dejemos ir porque su Palabra nos entusiasma, nos alegra y enciende el corazón y nos desborda de gozo y alegría. 

Gracias, Señor, por quedarte con nosotros y por acompañarnos cada día, a pesar de nuestros torpes pasos, y de, como a los de Emaús, abrirnos los ojos y encendernos el corazón llenándonos de gozo, alegría y esperanza. Amén.

martes, 23 de abril de 2019

ABRAMOS NUESTRO OÍDOS Y NUESTROS OJOS

Resultado de imagen de Jn 20,11-18
Posiblemente nuestros oídos y nuestros ojos permanecen cerrados. Cerrados por tanto ruido y tanta oscuridad que este mundo nos ofrece. Hay demasiada algarabía que no nos deja pensar ni casi tomar conciencia que existimos. Tendremos que tocarnos, pararnos y mirarnos interiormente para darnos cuenta que estamos vivos. Porque, el mundo nos distrae, nos duerme y nos da todo comido sin apenas dejarnos pensar.

Despertemos y hagamos un poco de silencio en nuestras vidas para poder activar nuestros oídos y abrir nuestros ojos para ver lo que tenemos delante. Escuchemos la Palabra de Dios que nos busca y nos llama y orientemos nuestros oídos para escuchar su voz. Cristo Vive. Nos lo han anunciado las mujeres ayer según leíamos en el Evangelio, y hoy nos lo anuncia María Magdalena después de un encuentro real con Él.

Posiblemente, nosotros permanecemos dormidos y aletargados de tanto espejismos que este mundo nos ofrece. Abramos nuestros oídos y nuestros ojos para escuchar y ver la presencia del Señor, pues ha Resucitado. Salgamos a su encuentro sin perdida de tiempo, pues nuestro tiempo en este mundo es limitado, tiene sus horas contadas y se nos pueden ir sin darnos cuenta. Alguien, el demonio, está interesado en que sigamos adormilados, sumidos en la distracción y que sigamos con los oídos y ojos cerrados.

Pidamos despertar y caminemos hacia la Luz con confianza, pues Dios es nuestro Padre y ha entregado a su Hijo, nuestro Señor Jesús, para que entregando su vida nos libre del pecado y podamos alcanzar la Vida Eterna junto al Padre. 

Dios es nuestro Padre y nos ama gratuitamente y sin condiciones. Hagamos lo que hagamos, y decidamos lo que decidamos, Jesús ha Resucitado para acompañarnos en ese camino hacia la Casa del Padre. Nos lo ha dicho claramente: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

lunes, 22 de abril de 2019

UN ENCUENTRO VERDADERO CON JESÚS NO NOS DEJA IGUAL

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Me imagino a aquellas mujeres corriendo despavoridas desde el sepulcro hacia el encuentro con los apóstoles. Irían atemorizadas y gozosas. Una mezcla de emoción, de desespero y de alegría. No sabría exactamente como definirlo, pero me parece que aquellos momentos son inenarrables. Encontrarse el sepulcro vacío y con el Señor es algo que no nos cabe en el corazón. Es el anuncio de la Resurrección y eso no se puede guardar sin anunciarlo. ¡Dios mío, resistir la presencia del Señor es Gracia de Dios! Porque, sin su Gracia no podemos soportar su presencia.

No es nuestro caso, nos podemos decir nosotros. Incluso, posiblemente podemos alegar, ¡si a mí se me apareciera! Pues, lo creas o no, a ti también se te aparece. No sé de qué forma, pero se te aparece. Y te doy algunas razones en las que creo. Primero, Dios ha enviado a su Hijo para salvarnos y anunciarnos su entrega voluntaria hasta el extremos de morir por nosotros. Y lo ha hecho. Acabamos en estos días, estamos celebrando la octava de Pascua, de vivirlo y actualizar esa Muerte de Cruz.

Y, segundo, si ha enviado a su Hijo para anunciarnos el Amor de su Padre y su Anuncio de Salvación, sería absurdo que no te dijera algo personalmente. Sale a tu encuentro y te anuncia que ha Resucitado, y te envía a que tú se lo anuncies a los que no lo saben, o lo ignoran o lo rechazan. Igual que aquellas mujeres que fueron a visitarle, también a ti te toca y te anuncia que ha Resucitado.

Ahora, necesita tu interés. Necesita tu ansias de búsqueda. Necesita tu proximidad y cercanía para poder hablarte y dejarse ver. Aquellas mujeres se acercaron a su sepulcro. La pregunta es: ¿Te acercas tú también a Él? Posiblemente no lo hagamos y será eso lo que tenemos que pedirle. Señor, despierta en mí esa inquietud, esa necesidad de fiarme de tu Palabra. Dame Señor esa sed de salir a tu encuentro y de anhelar tu presencia y dejarme llevar a tu presencia. Derrumba, Señor, esas murallas que he levantado en mi corazón y no me deja salir a tu encuentro y responder a tu llamada. Dame, Señor, el don de la fe. Amén.

domingo, 21 de abril de 2019

CRISTO HA RESUCITADO - LAUDES DEL DOMINGO

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H I M N O

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

"¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?"
"A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua."

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa. Amén. Aleluya.

sábado, 20 de abril de 2019

MARÍA AL PIE DE LA CRUZ


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H I M N O

La Madre piadosa estaba
junto a la cruz y lloraba
mientras el Hijo pendía;
cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.

¡Oh cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.

Y, ¿cuál hombre no llorara,
si a la Madre contemplara
de Cristo, en tanto dolor?
¿Y quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?

Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado,
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.

¡Oh dulce fuente de amor!
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.

Y, porque a amarle me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.

Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo;
porque acompañar deseo
en la cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.

¡Virgen de vírgenes santas!
Llore yo con ansias tantas
que el llanto dulce me sea;
porque su pasión y muerte
tenga en mi alma, de suerte
que siempre sus penas vea.

Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;
porque me inflame y encienda,
y contigo me defienda
en el día del juicio.

Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén;
porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma 
a su eterna gloria. Amén.

viernes, 19 de abril de 2019

SALMO 50: MISERICORDIA, DIOS MÍO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

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Ant: Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros.
Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana (Ef 4,23-24)
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, 
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad que aborreces.


En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.


Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.


Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.


Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.


Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.


¡Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.


Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.


Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros.

jueves, 18 de abril de 2019

LAUDES DEL JUEVES SANTO

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                                    (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
                                           V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
                                           R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
                                    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
                                     Como era en el principio, ahora y siempre                                                                           por los siglos de los siglos. Amén.
 H I M N O

¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza! 

Jamás el bosque dio mejor tributo

en hoja, en flor y en fruto.

¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza

con un peso tan dulce en su corteza!


Cantemos la nobleza de esta guerra,

el triunfo de la sangre y del madero;

y un Redentor, que en trance de Cordero,

sacrificado en cruz, salvó la tierra.


Dolido mi Señor por el fracaso 

de Adán, que mordió muerte en la manzana,

otro árbol señaló, de flor humana,

que reparase el daño paso a paso.


Y así dijo el Señor: "¡Vuelva la Vida,

y que el Amor redima la condena!"

La gracia está en el fondo de la pena,

y la salud naciendo de la herida.


¡Oh plenitud del tiempo consumado!

Del seno de Dios Padre en que vivía,

ved la Palabra entrando por María

en el misterio mismo del pecado.


¿Quién vio en más estrechez gloria más plena,

y a Dios como el menor de los humanos?

Llorando en el pesebre, pies y manos

le faja una doncella nazarena.


En plenitud de vida y de sendero,

dio el paso hacia la muerte porque él quiso.

Mirad de par en par el paraíso

abierto por la fuerza de un Cordero.


Vinagre y sed la boca, apenas gime;

y, al golpe de los clavos y la lanza,

un mar de sangre fluye, inunda, avanza

por tierra, mar y cielo, y los redime.


Ablándate, madero, tronco abrupto

de duro corazón y fibra inerte;

doblégate a este peso y esta muerte

que cuelga de tus ramas como un fruto.


Tú, solo entre los árboles, crecido

para tender a Cristo en tu regazo;

tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo

de Dios con los verdugos del Ungido.


Al Dios de los designios de la historia,

que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;

al que en la cruz devuelve la esperanza

de toda salvación, honor y gloria. Amén.