Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 31 de mayo de 2018

EL HECHO DE SER MADRE

Resultado de imagen de Lc 1,39-56
Hoy pasa casi desapercibido el don de la maternidad. Ser madre parece que se valora poco, incluso se ve como una carga y una desgracia. Se evita la maternidad, pero no al placer y a la satisfacción. Se mata al posible embrión que se pueda engendrar por comodidad, por falta de responsabilidad, por los problemas que pueda causar y se da vía libre al placer y a la satisfacción. Pronto, descubrimos un nuevo problema, la pobre natalidad, pues los pueblos que matan desaparecen.

La vida es un don preciado que nos regala Dios. El hombre nace y vive en familia y negarse a la formación de una familia se vuelve en su propia contra. Porque, el hombre es un ser en relación, necesita al otro para tener la oportunidad de darse y de experimentar el amor que lo realiza y lo llena de esa felicidad y paz que busca y que necesita. Por la vida nos vino la salvación, el Mesías prometido,  al qué María, abriéndose a la Voluntad de Dios, prestó su seno para que Él gestara su Naturaleza Humana y se hiciera hombre.

Gracias, María, Madre de Dios, por tu disponibilidad, por tu sí y por tu entrega. Gracias, María, porque negándote nos hubieses privado de la oportunidad de salvación. Gracias, María, porque renunciaste a tus planes y proyectos para entregarnos al Mesías y Salvador del mundo. Gracias, María por tu generosidad, por tu humildad y por tu obediencia al Plan de Dios. Gracias, María, por ser la morada de Dios para que, encarnado, fuese el Dios hecho Hombre que nos revelase el gran y la infinita Misericordia de su Amor.

Por todo ello, María, Madre de Dios, gracias. No somos merecedores de tan alta Gracia ni de tanto Amor. Y, a pesar de ello, tú, junto a tu Hijo, permanecen pacientemente esperándonos y con los brazos del perdón abiertos. Gracias María, porque, a pesar de la sin razón del hombre, tú estás firmes al pie de la cruz de cada uno de tus hijos e intercede también por cada uno de nosotros. Gracias, María, por, a pesar del camino que te profetizó Simeón en la presentación del Niño Dios en el templo, tú, junto a tu castísimo esposo José, seguiste sin dudar el camino de salvación para el que Dios te había elegido. Gracias, Madre, gracias.

miércoles, 30 de mayo de 2018

UNA CRUZ QUE SALVA

Resultado de imagen de Mc 10,32-45 dibujado por Fano

Servir no significa sostener ni mantener la vida de otro, sino dar tratamiento de servicio cuando y en el momento que lo necesita. Así, los padres cuidan de sus hijos hasta que estos toman vuelo y son capaces ya de depender de ellos mismos. Observas y así sucede en todo ser viviente de la naturaleza. Por un simple razón, porque serás tú quien tendrás que responder ante Dios de tus actos de amor.

Bien, es verdad, que hay dependencias más largas que otras, y, quizás, algunas que duran toda la vida. Pero, esas necesitan unos cuidados más intensos y duraderos. Afortunadamente, por la Gracia de Dios, son los que mejores antienden la sociedad y la caridad de los ciudadanos en centros y hospitales dedicados a sus cuidados. Pero, también hay miserias en muchos lugares donde el egoísmo de unos y la ambición de otros dejan en la más paupérrima pobreza a muchas familias y personas, que sufren y padecen dolorosamente sacrificios hasta de muerte.

Todos tenemos nuestras propias cruces y hay que saber soportarla. No podemos pretender cargar al otro con tu propia cruz, porque eso, queda al descubierto, no sería ni justo ni estaría bien. Esa frescura o picaresca descubre tu egoísmo y tu intención de aprovechamiento. No son pobres, sino que hacen de pobres, aquellos que tratan de aprovecharse y de vivir a costa del engaño y de la caridad de los demás. Jesús curaba y mandaba, una vez curados, a que siguieran su camino procurando no pecar más. Es decir, cargar con su cruz y vivir en el amor y la justicia.

No se trata de dar el pescado, sino de darles una caña y enseñarles a pescar. Tú y yo tenemos que responder ante el Señor presentando nuestros actos realizados con verdadero amor, y eso exige que hagamos actos de amor. Y el más grande es amarnos a nosotros mismos, y lo hacemos cuando tratamos de vivir según los mandatos del Señor, en el amor y la verdad.

Pidamos esa Gracia y la voluntad de saber aceptar y cargar con la cruz que nos corresponde, dando toda nuestra capacidad de servicio, de desprendimiento y de amor a los demás asitidos y auxiliados por el Espíritu Santo. Amén.

martes, 29 de mayo de 2018

EN CONSTANTE RENUNCIA

Resultado de imagen de Mc 10,28-31
La fe no es cuestión de unas prácticas o cumplimientos. Eso no testimonia nada, al menos con la certeza de confesarte creyente.  Sí, deja entrever que hay síntoma de ser religioso y practicante y de que, se supone, tienes fe. Pero la fe se constata en el desprendimiento, en el despojo y en la entrega, por encima de todo, al servicio y al amor. Porque, es él, el amor, el que te lleva a darlo todo hasta el extremo. Tal y como hizo Jesús.

La medida de la fe se constata por los actos de amor que estás dispuesto a dar, y eso no es tan fácil de hacer ni de dar, ni tampoco está en nuestras manos. Se trata de ponernos en Manos de quien puede hacer y transformar nuestros actos, pobres y pecadores, en verdadero actos de amor. Necesitamos, más que cumplir, rezar. Porque, rezando y dejándonos dirigir, el Espíritu Santo transformará todo nuestro sentir, querer y obrar. No somos nosotros los que hacemos, ni siquiera rezamos. Es el Espíritu Santo quien hace todo por nosotros. Para eso ha venido y nos acompaña.

Ahora, la cuestión está en conectar con Él. La cuestión consiste en poner nuestra oración en sus Manos y dejarnos conducir por Él. No me preguntes como hacerlo, porque yo también intento, como tú, buscarle y ponerme en sus Manos. Hay que silenciar todo nuestro interior, apartarnos de los ruidos de este mundo y tratar de ponernos en sintonía con Él. Dejarnos tomar por Él y seguir sus instrucciones. Es el Espíritu Santo quien nos empujará y nos transformará.

Incluso, nos dictará nuestra oración, porque no sabemos ni orar ni pedir. Al menos yo, y lo confieso. Porque, no sé cómo hacer ni qué hacer. Trataré de callarme y escuchar. Insistir en escuchar su oración y tratar de seguirle. Él me llevará por el camino que Jesús quiere y por el que me llama. Él me dará las fuerzas y la voluntad para desprenderme de todo aquello que me impide actuar como Jesús me dice. Él me dará las fuerzas para dejar todo lo que me estorba y me dificultad en la tarea de entregarme a la tarea de servir y proclamar el Evangelio según me envía el Señor. Amén.

lunes, 28 de mayo de 2018

UN CUMPLIMIENTO DE MÍNIMOS

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Nos gusta las normas y los cumplimientos, e, incluso, exigimos recetas a los sacerdotes con las que eludir nuestra libre responsabilidad y lavarnos las manos. Cuántas veces hemos acusado a Pilatos de haberse lavado las manos respecto a tomar una responsabilidad en la decisión de liberar a Jesús. Cerró los ojos ante la realidad y miró para otro lado. ¿No hacemos nosotros igual en muchos momentos de nuestra vida?

De la misma forma, aquel joven, al parecer rico, se limitaba a cumplir con lo establecido y acostumbrado. Eso no le era muy duro y, con cierta y cómoda disciplina, el ser humano se instala y acomoda con cierta facilidad sin perder su seguridad ni sus privilegios. Pero, inquieto, pregunta a Jesús: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?». Sus palabras descubren cierto desconformismo que le inquietan a comprometerse más y de ahí esa ansia por preguntarle a Jesús.

Y Jesús le responde: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre». A lo que aquel joven responde: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud». Posiblemente, también nosotros cumplimos y guardamos los mandamientos en nuestra vida. Pero, ¿nos basta eso? ¿Es eso todo lo que nuestro amor nos exige? ¿Queda tu conciencia y la mía tranquila? ¿Es esa la medida de toda nuestra capacidad de amar? Son preguntas que también nos hace Jesús hoy a cada uno de nosotros, y debemos de darle una respuesta.

Quizás, nuestra primera reacción sea fruncir el ceño y abajar la cabeza. Experimentamos debilidad y no nos sentimos fuertes para romper esas maromas que nos atan a las riquezas y placeres de la vida. Porque, no hace falta poseer mucho dinero para ser rico, sino que también se esconden las riquezas en nuestra manera de vivir, de comportarnos, de darnos, de ofrecernos, de comprometernos...etc. Tu vida y tus cualidades son un regalo que Dios te ha dado, y te han sido dadas para que las compartas con aquellos que más las necesitan.

Pidamos fortaleza y sabiduría en el Espíritu Santo para romper esas maromas que nos atan a la comodidad, al egoísmo y al encerrarnos en nuestros cumplimientos, para dejar escapar toda nuestra capacidad de amar y comprometernos en darnos y servir a los demás. Amén.

domingo, 27 de mayo de 2018

LAUDES DEL DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

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Himno


El Dios uno y trino,
misterio de amor,
habita en los cielos
y en mi corazón.

Dios escondido en el misterio,
como la luz que apaga estrellas;
Dios que te ocultas a los sabios,
y a los pequeños te revelas.

No es soledad, es compañía.
es un hogar tu vida eterna,
es el amor que se desborda
de un mar inmenso sin riberas.

Padre de todos, siempre joven,
al Hijo amado eterno que engendras,
y el Santo Espíritu procede
como el Amor que a los dos sella.

Padre, en tu gracia y tu ternura,
la paz, el gozo y la belleza,
danos ser hijos en el Hijo
y hermanos todos en tu Iglesia.

Al Padre, al Hijo y al Espíritu,
acorde melodía eterna,
honor y gloria por los siglos
canten los cielos y la tierra.

sábado, 26 de mayo de 2018

EL IDEAL: SER COMO UN NIÑO

Resultado de imagen de Mc 10,13-16Ser como un niño significa ser pobre, indefenso y depender de sus padres o familia totalmente. O de quienes, en caso de huérfano, se compadezcan del él. Ser como niños nos deja en manos de la providencia del Padre Dios y poner toda nuestra seguridad en sus Manos. Ser como niños es aceptar nuestro último lugar y estar dispuestos a obedecer y servir, a pesar de ser utilizado y engañado como víctimas utilitaristas de consumo, de negocio pornográfico y de objetos de placer.

Ser como niños es abrirnos a la acción del Espíritu Santo y dejarnos dirigir por su acción y protección. Ser como niños es entregar nuestro corazón al Padre, a través del Hijo, que nos revela su Rostro y nos lleva a Él. Por eso, Padre del Cielo, a través de tu Palabra, que tu Hijo nos revela te pedimos que nos dé un corazón de niño y que abandonados en  Manos del Espíritu Santo nos lleves y dirijas por el camino del servicio, de la entrega al bien de los demás.

Danos, Señor, la sabiduría de estar siempre en esa actitud de buscar los últimos lugares y de estar siempre como los niños abiertos a escuchar y aprender de tu Palabra, para así, siendo como ellos, estar abiertos a recibir tu Reino. Transforma nuestros corazones en corazones puros, transparentes, dóciles, generosos, inocentes e inclinados a la bondad y a la mansedumbre, a la paciencia y a las buenas intenciones, y, sobre todo, a la justicia, el amor y la paz.

Danos también Señor, unos corazones inundados de bondad como el tuyo para tener predilección por lo pequeño, por lo pobre, lo débil, lo indefenso y vulnerable. Porque, todo esto significa ser como un niño, pues ellos lo representan. Siempre callados, silenciados e indefensos ante los mayores sin capacidad para aducir derechos, ni méritos, ni dar grandes razones. Tú Señor tienes predilección especial por esas personas a las que manifiestas tu bondad de forma gratuita. Porque, tu poder se manifiesta, como diría Pablo, en la debilidad.

Danos, Señor, la capacidad y la sabiduría de aprender esta hermosa lección que se refleja en los niños, de manera especial a los que queremos seguirte y escuchar tus Palabras y aprender de ellas. Amén.

viernes, 25 de mayo de 2018

CUANDO PREVALECES TÚ Y TUS EGOÍSMOS

Resultado de imagen de Mc 10,1-12 visto y dibujado por Fano
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Ponemos pega y justificamos nuestras razones con argumentos que esconden la verdad del otro. Porque, cuando tú quieres romper con el otro esgrimes tus razones, pero esconder la vedad de del otro. ¿O es qué tú sólo tienes la razón? Sabes de sobra que no, pero tu soberbia y egoísmo te llevan a querer prevalecer y tener razón. Eso debe ya darte un poco de conocimiento y saber esperar y soportar tu impaciencia porque prevalezcan tus razonamientos.

En una separación, pleito o disputa la razón está casi siempre repartida. Normalmente la causa de la disputa se apoya en el egoísmo de uno o de dos que luchan por mantenerlos y conservarlos. Es el sentido erróneo de la libertad individualista que te lleva a apoyarte en tus proyectos utilitaristas y no a tomar conciencia que tienes enfrente de ti a una persona con los mismos derechos que tú. 

Cuando en la unión no se ha tenido en cuenta estas perspectivas y no se ha tratado de clarificarlas hay que proceder a otro plano de diálogo. ¿Tú que buscas? O, ¿qué buscamos? Porque, dependiendo de esas primarias intenciones y del deseo, a pesar de los obstáculos, de permanecer juntos, se puede retomar el diálogo y tratar de purificar ambas intenciones. Para ello se necesitará siempre de esfuerzos, privaciones y renuncias, que el verdadero y comprometido amor asume.

Experimentamos que vamos a necesitar fuerzas, superiores a nosotros, para renunciar a mucho de nosotros mismos. A todas aquellas apetencias que tratan de separarte, de individualizarte, de imponerte, de crear obstáculos y barreras que hacen imposible la unidad y el amor. Un amor comprometido en la disponibilidad y la entrega. Tal como nos ama nuestro Padre Dios. Y si nuestro objetivo es parecernos a Él necesitaremos mucho diálogo con Él, desde ambas partes, para cazar todas nuestras diferencias y descubrir todo lo que nos potencia y nos une.

Mirémos hacia el Cielo y elevemos nuestros corazones, para pedir que se llenen de buenas intenciones y de verdadero amor que nos sostengan unidos y pacientes en la confianza de que es el mejor y buen camino para encontrar esa felicidad eterna que buscamos.

jueves, 24 de mayo de 2018

LÍBRANOS DEL MAL, SEÑOR

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Nuestro camino no es llano sino que también tiene montañas escarpadas y difíciles de escalar que nos ponen duros obstáculos para llegar a la meta. La vida se hace dura y difícil y los peligros acechan por doquier. Y los más peligrosos son aquellos que se esconden en la mentira, en la aparente buena presencia y en el deleite y placer. Sin darnos cuenta caemos en sus garras y nos costará mucho salir.

Tengamos mucho cuidado porque el peligro acecha en cualquier instante, sobre todo cuando más distraídos estemos. Necesitamos estar vigilantes y muy unidos al Espíritu Santo, que nos defiende y nos protege. También, nuestro ángel de la guarda nos ayudará a salir de las encrucijadas que la vida nos tiende. Necesitamos estar atentos e injertados en el Espíritu Santo para superar todos esos obstáculos y tener la suficiente sabiduría y fortaleza para arrancarlos de nuestro camino y de nuestra vida.

En ese sentido hay que cortarlos de raíz de nuestro corazón y arrojarlos al fuego. Es lo que nos dice el Evangelio de hoy. Tenemos que ser fuertes, y eso lo conseguimos sosteniéndonos injertados en el Espíritu Santo. Él ha venido a nuestros corazones en el momento de nuestro bautismo y nos ha confirmado su presencia en cuanto nosotros hemos recibido el sacramento de la confirmación. Nos, tal y como nos dice en Papa en su audiencia del miércoles, unge con el crisma que nos da al Espíritu Santo que nos conforma con Jesucristo. En Él estamos preparados para superar todos esos obstáculos que nos quieren separar del Señor y perdernos.

Tengamos confianza y oremos constantemente. Cada día es una nueva jornada que trae sus afanes, sus alegría y también sus sacrificios o tristezas, pero que, junto al Espíritu de Dios, podemos ir superando y hasta gozando, porque en Él seremos dichosos y generosos para compartir y fortalecernos en la fe dándonos y amándonos. Amén.

miércoles, 23 de mayo de 2018

LAS DIFERENCIAS QUE NOS EXCLUYEN

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Nos cuesta salir de nuestro propio cascarón y ver a los demás con una mirada limpia e incluyente. Todos los que no sean de los nuestros los excluimos salvo que se vengan con nosotros. Esa fue la problemática que Juan presentó a Jesús: En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros».

Mirémonos ahora nosotros. ¿Nos ocurre eso en nuestros grupos y comunidades? Incluso dentro de nuestra propia comunidad hacemos grupos y nos creemos unos mejores que otros. Imaginemos ahora que nos pasará con otros colectivos que estén fuera de nuestro grupo. La Palabra se hace vida en nosotros y nos invita a descubrirnos y a mirarnos para adentro muy profundamente.

Y la Palabra de Dios nos aclara que lo verdaderamente importante es hacer el bien y amar. Por eso, Jesús replica a Juan de esta manera: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros».

¿A quién le hacemos caso? Es verdad lo que nos dice Jesús, nadie que le invoque y en su nombre haga algún milagro, hablará mal de Él. Todo el que rema a favor de la misma corriente está con Él. Seamos dóciles a su Palabra y pidamos que nuestros corazones sean unos corazones limpios de todo egoísmo y celo, no apostólico sino el otro, el que nos provoca a la envidia y a las malas intenciones, que aboguen por ir juntos a favor de la misma corriente.

Líbranos, Señor, de creernos mejores que otros; líbranos de pensar que mi grupo es el mejor y en el que deben estar otros. Líbranos de excluir a todos aquellos que viven, trabajan y reman en la misma corriente pensando que si no están en mi grupo no lo hacen bien. Líbranos de obstaculizar la labor y el trabajo de otros que hacen en nombre de Dios porque no sean de los míos. Amén

martes, 22 de mayo de 2018

EL CAMINO DE LA PASIÓN

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Sabemos que nuestro camino termina en la cruz, pero una cruz cuyo resultado es de gloria,  la resurrección. Eso es lo que Jesús trata de explicarle a sus discípulos cuando van subiendo hacia Jerusalén. Trata de decirlo en secreto, pues no quería que se supiese e iba enseñándoles lo que se avecinaba: Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará». Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.

¿Y cómo iban a entender? Ya que de por sí es difícil de entender, menos aún cuando ellos iban metidos en otros menesteres y con otras ambiciones e intereses. ¿Y no nos pasa a nosotros lo mismo? Esas cosas no podemos solucionarlas con métodos, disciplinas y estudios. Se trata de amar y eso consiste en transformar nuestro corazón, apegados a las cosas de este mundo, en un corazón capaz de renunciar y darse de forma generosa a los demás.

Pidamos al Señor un corazón generoso, dado, comprensivo, capaz de amar y de darse sin pedir nada a cambio. Un corazón disponible y gratuito al servicio de los demás. No es fácil lograrlo, pero la oración nos puede ayudar mucho. La oración y la confianza en ponernos en Manos del Espíritu Santo para que nos vaya alumbrando el camino y cultivando en nuestros corazones sus frutos. la caridad, el gozo, la paz, la paciencia, la longanimidad, la bondad, la benignidad, la mansedumbre, la felicidad, la modestia, la continencia y la castidad.

Frutos que nos ayudaran a transformar nuestros corazones en corazones disponibles y humildes a acoger la inocencia, la pequeñez, a los pobres e indefensos, a los sinceros, y capacitados para servir y ocupar los últimos puestos. Abajarse y hacerse pequeño equivale a ser el último del escalafón y estar dispuesto a servir de forma voluntaria y gratuita. Amén.

lunes, 21 de mayo de 2018

¿CÓMO ORAR PARA TENER MÁS FE?

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No lo sé, ni tampoco sé cómo hacerlo. Trato de esforzarme en rezar, pero, durante mucha parte de mi vida no he tenido conciencia de la gran importancia de la oración. Y todavía hoy me cuesta dedicar espacios importante a la oración, es decir, al diálogo con Dios. Sin embargo, hace ya un poco de tiempo he notado que experimento una notable mejoría.

Siempre he pensado que la oración tiene que ser gozosa, porque de no serlo, creo que no estaría bien hecha. Hablar con tu mejor amigo y con la persona que te ha salvado y te quiere tiene que ser gozoso y deseado. Tiene que ser un espacio de paz y de alegría. ¿Cómo entonces la oración te puede fastidiar? Y digo esto porque en muchos momentos tengo la sensación de que quiero terminarla pronto y quitarmela de encima. Algo así como un cumplimiento pesado y molestoso.Tengo que confesarlo, porque no hacerlo es engañarme a mí mismo. El Señor lo sabe, y también sabrá, mejor que yo, el por qué de esa sensación.

Sin embargo, eso no me preocupa tanto, porque trato de, a pesar de ese lastre, permanecer en el Señor y soportar todas mis limitaciones y perezas. Sé que yo no puedo cambiarme, pero creo que el Señor sí puede, y en Él confío. Mis esfuerzos van en ese sentido, en tratar de permanecer fiel y, a pesar de mis dudas y debilidades, permanecer a su lado en el esfuerzo de escucharle y de servir desde su Palabra. 

Y eso me ayuda a orar, a permanecer en actitud orante. Algunas veces mejor que otras. Me ayuda que grandes santos, como Santa Teresa pasaron tiempo sin encontrarse cómodas en la oración, o que el tiempo se le hacía enorme. Confío, y eso le pido al Señor, que me dé ese gozo de saber estar con Él, de escucharle y rejocijarme en su Palabra, en su aliento y compañía. No desespero, porque eso sí sería un síntoma claro de desfallecer y perder la fe. Trato y me esfuerzo en padecer el sufrimiento que pueda padecer por no saber estar con el Señor, o por no poder saborear su presencia y compañía. 

Y, por eso le ruego, que abra mi corazón para que detecte su presencia y su compañía y goce en íntima oración con Él. Gracias, Dios mío, porque sé que me escuchas y me darás lo que necesito para llegar a Ti, porque me quieres y me amas. No dejes que el pecado y mi debilidad me alejen de tu presencia. Amén.

domingo, 20 de mayo de 2018

SE ABRE EL TELÓN Y EMPIEZA LA IGLESIA SU MISIÓN

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Himno


¡El mundo brilla de alegría!
¡Se renueva la faz de la tierra!
¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!

Ésta es la hora
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua de fuego innumerable
purifica, renueva, enciende, alegra
las entrañas del mundo.

Ésta es la fuerza
que pone en pie a la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas
delante de los jueces.

Llama profunda,
 
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza
hasta que el Señor vuelva.


LaudesDomingo de Pentecostés, 
solemnidad  

sábado, 19 de mayo de 2018

¿A DÓNDE VOY SIN TI, SEÑOR?

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¿En quién me fijo y a quién sigo? ¿Hay alguien en quién me pueda mirar y que me sirva de modelo? ¿Alguien puede servirme de guía y de luz para que pueda encontrar el verdadero camino, verdad y vida? Nadie de naturaleza humana puede realizar esa misión, por muy santo que sea. Puede, eso sí, darnos testimonio y buen ejemplo, animarnos y servirnos de ayuda, pero nunca ser modelo ni guía, porque su alma, como la de cualquier terrenal, está herida y tocada por el pecado.

Sólo Tú, Señor, el Hijo de Dios Vivo, bajado del Cielo y encarnado en Naturaleza humana sin abandonar la Divina, puede ser mi verdadero guía, mi verdadero camino, mi verdad y mi vida. Tú, Señor, eres la Luz que me alumbra en todos los instantes de mi vida y me conduce a pastos abundantes que dan plenitud y gozo a mi alma. Tú, Señor, eres mi norte, mi lámpara que alumbra y guía mis pasos.

Dame, Señor, la fortaleza, la sabiduría, la paciencia, la perseverancia y la capacidad de amar, para, siguiéndote, reflejar en mi vida tu Amor y tu presencia que dé testimonio a todos aquellos que se cruzan en mi humilde camino. Por eso, Señor, te doy gracias por anticipadas, porque sé que me escuchas, y me abandono a tu Gracia suplicándote que tenga siempre la fortaleza y sabiduría de no dejar de seguirte y mirarme siempre en Ti, Señor.

Porque, yo quiero que Tú seas siempre mi Luz, mi Camino, mi Verdad y mi Vida, para que toda mi vida esté fundada y apoyada en tu Palabra y en tus mandatos. Dame la clarividencia de ser dócil a tu Palabra y la perseverancia de acatar tus mandatos, que son lo mejor para mi bien y mi felicidad. Apartame, Señor, de los malos ambientes y tentaciones y dame la entereza y la necesaria humildad para siempre darme cuenta de que soy tu criatura, a la que, sin poder entenderlo, Tú quieres inmensamente. Gracias, Señor, porque, a pesar de ese gran misterio, yo quiero confiar en tu Palabra y en tu Amor.

viernes, 18 de mayo de 2018

NO SÓLO BASTAN LAS PALABRAS

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


A veces queremos arreglar los problemas con las palabras, y, aunque son muy importantes no bastan por si solas. Porque, las palabras son eso, palabras y no hechos. Por lo tanto, hacen faltan y en el camino quizás vayan ellas primero, pero luego hace falta que le acompañen los hechos. Es decir, las obras.

Palabras sin obras no caminan, pues se quedan cojas. O al menos no caminan mucho, porque tarde o temprano, si no hay obras, las palabras se quedan vacías y sin contenido. En el caso que nos ocupa, Pedro llenó su corazón no solo de palabras sino de arrepentimientos y obras. Su vida fue una entrega generosa al servicio del Evangelio y al seguimiento del Señor hasta entregar su propia muerte.

Pero tuvo que pasar por graves momentos en los que negó al Señor, que también supo llenar de lágrimas de arrepentimientos y de dolor. ¿Nos duele, es la pregunta, a nosotros también nuestras traiciones al Señor? ¿Estamos arrepentidos hasta el punto de darle un vuelco a nuestra vida? ¿Se nota el cambio de rumbo y orientación ? ¿Hay obras que se están construyendo desde nuestro corazón? Son preguntas que tendremos que hacernos simultaneamente al mismo tiempo que hablamos de amor.

Pero, lo verdaderamente importante es sabernos perdonados. No importa, aunque el dolor está ahí, las barbaridades que hayamos cometido, porque estamos perdonados. La Misericordia de nuestro Padre Dios es Infinita y, por los méritos de su Hijo hemos alcanzado el perdón y su misericordia. Y eso es lo que importa, aceptar humildemente esa misericordia y emprender el camino del perdón y del amor.

Pedimos Señor, que nos llenes de tu Amor misericordioso para que sepamos valorar tu Infinita Misericordia y, de la misma forma, ser también nosotros misericordiosos con nuestros hermanos a pesar de sus rechazos y sus ignorancias respecto a que no te conocen e incluso te rechaza. Danos, Señor, ese dolor de contrición para ver nuestros pecados y arrepentirnos de corazón con el propósito de enmendarlos y limpiarnos en tu Infinita Misericordia. Amén.

jueves, 17 de mayo de 2018

UNIDAD Y AMOR


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Si el amor es el pegamento que nos sostiene unido, la oración debe ser la sustancia que hace a ese pegamento adherente. Porque, no podremos amar sin oración. Jesús nos lo está mostrando al rogar al Padre por nuestra unidad, tal y como Él y el Padre son uno: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí».

Nos lo dice claramente, Yo en ello y Tú en Mí... Sí, Señor, necesitamos estar en Ti para permanecer unidos, en y por Ti, al Padre. Y, de esa manera mostrarte al mundo, para que te conozca y sepa que el Padre te ha enviado y que les ama como te ama a Ti. Y eso nos descubre la exigente necesidad de la oración. Sin oración no podremos sostenernos unidos. Pero, no sólo una oración individual, sino también comunitaria. Porque en la comunidad tomamos fuerzas para fortalecer nuestra fe y compartir nuestra oración.

No podemos quedarnos solos frente al mundo. Un mundo que nos tienta, que nos seduce y que vive de espalda a la verdad y a la fe. Un mundo que se alimenta de la mentira y del placer, y donde el poder se mide por la riqueza y la capacidad que tengas para imponer tu voluntad. Un mundo donde todo se falsea y se presente enmascarado de hipocresía y mentiras. 

Necesitamos, Señor, estar muy unidos a Ti para poder defendernos de este mundo agitado y perverso. Y en esa confianza y seguridad, sabiendo que Tú estás con nosotros y que intercedes al Padre para que nos mantengamos unidos, caminamos esperanzados, en paz y alegre hacia el encuentro con el Padre. Amén.

miércoles, 16 de mayo de 2018

NO SOMOS DE ESTE MUNDO, PERO ESTAMOS

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En el bautismo dejamos de pertenecer a este mundo de pecado. Estamos en el mundo porque nuestra humanidad pertenece al mundo humano, pero no formamos parte de él en cuanto el mundo se opone y rechaza el amor de Dios. Entre los tres peligros del alma se citan al mundo, al demonio y la carne, pues bien, el mundo es un peligro que vive cada día en constante amenaza contra aquellos que creen y siguen al Señor. Por eso decimos, en ese sentido, que no pertenecemos a este mundo.

Hoy tenemos la Palabra del Señor Jesús, que siempre se cumple, de que ruega al Padre para que nos proteja mientras andamos por este mundo: No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. Y eso nos da confianza y seguridad. Sabemos que no estamos solos y que con la Gracia del Espíritu Santo, enviado por el Padre, podemos vencer todos los obstáculos que el mundo nos presenta.

Por eso, Padre, te pedimos que nos des paz, sabiduría y fortaleza para superar todas las tentaciones que le mundo nos ofrece capitaneado por el Maligno. Tienen fuerte poder de seducción y nuestra débil naturaleza humana se siente atraída e inclinada a dejarse tentar por estas apetencias propias de su naturaleza que le alejan de tu amor y de ser dócil a tu Palabra.

No queremos, Padre, obedecer al mundo sino ser fieles a tu Palabra. Sabemos de las dificultades y por eso no queremos quedarnos solos y a merced del mundo, sino estar contigo y junto a Ti. Y eso lo conseguimos cuando estamos reunidos con los hermanos en la comunidad. Cuando participamos en la liturgia Eucarística y perseveramos unidos en la oración. Así somos fuertes y el mundo no puede con nosotros.

martes, 15 de mayo de 2018

LAUDES DEL MARTES (de la tercera semana)

Resultado de imagen de Laudes de la tercera semana


Himno

Cantemos nuestra fe y, al confesarla,
unidas nuestras voces de creyentes,
pidamos al Señor que, al proclamarla,
inunde con su luz a nuestras mentes.

El gozo de creer sea alegría
 
de servir al Señor, y su Palabra
simiente en crecimiento día a día,
que al don de su verdad el mundo abra.

Clara es la fe y oscuro su camino
de gracia y libertad en puro encuentro,
si crees que Jesús es Dios que vino,
no está lejos de ti, sino muy dentro.

Legión es la asamblea de los santos,
que en el Señor Jesús puso confianza,
sus frutos de justicia fueron tantos
que vieron ya colmada su esperanza.

Demos gracias a Dios, que es nuestra roca,
sigamos a Jesús con entereza,
 
si nuestra fe vacila, si ella es poca,
su Espíritu de amor nos dará fuerza. Amén.

lunes, 14 de mayo de 2018

LO IMPOSIBLE DE LA MISIÓN

Resultado de imagen de Jn 15,9-17
Hay misiones que siendo difíciles no son imposibles. Y que con esfuerzo y voluntad llegan a ser realidad. Sin embargo, hay una que es imposible lograrla por nosotros mismos. Se trata de esa misión de amar. Amar al hombre, hasta ahí parece posible, pero cuando se habla de incluso al enemigo, la misión se pone imposible. Porque, el hombre, tocado y herido en su naturaleza, no puede amar a aquel que es su enemigo. Les será imposible hacerlo por su propia fuerza.

¿Acaso te ves en la posibilidad de amar a aquel que te hace la vida imposible y busca todo lo que te hace mal y te perjudica? ¿Cómo amar al que intenta fastidiarte y robarte todo lo que estimas y quieres? Imposible para el hombre, pero no para Dios. Su Hijo, nuestro Señor Jesús lo hizo durante su paso por la tierra, y en el momento cumbre de su historia, condenado y clavado en la Cruz por el hombre, elevando su mirada y su oración al Padre, pidió perdón para todos aquellos que, con nuestros pecados, le habíamos condenado.

Si Él lo hizo, tú, en Él y asistido por el Espíritu Santo, también puedes hacerlo. Él no nos manda nada imposible, porque en, por y con Él podemos superar todo. Por eso, ese mandato del amor está dentro de nuestras posibilidades si permanecemos en Él. Ahí está la clave. Él sabe ciertamente quien eres y cómo eres, y así te quiere. Sólo pretende apartar de ti lo que es malo y no da frutos buenos, para que puedas dar esos buenos frutos que están en ti. La misión es, por tanto, posible.

En esa confianza pidamos al Padre en el nombre del Hijo que nos dé paz, sabiduría y fortaleza para que, llenos del Espíritu Santo podamos cultivar en nuestros corazones esos frutos que Él espera de cada uno de sus elegidos. Danos, Señor, esa capacidad de dar todo lo que tu Amor ha sembrado dentro de nosotros. Que no seamos desobedientes a tu Gracia y demos al mundo esos frutos que Tú has sembrado dentro de nuestros corazones. Amén.

domingo, 13 de mayo de 2018

ASCENSIÓN DEL SEÑOR

Resultado de imagen de De la oración de Laudes del domingo de Ascensión

Himno

"No; yo no dejo la tierra.
No; yo no olvido a los hombres.
Aquí, yo he dejado la guerra;
arriba, están vuestros nombres."

¿Qué hacéis mirando al cielo,
varones, sin alegría?
Lo que ahora parece un vuelo
ya es vuelta y es cercanía.

El gozo es mi testigo.
La paz, mi presencia viva,
que, al irme, se va conmigo
la cautividad cautiva.

El cielo ha comenzado.
Vosotros sois mi cosecha,
El padre ya os ha sentado
 
conmigo, a su derecha.

Partid frente a la aurora.
Salvad a todo el que crea.
Vosotros marcáis mi hora.
Comienza vuestra tarea.
 (de la oración de Laudes del domingo de Ascensión)

sábado, 12 de mayo de 2018

DANOS NUESTRO PAN DE CADA DÍA

Resultado de imagen de Jn 16, 23-28
Una gran parte de nuestra vida dependemos de nuestros padres. Poco o mucho, todos hemos recibido, al menos en los primeros años, lo necesario para vivir y crecer. Y si en algunos casos no han sido nuestros padres, otros han ocupados sus puestos para ayudarnos y darnos lo que nuestros corazones necesitan para continuar latiendo.

De cualquier forma, todos hemos recibido la vida. Es es el gran don, sobre todo hoy, que está amenazada por el aborto, y que, de tener unos padres que no la respetan podemos vernos condenado a la muerte antes incluso de nacer a la luz de este mundo. En este sentido contamos ya con un gran regalo de nuestro padres que nos la han respetado.

Se experimenta un gran gozo cuando caemos en la cuenta de ese inmenso regalo que es la vida, y todo lo que en y con ella nos viene dado. Vida y todo lo demás que se nos da de forma gratuita, no para nuestro aprovechamiento y conveniencia, sino para darla y compartirla con aquellos que más lo necesitan por carecer de todo o casi todo. O por sus debilidades y poca resistencia a las tentaciones y seducciones de este mundo.

Al inicio de cada día, cuando levantamos el corazón hacia nuestro Padre y rezamos la oración que nos enseñó el Hijo, nuestro Señor Jesucristo, pedimos que nos dé el pan de cada día. Ese pan que necesitamos para alimentarnos, tanto físicamente como espiritualmente. Posiblemente pongamos más énfasis en lo material que espiritual, pero necesitamos tanto lo uno como lo otro. Quizás más lo espiritual, porque ese alimento es el que nos llevará al encuentro con el Padre.

Y tengamos muy presente que el Padre no escucha y nos atiende si lo pedimos en nombre y a través del Hijo.Pero, nos dará lo que nos conviene, según su Voluntad, porque Él es el que sabe lo que realmente es mejor para nosotros. Debemos aceptar su Voluntad como buenos hijos, lo mismo que cuando niños hacíamos los que nuestros padres nos decían, porque ellos siempre buscaban nuestro bien. Y nade mejor que nuestro Padre del Cielo sabe lo que realmente necesitamos. 

Haz, Señor, que nuestra voluntad sea siempre tu Voluntad, y danos la paz, sabiduría y fortaleza para, no seguir nuestra pobre e ignorante voluntad sino la Tuya, que es la que el Espíritu Santo nos alumbra y a la que nos impulsa. Amén.

viernes, 11 de mayo de 2018

LA ALEGRÍA DE VIVIR EN LA VERDAD

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.



Todos sabemos que la verdad es alegre y descansa en la conciencia, que nos hace sentirnos satisfechos y en paz. Pero, también sabemos que la verdad acarrea en muchas circunstancias problemas y sufrimientos. Sin embargo, eso no es obvio para dejar de sentir alegría y esperanza. El creyente y seguidor de Jesús sabe que el camino es duro y que la cruz hay que cargarla sobre sus hombros, pero, también sabe que al final espera eso que busca, la felicidad eterna.

El camino de la Cruz es un camino ascendente. Es un camino de penurias y sufrimientos, pero su final es de alegría y resurrección. Así fue la Pasión del Señor, y así será también la pasión de cada creyente y seguidor de Jesús. De nada vale reír y cantar en este mundo con una alegría adulterada, falsa y engañosa, que no se sostiene ni es permanente. De nada vale vivir unos días de vinos y rosas si detrás viene el sin sentido, la vergüenza, el deshonor, la mentira y el desastre.

Esa es la esperanza del creyente en Jesús. Su camino, a pesar de los contra tiempos y renuncias, está lleno de alegrías y esperanzas, porque, como el ejemplo que pone Jesús en el Evangelio de hoy, la mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo, también nosotros caminamos esperanzados en el momento de la verdad, donde todo lo sufrido será una inmensa alegría y gozo eterno que dejará los momentos de sufrimientos terrenales en el olvido. Realmente, vale la pena seguir al Señor, porque Él es el verdadero Camino, Verdad y Vida.

Y eso es lo que hoy, junto a tu Madre María, también, por tu Gracia, Madre nuestra, te pedimos, Señor. Junto a ella, Madre de los apóstoles y esposa del Espíritu Santo y Madre de la Iglesia, queremos seguirte sin desfallecer ante las tentaciones y pruebas a que el mundo nos somete, y recibir, por medio de su orientación y guía, los dones del Espíritu Santo, para fortalecidos en ellos combatir los peligros del camino. Amén.

jueves, 10 de mayo de 2018

UN MUNDO DISTRAÍDO Y SEDUCTOR

Resultado de imagen de Jn 16,16-20, según Fano
Vivimos en medio de una selva. Una selva donde el peligro nos acecha en cada esquina, una selva donde las disputas, los enfrentamientos y las guerras amenazan con romper la convivencia y sembrar la discordia y la muerte. Hay muchos lugares donde la vida es una quimera y camina pendiente de un hilo, y otros, aunque en apariencia reina la paz, se vive en la injusticia, en la mentira y en el poder.

Hay también un mundo donde los inocentes son condenados sin previo aviso y sin defensa propia. No se les deja ni nacer ni levantar la mano para protestar. Un mundo donde el rey es el egoísmo y el placer. Un mundo donde, a los ya avanzados de edad, se les presenta la jubilación del cuerpo y se les condena a la muerte por inutilidad. Un mundo absurdo donde el amor ha sido cambiado por la productividad y los intereses económicos.

Y dentro de este mundo estamos también nosotros, Señor. Nosotros que queremos vivir como Tú nos has enseñado y donde el amor es lo primero. ¿Cómo permanecer en este mundo sin Ti, Señor? Si Tú te vas nos quedamos desorientados y vencidos. Te necesitamos, Señor. Y en esa esperanza de volverte haber dentro de poco nos atrevemos a continuar la lucha sin cuartel que nos impone este mundo destrozado por el afán de poder, de riqueza y de placer.

Danos, Señor, la fuerza y sabiduría para sostenernos en tu Amor; danos, Señor, la perseverancia para resistir los embates de la concupiscencia que este mundo nos presenta como su mejor regalo; danos, Señor, la esperanza de sabernos acompañado por Ti y en espera de tu regreso y de confiar en que al final toda esta lucha, tristeza y sufrimientos se convertirán en gozo y plenitud eterna. 

Con estos sentimientos y fundadas esperanzas, confiados en tu Palabra, Señor, que siempre ha tenido fiel cumplimiento, y apoyados en la comunidad, donde compartimos nuestra fe y nuestros ánimos para continuar el camino, te damos gracias, Señor, por tu presencia y por tu Amor. Amén.

miércoles, 9 de mayo de 2018

TODOS BUSCAMOS LA VERDAD

Resultado de imagen de Jn 16,12-15
El camino de la vida consiste en la búsqueda de la verdad. Si nos paramos y pensamos un poco, nos damos cuenta que perseguimos la verdad sin desmayo. Todos nuestros movimientos están dirigidos a la verdad. ¿Acaso podemos vivir sin la verdad? La verdad nos cuestiona y remueve nuestra conciencia, hasta el punto de agitarla, despertarla e intranquilizarla y desvelar todo secreto que trata de ocultarla. 

Sin embargo, el hombre no consigue despejar su horizonte. Es víctima de sus propias esclavitudes y se hunde en su propio lodazal de mentiras y oscuridades. Y no encuentra la luz que pueda alumbrarle el camino que le emerja de ese profundo pozo de hipocresía, falsedad y mentira. Necesita ayuda; necesita luz, pero no busca donde pueda encontrarla sino afuera, donde no hay sino tiniebla y oscuridad.

El hombre se pierde en su propio mundo, porque no ha sido creado para este mundo, sino para otro, que no tiene final, porque es eterno. Éste se acaba y si se queda en él habrá perdido la oportunidad dichosa de ser eternamente feliz en plenitud. Toda su vida quedará sumida en la mayor de las angustias y los peores sufrimientos. Su salvación depende de recibir la luz, y ahí entra la buena noticia del Evangelio de hoy: 
En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros».

La buena Noticia es que tenemos al Espíritu Santo, y Él nos guiará y nos dará todo lo que necesitamos para encontrar la verdad y el buen camino. No la verdad a media, sino la Verdad completa que se irá revelando en cada uno de los que se abren a su acción. Pidamos esa Luz que está dentro de nosotros, lugar donde debemos buscar, y pidamos para que todos los hombres desorientados, esclavizados por los afanes del mundo y sus placeres, busquen la verdadera luz, no la del mundo, opaca y caduca, sino la Luz que nos viene dada en el Espíritu Santo. Amén.

martes, 8 de mayo de 2018

EL ESPÍRITU NO PERMANECE QUIETO, SE MUEVE...

Resultado de imagen de Jn 16,5-11A veces no preguntamos cosas que no llegamos a entender. Muchas veces nos sorprendemos de nuestras propias y buenas actuaciones y somos los primeros sorprendidos de lo que hacemos hasta el punto de preguntarnos, ¿por qué he hecho esto o lo otro? Ante cualquier contra tiempo respondemos con generosidad y bondad. No hay otra respuesta que la de que dentro de nosotros vive el Espíritu de Dios, y Él nos mueve a hacer el bien y a amar.

Porque, hacer el bien de forma altruista y desinteresada es amar. No es amar actuar por provecho propio, sino por mejorar al otro y procurarle el bien en la medida de tus posibilidades. Y, simplemente, porque así lo hace Dios contigo, sólo con la diferencia que Dios lo puede todo. Pero, debemos saber bien que los planes de Dios no son los nuestros, y muchas veces no comprendemos sus actuaciones y hasta nos sorprendemos negativamente. Ten toda la seguridad que Dios te ama y busca siempre, a pesar de que no lo entiendas, tu bien y el de todos.

Y para eso ha bajado el Espíritu Santo. Nos asiste, nos conforta y nos auxilia para que no nos desviemos del buen camino y permanezcamos siempre en el camino del Señor. Sus dones, regalos de su asistencia, son: don de Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios, que nos ayudan a permanecer fieles al Señor. Son muchas las seducciones y tentaciones que el mundo nos presenta y, débiles y frágiles, estamos a merced del príncipe del mundo. Necesitamos la Gracia del Espíritu para, fortalecidos en Él, superar los obstáculos que se nos presentan.

No tengamos miedo y abrámonos a la acción del Espíritu. Eso sí, nuestra colaboración tiene que ser abierta, dócil y entregada. Somos seres en libertad y sin ella le Espíritu no mueve un dedo. Necesita nuestra colaboración para ir transformando nuestro endurecido corazón en un corazón suave como el del Señor. Esa es nuestra misión, nuestra esperanza y la alegría de nuestra vida. Ven Espíritu Santo, llena nuestros corazones de tus fieles, enciende en nosotros la llama de tu Amor y se renovará la faz de la tierra.

lunes, 7 de mayo de 2018

SÍ, SEÑOR, NECESITO AL PARÁCLITO Y ME ABRO A SU ACCIÓN

Resultado de imagen de Jn 15,26—16,4
Eso es lo que deseo, pero experimento que muchas veces, sobre todo, cuando mis intereses no son los suyos, Señor, me cierro a su acción. A veces, creyéndome que me dejo guiar por Él, me confundo y me equivoco, siguiendo mis propios planes y proyectos. Porque, muchas veces los caminos por los que me conduce el Espíritu son caminos difíciles, duros, pesados y llenos de riesgos. Y temo fracasar. No confío plenamente.

Por eso, Señor, te pido perdón y confianza. Dame la sabiduría de, a pesar de no entender y de pensar que voy por camino erróneo, confiar en sus impulsos y abandonarme a su acción. Sé que el camino no será fácil y que en muchos momentos tendré que sufrir o soportar situaciones duras y confusa, pero eso me da la oportunidad de demostrar mi confianza y afianzar mi fe.

Gracias, Señor , por entenderlo así, pero necesito los dones del Espíritu Santo para que, fortalecidos en ellos, poder soportar la dureza del camino y, no sólo dar testimonio de palabra sino también con mis obras. Supongo también, Señor, que habrá muchos momentos de desfallecimiento y de debilidad, e incluso deseos de abandono. El mundo tiene poder y mi naturaleza herida se rinde fácilmente a sus encantos. Por eso, necesito fortaleza para poder resistir o, en este caso, levantarme y volver a empezar.

Que no pierda la esperanza ni la confianza de saber que Tú, Señor, me esperas y me acompañas. En todos esos momentos difíciles de mi vida estás conmigo y, a pesar de tu silencio, estás pendiente de mí y de mis reacciones. Sólo basta una palabra para que Tú salgas a mi encuentro, me abraces, me perdones y me levantes. Tú, Señor, me lo has enseñado en la parábola del Hijo prodigo -Lc 15, 11-32- y yo quiero tener la suficiente humildad y arrepentimiento para tener fuerza para levantarme y volver a empezar.

Siempre, Señor, volver a empezar, porque lo importante es saber que contigo podré llegar a la Casa del Padre, donde Tú quieres llevarme. Y, a pesar de los sufrimientos del ahora, llegará el día, en la hora de la eternidad, que todo se volverá luz y te veamos con claridad. Amén.

domingo, 6 de mayo de 2018

SABERNOS AMADO DA ALEGRÍA Y PAZ

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Nuestra esperanza es conocer que somos amados por Jesús. Lo sabemos porque el mismo nos lo ha dicho: En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado».

Y ese conocimiento nos da alegría y paz. Él ha sido quien ha dado el primer paso y nos busca, y nosotros sólo debemos corresponderle. Experimentamos que no es fácil y que nos cuesta mucho, porque amar como nos ama Jesús significa renunciar a nuestro egoísmo y a nosotros mismos. Nuestra naturaleza pecadora está herida y tocada por el pecado y necesitamos la Gracia del Señor para poder vencer las tentaciones que nos esclavizan y nos impiden amar.

Por eso, cuando experimentamos como nos ama el Señor comprendemos verdaderamente lo que significa amar y podemos atrevernos a amar de esa manera. Entonces, nos damos cuenta que necesitamos el auxilio del Espíritu Santo para que, fortalecidos por sus dones, poder darnos íntegramente en un amor gratuito y generoso renunciando a nosotros. 

Por regla general todos hemos experimentado el amor de nuestros padres o de alguna otra persona, familia o amigo,  y como ese amor genera en nosotros un deseo de corresponderles. Pues bien, conocer el amor del Señor será muy importante para que nosotros experimentemos y deseemos corresponderle. Te pedimos, Señor, que nos des esa sabiduría de comprender como Tú nos ama y que eso genere en nosotros la capacidad y la fortaleza para corresponderte como Tú quieres que lo hagamos.

Danos esa capacidad de permanecer en Ti y amarte en nuestros hermanos, cumpliendo así tu mandato de amarnos unos a otros tal y como Tú nos has mandado. Amén.

sábado, 5 de mayo de 2018

PERSEGUIDOS COMO EL MAESTRO

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Desde el momento que decidimos seguir a Jesús tenemos que ser conscientes también de que seremos perseguidos como Él. No estamos en este mundo para disfrutar de él, sino para servirle y dar frutos, y hacerlo mejor. Ya nos lo decía en el Evangelio del miércoles - Jn 15, 1-8- y nos los advierte hoy, porque esos frutos a los que alude Jesús son frutos de verdadero amor y exigen dolor y sufrimientos.

Debemos ser como el árbol que, muerta la semilla, da frutos, y frutos que regala incondicionalmente para que se beneficien todos, desde los pajarillos y animales hasta las personas. Porque, como Jesús nos somos de este mundo y, por eso, seremos perseguidos como lo fue Él. El mundo no conoce a quien le envió y le odia, y de la misma manera también nos odia a nosotros. Eso significa que la cuesta de nuestra vida será bastante empinada y costosa de subir.

Ante este panorama necesitamos permanecer unidos al Señor para así dar frutos. Frutos de amor, de verdadero amor, porque para soportar las dificultades del camino necesitamos la Gracia del Espíritu Santo. Gracia que debemos pedir y a la que debemos abrirnos, permaneciendo atentos y expectantes a su acción. Porque no podemos amar por nuestra cuenta, pues nuestras capacidades y fuerzas no nos dan para más. Nos será imposible dar frutos de verdadero y auténtico amor.

Necesitamos, pues, la fuerza y los dones del Espíritu Santo, para que nuestro corazón se transforme en un corazón como el del Señor. Así podremos realizar las mismas cosas que Él, tal y como el mismo nos lo ha prometido. Tengamos, pues, fe y pidamos al Espíritu Santo que nos dé sus dones para ser fuerte y rebasar el camino contracorriente hasta llegar, de la Mano de María y nuestro Señor, su Hijo, a la Casa del Padre. Amén.

viernes, 4 de mayo de 2018

DESCUBRIR EL VERDADERO AMOR

Resultado de imagen de Jn 15,12-17 según Fano
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Se habla mucho del amor, y todos creen saber lo que realmente es amar, pero son muy pocos los que lo entienden. Porque, amar no es buscar lo que me gusta; tampoco es satisfacer mis pasiones, tanto carnales como sensoriales; no es buscar provecho propio ni intereses económicos o de cualquier tipo. Amar es simplemente aceptar al otro tal y como es y desde ahí tratar de ayudarle a ser mejor persona.

Claro, se necesita la colaboración y participación del otro, porque no se trata de imponer, sino solamente de amar, y eso necesita que la libertad del otro sea solidaria y se una a la misma corriente del amor. ¿Entonces, qué hacemos? Esperar, esperar y esperar amando. ¿No lo hace así Dios con nosotros? ¿Y no queremos parecernos a Él? Amar es amar tal y como nos ama Jesús.

Hoy nos lo recuerda en el Evangelio: «Éste es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado». Pero, no te atrevas a intentarlo tú solo. Te será imposible. Necesitas hacerlo permaneciendo en Él. También te lo ha dicho hace días: "Permaneced en mí y Yo en ustedes"-Jn 15, 1-8-. Y permanecer en Él es estar cerca de Él. Y eso no se puede hacer sin frecuentar los sacramentos de la Eucaristía y la Penitencia. Pero, también, la asidua frecuencia en la comunidad parroquial o grupos parroquiales, donde celebramos, oramos y compartimos la fe.

La fe y el amor no se pueden vivir solos. Se hace necesario la comunidad parroquial, donde compartir y tener la oportunidad de darse. Es tan necesario como vital para expresar y dar nuestro amor. No somos criaturas de Dios para vivir individuales. Somos semejante a Él, y Él es comunidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por lo tanto, el amor es la fuerza que nos une y nos hace, juntos, compartir la fe y la vida.

De ahí ese mandamiento nuevo: "Amarnos los unos a los otros como Jesús nos ha amado". Pidamos esa Gracia de saber entender el verdadero amor, y la fortaleza y la sabiduría de vivirlo y manifestarlo en nuestras vidas. Y nada mejor que, pacientemente, llevarlo a nuestras oraciones diarias. Amén.