Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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sábado, 16 de mayo de 2020

UNA LUCHA CONTRA NOSOTROS MISMOS

Cruz Catóilca — #EvangelioDelDía Evangelio según San Juan...
No cabe duda que nuestra vida, desde que somos concebidos en el vientre de nuestras madres, corre graves y grandes peligros. Pensar solo en la posibilidad del aborto es el primer peligro que nos sale al paso, y eso contando que todo el proceso de gestación y demás vaya bien. Bien, es verdad, que hay peligros naturales y otros que son intencionados y dirigidos a hacer mal. Con todos debemos luchar, a unos aceptándolos y a otros enfrentándonos.

Desde esta perspectivas y desde el momento que aceptamos seguir a Jesucristo, es decir, desde la hora de nuestro bautismo, declaramos la guerra a este mundo. Un mundo hostil a las enseñanzas de nuestro Señor Jesús y que le rechazó hasta el extremo de darle una muerte en la cruz y que, por la misma razón, nos perseguirá a nosotros dándole a muchos también muerte. 

Nada de eso nos coge desprevenido, porque, ha sido el mismo Señor quien nos lo ha advertido: «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo...  Y si seguimos adelante es porque injertados en el Señor podemos superar todas esas dificultades que se nos presentan para impedirnos avanzar. Él nos ha liberado y nos ha elegido para iniciar su mismo camino. Es verdad que esa elección tiene mucho de nuestra parte. Somos libres, por la Gracia de Dios, y si libres, capacitados para poder elegir. Así lo ha querido nuestro Padre Dios. 

Por tanto, podemos rechazar o aceptar la propuesta del Señor. Y, como nos consideramos tener buen gusto, la aceptamos, Creemos en el Señor y, aunque el camino es arriesgado, lleno de peligros y difícil de sortear, nos atrevemos a ello porque creemos en el Señor, confiamos en su Poder y en su Palabra y en su Misericordia Infinita. Seguros y esperanzados en vencer todos los obstáculos y esperanzados en la Resurrección, avanzamos sin tregua asistidos y acompañados por el Espíritu Santo. Amén.

domingo, 30 de junio de 2019

SIEMPRE CON LA MIRADA PUESTA EN EL SEÑOR

Resultado de imagen de Lc 9,51-62
No es fácil mantenerse firmes y esa dificultad nos exige estar siempre con la mirada atenta y puesta en el Señor. No es bueno mirar atrás, y mirar atrás no sólo consiste en volver la mirada a las cosas del pasado sino a distraerse con otras cosas justificando el descanso y el cambio de rutina. Podemos despistarnos y quedar enganchados a las cosas del mundo y eso nos aleja del seguimiento al Señor.

Por tanto, caminando por este mundo debemos ser consciente que estamos amenazados por los peligros que el propio mundo nos plantea, la tentación que el Maligno nos tiende y la debilidad de nuestra propia carne. Necesitamos estar cerca del Señor y abierto a la acción del Espíritu Santo para defendernos de esas amenazas y sostenernos en la fe y seguimiento del Señor. 

Pedimos fortaleza, sabiduría, capacidad de discernimiento, voluntad y lucha para contrarrestar todos esos peligros y tratan de que volvamos nuestras miradas atrás y nos distraigamos del seguimiento al Señor. Danos, Señor la capacidad de sostenernos unidos y fortalecidos en la comunidad para no volver nuestra mirada atrás ni reclinar la cabeza en las comodidades y bienestar que nos ofrece este mundo caduco y obsoleto.

Te pedimos, Señor, que Tú seas el centro de nuestros corazones y la primera opción de nuestra vida. Te pedimos que sepamos poner detrás de Ti todo lo demás y que nunca nos venza la tentación de dejarte en un lugar secundario para optar por la familia y las cosas que el mundo nos pone y con las que nos tienta. Sabemos y somos consciente que la empresa no es fácil, pero también sabemos que injertados en tu Espíritu. Señor, podemos vencer y permanecer siempre a tu lado. Amén.

jueves, 24 de mayo de 2018

LÍBRANOS DEL MAL, SEÑOR

Resultado de imagen de Mc 9,41-50
Nuestro camino no es llano sino que también tiene montañas escarpadas y difíciles de escalar que nos ponen duros obstáculos para llegar a la meta. La vida se hace dura y difícil y los peligros acechan por doquier. Y los más peligrosos son aquellos que se esconden en la mentira, en la aparente buena presencia y en el deleite y placer. Sin darnos cuenta caemos en sus garras y nos costará mucho salir.

Tengamos mucho cuidado porque el peligro acecha en cualquier instante, sobre todo cuando más distraídos estemos. Necesitamos estar vigilantes y muy unidos al Espíritu Santo, que nos defiende y nos protege. También, nuestro ángel de la guarda nos ayudará a salir de las encrucijadas que la vida nos tiende. Necesitamos estar atentos e injertados en el Espíritu Santo para superar todos esos obstáculos y tener la suficiente sabiduría y fortaleza para arrancarlos de nuestro camino y de nuestra vida.

En ese sentido hay que cortarlos de raíz de nuestro corazón y arrojarlos al fuego. Es lo que nos dice el Evangelio de hoy. Tenemos que ser fuertes, y eso lo conseguimos sosteniéndonos injertados en el Espíritu Santo. Él ha venido a nuestros corazones en el momento de nuestro bautismo y nos ha confirmado su presencia en cuanto nosotros hemos recibido el sacramento de la confirmación. Nos, tal y como nos dice en Papa en su audiencia del miércoles, unge con el crisma que nos da al Espíritu Santo que nos conforma con Jesucristo. En Él estamos preparados para superar todos esos obstáculos que nos quieren separar del Señor y perdernos.

Tengamos confianza y oremos constantemente. Cada día es una nueva jornada que trae sus afanes, sus alegría y también sus sacrificios o tristezas, pero que, junto al Espíritu de Dios, podemos ir superando y hasta gozando, porque en Él seremos dichosos y generosos para compartir y fortalecernos en la fe dándonos y amándonos. Amén.

viernes, 22 de diciembre de 2017

UNA RESPUESTA AGRADECIDA


HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


María se llena de gozo y exulta de alegría. Posiblemente, no se le esconde los riesgos y dificultades que se le vendrán encima. Sabe que José no lo entenderá y que su entorno familiar tampoco entenderán nada. No es lógico que la gente reaccione así. Y es que no es inteligible a la razón humana. Dios es inalcanzable para el hombre, pero para Él no hay nada imposible.

Pero, a pesar de todas las dificultades e incoherencias que le plantea su humanidad, ella dice "Sí" y canta alborozada esa hermosa alabanza del Magnificat. También nosotros hemos recibido un compromiso nacido el día de nuestro Bautismo. Desde ese día hemos quedado configurado como sacerdotes, profetas y reyes, y comprometidos a seguir a Jesús y proclamarle por todas partes.

También nosotros sabemos de los riesgos de esa misión. El Señor nos lo ha dicho en alguna ocasión. Tendrá que padecer, ser ridiculizado, abofeteado, escarnecido y, por último, crucificado. Una pasión completa. Siendo Dios ha decidido voluntariamente tomar la naturaleza humana para, siendo como nosotros, entregarse a una muerte de cruz para redimirnos. Tanto lo uno como lo otro se hace difícil entenderlo. No cabe en nuestras cabezas. Y eso debe de bastarnos para comprender lo pequeño que somos y lo necesitados que estamos de humildad.

Es lógico y de sentido común que a sus seguidores les ocurra algo parecido. El sufrimiento está garantizado. El mundo va por otro lado y crucificará a todo aquel que levante la voz en defensa de la verdad, de los más humildes y pobres. El amor lleva implícito sufrimiento, porque quien ama padece. Y, a pesar de todo eso, María se reafirma y canta la alabanza del Magnificat.

También nosotros te pedimos eso hoy, Señor. Danos la valentía, la fortaleza y la serenidad para ser pacientes y soportar todas las dificultades que traten separarnos de Ti. Toda adversidad que intente alejarnos de tu Amor  y que levante muros para que te perdamos de vista. Danos la alegría y la sabiduría de asumir, como María, nuestra misión y cantar llenos de gozo tus alabanzas. Amén.

jueves, 27 de octubre de 2016

UNIDOS A TI PARA CAMINAR FIRMES Y SEGURO

No podemos ignorar los peligros que nos acechan. Somos carne humana, débil y frágil. Inclinada a dejarse tentar por las apetencias, apegos y pasiones de nuestra debilitada naturaleza humana. La cárcel que nos aprisiona y esclaviza. Y cuyo guardián, con malas intenciones, y príncipe del mundo, trata de mostrárnosla hermosa, apetecida y gozosa para vivirla en este mundo.

Mentiras sobre mentiras. Nuestra esclavitud es el pecado, y en él estamos aprisionado y debilitado. Y nuestros deseos son la liberación. Liberación que el mundo nos oferta apoyada en el poder, la riqueza y el placer, pero que, experimentados, percibimos el vacío, la tristeza, el sin sentido y la muerte.

Sólo en el Señor encontramos la libertad y la liberación de esa esclavitud del pecado. Sólo, por su Gracia, y adherido a la acción del Espíritu Santo, encontramos la fortaleza, la sabiduría, la inteligencia y la voluntad para combatir, afirmarnos y vencer los peligros y tentaciones que se nos presenta a lo largo del camino de nuestra vida. 

Sí, Señor, como Tú, queremos recorrer nuestro camino hasta llegar a Jerusalén. A nuestra Jerusalén particular donde encontraremos tu Gracia y tu Misericordia. A la Jerusalén de nuestra hora, donde, junto a Ti, podremos descansar y encontrar ese remanso de paz, de gozo y felicidad plena. Porque sólo Tú, mi Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida.

Danos esa fortaleza y sabiduría para que, aderezada nuestra voluntad con la fuerza de tu Espíritu, sepamos rechazar y vencer todos esos peligros que el príncipe del mundo nos presenta para alejarnos de Ti. Amén.

martes, 30 de agosto de 2016

LÍMPIANOS, SEÑOR, DE NUESTROS ESPÍRITUS INMUNDOS



Estamos en un mundo peligroso y lleno de trampas. No es fácil escapar a ellas. Ayer, domingo, el Señor nos lo decía: No corras a curar la herida del cínico, pues no tienen cura, es brote de mala planta (Si 3,17-18.20.28-29).

Abundan muchos peligros y cínicos cuyo territorio está en el mundo y en él tienen puestos sus ojos. Y actuan para arrastrarte a ti también y contagiarte de esa actitud cínica y perversa. Por eso, más que nunca, los creyentes tenemos que apoyarnos y caminar unidos para preservarnos de esos peligros. Pero, sobre todo, permanecer injertado en el Señor, tal y como el sarmiento a la vid.

Por eso, Señor, nuestra oración de hoy va dirigida a pedirte fortaleza, sabiduría y paz para enfrentarnos con todos esos peligros y espíritu inmundos que polulan por nuestros pueblos y ambientes tratando de alejarnos de Ti. No dejes nunca de sorprendernos y asombrarnos con tu Palabra. Danos esa sabiduría, como Tú, Señor, tenías al proclamar la Palabra. Danos esa confianza, como Tú mostrabas, al estar seguro y confiado del Amor del Padre.

Señor, como decía Pablo en 1Co 2, 1-5Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Así, Señor, queremos actuar nosotros, apoyados en tu Palabra y en tu Sabiduría.

Humildemente te pedimos, Señor, que nos salve de todos esos peligros y nos des la fortaleza y capacidad de, apoyados y confiados en tu Palabra, podamos admirar, en tu Nombre y para tu Gloria, a todos los hombres que nos escuchen y crean que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.