Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

domingo, 31 de marzo de 2019

UN PADRE QUE BORRA Y SE OLVIDA DE MIS PECADOS

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No nos acordamos de nuestros padres sino cuando nos hacen falta. Es un mal del hombre de todos los tiempos. Somos ingratos y aunque estemos agradecidos, a la hora de la verdad nos cuesta responder de la misma forma. Nuestro Padre del Cielo nos ha dado todo, nos ha regalado la vida y no mira sino por nuestra felicidad, pero nosotros no correspondemos de la misma forma.

Aquel hijo había perdido todo lo que en su día le había exigido a su padre sin ningún derecho. Pero, quizás, para él su padre estaba ya muerto. Se acuerda cuando pasa hambre. No porque esté arrepentido y le duela haber ofendido a su padre, sino porque pasa hambre. Y desde ese sufrimiento decide volver a la casa del padre para pedirle que le trate como a un criado.

Y, a pesar de todo eso, su padre le busca y espera que regrese. Y cuando lo divisa lo acepta olvidándose de sus ofensas y aceptándolo como hijo. Manda a ponerle una túnica, signo con la que cubre y tapa todas sus miserias; manda a que le ponga un anillo, signo con el que restaura la alianza rota por su hijo al considerarle muerto e irse de casa y restaura la filiación divina. Ordena que lo calcen con unas sandalias, signo de un nuevo camino con el que se inicia una nueva etapa de conversión, y manda a matar el ternero cebado para celebrar una gran fiesta, signo del regreso del hijo que se había perdido y ha vuelto.

Pero, nos cuesta reconocer a los que vienen de afuera, incluso aunque hayan estado dentro. También somos el hermano mayor que siempre ha estado con el padre, pero no en el padre ni en el corazón del padre. Eso es otra cosa. La envidia y su soberbia le descubren que su filiación con el padre no es segura ni la tiene clara. No soporta la conducta de su hermano y eso le hace permanecer afuera de la casa. 

No queremos compartir con los demás porque pensamos que lo que tenemos dentro de la casa es nuestro y para nosotros. No reconocemos que los demás son también hijos. ¡Padre, nos hemos dado cuenta de muchas cosas que nos falta todavía! ¡Padre, danos la paciencia para permanecer a tu lado e ir dándonos cuenta de que tenemos que cambiar mucho! Ayúdanos a seguir un camino de verdadera conversión. Amén.

sábado, 30 de marzo de 2019

UNA GOTA EN EL OCÉANO

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Simplemente, soy una gota en el océano. Una simple gota que agitada por los vientos y tempestades sobre las rocas puede quedar extinguida en un instante al ser derretida por el calor del sol. ¡Señor, no soy nada, y sólo en Ti puedo dar sentido a mi vida y renacer a la verdadera Vida para la que Tú me has creado. Una Vida, escrita en mi corazón, de gozo y plenitud.

Y el mundo, demonio y carne, que me tientan, sólo persiguen confundirme, acompañarme y lanzarme al precipicio de la perdición y muerte. En él estoy desamparado y perdido sin Ti. Necesito tu Presencia, tu Calor, tu Esperanza, tu Gracia y tu Amor para liberarme de este yugo mundano que trata de iluminarme de tu cercanía y presencia con engañosas seducciones que prometen una felicidad artificial inmediata sedimentada y apoyada en arena movediza.

Y el sol del mundo derrite esa gota de agua que representa mi vida sin más contemplación. Se hace el vacío y la oscuridad. No permitas, mi Señor, que ocurra eso en mi humilde vida por pequeña que sea. Dame la frescura de conservarme siempre liquida y fresca; viva y capaz de humedecer la sequedad propia de mi vida y de las que están cerca de mí, porque todos necesitamos beber de esa agua Tuya, pura y cristalina, que salta a la Vida Eterna.

Gracias, Señor, porque renace la esperanza en mi cuando te descubro y me encuentro contigo. Gracias, Señor, cuando mi vida encuentra orientación y camino siguiéndote a Ti. Y, gracias, Señor, cuando camino lleno de gozo y plenitud hacia esa Pascua victoriosa que renace con tu Resurrección, porque eso me anuncia que los que acudimos a Ti también Resucitaremos. Amén.

viernes, 29 de marzo de 2019

¡SEÑOR, DAME LA FUERZA DE TU AMOR PARA AMAR COMO TU AMAS

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


¡Señor, me amas sin condiciones y, aún recibiendo de mí rechazos, desplantes y decepciones sigues esperándome y dándome la posibilidad de encontrarme con tu perdón e Infinita Misericordia! No sé valorar ese amor que Tú me das ni la gran oportunidad que tengo en corresponderte. Claro, Señor, soy un pobre pecador que sólo puedo presentarte mis pecados. Y, a pesar de eso, Tú sigues esperándome y dándome la posibilidad de misericordia y de perdón.

Gracias, Señor, no merezco todo lo que me ofreces y, ¡tan pobre soy que no me doy cuenta del gran Amor que me tienes! Ni siquiera me doy cuenta de que, a pesar de mis egoísmos, soberbia, ambiciones y satisfacciones, también, aunque quiera ocultarlo, tengo amor. Porque, si vengo de Ti, Señor, tengo que tener mucho de Ti. Y siendo Tú, mi Dios, Amor, yo también tendré que tener algo de amor.

Y esa es mi petición de hoy, Señor, permitir que ese amor que vive oculto en mí salga esplendorosamente al primer plano de mi vida. Y lo haga de forma natural, generosa, voluntaria y gratuita. Un amor que, centrado de forma plena en Ti se desparrame también, como prueba de mi amor, en los hermanos. Sé lo que eso representa de imposible para mí; sé que ante eso me siento impotente, pero, también sé que contigo, Señor, puedo cambiar y, lo imposible puede hacerse posible.

En esta actitud y suplicándote, Dios mío, que me des la sabiduría, la fortaleza y la paz necesaria para, sin desfallecer, encontrar, por tu Gracia, el camino de vivir en tu Amor correspondiendo al Tuyo y vertiéndolo, desde Ti, a los demás en una actitud fraterna como hijos del mismo Padre. Amén.

jueves, 28 de marzo de 2019

SOMETIDOS AL MAL

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La realidad está delante de nuestros ojos. Observamos el mundo y apreciamos que hay mucho mal. Es verdad que si nos fijamos detenidamente podemos convenir que hay más bien que mal, pero, eso no nos consuela cuando vemos el mal que sufrimos en este mundo. Mentiras, robos, violaciones, homicidios, guerras, dictaduras, explotaciones, racismo, xenofobias, abusos de poder, envidias y...etc. Nos sentimos inseguros e impotente para acabar con estos males que nos acosan.

Sí, el mal es nuestra enfermedad más peligros e imposible de erradicar por nosotros mismos. Porque, a pesar de que lo reconocemos y se lucha contra él, está dentro del hombre y se genera dentro del hombre. Es el pecado que nos aniquila poco a poco y en la medida que no acudamos al verdadero y único Médico que puede curarnos. El Señor nos lo ha dicho cuando ha manifestado que ha venido a salvar a los que están enfermos y necesitan ser curados. No necesitan del médico los que están sanos, sino los enfermos.

Y el mal que anida en nuestro corazón es la enfermedad con la que nosotros no podemos luchar. Es el pecado que nos somete y nos tienta llevándonos a actuar negativamente y a hacer el mal. Es el pecado que nos pone en manos del demonio para llevarnos a la perdición y actuar contra el bien. Por eso, nuestra única esperanza es recurrir al Señor, que nos escucha, nos atiende y nos salva.

Él nos ha dicho que es el Camino, la Verdad y la Vida y siguiéndole encontraremos siempre la Verdad y la forma de despojarnos del mal y hacer el bien. En sus Manos seremos lo suficientemente fuerte para no dejarnos arrastrar por las tentaciones del demonio y, como Jesús en el desierto, vencerle apartándolo de nuestro camino.

Pidamos, confiados en la Palabra del Señor, esa Gracia de, injertados en Él, no separarnos de su Camino que es el verdadero Camino que nos lleva a la Vida Eterna en gozo y plenitud. Hemos sido puestos en este mundo para eso. No para terminar en un cementerio, sino para vivir eternamente compartiendo la Gloria del Señor. Amén.

miércoles, 27 de marzo de 2019

DAME, SEÑOR, CONOCIMIENTO PARA SABER INTERPRETAR Y OBEDECER TU VOLUNTAD

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Todo es importante, porque, si lo pequeño se deja por el hecho de ser pequeño, al final terminaremos confundido y dejando lo que es importante. Todo, por muy insignificante que sea, debemos cumplirlo. Otra cosa es saber bien discernir el significado y el espíritu de esas normas, preceptos o leyes. No todas tienen o cumplen el verdadero sentido que Dios quiere de nosotros. Será muy importante saber aplicar el verdadero espíritu y la Voluntad que nuestro Padre Dios quiere.

Un ejemplo lo podemos encotrar en la ley del sábado. Mientras la ley prohibía trabajar y caminar muy poca distancia y sometía al hombre a ese la ley poniendo el cumplimiento primero, Jesús interpreta con buen sentido que el hombre es lo primero y que esa es la Voluntad de su Padre. El sábado en función del hombre y no al revés. Lo mismo puede ocurrir con otras leyes o costumbre que el hombre toma como ley. Siempre tendremos que tener en cuenta que el bien del hombre es lo primero. El bien del hombre en cuanto beneficia y va dirigido a su salvación integral.

En ese sentido, Señor, queremos hoy pedirte desde este humilde espacio de oración que nos des la sabiduria de discernir, a la luz del Espíritu Santo que nos asiste en la verdad, sobre todos nuestros actos y actitudes ante los cumplimientos y leyes que, quizás, no nos liberan sino que nos somete.

Ayúdanos a tener en cuenta todo los preceptos y normas por muy pequeñas e insignificante que nos parezcan y llevarlas con seriedad y compromiso a su cumplimiento siempre en función del bien y salvación del hombre. Danos la perseverancia de mantenernos fieles a los mandatos de la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia. Pero, siempre Señor, en esa actitud de plenitud que Tú vienes a perfeccionar ante los errores y desvios del hombre.

En tus Manos, Señor, nos ponemos y nos abandonamos confiados a tu Bondad y Misericordia para que, injertados en el Espíritu Santo sepamos en todo momento cumplir tu Voluntad y seguir el Espíritu de tus enseñanzas. Amén.

martes, 26 de marzo de 2019

NO PODRÉ SEGUIRTE SI NO SOY CAPAZ DE PERDONAR

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Es necesario perdonar si queremos estar con el Señor, porque de no hacerlo nos engañamos a nosotros mismos. Jesús nos perdona, de modo que también nosotros tenemos que perdonar. Otra cosa es el doloroso esfuerzo que necesitamos para poder hacerlo. A nadie se le esconde lo difícil que resulta perdonar cuando eres ofendido, pero el camino es el del perdón.

No podremos presentarnos delante del Señor pidiéndole misericordia y nosotros negársela a quienes nos la piden a nosotros. Es incongruente y contradictorio y nos damos cuenta que en la misma medida que somos perdonados tenemos nosotros que perdonar. ¿Y eso qué significa? 

Significa que nosotros somos perdonados sin merecerlo y siempre, a pesar de las barbaridades que hacemos y los pecados que cometemos. Con nuestra mentalidad estaríamos ya condenados y si el Señor pensara como nosotros ya no tendríamos remedio. Por eso, te damos gracia, Señor, por tanta e infinita Misericordia que nos perdona todas nuestras culpas sin ponernos condiciones y nos esperas pacientemente a que nos demos cuenta y nos abramos a tu perdón.

Todo lo que nos ocurra nos lo tenemos merecidos y si nos alejamos de Ti, Señor, será por voluntad propia y por nuestros pecados. En Ti, Señor, encontramos comprensión y amor. Tu Corazón siempre está abierto a perdonarnos y a darnos lo que realmente necesitamos, estar y permanecer contigo, porque sólo en Ti encontramos la paz y el gozo eterno.

Danos, Señor, la sabiduría y la paz para encontrar la fortaleza de perdonar todas las ofensas recibidas de la misma forma que Tú perdonas las mías. Amén.

lunes, 25 de marzo de 2019

ENSÉÑAME MARÍA A DECIR QUE SÍ

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A veces me parece imposible y en mi cabeza limitada e insuficiente no entra el comprender este misterio que el poder de Dios realiza. Confieso, como le ocurre a todas las personas, que me fe no alcanza a comprender como me gustaría, pero, al mismo tiempo me alegra tener un Dios así. Un Dios poderoso, Infinito e incapaz de ser comprendido por el hombre. Porque, para ser Dio es necesario ser superior al hombre y a toda su capacidad intelectual.

¿Cómo tendrá que ser Dios, autor de todo lo creado, visible e invisible, cuando el hombre ha descubierto tantas maravillas que hoy nos asombramos. ¡Cuanto todavía le faltará por descubrir! ¡Cómo sera mi Dios que su poder me vuelve a la Vida venciendo la muerte! Ese, realmente, es el Dios que me gusta tener y ese es el Dios que me revela su Hijo, nuestro Señor Jesús, encarnado en María y anunciado por el Ángel Gabriel.

Gracias María, porque tu Sí ha cambiado la faz del mundo y el devenir del hombre. Gracias Madre, porque con tu respuesta afirmativa a Dios has puesto, por la Gracia Misericordiosa del Padre, nuestra Vida con mayúscula en nuestras manos. Depende ahora de nosotros responder como tú, Madre, lo has hecho. Por eso, cogido de tu mano, santísima Madre, y como hijos que se dejan llevar por su Madre, pedimos tu intercesión para que nos enseñes el camino que tú recorriste junto a José y a tu Hijo hasta llegar al momento de la Pascua.

Porque, ese debe ser nuestro camino. Un camino Pascual, confiado y apoyado en la confianza de que en Jesus encontraremos, como Él, la victoria de la Vida sobre la muerte. Por eso, Madre, enseñanos a no pararnos ante las dificultades y a seguir, hasta llegar al pie de la Cruz, con nuestras humildes y pequeñas cruces compartiéndolas con Él. Amén.

domingo, 24 de marzo de 2019

SÓLO TÚ, SEÑOR, TIENES PALABRA DE VIDA ETERNA

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Nada hay en el mundo que pueda satisfacer al hombre con gozo y plenitud eterno. ¡Nada, porque en este mundo todo perece y termina! Y lo que es perecedero no alcanza la felicidad eterna, pues en cuanto desaparece nos sume en un vacío que nos entristece y nos deja peor. Nuestra experiencia nos lo dice cada día cuando vemos la cantidad de personas que llegan al final de su camino. Nosotros no somos mejores y también nos llegará nuestro momento final.

Pero, lo hermoso, importante y bueno es que Dios, nuestro Padre revelado por su Hijo, nuestro Señor Jesús, nos quiere salvar. Nos lo manifiesta Jesús cuando nos lo dice en la oración del Padrenuestro. Nos anima a que hagamos su Voluntad, que significa que vivamos nuestra vida siguiendo su Palabra. Y esa Palabra nos la ha revelado Jesús y la ha dejado en sus apóstoles - la Iglesia - para que nosotros no nos perdamos, no nos olvidemos y la sigamos con fidelidad y perseverancia.

Posiblemente, nuestros esfuerzos aparente ser vanos. Quizás no vemos que nuestra vida da frutos o que nuestra fe está estancada. No perdamos la fe y la confianza en el Señor. Su paciencia es Infinita y aguarda a que lleguen nuestros frutos. Y, por supuesto que llegarán si somos perseverantes y continuamos el camino que el Señor Jesús nos ha trazado. Es Él el Camino, la Verdad y la Vida y siguiéndole daremos los frutos que, por su Gracia, brotarán del esfuerzo de nuestra humilde vida.

Pidamos al Señor que aumente nuestra fe y que nos dé esa perseverancia y esa paciencia para no desfallecer y nunca dejar de seguirle y de esforzarnos en convertirnos abonando nuestra viña particular - la vida - de buena tierra para que dé los frutos esperados. Tengamos plena confianza en Él. Amén.

sábado, 23 de marzo de 2019

NO SE PRESENTA FÁCIL INICIAR EL REGRESO


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El arrepentimiento puede que no resulte tan difícil, pues, dentro de la intimidad de nuestro corazón y escondido en el silencio más profundo de nuestra singular individualidad, las cosas se ven mejor y el arrepentimiento no nos exige gran dificultad. Los verdaderos obstáculos empiezan a presentarse con la propia dureza de nuestro corazón a la hora de llevar a cabo la acción del arrepentimiento y manifestarlo ante los demás.

Es, cuando tenemos que hacer público, ante la persona ofendida o no escuchada, ese reconocimiento a la advertencia de nuestra empecinada equivocación. Entonces descubres que tiene mucho sentido la humildad que reiteradamente has escuchado como muy necesaria para seguir al Señor. Sin ella es imposible llegar a lo más profundo de tu corazón y tener un verdadero y sentido arrepentimiento. 

Un verdadero arrepentimiento que trasciende tu intimidad y se manifiesta ante los demás en las personas ofendidas o rechazadas. Es, ese momento, cuando experimentas estar dispuesto a levantarte y regresar a la Casa del Padre. Regresar a esa Casa donde puedes abrir tu corazón a ese Infinito Amor Misericordioso del Padre y entregarte en sus Manos.

Dame, Señor, esa actitud de dolor y arrepentimiento para, igual que aquel hijo pródigo, levantarme reconociendo mis pecados y emprender el camino de regreso a Casa. A esa Casa que hoy es la Iglesia, Padre y Madre, que me espera en Xto. Jesús. Porque, el Dios revelado por Jesús, es Padre y Madre a la vez, que nos acoge en la Santa Madre Iglesia, fundada por el Hijo en los cimientos de los apóstoles y abierta al perdón y la misericordia de todos aquellos, sus hijos, dispuestos al regreso.Gracias, Señor, por la Iglesia y por tu espera paciente, amorosa y misericordiosa. Amén.

viernes, 22 de marzo de 2019

COMO UN NIÑO, DAME LA INOCENCIA DE CREER EN TU PALABRA

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


Esta es la oración de Laudes que hace toda la Iglesia en la mañana de hoy, y al leerla se me ha quedado grabada en el corazón: "Señor, tú que amas la inocencia y la devuelves a quien la ha perdido, atrae hacia ti nuestros corazones y abrásalos en el fuego de tu Espíritu, para que permanezcamos firmes en la fe y eficaces en el bien obrar. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglo".

Eso es lo que te pido hoy, "la inocencia" de creer en tu Palabra y no rebuscar en mi soberbia la razón para entenderla. La inocencia de, a pesar de mi pobreza intelectual, de mis dificultades para entenderte y mil y una pregunta que revuelven mi corazón, confiar en la Palabra de tu Hijo, el enviado por el Padre y aceptar a darles mis frutos y mis pecados para que Él me limpie y me purifique.

Dame, Señor, la inocencia y la fortaleza para, como un niño en brazos de su Padre, entregarme sin condiciones a rendir los frutos que esperas de mí. Esos frutos que Tú previamente has depositado en mí cuando me has creado y me has dado esa oportunidad de servirte al entregarme tu viña, esa parcela del mundo donde has querido colocarme. 

Señor, fortaleceme y dame paciencia para saber encajar y cargar con mis debilidades, mis tribulaciones y todo aquello que me tienta a abandonar el camino y a no rendir los talentos que Tú has depositado en mí. Dame toda la humildad necesaria para poder aceptar todos los obstáculos que me amenazan, que tratan de abatirme y de apartarme de tu presencia. 

Ayúdame a superar mi impaciencia, mi pereza, mi apatía y todo lo que me inclina a no responderte con los frutos que Tú esperas de mí. En tus Manos, Señor, me abandono. Amén.

jueves, 21 de marzo de 2019

DAME, SEÑOR, UN CORAZÓN COMPASIVO

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No cabe ninguna duda que vivimos en un peligro constante. La sociedad en la que estamos inmerso nos atosiga y llama a vivir bien; a gozar de todas sus maravillas; a vivir despreocupadas y a darnos la gran vida; a no pensar en los otros y a disfrutar de todo los que podamos. Es verdad que no podemos negar la inclinación que tenemos a compadecernos y a ser solidarios con los que sufren o lo pasan mal, pero, quizás nos quedamos ahí, damos una aportación o hacemos algún buen gesto para acallar nuestra conciencia y seguimos nuestro placentero camino.

¿Realmente estamos siendo solidarios con nuestro prójimo? ¿Somos consciente que debemos compartir y preocuparnos de todos aquellos que sufren? ¿En qué lugar nos situamos en el contexto de esta parábola que nos pone Jesús en el Evangelio de hoy? Son preguntas que buscan respuestas en cada uno de nosotros. Quizás, dormidos por las olas de este mundo no nos paramos a pensar ni percibimos el clamor de todos aquellos que sufren como Lázaro. Nos haría bien reflexionar un poco.

Porque, llegará nuestra hora y nos encontraremos como ese hombre rico, del que habla la parábola, en un lado o en otro. Jesús describe y nos revela la existencia de un lugar donde realmente no se pasa bien. Y esos lugares serán nuestra herencia según tu vida haya sido compartida o no; según tu vida haya seguido la Voluntad del Padre o no. Por eso, aprovecha este momento de oración y reflexión para pedirle al Padre un corazón compasivo y misericordioso con todas aquellas personas que sufren, que carecen de lo suficiente o no que no le conocen.

Dame, Señor, un corazón cargado de inquietud, de fortaleza, de compasión, de generosidad y de misericordia para responder de la misma forma que Tú has hecho conmigo y con todos los hombres, porque tu Voluntad es salvarnos por amor, pero contando con la libertad y la voluntad que nos has regalado. Gracias, Señor, por tu Infinita Misericordia. Amén.

miércoles, 20 de marzo de 2019

CAMBIA MI CORAZÓN, SEÑOR

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Experimento que mi corazón está herido. Y digo esto en cuanto siento que mi manera de pensar es contraria a la que Jesús, el Señor, me plantea hoy. Pero, no es contraria porque así a mí me apetezca, sino porque estoy sometido y esclavizado por el pecado. Mi corazón está enfermo y, a pesar de que quiera cambiar de actitud, me sucede como a los hijos de Zebedeo, quiero ocupar los primeros puestos para mi gloria personal y para satisfacer mis intereses.

Es cuando de una forma muy clara percibo la herida en mi corazón que me produce el pecado. Soy esclavo y no puedo alcanzar la libertad sino por la Gracia de Dios. Mi corazón es ambicioso, altanero, orgulloso y busca altos vuelos y subir más arriba para ser primero y mandar. No tanto pensando en servir sino para ser servido, admirado y hasta glorificado.

Ante esta esclavitud que descubro en mí y que, en muchos momentos no quiero realizar, me experimento impotente y frustrado. Quisiera, Señor, servir, pero me doy cuenta que estoy inclinado a desear y querer que me sirvan. Y eso lo percibo no sólo en mí sino en muchos otros hombres, incluso hasta dentro de tu Iglesia, Señor. Tal como les ocurrió a los hijos de Zebedeo.

Por eso, Señor, yo te pido que cambies y transformes mi corazón. De un corazón egoístas y ambicioso a un corazón humilde, suave, sencillo y bueno. Un corazón fortalecido para luchar en el acontecer de cada día contra esa desmedida ambición de ser primero por poder y gloria. Un corazón abierto a la generosidad y al servicio por amor. No buscando gloria y lisonjas sino el gozo de servir por amor y para gloria del Señor, que es quien me da esa fuerza y espíritu de lucha, de rebeldía contra mis instintos y pasiones egoístas para buscar mi gloria personal.

En esa actitud y deseo, elevo mi corazón y lo pongo en tus Manos, Señor, para que hagas de él un corazón que cada día se vaya pareciendo más al Tuyo. Amén.

martes, 19 de marzo de 2019

QUIERO, SEÑOR, ACEPTAR EL PLAN QUE TENGAS PARA MÍ

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Quizás no lo entienda ni crea que sea lo mejor para mí. Al menos, aunque lo piense y lo diga, no me lo creeré, porque mi egoísmo y mis pasiones van por otro camino. Soy un pecador y posiblemente si fuese por mí elegiría caminos equivocados que tienen relación con mis satisfacciones, apetencias y egoísmo. Pero, una cosa sí, confío en Ti, Señor, y sé que lo que Tú elijas y quieras para mí es el mejor de los caminos.

Por eso, consciente de que eres un Padre bueno y me ofreces el verdadero camino que me salva, yo quiero pedirte que me aumentes la fe y que, como María, tu Madre, sepa responderte con un sí decidido y firme, a pesar de mis dudas y mis debilidades. Dame, Señor, esa Gracia para que, fortalecido en ella, sepa encontrar el verdadero camino como San José y dejarme conducir por tu Voluntad.

En el día a día de mi vida me encuentro muchas dificultades. No tantas exteriores como interiores. Mi humanidad es una loza constante que me inclina a la pereza, a la comodidad, a las satisfacciones y pasiones que viven dentro de mí. Y el mundo que me rodea es una tentación constante de ofrecimientos, de deseos y de pasiones que arrastran mi cuerpo a la desobediencia y al egoísmo.

Dame, Señor, esa entereza y fortaleza para resistirme tal y como hizo Jesús, tu Hijo, en el desierto. Él supo sostenerse firme ante las tentaciones que el diablo le proponía. Dame la voluntad y la firmeza de negarme a obedecer las inclinaciones de mi propia carne para entregarme a tu obediencia, sabiendo siempre que Tú me ofreces lo mejor. Porque, todo lo de este mundo pronto se desvanece y desaparece, pero lo que Tú, Señor, me das, no muere sino que perdura por los siglos de los siglos.

Señor,  que como José y María, sepa entregarte mi vida y ponerla en tus Manos y seguir tus consejos y tus mandatos. Aumenta, Señor , mi fe y dame la sabiduría, paz y fortaleza para confiar en tu Palabra y, pese a mis debilidades, miserias y pecados, nunca deje de seguirte. Amén.

lunes, 18 de marzo de 2019

¡PADRE, QUE SEA MISERICORDIOSO COMO TÚ!

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Mi primera petición, Padre, es pedirte que transformes mi corazón endurecido por el pecado en un corazón misericordioso como el tuyo. Porque, necesito perdonar y comprender los pecados de los demás, pues, en esa medida serán también perdonados los míos. Por eso, Padre, mi primera petición va dirigida a que mi corazón se transforme en un corazón suave, bueno y, sobre todo, misericordioso.

Y la segunda, Señor, es la del perdón. Necesito también un corazón que, además de ser misericordioso sea justo. Es decir, un corazón que no juzgue ni condene, porque yo no soy nadie para juzgar ni condenar en cuanto soy un pecador también que peco y cometo errores, faltas y pecados. Un corazón capaz de eludir los juicios y condenas para ser capaz de perdonar.

Porque, no juzgando ni condenando, me será más fácil perdonar. Y en esa medida no seré yo también juzgado ni condenado, y, por lo tanto, seré perdonado. No porque yo lo diga y lo crea, Señor, sino porque son tus Palabras y porque mi corazón lo entiende y comprende así: No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados.

Pero, sucede otra cosa, ¿en qué medida doy y me doy? ¿Trato de evitar dar o dar de lo que me sobra? ¿Y me presto a darme cuando es algo cómodo que no me exige esfuerzo? Realmente, ¿cúal es mi medida? Porque, en y con la medida que dé, así recibiré. Por eso, Señor, te pido también que me des un corazón,  además de misericoridoso y limpio de no atreverme a juzgar ni condenar, un corazón compasivo, generoso  y entregado, capaz de dar y darse con todo su corazón y de forma limpia y justa. Amén.

domingo, 17 de marzo de 2019

DAME, SEÑOR, LA LUZ PARA VERTE TRANSFIGURADO

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Quisiera, Señor, contemplarte en tu Gloria y gozar de tu presencia dentro y hasta lo más profundo de mi pobre y humilde corazón. Quisiera, Señor, sentir esa inmensa Gloria de experimentarte transfigurado y en tu Gloria dentro de mí. No me resisto, a pesar de parecerme osado y atrevido, a desear y suplicarte que me permitas experimentar tu presencia y el gozo de sentir tu Gloria.

Y, sé, Señor, que en cada Eucaristía tengo esa oportunidad de tocarte y contemplarte, pero todo es  don y Gracia tuya. Por eso, te pido que me des esa gracia de descubrirte y de gozar de tu presencia y de sentirte en lo más profundo de mi corazón. Gracias, Señor, por darme cuenta de mis debilidades y mis carencias, y de saber que todo me viene de Ti. Gracias, Señor, por saberme salvado por tu Muerte y Resurrección y de conocer por las escrituras tu Transfiguración.

Dame, Señor, la capacidad y la fortaleza de saber seguir tus pasos y de entregarme en el esfuerzo de estar en íntima relación contigo a través de la oración. El mundo me tienta en cada momento y experimento que mis fuerzas ceden al instante. Necesito estar próximo a Ti y rodeado de circunstancias propicias que refuercen mi voluntad y me ayuden a no dejarme guiar por seducciones malignas que me llevan a la perdición.

Gracias, Señor por l parroquia y por todos los hermanos en la fe que, juntos, nos fortalecemos al compartir nuestra fe. Gracias, Señor, porque Tú te haces presentes entre nosotros y nos das ánimo y luz para continuar en ese camino. Gracias, Señor, porque nos acompañas en nuestra particular subida a nuestro particular Jerusalén donde, junto a Ti y por tu Gracia, compartiremos nuestra muerte con la tuya. Gracias Señor.

sábado, 16 de marzo de 2019

ENSÉÑANOS, SEÑOR, AMAR A TU ESTILO

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Jesús, danos tu amor para seguir amando cada día con más convicción, a pesar de no ser correspondidos, e incluso ser odiados y agredidos. Señor, el amor es la clave y el arma que derrumba todas las murallas de odio, de venganza, de enfrentamientos y de luchas entre los hombres. Es el único camino que establece la paz y la fraternidad entre todos los hombres y asegura la buena convivencia en verdad y justicia.

Pero, Señor, antes enséñanos a amar como Tú nos amas. Un amor inmerecido, incondicional, gratuito y sin esperar nada a cambio. Un amor, que sólo busca el bien del amado y su salvación. Un amor que sólo busca la verdad y la justicia. Un amor que responde aunque no sea correspondido. Un amor entregado, paciente, humilde, perseverante y misericordioso.

Sí, Señor, te suplico que nos enseñes a amar de esa misma forma que Tú nos amas. Sabemos que nosotros solos nos podemos conseguirlo, pero es otra cosa ir de tu Mano y junto a Ti. Contigo todo es posible. Por eso, Señor, queremos seguirte cada día sin impacientarnos ni desesperarnos, sino todo lo contrario, confiados en tu Amor y Misericordia.

Sabemos que eres un Padre bueno y que buscas nuestro bien y que nos das todo aquello que nos es necesario para aprender a amarte y a amar según tus nos amas y quieres que nosotros amemos a los demás también. Pero, para eso necesitamos estar contigo y confiar en tu Palabra siendo obediente a la misma y sin desesperar. todo lo contrario, confiado en esperar pacientemente a tu respuesta de Amor.

Y es eso, Señor, lo que queremos pedirte a través de estas humildes y sencillas líneas. No permitas que, por nuestros pecados, debilidades y errores nos apartemos de Ti y caigamos en tentación. Más líbranos del mal. Amén.

viernes, 15 de marzo de 2019

TU TESTIMONIO ES MUY IMPORTANTE

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


Muchas personas, de alguna manera, son ovejas que son conducidas por otras. Quizás no tengan esa capacidad de discernir y saber que caminos deben tomar y, aconsejadas por otras, se adentran en un mundo que les lleva a la perdición. Son esas frases que hemos oídos algunas veces: un ciego conduce a otro ciego al precipicio; las malas compañías son malas consejeras...etc. Estos refranes llevan dentro una gran experiencia y tienen mucha verdad.

Muchos son manipulados en este sentido por otros y la gran responsabilidad de esos otros es muy grande hasta el punto de ser responsables por sus malos ejemplos y testimonios. Es escándalo está muy relacionado con estas malas actitudes y ya sabemos lo que dice Jesús respecto a esto. Más vale ponerse un piedra de molino al cuello y tirarse al mar.

Por todo ello y conscientes de nuestras faltas y pecados, pedimos al Señor que nos ayude a sostener y mantener un corazón bien intencionado y recto capaz de bien aconsejar y dar buenos ejemplos con nuestras conductas y actos. Un corazón capaz de perdonar y lleno de misericordia que nos impulse y nos dé fuerzas para perdonar con la misma misericordia con la que somos perdonados por Dios.

Y un corazón que no permanezca en el odio, el rencor, la envidia o la venganza. Un corazón arrepentido de todos sus pecados y dispuesto a la reconciliación incluso con aquellos que le hacen mal. Por eso, Señor, sabiendo de nuestras debilidades y de nuestras inclinaciones, por el pecado, al mal, te pedimos que nos des la paciencia y la fortaleza necesaria para no quedarnos en el odio y la venganza, sino estar dispuestos en buscar siempre la reconciliación con los hermanos y la paz. Amén.

jueves, 14 de marzo de 2019

PEDIR, BUSCAR Y TOCAR

Resultado de imagen de Mt 7,7-12
El camino se resiste a parar de caminar, pero no caminar hacia cualquier lugar, sino caminar hacia Ti, Señor. Porque, sólo Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Y un camino especial, diferente. Un camino de petición, sin un momento de tregua. Un camino de pedir todo lo que necesito para nunca dejar de seguirte. Un camino de fortaleza, de perseverancia, de constancia, de lucha, de firmeza, de decisión, de entrega y de todo lo que necesito para levantarme en las caidas y seguir sin vacilar tus pasos.

Un camino de búsqueda, de discernimiento, de investigación, de lectura, de aprender, de escuchar, de abrir mi corazón a todas tus enseñanzas. Un camino de estar atento, dispuesto a aprender, a tener los ojos bien abiertos y los oídos expectante a tu Palabra. Un camino de inquietud por encontrarte y de no parar de buscarte confiado que Tú me señalarás por donde debo ir.

Y, siempre, sin parar de llamar, de suplicarte, de tocar a pesar de no encontrar respuestas y de verme rodeado de silencio y de oscuridad. Un camino de llamada, de gritos, de suplicas, de perseverar en no dejar de tocar, de paciencia y de confiar en tu respuesta. Un camino de saber que Tú eres mi Padre y no me abandonas. Un camino de saber que Tú, mi Señor, estás presente en mi vida y me acompañas aunque yo no sea capaz de verte en muchos momentos de mi vida.

Sí, Señor, quiero y deseo pedir, buscar y tocar, porque Tú me lo has dicho y porque yo lo necesito. No tengo mejor súplica, ni mejor búsqueda ni a quien tocar mejor que a Ti. Porque, Tú eres mi Padre, la Bondad Infinita y el Amor Misericordioso que me escuchas, que has demostrado, entregando a tu Hijo hasta una muerte de Cruz, que me quieres hasta ese extremo, y que todo lo haces por verdadero amor para salvarme y darme esa felicidad plena que yo busco. Gracias, Señor. Amén.

miércoles, 13 de marzo de 2019

¡SEÑOR, ESTOY CANSADO Y SÓLO TÚ RESPONDES A MIS INQUIETUDES!


Resultado de imagen de Lc 11,29-32 por Fano
No quiero seguir buscando porque Tú, Señor, satisfaces mis inquietudes y en Ti descanso. Estoy cansado de buscar en este mundo ciego y perverso que sólo mira para el dinero y la productividad. Estoy cansado de observar y experimentar que los caminos que este mundo me propone son caminos vacíos y de perdición. Por eso, Señor, quiero ponerme en tus Manos para que Tú me lleves por el camino verdadero que conduce a la paz y a la Vida Eterna.

No quiero preguntarte más. Me basta con saber que has entregado tu vida por mí, sin merecerlo, y olvidándote de tu dignidad de ser el Hijo de Dios, te has dejado crucificar en la Cruz. Cruz, ignominia para los pecadores y bandidos, Tú has convertido en Salvación y Gloria para todos los hombres. Desde ese momento glorioso la Cruz es signo de Gloria y Salvación.

Esa es la piedra y el fundamento de mi fe, tu Muerte y Resurrección. Muerte a la que te has entregado, sufriendo ignominias y todo tipo de sufrimientos por mi salvación para darme la oportunidad de encontrar mi reconciliación con mi Padre Dios, por los méritos de tu Pasión, Muerte y Resurrección y ser perdonado y admitido en su Casa. Gracias, Señor, por tu entrega voluntaria y por tu gran Amor y Misericordia.

Por todo ello, no quiero seguir los dictados que mi razón, limitada y pecadora, me exige y quiere ver. Me basta mi confianza en tu Palabra, Señor, y fiarme de lo que Tú me dices cada día en y con tu Palabra y el testimonio de tus apóstoles. Me basta con la santa Madre Iglesia que Tú has dejado para que siga el camino de tu anuncio y evangelización y en apoyo en los hermanos que, fortalecidos en la fe y en la asistencia del Espíritu Santo compartimos tu Palabra confiados en tu Gracia y en tu Misericordia. Amén.

martes, 12 de marzo de 2019

UN ESTILO DE VIDA

Resultado de imagen de Mt 6,7-15
La oración que Tú, Señor, nos has dejado es un estilo de vida según la Voluntad de tu Padre. No es una oración cualquiera como muchas que hay, y, dicho sea de paso, todas son buenas, sino una oración directa, concisa y concreta que habla de todas nuestras necesidades materiales y espirituales y que nuestro Padre conoce a la perfección y mejor que nosotros, pues somos sus hijos.

Es una oración que nos marca el camino de cada día y cada instante de nuestra existencia. Es una oración que amanece santificando al Padre y dándole gracias por todo lo que nos da cada día, empezando por la vida, la salud y fuerzas para sostenerla y aceptarla, tal es su Voluntad. Es una oración que sus primeras palabras van a reconocer que Dios es nuestro Padre y, por lo tanto, nos hermana en la fe. Es una oración donde expresamos nuestros deseos de aceptar su Reino y su Voluntad, que nos compromete a vivir en esa actitud cada día. Eso nos dará pie para buscar un espacio de silencio y serenidad para interpelarnos por nuestra conducta diaria en referencia a lo que decimos en el Padrenuestro.

Es una oración donde le pedimos a nuestro Padre por el pan que necesitamos cada día, y donde nos comprometemos también, no sólo por nuestro pan, sino por el pan que el Señor quiere que compartamos con aquellos a los que no les llega. No porque el Señor no quiera, sino porque, quizás nosotros se lo quitamos de las manos y lo tomamos para nosotros. Nuestro Padre Dios nos pide fraternidad.

Y llegamos al momento más fuerte, el perdón. Queremos y deseamos ser perdonados por nuestro Padre Dios, porque nos sabemos pecadores. Sin embargo, hay una condición: seremos perdonados en la medida que también nosotros perdonemos. Eso nos obliga cada día a revisar nuestras actitudes con respecto a los demás y a tratar de perdonar las posibles ofensas recibidas. Porque, sólo en esa medida también nosotros seremos perdonados. 

Y, por último, le pedimos al Padre que nos proteja cada día de los peligros que nos acechan. Sobre todo, del demonio que trata de tentarnos y confundirnos aprovechando nuestras debilidades y apetencias. Pero, también nosotros tenemos que colaborar y estar atento. Discernir dónde debemos estar; dónde debemos cerrar los ojos o de dónde debemos huir para evitar la tentación y librarnos del mal. Amén.

lunes, 11 de marzo de 2019

CUENTAME, SEÑOR, ENTRE LOS TUYOS

Resultado de imagen de Mt 25,31-46
Me siento débil y sin fuerzas para descubrirte en cada hombre que sufre y necesita ayuda. Me siento sin fuerzas para saber donde tengo que vaciarme y donde tengo que darme. Posiblemente, con todos, sean buenos o malos; lo necesiten o aparente necesitarlo; sean necesitados en verdad o mientan para aprovecharse. Tú, Señor, estás en todos y todos son tus hijos, buenos y malos, y como hijos necesitan tu ayuda, que Tú has querido poner en mis manos.

Dame, Señor, la sabiduría y la voluntad de saber darme y entregarme a la tarea de vivir para los demás. Cada día experimento que me busco a mí mismo y que programo el día pensando en mí. Me descubro esclavizado y apegados a muchas cosas de este mundo. Y, quizás, no cosas materiales, pero sí cosas que buscan mi satisfacción y mi propio egoísmo. Y cuando me doy cuenta me descubro débil y sin voluntad.

Necesito, Señor, tu ayuda, tu fortaleza, tu corazón. Yo soy muy débil y con el diablo al lado no tengo nada que hacer. Mis apegos, apetencias y todo lo que mi naturaleza humana tiene de pecado me superan y me vencen. ¿A dónde voy sin Ti, Señor? En tus fuerzas y tu misericordia descansa mi confianza y mi esperanza. Dame esa gracia y esa capacidad de saber renunciar a mis caprichos, a mis comodidades, a mis perezas y holgazanería y poder servirte con todo mi corazón, mi fuerza y energía.

Me experimento pobre y necesitado de tu ayuda, Señor. Sé que soy débil y te defraudo a cada instante. Dame la firmeza, la paciencia, la perseverancia y la voluntad de sostenerme firme en tu Palabra e irme desprendiendo de todas mis esclavitudes y debilidades para, fortalecido en tu Espíritu poder servirte sirviendo a los hermanos donde Tú te haces presente. Amén.

domingo, 10 de marzo de 2019

DANOS SEÑOR LA FORTALEZA PARA VENCER LAS TENTACIONES

Resultado de imagen de Lc 4,1-13
Jesús empieza primero por prepararse para todo lo que tiene que rechazar. Para ello, se prueba en el desierto donde busca enfrentarse a las tentaciones que trataran de apartarle de su misión. Y sufre toda tentación que nos puede servir también a nosotros de luz y de camino. Convierte esas piedras en pan, es la primera invitación tentadora que le hace el demonio. Y la hace sabiendo que Jesús tiene hambre, pero la respuesta de Jesús está apoyada en su Padre. El hombre se alimenta de la Palabra de Dios y en ella encuentra el sentido de su vida.

También nosotros en muchos momentos necesitamos pararnos, retirarnos y en la soledad presentarnos ante el Señor en íntima oración para fortalecer y preparar nuestro espíritu ante las tentaciones que se nos presenta. El diablo está al acecho. Recordemos que al final del Evangelio de hoy dice: Acabada toda tentación, el diablo se alejó de Él hasta un tiempo oportuno.

Cada día es una lucha. Una lucha contra nuestros afanes de querer ser más, de satisfacer nuestras ambiciones de poder y gloria y de olvidarnos de Dios poniendo nuestra confianza en la fuerza y el poder. Por eso, necesitamos prepararnos con la oración, el ayuno y la limosna, para experimentar la fortaleza del desprendimiento de todo aquello, que no sólo nos sobra, sino que nos estorba y nos aleja de Dios.

Pidamos fortalecer nuestra voluntad para dirigir nuestra libertad y someter nuestra concupiscencia según la Voluntad de Dios y vivir de acuerdo con su Palabra. Pidamos fortaleza y sabiduría para discernir con firmeza y obediencia el camino que Jesús nos señala y nos invita a recorrer, porque es el mejor, el que nos conviene y el que nos salva. Danos, Señor, la fortaleza para vencer las tentaciones que a lo largo de nuestro camino en esta vida se nos presenta antes de llegar a Ti. Amén.

sábado, 9 de marzo de 2019

ORACIÓN - AYUNO - LIMOSNA


Resultado de imagen de oración ayuno y limosna
Esta etapa nos exige prepararnos y ejercitarnos para la lucha. Somos débiles y necesitamos cuidados y ejercicios. Al igual que el deportista que se prepara y ejercita para conseguir la victoria privándose de todo aquello que le impide estar en la mejor forma posible, el cristiano también se ejercita y se priva de todo aquello que le impide seguir a Jesús.

Porque, Jesús también se preparó previamente retirándose al desierto y fortaleciendo su Voluntad. Y no fue sólo. Se dejó acompañar por el Espíritu Santo. ¿Y todo para qué? Para triunfar, tal y como cualquier deportista o olímpico. Ellos, como dice Pablo - 1ª Corintios 9, 25 -, para conseguir una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible, la Vida Eterna.

Porque, la Cuaresma es el camino que nos conduce a compartir con Jesús su Pasión y Muerte en la Cruz. Una Muerte que significa una Victoria, la Resurrección. Es decir, nos preparamos para la victoria, como lo hacen los deportistas. Nuestro camino cuaresmal es un camino de preparación para triunfar. Esa es nuestra meta. Por lo tanto, vale la pena todo lo que hagamos con el fin de estar preparados y fortalecidos para llegar hasta el final.

Jesús venció a la muerte y consiguió la victoria para también para todos nosotros. Y esa es la motivación y el aliciente por el que también nosotros tenemos que prepararnos, en la misma medida de nuestras posibilidades y talentos, para conseguir la victoria: Resucitar con Cristo, por su Gracia, al final de nuestra vida. Y, por eso, la oración, el ayuno y la limosna nos ayudan a conseguirla.

Una oración constante que nos une cada día a nuestro Señor. Un ayuno que nos ayuda a dejar y a privarnos de todo lo que nos puede obstaculizar nuestra unión con Jesús, y la limosna, que no sólo consiste en aportación económica, sino en darnos nosotros mismos con nuestro tiempo y talentos. Pidamos con fe y convencidos que nuestro Padre Dios nos dará la Gracia de vivir en esa dinámica, fortalecidos en el Espíritu Santo. Amén.

viernes, 8 de marzo de 2019

EL AYUNO MIRA HACIA LOS OTROS

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


No se trata de ayunar simplemente por ayunar y hacer sacrificios. Sabemos que la privación nos hace más fuerte y da consistencia a nuestra fe, pero el ayuno debe servirnos para darnos a los demás y compartir con ellos nuestras privaciones y sacrificios. Es decir, ayunamos para, privados de ciertas cosas, compartirlas con aquellos que necesitan el calor de los demás.

Es verdad que en todo esto hay mucha picaresca y quienes se aprovechan de la buena intención de otros. Sin embargo, eso no debe amedrentarnos ni desanimarnos, sino todo lo contrario, avisparnos y discernir donde debemos de deramar nuestros sacrificios y privaciones. Contamos con la ayuda del Espíritu Santo, que nos alumbra y asiste para que nuestros actos vayan en la línea correcta.

Pero, también tenemos la oración y el ayuno, que nos fortalecen y nos prepara para el buen discernimiento y la actuación correcta. Por eso, desde este humilde rincón de oración queremos pedir para que nuestras buenas intenciones tengan siempre el acierto de recaer en aquellos que verdaderamente lo demandan y lo necesitan.

Danos, Señor, la sabiduría y la fortaleza de desprendernos de tantas cosas que, quizás nos sobran o no necesitamos consumir con tanta voracidad, y sí compartirlas con los que no tienen nada y les falta de todo. Despojanos de tanto consumismo y egoísmo desmesurado ábrenos los ojos para ver más las necesidades de los demás que las mías propias. Ayúdanos, Señor, a saber elegir y entrar por el camino más estrecho, que, aunque más duro y costoso, es donde se encuentra la verdad, el gozo y la felicidad eterna. Amén.

jueves, 7 de marzo de 2019

DAME FUERZAS, SEÑOR, PARA SEGUIR TU CAMINO

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Sabemos cual es el camino del Señor. Es un camino duro, que termina con nuestra muerte, pero un camino donde se esconde el gozo y la felicidad. El mundo nos ofrece un camino más cómodo, pero no siempre, porque, sabemos por experiencia lo mucho que se sufre y sin sentido cuando no se está con el Señor. Porque, Él es el único que da sentido a nuestros dolores y sufrimiento y al camino, a pesar de su dureza, de nuestra vida.

Por eso, a pesar del dolor que experimentamos en nuestros corazones, queremos, Señor, seguirte y pedirte fuerza y firmeza para enfrentarnos con nuestra pequeña cruz de cada día, tal y como Tú hiciste con la Cruz de todos nuestros pecados. Hoy empezamos la Cuaresma, ese camino de penitencia y dolor que te lleva a Ti, Señor, a la Cruz. Y nosotros queremos también, en la medida de nuestras posibilidades recorrerlo también junto a Ti, e ir superando todos nuestros obstáculos y sufrimiento.

Recurrimos a Ti, Señor, porque sabemos que ningún otro puede darnos esa fortaleza para seguir tus pasos. Sentimos nuestras debilidades y experimentamos que estamos sometidos a nuestros apegos. Nos cuesta mucho vencernos y enfrentarnos a nuestros propios apegos. No podemos negarnos a nosotros mismo con nuestras propias fuerzas y voluntades. Necesitamos tu ayuda, Señor, y la fortaleza de tu Espíritu para poder vencer a nuestro propio yo.

Por todo ello, te suplicamos que nos acompañes en nuestro andar de cada día y nos infunda ánimo, fuerza, voluntad y deseos de morir a nuestros caprichos y apetencias. Necesitamos despojarnos de muchas cosas que nos atan al placer, a la buena vida y al desentendernos de los problemas de los demás, especialmente los pobres. Haz, Señor, que permanezcamos junto a Ti y a los hermanos, para también en ellos encontrar el respaldo y la fraternidad de arroparnos y fortalecernos en la lucha contra el mundo, demonio y carne. Amén.

miércoles, 6 de marzo de 2019

LÍBRAME, SEÑOR, DEL LUCIMIENTO Y DE LA ALABANZA

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Somos proclives a la alabanza y al lucimiento. Nos gusta destacar y ser reconocidos y nos cuesta mucho pasar desapercibidos ante los demás. Gustamos de que nos vean, nos admiren nos hagan lisonjas. Nuestra naturaleza está herida en ese sentido y necesitamos sobreponernos a esa apetencia que nos amenaza y nos inclina al lucimiento.

Nos cuesta callarnos y no hablar de nosotros mismos, y, sobre todo, manifestar todas las cosas buenas que hacemos con el fin de ser alabados y ensalzados. Y, solos, nos será difícil. Por eso, recurrimos a Ti, Padre del Cielo, para que nos afirmes en la voluntad de abstenernos de lucimiento y seguir tus consejos de que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. Eso te pedimos, que nos llenes de humildad y de amor para darnos en silencio y fuera del alcance de la vista de los demás evitando los elogios y alabanzas.

Danos, Señor, el verdadero sentido de justicia y donde termina ésta, la suficiente caridad para amar, tal y como Tú nos ama. Porque, en justicia nosotros no merecemos nada, y Tú, Señor, nos has dado la vida y la oportunidad de alcanzar la Vida Eterna junto a Ti. Para eso, Señor, te pedimos que nos fortalezcas y nos des la sabiduría de esforzarnos en despojarnos de todo aquello que nos debilita y nos aleja de Ti. En ese sentido, la Cuaresma es una buena oportunidad para preprararnos y esforzarnos en ser más orantes, más caritativos y más dispuestos a abstenernos de todo aquello que nos instala en las comodidades y el olvido de los que lo pasan mal.

Convencidos, Señor, de que eso sólo lo conseguiremos estando junto a Ti y en contacto diario contigo a través de la oracíón, ayúdanos a perseverar y a caminar a impulsos del Espíritu Santo. Amén.

martes, 5 de marzo de 2019

MUCHOS PRIMEROS ÚLTIMOS, Y MUCHOS ÚLTIMOS PRIMEROS


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Las últimas palabras con las que termina el Evangelio de hoy nos ponen en guardia y, hasta cierto punto, nos da miedo. Pero, lejos de eso, debe servirnos para estar en guardia y en constante revisión cada día y cada tiempo litúrgico. En este camino de nuestra vida no hay tiempo de descanso ni de relajación. Es una constante prueba de revisión, de reflexión y de entrega en medio de un mundo lleno de tentaciones, de persecuciones e invitaciones a abandonar el seguimiento a Jesús. Como ves, las tentaciones ni persecuciones no faltaran y eso te irá indicando la medida de tu donación y de tu fe.

Porque, cuando el seguimiento cuesta, exige y duele te está revelando que realmente está en el buen camino y tu decisión de seguir a Jesús es seria y firme. Es la señal de que esa es la puerta estrecha -Mt 7, 13 - que Jesucristo nos indica y nos invita a entrar por ella. La puerta que lleva al encuentro con Él. Pero, tenemos que darnos cuenta de una cosa muy importante, vital diría yo. No te atrevas a ir sólo ni apoyado en tus fuerzas, porque el diablo está al acecho y caerás en sus manos.

Embarcate en la barca de la Iglesia y lleva como remos los sacramentos, de manera especial y fundamental la Penitencia y Eucaristía, son los remos que nos empujan, nos vigorizan, nos sostienen y nos protegen de todas aquellas tentaciones que nos amenazan con hundirnos y zozobrar. Y siempre acompañado por el Espíritu Santo, el paráclito defensor, asistente, auxiliador, que nos sostiene y nos protege de todas las tempestades que nos amenazan con derrumbarnos y alejarnos del camino verdadero.

Pidamos al Padre estar en esos últimos que Él pondrá como primeros. Pidamos al Padre quedarnos para el final y dar todo lo que tengamos, dejando todo aquello que nos retiene, nos carga y no nos deja avanzar y dándonos, desprendido de todo, para el bien de los demás. Tal y como Él hizo a su paso por este mundo. Padre, porque, queremos seguirte siendo últimos, para que por tu Gracia, Amor y Misericordia estar a tu derecha el día de nuestra partida. Amén.

lunes, 4 de marzo de 2019

CUMPLIR PARA AMAR

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Mc 10,17-27
Dame, Señor, la fortaleza en mi débil voluntad para amar en la misma medida que Tú, Señor, me amas. Y eso, Dios mío, no lo puedo lograr yo por y con mi fuerza, sino con la asistencia de tu Espíritu. Sé la atracción que en mi pobre naturaleza, herida por el pecado, ejercen las fuerzas y las pasiones de este mundo, pero no quiero dejarme vencer y someterme al vacío que produce el no corresponder a tu amor, Señor.

Sí, sé que esperas y necesitas, porque así lo has querido, que yo ponga todo lo de mi parte, y mientras no lo haga, Tú, Señor, no moverás un dedo. Por eso, consciente de la libertad que me has dado, me esfuerzo, confiado en tu generosidad y misericordia, en abrir mi corazón y dejarme conducir por tu Espíritu. Has depositado en mí unas capacidades y unos talentos, y quieres que yo los ponga en juego. No te gusta que los entierre y me cruce de brazo. Entonces estaré perdido.

No quiero instalarme en la comodidad de quedarme en el mero cumplimiento. Sufro, con confiada paciencia, las tentaciones que el mundo, demonio y carne me presentan y con las que experimento mis debilidades y el sometimiento que padece mi humanidad herida por el pecado. Eso descubre la necesidad que siente mi corazón de abandonarme en tus brazos y, a pesar de mis oscuridades, seguirte y seguirte.

Sé lo difícil que es seguirte, Señor, cuando mi corazón está apegado a las riquezas. Tú ya me lo has dicho: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!». Y eso es lo que yo te pido. No me des riquezas si eso es para mi perdición. Y si me las das, dame un corazón desprendido y generoso para ponerlas para el bien de los que realmente las necesitan. Amén.

domingo, 3 de marzo de 2019

DAME, SEÑOR, LA SABIDURÍA PARA VER MIS PECADOS

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Suele ocurrirnos que vemos con mayor facilidad los pecados de los otros que los propios nuestros. Y nos confesamos pecadores, pero siempre tenemos más presente y claros los pecados de los demás. E incluso nos atrevemos a corregirlos, o, todavía peor, a criticarlos. Por eso, más que hablar de los pecados de los demás mejor es hablar de los nuestros y pedirle al Señor que nos dé la sabiduría de saber descubrirlos y de esforzarnos en corregirlos.

Está claro que debemos empezar por nosotros mismos. No podremos tratar de corregir a otros cuando somos nosotros los que realmente debemos corregirnos. Debemos empezar por nosotros y, en la medida que podamos irnos corrigiendo, podemos encontrar la manera de ayudar a otros comprendiéndolos y ayudándoles con nuestra propia  experiencia. Porque, asociados a otros ciegos no tendremos otra salida sino la de encaminarnos al precipicio.

Porque, sólo uno puede ayudarnos, el Señor, y en Él podemos encontrar la forma de alumbrar a los demás, pues sólo Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Siguiéndole podemos llevar su Luz a la vista de los demás, para que entiendan y vean sus propias faltas y puedan enmendarse. Por eso, pedimos la sabiduría para ver nuestros propios pecados y, desde ahí, asistidos por la Gracia del Espíritu Santo, poder también aportar en Él algo de luz para otros.

Danos, Señor, la luz de poder dar buenos frutos y de saber encontrar el camino para sembrar esa buena semilla que pueda dar buenos  frutos también en los demás. Danos, Señor, la luz para encontrarte y para entender y saber que Tú eres nuestro único y verdadero guía, pues de Ti viene todo bien. Ayúdanos a superar todos los obstáculos y tentaciones que nos salen al paso en este mundo y a darnos cuenta que esta vida es un camino y una prueba para, superada, llegar a Ti. Amén.