Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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domingo, 30 de agosto de 2020

UN AMOR IMPAGABLE

Mateo 16, 21-27 | Tiempo ordinario
El refrán reza: "amor con amor se paga", pero nuestra correspondencia al Amor de Dios es impagable. A pesar de que queramos, no podemos pagar ni, por muchos esfuerzos que hagamos merecemos el Amor que nuestro Padre Dios nos regala. Indudablemente que es un Misterio al que nosotros no podemos llegar y menos entender. Dios nos ama por Voluntad propia. Nadie se lo exige ni nuestro amor le hace falta.

Se hace hombre por amor y encarnado en Naturaleza humana se iguala a nosotros despojados de su rango y pasando como un hombre cualquiera. Y se entrega al amor voluntariamente entregando su Vida para dárnosla a nosotros. Vida Eterna. Su Pasión y Muerte si satisface el rescate de nuestra dignidad perdida por el pecado y, por sus méritos recuperamos esa dignidad perdida de hijos de Dios.

¿Cómo entender eso? ¿Cómo ser capaces de seguirle? Ni una cosa ni otra. Nuestra naturaleza humana, débil y pecadora, no puede entender ni seguirte con sus solas fuerzas. Necesitamos las Tuyas, Señor, porque solo contigo podemos entenderte y seguirte. Te pedimos, Señor, tu Misericordia y el perdón de nuestros pecados. Gracias, Señor, por tanto Amor inmerecido, y por tanta esperanza que da sentido a toda nuestra vida.

lunes, 25 de marzo de 2019

ENSÉÑAME MARÍA A DECIR QUE SÍ

Resultado de imagen de Lc 1,26-38
A veces me parece imposible y en mi cabeza limitada e insuficiente no entra el comprender este misterio que el poder de Dios realiza. Confieso, como le ocurre a todas las personas, que me fe no alcanza a comprender como me gustaría, pero, al mismo tiempo me alegra tener un Dios así. Un Dios poderoso, Infinito e incapaz de ser comprendido por el hombre. Porque, para ser Dio es necesario ser superior al hombre y a toda su capacidad intelectual.

¿Cómo tendrá que ser Dios, autor de todo lo creado, visible e invisible, cuando el hombre ha descubierto tantas maravillas que hoy nos asombramos. ¡Cuanto todavía le faltará por descubrir! ¡Cómo sera mi Dios que su poder me vuelve a la Vida venciendo la muerte! Ese, realmente, es el Dios que me gusta tener y ese es el Dios que me revela su Hijo, nuestro Señor Jesús, encarnado en María y anunciado por el Ángel Gabriel.

Gracias María, porque tu Sí ha cambiado la faz del mundo y el devenir del hombre. Gracias Madre, porque con tu respuesta afirmativa a Dios has puesto, por la Gracia Misericordiosa del Padre, nuestra Vida con mayúscula en nuestras manos. Depende ahora de nosotros responder como tú, Madre, lo has hecho. Por eso, cogido de tu mano, santísima Madre, y como hijos que se dejan llevar por su Madre, pedimos tu intercesión para que nos enseñes el camino que tú recorriste junto a José y a tu Hijo hasta llegar al momento de la Pascua.

Porque, ese debe ser nuestro camino. Un camino Pascual, confiado y apoyado en la confianza de que en Jesus encontraremos, como Él, la victoria de la Vida sobre la muerte. Por eso, Madre, enseñanos a no pararnos ante las dificultades y a seguir, hasta llegar al pie de la Cruz, con nuestras humildes y pequeñas cruces compartiéndolas con Él. Amén.

miércoles, 9 de enero de 2019

LA DIFICULTAD, NUESTRA RAZÓN

Resultado de imagen de Mc 6,45-52
¿No nos damos cuenta que somos simple criaturas? ¿Con qué derecho exigimos entender el misterio que nos ha dado la vida? Porque, ¡vivimos!, ¿no? ¿Esa realidad no la discutiremos? Y, ¿entendemos de donde hemos venido?  Hay muchas explicaciones que al final dejan muchos cabos sueltos y nuestra razón, que no es boba, sabe que tiene que haber una causa primera y de una Inteligencia, que tampoco llegamos a entender, que ha originado nuestra vida.

Y se supone que con mucho amor, porque, todos comprendemos, que crear este mundo y sus criaturas para luego hacerlo desaparecer después de miles o millones de años no tiene sentido. Lo lógico es que haya continuidad y tenga un resultado feliz. Al menos con aquellos que se han comportado como manda su corazón. Y todos los corazones, es decir, todos los hombres saben donde está el bien y el mal.

Y Jesús, el mismo que ha multiplicado los panes y los peces, y también camina sobre las aguas. Ambos hechos y realidades contempladas por muchos y, en especial, por los apóstoles, saben que eso obedece a un poder extraordinario y sobrenatural. Las limitaciones humanas de este mundo no pueden ni entenderlos ni realizarlos. Luego, como suspiro espontáneo surge la exclamación: ¿Quién es este al que obedecen el viento y el mar?

Esa es la pregunta que debe cuestionar toda nuestra vida y a la que debemos dedicar el tiempo necesario para darle respuesta. Y eso exige mucha oración y silencio. Y deseos de encontrar respuesta. Por eso, desde nuestra pequeñez y limitación suplicamos al Señor, al que todo se somete, que nos abra el corazón y nos lo llene de luz y sabiduría para, si no entender, sí fiarnos de su Palabra y creer en sus obras. Creer en aquellos que, junto a Él, vieron su poder y experimentaron su Amor. 

Y que también pusieron su fe en sus Manos, porque, de la misma manera que sus discípulos tuvieron que fiarse de Él, también nosotros, a pesar de no verle, tenemos razones, testimonios y testigos que nos dan la posibilidad de fiarnos y creer. Amén.

sábado, 8 de diciembre de 2018

¡MADRE, ENSÉÑAME A SER HUMILDE Y RESPONDER AL SEÑOR COMO TÚ?

Resultado de imagen de Lc 1,26-38
A lo largo de tu vida, quizás, dándote o sin darte cuenta, irás descubriendo en tu hacer y obrar que tienes muchos de tu padre y madre. Sobre todo de tu madre, porque pasas mucho tiempo con ella y porque, su vientre ha sido tu casa durante nueve largos meses. Está unido de forma especial a ella y mucho de ella anidará en tu corazón. 

Ahora, ¡qué gran misterio el de María, Madre del Señor! Jesús fue educado por ella, y también por José, su padre adoptivo. De ellos ha recibido humanamente mucho en su naturaleza humana. Son sus padres y convivió con ellos un largo tiempo. De ahí podemos deducir la gran importancia de sus elecciones. Tanto María como José eran personas llenas de virtudes y de Gracia venidas de Dios. Pero, al margen de eso, siendo criaturas libres como todos nosotros, respondieron con obediencia y firmeza al Plan ideado por Dios.

Son ejemplos claros y modélicos para todos nosotros. Y nada mejor y oportuno que pedirle a María y José, nuestra Madre del Cielo y nuestro padre adoptivo como lo fue de Jesús, que intercedan por cada uno de nosotros para que seamos obedientes y decididos en responder a la Voluntad de nuestro Padre Dios como lo fueron ellos.

Madre Santísima, Madre Dios y Madre nuestra, enséñanos a rezar, a hablar con tu Hijo, y a estar disponible y atento a lo que Él nos pide según la Voluntad del Padre del Cielo. Madre Inmaculada, intercede por nosotros para que, acompañada por tu ternura y sencillez, sepamos comportarnos, permanecer unidos y dóciles a la que el Padre quiere de nosotros. 

Acompáñanos, Madre, en esos momentos donde tendremos que discernir y descubrir el camino para, dejando lo que nos separa e imposibilita obedecer a Dios, respondamos como tú con un Sí firme y decidido al proyecto que el Señor quiere de cada uno de nosotros. Amén.

domingo, 17 de junio de 2018

REGANDO LA SEMILLA DE NUESTRO CORAZÓN

Resultado de imagen de Mc 4,26-34
La oración es el agua con la que regamos la semilla de nuestro corazón. Un agua que nos llueve del cielo cada vez que hablamos con nuestro Padre Dios. Un agua que brota del manantial de su Amor y que fertiliza nuestro corazón dando frutos de amor, porque son frutos que vienen de Dios.

Somos semejante a Él, porque así nos ha creado y nuestros frutos serán buenos frutos porque salen de un corazón semejante a Él y, sobre todo, por su Gracia y gratuidad. Nada obedece y sucede por nuestro trabajo, pues la semilla plantada en la tierra es un misterio. No sabemos qué sucede y como se origina una nueva vida vegetal que crece sin nosotros hacer nada y da hermosos frutos que no alcanzamos a explicar como se forman y originan en las ramas de esa insignificante semilla que, simplemente, hundimos bajo la tierra.

Realmente, es un misterio que no llegamos a comprender. Muchas veces me he preguntado cómo puede suceder eso. Planto una insignificante semilla y, sin darme cuenta, mientras yo duermo y me cruzo de brazo, la semilla crece, se desarrolla y alcanza una altura tan grande que las aves viene a anidar y protegerse de sus ramas. Igual ocurre en nuestra vida, todo sucede por obra y gracia de Dios y de forma gratuita. No merecemos nada ni tenemos ningún mérito. La vida y la salvación es un regalo inmenso y gratuito que Dios nos da. Su Amor es Infinito y tampoco llegamos a comprenderlo sino cuando estemos en su presencia.

Pidamos paciencia, sabiduría, perseverancia y docilidad para poner todo lo que está de nuestra parte para colaborar con Dios y sentirnos inmensamente agradecidos por todo lo que nos da y por esa Vida Eterna que nos promete. Gracias, Señor, porque todo nos viene de Ti y a Ti volverá. Amén.