Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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domingo, 10 de marzo de 2019

DANOS SEÑOR LA FORTALEZA PARA VENCER LAS TENTACIONES

Resultado de imagen de Lc 4,1-13
Jesús empieza primero por prepararse para todo lo que tiene que rechazar. Para ello, se prueba en el desierto donde busca enfrentarse a las tentaciones que trataran de apartarle de su misión. Y sufre toda tentación que nos puede servir también a nosotros de luz y de camino. Convierte esas piedras en pan, es la primera invitación tentadora que le hace el demonio. Y la hace sabiendo que Jesús tiene hambre, pero la respuesta de Jesús está apoyada en su Padre. El hombre se alimenta de la Palabra de Dios y en ella encuentra el sentido de su vida.

También nosotros en muchos momentos necesitamos pararnos, retirarnos y en la soledad presentarnos ante el Señor en íntima oración para fortalecer y preparar nuestro espíritu ante las tentaciones que se nos presenta. El diablo está al acecho. Recordemos que al final del Evangelio de hoy dice: Acabada toda tentación, el diablo se alejó de Él hasta un tiempo oportuno.

Cada día es una lucha. Una lucha contra nuestros afanes de querer ser más, de satisfacer nuestras ambiciones de poder y gloria y de olvidarnos de Dios poniendo nuestra confianza en la fuerza y el poder. Por eso, necesitamos prepararnos con la oración, el ayuno y la limosna, para experimentar la fortaleza del desprendimiento de todo aquello, que no sólo nos sobra, sino que nos estorba y nos aleja de Dios.

Pidamos fortalecer nuestra voluntad para dirigir nuestra libertad y someter nuestra concupiscencia según la Voluntad de Dios y vivir de acuerdo con su Palabra. Pidamos fortaleza y sabiduría para discernir con firmeza y obediencia el camino que Jesús nos señala y nos invita a recorrer, porque es el mejor, el que nos conviene y el que nos salva. Danos, Señor, la fortaleza para vencer las tentaciones que a lo largo de nuestro camino en esta vida se nos presenta antes de llegar a Ti. Amén.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

MÉTODOS Y ESTRATEGIAS

Resultado de imagen de Lc 4,38-44
Nuestras vidas eclesiales están llenas de proyectos, de planes pastorales y de estrategias que buscan como tener éxito en las proclamaciones del Evangelio. Al menos, si no es así, lo parece. Todo está en función de que guste y atraiga. Posiblemente, pienso que estemos algo equivocado. Y digo algo, porque pienso que alguna forma hay que hacer para organizarnos y presentarnos, pero quizás nos pasamos de rosca y miramos mucho las presentaciones y métodos descuidando lo verdaderamente importante, la vida y el amor cargado de buenas intenciones.

Es la vida, en mi modesta opinión, la que debemos cargar de todo el amor de nuestro Padre Dios abriéndonos a la acción del Espíritu Santo y poniéndola, en su acontecer de cada día, como el plan y la estrategia principal de nuestro proyecto de amor. Porque, ese debe ser nuestro único y verdadero proyecto, amar, amar y amar. 

Y, pronto descubrimos, como hacía Jesús, que necesitamos relacionarnos con el Padre y estar en continua intimidad con Él. Es decir, espacios de silencio y oración para, desde la acción del Espíritu Santo proclamar la Palabra con nuestra vida y obras. No tanto con sermones y sí con obras y testimonio. Y, es verdad, ahí fallamos todos, y yo primero y más que nadie. Y eso nos descubre la necesidad de la humildad. Nuestras propias carencias nos ayudan a descubrir lo que nos hace falta, mucha paciencia, humildad y sobre todo, confianza y fe en el Señor. Todo llegará a su tiempo.

Por eso, en este pequeño espacio de intento humilde de oración, pidamos al Padre que transforme nuestro corazón atiborrado de tentaciones, seducciones, apetencias y cosas de este mundo que nos impide ser transparentes, mostrar nuestras buenas intenciones y proclama la Palabra desde la vida y nuestras buenas obras. Amén.