Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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sábado, 11 de septiembre de 2021

CULTIVA MI CORAZÓN, SEÑOR, PARA QUE DÉ FRUTOS BUENOS

 

Necesitamos estar en el Señor para que nuestro corazón, por su Gracia, sea un huerto donde los frutos que se cultiven sean frutos de amor. Reconocemos y sabemos que nuestra árbol - corazón - para seguir con el símil evangélico, es un árbol enfermo, contaminado por la mala tierra - pecado - y, en consecuencia inclinado a que su cosecha se mala, dé frutos malos.

Y nada podemos hacer si no contamos con el Labrador que nos pode, nos abone y nos riegue con el agua de la Gracia para que nuestra tierra, bien abonada, haga que las raíces de nuestro árbol - corazón - se hundan en la tierra y mueran para que den buenos frutos.

Por lo tanto, pidamos al Señor que convierta nuestra tierra en tierra buena y bien abonada. Pidamos, también, que nuestra fe y nuestras obras, consecuencia de nuestra fe, estén sedimentadas y apoyadas en Cristo, el Señor. Porque, Él, es la Roca que nos da fortaleza, nos sustenta y nos fija, por la fe, a resistir todas esas embestidas con las que el mundo trata de seducirnos y enfermarnos.

Pidamos al Señor que transforme nuestro corazón y que nos convierta en tierra buena, tierra de bondad que da buenos frutos. Y, también, que nos apoyemos en Xto. Jesús, Roca firme que sostiene nuestra fe contra todas las tempestades y tormentas que azotan nuestras raíces cristiana atacando y amenazando nuestra fe. Amén.

viernes, 23 de julio de 2021

LA IMPORTANCIA DE MIS FRUTOS

 

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

 

Tomar conciencia de que todo al final de mi vida, que será y es lo verdaderamente importante, dependerá de la bondad de mis frutos, es algo muy serio y, quizás, lo más valioso de nuestra vida. Porque, al final no tendrá valor tus éxitos ni tus logros, sino tus frutos. Frutos que hayan sido realizados por y con verdadero amor y en aras de ir a servir y beneficiar a los más necesitados.

Desde esta perspectiva, amar será lo más importante, hasta el punto de que mis frutos para ser valiosos necesitan ser regados, cultivados y abonados con amor. Y, sabemos que la referencia de ese amor está en fijarnos e imitar a nuestro Señor Jesús. Él es Amor con Mayúscula y necesitamos estar injertados en Él para que nuestros frutos estén llenos de ese Amor que de Él sale.

Pidamos, pues, la Gracia de que nuestro corazón esté conectado y regado por esa Savia del Corazón de Cristo Jesús para que nuestros frutos de cada día sean frutos de amor. Amén.

sábado, 10 de abril de 2021

HAZ, SEÑOR, FÉRTIL LA TIERRA DE MI CORAZÓN

 

Corremos el riesgo de que nuestra buena tierra, la de nuestro corazón suave y bueno, se endurezca e impida que la semilla plantada en él eche raíces y dé buenos frutos. Los afanes y ambiciones de este mundo pueden ahogar esa semilla de fe sembrada en nuestros corazones. Por tano, estemos vigilantes y atentos a no desviarnos del Camino, de la Verdad y de la Vida.

 Y es que, solo en la cercanía de Jesús y siguiendo sus huellas lograremos suavizar y ablandar la tierra de nuestro corazón, para, luego acoger la semilla de la fe sembrada en él y favorecer su crecimiento hasta el punto de convertirnos en testigos fieles de su Resurrección. Danos, Señor, la fortaleza y firmeza de la fe, para disipar toda duda y, por el contrario, nos afirme en ser testigos fieles de su Resurrección.

Danos, Señor, la fortaleza y firmeza de la fe que disipe toda duda y nos afirme en ser testigos fieles de tu Resurrección. Envíanos, Señor, tu Espíritu y nuestros corazones serán de nuevo creados. Amén.

sábado, 18 de julio de 2020

PROCURA QUE TU TIERRA TENGA PROFUNDIDAD

Pin on Catolics
Suele ocurrir con mucha frecuencia, la tierra poco profunda no echa raíces y pronto con los afanes de la vida se marchita y se muere. Sus frutos no son los esperados y deseados, incluso por la misma tierra, que desea dar buenos frutos. ¿Qué es lo que ocurre? Lo de siempre, las preocupaciones, los proyectos y nuestros placeres está colocados y cultivados en nuestros corazones ante que los de nuestro Padre Dios. Así, con el tiempo y alejados de sus enseñanzas y su Palabra, el mundo, demonio y la carne nos ganan la guerra y nos alejan de nuestro Padre Dios.

Sin embargo, Jesús, nos promete hoy que Él sigue y continúa curándonos. Pero, condición indispensable es que le sigamos y que nos mantengamos cerca de Él. De esa manera se cumplirá lo que dice el profeta Isaías: «He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones. No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio: en su nombre pondrán las naciones su esperanza».

Y eso nos da confianza y esperanza para que, a pesar de nuestras debilidades y vacilaciones, nos sostengamos siempre firmes apoyados en la Roca, que es Xto. Jesús, que nos salva y nos da vida. Pero eso nos exige y nos llama a seguirle. Y es eso, Señor, lo que te queremos pedir en estos momentos, la fortaleza, la claridad y sabiduría para sostenernos firmes por encima de nuestras apetencias, placeres, bienestar. Sobre todo en este tiempo de pandemia y con el verano que ya tenemos encima. 

Que siempre, Señor, tengamor claro y firme la elección de que Tú seas el primero y tu tiempo y los momentos para estar contigo sean los que nunca falten en nuestra vida. Gracias, Señor.

miércoles, 13 de mayo de 2020

TODOS QUEREMOS IR AL CIELO

JUAN 15,1-8 | Frases de la biblia, El amor biblia y Mensaje de dios
A nadie se le esconde que llamamos cielo al lugar donde lo pasamos bien y donde reina la paz, la alegria y el gozo pleno. Y ese lugar, al que todos queremos ir, nos gustaría que fuese eterno, es decir, para siempre. Claro, lo bueno nadie quiere que se acabe. Pue bien, es indiscutible que todos queremos ir a ese Cielo, pero, para ello necesitamos que nuestros frutos sean buenos. Y, por supuesto, lo primero que tenemos que hacer es dar frutos, y lo segundo, que sean buenos.

Al final de nuestras vidas, quieras o no, quedarás juzgado por tus frutos. No hará falta mirar que has hecho, ni, siquiera, preguntarte por esto o por lo otro. Tus frustos dejarán claramente la huella de el resultado de tu vida, pero, ¡hay más!, no sólo importará que haya buenos y muchos frutos, sino la actitud de cómo los hayas cosechado y dado. Porque, si se ha hecho buscando tranquilizar tu conciencia, o buscando algún interés o beneficio, ya sea prestigio, fama o admiración...etc., nada ha valido.

Sólo cuenta el amor. Un amor desinteresado, gratuito, entregado sin condiciones y dado en servicio por amor. Esos, por pequeños que sean, son los buenos y verdaderos frutos que tienen valor en el Cielo. En ese Cielo al que todos aspiramos y queremos ir.

Aprovechemos este momento y esta humilde reflexión para, juntos y confiados en el Señor, pedirle que nos transforme nuestros corazones y nos los cambie en unos corazones entregados al servicio y la caridad por verdadero amor. Te lo pedimos, Señor, Amén.

miércoles, 29 de enero de 2020

SEÑOR, SIEMBRA MI CORAZÓN DE TIERRA BUENA DONDE TU SEMILLA DÉ FRUTOS

Resultado de imagen de Mc 4,1-20
Hay muchas clases de tierra y sólo, la buena y la fértil puede dar frutos. El mundo en el que vivo está lleno de muchas clases de tierras y es muy fácil cometer el error de caer en tierra mala. Hay muchas tentaciones y apariencias que pueden engañarte y que tratan de engañarte. Las hierbas malas, las piedras y abrojos andan por todas partes y amenazan con invadir tu particular tierra para dejarla infértil baldía. Y tienes que cuidarte de ello.

Por eso, Señor, acudo a Ti, para que me libres del pecado de caer en sus manos. Para que cuides mi tierra y la alejes de la superficialidad de vivir en la indiferencia, en la comodidad, en la poca profundidad de las cosas y caiga entre pierdas y abrojos que ahoguen mi vida y la sequen de tu amor. Dame, Señor, esa tierra buena que acoja tu semilla y pueda cuidarla y darle profundidad para que eche raíces en la tierra de mi corazón y dé frutos.

Sé Tú, Señor, mi buen Sembrador y siembra mi corazón de buenas semilla que den frutos de amor. De ese amor que sea capaz de tener paciencia, de ser compasivo y misericordioso, de soportar todas las inclemencias que la vida me depara injertado en Ti, para que, al final de mi vida pueda darte los frutos, bien sea treinta, sesenta o cien según Tú hayas dispuestos. Gracias, Señor. 

sábado, 26 de octubre de 2019

QUIERO, SEÑOR, ENTREGAR MI VIDA PARA DAR LOS FRUTOS QUE TÚ ESPERAS DE MÍ


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Dame, Señor, la luz y la sabiduría para entender que los talentos recibidos no son para gastarlos en mi provecho propio y para satisfacer mis egoísmos. Y, menos, para malgastarlos en banalidades y cosas que sólo satisfacen a unos cuantos o a los que les sobra de todo. Tú me los has entregado gratuitamente y gratuitamente he de darlos, y no a cualquiera, sino a aquellos que verdaderamente los necesitan. Y esos, Señor, son los pobres y carentes de toda ayuda.

Yo, sé, humildemente te lo digo, Señor, que he recibido unos talentos de tu Mano generosa, y sé que se me han dado, no para cubrirme  de gloria, ni tampoco para mi provecho propio, sino para fructificarlos para el bien de todos aquellos que los necesitan. Por eso, Señor, te pido sabiduría para poder discernir sobre ellos y también fortaleza para cultivarlos en aras del bien de los más necesitados.

Dame, Señor, la capacidad y la voluntad de no dejarlos sin utilizar, ni tampoco malgastarlos de forma irresponsable, sino cuidarlos y fertilizarlos para que sean de provecho para todos aquellos que de ellos se puedan aprovechar para su bien. Esa es, Señor, mi petición de hoy. Quiero entregarte el cien por cien de todo los talentos recibidos, sean grandes o pequeños. 

Son mis frutos los que Tú esperas, y a Ti quiero entregártelos sin estimar esfuerzos, pero pidiéndote, Señor, que me des las fuerzas y la voluntad para no dejar de hacerlo. Amén.

miércoles, 26 de junio de 2019

LA MENTIRA SE ESCONDE DENTRO DEL CORAZÓN

Resultado de imagen de Mt 7,15-20
Tienes la oportunidad de decidir qué frutos quieres dar. Dentro de ti tienes la tierra y el jardín donde se cultiva tus frutos. Ese jardín, llamado corazón, dará los frutos, buenos o malos, según tu cultivo y según como lo abones. Puedes utilizar el agua que te ofrece el mundo o el agua que te regala el Espíritu de Dios. El agua de la Gracia que sólo puede dar frutos buenos.

Todo dependerá de la bondad de tus frutos, de la tierra donde los cultives y del abono con que los nutra, así del agua con el que los riegues. Es trabajo tuyo que te corresponde a ti sólo. No puedes contratar a otro jardinero. Se trata de tu propio jardín y es a ti a quien corresponde cultivarlo. Y todo lo que tú no puedas lo pondrá el Señor con su Gracia.

Para eso ha sido enviado el Espíritu Santo, para acompañarte en esa tarea de cada día en el cultivo y cuidado del jardín de tu corazón y para que tus frutos sean buenos y agradables al Señor. Para que sean frutos llenos de esperanza, de bondad, de mansedumbre, de misericordia y de la Gracia de Dios. Frutos de verdadero amor que reflejan y transparenta el Amor de Dios.

Pidamos al Señor la Gracia de dejarnos cultivar por la acción del Espíritu Santo para que la tierra de nuestro corazón sea cultivada con el objetivo de dar los mejores frutos para el bien del Reino de Dios y de todos sus hijos buenos y malos, justos e injustos. Amén.

domingo, 24 de marzo de 2019

SÓLO TÚ, SEÑOR, TIENES PALABRA DE VIDA ETERNA

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Nada hay en el mundo que pueda satisfacer al hombre con gozo y plenitud eterno. ¡Nada, porque en este mundo todo perece y termina! Y lo que es perecedero no alcanza la felicidad eterna, pues en cuanto desaparece nos sume en un vacío que nos entristece y nos deja peor. Nuestra experiencia nos lo dice cada día cuando vemos la cantidad de personas que llegan al final de su camino. Nosotros no somos mejores y también nos llegará nuestro momento final.

Pero, lo hermoso, importante y bueno es que Dios, nuestro Padre revelado por su Hijo, nuestro Señor Jesús, nos quiere salvar. Nos lo manifiesta Jesús cuando nos lo dice en la oración del Padrenuestro. Nos anima a que hagamos su Voluntad, que significa que vivamos nuestra vida siguiendo su Palabra. Y esa Palabra nos la ha revelado Jesús y la ha dejado en sus apóstoles - la Iglesia - para que nosotros no nos perdamos, no nos olvidemos y la sigamos con fidelidad y perseverancia.

Posiblemente, nuestros esfuerzos aparente ser vanos. Quizás no vemos que nuestra vida da frutos o que nuestra fe está estancada. No perdamos la fe y la confianza en el Señor. Su paciencia es Infinita y aguarda a que lleguen nuestros frutos. Y, por supuesto que llegarán si somos perseverantes y continuamos el camino que el Señor Jesús nos ha trazado. Es Él el Camino, la Verdad y la Vida y siguiéndole daremos los frutos que, por su Gracia, brotarán del esfuerzo de nuestra humilde vida.

Pidamos al Señor que aumente nuestra fe y que nos dé esa perseverancia y esa paciencia para no desfallecer y nunca dejar de seguirle y de esforzarnos en convertirnos abonando nuestra viña particular - la vida - de buena tierra para que dé los frutos esperados. Tengamos plena confianza en Él. Amén.

martes, 9 de octubre de 2018

LA SABIDURÍA DE DAR BUENOS FRUTOS

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Todos nuestros buenos frutos son consecuencia del amor de Dios, porque de Dios procede todo bien. Y cuando hacemos algo bueno, consciente o inconsciente, estamos reflejando la bondad y el amor de Dios, pues de Dios no puede venir nada malo. Podemos ser consciente de ello o no, pero realmente es así. 

Nuestro corazón humano, semejante al de nuestro Padre Dios, sólo cuando es capaz de amar en clave de ágape está cumpliendo la Voluntad de Dios. Sin embargo, su naturaleza humana lo mancha, el pecado, y sucede que se contamina y dicha contaminación estropea sus frutos. Son esos abrojos e hierbas malas o tierra poca profunda que ahogan toda buena intención de producir buenos frutos.

Por eso necesitamos el riego del agua de la Gracia para, limpiados de toda impureza y mala intención, dar fertilidad a nuestra tierra y producir esos hermosos y buenos frutos que de nosotros esperan. Y eso lo conseguimos adoptando como María, la hermana de Marta, esa actitud de permanencia y perseverancia en la presencia de Dios. Se trata de permanecer en contacto con el Señor y en oración y diálogo constante.

Toda nuestra vida es una relación con el Señor. Incluso en los momentos más inconscientes de nuestro obrar. Es verdad que debemos esmerarnos en estar en vigilia perseverando en la escucha atenta a su Palabra. En este sentido las reflexiones puntuales en esos espacios de serenidad y descanso nos pueden ayudar mucho a sostener ese diálogo y esa perseverancia en permanecer abiertos a su Gracia.

Dejarnos conducir por el soplo del Espíritu, que nos dirige y cultiva la tierra de nuestro corazón, nos da esa posiblidad de cosechar y ofrecer buenos y hermosos frutos. Pidamos permanecer en esa actitud de buscar espacios como María para atender a la escucha de la Palabra y a la contemplación del Señor y a ofrecernos en dar y compartir todo lo que de nuestra parte podemos y hemos recibido. Amén.

lunes, 23 de julio de 2018

INJERTADOS EN JESÚS PARA DAR FRUTOS

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Igual que la madre da la vida a su hijo en su seno alimentándolo con su sangre, de la misma forma, nosotros, hombre y mujeres, no podremos dar frutos sin permanecer injertados en el Señor. Él es nuestro alimento y nuestra vida.

Pidamos que nunca quedemos alejados de Él y que permanezcamos injertados en el Señor como lo está, para tener vida, el niño en el seno unido a su madre.

Himno

Dichosas sois vosotras que guardasteis
con amor maternal en vuestro seno
la palabra del Hijo que engendrasteis
en la vida de fe y de amor pleno.

Dichosas sois vosotras que en la vida
hicisteis de la fe vuestra entereza,
vuestra gracia en la Gracia fue asumida,
maravilla de Dios y de belleza.

Dichosas sois vosotras que supisteis
ser hijas del amor que Dios os daba,
y así, en la fe, de muchos madres fuisteis,
fecunda plenitud que nunca acaba.

No dejéis de ser madres en la gloria
de los hombres que luchan con anhelo,
ante Dios vuestro amor haga memoria
de los hijos que esperan ir al cielo. Amén.

miércoles, 27 de junio de 2018

ES DE TONTO ESCONDERSE EN LA MENTIRA

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Sabemos que la mentira tiene su momento de luz y queda al descubierto. No se puede vivir engañando porque todo termina y lo falso se descubre. Por lo tanto, de poco sirve aparentar una piedad que luego en la vida no tiene aplicación ni concreción. Es de tonto esconderse en la mentira y en la falsa apariencia.

Los mal intencionadas darán malos frutos porque su cosecha será mala, y los de buena intención darán buenos frutos, porque cosechan con buen corazón y con deseos de dar lo mejor de sí mismo para el bien de los demás. El sol no alumbra para sí mismo, sino para que todos puedan ver y saber por donde caminan. De la misma forma, los árboles dan frutos, no para ellos, sino para alimento de las aves y humanos. Y todo lo regalan con el esfuerzo de su trabajo y por la Gracia de Dios.

De la misma forma, nosotros tenemos que dar buenos frutos de forma gratuita y bien intencionada. Son los frutos de nuestra cosecha particular realizada desde el bien intencionado corazón. Pero, no todo ocurre de esa forma, los hay mal intencionados y que disfrazados de ovejas aparentan dar buenos frutos y luego resultan malos. Son los falsos profetas que descubrimos cuando observamos que sus obras no coinciden con sus palabras. Pueden engañarnos, pero pronto nos damos cuenta.

Pidamos al Señor esa sabiduría y diligencia para detectar con astucia y perspicacia la malicia de aquellos que, siendo lobos, toman la apariencia de ovejas para seducirnos, engañarnos y llevarnos al mal redil donde será el llanto y la perdición. Amén.

lunes, 4 de junio de 2018

UNA VIÑA SEMBRADA EN NUESTRO CORAZÓN

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Todos experimentamos a lo largo de nuestra vida un deseo y unas ansias de dar frutos. Sí, como si nuestro corazón fuese esa viña de cultivo de la que queremos sacar hermosos y buenos frutos. Experimentamos esa necesidad y a medida que vamos creciendo y llegando a la plenitud de nuestras facultades físicas e intelectuales tratamos de cultivar y rendir obteniendo esos ansiados frutos

Igual que los árboles, que dan frutos y los regalan a las aves y a los hombres, también nosotros debemos imitarlos y cosechar nuestra propia viña para regalar al mundo nuestras buenas obras de forma gratuita y para bien y provecho de todos aquellos que las necesitan. Esa es nuestra misión y para lo que nos ha sido alquilada esa viña nuestra. Somos los verdadero administradores de ella y nadie puede suplantarnos en el momento de rendir cuentas.

Pidamos esa sabiduría, esa fortaleza y esa capacidad de permanecer fieles a los dones recibidos y fructificarlos para bien de los demás, porque, llegada nuestra hora, se nos pedirá cuenta de nuestro trabajo y cultivo. Pidamos el don de la generosidad, de la bondad y la caridad, desterrando de nuestros corazones la ambición de poseer y almacenar para satisfacer nuestro egoísmo.

Pidamos ser fieles en la verdad y la justicia y responder al amor recibido por el Señor, que nos ha sido dado para nuestro bien y nuestra verdadera salvación, cual es la Vida Eterna en plenitud. Amén.

viernes, 1 de junio de 2018

¿CÓMO HIGUERA SECA?

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.

Es posible que seamos como higuera seca y que no busquemos a Dios sino cuando no nos queda más remedio. En la enfermedad es muy frecuente entre los cristianos, regamos la planta cuando nos parece y, encima, queremos que dé frutos. No sólo sucede ahora, sino que sucedió también mucho en tiempo de Jesús. Recuerdo el pasaje de los diez leprosos -Lc 17, 11-19- de los cuales sólo uno regresó a dar gracias y, precisamente, fue el extranjero.

¿No nos ocurre lo mismo ahora? Posiblemente, nuestra particular higuera se quede seca y sin frutos porque nuestra fe también está muerta y seca. Porque, para orar necesitamos la fe y la sabiduría de saber que todo lo que pidamos nos será concedido. Todo lo que pidamos en aras de nuestra salvación y para nuestro bien. Supongo que eso, es de sentido común, será bien entendido. Nos ocurre en nuestras propias familias, pues no damos a nuestros familiares nada que entendemos que les pueda perjudicar.

Pidamos al Señor que nos llene de sabiduría y de paciencia. Y de entender la dicha de ser pobre de espíritu. Porque, pobre es aquel que se siente necesitado de Dios y, sus más o menos riquezas, las pospones ante la necesidad y la Voluntad de Dios. Pobre no fue aquel joven rico -Mt 19, 16-30- que hemos visto hace unos días, pues priorizó sus riquezas ante el seguimiento al Señor. No se trata de tener o no tener, sino de experimentar la necesidad del Señor.

Ser rico significa aquel que no experimenta ni siente necesidad de Dios; aquel que cree y piensa que con sus riquezas le basta; aquel que se siente capaz y fuerte para dirigir su propia vida y que no necesita nada de Dios...etc. Por todo eso, yo pido al Señor ser pobre, pobre para no saber andar por la vida sin contar contigo, Señor. Pobre, para estar pendiente de Ti y descansar y poner todos mis afanes en tus Manos. Pobre, para buscarte, escucharte, reflexionar sobre lo que tu Palabra me dice cada día y abandonarme en Manos del Espíritu Santo para que mi pobre corazón no se seque y dé frutos de los cuales otros puedan alimentarse y llegar a Ti. Gracias Señor. Amén.

lunes, 14 de mayo de 2018

LO IMPOSIBLE DE LA MISIÓN

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Hay misiones que siendo difíciles no son imposibles. Y que con esfuerzo y voluntad llegan a ser realidad. Sin embargo, hay una que es imposible lograrla por nosotros mismos. Se trata de esa misión de amar. Amar al hombre, hasta ahí parece posible, pero cuando se habla de incluso al enemigo, la misión se pone imposible. Porque, el hombre, tocado y herido en su naturaleza, no puede amar a aquel que es su enemigo. Les será imposible hacerlo por su propia fuerza.

¿Acaso te ves en la posibilidad de amar a aquel que te hace la vida imposible y busca todo lo que te hace mal y te perjudica? ¿Cómo amar al que intenta fastidiarte y robarte todo lo que estimas y quieres? Imposible para el hombre, pero no para Dios. Su Hijo, nuestro Señor Jesús lo hizo durante su paso por la tierra, y en el momento cumbre de su historia, condenado y clavado en la Cruz por el hombre, elevando su mirada y su oración al Padre, pidió perdón para todos aquellos que, con nuestros pecados, le habíamos condenado.

Si Él lo hizo, tú, en Él y asistido por el Espíritu Santo, también puedes hacerlo. Él no nos manda nada imposible, porque en, por y con Él podemos superar todo. Por eso, ese mandato del amor está dentro de nuestras posibilidades si permanecemos en Él. Ahí está la clave. Él sabe ciertamente quien eres y cómo eres, y así te quiere. Sólo pretende apartar de ti lo que es malo y no da frutos buenos, para que puedas dar esos buenos frutos que están en ti. La misión es, por tanto, posible.

En esa confianza pidamos al Padre en el nombre del Hijo que nos dé paz, sabiduría y fortaleza para que, llenos del Espíritu Santo podamos cultivar en nuestros corazones esos frutos que Él espera de cada uno de sus elegidos. Danos, Señor, esa capacidad de dar todo lo que tu Amor ha sembrado dentro de nosotros. Que no seamos desobedientes a tu Gracia y demos al mundo esos frutos que Tú has sembrado dentro de nuestros corazones. Amén.

sábado, 5 de mayo de 2018

PERSEGUIDOS COMO EL MAESTRO

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Desde el momento que decidimos seguir a Jesús tenemos que ser conscientes también de que seremos perseguidos como Él. No estamos en este mundo para disfrutar de él, sino para servirle y dar frutos, y hacerlo mejor. Ya nos lo decía en el Evangelio del miércoles - Jn 15, 1-8- y nos los advierte hoy, porque esos frutos a los que alude Jesús son frutos de verdadero amor y exigen dolor y sufrimientos.

Debemos ser como el árbol que, muerta la semilla, da frutos, y frutos que regala incondicionalmente para que se beneficien todos, desde los pajarillos y animales hasta las personas. Porque, como Jesús nos somos de este mundo y, por eso, seremos perseguidos como lo fue Él. El mundo no conoce a quien le envió y le odia, y de la misma manera también nos odia a nosotros. Eso significa que la cuesta de nuestra vida será bastante empinada y costosa de subir.

Ante este panorama necesitamos permanecer unidos al Señor para así dar frutos. Frutos de amor, de verdadero amor, porque para soportar las dificultades del camino necesitamos la Gracia del Espíritu Santo. Gracia que debemos pedir y a la que debemos abrirnos, permaneciendo atentos y expectantes a su acción. Porque no podemos amar por nuestra cuenta, pues nuestras capacidades y fuerzas no nos dan para más. Nos será imposible dar frutos de verdadero y auténtico amor.

Necesitamos, pues, la fuerza y los dones del Espíritu Santo, para que nuestro corazón se transforme en un corazón como el del Señor. Así podremos realizar las mismas cosas que Él, tal y como el mismo nos lo ha prometido. Tengamos, pues, fe y pidamos al Espíritu Santo que nos dé sus dones para ser fuerte y rebasar el camino contracorriente hasta llegar, de la Mano de María y nuestro Señor, su Hijo, a la Casa del Padre. Amén.

domingo, 29 de abril de 2018

QUIERO PERMANECER EN TI, SEÑOR, PARA DAR FRUTOS

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Esa es mi intención. A veces nos empeñamos en hacer las cosas nosotros solos y olvidamos que todo depende de la acción del Espíritu Santo. Es verdad que tenemos nuestra propia iniciativa y que también hemos recibido nuestras capacidades y talentos para emplearlos en producir frutos. Pero, aunque nuestro Padre Dios quiere que pongamos toda nuestro capacidad, para eso nos ha creado libres, nos es necesario que la pongamos en sus Manos.

Esa es la misión del Espíritu Santo. Ha venido después de la Ascensión del Señor, para asistirnos, para auxiliarnos y para dirigirnos. Si actuamos por nuestra cuenta, ¿qué pinta Él? ¿Para qué ha venido a nosotros? Y si ha venido es porque realmente le necesitamos. Jesús nos dijo en su Ascensión que convenía que Él se fuera para que viniese el Espíritu Santo, porque será Él quien nos iría iluminando todo aquello que los apóstoles no habían entendido y todo lo que faltaba por revelar y aprender.

Y, hoy, después de más de dos mil años, la Iglesia sigue peregrinando asistida y auxiliada por el Espíritu Santo. Tenemos y necesitamos peregrinar injertados, por la Gracia de nuestro Bautismo, en el Espíritu Santo. Él nos conduce y nos dirige y nos transforma para que nuestros frutos sean frutos cultivados y realizados desde la Voluntad de Dios y para su Gloria.

Por todo ello, pidamos al Espíritu Santo que nos dirija y nos asista poniéndonos nosotros a su disposición. Y ello nos compromete a no dar un paso sin su asistencia, sin ponernos en contacto con El, sin rogarle, en nuestra oración, que nos dé luz y capacidad para discernir con sabiduría y determinación. No es fácil, en este mundo lleno de oscuridad, tentaciones y tempestades, encontrar el camino y la luz para saber qué debemos hacer y como hemos de cultivar. Necesitamos luz, capacidad y sabiduría para discernir según la Voluntad de Dios, y para eso necesitamos la Luz del Espíritu Santo.

Ven Espíritu Santo, llena nuestros corazones de tus fieles y enciende en nosotros la Luz de tu Espíritu, para que en tu presencia podamos transformar el mundo según la Voluntad de Dios. Amén.

martes, 31 de octubre de 2017

SEÑOR, RIÉGAME CON TU GRACIA

Dame la sabiduría, Señor, de saberme una simple y pequeña semilla, que crece despacio y que necesita agua. No cualquier agua, sino el agua que viene de Ti, Señor, que es la que realmente da la vida. Porque, Señor, saberme semilla sembrada por Ti me da esperanza y me ayuda a perseverar y a ser paciente.

Señor, me cuesta crecer y madurar para dar frutos. Posiblemente, los árboles son más fuertes que yo y soportan las inclemencias del tiempo, y dan frutos. Yo me experimento más débil y tentado a dejarme vencer por las tempestades y sequías. No siento mi crecimiento ni veo la posibilidad de dar frutos. Me tienta la desesperanza y no noto que mi tierra pueda ser buen abono para fertilizar la semilla de mi vida. Me canso y agoto, y experimento que no muero para dar frutos.

Los días pasan y todo me parece igual. Mis palabras se escuchan repetidas y empiezan a perder fuerza. No dejes, Señor, que mi vida se interrumpa por la apariencia y el desaliento. Háblame, Señor, y descubre tu presencia en mí para que pueda retomar fuerza y seguir esperándote confiado y esperanzado. Riégame con tu agua de la Gracia y revitaliza en mí tu fuerza y poder para que pueda soportar el tedio y la rutina en la que está aprisionada mi vida.

Sácame, Señor, de la rutina de mi vida y dale sentido. Dame la sabiduría de que, al menos, a pesar de no dar los frutos esperados, hago lo que Tú quieres que haga. A pesar de no dar la medida de mis posibilidades y no poner plenamente los talentos que he recibido. Imprime en mi corazón la fuerza y el poder de dar el cien por cien de los talentos recibidos, pero, también, de aceptar todos mis fracasos, mi pequeñez y mis torpezas.

Descúbreme, Señor, mi fragilidad, mi suficiencia y mis pecados, para que, sabiéndome pobre y pequeño, sepa reconocer que Tú eres mi Padre, mi Creador y Señor, y mi Salvador. En tus Manos, Dios mío, me abandono y a tu Infinita Misericordia me confío. Amén.

viernes, 6 de octubre de 2017

BUENA COSECHA



HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


A veces desesperamos porque nos parece que nuestra cosecha es mala. O, porque simplemente no aparecen ni se ven los frutos por ninguna parte. El desánimo y deseo de abandono hace presencia. Estamos empeñados que somos nosotros los que tenemos que cultivar esa cosecha y sacar esos frutos. Y, lo grave, es que nos equivocamos. 

De nosotros solos depende nuestra disponibilidad. Es decir, nuestra libertad. Ponerla en Manos de Dios es todo lo que tenemos que hacer. Pero, eso que puede parecernos fácil, no lo es. Estar disponibles es muy difícil, hasta el punto que necesitamos la Gracia de Dios para sostenernos en esa actitud. Sin embargo, diríamos que el primer paso en ese sentido tiene que ser nuestro. Dios ha salido primero a nuestro encuentro, pero necesita nuestro sí y disponibilidad. Sin él no puede salvarnos.

Ahora, tomando conciencia de esto, podemos valorar y admirar el gran mérito de nuestra Madre María. Ella abrió su corazón al Espíritu de Dios para que actuara. Se ofreció sin condiciones hasta el punto de declararse su esclava. Es una hermosa referencia para nosotros, sus hijos, que nos ayuda y nos alumbra la actitud a seguir:  "estar disponibles para dejar actuar al Espíritu en nosotros".

Y es eso lo que te pedimos ahora y en este momento, Señor. Mueve nuestros corazones para que seamos capaces de dar ese paso. Mueve nuestras voluntades para que, abriéndonos a Ti, podamos obtener buena cosecha y dar buenos frutos. Ponemos nuestras almas a tu disposición para que sea tu Espíritu quien nos dirija y nos mueva a la conversión.

Danos, Señor, la sabiduría de descubrir tu Palabra y tus obras, y, alumbrados por ellas, vivamos el hermoso reto de nuestra vida. Es decir, corresponder con nuestras vida a dar esa cosecha de buenos frutos que Tú esperas de cada uno de nosotros. Amén.

jueves, 10 de agosto de 2017

¿QUE SIGNIFICA MORIR?

A veces no entendemos la Palabra de Dios, y, por eso nos resulta extraña o contraria a lo que sentimos. Es verdad que morir a nadie le gusta, pero, también es verdad que, si no nos gusta morir es porque queremos vivir. Y de eso se trata. La vida no se consigue como nosotros pensamos, y menos en el mundo. Todo lo que aquí puedas conseguir no te valdrá para nada, porque al final perderás también la vida.

Eso es lo que nos dice la Palabra de Dios en el Evangelio de hoy: «En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará». Es breve, pero muy profunda y muy clara.

Morir significa el esfuerzo constante en olvidarte de ti. Olvidarte de tus éxitos, de tu fama, de tus comodidades, de tus proyectos mundanos, de tu ocio, de tu descanso, de tu vida, para darte en servicio y dedicación a buscar el bien de los demás. ¿Es difícil? Yo diría que imposible. Nuestra naturaleza humana está herida y tentada a buscar todo eso que queremos olvidar y dejar, y se nos hace cuesta arriba. Por eso, solos, olvidate de la batalla. Está perdida.

Necesitamos al Señor, estar a su lado y donde Él está. ¿Dónde está Él, nos preguntamos? Pues en esos que tratamos de servir. Y para eso dejamos nuestro tiempo y todo lo que hemos dicho de dejar antes. Entonces la cosa tiene ya otro sentido y otra esperanza. Y, estando el Señor, nos resultará más fácil y llevadero. Posiblemente, caeremos muchas veces; posiblemente, seremos vencidos por el pecado, pero siempre tendremos la oportunidad de levantarnos y de seguir el camino detrás de Jesús. 

Con Él iremos perfeccionándonos y, por su Gracia, llegaremos a resistirnos y a vencer al pecado. Si, Señor, yo quiero también morir para dar frutos. Esos frutos que Tú esperas de mí.