Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
Mostrando entradas con la etiqueta cosecha. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cosecha. Mostrar todas las entradas

miércoles, 23 de junio de 2021

FERTILIZA SEÑOR, MI COSECHA PARA QUE DÉ BUENOS FRUTOS

 

Soy mal agricultor y por mis debilidades, descuidos y errores que se esconden en mis pecados, mis frutos son siempre de mala calidad. No llegan a alcanzar el suficiente sabor y la aroma que desprende la humildad, la sencillez, la bondad, la misericordia y, sobre todo, la caridad.

 Necesito tu Mano generosa para que la tierra de mi corazón se fertilice con tu Gracia. Así, de esta manera, mis frutos serán hermosos y llevaran esas vitaminas que da tu Gracia.

No quiero engañarte, Señor. Quiero dar buenos frutos, como pienso que les sucede a todos los hombres y mujeres de este mundo, pero que, seducidos por el mundo, demonio y carne, los grandes peligros del alma, abandonan sus tierras para que sean sembradas por el maligno. 

Por eso, Señor, acudo a Ti y, en nombre propio y en el de todos los que como yo buscan responderte con buenos frutos, te pido que fertilices nuestras pobres cosecha con tu Gracia para que se conviertan en buenos frutos.

Danos, Señor, la paciencia y la sabiduría de saber distinguir al buen labrador del mal labrador, para salvar nuestra tierra de las malas hierbas que puedan contaminar nuestros corazones y estropear nuestros frutos. Danos la fortaleza de sostenernos firmes como buen árbol que, injertado en Ti, produzca buenos frutos. Amén.

viernes, 6 de octubre de 2017

BUENA COSECHA



HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


A veces desesperamos porque nos parece que nuestra cosecha es mala. O, porque simplemente no aparecen ni se ven los frutos por ninguna parte. El desánimo y deseo de abandono hace presencia. Estamos empeñados que somos nosotros los que tenemos que cultivar esa cosecha y sacar esos frutos. Y, lo grave, es que nos equivocamos. 

De nosotros solos depende nuestra disponibilidad. Es decir, nuestra libertad. Ponerla en Manos de Dios es todo lo que tenemos que hacer. Pero, eso que puede parecernos fácil, no lo es. Estar disponibles es muy difícil, hasta el punto que necesitamos la Gracia de Dios para sostenernos en esa actitud. Sin embargo, diríamos que el primer paso en ese sentido tiene que ser nuestro. Dios ha salido primero a nuestro encuentro, pero necesita nuestro sí y disponibilidad. Sin él no puede salvarnos.

Ahora, tomando conciencia de esto, podemos valorar y admirar el gran mérito de nuestra Madre María. Ella abrió su corazón al Espíritu de Dios para que actuara. Se ofreció sin condiciones hasta el punto de declararse su esclava. Es una hermosa referencia para nosotros, sus hijos, que nos ayuda y nos alumbra la actitud a seguir:  "estar disponibles para dejar actuar al Espíritu en nosotros".

Y es eso lo que te pedimos ahora y en este momento, Señor. Mueve nuestros corazones para que seamos capaces de dar ese paso. Mueve nuestras voluntades para que, abriéndonos a Ti, podamos obtener buena cosecha y dar buenos frutos. Ponemos nuestras almas a tu disposición para que sea tu Espíritu quien nos dirija y nos mueva a la conversión.

Danos, Señor, la sabiduría de descubrir tu Palabra y tus obras, y, alumbrados por ellas, vivamos el hermoso reto de nuestra vida. Es decir, corresponder con nuestras vida a dar esa cosecha de buenos frutos que Tú esperas de cada uno de nosotros. Amén.

sábado, 10 de septiembre de 2016

CULTIVA MI VIDA, SEÑOR, PARA QUE MIS FRUTOS SEAN BUENOS




Todo labrador espera buena cosecha. Con esa intención cuida su siembra regándola y mimándola con buena tierra y abonos. Espera frutos buenos y vigila para que nada los pueda estropear. Así, Señor, quiero yo que mi vida sea cuidada. La pongo en tus Manos para que seas Tú, mi Señor, mi Labrador, Dueño y Señor de mis pobres y humildes frutos.

Por mi parte, por la autonomía que Tú me has dejado, quiero e intento hacer el esfuerzo de mantener mi tierra limpia de impurezas, de malas hierbas y de parásitos que la puedan contaminar y debilitar su esperada cosecha. Quiero conseguir los mejores frutos para Ti, mi Señor, y me esfuerzo en comprometer mi vida en ese objetivo.

Pero, también, sé que sólo Tú eres el buen Labrador que todo lo que siembras y cuidas da y exiges frutos. Y, por eso, Señor, quiero poner mi propia tierra en tus Manos y Presencia, para que, por tu Gracia, la cosecha sea abundante y dé buenos frutos, los frutos que nacen de tu Misericordia y Amor. 

Gracias, Señor, por tanta espera y tanto Amor, que me animan a seguir ofreciéndote mi pobre y humilde tierra, para que, por tu Gracia, dé una cosecha abundante y buenos frutos. Y sea construida y apoyada en roca firme, que la sostenga y la mantenga en los momentos de tormentas y tiempos duros. Amén.

lunes, 13 de octubre de 2014

ANTICIPÁNDOME A LOS FRUTOS EL ESPÍRITU



Sé Señor que la cosecha, puesta en tus Manos, será buena. Posiblemente puede que a nosotros,  por no decir a todos o casi todos, nos haya sentado de maravilla este encuentro. Quizás hayamos experimentados torrentes de Gracia por las tantas oraciones que la Iglesia ha volcado en tus hijos por los frutos de este encuentro. Y, fortalecidos y esperanzados, emprendemos la tarea digital de evangelizar con nuestras vidas y palabras las calles digitales, valga la redundancia, del mundo de la blogosfera.

Pero también, quizás, a muchos de nosotros no nos parezca tan bien. Alguno puede irse desilusionado o hasta confundido. Esta es tu Iglesia, donde siempre ha habido diferencias, enfrentamientos y revueltas. Nuestra fortaleza se apoya en tu Gracia y Santidad, porque eres Tú, Señor, quien nos mantiene unidos y esperanzados.

Es posible también que algunos se hayan peleados o incluso separados o mantenerse alejados. Los hijos no entendemos a los padres, y Tú, Señor, Padre bueno que nos quiere y nos das todo lo que necesitamos también soportas por tu Divina Misericordia, los rechazos, berrinches y necedades de tus hijos.

Señor, ten piedad de nosotros, y aunque nuestra impresión no sea muy favorable, como la mirada de Marta a María, danos tu Luz para que sepamos descubrir el jugo y el sabor de estos frutos de Gracia que por tu Espíritu has derramado sobre nosotros estos días.


ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

sábado, 15 de febrero de 2014

Al RITMO DE TU ESPÍRITU SEÑOR



Quiero tener paciencia y no desesperar. Es lo primero que hoy te pido Señor: Paciencia, porque sé que te defraudo Señor, pues mi vida y mis actos no están a la altura que a mí me gustaría, ni a la que Tú esperas de mí. Soy un pobre pecador y suplico misericordia Señor.

Dame ese alimento que es tu Cuerpo y tu Sangre para que mi vida se fortalezca y corresponda con tus deseos. Sé que sin Ti y tu Gracia nada puedo hacer. No me envíes lejos a buscar alimento tal y como querían los apóstoles. Déjame junto a Ti y dame de tu Pan Eucarístico para que mi vida sea luz y palabra para los demás.

No permitas que estas pobres palabras se queden simplemente en eso, en palabras, sino que se hagan vida y testimonio que se cristalicen en sal y luz durante mi camino y alumbren a los demás. Haz que mi corazón rezuma abundancia de tu Gracia y sea el agua, el abono y el estiércol que la buena tierra necesita para dar buenos frutos.

Y tú Señor, cuando vengas tal y como has prometido, puedas recoger esa abundante cosecha de buenos frutos para tu Alabanza y Gloria.

miércoles, 30 de enero de 2013

ABONA MI CORAZÓN CON EL ESTIERCO DEL AMOR

 

No dejes que mi corazón esté abonado con riquezas y oro que lo conviertan en un corazón cómodo, instalado, insensible, indiferente y egoísta. Húndelo en tierra húmeda, surcada por los clavos del arado y mezclada con el estiércol de la vida humana, sus miserias y lágrimas, que lo hagan germinar, romper ese hielo de piedra, y transformarse en un corazón de carne para ser comido en la entrega y servicio por los demás.

Necesito, Señor, que Tú seas mi sembrador y la Gracia del Espíritu sea quien me cultive y abone con sus dones y asistencia para dar los frutos que Tu esperas. Frutos de tu amor cultivados por tu Gracia que solo Tu, Dios mío, sabes cultivar. Aportaré mi débil voluntad y mi humilde miseria para que, en tu Mano Omnipotente, puedan ser transformadas en frutos de tu cosecha.

No sé de qué forma abonar mis acciones y darle sentido de esperanza y de verdadero amor. Me pierdo en el arenado de mis esfuerzos y testimonios. No podré nunca llegar a ser buen sembrador y menos labriego de mis propios frutos. Serían malos y no darían buena cosecha. Necesito un buen Labrador que sea capaz de cuidar mi propia tierra y llenarla de buenos frutos. Y eso solo lo puedes hacer Tú, Señor.

Dame, Dios mío, la paciencia de dejarme herir por los surcos de tu arado, y de soportar los clavos que se hunde en la tierra de mi corazón para que, bañada por el agua de tu costado, fructifique en abundante cosecha de buenos y esperanzadores frutos que acreciente tu Reino y llenen de paz la faz de la tierra. Amén.