Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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domingo, 22 de noviembre de 2020

SEÑOR MÍO

 PastoralSJ - orar - Señor mío


Señor mío:

Tú me diste estos ojos;

dime dónde he de volverlos

en esta noche larga,

que ha de durar más que mis ojos.

 

Rey jurado de mi primera fe:

Tú me diste estas manos;

dime qué han de tomar o dejar

en un peregrinaje

sin sentido para mis sentidos,

donde todo me falta y todo me sobra.

 

Dulzura de mi ardua dulzura:

Tú me diste esta voz

en el desierto;

dime cuál es la palabra

digna de remontar el gran silencio.

 

Soplo de mi barro:

Tú me diste estos pies...

Dime por qué hiciste tantos caminos

si Tú solo eres el Camino,

y la Verdad,

y la Vida.
 
 
 Dulce María Loynaz
 

Dulce María Loynaz

sábado, 13 de junio de 2020

PALABRA Y VERDAD

EVANGELIO - SAN MATEO 5,33-37 | Evangelio san mateo, Evangelio
No cabe duda que la palabra viene en decadencia galopante. Al menos, los de mi generación, recordamos cuando la palabra tenía un valor sagrado. Dada la palabra no había más alternativa. Se sabía que esa palabra tenía verdadero cumplimiento y, de una manera coloquial se decía, "esa palabra va a misa". Tender la mano y, como garantía de la palabra dada, estrecharla con el otro, sellaba de manera formal y segura el trato convenido. 

Hoy la decandencia ha sido imparable. Ya no hay confianza en esa palabra que el hombre da e incluso, los contratos tienen hasta cierto punto el riesgo de no ser cumplidos. Hay mucha demagogia y muchas artimañas para deshacer lo que ayer se había acordado y reseñado en un contrato. La ley se utiliza para destruir en lugar de construir, y, donde dice digo se entiende otra cosa. El lenguage se tergiversa y se utiliza en provecho propio de acuerdo con mis intereses. Y eso es lo que, al parecer, prima.

Ante toda esta barbarie, la palabra del creyente que inaugura el Reino de Dios, se erige como verdad sincera, honrada, justa que basta por sí misma. Es una palabra que tiene verdadera correspondencia, desde los labios, por donde se da a conocer, hasta el corazón donde realmente nace. Un sí o un no basta por sí mismo para dar garantía de verdad de la palabra. Porque, la vida de un creyente debe ser testimonio de la verdad y reflejo de lo que vive en su corazón.

Un corazón que sigue el Camino, la Verdad y la Vida con lo que se identifica Jesús y a quien seguimos todos los cristianos para, injertados y fortalecidos en Él, seamos bien reflejo de ese Camino, de esa Verdad y de esa Vida. Y pidamos que nuestra verdad sea siempre iluminada en la única Verdad que, en la hora de nuestro bautismo, mora en nosotros. Amén.

viernes, 8 de mayo de 2020

UNA VIDA SIN ESPERANZA NO ES VIDA

La resurrección
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

Sería muy injusto y muy penoso nacer para, un poco más tarde, en el mejor de los casos, morir. Nacer con conocimiento de ti mismo, con conciencia de que existe y con capacidad para amar para estar destinado a morir es, como poco, absurdo y disparatado. El sentido común y lo lógico es nacer para vivir eternamente. Porque, nuestra razón nos habla de justicia y entiende que el bien merece ser recompensado, y la mayor recompensa es la vida.

Claro, que hacer lo que te venga en ganas abandonándote a tus pasiones y concupiscencia no está bien. Y no lo está porque, en ese intento de satisfascerte, perjudicas a otro. Y eso se llama egoísmo y someter a los más débiles. Estaríamos instituyendo la ley del más fuerte y el sufrimiento de los más débiles y pequeños. Por tanto, está claro que debe haber un camino que sea verdad, justo y gozoso. Y, Jesús, el Hijo de Dios Vivo lo ha dejado claro y en el Evangelio de hoy nos lo dice: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí».

Hemos sido creados para vivir eternamente, y eso es así porque, nos lo dice Jesús, el Hijo de Dios y porque también nosotros lo experimentamos, y desde lo más profundo de nuestro corazón lo deseamos. Por eso, Señor, te damos las gracias y te pedimos que nos sostengas en esa esperanza de alcanzar la Vida Eterna para la que hemos sido creados por tu Mano generosa y misericordiosa. 

Pero, consciente de todos los peligros que nos salen al paso, te pedimos también, Señor, que nos guíes, que nos acompañes y que nos fortalezca en esa lucha diaria contra las tentaciones y peligros que el Maligno nos tiende. Por eso, Señor, queremos seguirte sin desfallecer conscientes de que, sólo Tú eres el Camino la Verdad y la Vida. Amén.

viernes, 3 de mayo de 2019

¿A DÓNDE VAS? ¿SABES Y CONOCES TU CAMINO?

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


Todos debemos de tener una hoja de ruta en nuestra mente y definida en nuestro corazón. No en vano, nuestro Padre Dios nos ha dejado bien gravado en nuestro corazón la huella de nuestro destino y la ruta de nuestro camino - Jr, 31, 31-33 -. Y, para evitar equívocos y confusión, ha enviado a su Hijo para señalarnos el camino claramente. Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y conviene tenerlo muy claro para evitar perdernos en las aguas pantanosas de este mundo; en las trampas seductoras activadas por el demonio y las apetencias naturales nacidas del pecado dentro de nosotros mismos.

Sólo en Él podemos ir sorteando todos esos obstáculos que nos llevan al pecado y a emborrarnos su verdadero rostro. Sólo en Él podemos tener claro el Camino a seguir con la esperanza de estar siempre franqueados por la Verdad y sostenernos en la esperanza de la Vida. Y es que cuando se tiene el norte claro encontramos la fortaleza necesaria para superar y vencer todos los obstáculos que se nos van presentando.

No perdamos nunca la meta de nuestro camino. Es el Señor quien nos alumbra y nos guía y quien sostiene nuestros pasos. Unidos a Él y con la mirada fija en Él iremos construyendo la vivencia de nuestra vida en y desde Él. Pero, eso nos exigirá renuncias, sacrificios y lucha en cada momento de nuestra existencia. Nunca será fácil, porque será una lucha sin cuartel y en la que nosotros tenemos mucho que decir y poner. 

Porque, si es verdad que todo nos viene del Señor y todo es por su Gracia, Él ha querido que nosotros colaboremos y nos ha creado libres para poder decidir. Y esa decisión está en nuestras manos. Podemos abrirnos o cerrarnos a su Gracia y, en esa medida, podemos vencer o ser vencidos. Porque, mundo - demonio y carne nos pueden y, enfrentados por nuestra cuenta, siempre seremos vencidos.

Te necesitamos Señor, y dejarnos llevar y dirigir por el Espíritu Santo, para que con su auxilio, su fortaleza y su asistencia levantar una muralla ante el mal e impedir que nos alejen de Ti. Danos, Señor, esa sabiduría para saber siempre discernir y optar por seguir tus pasos, pues sólo Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

domingo, 3 de marzo de 2019

DAME, SEÑOR, LA SABIDURÍA PARA VER MIS PECADOS

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Suele ocurrirnos que vemos con mayor facilidad los pecados de los otros que los propios nuestros. Y nos confesamos pecadores, pero siempre tenemos más presente y claros los pecados de los demás. E incluso nos atrevemos a corregirlos, o, todavía peor, a criticarlos. Por eso, más que hablar de los pecados de los demás mejor es hablar de los nuestros y pedirle al Señor que nos dé la sabiduría de saber descubrirlos y de esforzarnos en corregirlos.

Está claro que debemos empezar por nosotros mismos. No podremos tratar de corregir a otros cuando somos nosotros los que realmente debemos corregirnos. Debemos empezar por nosotros y, en la medida que podamos irnos corrigiendo, podemos encontrar la manera de ayudar a otros comprendiéndolos y ayudándoles con nuestra propia  experiencia. Porque, asociados a otros ciegos no tendremos otra salida sino la de encaminarnos al precipicio.

Porque, sólo uno puede ayudarnos, el Señor, y en Él podemos encontrar la forma de alumbrar a los demás, pues sólo Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Siguiéndole podemos llevar su Luz a la vista de los demás, para que entiendan y vean sus propias faltas y puedan enmendarse. Por eso, pedimos la sabiduría para ver nuestros propios pecados y, desde ahí, asistidos por la Gracia del Espíritu Santo, poder también aportar en Él algo de luz para otros.

Danos, Señor, la luz de poder dar buenos frutos y de saber encontrar el camino para sembrar esa buena semilla que pueda dar buenos  frutos también en los demás. Danos, Señor, la luz para encontrarte y para entender y saber que Tú eres nuestro único y verdadero guía, pues de Ti viene todo bien. Ayúdanos a superar todos los obstáculos y tentaciones que nos salen al paso en este mundo y a darnos cuenta que esta vida es un camino y una prueba para, superada, llegar a Ti. Amén.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

¿BUSCAMOS NOSOTROS AL SEÑOR?

Es posible que busquemos al Señor, pero, ¿cuáles son nuestras intenciones? Porque, puede ser que lo busquemos por algún problema que tengamos, y que elevemos nuestra mirada al Cielo cuando la enfermedad nos ataca, o cuando las dificultades nos amenazan seriamente. Entonces nos acordamos de Él. Pero solucionado estos problemas, todo queda olvidado y volvemos a nuestra rutina diaria.

La actitud de búsqueda comporta la medida de nuestra fe. Porque, seguir al Señor es para caminar detrás de Él, escuchándole, atendiéndole y esforzándonos en responderle a cada momento. Es una actitud de seguimiento abierto y sin condiciones, aunque nos cueste cumplirlas y le fallemos en cada momento. Sin embargo, nos reafirmamos en seguir y mejorar con su Gracia.

No se trata de buscarle cuando nos interesa, sino descubrir que Él es el único Camino; la única Verdad y la única Vida Eterna. Él siempre nos interesa, porque Él es nuestra esperanza de salvación. Verdad es que seguirle no va a ser fácil, porque implica muchos sufrimientos y peligros; implica muchos riesgos y amenazas y nos complica fuertemente la vida. Seguirle conlleva renuncias, olvido de ti mismo, entrega y despojos de todas tus apetencias. Es tremendamente difícil. Diría imposible para cada uno de nosotros.

Sin embargo, muchos lo han conseguido. Son los santos que ya gozan de su presencia en el Cielo. Por lo tanto, ellos nos descubren y nos dejan en evidencia si nosotros no pensamos que también, con y en el Espíritu Santo podemos lograrlo. Para eso ha venido en nuestro Bautismo el Espíritu Santo, para acompañarnos a esa tarea de ser santos. Es lo que el Señor quiere y nos pide, pero no nos deja solos y nos da todo lo que necesitamos.

Simplemente, así de sencillo, aunque sea fuerte y duro, necesita tu y mi colaboración. Nuestro esfuerzo confiado y esperanzado de que en Él podemos y estamos llamados a ser santos. Pidámoslo con confianza y esperanza, confiados en su Misericordia y Amor. Amén.

sábado, 9 de julio de 2016

DAME, SEÑOR, LA SABIDURÍA DE QUE MI VIDA ESTÉ LLENA DE TU VERDAD




A veces, o casi siempre, me descubro y experimento defendiendo mi verdad, creyéndola la Verdad. Y caigo en el error de creerme en posesión de ella. No es el discípulo superior al maestro y, posiblemente, en muchos momentos me traiciona mi propia vanidad y prepotencia.

Dame, Señor, la humildad de experimentarme pobre, necio y necesitado de tu Gracia y de tu Verdad. Porque sólo Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Llena mi vida de tu Verdad, Señor, y haz que toda esta transcurra por el camino de tu Palabra y tu Voluntad. Pon en mi corazón el deseo y la intención de vivir poniéndote a Ti en el primer lugar de mi vida, y que seas Tú quien dirijas y guíes mis pasos como primeros objetivos a vivir tu Palabra y cumplir tu Voluntad.

Fortalece mi voluntad y lléname de tu sabiduría, para elegir siempre tu Verdad entre tantas verdades con minúsculas que falsean la única y verdadera Verdad que eres Tú. Dame el valor de no callarme ante la mentira, y la sabiduría de discernir bien done está la verdadera verdad a la que aspira encontrar el hombre. Y de tener siempre el valor de confesarla y transmitirla, así como ser testigo y vivirla.  

Pero, sobre todo, dame la sabiduría de saber poner, por encima de todo, el tesoro de tu Palabra y tu Vida, y de moverme en torno a ellas tratando y esforzándome en imitarlas y vivirlas. Que tu Palabra, Señor, sea lámpara para que mis pasos siempre encuentren la luz necesaria que le alumbre el único y verdadero camino que conduce hacia la Verdad. Amén

sábado, 28 de mayo de 2016

DAME VALOR, SEÑOR, PARA DECIR SIEMPRE LA VERDAD



No es fácil mantenerse en la verdad siempre. Hay momentos que dudamos de si conviene o no conviene. Sobre todo cuando, decirla o no le afecta a nuestra comodidad; a nuestra economía; a nuestros sentimientos y pasiones; a nuestros gustos e intereses y a nuestra vida. Son esos momentos donde necesitamos valor y fuerza, pero, sobre todo, por la Gracia de Dios y la acción del Espíritu Santo, confesar y decir siempre la verdad.

Nuestra ceguera, contagiada por el mundo, nos invita a la apariencia, y de la apariencia a la mentira va sólo un paso. Muy poco, y lo de menos son nuestros pasos y nuestros zapatos, como decíamos ayer, sino nuestras huellas de verdad y de amor. Eso es lo que cuenta en nuestra historia, y es de eso de lo que se hablará, del olor de amor que han dejado tus huellas al pasar, tu vida, por la vida de los demás.

Diría que, en la medida que iniciamos la apariencia, estamos ya también iniciando la mentira. Porque esconder la verdad es mentir. Es verdad que en algunos momentos conviene disimular, pero eso nunca supone esconderla. Al contrario, supone dejarla en manos providentes de que otros la descubran. 

Lo verdaderamente importante es la intención. Nunca tapar la Verdad con mi verdad, porque la mía está contaminada y ciega, y necesitada de buscar luz que la alumbre y la clarifique. Por eso, Padre, necesitamos pedirte que nos ilumines y nos alumbre el camino, para encontrar siempre la verdad de nuestra vida en la única Verdad de la Vida que eres Tú, Padre.

Porque sólo Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

martes, 3 de mayo de 2016

TÚ, SEÑOR, ERES MI CAMINO, MI VERDAD Y MI VIDA



No podemos empecinarnos en llegar a Dios directamente y por nuestros medios. Jesús, el Hijo, ha sido enviado para señalarnos y acompañarnos en el Camino. Él, precisamente es el Camino, la Verdad y la Vida, y en Él encontraremos al Padre, porque Él y el Padre son uno.

Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. 

No se puede hablar más claro. Gracias, Señor, por darnos esta nueva oportunidad de conocerte y de, en tu Palabra, encontrar el Camino, la Verdad y la Vida para, por Ti, llegar al Padre. Gracias, Señor, por depositar en nosotros toda tu confianza y darnos poder para hacer tus mismas o más obras.

En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.

Creer en Jesús es creer en su Palabra. Y su Palabra nos hace hoy temblar, porque nos da poder para hacer obras aún mayores. Por eso te pedimos, Señor, que aumentes nuestra fe hasta el punto de confiar plenamente en tu Palabra y en el poder que, para Gloria del Padre, Tú depositas en nuestras manos. Amén.

viernes, 22 de abril de 2016

CREEMOS Y ESPERAMO EN TI, SEÑOR

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS



Señor, a pesar de nuestras deficiencias, debilidades, errores, vicios y pecados, nuestras esperanzas están puestas en Ti. Porque sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna y en Ti ponemos todas nuestras esperanzas. Tú nos dices que has ido a prepararnos un lugar, porque en la Casa de tu Padre hay muchas mansiones. Y que volverás para llevarnos contigo a ese lugar y, junto a Ti, viviremos para siempre.

No se puede pedir más, Señor. ¡Qué alegría! A veces pienso, a pesar del temor y la incertidumbre, que será maravilloso el momento y la hora de la muerte, porque es el instante de nuestro encuentro contigo y la hora de ocupar esa hermosa mansión que nos tienes preparado junto a Ti. ¡¡No puede haber momento más hermosos!!

Que diferencia de ver la vida. Eso ya es un gozo y una esperanza. Mientras los que no creen en Ti sienten desesperación y miedo a la hora de su muerte y viven en la desesperanza, nosotros amamos, aunque no nos demos cuenta, el momento de la partida para reunirnos contigo. Desde esa esperanza entiendo ahora los versos de Santa Teresa: "Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero".

Sosténnos, Señor, siempre en el verdadero y único Camino que Tú nos señalas con tu Vida y tu Verdad, porque has venido para eso, para salvarnos e indicarnos con tu Persona y tu Vida el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

sábado, 9 de enero de 2016

GRACIAS, SEÑOR, POR SER TÚ EL GUÍA QUE ORIENTAS LA BARCA DE MI VIDA




Tú, Señor, me indicas el Camino, porque, Tú, lo eres. Y me das también una barca con la que navegar, mi vida, por los lugares inhóspitos de este mundo lleno de riesgos y peligros. Pero, además, permaneces atento. No te alejas, ni te olvidas, ni desapareces. Todo lo contrario, apareces cuando el viento de mi vida se enfurece y la tempestad toma fuerza y amenaza con hundir el mundo de mi barca. Gracias, Señor, por tu presencia y tu Amor Salvífico.

¡Dios mío, aumenta mi fe y mi amor! Dame las fuerzas para servir y confiar en Ti, y también en los hombres. Porque los necesito para, amándolos, demostrarte mi amor a Ti. Y porque también son tus hijos, por los que has entregado la Vida de tu Hijo. Y, si tus hijos, también mis hermanos, y, por lo tanto, hijos de un mismo Padre Dios que nos ama y quiere que todos nos amemos como Él nos ha enseñado y nos enseña cada día con su Palabra.

Sostén mi fe, Señor, e infunde en mí y en todos tus hijos, la perseverancia de permanecer fieles a tu Palabra y a la constante oración de cada día. Danos la humildad de sentirnos siempre pequeños, pobres y necesitados de tu Amor y Misericordia. Y de confiar, a pesar de no entender muchas cosas, en tu Palabra y tus mandatos. Porque somos limitados, y sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna.

Gracias, Señor, por ser el guía que orienta la barca de mi vida, y, alumbrado y protegido por tu orientación, llegar a puerto seguro, donde reina la justicia, la verdad y la paz, y el amor fraternal entre todos los hombres. Gracias Señor, porque Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, y en Ti descansan todas nuestras ansías y deseos de felicidad que serán colmadas en tu presencia. Amén.