Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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sábado, 18 de septiembre de 2021

HERIR AL INFINITO DE BENJAMÍN GONZÁLEZ BUELTA, SJ

 

 

No crece la vida de Dios

desde la muerte humana,

sino la plenitud humana

desde la muerte de Dios.

 

No realza la fortaleza de Dios

la debilidad nuestra,

la debilidad de Dios

construye nuestra fortaleza.

 

Porque sólo los ídolos

se alimentan de la sangre ajena,

pero Dios derrama la suya

para salvar la nuestra.

 

El cauce frío del hierro

que desgarra la carne,

orada con el mismo golpe

el corazón encarnado de Dios .

 

Y donde un golpe nos hiere

acude incesante el agua viva,

pues sólo puede manar Amor

por el boquete abierto al Infinito.

jueves, 3 de diciembre de 2020

CON Y POR LA FUERZA DE TU GRACIA


¿A dónde voy yo solo, Señor? ¿Soy un pecador y mi debilidad se pone de manifiesto en cada momento e instante de mi vida. Sé, Señor, que Tú no buscas mis virtudes y capacidades - regalos de tu Gracia - sino que me pides mis pecados para lavarlos en tu Amor Misericordioso y levantarme, fortalecerme y guiarme a dar testimonio de tu Poder de sanación corporal y espiritual.

Porque, no solo calmas nuestra sed física, sino, también psíquica, anímica y la llenas de esperanza. Tú, Señor, eres la Roca que nos sostiene y nos das la fortaleza para mantenernos a flote ante la adversidad y las tempestades que el camino de la vida nos presenta. Y en Ti, Señor, ponemos todas nuestras esperanzas para sostenernos a flote y no sucumbir a las corrientes perversas y malignas que nos amenazan y tientan para arrastrarnos al mal y al pecado.

Danos, Señor, la Gracia de asirnos a tu Mano y de no despegarnos de ella. Sabemos de nuestras debilidades y del poder del pecado que nos amenaza y, de estar mal edificada y vacilante nuestra fe, quedar a merced del poder del demonio y alejarnos de tu Amor misericordioso. Amén.

jueves, 24 de octubre de 2019

ENCIENDE MI CORAZÓN, SEÑOR

Resultado de imagen de Lc 12,49-53
Experimento en mi corazón, Señor, que el fuego está débil y, quizás, casi apagado. Experimento que mis fuerzas se debilitan y hay días que me siento muy atrapado por las seducciones con las que el mundo intenta tentarme. Afortunadamente, las conozco y muchas hasta las he experimentado y eso me ayuda a no volver a intentarlo, pues, detrás de ese gozo o satisfacción aparente se esconde el vacío, la insatisfacción y la tristeza. Te pido, Señor, que me sigas dando la fortaleza, la sabiduría y la voluntad para sostenerme firme y poder rechazarlas.

En un mundo, Señor, que vive de espalda a tu Palabra y que no se para a escuchar tu Mensaje, la Buena Noticia que anuncia el gozo y la felicidad de Vida Eterna, mi corazón se siente como llama en ceniza que agoniza y está a punto de ser sofocado y apagado. El ruido, las luces que encandilan y el agua del pecado, de la mentira, de la injusticia y del desamor terminan por secar la débil llama que trata de avivarse dentro de mi pobre corazón.

En estas circunstancias, Señor, mi corazón atrapado por las tentaciones y seducciones  que el mundo me presenta y ofrece se encuentra frío y sin apenas esperanzas de avivar el calor. ¿Cómo calentarlo, Señor y prenderlo de fuego ? Necesito, Señor, tu Fuego y que mi pobre corazón quede en llamas contagiado de tu Fuego, Señor. Y es esta la petición del día de hoy, Señor.

Padre mío, atreviéndome a pedir, siguiendo tu invitación y confiado en tu Palabra, quiero hoy insistir en que prendas de tu Fuego mi pobre corazón. Yo, Señor, creo en tu Palabra y que me escuchas y que me das lo que te pido. Tú me lo has prometido. Con todas las fuerzas de que soy capaz trato de creer en Ti. Ahora, Señor, lo que no sé es cuándo y cómo lo harás, ni tampoco sé qué me darás, porque, nadie mejor que Tú sabe lo que me conviene y me hace falta.

Por eso, Señor, a mi toca confiar y esperar, y saber, confiado y con verdadera esperanza que Tú me responderás dándome lo mejor y lo que más me conviene. Sobre todo en relación a mi salvación. Gracias, Señor, de antemano, y confiado a tu Palabra y lleno de esperanza, sigo tus pasos y tu camino. Amén.

lunes, 11 de marzo de 2019

CUENTAME, SEÑOR, ENTRE LOS TUYOS

Resultado de imagen de Mt 25,31-46
Me siento débil y sin fuerzas para descubrirte en cada hombre que sufre y necesita ayuda. Me siento sin fuerzas para saber donde tengo que vaciarme y donde tengo que darme. Posiblemente, con todos, sean buenos o malos; lo necesiten o aparente necesitarlo; sean necesitados en verdad o mientan para aprovecharse. Tú, Señor, estás en todos y todos son tus hijos, buenos y malos, y como hijos necesitan tu ayuda, que Tú has querido poner en mis manos.

Dame, Señor, la sabiduría y la voluntad de saber darme y entregarme a la tarea de vivir para los demás. Cada día experimento que me busco a mí mismo y que programo el día pensando en mí. Me descubro esclavizado y apegados a muchas cosas de este mundo. Y, quizás, no cosas materiales, pero sí cosas que buscan mi satisfacción y mi propio egoísmo. Y cuando me doy cuenta me descubro débil y sin voluntad.

Necesito, Señor, tu ayuda, tu fortaleza, tu corazón. Yo soy muy débil y con el diablo al lado no tengo nada que hacer. Mis apegos, apetencias y todo lo que mi naturaleza humana tiene de pecado me superan y me vencen. ¿A dónde voy sin Ti, Señor? En tus fuerzas y tu misericordia descansa mi confianza y mi esperanza. Dame esa gracia y esa capacidad de saber renunciar a mis caprichos, a mis comodidades, a mis perezas y holgazanería y poder servirte con todo mi corazón, mi fuerza y energía.

Me experimento pobre y necesitado de tu ayuda, Señor. Sé que soy débil y te defraudo a cada instante. Dame la firmeza, la paciencia, la perseverancia y la voluntad de sostenerme firme en tu Palabra e irme desprendiendo de todas mis esclavitudes y debilidades para, fortalecido en tu Espíritu poder servirte sirviendo a los hermanos donde Tú te haces presente. Amén.

martes, 26 de junio de 2018

EXPERIMENTARSE DÉBIL

Resultado de imagen de Mt 7,6.12-14
Creo que el principal error, y muy grave, del hombre es no experimentar sus propias debilidades. Creo que la fortaleza es la caja de la soberbia y también de la ignorancia. Aquel que se siente fuerte y poderoso, e incluso que llega a creer que se basta a sí mismo, cae en el grave pecado de la soberbia y la suficiencia. Y se le hará muy difícil encontrar el camino de la humildad que necesita para reconocer su pequeñez y debilidad.

Y sin ese reconocimiento no se puede encontrar a Dios, y menos la puerta estrecha que se presenta dura, cargada de pobreza, de molestias, compromisos, retos, luchas, sufrimientos, contradicciones, desesperos, impaciencia, dolores, incomprensiones y un largo rosario de situaciones difíciles de soportar y entender. Una simple mirada a María, nuestra Madre, para comprender lo difícil del camino estrecho hasta la Cruz.

Con ese panorama a la vista poco apetece seguir a Jesucristo y entrar por esa puerta estrecha que Él nos señala, ¿no estás de acuerdo? Pues, ten en cuenta que eso es lo normal, lo que realmente debes sentir, pero no lo que debes hacer. Para eso tenemos la voluntad y, sobre todo, la fuerza del Espíritu Santo, para vencernos y hacer, no lo que nos apetece, sino lo que nos mejora y nos ayuda a crecer en virtudes y amor. Porque eso es precisamente querernos..

Pidamos con confianza y fe hacer, no lo que deseamos, sino lo que realmente debemos hacer, que es lo bueno, lo que ayuda al otro a ser mejor persona, a quererse y querer, a vivir en la generosidad y la verdad y dar gratuitamente todo lo bueno que tiene y puede. Eso es lo importante y esa es la puerta estrecha que nos abre el Camino hacia la Verdad y la Vida. Amén.

martes, 14 de marzo de 2017

LA DEBILIDAD DE NUESTRA NATURALEZA

Somos débiles y propensos a las apariencias. Nos experimentamos inclinados a aparentar. Escondemos nuestras debilidades delante de los demás, y eso nos trae graves consecuencias. Muchas rupturas entre matrimonios son consecuencia de las apariencias, que, luego, en la convivencia, no se pueden esconder y salen a la luz. Mostrarse tal como se es es la mejor carta de presentación. Al menos no tiene engaños ni tampoco sorpresas futuras. Se sabe con quien se va.

En la vida de la Iglesia ocurre lo mismo. Ya ocurrió en la cátedra de Moisés, donde se sentaron escribas y fariseos y gustaron de aparentar y falsear su fe y santidad. Y ocurre ahora también. Muchos se esconden en sus propias apariencias para figurar y parecer lo que no son. Todo lo que hacen está recubierto de segundas intenciones que persiguen sus propios intereses y satisfacer sus egoísmos.

Tampoco nosotros estamos excluidos. Nuestra naturaleza es débil y propensa a caer en esas tentaciones. Necesitamos el camino cuaresmal para advertirnos de estos pecados y para prepararnos y no caer en estas tentaciones. Necesitamos prepararnos y revestirnos de la Gracia del Espíritu para sortear todas estas ofertas y tentaciones que nos amenazan.

Por eso, te pedimos, Señor, que nos des la sabiduría de ser auténticos y no aparentar. Mostrarnos tal y como somos y reflejar nuestra humanidad débil pero deseosa de mejorar y crecer asistido por la fuerza del Espíritu Santo. Queremos caminar y convertirnos a vivir una vida tal y como Tú, Señor, nos la presenta y señalas. Una vida escondida en la humildad, el servicio y el amor. Una vida donde, despojado de todo título, honores y alabanza, seamos humillados para en Ti, Señor, alcanzar el honor de ser enzalzado.

Y en esa actitud y esfuerzo nos abandonamos en tus Manos, Señor, para abrirnos a la acción del Espíritu Santo, que nos guia y nos dirige por las caminos de este mundo tentador y lleno de peligros. Danos, Señor, un corazón humilde y servicial. Amén.

lunes, 29 de agosto de 2016

NO ES FÁCIL



Una cosa es prometerlo y estar dispuesto también a hacerlo, pero otra muy distinta es la realidad que nos envuelve y nos toca vivir. Dar la vida es duro y difícil. No podemos engañarnos ni engañar. Sin embargo, los cristianos comprometidos y consecuente con nuestro Bautismo, pensamos que a la hora de la verdad el Espíritu de Dios nos conforta, nos fortalece y nos da el valor que necesitamos para enfrentarnos con la hora de nuestra muerte. Sea de forma natural o martirizada como la de Juan Bautista.

Porque no se puede entender de otra forma. La Gracia de Dios hace el milagro de hacernos fuertes ante la adversidad. Ya lo experimentaba Pablo cuando decía que en la debilidad se sentía fuerte (2ª Corintios 12, 10) y también muchos otros que han seguido a Jesús. Porque seguir a Jesús es complicarse la vida e ir contra corriente, pero vale la pena, pues no se entendería la vida de todos esos hermanos en la fe que han dado su vida y los que la están dando en este preciso momento.

Y es que el gozo de amar no tiene precio, aun pagándolo con la vida. Porque hemos sido creados para amar y esa es nuestra finalidad. Vivir sin amar es no vivir. Vivir sin amar es perder la vida y desperdiciarla. Vivir sin amar es no experimentar el verdadero amor que se esconde en dar la vida por otro. Esa es la experiencia que nos ha dejado Jesús, porque Él nos amó hasta ese extremo.

Y el mundo trata de engañarnos. El Maligno se encarga de eso ofreciéndonos un mundo lleno de ofertas tentadoras que colman nuestras pasiones y apetencias. Jesús también fue tentado en el desierto (Mt 4, 1-11) y nos enseña el camino para soportarlas. Indudablemente, no hay otro camino sino el que señala Jesús, porque Él es el único y verdadero Camino, Verdad y Vida.

Hoy, Señor, queremos pedirte desde este rincón la Gracia de caminar junto a Ti y no separarnos nunca. Porque contigo seremos mayoría aplastante y el Maligno y su mundo nada podrán hacernos. Amén.

miércoles, 27 de enero de 2016

MI DEBILIDAD SE PONE DE MANIFIESTO




Cuanto más me acerco a Ti, Señor, mas manifiesta queda mi debilidad. Te doy gracias por ese sentimiento de impotencia y de pobreza. Experimento que, sin Ti, nada puedo alcanzar, ni siquiera proponerme. Entiendo, ahora, las palabras de Pablo, cuando dijo que en la debilidad era fuerte, porque eres Tú, Señor, quien nos haces fuerte valiéndote, precisamente de nuestra debilidad.

Porque en los débiles, Señor, Tú manifiesta tu Grandeza y tu Poder. Por eso, sintiéndome débil me alegro y me complazco en tu Gracia y Misericordia. Y te doy gracias, Señor, por experimentarme pobre y humilde, y por descubrirme indigno de tu Amor y Misericordia.

Te doy gracias, Señor, por, a pesar de mis pecados y fracasos e impotencias y debilidades, experimentar esperanza y paz; por experimentar serenidad y paciencia confiado en tu Misericordia. Te doy gracias, Señor, por, a pesar de mis pobres frutos, incomestibles y contaminados, Tú, por tu Gracia y Amor, los convierte en frutos buenos y comestibles, capaces de servir para dar vida en Ti a otros.

Gracias Señor por tus cuidados, por tu siembra y por labrar la pobre tierra de mi corazón endurecido y calloso por tantos fracasos y pecados. Gracias por hacerme sentir el perdón de tu Misericordia, y por darme la sabiduría de confiar y esperar en Ti.

Te pido, Señor, que no dejes de encender mi misero corazón, y de mantenerlo esperanzado, activo y motivado para seguir tus pasos sin desvanecimiento y sostenerme en tu presencia, a pesar de mis malos frutos. En Ti, Señor, pongo todas mis esperanzas. amén.

sábado, 2 de enero de 2016

POSIBLEMENTE ENTENDEMOS, PERO NOS CUESTA DOBLEGARNOS



Posiblemente entendemos y creemos en la Palabra, pero nos cuesta doblegar nuestro cuerpo y pasiones. En ese sentido descubrimos que somos esclavos, muy esclavos de nosotros mismos. Pensamos que somos dueños de hacer lo que nos venga en ganas, pero la más mínima reflexión nos descubre nuestra esclavitud. Realmente estamos sometidos a nuestros cuerpos y pasiones.

Nuestra esclavitud se pone de manifiesto en nuestra debilidad para vencernos. Puede más que nosotros esa dependencia del café, del tabaco, del alcohol, del sexo, del dinero...etc. De muchas cosas. Y todo eso nos dificultad y nubla nuestros ojos impidiéndonos ver la Verdad, la Vida y el Camino. Impidiéndonos ver al Señor.

Por eso nos cuesta mucho oír la voz del Juan Bautista, y también la Palabra que nos propone el Señor. Somos débiles y necesitamos su Gracia y su Fuerza. Y eso debe, en lugar de desalentarnos, ayudarnos a acercarnos a Él. Seguirle y dejarnos empapar por su Gracia y de su Amor.

Por eso, Señor, conscientes de esos obstáculos, te pedimos la Gracia necesaria para superarlos y liberarnos de ellos. Sabemos que solos no, pero contigo sí. Y sabemos que Tú has venido para eso, para indicarnos el camino y acompañarnos a recorrerlo con tu Fortaleza y tu Misericordia. Nos lo has explicado por pasiva y por activa, y nos lo has demostrado entregando tu Vida por cada uno de nosotros.

Danos, Señor, la sabiduría, la fortaleza y la paz de saber encontrarte, descubrirte y seguirte. A pesar de los obstáculo y dificultades, que nos probaran nuestra fe en Ti. Danos la perseverancia y constancia de no desfallecer y de permanecer firmes a tu Palabra. Contigo, Señor, sabemos que lo podemos lograr. Amén.

lunes, 18 de agosto de 2014

LOS APEGOS DEBILITAN MI VOLUNTAD



Se levanta un muro enorme delante de mí que me impide saltar al otro lado, donde todas las cosas son buenas, queridas y para el bien del hombre. Y lo más sorprendente es que yo quiero saltar, porque intuyo que lo bueno es lo nos hace felices y gozosos. Y me da esa vida eterna que tanto anhela mi corazón.

Al otro lado del muro está lo bueno, pero las riquezas, los apegos, la comodidad, el poder, la pereza y el egoísmo de servirme y no servir, pesan sobre mí y me impiden despegar y aligerar mis pasos para tomar carrera y poder dar el salto que me permita pasar de lo malo y tomar lo bueno.

Experimento que mi corazón se siente apegado y, lo peor, autoengañado por el poder de lo aparentemente bueno, porque los bienes, el poder y las riquezas no son portadores de felicidad sino todo lo contrario. Presentan la apariencia de lo cómodo, bueno, fácil, alegre, gozoso, feliz... pero detrás esconde el vacío, lo efímero y la insatisfacción de lo hueco y el sin sentido.

Y sometido por estas cosas me resisto a seguirte Señor, y como el joven rico discierno en la duda de regresar al camino del mal, sin saberlo, y dejar el camino de lo bueno simplemente en practicas, rutina y cumplimientos, sin nada de amor, condimento imprescindible y absolutamente necesario.

Por eso, Señor, te pido tu Gracia, no para satisfacer mi egoísmo, sino para fortalecer mi voluntad y levantar mi mirada hacia Ti y enfrentarme a mis apegos y esclavitudes mundanas. Dame Señor la sabiduría de no agachar mi mirada, sino sosteniéndola levantada pueda mantenerla  seguir tus pasos.

lunes, 14 de julio de 2014

LA ELECCIÓN ESTÁ HECHA, PERO EXPERIMENTO DEBILIDAD PARA SEGUIRTE



Esa es la verdadera razón, mi humanidad caída y débil. Porque, sí, Señor, he decidido seguirte hace ya mucho tiempo. Desde mi juventud, quizás con cierta indecisión, me planteé seguirte. Y lo he hecho a trancas y barracas. Unas veces más cerca y otras más lejos, pero siempre con la inquietud de responder a tu llamada y a tus indicaciones.

Sin embargo, experimento fracaso, y suplico perdón y misericordia. Es verdad que mi decisión ahora, ya de mayor, es más firme y decidida, pero sigo experimentando debilidad y tentaciones con las que libro cada día unas enormes batallas. Sé que la guerra está ganada si me mantengo unido a tu Espíritu, pero, por la libertad que me has regalado, don precioso, el esfuerzo de cada día se me hace difícil y duro. Por eso te lo pido a diario en el Padre nuestro: "dame el pan de cada día..."

Y sé con seguridad que ésta es la tónica de mi camino. Una lucha constante de batallas que me llevaran a ganar la guerra de llegar a tu Casa Señor. Pero necesita hacerla contigo. No puedo tomar yo la iniciativa y enfrentarme solo a la batalla. Necesito ir contigo y bien asistido por tu Espíritu. Así no tendré, aunque pase momentos difíciles y de sufrimientos, nada que temer.

Dame constancia y perseverancia para mantener Señor esa lucha de cada día con la Gracia de tu Espíritu, para fortalecido por ella, no sucumbir a las debilidades y tentaciones del camino. Amén.