Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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jueves, 10 de agosto de 2023

ORACIÓN: SILENCIO, PALABRA, ACCIÓN

Señor Jesús, cuantas veces hablo y actúo sacudido por la prisa, el enfado, la rabia, el miedo… condicionado por los apegos a unos y las manías hacia otros, movido por el deseo inconsciente de vencer y ser reconocido, provocado por la propaganda y la manipulación organizada… Así, es imposible conocer la verdad y descubrir la dirección a seguir; resulta complicado abrir caminos al entendimiento y la fraternidad, es fácil confundir la voluntad del Padre con mi deseo caprichosos.

Señor Jesús, enséñame a dedicar tiempo al silencio, aunque me dé pereza, para ser más consciente de mis motivaciones y condicionantes, para que, frente a Ti, caigan mis engaños e intereses egoístas, para buscar únicamente tu Reino de verdad, libertad, justicia y paz. Siempre como Tú y contigo. Amén.

Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.

martes, 4 de enero de 2022

SIMPLEMENTE, UNA ORACIÓN

 

*ORACION: La Palabra se hizo carne*

Verdaderamente es digno y justo que nosotros, convocados por tu palabra, te honremos y demos gracias usando precisamente el don de palabra que nos diste.

Te reconocemos ante el mundo como nuestro Padre, el progenitor de la humanidad y de toda la creación.

Mediante tu palabra existió todo y sin tu palabra no existió cosa alguna. Tu palabra contenía la vida y al hacernos partícipes de tu palabra, nos comunicaste vida y luz, una luz que brilla siempre, aun en la tiniebla.

Te bendecimos, Padre, porque has querido habitar en lo hondo de nuestro ser y nos hablas y quieres que nos comuniquemos contigo y también entre nosotros.

Por todo ello, nos unimos a los profetas y a cuantos dieron testimonio de Ti en este canto de alabanza. Amén.

Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina

sábado, 11 de diciembre de 2021

EN TI, SEÑOR, ESTÁ PUESTA TODA NUESTRA ESPERANZA

 

Estamos inmerso en un mundo cambiante, una mundo donde tu Palabra, Señor, se arrincona, no se le escucha y se le persigue. Hay muchos lugares de este mundo donde tu Palabra y tus seguidores están en peligro y muchos hasta el extremo de dar sus vidas por defender la Buena Noticia que Tú, mi Señor, anunciaste.

Hoy sigue sucediendo lo mismo que sucedió en el tiempo de Juan el bautista, nadie escucha tu Palabra y hay una fuerte tendencia a expulsarte de los colegios y de la sociedad. Quieren recluirte, si no que desaparezca, en la sacristía. Todos quieren ignorarte y borrarte de la historia. Y, todos nosotros – creyentes y seguidores de tu Palabra – seguimos en pie y firmes gracias a la fuerza y asistencia del Espíritu Santo.

Hoy, ante esta dura travesía que se nos presenta, queremos, Señor, pedirte que nos des esa fortaleza y sabiduría para sostenernos firmes en tu Palabra. No desfallecer y arriar la bandera de la fe sabiéndote cerca de cada uno de nosotros y que nos defiende y sostiene firmes. Danos fortaleza, Señor, y aumenta nuestra fe para que podamos y sepamos con entereza, gozo y alegría proclamar tu Palabra a pesar de la tempestad y amenazas. Amén.

lunes, 3 de mayo de 2021

CREEMOS QUE TÚ ERES EL CAMINO, SEÑOR, PERO NOS CUESTA MUCHO SEGUIRTE

 

Tú nos lo has dicho y nosotros, Señor, lo creemos. Tú eres nuestro único Camino, nuestra única Verdad y nuestra única Vida. Pero, a pesar de creerte, sabiendo que tu Palabra siempre tiene cumplimiento, y de recibir la fe por tu Gracia, no terminamos de vencer nuestras apetencias y esclavitud del pecado. Experimentamos una humanidad sometida al pecado y una lucha sin cuartel por resistirnos a tu Amor Misericordioso.

Nos cuesta seguir el ritmo y estilo de Vida que Tú nos enseña y propones. No solo con tu Palabra, sino también con tu Vida. Y experimentamos que sin Ti, nuestra vida queda a merced del príncipe de este mundo y avocada al abismo y la muerte. Por eso, Señor, necesitamos tu Gracia y tu cercanía para, asidos de tu mano Redentora levantarnos y salir de esa esclavitud del pecado que nos somete y nos condena.

Tú, Señor, recurrimos a Ti una y mil veces. Las que haga falta, porque Tú, Señor, eres nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida. Y, en Ti, Señor, encontramos esa Felicidad Eterna que nos llena de dicha y gozo pleno, y nos salva de la esclavitud del pecado. Gracias, Señor, porque por tu Amor Misericordioso podemos vencernos y salir de esa esclavitud que nos aparta de Ti. Amén.

martes, 27 de abril de 2021

¡HAZ, SEÑOR, QUE RESPONDA A TU PALABRA!

 

No basta, Señor, decir que escucho tu voz, que voy a la Eucaristía todos los días, que, incluso, participo en la parroquia y muchas cosas más. Sabemos, o debemos saber, que lo importante es tener un corazón como el Tuyo y amar a tu estilo y de la misma forma que Tú nos ama a cada uno de nosotros. Pero, también sabemos que somos limitados y míseros y sin Ti nada podemos hacer.

Necesitamos, no solo escuchar tu Palabra, sino también interiorizarla, meditarla y, dócilmente llevarla a nuestra vida. Me pregunto si obedezco tu Palabra ante que la de los hombres, sobre todo la que me ofrece el mundo con sus seducciones, placeres y comodidades.

Quiero seguirte, Señor, y escuchar tu Palabra con el serio compromiso de comprometerme y obedecerte. Quiero seguir tus pasos, escuchar tu Voz y vivir en tu Palabra poniendo mi vida en tu servicio. Pero, en esos momentos experimento mis flaquezas y debilidades, y me siento pobre, frágil y muy propenso al desaliento, desfallecimiento y abandono. Necesito tu fuerza, Señor, y la Gracia de tu Espíritu para poder vencer mi desidia y mis pecados.

Dame, Señor, la Gracia de tu Espíritu y la fuerza de tu Amor para, injertado en Ti, ser capaz de vencerme y ponerme en tus Manos. Porque, Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. No hay vida, ni camino ni verdad sin Ti. Abre y fortalece mi corazón, Señor, para que tu Palabra sea el centro de mi corazón. Amén.

miércoles, 21 de abril de 2021

¡SEÑOR!, ¿QUÉ TENEMOS QUE HACER? SOLO TÚ TIENES PALABRA DE VIDA ETERNA

 

Es innegable que todos buscamos y queremos que nuestra vida no tenga fin. Es decir, que sea eterna, pero, ¡claro está!, una eternidad de gozo y felicidad plena. Una felicidad que aquí abajo - en este mundo - nunca conseguiremos durante el tiempo de nuestra vida. Pero, ¿cuál es el camino a seguir para encontrarla?

¡Está muy claro, Jesús!, cuya Palabra tiene siempre cumplimiento nos lo ha dicho el mismo. De modo que no hay más que decir, también nosotros, si estamos injertados en Él, resucitaremos en y por Él. Por tanto, regresemos a la Casa del Padre sin miedos y confiados en su Infinita Misericordia. 

Nos acogerá con los brazos abiertos y  nos devolverá, por su Infinito Amor, nuestra dignidad de hijos perdida por el pecado. Te lo pedimos, Señor, con humildad, alegría y esperanza. Conocemos, por cuanto has hecho y haces cada día, tu Infinito Amor Misericordioso y, apoyados y descansados en él nos levantamos humildemente y regresamos a tu Casa. Te damos las gracias. Amén.

sábado, 20 de marzo de 2021

¡SALVAME, SEÑOR, DE LA AMENAZA DE RECHAZARTE!


No es fácil decir que sí a Jesús. Es evidente que su Palabra cautiva, produce admiración y seduce, pero la turba te mira y vigila amenazante. El entorno a mi derredor, Señor, me influye y me arrastra a resistirme a tu Palabra. Sin embargo, yo, Señor, quiero mantenerme firme y fiel a tu Palabra.

Y, aprovecho este rincón de oración, Señor, para pedirte fortaleza, sabiduría y voluntad a fin de sostenerme firme, fiel e inmóvil en tu presencia y seguimiento. Sé que hay muchas amenazas, pero, a tu lado y contigo en mi corazón puedo vencerlas. 

Por eso, Señor, convencido de tu presencia y de tu amor misericordioso vengo a suplicarte que infundas en mi corazón la fuerza necesaria para resistirme a todas las tentaciones y amenazas que tratan de enfrentarme a Ti. Amén.

sábado, 23 de mayo de 2020

SALVANOS, SEÑOR DE LA DUDA DE NUESTRA FE

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Es verdad que la fe siempre implica duda y que siempre andaremos en esa tesitura pasible de sufrir tentaciones y vacilaciones que amenazan nuestra fe. Pero, esa exigencia de sostenerte en ella es la prueba de que te fías y confías en el Señor. De modo que, necesitas la duda y la tentación como prueba de tu buena y fiel intención de, a pesar de tus dudas y debilidades, fiarte del Señor.

Por eso, Señor, creo en tu Palabra, y, a pesar de mis dificultades y debilidades, me fío de Ti y, lleno de dudas y miedos, sigo tus pasos y camino según tu Palabra  poniendo todo mis fuerzas en no caer, fallarte y defraudarte. Tú, mi Señor, eres el enviado del Padre y quien me anuncia y descubre su Infinito Amor, y, cumplido mi rescate con tu muerte de Cruz, limpias mis pecados y ganas el Amor del Padre misericordioso devolvíéndome la dignidad de ser su hijo. ¿Qué puedo decir y cómo puedo dudar?

Gracias, Señor, es lo único que dejan escapar mis pobres y míseros labios de esa humilde garganta que exulta la alegría de mi atormentado, desesperado e inquieto corazón. Gracias, Señor por regalarme esa posibilidad de, depositando mi fe, llena de dudas y atormentada por mi razón, en tus brazos y dejarme llevar por el Espíritu de la Verdad que, por tu Amor Misericordioso, has convenido poner en mi camino para orientarme, guiarme y conducirme a la Casa de tu Padre. 

Un Padre que, lleno de Amor y de alegría me espera y me tiende sus brazos como bien me lo enseñaste y anunciaste con esa hermosa parábola del Padre amoroso o hijo pródigo. Me sabe a poco, Señor, exclamar solamente gracias, pero mis palabras son tan limitadas y cortas que todo lo que pueda decirte me sabrá siempre a poco. Sencillamente y humildemente, gracias, Señor.

martes, 3 de septiembre de 2019

TÚ, SEÑOR, TIENES PALABRA DE VIDA ETERNA

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Ante tu Palabra, Señor, respondo como Pedro, ¿a dónde podemos ir, Señor? Sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna - Jn 6, 68. - El mundo nos seduce, pero no me da ni la felicidad que busco ni tampoco la paz. Y todo lo que en él se mantiene es caduco. Sólo Tú, Señor llenas mi vida de plenitud gozosa y de felicidad eterna. Y sólo en Ti descansa mi esperanza de vida eterna.

Por eso, hoy, Señor, repito e insisto mi petición de auxilio y de fortaleza para superar todas estas tentaciones con las que el mundo, demonio y carne nos tientan y tratan de apartarnos de tu presencia y de tu Infinito Amor.  Danos, Señor, la sabiduría de perseverar y, a pesar de los peligros y tentaciones, soportar con entereza las pruebas que nos dan las oportunidades de descubrirnos y sostenernos en la fe en Ti, Señor.

Por eso, Dios mío, confiado en la Palabra de tu Hijo, nuestro Señor, ponemos en Ti toda nuestra confianza y esperanza abandonándonos en ella y esperanzados en su cumplimiento. Porque, tu Palabra, Señor, es garantía de Infinito Amor Misericordioso. Amén.

miércoles, 31 de julio de 2019

¿QUÉ HAY EN MI CORAZÓN?


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Saber que esconde mi corazón es saber que es lo que realmente busco en mi vida. Porque, dentro de mi corazón estará el verdadero tesoros que moverá mi vida hacia su búsqueda insaciable. El riesgo será que encontrado ese supuesto tesoro no me sacie eternamente. ¡Eh ahí el problema! Porque, de no saciarme eternamente estoy buscando en lugar equivocado.

Un verdadero Tesoro tiene que cumplir con ese inmenso deseo de felicidad que arde dentro de mi corazón. Un deseo que colme todas mis ansias eternamente, porque, de no ser así, el tesoro es un espejismo que distorsiona mi visión y me engaña. Es lo que suele pasar con todas las cosas que nos ofrece el mundo y que, saciándonos temporalmente, nos dejan después peor. Tendremos que estar muy atentos y vigilantes para discernir bien y buscar el único y verdadero Tesoro que nos colme de verdadero gozo eterno.

Y como somos pecadores y sujetos al error pidamos a nuestro Padre Dios que nos dé la sabiduría necesaria para buscar en el campo donde podamos encontrar ese único y verdadero Tesoro. Y la fortaleza y voluntad necesaria para dejar todo lo demás y entregarnos a la búsqueda de ese Tesoro. Por lo tanto, pidamos la Gracia para movernos, para buscar y para descubrir ese Tesoro que llevamos escondido dentro de nosotros. Un Tesoro que encontraremos a través del seguimiento de la Palabra de Dios y nuestra disponibilidad a la acción del Espíritu Santo.

Pidamos sin descanso, porque nos lo ha dicho el Señor: Pidan y recibirán; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Por lo tanto, ¿a qué esperamos? Tengamos confianza en el Señor y pidamos insistentemente, porque lo que el Señor nos ha prometido lo cumplirá. Amén.

miércoles, 2 de enero de 2019

MUCHOS NO CONOCEN A JESÚS


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Una de las cosas que más se me atraganta y me incómoda son las misas de difuntos. Y me sucede eso porque, sobre todo cuando son muy concurridas, me siento sólo y como perdido en medio de mucha gente ajena a lo que se está celebrando. Es entonces cuando descubres el desconocimiento que muchos tienen del Señor. Apenas recuerdan algo de su preparación para su primera y, quizás, última comunión. No saben nada y su comportamiento es como aquel que se encuentra perdido en una isla.

Es entonces cuando descubres que tienes una responsabilidad de anunciar la Buena Nueva y, como Juan el Bautista, preparar el camino a otros para que puedan acercarse y conocer a Jesús. Quizás, como aquellos contemporáneos de Juan el Bautista dependía de él que conocieran a Jesús, también nosotros en nuestro tiempo tendremos muchas personas que dependerá de nuestro esfuerzo y actitud el que conozcan a Jesús.

Otra cosa es que muchos no quieran, nos prohiban hablarle de Jesús, le rechacen y no les interese. Eso ya son ellos mismos los que se excluyen y nos eximen de nuestra responsabilidad. Pero, no por eso, debemos nosotros desistir de nuestro empeño en proclamar, sobre todo a los que escuchan y muestran deseos, de acercarles al conocimiento del Señor. Es nuestro compromiso de bautismo y nuestra responsabilidad.

Por eso, aprovechamos este hermoso momento de reflexión para, postrados delante del Señor, pedirle la sabiduría y fortaleza necesaria para ser Testimonio con nuestras vidas, y Palabra con nuestras humildes palabras. Y convertirnos en la voz que, como Juan el Bautista, allane y prepare los caminos a todos aquellos que escuchando su Palabra se acerquen al Señor. Amén.

martes, 1 de enero de 2019

LA ORACIÓN, DONDE ENCONTRAMOS AL SEÑOR

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Es posible que no encontremos al Señor en Belén ni en un pesebre como sí lo encontraron aquellos pastores. Es posible que tampoco esté María y José, pero Jesús, Aquel Niño nacido en Belén sí está entre nosotros y nos ha dejado su Palabra, que es todo lo que necesitamos para encontrarle y encontrarnos con los demás para anunciarle el nacimiento del Niño Dios.

Una Palabra que nos revela su nacimiento, su pesebre y su salvación. Una Palabra que nos fortalece, nos anima, nos llena de sabiduría y nos basta para alcanzar nuestro más alto destino. Una Palabra que nos perdona, nos santifica, nos consuela y nos perdona en su Infinita Misericordia. Una Palabra que la encontramos en la oración que el mismo Jesús nos enseñó y en la que se nos revela y señala el camino y estilo de vida a seguir. Una Palabra que nos enseña a orar y en donde encontramos al Señor y establecemos un diálogo profundo, amistoso, misericordioso y amoroso. Una Palabra que nos salva y nos da la Vida Eterna. 

Pidamos esa sabiduría de acoger y creer en la Palabra encarnada en el Hijo de Dios. Que ha venido a este mundo, enviado por el Padre, para anunciarnos su propuesta de Amor Misericordioso y la entrega de su Vida para rescatarnos de nuestros pecados y alcanzar el perdón misericordioso del Padre por los méritos de su Pasión y Muerte.

No malgastemos el tiempo y corramos como los pastores, confiados y obedientes, inocentes ante el Misterio de la encarnación y el cual no podemos entender, pero sí creer. Porque, Dios nos ha dado muchas razones, entre ellas y la mayor, la Resurrección de su Hijo tras su Muerte, para que creamos y para Gloria de Dios Padre. Amén.

¡FELIZ AÑO NUEVO!

jueves, 4 de octubre de 2018

EN TU NOMBRE, SEÑOR

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Sabemos nuestra pequeñez y debilidades. No me atrevería a escribir una sola sílaba si no es en tu Nombre, Señor. Porque, sólo asistido por el Espíritu Santo podemos dar sentido a nuestras palabras y dar a conocer tu Palabra. Es posible que, en muchas ocasiones no advertíamos ese milagro, pero sólo por la acción del Espíritu Santo podemos escribir y pronunciar tu Nombre.

Por eso, revestidos de humildad y sin ánimo de discusión ni de imponer, menos hacer proselitismo, proponemos tu Palabra, Señor, abriéndonos a la acción del Espíritu Santo y dejándonos llevar por sus impulsos y sabiduría. Algo dentro de nosotros mismos nos dice que todo lo que comunica tu Palabra es bueno y lo mejor para el hombre. Porque, con Amor todo se arregla y se soluciona, y con amor se vive en la justicia, en la verdad y en la paz. ¿No es eso lo que queremos y buscamos todos los hombres?

Por eso, Señor, abandonados en tus Manos y confiados en tu Gracia y Misericordia te pedimos fortaleza, sabiduría y paz para responder a tus mandatos y a tu envío. No somos merecedores de tal misión ni de poner en nuestras manos de barro tanta responsabilidad y tan grande Tesoro. Somos meros instrumentos de barro que cedemos ante la menor tentación o seducción. Necesitamos, Señor, tu Fuerza y tu Poder para vencer las tentaciones de pereza, de comodidades, de egoísmos, de placer y de vanidad.

Sí, Señor, somos muy pobres y pecadores y nos da vergüenza sentir esa responsabilidad sobre nuestros hombros. Pero, si Tú, Señor, así lo quieres y la pones en nuestras manos, nosotros no vamos a negarnos y a resistirnos a tu Voluntad. Sabemos que si Tú lo haces es porque confías en que nosotros, por tu Gracia y Auxilio, y unido a Ti podemos hacerlo. Gracias Señor, en ti confiamos. Amén.

martes, 24 de abril de 2018

SÓLO ME BASTA TU PALABRA, SEÑOR

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No quiero oír nada más. No necesito pruebas. Confieso que en una época deseaba escuchar lo que otros hablaban de Ti. Estaba ansioso por corroborar lo quería pensar de Ti y oírlo en boca de otros. Buscaba testimonios, pruebas y afirmaciones que me confirmaran mis propios pensamientos. Pero, eso ya parece haberse acabado. Tú, Señor, me bastas.

Y te doy las gracias por ese regalo tuyo. Gracias por responder a mis peticiones sobre la fe. Sé y comprendo que todo mi camino será una lucha, pero se me antoja que será de otra manera. Ya no me importa escuchar a otros. Ya creo, como aquella samaritana -Jn 4, 5-42- por mí mismo y porque presiento que Tú estás presente en mi vida.

Te doy gracias, Señor, porque fortaleces mi fe y me alientas a seguir adelante. Eso no supone que no tenga dudas, problemas e interrogantes. Todos los tenemos, pero, son de otra manera, y hasta cierto punto necesario, porque esas dudas o incertidumbre nos exigen y nos ayudan a seguir confiando en tu Palabra y a fiarnos de Ti en cada instante y cada paso de nuestras vidas.

Sí, Señor, yo quiero y estoy decidido a ser de tus ovejas. Quiero formar parte de tu rebaño y pedirte que me aceptes. Eres Tú mi Señor, mi buen Pastor, y en tu presencia me siento protegido y seguro. Eso no significa que aparezca el miedo, la zozobra, la tempestad y los problemas, pero se ven de otra manera, se asumen de otra forma y nunca se pierde la esperanza. Porque, sabemos que esa es la Cruz, esa cruz, la particular nuestra, que también tendremos que cargar cada uno, pero que contigo, Señor, se lleva de otra manera y hasta se hace más ligera y suave.

Por eso, Señor, reitero mis deseos de gratitud y no me canso de darte las gracias, de alabarte y adorarte. E insisto en pedirte que aumentes y fortalezca mi fe para que mi seguimiento sea cada día más firme, más solido, más conscientes y más compartido con todos los que te siguen. Amén.

jueves, 22 de marzo de 2018

QUIERO GUARDAR TU PALABRA, SEÑOR

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No hay otra Palabra sino la tuya, Señor, que dé confianza y Vida Eterna. ¿A dónde podré acudir, si no es a Ti, Señor del Cielo y la Tierra? Nadie tiene poder sobre la muerte, y Tú, Señor, has resucitado después de ser crucificado en la Cruz. ¿Cómo puedo ser tan incrédulo y no creer en tu Palabra? ¿Acaso necesito más pruebas de amor? Y si las pruebas me lo dejan claro, ¿dónde está mi fe y mi confianza? ¿No es necesario que me fíe de tu Palabra, Señor, y deposite en Ti mi confianza?

¿Dónde voy a poner mi fe? ¿En el mundo? Sabemos lo que es el mundo y como paga sus favores, y sabemos, también, que detrás de él no hay nada bueno. Todo se vuelve vacío y hueco, y huele a perdición. Porque el mundo es caduco y de muerte. Está sometido al tiempo y al espacio y todo en él tiene sus días contados. Tú, en cambio, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna, porque existe desde el principio de los tiempos y tu Palabra salva y es Eterna.

Por lo tanto, nada de lo de aquí abajo me convence, Señor. Sé que soy de carne y bastante frágil y débil, y las seducciones del mundo me tienta y me atraen. Pero, también sé que Tú, Señor, has venido para salvarme y, tomando mi misma naturaleza humana, te has despojado de tu condición divina, para pasar por un hombre como yo, menos en el pecado. Y así sufrir y padecer por mis pecados y los de todos los hombres, para, con tu Pasión y Muerte, salvarnos en la Resurrección.

Esa es mi esperanza y mi fe. Creo en Ti, Señor, y en tus Manos me abandono. No quiero oír más disparate ni rechazos ni argumentos de los que, creyéndose inteligentes, son pobres hombres. Aspiran a la muerte y al sufrimiento eterno, pues, tan solo cuando descubran lo que han perdido, quedaran eternamente sufrientes y amargados.

También te pido por ellos, Señor, pues nuestro corazón injertado en el Tuyo no puede sino desear amar y el bien para todos los hombres. Darles la capacidad de ver y de ser humildes. Amén.

jueves, 2 de noviembre de 2017

TENEMOS UNA RESERVA HECHA EN EL CIELO

No hay mayor viaje que el que tenemos reservado para ir al Cielo. Porque, en ese lugar la vida es plena y eterna. Nos lo ha dicho el Señor que se ha ido a prepararnos un sitio. Hoy, en el Evangelio de Juan, no lo recuerda y nos llena de esperanza y alegría. Porque, su Palabra es Palabra de Vida Eterna.

Nos dice también que, preparado el sitio, volverá para llevarnos con Él. No se puede decir más claro ni con más compromiso. El Señor nos ofrece la salvación, el triunfo sobre la muerte y la Vida Eterna. Él ya lo ha hecho, ha vencido la muerte y ha Resucitado. Nosotros lo haremos también en Él, porque, Él, nos lo dice, es el Camino, la Verdad y la Vida.

No desfallezcamos y tengamos plena confianza en sus Palabras. El Señor no miente y habla en Verdad. Su Palabra tiene verdadero cumplimiento y en ella estamos esperanzados y confiados. Ella, su Palabra, da esperanza y confianza a nuestra vida, y en ella soportamos todas las adversidades y contratiempos que la vida nos va presentando. En ella encontramos fortaleza y paciencia para soportar las inclemencias del tiempo y superar las tentaciones que este mundo nos presenta y con las que nos quiere seducir.

Pensemos en la gloria y felicidad que nos espera. Pensemos que lo que nos propone Jesús, el Señor, es la mejor opción de felicidad a la que aspiramos. No hay otro camino, y todo lo que el mundo nos propone está apoyado en el engaño y en la apariencia. Son espejismo de felicidad que con la misma velocidad que se presentan, desaparecen.

Pidamos fortaleza, equilibrio, tenacidad, paciencia, perseverancia y, sobre todo, sabiduría, humildad y paz, para encajar todos los golpes que la vida nos va presentando y con los que, el Maligno, quiere que desfallezcamos y abandonemos. Confiemos en la Palabra del Señor y tengamos plena confianza en Él a pesar de la dureza que el camino nos presenta. Nunca olvidemos que Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

jueves, 28 de septiembre de 2017

CURIOSIDAD INTERESADA

Yo quiero buscarte Señor porque quiero conocerte. Mi curiosidad no se queda en la superficie, sino que tu Palabra me seduce y ardo en deseos de conocerte y cumplir tu Palabra. Vivirla con toda la fuerza de la que sea capaz mi corazón. Sin embargo, Señor, no me es nada fácil. Diría imposible. Necesito tu cercanía y tu Gracia.

Quiero, pero tropiezo con mis apetencias, con mis sensualidad, con mi naturaleza humana herida, y me derrumbo. Cada día experimento una lucha, un combate cuerpo a cuerpo. Mis sentidos tratan de seducirme con las cosas del mundo, y nada de lo que me rodea me favorece. Mi corazón quiere, pero mis sentidos y mi cuerpo se niegan. En este dilema, Señor, te suplico que me des la sabiduría y la fortaleza para derribar el muro que me impide saltar y superar todas las barreras que me impiden cumplir tu Palabra.

Yo sé, Señor, que cuento con tu ayuda y con tu Gracia. Me has creado por amor y te has comprometido para salvarme. Tu Amor es un Amor comprometido e independiente de lo que yo elija y haga, Tú estarás siempre pendiente de salvarme. No dejes, Señor, que el mundo me seduzca y me aparte de Ti, porque sería muy infeliz. Yo lo intuyo y lo sé. Y experimento mi debilidad y mi pecado.

Dame, Señor, la voluntad para tener paciencia y no desesperar; dame, Señor, la confianza de no precipitarme ni, tampoco, impacientarme. Haz, Señor, que pierda el miedo al dolor, al sacrificio y a la renuncia de todo aquello que me aparta de Ti, incluso lo que me tiene atado y apegado. Porque yo, Señor, quiero conocerte y ser de los tuyos. Porque yo, Señor, no te busco por simple curiosidad, sino porque tu Palabra me da vida y creo en tu salvación.

Sí, Señor, Tú me sostienes y me impulsas al camino de cada día. Hay momentos que el camino de mi vida se me hace duro, difícil, monótono, rutinario, aburrido, pero son esos momentos los que me ayudan a encontrarte y a experimentar la curiosidad de buscarte, de descargar en Ti toda esa carga que me derriba. Por eso, Señor, te pido paciencia, mucha paciencia. Y sentado a tus pies, Señor, espero confiando en tu presencia y en tu Palabra. Amén.

sábado, 16 de septiembre de 2017

TÚ, SEÑOR, ERES LA ROCA QUE ME SOSTIENES

Sí, Señor, Tú eres la Roca que me sostiene. Sin Ti, ¿a dónde iría? Mi vida en estos momentos se derrumbaría si Tú desaparecieras de mi corazón. Nada ya tendría sentido para mí. La vida, hermosa y bella, dejaría de serlo, porque eres Tú quien le da verdadero sentido y esperanza. La vida es vida porque Tú la haces Vida, Señor y la sostienes ante las tempestades y peligros de este mundo.

Dame, Señor, la fuerza y la fortaleza de sostenerme firme ante las tempestades de este mundo. Sosténme firme, erguido y sedimentado en la fe y la esperanza. Inamovible ante las tempestades que tratan de zarandear mi vida y de engullirme en el terremoto de los vicios, soberbia, hedonismo, pasiones y desenfrenos que amenazan acabar con mi vida.

Dame, Señor, la serenidad y la paz de saber sedimentar mi vida en tu Palabra y obedecer tus mandatos. Lléname, Señor, de la sabiduría que encienda mi corazón y lo disponga para amar. Amar cumpliendo tus mandatos y realizando tus mismas obras. No dejes apoyar mi corazón en las cosas mundanas. Seductoras y, aparentemente, hermosas y gozosas, pero traicionadamente vacías de contenido, de verdad y de verdadero amor. Llenas de malas intenciones que dejan mi vida hueca y sin sentido.

No dejes que mi vida se convierta en un árbol de malos frutos. Abónalo con tu Gracia, Señor, y convierte la savia que riega mi corazón en savia buena que genere buenos frutos. Toma mi vida, Señor, y apoyarla en tu Corazón, para que siempre supere todas las tempestades que amenazan con destruirla y derrumbarla. Danos, Señor, la capacidad de discernir y de elegir siempre tu Palabra llevándola a la práctica y vivencia de nuestra vida diaria y poniéndola como centro y norte de nuestra vida.

Confiado, Señor en tu Palabra, y abriendo todo mi corazón para, puesto en tus Manos, dejar que la Gracia de tu Espíritu recorra todas mis venas y la llenen de fortaleza, fe y vida para que sostenga firmemente mi corazón apoyado en Ti. Amén.

domingo, 23 de abril de 2017

EL SEÑOR NO ESCATIMA PRUEBAS

Jesús, no sólo da la Vida por cada uno de nosotros, sino que trata de convencernos presentándose, en sus discípulos, a cada uno de nosotros. Se reune con ellos y les presenta signos y huellas que dan testimonio de su Persona. La Resurrección es un hecho real y quiere que ellos lo vean con sus propios ojos y con sus propias manos.

Tomás, que no estaba en ese momento, se resiste. También te pasa a ti y a mí. Hay muchos momentos que nos resistimos, que vacilamos y nos dejamos embaucar por las dudas. Nos defendemos con nuestra razón y exigimos pruebas, milagros y hechos extraordinarios. Queremos que el Señor, como en un circo, nos deslumbre con su poder. Realmente somos indignos de merecer nada.

El Señor pasa por alto todo eso. Su Misericordia es Infinita y así lo propone al Padre. Su amor y su méritos satisfacen al Padre que nos perdona misericordiosamente. Sabe de nuestras debilidades y tentaciones y da poder a sus apóstoles, en el Espíritu Santo, para que nos perdonen nuestros pecados.

Te damos gracias, Señor, por esas pruebas de amor, y por tu Infinita Misericordia, que no merecemos. Nos postramos ante Ti y te pedimos que nos des la fe para ver, sólo apoyados en tu Palabra transmitida por tu Iglesia desde ese día de Pentecostés hasta hoy. Danos esa Gracia de perseverar si vacilar y de ser fuertes ante las tentaciones de este mundo que trata de apartarnos de Ti.

Y, de nuevo, Señor, aumenta nuestra fe sin la necesidad de estar buscando testimonios y pruebas que nos hablen de Ti. Creemos en tu Palabra y ella sola nos basta. Amén.

sábado, 1 de abril de 2017

QUE TU PALABRA, SEÑOR, INUNDE PLENAMENTE MI CORAZÓN

En una ocasión, Jesús, nos dice: "No vine a traer la paz, sino... - Mt 10, 34 -, y hoy, su Palabra es motivo y signo de contradicción. A muchos les gusta y les asombra, hasta el punto que lo tachan de profeta; otros llegan a decir que: "Éste es el Cristo"- Jn 7, 41 -.

Vemos que las profecías se cumplen y nos viene a la memoria la profecía que Simeón había anunciado a María: "«Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción " - Lc 2, 34 -. 

Y, es verdad, quien conozca a Jesús y sus orígenes entenderá que todo lo que se dijo de Él va teniendo debido cumplimiento. ¿Y no son estás profecías y sus cumplimientos signos de su Divinidad?

Jesús no pasa desapercibido y su Palabra horada nuestro corazón y le urge a tomar un camino, a elegir entre la puerta estrecha o la ancha - Mt 7, 13-14 -, y eso nos inquieta, no interpela y nos exige tomar decisiones que siempre son arriesgadas, duras y difíciles. Y, en muchas ocasiones nos molestan y optamos por abandonar y rechazar. Y se producen disensiones entre la gente por causa de Él. Es la guerra ya anunciada por Él, - Mt 10, 34 -.

Te pedimos, Señor que no permitas que nuestros corazones se llenen de las cosas de este mundo, caducas y de perdición, sino de tu Gracia. Danos la sabiduría de acoger tu Palabra y hacerla vida de nuestras vidas, para vivirla, valga la redundancia, en tu santa Voluntad. Porque, sabemos, Señor, que estamos tentados a rechazarte. El mundo, demonio y carne son ofertas que nos seducen y que palmitan dentro de nuestros corazones tentándonos a rechazarte y a sustituirte por ellos.

Pero, nosotros, Señor, no queremos dejar seducirnos y, aunque nuestras debilidades son manifiestas, confiamos en la Fuerza de tu Espíritu para que, auxiliados por Él, podamos resistir y salir victorioso. Por eso, Señor, fortalece nuestra alma y nuestro espíritu, y danos la Gracia de escuchar, conocer y aceptar tu Palabra. Palabra que dirige nuestras vidas y que nos lleva hacia Ti, Camino, Verdad y Vida. Amén.