Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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domingo, 4 de julio de 2021

CONFIADOS EN LOS BRAZOS DE PAPÁ

 

A los niños no se les pasa por la cabeza pensar que en los brazos de sus madres puedan estar en peligro. Jamás se plantearán que sus madres los suelten al vacío. Algo así debe suceder a los cristianos con respecto a su Padre Dios. Y ese sentimiento descubre y da la medida de nuestra fe. Evidentemente, en las misiones, sobre todo en esos países donde la amenaza de muerte está tras la puerta, la fe de los cristianos trasluce y transparente ese testimonio que transmite y manifiesta el saberse en manos de nuestro Padre Dios. En y con Él nada nos turbará ni nada nos faltará. 

Dios, nuestro Padre, nos ha creado para siempre y para que seamos felices eternamente. Sería absurdo pensar que solamente fuese para unos cuantos años en este mundo. No sería un Padre tan bueno. Su Amor es Infinito y Misericordioso, y nos quiere felices para toda la eternidad. No se puede entender nuestra creación de otra manera. Está sellada en nuestro corazón y emerge en cada suspiro de nosotros mismos. ¡Lo llevamos dentro, lo sentimos y deseamos!

Sin embargo, aparece la contradicción. Por el pecado original no somos buenos hijos y nos rebelamos rechazando lo que nos propone Jesús, el Hijo de Dios, de parte de su Padre. Rechazamos la Buena Noticia que nuestro Padre Dios nos propone. Por todo ello, reconociendo nuestra esclavitud y nuestros pecados, pedimos al Señor que nos dé la fortaleza, la sabiduría y la voluntad de permanecer en el Amor Misericordioso que nuestro Padre Dios nos da y ofrece gratuitamente. Y, sobre todo, pedirle esa Gracia y confianza de sabernos seguros y confiados en sus brazos. Amén.

sábado, 9 de enero de 2021

LLENOS DE ESPERANZA EN TU PRESENCIA

 

Posiblemente, Señor, no entienda el por qué las cosas van tal mal estando Tú con nosotros. Y, por qué permites que los poderosos se apoderen de los gobiernos y los administren según sus planes, objetivos y para sus intereses y egoísmos. 

Pero, a pesar de no entenderlo, confío en Ti y en tu Sabiduría. Porque, para Ti no hay nada imposible y porque nos has demostrado el amor que nos tiene entregando tu Vida para salvar la nuestra.

No cabe en ninguna cabeza, Señor, que Tú nos abandone. Sabemos que Tú estás entre nosotros y ves y sabes lo que está ocurriendo. Y confiados y esperanzados en tu amor, nos sentimos seguros y sin miedos en tu presencia y en el cumplimiento de tus promesas. Porque, Tú, Señor, siempre cumples tu Palabra.

Dame, Señor, la Gracia de sabernos acompañados en todo momento de nuestra vida y de no sucumbir a los vientos y tempestades de cada día. Confiamos en Ti y ponemos todo nuestro esfuerzo en tu Mano. Tú, Señor, sabrás guiarnos y darnos en cada instante el empujón que necesitamos para bogar hacia la Casa del Padre. Amén.

jueves, 5 de marzo de 2020

NO NOS CANSEMOS DE PEDIR

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Pedir y se les dará, nos ha prometido Jesús:  « Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y... - Mt 7, 7-12 - por tanto, pidamos con verdadera confianza sabiendo que nuestro Padre nos escucha y nos atiende y nos dará lo que realmente necesitamos y nos conviene. Y es muy importante saber y confiar en esto que acabo de decir, "lo que realmente necesitamos, sobre todo para la salvación de nuestra alma", porque eso es lo único y verdaderamente importante.

Nos hacemos esta pregunta, ¿qué es lo verdaderamente importante? Supongo que todos coincidiremos, al menos los que creemos en ella y que, por los méritos de Jesús, y la Misericordia de nuestro Padre Dios podemos alcanzarla, la Vida Eterna. Eso no descarta que todas las demás, me refiero a las necesidades que corresponden a nuestra naturaleza humana, son importantes y tenemos que pedirlas también, porque realmente las necesitamos. Sin lugar a duda que sí.

Pero, siempre guiados y alentados por y con la confianza de que nuestro Padre nos escucha y sabe lo que realmente necesitamos y lo que nos conviene. Es esa la actitud que tenemos que tener y la confianza con la que debemos dirigirnos a nuestro Padre, siempre abiertos a su Misericordia y a lo que Él disponga sobre nosotros. Sabemos y conocemos que Dios está presente en nuestra vida, pero también que nuestra naturaleza, pecadora, pobre, finita y limitada necesita de la Gracia y el Poder del Padre que nos ama.

Es en esa confianza donde debemos postrarnos pacientemente,  obedientemente y confiadamente y abrirnos a la acción de su Espíritu, sumisos a su Voluntad y esperanzados en que nuestro Padre Dios nos llevará, nos indicará, nos abrirá la puerta necesaria para llegar a Él. Amén.

lunes, 16 de diciembre de 2019

¡YO, SEÑOR, ACEPTO TU PALABRA Y TU AUTORIDAD

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No entiendo en este momento mi vida sin la presencia del Señor. Claro que eso no significa que hay muchas cosas que no entiendo ni que me superan. Sé que soy un pobre hombre cada vez más en la medida que se acerca mi decrépito y mi alegra, aunque eso suponga dificultades y sufrimientos, que experimente mi pobreza y me vea más débil, frágil y, por tanto, pecador.

Supongo que vendrán días de más compromisos y hasta riesgos, pero confío en que el Señor me dé fortaleza, voluntad y ánimo para superarlos. Él sabe donde están mis debilidades y conoce todo lo que a mí concierne mejor que yo, y yo confío en Él. Las palabras de Pedro - Jn 6, 68-69 - resuenan también en mi corazón. Sólo Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna.

¿Qué me ofrece el mundo? Nada de lo que puede darme el mundo puede satisfacerme plenamente, pues detrás de él me espera la muerte. Una muerte sin esperanza. Sólo Tú, Señor, das la vida y una Vida de Eternidad. Por eso, Señor, yo confío en tu Palabra y pongo en ella toda mi esperanza. Creo que el bautismo de Juan viene del Cielo y prepara tu Camino, tu Verdad y la Vida. Juan nos anuncia tu llegada y contigo, Señor, el Reino de Dios. Porque, Tú, Señor, eres el Reino de Dios. Eres el Camino, la Verdad y la Vida.

Por todo ello, Señor, yo te pido que me des la fe para creer en Ti y esperar en tu Palabra a pesar de las dudas y de las dificultades que se vayan presentando en mi vida. Sé, Señor que todo está bajo tu poder y que si Tú lo permites es lo que mejor nos conviene. Necesito, Señor, esa fortaleza y paciencia para saber esperar y perseverar bajo la autoridad de tu Palabra. Porque, Tú, Señor, eres el Hijo de Dio, el Mesías esperado para salvarnos. Amén.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

EN TI APOYO TODAS MIS DEBILIDADES Y CANSANCIOS

Resultado de imagen para Mt 11,28-30 por Fano
Gracias, Señor, por ofrecerte para mi descanso. Confiado en tu Palabra y oferta, me abandono en tus brazos y descanso en Ti, Señor, porque, sin Ti mi vida pierde todo su sentido y mi cansancio termina por vencerme. Tú, Señor, ere mi vida y mi aliento y la esperanza que me levanta, me fortalece y me empuja cada día a seguir caminando sin desfallecer. Gracias, Señor.

Hay muchos momentos de mi vida que me siento derrumbar y que el camino se me nubla y la fuerzas me fallan. Las seducciones y tentaciones de este mundo son una muralla muy fuerte para superarlas, y mi naturaleza herida por el pecado un debilidad muy difícil de sostener. Me derrumbo ante los falsos espejismos de este mundo y, a pesar de conocerlos como falsos y mentiras, caigo cada día en la trampa. Sí, Señor, necesito descanso y ánimo para seguir adelante.

Por eso, Dios mío, la Palabras de tu Hijo, nuestro Señor, me llenan de aliento y esperanza. En ellas encuentro sentido y el deseo de continuar la lucha. En ellas experimento la esperanza de seguir adelante y de confiar, abandonado en tus Manos, en tu Palabra. Siento que puedo salir victorioso de esa lucha a muerte contra el Maligno que me tienta y trata de seducirme.

Tú, Señor, me das fuerzas, me animas y me llenas de gozo y alegría para, descansado en Ti, continuar el camino con renovadas fuerzas y alegrías. Gracias, Señor, por la esperanza y el anhelo de vivir. Vivir una vida nueva llena de gozo y plenitud eterna. Amén.

lunes, 29 de julio de 2019

¡SEÑOR, TÚ TIENES PALABRA DE VIDA ETERNA!

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Repitiendo las palabras, que invito a meditar, de Pablo en - Rom 8, 35-39 - experimentamos que a nada debemos tener miedo. En Jesús tenemos garantizado el triunfo sobre el mal y, a pesar de los sufrimientos que en este mundo tengamos que soportar, permaneciendo en Jesús todo se podrá soportar. Posiblemente tengamos dudas o miedos, pero confiemos en Jesús, nuestro Señor y abandonemos en sus Manos. Su Palabra es Palabra de Vida Eterna.

Tengamos confianza y pidamos con verdadera fe desde lo más profundo de nuestros corazones. Tengamos la seguridad de que Jesús, el Señor, nos escucha y nos responde. Recordemos que Él nos ha invitado, nos lo decía en el Evangelio de ayer, pedir y se les dará; buscar y encontrarán; llamad y se les abrirá. ¿Acaso son palabras dicha por un cualquiera o sin responsabilidad y sentido? Son Palabras del Señor, Aquel que ha vencido a la muerte en la Cruz y ha Resucitado para Gloria de Dios.

Por lo tanto, son palabras seguras, garantizadas y cien por cien que tienen cumplimiento. Sólo necesitamos creerlas y confiar en Él. Esa ha sido la experiencia de muchos que, abiertos a su Palabra, ha experimentado la Gloria de su Resurrección y están hoy a su derecha. Confiemos en el Señor como hizo Marta y muchos otros. Y, conscientes de que eso no está a nuestro alcance, Señor, te pedimos que nos des el don de la fe y fortalezcas nuestras voluntades e ilumines nuestras mentes para que nuestros corazones se abran disponibles a tu Voluntad y a a tu Palabra. Amén.

jueves, 2 de mayo de 2019

MUNDO - DEMONIO - CARNE


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El mundo es el lugar escogido para nuestra salvación. No podemos irnos de él, porque es en él donde tenemos que salvarnos. Pero, sí tenemos que tener muy en cuenta que es un lugar de mucho peligro y que va a estar intentando seducirnos, auspiciado por el príncipe del mundo, el demonio, para rendirnos a sus encantos y ofertas seductoras. Nuestra naturaleza - carne - es débil y juega un papel muy importante que el demonio sabe aprovechar muy bien.

Por lo tanto, nuestra mirada tiene que estar alta, mirando a lo alto, porque es de lo alto de donde nos viene la salvación. No podemos bajarla ni por un instante, pues de hacerlo corremos el peligro de no poder levantarla de nuevo. Somos débiles y, el demonio, puede hacernos creer que somos fuertes y, confiados en ello, quedar presos en sus garras. Levantemos, pues, la mirada y pongámonos en Manos del Señor.

Creamos en la Palabra de Dios revelada por su Hijo Jesús, que encarnado en naturaleza humana como nosotros, nos señala el camino por donde tenemos que andar para encontrar nuestra salvación. El mundo es ese lugar por el que peregrinamos al Padre y es en el mundo donde nos tenemos que purificar y trabajar nuestra salvación. No estamos solos, tenemos la Palabra de Dios y, sobre todo, la acción del Espíritu Santo, que enviado por el Padre nos acompaña en nuestra lucha de cada día contra esos peligros ya señalados.

No tengamos miedo, porque no estamos solos. Confiemos en nuestro Padre Dios que nos ha entregado a su Hijo, para que con su Muerte y Resurrección, haga ganado para nosotros la oportunidad de salvarnos si creemos en Él. Por eso, abramos nuestros corazones a su Gracia y pongamos toda nuestra confianza en sus Manos. Confesemos nuestra fe y creamos en Él. 

Sí, Padre, creemos en Ti porque nos fiamos de tu Hijo, el que Tú has enviado y has declarado y anunciado como el amado, el predilecto. Él nos ha revelado tu Rostro y nos ha señalado el camino a seguir para reunirnos contigo. Y nosotros queremos seguirle y obedecer sus mandatos. Danos la Gracia, la Fortaleza y Sabiduría para lograrlo. Amén.

martes, 9 de abril de 2019

NO QUIERO QUEDARME EN ESTE MUNDO Y CREO EN TU PALABRA

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Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna y creo en Ti. No quiero quedarme en este mundo al que estoy sometido por mi naturaleza humana, pero que Tú, con tu muerte de cruz, has pagado para liberarme. Quiero seguirte a pesar de que en muchos momentos de mi camino surjan dificultades, dudas y misterios que no podré alcanzar, más tu Palabra es Palabra veraz porque vienes enviado por el Padre que nos ama infinitamente y misericordiosamente. Y todo lo que has recibido y oído al Padre nos lo enseñas y das a nosotros.

Yo confío en Ti, Señor, porque lo que Tú me dices lo siento dentro de mí y se corresponde con lo que está escrito en mi corazón. El mundo me engaña y su palabra no es veraz. Quedarme en este mundo es morir y perderme para siempre. Yo, Señor, quiero ir contigo y pedirte que me lleves a donde Tú vas. Quiero ir a esas moradas que Tú ya nos has dicho que nos prepara en la Casa de tu Padre - Jn 14, 2 - porque en ellas seré feliz junto a Ti, Señor, para toda la eternidad.

Nadie me escucha como me escuchas Tú, Señor; nadie me acoge como me acoges Tú, Señor; nadie me comprende como me comprendes Tú, Señor y nadie me salva, entregando su vida en la cruz de forma voluntaria y sin condiciones como lo has hecho Tú, mi Señor. Por todo ello, me fío de tu Palabra y creo firmemente en lo que me dices. No quiero quedarme en este mundo donde la mentira, la corrupción, la vanidad, el poder del más fuerte, la violencia, la explotación, la venganza lo hacen hostil e injusto. 

Llévame contigo, Señor, y, a pesar de mis pecados y errores; a pesar de mis debilidades y caídas, no las tengas en cuenta y sálvame por tu Infinito Amor y Misericordia. Gracias, Señor, en tus Manos me abandono y a ellas me confío. Amén.

viernes, 27 de julio de 2018

¿DÓNDE ME SITÚO YO?

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Dependerá y mucho de donde me sitúe yo, porque según mi situación será mi respuesta. Es posible que mi respuesta no sea lo suficientemente fuerte y segura, pero, en mi debilidad el Señor me hace fuerte, porque para Él nada hay imposible. Posiblemente, más que mi respuesta debo darle mi confianza y fe. Creer en Él a pesar de mis miedos y debilidades.

Posiblemente no entienda la Palabra; posiblemente no tenga fuerzas para seguirla; posiblemente las seducciones de este mundo me hacen resistirme a abrirle mi corazón. Posiblemente, a pesar de que piense que es el verdadero camino, tenga miedo y otros afanes. Pero, lo importante no son las dificultades y tropiezos, sino la fe que tengamos en el Señor. Él nos hará fuerte y nos convertirá. Sólo necesita nuestro sí y nuestra apertura de corazón. Dejémosle entrar y nuestra vida tomará un rumbo diferente.

Eso, Señor, es lo que hoy queremos pedirte convencidos de que contigo lograremos dar frutos y responder coherentemente a tu Palabra.  Hoy, Señor, queremos llenarnos de Ti para resistirnos con tu Gracia a las seducciones del mundo, a las dificultades y peligros que la vida nos plantea y a las debilidades nuestras ante las tentaciones que el Maligno nos propone y con las que, sabiendo nuestras debilidades, nos tienta.

Queremos ser semilla que da frutos, Señor; queremos ser semilla que, aunque nuestra tierra no sea lo suficiente profunda, no esté bien abonada y no tenga las mejores condiciones para fertilizar y dar frutos, Tú, Señor, con tu Gracia y tu Infinita Misericordia las riegue de el abono necesario para que den hermosos y ricos frutos. Amén. 

jueves, 21 de junio de 2018

DIOS CONOCE NUESTRAS NECESIDADES

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Algo que todos sabemos y que damos por supuesto es que Dios sabe quienes somos, que necesitamos y que nos conviene. Es nuestro Padre y nuestro Creador, por lo tanto sabe que hay en nuestro corazón y que realmente nos puede ayudar a mejorar. Sin embargo, a pesar de todo eso, nos falta la confianza y la fe. Y por eso rebuscamos las palabras y tratamos de escondernos en ellas.

Jesús nos enseña a orar y nos dice que no hace falta hablar mucho. Nos invita a rezar con el Padrenuestro, que nos lo enseña y que con eso basta. Realmente, el Padrenuestro nos marca un estilo de vida y lo verdaderamente importante. En él reconocemos a nuestro Padre Dios y al llamarle Padre nuestro nos unimos a todos los hombres, pues tener el mismo Padre nos hace hermanos. Reconocemos y descubrimos la necesidad de santificarle y de vivir en su Reino y Voluntad tanto aquí abajo, en la tierra como en el Cielo.

Le pedimos por nuestras necesidades. Él nos conoce y sabe lo que, no sólo necesitamos, sino lo que realmente nos conviene. Pero, sobre todo, le pedimos que nos ayude a perdonar para también ser perdonados, porque según con la misericorida que vivamos así también seremos tratados. Será muy importante pedirle que nos libre de la tentación y del peligro del mal. Pero a todo eso, tenemos también nosotros, porque hemos sido creados libre, colaborar y esforzarnos en poner todo lo que podamos de nuestra parte.

Pidamos esa sabiduría, la de pedir lo que realmente nos ayuda a amar, a ser mejores, a perfeccionarnos como nos invita Jesús. Pidamos la fortaleza y voluntad para vivir cada día el Padrenuestro. Amén.

viernes, 16 de marzo de 2018

PERSEVERANDO ANTE TU PRESENCIA

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


También yo estoy lleno de confusiones. No sé si realmente estoy en el camino cierto o me voy por los cerros de Úbeda. Quiero significar que no te experimento Señor como a mí me gustaría, ni te descubro como yo quisiera hacerlo. También, no sé si hago todo lo que puedo o regateo esfuerzos según la capacidad que Tú, mi Señor, me has dado. Sí, Señor, me confundo y me impaciento.

Entonces, me doy cuenta de la necesidad de la fe. Fe que todos los que te han seguido han mantenido en los momentos más oscuros de su vida. Sí, Señor, creer en Ti es lo más firme y más grande que podemos hacer, porque eso si está en nuestras manos. Tú nos lo has dejado. No podemos tener fe, pero si podemos seguirte, estar a tu lado y dejarnos llevar por tu Espíritu. 

Saber que la fe es un don que sólo Tú nos puedes dar y, por nuestra parte, nosotros tenemos que confiar y perseverar sabiendo que Tú pondrás clarividencia en nuestra mente para comprenderte y amarte. Está claro que el esfuerzo es duro, pero la recompensa es grande. Todos somos un poco Tomás, que si no vemos no creemos, pero también importa mantenernos en la comunidad para tener esa segunda oportunidad donde veamos claramente. Y eso esperamos, Señor, para como él decirte: "Señor mío y Dios mío".

Nuestra oración de petición de hoy, estriba en pedirte, Señor, paciencia, firmeza y perseverancia. A pesar de los ruidos y los prejuicios que se levantan en todos los ambientes, dejando en tela de juicio la identidad del Señor, yo quiero pedirte hoy, Señor, que mantengas mis esperanzas puestas en Ti; que disipes mis confusiones y, como un niño, se abandone en los brazos de su Padre.

Protégenos, Señor, porque somos ovejas dispersas y en medio de lobos, que nos confunden, nos esclavizan, nos someten y nos impiden ver al único y buen Pastor que nos reune, nos sostiene y nos conduce al redil del gozo, paz y plena felicidad eterna. En tus Manos nos ponemos, Señor. Amén.

sábado, 27 de enero de 2018

SIMPLEMENTE DECIRTE, SEÑOR: AUMENTANOS LA FE

Oímos decir: "La fe mueve montañas", y sin embargo, si la montaña no se mueve no podemos quedarnos tranquilo. El resultado, tendríamos que convenir, es que no hay, o muy poca, fe. Y es poca porque también lo es mi compromiso. No queremos entregarnos, pues el mundo tira de nosotros. Un mundo donde tenemos nuestros vicios, nuestros apegos y nuestros hábitos que nos cuestionan y nos exigen tiempo para ellos. Y nos cuesta abrirnos al compromiso de entregarnos. Así, nuestra fe no crece ni se mueve.

Pero, lo peor no es eso, sino la impotencia que experimentas al no sentirte con fuerzas para aumentar tu fe o para comprometerte más. Experimentas que tu fe se queda estancada y de quedarse quieta, retrocede y se apaga. Mi oración no puede pararse, sino insistir, ya me lo advierte y aconseja el Señor, en pedir la fe. Una fe que, no sólo me cuestione, sino que me impulse y me ponga en camino.

Camino que es movimiento y acción. Una fe que me llene de paz y serenidad, y que me sitúe en las verdaderas coordenadas de mi camino con una verdadera respuesta y compromiso ante la Palabra de Dios Posiblemente tenga que esperar, porque no soy consciente de mi situación, ni se realmente por dónde debo i,r o qué debo hacer. Se trata de confiar y permanecer en Él y su Palabra. Nos pondrá en órbita y nos señalará el camino fortaleciendo nuestra fe. 

No podemos desconfiar ni tener miedo. Es el Señor, el enviado del Padre, su Hijo Predilecto, el Mesías prometido. Su Palabra tiene siempre cumplimiento y permanece en Él. En y con Él nada nos puede pasar y a nada debemos temer. En sus Manos estamos seguros. Posiblemente, como ocurrió con los apóstoles, no le entenderemos, pero tengamos siempre fe y creamos en su Palabra.

La vida, nuestra vida, mediante nuestro camino nos irá revelando, en el Espíritu Santo, que Jesús, el Señor, es el único y verdadero Camino, Verdad y Vida. Pidamos esa sabiduría y esa Gracia. Amén.

jueves, 25 de enero de 2018

POSIBLEMENTE NO DOY LA TALLA

Cuando oyes estas palabras del Evangelio de hoy, el primer pensamiento que me viene, al menos a mí, es que mi fe, si tengo alguna, es muy frágil y pequeña. Posiblemente, menos que un grano de mostaza. Y digo esto por lo que dijo el Señor con respecto al grano de mostaza -Mt, 17, 20-. Y porque me siento impotente de hacer lo que el Señor manda a hacer a los que tienen fe.

Indudablemente es un misterio. La Cruz es un misterio, porque es el signo de nuestra vida. No hay nadie que no admita que su vida tiene siempre una cruz. Cuando no es por él, es por otro o por cualquier circunstancia que se presenta. La cruz siempre está presente. Pero, para el cristiano esa cruz es signo de esperanza y de triunfo, porque en la Cruz nuestro Señor alcanzó el triunfo sobre la muerte y la venció. Desde entonces, la Cruz es signo de triunfo y esperanza para el Cristiano.

Detrás de cada cruz hay vida y esperanza, porque al final siempre hay victoria y triunfo. La Cruz es signo de Resurrección y siempre está al final, detrás de la tragedia, de la desesperanza, de la lucha, de la oscuridad, de la fatiga, del trabajo, del sacrificio, de la renuncia, de la aparente muerte...etc. La Cruz no tiene la última palabra, porque tras ella se erige la Resurrección, que nos llena de triunfo, de gozo y de plenitud eterna.

Por eso, mi fe es también una cruz, una cruz de dudas, de vacilaciones, de tentaciones, de lucha constante y de esfuerzo confiado en la Palabra del Señor. La fe exige una lucha constante y un fiarse y dejarse llevar por la fuerza y sabiduría del Espíritu Santo. La fe me exige silencio, obediencia y confianza, porque Jesús la ha ganado por mí en la Cruz, y me la dará a su debido tiempo. Confiar en su Palabra es lo que nos toca a nosotros ahora.

Confiemos, pues, y creamos que el Señor es nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida. Él es la victoria y el triunfo sobre la muerte. La ha vencido en la Cruz, y también nosotros lo lograremos en Él venciendo nuestras propias cruces. Amén.

jueves, 28 de diciembre de 2017

SE TRATA DE CONFIAR MÁS QUE HACER

A veces dejamos todo a nuestra capacidad de reacción y a nuestro poder de solucionar los problemas que se nos plantean. Y a veces nos damos cuenta que nada podemos hacer. Siempre podemos hacer algo, al menos rezar. Rezar siempre, porque aunque sintamos que podemos salir con nuestras propias fuerzas, no perdamos nunca la humildad de ponernos en Manos del que lo puede todo.

Y ese es nuestro problema, confiar en nosotros o en otros que, como nosotros, poco pueden solucionar. Es verdad que necesitamos actuar y poner todo lo que podamos de nuestra parte, pero siempre la última palabra la tiene el Señor. Sobre todo si se la pedimos. Recordemos que Él nos ha pedido que insistamos, que pidamos y que llamemos. Y si nos lo dice es porque quiere que lo hagamos, porque cuando lo hacemos es que confiamos en Él.

Y el problema que se nos plantea hoy en el Evangelio es el de la escucha y la confianza. Y eso no está en nuestras manos. José, el bueno esposo de María, necesitó la insinuación del Ángel para entender tanto lo del nacimiento del Niño Dios, como lo de la huida a Egipto. Pero, también es verdad que él puso mucho de su parte. Estaba abierto y a la escucha de la voz de Dios, y, a la menos señal, obedecía confiando en el Señor. 

También nosotros escuchamos muchas veces la voz que nos señala el camino. Al menos sabemos por donde no debemos ir. Distinguimos lo que está bien de lo que no lo está. Pero, ¿hacemos caso a esa voz de nuestra conciencia que nos habla y nos indica el camino? ¿Escuchamos la Palabra de Dios en el Evangelio y tratamos de obedecerla? ¿De hacerla vida en mi vida?

Tratemos de hacer lo que podamos, pero, pongamos más esfuerzo en escuchar la voz de Dios y de esforzarnos en seguirla. Y, para eso, necesitamos pedírselo e insistir como Él nos sugiere. No nos cansemos y continuemos siempre pidiéndole que nos dé esa sabiduría divina que nos ilumine para seguir el camino que Él nos señala y dejar el que nos lleva a la perdición. Amén.

jueves, 2 de noviembre de 2017

TENEMOS UNA RESERVA HECHA EN EL CIELO

No hay mayor viaje que el que tenemos reservado para ir al Cielo. Porque, en ese lugar la vida es plena y eterna. Nos lo ha dicho el Señor que se ha ido a prepararnos un sitio. Hoy, en el Evangelio de Juan, no lo recuerda y nos llena de esperanza y alegría. Porque, su Palabra es Palabra de Vida Eterna.

Nos dice también que, preparado el sitio, volverá para llevarnos con Él. No se puede decir más claro ni con más compromiso. El Señor nos ofrece la salvación, el triunfo sobre la muerte y la Vida Eterna. Él ya lo ha hecho, ha vencido la muerte y ha Resucitado. Nosotros lo haremos también en Él, porque, Él, nos lo dice, es el Camino, la Verdad y la Vida.

No desfallezcamos y tengamos plena confianza en sus Palabras. El Señor no miente y habla en Verdad. Su Palabra tiene verdadero cumplimiento y en ella estamos esperanzados y confiados. Ella, su Palabra, da esperanza y confianza a nuestra vida, y en ella soportamos todas las adversidades y contratiempos que la vida nos va presentando. En ella encontramos fortaleza y paciencia para soportar las inclemencias del tiempo y superar las tentaciones que este mundo nos presenta y con las que nos quiere seducir.

Pensemos en la gloria y felicidad que nos espera. Pensemos que lo que nos propone Jesús, el Señor, es la mejor opción de felicidad a la que aspiramos. No hay otro camino, y todo lo que el mundo nos propone está apoyado en el engaño y en la apariencia. Son espejismo de felicidad que con la misma velocidad que se presentan, desaparecen.

Pidamos fortaleza, equilibrio, tenacidad, paciencia, perseverancia y, sobre todo, sabiduría, humildad y paz, para encajar todos los golpes que la vida nos va presentando y con los que, el Maligno, quiere que desfallezcamos y abandonemos. Confiemos en la Palabra del Señor y tengamos plena confianza en Él a pesar de la dureza que el camino nos presenta. Nunca olvidemos que Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

domingo, 3 de septiembre de 2017

¡SEÑOR, AYÚDAME A OBEDECERTE!

María es modelo de obediencia, y debe, su testimonio, servirnos para también nosotros obedecer. Ella guardaba silenciosamente muchas cosas en su corazón. Cosas que quizás no llegaba a entender, pero que no rechazaba, sino que las tenías presente obedeciendo humildemente. ¿Obedecemos también nosotros cuando no entendemos al Señor? 

Hoy vemos que Pedro cayó en el mismo pecado. Se atrevió a increpara a Señor. Conocemos la respuesta de Jesús, y la misma respuesta debemos escuchar cuando nosotros también le increpamos y tratamos de que se hagan nuestros proyectos en lugar de los que el Señor nos propone. Nuestra camino es un camino de cruz, y no tratemos de esquivarlo y tomar atajos que puedan privarnos de ese encuentro con nuestra propia cruz. Porque, ganar la Vida Eterna exige perder esta, la de este mundo caduco.

Claro, eso nos va a costar esfuerzos y sacrificios. Se hace duro el camino y la puerta se estrecha, pero eso ya nos lo ha dicho Jesús. Creamos en su Palabra como hizo su Madre, y dejemos que Él nos indique el Camino, la Verdad y la Vida. Porque, Él sabe. Es el Salvador que nos dará la Vida Eterna.

Pidamos con todas nuestras fuerzas esa Gracia y, sin perder las esperanzas, creamos que nos la concederá. Porque es Él quien quiere, más que nosotros, salvarnos. Y sabe lo que nos conviene y lo que es bueno para nosotros, a fin de no caer en la trampa del hedonismo, de la comodidad, de la holgazanería y muchas cosas más que nos conducen a vivir en el egoísmo y el placer olvidándonos de los demás.

Escuchemos el plan de Dios para cada uno de nosotros y tengamos confianza y paciencia. Él no nos envía nada superior a los talentos y cualidades que hemos recibido. Si fuera así, también nos lo haría saber. Él quiere que demos todo, y lo que nos envía exige toda nuestra fuerza. Confiemos en su Palabra y en su Poder Misericordioso. Amén.

miércoles, 19 de julio de 2017

SENCILLOS Y HUMILDES

No es cosa fácil. Cuesta mucho sostenerse en la humildad y sencillez. Porque eso, aparentemente, desmerece y empequeñece, y a nadie le gusta quedar por debajo. Cuesta y, por experiencia se hace difícil mantenerse en la humildad. Quizás estés buscando cosas más heroicas o de mayor notoriedad, pero ser humilde está al alcance de todos, pero son pocos los que lo logras.

Esta será una buena oportunidad para pedírselo al Señor. Señor, convierte nuestro orgulloso corazón en un corazón noble, humilde, agradecido y sencillo, para que pueda dejar entrar tu Palabra y acogerla con alegría y entusiasmo. Tengamos la confianza que el Señor nos dará la fortaleza para vencernos y soportar con paciencia el mantenernos en la humildad.

Porque, ser humilde no es parecer un bobo, ni limitarse y echarse para atrás en todo. Ser humilde es y significa vivir en la verdad y reconocerse pecador y que de los demás también puede aprender. Ser humilde es tomar conciencia que todo lo que tienes, de bueno y de inteligente, lo has recibido de Dios. Y lo que no es tan bueno, puedes, con la ayuda del Espíritu Santo, mejorarlo y hacerlo bueno.

Ser humilde es abrir tu corazón a la Palabra de Dios, y confiar en Él. Tal y como los niños confían en sus padres y se fían de su palabra y de lo que les dicen. Eso te pedimos, Señor, danos un corazón de niño, confiado y abierto a tus enseñanzas y tus mandatos. Amén.

sábado, 17 de junio de 2017

PALABRA Y CONFIANZA

Hay mucha gente que no gozan de confianza. Es posible que su vida y sus actos no respondan a sus palabras, y, por mucho que juren, no le dan crédito a sus palabras. Poner a Dios o al Cielo por testigos no hace sino estropear más su credibilidad. Sobre todo si su palabra carece de verdad. Será una falta tratar de jurar apoyando tu palabra en la de Dios o en el Cielo. ¿Quién has pensado que eres para pedir el respaldo y crédito de Dios a tu palabra? Está fuera de sentido tratar de poner a Dios por testigo.

Y es que resulta que no se puede vivir de una manera y actuar de otra. Cuando la palabra no casa con la vida, se supone que algo falla. Y eso ocasiona que se pierde la credibilidad. Y hasta la dignidad. Porque, si se vive en la mentira, tu palabra pierde crédito. Menos aún si te atreves a jurar poniendo a Dios por testigo.

Por eso, desde este humilde rincón de oración, pedimos perdón por nuestras mentiras o por nuestros fracasos y medias verdades. Pedimos perdón por nuestras debilidades, inseguridades, ignorancias y, también, por nuestras incoherencias. Y pedimos que nuestros labios hablen en verdad. Siempre apoyados en la verdad que descansa en nuestro Señor Jesús, pues sólo Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

Danos, Señor, la sabiduría, la fortaleza, la coherencia y la valentía de estar siempre en la verdad, y no tener necesidad ni la tentación de usar tu Nombre para ponerlo por testigo y juramento a lo que nuestros pecadores labios hablan y dicen. Danos, Señor, la paciencia y la templanza de, llenos de paz y confianza, responder siempre como Tú nos indica: sí, sí, o, no, no.

jueves, 18 de mayo de 2017

ESE ES MI OBJETIVO

Ese es mi objetivo, Señor, seguirte permaneciendo en tu Amor e imitarte en tu estilo de vida. Ese es mi objetivo, aunque confieso, en muchos momentos de mi vida, me he apartado mucho de él. Y, también, cuando trato de estar a tu lado no doy la talla y me quedo muy por debajo de lo que Tú deseas de mí.

Sin embargo, Señor, he aprendido una cosa. He aprendido a confiar y a creer en tu Palabra. Palabra que me revela ese Amor Infinito con el que me amas. Pues, Jesús, tu amadísimo Hijo, el Predilecto, me lo ha revelado en su Amor: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor».

Y esa confesión levanta mi ánimo y fortalece mi espíritu para la lucha de cada día y el esfuerzo de vivir en tu Palabra y Voluntad. Eso hace que, un día sí y otro también, me esfuerce en permanecer en Ti, Señor. A pesar de reconocerme pecador y poca cosa. Sé que no soy merecedor de tu Perdón y de tu Amor, pero Tú me lo revelas y me lo confiesas. Y yo lo creo, Señor.

Te pido, Dios mío, que me infundas la luz necesaria para no desviarme del camino, y la fortaleza que necesito para sostenerme firme en tu presencia, a pesar de mis fallos, mis desvaríos, mis pecados, mis fracasos y mi soberbia. 

Dame la Gracia, Señor, de superar todas esas dificultades y tener la voluntad y fuerza de asumirlas y superarlas según Tú quieres y como Tú quieres. En Ti confío, Señor, y a tu Corazón me encomiendo abandonado a tu Infinito Amor. Amén.

jueves, 9 de marzo de 2017

TU PALABRA, SEÑOR, ME DA CONFIANZA


¿Qué sería de mí sin tu Palabra, Señor? ¿Y qué sería de mí sin tu ofrecimiento e invitación a que te pida, Señor? No haría falta decir que estaría perdido. Porque sin Ti, Dios mío, nada soy y nada puedo hacer. Por eso, desde este humilde blog, me hago eco de tu ofrecimiento y voz de tus Palabras.

Sí, Dios mío, tengo mucho que pedirte y te tomo por tu Palabra. Quiero pedirte, en primer lugar, que esa pequeñita fe que has puesto en mí me la aumentes y que cada día sea mayor. Sea una fe más fiable, más madura, más dócil, más fuerte y más confiada. Y también más paciente y esperanzadora. Una fe que sea capaz de, incluso, en los momentos de silencio saber esperarte y aguardar pacientemente. Una fe como supo llevar y sostener tu Madre María.

Una fe que, su consecuencia sea darse y entregarse al servicio de los demás; una fe que sepa comprender, de la misma forma que Tú, mi Señor, me comprendes a mí. Una fe que desprenda servicio, escucha y atencíón a los que necesitan ser servidos, escuchado y atendidos. Una fe que se note y no quede sólo en la apariencia litúrgica y piadosa. Una fe como Tú, Señor, quieres.

Una fe cuyo resultado sea el amor. Una fe que se cuide de amar, y para ello se esfuerce en someter mis sentimientos a tu Voluntad, Señor, con la voluntad que Tú me has dado. Una fe que no se deje dominar ni influir por todas esas tentaciones que el mundo me ofrece. Una fe sostenida en la oración de cada día en mi y nuestra relación contigo, Señor.

Una fe que se alimenta en y de la Eucaristía, del banquete de tu Cuerpo y Sangre, que Tú nos has dejado para que, fortalecidos en ella seamos capaces de recorrer el camino injertados en el Espíritu Santo hasta alcanzar la Casa del Padre. Amén.