Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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viernes, 27 de octubre de 2023

ORACIÓN: PACIENCIA

Señor danos paciencia: hasta que el mundo se llene de tu presencia, hasta que nos amemos, hasta que veamos las cosas claras, hasta que oigamos todas las voces, hasta que renazca lo mejor de cada uno, hasta que hagas brotar el amor más puro, hasta que muera en nosotros toda la malicia, hasta que ayudemos al otro a ser, hasta que no compitamos unos con otros, hasta que la ilusión y la paz triunfen, hasta que el hombre no sea enemigo del hombre.

Mantennos firmes, Señor, y sin quejas, contentos y satisfechos con lo que somos, sin ansiar tener más cosas, sólo deseando compartir con el hermano todo don que nos ha sido dado y que se necesita para hacer tu reino.

Sé para nosotros un estímulo del respeto a la diferencia, un impulso a darse del todo, sin esperar nada, una emoción que nos abraza y llena de sentido nuestra vida. Tú eres la luz que espera el mundo. Amén.

Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.

viernes, 29 de septiembre de 2023

ORACIÓN: PACIENCIA

Tú tienes paciencia con nosotros, Tú sabes esperar, Tú aceptas nuestros ritmos, Tú nos conoces del todo...

En cambio, nosotros nos agitamos, no soportamos ritmos distintos, nos cuesta trabajar con el diferente, discutimos en la familia con impaciencia, nos agita lo que el otro hace de otra forma.

Nos invitas, Señor, a tener paciencia, a esperar el día en que todo se calme, a deshacernos de la ansiedad, a dejar que lo que pasa, pase; dejar que lo que ocurre no nos dañe.

Tú nos prometes un cielo nuevo y una tierra nueva, pero nos pides que la construyamos, que no nos quedemos con los brazos cruzados.

Lánzanos al mundo, Señor, sácanos del lamento y de la queja, ponnos en acción constructiva para trabajar juntos en tu misión. Amén.

Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.

jueves, 17 de agosto de 2023

ORACIÓN: PACIENCIA

Tú tienes paciencia con nosotros, Tú sabes esperar, Tú aceptas nuestros ritmos, Tú nos conoces del todo... En cambio, nosotros nos agitamos, no soportamos ritmos distintos, nos cuesta trabajar con el diferente, discutimos en la familia con impaciencia, nos agita lo que el otro hace de otra forma.

Nos invitas, Señor, a tener paciencia, a esperar el día en que todo se calme, a deshacernos de la ansiedad infantil, a dejar que lo que pasa, pase; dejar que lo que ocurre no nos dañe.

Tú nos prometes un cielo nuevo y una tierra nueva, pero nos pides que la construyamos, que no nos quedemos con los brazos cruzados.

Lánzanos al mundo, Señor, sácanos del lamento y de la queja, ponnos en acción constructiva para trabajar juntos en tu misión. Amén.

Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.

miércoles, 28 de junio de 2023

DAME, SEÑOR, PACIENCIA Y PERSEVERANCIA

ORACION: PACIENCIA

Señor, tienes paciencia conmigo, sabes esperar, aceptas mis ritmos, me conoces del todo.

En cambio yo me agito, no soporto ritmos distintos, me cuesta trabajar con el diferente, discuto en la familia con impaciencia, me agita lo que el otro hace de otra forma.

Me invitas, Señor, a tener paciencia, a esperar el día en que todo se calme, a deshacerme de la ansiedad infantil, a dejar que lo que pasa, pase; dejar que lo que ocurre no me dañe.

Señor, sácame del lamento y de la queja, ponme en acción para trabajar en tu misión. Amén.

Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.

jueves, 5 de marzo de 2020

NO NOS CANSEMOS DE PEDIR

Resultado de imagen de Mt 7,7-12
Pedir y se les dará, nos ha prometido Jesús:  « Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y... - Mt 7, 7-12 - por tanto, pidamos con verdadera confianza sabiendo que nuestro Padre nos escucha y nos atiende y nos dará lo que realmente necesitamos y nos conviene. Y es muy importante saber y confiar en esto que acabo de decir, "lo que realmente necesitamos, sobre todo para la salvación de nuestra alma", porque eso es lo único y verdaderamente importante.

Nos hacemos esta pregunta, ¿qué es lo verdaderamente importante? Supongo que todos coincidiremos, al menos los que creemos en ella y que, por los méritos de Jesús, y la Misericordia de nuestro Padre Dios podemos alcanzarla, la Vida Eterna. Eso no descarta que todas las demás, me refiero a las necesidades que corresponden a nuestra naturaleza humana, son importantes y tenemos que pedirlas también, porque realmente las necesitamos. Sin lugar a duda que sí.

Pero, siempre guiados y alentados por y con la confianza de que nuestro Padre nos escucha y sabe lo que realmente necesitamos y lo que nos conviene. Es esa la actitud que tenemos que tener y la confianza con la que debemos dirigirnos a nuestro Padre, siempre abiertos a su Misericordia y a lo que Él disponga sobre nosotros. Sabemos y conocemos que Dios está presente en nuestra vida, pero también que nuestra naturaleza, pecadora, pobre, finita y limitada necesita de la Gracia y el Poder del Padre que nos ama.

Es en esa confianza donde debemos postrarnos pacientemente,  obedientemente y confiadamente y abrirnos a la acción de su Espíritu, sumisos a su Voluntad y esperanzados en que nuestro Padre Dios nos llevará, nos indicará, nos abrirá la puerta necesaria para llegar a Él. Amén.

jueves, 8 de agosto de 2019

PURIFICA, SEÑOR, MIS PENSAMIENTOS

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En este momento que me disponía a escribir mi oración - reflexión de cada día, quiero, Señor, pedirte que apartes de mí mis malos y contaminados pensamientos, mis malas inclinaciones a juzgar a los otros aunque, por y con tu Gracia, luche por no dejarlas entrar en mi corazón. A pesar de mi inconsciente autosuficiencia, soberbia y autoestima, revisteme, Señor, de humildad y sencillez y de que acepte lo que realmente soy descubriendo mis pecados y también mis talentos recibidos de tu generosidad y amor.

Dame, Señor, la sabiduría de soportar con verdadera paciencia todo lo que me desespera y me hace daño y me empuja a sentirme mejor que otros, porque, ¿cómo puedo servirles sintiéndome más grande? Necesito, Señor, tus fuerzas para poder superar esas dificultades. Aparta, Señor, mis deseos impuros y todo aquello que me contamina fortaleciendo mi egoísmo. Dame la paz para no desesperar ni sentirme mejor que los otros, porque, Señor, experimento que mis fuerzas no son suficientes para sostenerme en tu presencia y en tu seguimiento.

Por tanto, Señor, necesito tu Gracia para poder esforzarme en imitarte. Es eso lo que más deseo, pero también con lo que más dificultad me encuentro a la hora de realizarlo. Me experimento débil y sometido al pecado. Sé que hay pruebas en mi camino, pero también sé que sólo contigo y en tu presencia puedo superarlas. ¡Ven, Señor Jesús y toma todo mi corazón! Amén.

jueves, 13 de septiembre de 2018

CAMINANDO EN TU PRESENCIA, SEÑOR.

Resultado de imagen de Lc 6,27-38
No te atrevas a ir solo, te perderás y serás presa de Satanás. Está al acecho y sabe de tus debilidades y tu naturaleza humana. Conoces tus razonamientos y también tu suficiencia, y eso te puede perder. Abajate y hazte humilde y busca tu propio rincón para reflexionar sereno, tranquilo y confiado. El Señor te escucha, está presto a tus palabras y no nos abandonará nunca frente al peligro de nuestra lógica y nuestros pensamientos.

Es verdad, nos cuesta dar, y, sobre todo, cuando lo que hemos logrado nos ha llevado mucho sudor, trabajo y tiempo. ¿Cómo se lo vamos a entregar a otros? ¿Y, además, mis enemigos? No nos cabe en la cabeza y nunca lo entenderemos por nosotros mismos. Sólo la Gracia de Dios nos lo dará a entender. ¿Acaso todo lo que has recibido, trabajado son méritos tuyos? ¿Acaso tu has recibido la vida, los talentos, la fuerza, la capacidad para alcanzar con tu esfuerzo eso a lo que tanto estás apegado? ¿Y acaso todo eso te va a dar la vida eterna que tú anhelas y deseas?

Todo eso es transitorio y según ha ido llegando a tus manos también se irá. ¿Qué quedará? Simplemente, tu amor y tu generosidad con los que lo necesitan. Es eso lo que te dará vida, vida eterna y gozo en plenitud. Y si el Señor nos lo propone es porque en Él podemos hacerlo. Por eso se ha quedado entre nosotros. Todos los días puedes encontrarlo, relacionarte y pedirle fuerzas para irte desprendiendo de todo lo que crees que te dará la felicidad y la vida, y quedarte con lo que Él te dice y te propone.

En Él y por su Gracia podemos lograrlo. Podemos empezar a pedirle que nos cambie nuestro corazón e ilumine nuestra razón, para ir cambiando de idea, para ir convirtiendo nuestro corazón en un corazón más humilde, más consciente del sufrimiento de los demás y más generoso para compartir con los que necesitan de nosotros. Tanto lo material como lo espiritual. No nos cansemos de pedirlo, aunque nos parezca que no cambiamos. Tengamos esperanza, confianza y el milagro se irá haciendo cada día en cada uno de nosotros. Amén.

martes, 4 de septiembre de 2018

¿CUÁL ES NUESTRO PROBLEMA?

Resultado de imagen de Lc 4,31-37
A nosotros ahora no parece que nos admire la Palabra de Dios. Hemos perdido esa espontaneidad y esa admiración. Quizás, la hemos oído tantas veces que hasta nos suena muy repetida y cansina. Hemos terminado por hacerla rutinaria e incluso en las Eucaristía podemos pensar, ¡vaya, otra ves el hijo pródigo! ¿Nos puede estar pasando algo de eso?

Sin embargo, es el mismo Jesús quien nos habla. El mismo Jesús que les habló a aquellos judíos, a los fariseos y a los escribas de su tiempo. ¿Qué nos está pasando? Esa es la pregunta que nos hacemos hoy. ¿Acaso estoy muerto? ¿O no produce ningún efecto la Palabra en mi corazón? ¿No me llega? ¿O hay otras razones?

¿Dónde está mi fe? ¿La he perdido o está dormida? Ante tantos interrogantes, lo primero que creo debemos hacer es estar tranquilos y serenos. Dios no nos ha abandonado y sabe de nuestros problemas y frialdad. No perdamos la paz y, serenos y confiados, tengamos paciencia, no dejemos de caminar a su lado y perseveremos en paz. El Espíritu Santo nos irá fortaleciendo y dándonos luz para que podamos ir entendiendo y sintiendo esa Palabra de Jesús dentro de nosotros.

Pidamos esa luz y esa capacidad de admiración y no perdamos nunca la fe. Porque, precisamente, esas son las pruebas que certifican y demuestran que tenemos fe. La fe se descubre cuando en la adversidad tú apuestas por el que crees perdido. El silencio de Dios está a nuestro lado paciente y espera de nosotros una respuesta que certificará que creemos en Él. Amén.

sábado, 9 de diciembre de 2017

DESPIÉRTANOS, SEÑOR, Y AUMENTA NUESTRA FE

Tenemos intención de buscarte, Señor, y de abrirnos a la acción del Espíritu Santo. Sabemos de nuestros pecados y limitaciones, y de nuestra pobreza. Nos sentimos compasivos con todos aquellos que sufren y lo pasan mal, e incluso experimentan pocas o ninguna esperanza. Queremos hablarle de Ti y llenarles de esperanza. Pero, no sabemos cómo ni nos sentimos fuertes para darle eso que necesitan.

Nos compadece el dolor, pero, ¿cómo quitar ese dolor? Por eso, Señor, te pedimos que nos des paciencia y sabiduría para saber interpretar y discernir nuestros movimientos y nuestra aportación. Pero, sobre todo, Señor, aumenta nuestra fe. Fe en sabernos asistidos por el Espíritu Santo y capaces, por tanto, de hacer lo mismo que hicieron tus apóstoles. Tú espera que continuemos esa misión de anunciar que el Reino de los Cielos está cerca, y nosotros queremos hacerlo.

Sin embargo, sucede que nos confundimos, que nos despistamos o que no sabemos realmente qué tenemos que hacer. Quizás esperamos hacer grandes cosas y, posiblemente sean las pequeñas cosas de cada día las que nos están hablando sobre la responsabilidad de nuestra misión. No estamos solos y eso significa que podemos contagiar del mensaje del Reino  todo lo que pulula a nuestro alrededor.

Quizás sea esa nuestra misión, llenarnos de vida de Cristo para derramarla en todos aquellos con los que nos relacionamos. Pero, para eso, necesitamos estar muy cerca del Señor, y eso significa oración y Eucaristía. Permanecer en el Señor es contar con Él para todo, porque sin Él nada podemos hacer. Permanecer en el Señor es hablarle a Él de todo lo que nos ocurre; de nuestros problemas; de nuestros miedos y tentaciones; de nuestros deseos de dejarlo todo.

Permanecer en el Señor es insistir a pesar de nuestra pereza y rogarle que nos salve y nos dé la fortaleza necesaria para sobreponernos y superar todas las dificultades que tratan de alejarnos de Él. Sí, Padre, te pedimos que envíes obreros a tus mies. Amén.

domingo, 1 de octubre de 2017

TAMBIÉN YO TE HE ENGAÑADO MUCHAS VECES, SEÑOR

Me indentifíco con uno de esos hijos, Señor. Muchas veces te he engañado y no he obedecido tus mandatos. Quizás haya sentido pereza en algunos casos;  en otros no me he sentido con ganas ni deseos de realizarlos, y algunos los he hecho con más desganas que ganas. He de decir también que muchos los he hecho con buena intención y con gran deseo de hacerlos.

Sin embargo, tanto unos como otros, los hago porque sé que Tú no mandas nada malo, y que el hacerlo será siempre bueno para mi salvación. Claro que me cuesta, pero, ¿qué no cuesta en esta vida? ¿Acaso los estudios, el trabajo, la formación, no cuesta? Sabemos que detrás del bienestar y de lo bueno se esconde el trabajo, el esfuerzo y sacrificio. Será bueno reconocer que todo lo que Tú nos mandas, Señor, son cosas buenas para nosotros. Porque, Tú nos quieres y estás interesado más que nadie en salvarnos.

Por eso, Señor, te pedimos que infundas en nuestros corazones una fuerza de voluntad que nos ayude a vencernos y a cumplir con tus mandatos. Incluso cuando no lo veamos, no lo entendamos o nos cueste vencer nuestra pereza y nuestros apegos. Danos esa sabiduría de saber elegir lo bueno de lo malo, y de que, aunque nos seduzca otras cosas de este mundo, sepamos obedecerte y responder a tu Palabra y Mandato.

También te pido, Señor, que si te respondo precipitadamente de forma negativa, me des la paciencia y la sabiduría de darme cuenta y de experimentar ese dolor de arrepentimiento para reconocer mi equivocación. Y la fuerza de poder levantarme y vencer toda mi pereza, soberbia y vanidad, para, apoyado en tu Gracia obedecer y volver a tus mandatos.

Confiado, Señor, en esa petición y lleno de esperanza en tu Palabra, me abandono en tus brazos, Señor, y trata de perseverar y permanecer siempre a tu lado. Aun en los momentos más débiles y difíciles de mi vida, porque sólo siendo fiel a tu Palabra la vida tiene verdadero sentido.

jueves, 9 de febrero de 2017

¿CÓMO PEDIR Y DE QUÉ FORMA?

Se hace necesario pedir con fe. Eso quiere decir que pedimos confiados en que el Señor no escucha. Lo mismo que nos escuchan nuestros padres de la tierra. Nos escucha y nos atiende. Eso no quiere decir que nos dé lo que pedimos, sino que sabe, mejor que nosotros, lo que nos conviene y es eso lo que nos da.

Porque pedimos mal y cosas que quizás no nos hace tanta falta como nosotros pensamos. Y es que lo primero que tenemos que pedir es nuestra salvación. Para eso necesitamos creérnoslo y, luego, tener paciencia, confianza, humildad y pedir por amor. Sí, necesitamos también las cosas materiales, pero no tantas como deseamos, pues la abundancia de comodidades puede acomodarnos e instalarnos en la pereza y la soberbia.

Aquella mujer luchaba por sanar a su hija. Era el amor el conducto que la movía. y la alimentaba. Pero, su esperanza y su fe en Jesús la sostenía en su perseverancia e insistencia. Yo, Señor, también quiero pedirte de esa forma. Confiado, paciente, humilde y en paz. Sabiendo de tu escucha y de tu atención. Sabiendo que no me lo vas a negar, pero, sí, me vas a dar lo que necesito para llegar a Ti y estar a tu lado.

Seguramente me costará entenderlo. Mi mente es humana y mis criterios no son los tuyos. Me cuesta amar y experimentar darme integramente. Estoy manchado y sometido a mi pobre y pecadora humanidad. Pero, como esa mujer, confío en Ti, Señor, y sé que Tú, porque lo he aprendido en tu Iglesia y tu Palabra, me amas y me quieres salvar. Así que no me dejarás de la mano y me asistirás, pero como sólo Tú sabes hacer.

Yo te pido que me des paciencia, que me fortalezcas para esperar, para comprender y saber que me estás asistiendo y fortaleciendo. No obstante, el Espíritu Santo me ha llenado de su Gracia en mi Bautismo y me acompaña. Gracias, Señor, porque, como esa mujer, yo también espero recoger lo que Tú, Señor, tengas a bien darme, porgue eso será siempre lo mejor. Gracias por tu Infinita Misericordia. Amén.

domingo, 21 de abril de 2013

DAME PACIENCIA, DIOS MÍO



Es lo que más se necesita, la paciencia, porque cuando se pierde, todo se viene abajo y se cometen errores que luego cuesta mucho enderezar. Por eso, Señor, dame paciencia, paciencia para mantenerme fiel, constante a tu lado y siguiendo tu estela. 

Dame paciencia para no seguir los actos de mi razón, que muchas veces me invitan a tomar otro camino, a desobedecer cuando Tú me llamas y a tomar mis propias decisiones contrarias a las tuyas. Dame mucha paciencia, Dios mío, para no contravenir tus mandatos, aunque en muchos momentos no de la talla y falle en su cumplimiento.

Que esos momentos no sean ocasiones para desobedecerte y alejarme de Ti. Dame la fortaleza de saber aguardar y meditar todo aquello que no comprenda, o que por mi debilidad no cumpla según tu Voluntad. Que sepa mantenerme siempre en Ti y confiado en que Tú nunca me cerrarás los brazos de tu Misericordia.

Dios mío, dame la paciencia de aguantar la impaciencia. Y de aceptar pacientemente el recibirla cuando Tú lo creas conveniente y necesario. Hasta entonces, yo me esforzaré en esperar tu Misericordia.