Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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sábado, 13 de noviembre de 2021

CUANDO PIDES ES QUE ESPERAS RECIBIR

 

Pedir significa esperar recibir. Quien no espera recibir deja de pedir. Por tanto, claro está que cuando pides tienes vivas esperanza de que seas escuchado y, en consecuencia, recibas respecto a lo pedido, o, quizás más. En este caso, sorprendentemente más, porque, el Señor, sabe mejor que tú lo que realmente necesitas. Por tanto, pide sin descanso y persevera en la oración.

Y eso es lo que hoy, Señor, venimos a pedirte, la fortaleza y la voluntad de perseverar en la oración. Esa oración en y por la cual nos ponemos en contacto directo contigo y te hablamos de nuestra situación de fe, de espiritualidad, de  inconstancia, de desfallecimiento, de dudas, de egoísmos, de envidias, de deseos de venganzas, de tantos problemas que nos dificultan y obstaculizan parecernos a Ti. Porque, eso, Señor, es lo que realmente queremos, parecernos a Ti y vivir a tu estilo, amando y perseverando en la oración con nuestro Padre Dios.

Danos, Señor, la paciencia, la humildad y la sabiduría de sostenernos en la oración a pesar de nuestras dificultades y limitaciones. Incluso, Señor, cuando entra la oscuridad en nuestros corazones y perdemos tu presencia y tu cercanía. Que siempre, Señor, estemos dispuestos a insistir como esa pobre viuda que nos pone de ejemplo en el Evangelio de hoy. Amén.

jueves, 25 de febrero de 2021

LA HUMILDAD DE PEDIR

 

Es condición indispensable se humilde para pedir, porque, de no serlo te será imposible hacerlo. Pedir cuesta y se necesita mucha humildad para abajarte y hacerlo. La soberbia y el orgullo te impedirán pedir, buscar y llamar. Solo el humilde se acerca y, reconociéndose pobre, necesitado y pecador se postra y pide.

Y, ¡claro!, podemos pedir algunas cosas al hermano, a nuestros familiares y amigos, pero, solo nuestro Padre Dios nos podrá dar lo necesariamente importante para salvarnos, para convertir nuestra vida de pecado en este mundo en Vida Eterna en el otro, junto al Padre y compartiendo su Gloria. Por eso, necesitamos ser humildes y pobres de espíritu para sabernos necesitados y, en consecuencia, pedir, buscar y llamar.

Te pedimos, Señor, la Gracia de la humildad y la sabiduría de sabernos criaturas tuyas, necesitadas de tu Amor y Misericordia. Danos la fortaleza de vencer nuestra soberbia y orgullo para, reconociendo nuestra pequeñez y nuestra condición de criaturas, seamos lo necesariamente humildes para, postrados ante Ti, Señor, pedir, buscar y llamar todo lo necesario para nuestra salvación. Amén.

lunes, 5 de octubre de 2020

PEDIR DESCUBRE LA NECESIDAD DE AMAR

 

 

Se nos hace difícil pedir si antes no somos capaces de abajarnos. Uno se atreve a pedir cuando la necesidad le apremia y se hace necesaria o vital en su vida. Y ese atrevimiento nos descubre el revestimiento de nuestra soberbia. Percibimos que nuestra soberbia levantan una muralla de suficiencia y nos impide abajarnos y, más, manifestar nuestras necesidades y carencias. En una palabra, nuestra pequeñez. Reconocer esa necesidad de pedir es un primer y gran paso.

Cuando me pongo delante del Señor y le pido que me ayude, estoy reconociendo mi pequeñez y mi condición de pecador. Me viene ahora a la memoria la parábola del fariseo y publicano - Lc 18, 9-14 - donde la jactancia de uno no le justifica y la humildad de otro le justifica. Jesús lo deja claro, pedir conlleva el darnos cuenta de nuestra pequeñez y de nuestra pobreza. Pedir descubre esa necesidad de hijo que necesita la ayuda del Padre. Pedir nos ayuda a familiarizarnos con nuestro Padre Dios y, en esa relación de cada día, a conocerle y a depositar en Él toda nuestra confianza.

No dejemos que estas hermosas y esperanzadoras Palabras de Jesús caigan en saco roto y el viento se las lleve. Pensemos que nuestro Padre Dios nos Ama Infinitamente y, por eso, nos dará todo aquello que verdaderamente necesitemos para nuestra salvación, que no es otra que la de gozar junto a Él para toda la Eternidad. Recordémoslo siempre: (Mt 7,7-11): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que...

lunes, 6 de julio de 2020

TAMBIÉN YO, SEÑOR, QUIERO TOCARTE

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Tengo que confesar, al menos yo, que cuando pido por alguien no lo hago con fe. También reconozco que me confundo y no sé ciertamente qué es la fe. Porque, pongo todo el empeño y la fe que tengo y que puedo, pero, ciertamente no sé si lo hago con plena confianza. Porque, eso sí he advertido que cuando pido con fe algo a alguien, que sé que me lo puedo dar, lo hago totalmente convencido que, si quiere, me lo da.

Pero, mis dudas están en que, ¿lo hago así cuando le pido a mi Padre Dios? ¿Creo realmente que Dios me escucha y me atiende? Me respondo a mí mismo que sí, pero siempre queda algo de duda. También es verdad que no sé pedir, o dicho de otra forma, puede suceder muchas veces que lo que pido no me conviene, o conviene que no se haga para que sea un bien, a pesar de no comprenderlo, para mí.

De cualquier forma, este momento y este Evangelio, desde este rincón de oración,  me da la oportunidad de pedirle al Señor que haga que mi fe crezca y se consolide fuertemente y firmemente como la de aquel personaje y aquella mujer. Por tanto, Señor, te pido desde lo más profundo de mi corazón que cultives en mi corazón la llama de la fe y que mi corazón, valga la redundancia, sea cada vez como el de aquel niño que se fía plenamente de su Padre y sabe, con toda confianza, que su Padre le escucha, le atiende y le resuelve su problema.

Gracias, Señor, por tanta Misericordia, porque, reconociendo que no merezco nada, experimento tu Amor y tu Compasión. Gracias de nuevo, Señor. Amén.

jueves, 5 de marzo de 2020

NO NOS CANSEMOS DE PEDIR

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Pedir y se les dará, nos ha prometido Jesús:  « Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y... - Mt 7, 7-12 - por tanto, pidamos con verdadera confianza sabiendo que nuestro Padre nos escucha y nos atiende y nos dará lo que realmente necesitamos y nos conviene. Y es muy importante saber y confiar en esto que acabo de decir, "lo que realmente necesitamos, sobre todo para la salvación de nuestra alma", porque eso es lo único y verdaderamente importante.

Nos hacemos esta pregunta, ¿qué es lo verdaderamente importante? Supongo que todos coincidiremos, al menos los que creemos en ella y que, por los méritos de Jesús, y la Misericordia de nuestro Padre Dios podemos alcanzarla, la Vida Eterna. Eso no descarta que todas las demás, me refiero a las necesidades que corresponden a nuestra naturaleza humana, son importantes y tenemos que pedirlas también, porque realmente las necesitamos. Sin lugar a duda que sí.

Pero, siempre guiados y alentados por y con la confianza de que nuestro Padre nos escucha y sabe lo que realmente necesitamos y lo que nos conviene. Es esa la actitud que tenemos que tener y la confianza con la que debemos dirigirnos a nuestro Padre, siempre abiertos a su Misericordia y a lo que Él disponga sobre nosotros. Sabemos y conocemos que Dios está presente en nuestra vida, pero también que nuestra naturaleza, pecadora, pobre, finita y limitada necesita de la Gracia y el Poder del Padre que nos ama.

Es en esa confianza donde debemos postrarnos pacientemente,  obedientemente y confiadamente y abrirnos a la acción de su Espíritu, sumisos a su Voluntad y esperanzados en que nuestro Padre Dios nos llevará, nos indicará, nos abrirá la puerta necesaria para llegar a Él. Amén.

jueves, 14 de marzo de 2019

PEDIR, BUSCAR Y TOCAR

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El camino se resiste a parar de caminar, pero no caminar hacia cualquier lugar, sino caminar hacia Ti, Señor. Porque, sólo Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Y un camino especial, diferente. Un camino de petición, sin un momento de tregua. Un camino de pedir todo lo que necesito para nunca dejar de seguirte. Un camino de fortaleza, de perseverancia, de constancia, de lucha, de firmeza, de decisión, de entrega y de todo lo que necesito para levantarme en las caidas y seguir sin vacilar tus pasos.

Un camino de búsqueda, de discernimiento, de investigación, de lectura, de aprender, de escuchar, de abrir mi corazón a todas tus enseñanzas. Un camino de estar atento, dispuesto a aprender, a tener los ojos bien abiertos y los oídos expectante a tu Palabra. Un camino de inquietud por encontrarte y de no parar de buscarte confiado que Tú me señalarás por donde debo ir.

Y, siempre, sin parar de llamar, de suplicarte, de tocar a pesar de no encontrar respuestas y de verme rodeado de silencio y de oscuridad. Un camino de llamada, de gritos, de suplicas, de perseverar en no dejar de tocar, de paciencia y de confiar en tu respuesta. Un camino de saber que Tú eres mi Padre y no me abandonas. Un camino de saber que Tú, mi Señor, estás presente en mi vida y me acompañas aunque yo no sea capaz de verte en muchos momentos de mi vida.

Sí, Señor, quiero y deseo pedir, buscar y tocar, porque Tú me lo has dicho y porque yo lo necesito. No tengo mejor súplica, ni mejor búsqueda ni a quien tocar mejor que a Ti. Porque, Tú eres mi Padre, la Bondad Infinita y el Amor Misericordioso que me escuchas, que has demostrado, entregando a tu Hijo hasta una muerte de Cruz, que me quieres hasta ese extremo, y que todo lo haces por verdadero amor para salvarme y darme esa felicidad plena que yo busco. Gracias, Señor. Amén.

jueves, 11 de octubre de 2018

SE HACE NECESARIO PEDIR

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Nos cuesta cumplir y hacer lo que se nos manda. Nos ha sucedido durante toda nuestra vida, en el colegio, en la familia, en el trabajo y en nuestros propios compromisos sociales. Nos cuesta hasta ir al médico y tratamos de evitarlo todo lo posible. Y cuando no nos queda otro remedio lo hacemos con pesadumbre y desgana.

También nos cuesta rezar, y más cuando nos parece que nuestras palabras se las lleva el viento. Mantener, pues, esa fe y confianza perseverante es signo y señal de que confiamos en nuestro Padre Dios e insistimos tal y como nos dice Jesús. No se trata de pedir un día, sino de pedir lo que necesitamos todos los días, y hacerlo seguros de que el Señor nos dará lo que realmente nos haga falta y necesitemos, sobre todo para nuestra salvación eterna.

Porque, esa es la Voluntad del Señor, salvarnos contando con nuestra colaboración. Para eso nos ha creado libres con la capacidad de decidir. Pero, también, estamos heridos por el pecado y nuestra naturaleza es débil y proclive a las malas inclinaciones. Eso nos limita y nos confunde, de forma que no sabemos bien lo que realmente necesitamos y erramos en nuestras peticiones.

Por eso, Señor, te pedimos que nos asesores y nos asista, porque nosotros no sabemos bien que nos conviene. Nos ponemos en Manos del Espíritu Santo para que sea Él quien realmente nos guíe y pida por nosotros. Porque, Él sí sabe realmente que nos conviene y que necesitamos para caminar por el camino, valga la redundancia,  recto que nos lleva a la Casa del Padre. Amén.

viernes, 5 de octubre de 2018

GRACIAS POR LA VIDA

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Parados y en silencio buscamos en lo más profundo de nuestro ser el agradecimiento por tantas cosas recibidas. Primero por la toma de conciencia de saber quien soy, de la vida que tengo, del conocimiento del entorno y circunstancias que me rodean. De la tierra y de sus frutos, de la capacidad de relación, de la amistad, de los buenos sentimientos y de la esperanza de alcanzar una vida mejor. Sobre todo, esa Vida Eterna que anhelamos y buscamos con tanta esperanza y que esperamos recibir de nuestro Padre Dios del Cielo.

Gracias Padre por tantos dones recibidos y gracias por la esperanza de soportar en el camino de este mundo tantas calamidades y sufrimientos. Gracias por llenarnos nuestros corazones de esperanza y de aspirar a una vida mejor y eterna en gozo y plenitud. Gracias, Padre, por la capacidad del esfuerzo de cada día, pero, sobre todo, gracias Padre por la fe, porque sin Ti ¿a dónde iríamos? Y sin Ti, ¿dónde encontraríamos esperanza?

Entonces, es verdad, se nos oscurecería el mundo y las tinieblas se adueñarían de nuestra esperanza y alegría. Pero, por tu Misricordia y Amor, Señor, nuestros corazones se llenan de esperanza y de paz. Tenemos a quien pedir fortaleza, paciencia, sabiduría, esperanza y fe. Fe en saber que Tú, Padre del Cielo, nos acompañas y nos proteges. Y nos provees de lo que realmente necesitamos para orientarnos a tu Casa, donde, nuestro hermano Mayor, Jesús, nos prepara una mansión en la que viviremos eternamente en gozo y plenitud alabando y dando gloria al Padre.

Gracias, Señor, por tantas cosas y por sostenernos en pie y firmes siguiendo los pasos, a pesar de nuestras debilidades y pobrezas, de tu Hijo, nuestro Señor Jesús. Seguiremos, siguiendo sus consejos y mandatos, pidiendo, llamando y buscando. Amén.

sábado, 29 de septiembre de 2018

DESCÚBRENOS, SEÑOR, TU ROSTRO


A veces me pregunto que diferencia hay entre los que creen y los que no creen. ¿Por qué ocurre eso? Y la respuesta no puede ser otra que el regalo de la fe. Pero, ¿qué ocurre entonces, a unos se les da y a otros no? Eso, mejor preguntárselo al Señor como le sucedió a los trabajadores de la Viña -Mt 20, 1-18-.
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Lo que sí puedo decir es que la fe hay que buscarla y acudir a la Fuente que la da, que es el Señor. Y, sobre todo, buscarla y pedirla. La fe exige inquietud de búsqueda y disponibilidad para abrirte a ella. La fe exige dar ese paso que necesitamos y ponernos dócilmente en Manos del Señor en actitud humilde y dispuestos a cumplir su Voluntad. 

Es, tal y como hizo Natanael, rendirnos a la evidencia de su Gloria y Poder, pero, sobre todo, a su Amor y Misericordia. Entonces se nos irá abriendo la mente y veremos, como el Señor nos ha prometido, cosas mayores. Pidamos esa Gracia al Señor con confianza, persistencia y constancia, llenos de paciencia y de perseverancia. No dejemos nunca de buscarle sabiendo que Él nos invita a pedir, a llamar, a tocar con insistencia - Mt 7, 7-8 -.

Permanezcamos en su silencio, porque el Señor siempre permanece en silencio junto a nosotros esperando nuestra elección y respuesta. No se interpone en nuestro discernimiento ni nos impide nuestra elección. Nos deja libre y, en silencio, espera y desea que sepamos escoger el buen camino. Pidámosle sabiduría, fortaleza y mucha paz para poder discernir a la luz del Espíritu Santo y encontrarle para, humildemente, abrirnos a ese don de la fe que nos regala. Amén.

sábado, 12 de mayo de 2018

DANOS NUESTRO PAN DE CADA DÍA

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Una gran parte de nuestra vida dependemos de nuestros padres. Poco o mucho, todos hemos recibido, al menos en los primeros años, lo necesario para vivir y crecer. Y si en algunos casos no han sido nuestros padres, otros han ocupados sus puestos para ayudarnos y darnos lo que nuestros corazones necesitan para continuar latiendo.

De cualquier forma, todos hemos recibido la vida. Es es el gran don, sobre todo hoy, que está amenazada por el aborto, y que, de tener unos padres que no la respetan podemos vernos condenado a la muerte antes incluso de nacer a la luz de este mundo. En este sentido contamos ya con un gran regalo de nuestro padres que nos la han respetado.

Se experimenta un gran gozo cuando caemos en la cuenta de ese inmenso regalo que es la vida, y todo lo que en y con ella nos viene dado. Vida y todo lo demás que se nos da de forma gratuita, no para nuestro aprovechamiento y conveniencia, sino para darla y compartirla con aquellos que más lo necesitan por carecer de todo o casi todo. O por sus debilidades y poca resistencia a las tentaciones y seducciones de este mundo.

Al inicio de cada día, cuando levantamos el corazón hacia nuestro Padre y rezamos la oración que nos enseñó el Hijo, nuestro Señor Jesucristo, pedimos que nos dé el pan de cada día. Ese pan que necesitamos para alimentarnos, tanto físicamente como espiritualmente. Posiblemente pongamos más énfasis en lo material que espiritual, pero necesitamos tanto lo uno como lo otro. Quizás más lo espiritual, porque ese alimento es el que nos llevará al encuentro con el Padre.

Y tengamos muy presente que el Padre no escucha y nos atiende si lo pedimos en nombre y a través del Hijo.Pero, nos dará lo que nos conviene, según su Voluntad, porque Él es el que sabe lo que realmente es mejor para nosotros. Debemos aceptar su Voluntad como buenos hijos, lo mismo que cuando niños hacíamos los que nuestros padres nos decían, porque ellos siempre buscaban nuestro bien. Y nade mejor que nuestro Padre del Cielo sabe lo que realmente necesitamos. 

Haz, Señor, que nuestra voluntad sea siempre tu Voluntad, y danos la paz, sabiduría y fortaleza para, no seguir nuestra pobre e ignorante voluntad sino la Tuya, que es la que el Espíritu Santo nos alumbra y a la que nos impulsa. Amén.

miércoles, 10 de enero de 2018

CONECTADO CON EL PADRE

La fortaleza consiste en estar unido al Padre. Jesús no se despega de su Padre y todo lo relaciona con Él. Cada día hay un tiempo fundamental para relacionarse con el Padre, porque de esa relación depende su misión. Ha venido para cumplir la Voluntad del Padre, por lo tanto, su relación con el Padre es primordial. También nosotros tenemos que estar permanentemente relacionados con Jesús. Sin Él nada podemos hacer -Jn 15, 5-.

Esa es nuestra oración de hoy, Señor, pedirte que nos des la sabiduría de permanecer siempre en Ti, como el sarmiento en la vid. Nuestro compromiso de Bautismo lo cumpliremos si estamos injertado en el Espíritu Santo que nos configura como sacerdotes, profetas y reyes. Somos conscientes de que sin Ti, Señor, no haremos nada. Y queremos hacer, Señor, por eso insistimos en pedirte que nos des tu Gracia para responder según nuestro compromiso de Bautismo.

Tú, Señor, nos enseña a cumplir con la Voluntad del Padre, y también a organizarnos y a dejar siempre, cada día, un tiempo para la oración y también, si se puede, para la Eucaristía. Es el alimento que nos ayudará a perseverar y a sostenernos en no quedarnos solo en palabras, sino pasar a las obras. Danos, Señor, la paciencia, la fortaleza y la perseverancia de saber sostenernos en tu amor.

 Comprender que nos quieres y que, no todo lo que nosotros buscamos, te pedimos y queremos es lo mejor y lo que nos conviene. No sabemos pedir, ni tampoco buscar lo que realmente necesitamos. El mundo nos amenaza dándonos cosas y satisfacciones que debilitan nuestra libertad y, como hiciste con la suegra de Pedro, necesitamos que nos cure, nos fortalezcas y nos des el alimento físico como espiritual para seguir en la brecha y responder a la obra que quiere de nosotros.

No apaguemos la luz de nuestro corazón sin dejar muy claro que la oración es muy importante, y que necesitamos buscarle siempre tiempo, porque es lo primero en nuestra vida, ya que nos pone en relación con nuestro Señor y nos ilumina el camino a seguir y las obras a realizar. Amén.

sábado, 18 de noviembre de 2017

DAME, SEÑOR, LA CAPACIDAD DE SER PERSEVERANTE


Tengo que confesar que me cuesta ser perseverante e insistir. Sucede que uno de mis prontos y debilidades es huir de la insistencia. Confieso que me cuesta insistir, incluso, me duele machacar, a pesar de que sea para su bien, a otra persona con el fin de que se avenga a lo que le quiero aconsejar o hacerle ver. Creo que confundo insistencia con imposición, y no se trata de eso, sino de insistir a aquel que tiene poder para darme lo que realmente necesito.

Porque hay dos clases de insistir. a) la de pedir la solución de algún problema; b) la de ofrecer la solución a todos los problemas, es decir, la salvación. Tanto una como la otra son necesarias y, por nuestro compromiso de Bautismo, estamos llamados a esa insistencia o perseverancia. Y ambas formas de insistir podemos hacerlas desde la palabra y desde la vida. Una no puede vivir sin la otra. Las dos son vitales y necesarias para que la petición o proclamación lleguen al corazón del otro.

La parábola que el Señor nos expone hoy nos refleja esa necesidad de insistir. Insistir porque el Señor quiere que le demostremos nuestra fe en Él. La insistencia esconde la prueba de esa fe, y si un juez, que no cree en Dios ni en los hombres, accede a hacer justicia por la pertinaz insistencia de esa viuda, cuanto más tu Padre Dios, que se ha hecho Hombre para, entregado a una muerte de Cruz, liberarte de tus pecados y ofrecerte la Gloria Eterna en su presencia.

Se trata, pues, de pedir por todos nuestras necesidades, materiales y espirituales. Nos hace falta el pan, el agua, ahora en estos momentos tan necesitada en muchos lugares del mundo, el trabajo, la paz, la sabiduría de saber discernir lo bueno de lo malo, la justicia para evitar enfrentamientos y guerras que oprimen y matan a muchos pueblos. Necesitamos pedir, pero también proclamar que Dios, nuestro Padre,  nos escucha, nos quiere salvar y nos atiende.

Pidamos que aumente nuestra fe en Él y que siendo confiados en su Palabra, insistamos, como Él nos ha dicho, en perseverar en la oración de petición de todo lo que necesitamos para vivir en su presencia y ser testigos dignos de su Palabra para otros. Amén.

jueves, 5 de octubre de 2017

NECESITADOS DE PEDIR

Nuestro Padre Dios sabe de nuestras necesidades. Aunque nos ha dado la tierra en administración, sabe también que le necesitaremos para obtener de ella la cosecha que esperamos y necesitamos. También lo hemos experimentados con nuestros padres de la tierra. Ellos también nos han dejado mucho. Sólo con la vida, nuestra deuda es muy alta.

Por eso, es evidente que paremos un día para recordarles y darles gracias. Cuanto más a Dios del que hemos recibido, no sólo la vida, sino la herencia de todo lo que tenemos. Esta tierra de la que obtenemos todo el alimento necesario para la vida. No podía ser de otra forma, el hombre necesitaba un día para concentrar en él toda esa acción de gracia y ofrecérsela al Señor como agradecimiento por todo lo recibido.

Esa ha sido la tradición y el origen del día de acción de gracia. Pero, con los avances y la tecnología, el hombre se ha visto fuerte y capaz de explotar la tierra, y sacarle todo el provecho y fruto que necesita. Y su auto-suficiencia le ha llevado a olvidarse de Dios. Gran error y, todavía más grave, necedad, porque el hombre sin Dios está perdido y conducido al abismo.

No perdamos la presencia de Dios en nuestras vidas, y menos la necesidad de pedirle por todo aquello que necesitamos. Quizás, ahora, los países super-desarrollados donde hay abundancia de bienes materiales, pero necesidad de los espirituales. Donde hay más injusticias, odio, venganza, malos tratos, abusos, violaciones y muertes. Donde los países se enfrentan rompiendo la buena convivencia y la paz. ¿No son esas cosechas más importante que las propiamente materiales y alimenticias?

Escuchemos al Señor y pidamos tal y como Él nos invita y nos aconseja. Porque, así Él nos dice: todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

lunes, 6 de febrero de 2017

EN PRESENCIA DEL SEÑOR

Nos preocupa estar delante del Señor. Muchos no sabemos qué decirle o qué pedirle. Quizás, nos distraemos o creemos que no nos escucha. En fin, no sabemos orar o pensamos que es algo que debemos aprender. Sin embargo, no sabemos como empezamos a hablar con nuestros padres, y también a pedirle las cosas que nos gustaba o necesitamos. ¿No es Dios nuestro Padre? Al menos así nos lo ha presentado su Hijo, nuestro Señor.

También, hemos aprendido de nuestros padres a saber que hay cosas que no nos dan, y hasta que nos las prohiben. En aquellos momentos nos enfadábamos, pero ahora reconocemos que tenían razón. No nos convenía aquello que con tanto interés y muchas rabietas queríamos. Pues, supongo, que con nuestro Padre Dios, tal y como Jesús nos lo describe, nos tendremos que relacionar de la misma manera.

Recordamos como era nuestra relación de niño. En muchos casos, casi siempre, no eramos conscientes de lo que decíamos y hacíamos. Posiblemente éramos dirigidos y lo repetíamos como loros. Pero, ahora, más conscientes y responsables de nuestros actos, sabemos mejor hablar con Dios. Y hemos de hacerlo con franqueza y confianza.; con tranquilidad y generosidad; con solidaridad y servicio. Porque, lo que debemos pedirle a nuestro Padre Dios es que nos enseñe a amar. A amar como nos ha amado su Hijo y a servir como nos ha servido su Hijo. 

Esa debe ser, en mi humilde opinión, nuestro diálogo con el Señor. Podemos hablar de como van nuestras cosas; podemos pedirle las necesidades materiales que necesitamos para vivir dignamente; podemos contarle nuestras dificultades, nuestras debilidades, nuestros temores, nuestros peligros...etc. Y pedirle que nos aumente nuestra fe; que nos dé un corazón limpio, desprendido, generoso, servicial. Cada día habrá un tema, un obstáculo, un peligro, una necesidad...etc. Es nuestro Padre y con Él debemos hablar convencido de que nos escucha, nos ama y nos dará lo que realmente nos convenga para llegar salvos a su Casa. Amén.

jueves, 18 de febrero de 2016

ENSÉÑAME A PEDIR, SEÑOR



A la hora de pedir miramos para las cosas materiales. Hacemos inventario de lo que tenemos, y queremos tener más. Más seguridad económica, de salud; más bienes y comodidades y vivir sin sobresaltos ni nada que nos perturbe. Quizás se nos olvida un poco que los demás desean lo mismo que nosotros, y con el mismo derecho.

Sin embargo no nos percatamos de las necesidades espirituales y de la esclavitud de nuestros sentimientos y pasiones. Quizás no ahondamos en nuestros apegos a muchas cosas que nos roban tiempo y paz para reflexionar y tomar conciencia del mundo en que vivimos y al que nos dirigimos. Quizás se nos olvida de pedir más paciencia, más sabiduría, más bondad, más justicia, más de todo aquello que tiene que ver con el la vivencia de cada día según la Voluntad de Dios.

En ese sentido debemos esforzarnos y pedir para saber pedir, valga la redundancia, aquello que es necesario y nos sirve para alcanzar la Misericordia de Dios. Que la tenemos seguro porque Él nos la da gratuitamente, pero que la podemos perder si nos alejamos del verdadero camino y nos dejamos llevar por los peligros del mundo, demonio y la carne.

Pidamos, todos juntos, desde este humilde rincón de oración, la Gracia de saber pedir, y de buscar y llamar para que, en el Espíritu Santo, seamos capaces de encontrar el verdadero camino que nos haga crecer en Gracia delante de nuestro Padre Dios.

Y nada mejor que, al acabar de leer este sencilla y breve reflexión, tomarnos de las manos virtualmente y , cerrados los ojos, decir: Padre nuestro que estás en los cielos...

lunes, 5 de octubre de 2015

LA ALEGRÍA DE TENER A QUIEN PEDIR



No cabe duda que el hombre tiene muchas cosas que pedir. Sobre todo aquellas ante las que nada puede hacer. Sus limitaciones le apartan de crecer en santidad y de creer en el Señor. Y también su impotencia le pierde ante el poder de su propia soberbia.

Sí, el hombre, que en muchos momentos se cree fuerte y poderoso, se ha atrevido a hacerse como Dios, y la caído en la tentación del pecado y de su propia condena. Sin embargo, nunca entenderemos ese Amor y Misericordia tan grande que Dios nos tiene para enviar a su propio Hijo a rescatar al hombre de sus propios pecados y a liberarlo de la esclavitud de perder su destino de gozo eterno en la Casa del Padre.

Gracias Señor por darme la oportunidad de poder pedirte que aumentes mi fe; gracias Señor por la posibilidad de discernir y buscar el Camino que tu Hijo, Jesús, nos señala y nos ofrece como perdón para nuestros pecados; gracias Señor por la invitación a llamar para que las puertas de tu Gracia se nos abra y nos transforme nuestro corazón de piedra en un corazón contrito de carne.

Yo quiero, Señor, pedir, buscar y llamar para, por tu Gracia y la acción del Espíritu Santo, ser mejor cada día, servirte y amarte. Y poder hacerlo en el servicio a mis hermanos por la Gracia de tu Amor injertado en mi pobre y humilde corazón. Yo, Señor, no quiero dejar ni un instante de mi vida desaprovechar esa gran oportunidad que Tú me das de pedir, buscar y llamar.

Y quiero que me enseñes, por la Gracia de tu Amor, a pedir lo mejor para mi vida según tu Palabra. A buscar las huellas de tu Camino que verdaderamente me llevan a la Casa del Padre, y a llamar a la puerta de tu Amor para abrirte el mío y dejarme amar intregarmente por el Tuyo. Amén.

sábado, 16 de mayo de 2015

PEDIR LO QUE NECESITAMOS PARA CUMPLIR LA VOLUNTAD DEL SEÑOR



Lo más importante de nuestra vida es alcanzar nuestra propia salvación. Pero el Señor ha querido que la misma esté ligada y unida a los demás. Por eso el amor es la bandera que debe unirnos, y por medio del cual nos podemos salvar. 

Conscientes de nuestra pequeñez y limitaciones, Jesús nos invita hoy a pedir todo aquello que consideramos necesario al Padre en su Nombre. Y nos lo garantiza. Respondamos sin dudar a esa gran invitación con confianza y fe. El Señor nos lo dice como nuestro mejor amigo. Sabe que nuestro Padre nos escucha, que nos quiere con locura y nos regala todo lo que nos haga  y necesitemos para salvarnos.

No perdamos esta oportunidad que nos regala la vida. Regalo inmenso del Padre. Somos conscientes que no sabemos pedir. Por nuestra naturaleza humana nos sentimos inclinados y sometidos a apetencias y apegos que queremos satisfacer. Y experimentamos el deseo de pedirlos, y quizás no sean las cosas que necesitemos. 

Porque lo verdaderamente importante es encontrarnos Contigo, Señor, y llegar, por Ti, al Padre. Vivir en tu Amor, Padre mío, es nuestra máxima aspiración.

Danos Señor la fuerza, la sabiduría, el valor, la voluntad y la perseverante paciencia para, confiado y abandonado en Ti, podamos caminar en nuestra corta vida hacia la Casa que Tú mismo nos has preparado junto al Padre. Amén.

jueves, 26 de febrero de 2015

ES BUENO PEDIR



A nadie le amarga un dulce, ni a caballo regalado se le miran los dientes. Son refranes que algunas veces hemos oído en el refranero popular y que experimentamos que coinciden con la realidad. Es bueno pedir y recibir, sobre todo, y así se entiende, cosas buenas.

El hecho de pedir nos tranquiliza y nos fortalece, pero cuando se trata de pedir a un padre, todo es diferente. Porque sabemos que un padre nos atiende siempre. Al menos eso es lo que esperamos todos. Pero, todavía es más diferente, cuando ese Padre es Dios. En Él confiamos y sabemos que somos escuchados.

Pero, más todavía, sabemos que ese Padre lo puede todo, y todo nos lo puede dar. Sucede, sin embargo, que, como buen Padre, quiere lo mejor para nosotros, y evitará darnos lo que no nos conviene,  a pesar de que nosotros no lo entendamos. Ocurre que podemos creer que no nos escucha, porque no vemos que nos ha dado lo que hemos pedido.

Posiblemente, eso que tú y yo pedimos no sabemos si es lo que nos conviene, aunque nosotros estemos convencidos que sí. Más tarde, en el tiempo, vemos más claro y nos damos cuenta que aquello hubiese sido malo. Por eso confiamos en Él, porque no solo nos da lo que necesitamos, sino que evita darnos cosas malas que nos pierdan.

Gracias, Señor, por sentir tu Gracia y tu ayuda,  a pesar de en algunos momentos no entender tus respuestas o silencios. Gracias, Señor, por estar ahí, por ser mi esperanza y por sostener mi caminar de cada día. Gracias, Señor, por esperar confiadamente el momento de mi partida y vivir con gozo ese momento glorioso de estar en tu presencia y conocerte tan directo que ya no me haga falta la fe de creer en Ti.

Gracias Señor porque espero confiado en tu Palabra que el momento de mi muerte sea el momento más glorioso de mi vida. Pues a él me dirijo y camino abandonado en tu brazos. Dame la sabiduría y la ocasión de verlo llegar. Amén.

jueves, 13 de marzo de 2014

SI HABLAR CON DIOS ES LO MÁS IMPORTANTE, ¿QUÉ TIEMPO LE DEDICO?



Cuando descubres que algo es de vital importancia para tu vida, ese algo cobra suma importancia en ella. Pero si se trata de que ese algo es la salvación total y eterna de tu vida en plenitud gozosa, ese algo debería ser lo primero y más importante de tu vida.

Hablamos del tiempo que dedicamos a relacionarnos y hablar (oración) con nuestro Padre Dios. Es lo más importante, y si todavía no lo hemos descubierto, pidámosle que nos lo dé, porque hoy nos dice el Señor que quién pide recibe, quién busca encuentra y a quién toca se le abre la puerta.

Si dudamos de ello, es prueba de que nuestra fe todavía es bastante incipiente. Eso se nota en el tiempo que dedicamos al Señor y en la actitud que lo hacemos. Pero no debe de preocuparnos, porque todo nos ha sido dado gratuitamente por nuestro Padre Dios. Por tanto, lo importante es pedírselo y confiar en que Él nos lo dará.

Padre Bueno, danos la sabiduría y la inteligencia de hablar contigo, de hablar para contarte todo lo que nos preocupa y también lo que necesitamos. Sabemos que Tú lo sabes, pero nos gusta decírtelo por nosotros mismos, pues así hablamos contigo. Pero también queremos escucharte, y eso nos cuesta más. 

Te pedimos que nos enseñe a escucharte y a tener paciencia, pero sobre todo, a hacer tu Voluntad en el espacio de nuestra vida que nos ha tocado vivir. Con nuestros vecinos, nuestros amigos, nuestra parroquia, nuestra familia...etc.


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Dame la Gracia de saber descubrirte en cada acontecimiento de mi vida y a compartirlo contigo, Dios mío.

lunes, 28 de octubre de 2013

EL CAMINO SE APOYA EN LA ORACIÓN



Sería fácil de comprender, pues todos sabemos por sentido común que la fuerza física se apoya en el ejercicio y preparación de los músculos y cuerpo. El conocimiento en el esfuerzo del estudio e investigación, y así podíamos decir de todas las cosas. Las cosas se consiguen con esfuerzo.

Se cae de maduro que la oración es el vehículo por el que nos relacionamos con Padre Dios y a través del diálogo lo conocemos y lo experimentamos en nuestra vida. Orar es, pues, hablar con Dios; orar es tener cada día una serena y profunda reflexión con el Padre que tanto nos ama. Orar es simplemente caminar por la ruta de nuestra vida en la presencia constante del Padre Dios que nos acompaña.

Orar es dejarse conducir por la acción del Espíritu Santo. Jesús nos testimonia su vida de oración y la necesidad de caminar y orar al unísono. Y es que sin oración el camino se oscurece y perdemos la orientación. Necesitamos orar a cada instante, porque vivir en el Espíritu Santo es orar. Así oramos cuando trabajamos, cuando dialogamos, cuando nos divertimos, cuando... si todo lo hacemos sabiendo que vivimos en la presencia del Padre Bueno del Cielo.

Aprovechemos este momento, para pedirle al Padre que nos de la capacidad y la fuerza de, antes de ponernos en camino, reflexionar en su presencia la ruta del camino. Danos Padre todo lo necesario para vivir el día de hoy en tu presencia y hacer tu Voluntad.