Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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sábado, 20 de febrero de 2021

POSIBLEMENTE, A MÍ TAMBIÉN ME HAYAS LLAMADO, PERO, ¿ME HE DADO CUENTA?


Supongo que muchos querrán justificarse con este alegato: Yo nunca he sentido esa llamada, y, por consiguiente, tan poco he sentido necesidad de médico ni de búsqueda. Pero, esa justificación es un autoengaño. En lo más profundo de sus corazones hay una llama, por muy profunda y ahogada que esté, siempre encendida y en activa búsqueda de felicidad. ¿Acaso no has querido buscar la felicidad? ¿Y has pensado que estaba en el mundo? ¿No has pensado que el mundo no tiene la solución de vida eterna? ¿O es que quieres morir?

Otra cosa es que te hayas resignado - eso no te justifica - y no hayas creído que la muerte podía ser vencida. Otra cosa es que no te hayas detenido y hayas pensado que Quién haya Creado el mundo tenga también la solución a esa muerte que te aterra y asusta. Y, otra cosa es que hayas cerrado tus ojos, tus oídos y tu corazón a esa llamada que, inevitablemente has oído en lo más profundo de tu corazón - valga la redundancia.

Posiblemente, esa llamada no haya sido directa, pero, sí, a través de algún amigo, un libro, un consejo y, sobre todo, el Anuncio de la Buena Noticia que proclama la Iglesia. Un Iglesia que se abre a tu corazón, que te ofrece y te da la Palabra de Dios y que, a través del bautismo, y por la Gracia de Dios, te llena de Espíritu Santo para que en Él te encuentres con Jesús, le conozcas y le sigas.

Pidamos la Gracia de ese encuentro, tal como experimentó Leví - Mateo - y abramos al mismo tiempo nuestros corazones para que podamos recibir y vivir la hermosa experiencia de encontrarnos con Jesús. Amén.

lunes, 5 de octubre de 2020

PEDIR DESCUBRE LA NECESIDAD DE AMAR

 

 

Se nos hace difícil pedir si antes no somos capaces de abajarnos. Uno se atreve a pedir cuando la necesidad le apremia y se hace necesaria o vital en su vida. Y ese atrevimiento nos descubre el revestimiento de nuestra soberbia. Percibimos que nuestra soberbia levantan una muralla de suficiencia y nos impide abajarnos y, más, manifestar nuestras necesidades y carencias. En una palabra, nuestra pequeñez. Reconocer esa necesidad de pedir es un primer y gran paso.

Cuando me pongo delante del Señor y le pido que me ayude, estoy reconociendo mi pequeñez y mi condición de pecador. Me viene ahora a la memoria la parábola del fariseo y publicano - Lc 18, 9-14 - donde la jactancia de uno no le justifica y la humildad de otro le justifica. Jesús lo deja claro, pedir conlleva el darnos cuenta de nuestra pequeñez y de nuestra pobreza. Pedir descubre esa necesidad de hijo que necesita la ayuda del Padre. Pedir nos ayuda a familiarizarnos con nuestro Padre Dios y, en esa relación de cada día, a conocerle y a depositar en Él toda nuestra confianza.

No dejemos que estas hermosas y esperanzadoras Palabras de Jesús caigan en saco roto y el viento se las lleve. Pensemos que nuestro Padre Dios nos Ama Infinitamente y, por eso, nos dará todo aquello que verdaderamente necesitemos para nuestra salvación, que no es otra que la de gozar junto a Él para toda la Eternidad. Recordémoslo siempre: (Mt 7,7-11): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que...

sábado, 29 de septiembre de 2018

DESCÚBRENOS, SEÑOR, TU ROSTRO


A veces me pregunto que diferencia hay entre los que creen y los que no creen. ¿Por qué ocurre eso? Y la respuesta no puede ser otra que el regalo de la fe. Pero, ¿qué ocurre entonces, a unos se les da y a otros no? Eso, mejor preguntárselo al Señor como le sucedió a los trabajadores de la Viña -Mt 20, 1-18-.
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Lo que sí puedo decir es que la fe hay que buscarla y acudir a la Fuente que la da, que es el Señor. Y, sobre todo, buscarla y pedirla. La fe exige inquietud de búsqueda y disponibilidad para abrirte a ella. La fe exige dar ese paso que necesitamos y ponernos dócilmente en Manos del Señor en actitud humilde y dispuestos a cumplir su Voluntad. 

Es, tal y como hizo Natanael, rendirnos a la evidencia de su Gloria y Poder, pero, sobre todo, a su Amor y Misericordia. Entonces se nos irá abriendo la mente y veremos, como el Señor nos ha prometido, cosas mayores. Pidamos esa Gracia al Señor con confianza, persistencia y constancia, llenos de paciencia y de perseverancia. No dejemos nunca de buscarle sabiendo que Él nos invita a pedir, a llamar, a tocar con insistencia - Mt 7, 7-8 -.

Permanezcamos en su silencio, porque el Señor siempre permanece en silencio junto a nosotros esperando nuestra elección y respuesta. No se interpone en nuestro discernimiento ni nos impide nuestra elección. Nos deja libre y, en silencio, espera y desea que sepamos escoger el buen camino. Pidámosle sabiduría, fortaleza y mucha paz para poder discernir a la luz del Espíritu Santo y encontrarle para, humildemente, abrirnos a ese don de la fe que nos regala. Amén.

lunes, 5 de octubre de 2015

LA ALEGRÍA DE TENER A QUIEN PEDIR



No cabe duda que el hombre tiene muchas cosas que pedir. Sobre todo aquellas ante las que nada puede hacer. Sus limitaciones le apartan de crecer en santidad y de creer en el Señor. Y también su impotencia le pierde ante el poder de su propia soberbia.

Sí, el hombre, que en muchos momentos se cree fuerte y poderoso, se ha atrevido a hacerse como Dios, y la caído en la tentación del pecado y de su propia condena. Sin embargo, nunca entenderemos ese Amor y Misericordia tan grande que Dios nos tiene para enviar a su propio Hijo a rescatar al hombre de sus propios pecados y a liberarlo de la esclavitud de perder su destino de gozo eterno en la Casa del Padre.

Gracias Señor por darme la oportunidad de poder pedirte que aumentes mi fe; gracias Señor por la posibilidad de discernir y buscar el Camino que tu Hijo, Jesús, nos señala y nos ofrece como perdón para nuestros pecados; gracias Señor por la invitación a llamar para que las puertas de tu Gracia se nos abra y nos transforme nuestro corazón de piedra en un corazón contrito de carne.

Yo quiero, Señor, pedir, buscar y llamar para, por tu Gracia y la acción del Espíritu Santo, ser mejor cada día, servirte y amarte. Y poder hacerlo en el servicio a mis hermanos por la Gracia de tu Amor injertado en mi pobre y humilde corazón. Yo, Señor, no quiero dejar ni un instante de mi vida desaprovechar esa gran oportunidad que Tú me das de pedir, buscar y llamar.

Y quiero que me enseñes, por la Gracia de tu Amor, a pedir lo mejor para mi vida según tu Palabra. A buscar las huellas de tu Camino que verdaderamente me llevan a la Casa del Padre, y a llamar a la puerta de tu Amor para abrirte el mío y dejarme amar intregarmente por el Tuyo. Amén.