Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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miércoles, 22 de abril de 2020

EL VALOR DE CADA HORA

Juan 3, 16-21 | Sagrada Escritura | Evangelio del dia, Dios y 1 de ...
El día se compone de horas, y las horas de minutos y los minutos de segundos. Cada segundo, pues, es un instante, y la suma de muchos instantes dar como resultado un día, los días una semana y la semanas un mes. La suma de doce meses conforma un año y muchos años van construyendo toda una vida. Que durará lo que tenga que durar, pero que su resultado será la capacidad de amor que esa vida dé en todo su recorrido de instantes.

Confieso que me da miedo pensar que los instantes de mi vida pasan en balde. O dicho de otro modo, hay muchos instantes de mi vida en los que no amo y no me pongo en disponibilidad de servicio. O mejor, no estoy atento, activo, expectante, disponible y deseoso de entrar en servicio gratuito por alguien necesitado. Y los necesitados son los pobres. Porque, ser pobre es carecer de muchas necesidades.

Y cada vez que vivo esos mis instantes me interrogo, me inquieto, me atormento e incluso me entristezco. Y eso me tienta con el desespero, el autoengaño y la justificación. Es un drama cuando descubre ese interrogatorio dentro de tu corazón. Es un drama que te das cuenta que tu felicidad pasa por tu propia negación, por tu despojo y por tu servicio gratuito en favor de los demás, sobre todo los pobres. ¡Dios mío, dame fuerzas para amar en ese sentido!

Si Tú, mi Señor, has venido al mundo para salvarme, te pido ahora, en este instante, que me hagas cada día, porque, también tengo miedo de atragantarme, un poquito más amor. Un amor servicial, paciente, humilde, entregado, suave, amoroso, dócil y siempre en actitud de construir y amar. Sobre todo a los que más lo necesiten, porque sean pequeños, ignorantes, necesitados, pobres, excluidos, marginados...etc. Esos que Tú prefieres y que me vas a señalar al final de mi vida. Porque, es en ellos donde Tú te encuentras. Gracias Señor.

viernes, 10 de agosto de 2018

EL MIEDO NOS PARALIZA Y NOS INFUNDE DESEOS DE ABANDONO

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


No sería normal actuar con valentía y sin miedo; no sería normal responder con alegría y valor a todas las amenazas y peligros que, por Jesús, sufrimos y padecemos. Lo normal sería tener miedo, quedarnos paralizados y hasta pensar en abandonar. Antes que nosotros lo sufrieron sus apóstoles y discípulos y muchos más después que, llegado el momento, lo superaron respondiendo con fe a los peligros y amenazas y convirtiéndose en mártires al entregar sus vidas por defender su fe en Jesús.

El miedo nos paraliza y nos infunde deseos de abandonar. ¡Claro que sí!, no somos de hierro y sentimos miedo y dolor, pero, nuestra fe nos da valor, impulso y fortaleza para superar esos momentos inimaginables a los que, quizás en estos momentos,  nos somos capaces de enfrentarnos. Nunca perdamos de vista que el Espíritu Santo está con nosotros y en esos momentos también. Él no se retira ni huye ni se va. Está ahí y nos dará la fortaleza para soportar con valentía y entereza los momentos de entregar nuestras vidas como hizo nuestro Señor Jesús.

Es verdad, yo el primero, que experimentamos miedo y nos sentimos incapaces de padecer y dar la vida como tantos otros, ya mártir, la han dado por defender su fe. Pero, no perdamos la confianza y la fe que el Espíritu está a nuestro lado, no para vernos sufrir, sino para darnos vigor, valentía, valor, sabiduría y poner las palabras que necesitamos en nuestros labios para dar alabanzas y glorias al Señor. Claro, así todos seremos fuertes para dar nuestras vidas por el Señor.

Y así muchos la están dando hoy en la India, Nicaragua, Guatemala, Siria, Nigeria, el Salvador y otros lugares del mundo. Pidamos, unidos a todos los que sufren persecuciones y padecimientos por su fe, para que siempre seamos firmes y fieles, auxiliados por el Espíritu Santo, a confesar y dar la vida por el Señor. Amén.

sábado, 4 de agosto de 2018

EL MIEDO PONE EN PELIGRO NUESTRA VERDADERA VIDA

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No es fácil decir la verdad. Al menos, en algunos momentos decir la verdad compromete y pone en riesgo tu vida terrenal, porque la Eterna se consolida más al arriesgar la humana. Todos hemos experimentado alguna vez lo difícil que es decir la verdad y, por ella, enfrentarnos a otros hasta el extremo de poner en peligro nuestra vida humana.

Es verdad que todos sentimos miedo y, posiblemente, en muchos momentos experimentemos la tentación de callarnos, de asentir o de hacer mutis. De eso, creo, que nadie nos escapamos. Pedro, elegido para ser el líder de la Iglesia por Jesús le negó en tres ocasiones por miedo y por la presión a la que se vio sometido. También, quizás, nos ha podido suceder a nosotros.

Pero, lo verdaderamente importante nos son las caídas ni los miedos, sino la actitud de querer volver a levantarse. Está permitido caer. El Señor nos conoce y sabe nuestra debilidad, por eso su Misericordia Infinita nos devuelve, con el perdón, la esperanza de seguir adelante. Pero, nos está prohibido detenernos y permanecer caídos y alejados del Señor. Es decir, perder la esperanza y la confianza en la Misericordia de nuestro Padre Dios. Esa es la inmensa y grande lección de Pedro al levantarse de su caída y de su pecado.

Por eso, hoy, Señor, aprovechamos este humilde rincón para pedirte, unidos a los hermanos, estar siempre dispuestos a levantarnos y a seguir tus pasos. Danos, Señor, la tenacidad, la voluntad y la fe de no perder tu camino y de estar siempre dispuesto a confesarte hasta el punto de dar la vida por Ti. Amén.

sábado, 27 de enero de 2018

SIMPLEMENTE DECIRTE, SEÑOR: AUMENTANOS LA FE

Oímos decir: "La fe mueve montañas", y sin embargo, si la montaña no se mueve no podemos quedarnos tranquilo. El resultado, tendríamos que convenir, es que no hay, o muy poca, fe. Y es poca porque también lo es mi compromiso. No queremos entregarnos, pues el mundo tira de nosotros. Un mundo donde tenemos nuestros vicios, nuestros apegos y nuestros hábitos que nos cuestionan y nos exigen tiempo para ellos. Y nos cuesta abrirnos al compromiso de entregarnos. Así, nuestra fe no crece ni se mueve.

Pero, lo peor no es eso, sino la impotencia que experimentas al no sentirte con fuerzas para aumentar tu fe o para comprometerte más. Experimentas que tu fe se queda estancada y de quedarse quieta, retrocede y se apaga. Mi oración no puede pararse, sino insistir, ya me lo advierte y aconseja el Señor, en pedir la fe. Una fe que, no sólo me cuestione, sino que me impulse y me ponga en camino.

Camino que es movimiento y acción. Una fe que me llene de paz y serenidad, y que me sitúe en las verdaderas coordenadas de mi camino con una verdadera respuesta y compromiso ante la Palabra de Dios Posiblemente tenga que esperar, porque no soy consciente de mi situación, ni se realmente por dónde debo i,r o qué debo hacer. Se trata de confiar y permanecer en Él y su Palabra. Nos pondrá en órbita y nos señalará el camino fortaleciendo nuestra fe. 

No podemos desconfiar ni tener miedo. Es el Señor, el enviado del Padre, su Hijo Predilecto, el Mesías prometido. Su Palabra tiene siempre cumplimiento y permanece en Él. En y con Él nada nos puede pasar y a nada debemos temer. En sus Manos estamos seguros. Posiblemente, como ocurrió con los apóstoles, no le entenderemos, pero tengamos siempre fe y creamos en su Palabra.

La vida, nuestra vida, mediante nuestro camino nos irá revelando, en el Espíritu Santo, que Jesús, el Señor, es el único y verdadero Camino, Verdad y Vida. Pidamos esa sabiduría y esa Gracia. Amén.

jueves, 31 de agosto de 2017

TIEMBLO DE MIEDO DE NO ESTAR PREPARADO

Algo extraño sucede en la persona humana que, estando en peligro a cada instante, no se inmuta ni toma conciencia del peligro en que vive. Y, no es que no se dé cuenta, sino que nuestra naturaleza no es capaz de reaccionar como comprendemos que deberíamos reaccionar. Algo extraño y misterioso sucede en nosotros, que, ante el peligro, no reaccionamos como pensamos deberíamos hacer.

Porque, es para morirse de miedo pensar lo que podemos perder. Y hablo desde mi propia experiencia. Pude morir, al menos estuve muy cerca de ella, y nada preparado. Es más, alejado y de espalda al Señor, aunque bien sabe Él que nunca lo tuve fuera de mi corazón, si bien, indiferente y olvidado. ¿Qué me hubiese sucedido? En aquellos momentos no era consciente de lo que me estaba jugando, y ahora tampoco, porque aunque lo pienso y tiemblo de miedo, no me parece que reacciono como debería.

Algo extraño, posiblemente el pecado, dentro de nosotros nos distrae y nos hace olvidarnos del riesgo que corremos. Incluso, llegamos a pensar que, aún sabiendo que tiene que llegar nuestra hora, pensamos que a nosotros no nos va a llegar, o nunca la vemos cerca. Es el misterio de nuestra condición humana, tocada y herida por el pecado. Por eso, remedando al buen ladrón, supliquemos al Señor que se acuerde de nosotros cuando nos llegue la hora, y que nos lleve con Él a su Reino.

Y permanezcamos, mientras caminemos por este mundo, en estado de alerta y vigilantes en la oración y en los sacramentos, fortaleciéndonos en la Penitencia, y en la Eucaristía, donde recibimos el alimento necesario para sostenernos en la fe y en la esperanza. Y, también, preparados, gastando todo nuestro tiempo en buenas obras de amor y de perdón, para llevar nuestras manos bien cargadas de esas monedas amorosas que nos pedirán en el Cielo.

Pidamos esa Gracia de sostenernos en esa actitud misericordiosa que nos dará la fortaleza y la voluntad para permanecer atento con la mirada y el corazón puestos en el Señor, para amar a los hermanos. Amén.

lunes, 28 de agosto de 2017

CONFIESO MIS PECADOS Y ME ACOJO A TU MISERICORDIA

No puedo evitar confesarme temeroso y asustado. Soy consciente de mi pobreza y mis pecados, y me arrepiento por todo el mal ejemplo que he podido y doy en cada instante de mi vida. Sí, siento miedo y tiemblo por mis malos testimonios y pecados. Me confieso arrepentido, pero tan débil que temo repetir mis pecados y dar mal ejemplo. Por eso, Señor, te pido fortaleza, voluntad y la Gracia de no dejar hacer, no sólo el bien, sino hacer todas mis obras bien.

Pero, también Señor, descanso en tu Misericordia. Sé, por boca de tu Hijo, nuestro Señor, que eres Infinitamente Misericordioso, y eso me da confianza y me tranquiliza. No, por eso, me abandono sólo en tus Manos, sino que tomo conciencia que debo esforzarme en trabajar y poner todo lo que está de mi parte para, aprovechando los talentos que me has dado, ponerlo en hacer el bien, haciendo mis obras bien.

Y ello me lleva a suplicarte toda la Gracia que necesito para cumplir tus mandatos y ser luz que alumbre a otros y les ayude a hacer otro tanto lo mismo. Ser puente, Señor, que me lleve a soportar el peso de todos aquellos, que puestos en mi camino, lleguen por mis pobres y humildes ejemplos y obras a Ti. Que no ocurra lo contrario, levantar barreras y murallas que les impida verte.

Sé, Señor, que nada soy y todo lo que soy está en estar injertado en Ti. Sé, Señor, que mis obras, hechas desvinculado de Ti son oscuridad que no alumbran lo suficiente para llevar hacia Ti a todos aquellos que caminan en la oscuridad. Dame la valentía, la sabiduría y la fortaleza de caminar en la Luz y reflejarla con humildad y caridad hacia los demás.

Líbrame, Señor, de tus reproches y de se obstáculo para impedir a otros entrar en el Reino de los Cielos. Quiero ser puente y camino para que otros te encuentren y descubran la alegría y felicidad de conocerte, pues Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. ¡Señor, en tus Manos pongo mi pobre y humilde vida! Amén.

lunes, 25 de agosto de 2014

EL MIEDO, SEÑOR, ACTIVA MI RESPONSABILIDAD




Cada día soy más prudente y más responsable, al menos eso es lo que intento, pero también me preocupa. Porque soy consciente de que mis huellas son seguidas por otro. Esa responsabilidad me compromete y me exige una dedicación, tanto en el ámbito de la entrega a la tarea responsable, como al testimonio de vida de la Palabra del Señor.

Y eso descubre mis incapacidades, mis miserias y mis pecados. No tengo que esforzarme mucho para sentirme pecador, porque mi vida lo trasluce a cada instante. Pero, al mismo tiempo, doy gracias a Dios por esa debilidad, porque en la debilidad, como diría Pablo, encuentro la fortaleza y, sobre todo, al Señor. Experimento su necesidad y también mis miserias, y la motivación constante de superarme y vencerme, asistido por el Espíritu Santo, en vivenciar la Palabra del Señor.

Y en ese devenir al hilo de la navaja peregrino humildemente en constante peligro hacia la Casa del Señor, en la esperanza de, por su Gracia y Misericordia, encontrar el perdón que me abra las puertas de su Casa y me permita vivir eternamente junto al Padre.

Por eso Señor, elevo mi humilde plegaria, confiado en tu Misericordia, para que no mires mi pobreza y mis pecados, sino el amor y la Pasión de tu Hijo que se ha entregado a una muerte de Cruz para salvarnos. En Él confío encontrar todo el valor, el desprendimiento y el amor que me empuje a vivir dándome y entregándome, por amor, al servicio de los demás. Amén.

sábado, 12 de julio de 2014

SIENTO MIEDO, MÁS NO QUIERO SOMETERME A ÉL








Siento miedo a perderte Señor porque soy débil y pecador. Y porque en el camino de este mundo mi propia cruz me pesa mucho y, en muchos momentos, quiero desprenderme de ella quitándomela de encima. Quizás quiero dejarte todo el peso de la carga para Ti y seguir mi camino aliviado, ligero y despreocupado. Sí, Señor, el mundo me tienta y me invita a dejarte atrás y seguirte al ritmo de mis propios egoísmos y satisfacciones.

Siento miedo porque dudo de mí mismo; siento miedo, porque no encuentro las fuerzas suficiente para las renuncias de mis pecados; siento miedo de seguir mi camino sometido y esclavizado despreciando la libertad que Tú me has dado. Sí, Señor, siento miedo de perderte y quiero decírtelo, abrazarte para que tus brazos no me suelten más.

Sé, porque me lo dices a través de tu Iglesia, que me quieres y me esperas loco de Amor. Caminas a mi lado porque hay momentos que oigo tus pasos, y que nada pasa ni se mueve sin tu presencia, mandato o permiso. Sí, Señor, lo sé, pero a pesar de eso tengo miedo.

 Por eso, hoy, postrado ante Ti, Dios mío, te pido que me llenes de valor, de fuerza y sabiduría para sentirme, ante la tribulación y el miedo, inundado de fuerza y de amor para superar las adversidades del camino. Amén.

sábado, 22 de marzo de 2014

NO SOY DIGNO DE TI, PADRE



Aléjame Señor de la tentación de sentirme buen hijo, porque no lo soy. Dame la sabiduría de descubrir mi arrogancia, mi egoísmo y mis derechos a recibir tu herencia. Líbrame de atreverme a juzgar a mi hermano y condenar sus actos y su vida, y lléname de tu Amor para encontrar en mi corazón el deseo de perdón y de acogida a sus errores y egoísmos.

Inúndame de humildad y de fortaleza para afrontar y reconocerme pecador y necesitado de tu perdón. Dame conciencia de saberme privilegiado por tantos dones y bienes recibidos y dame también generosidad para despojarme y compartir con los hermanos más necesitados.

Ante tanto Amor, Padre, me quedo sin respuesta y experimento miedo de no responder. Me vencen mis egoísmos y no me siento digno de estar a tu lado ni de entrar en tu Casa. El regreso se me hace cuesta arriba y mis fuerzas desfallecen. Dame la paciencia y el valor de abandonarme en tus Manos y dejarme conducir por tu Espíritu. Sé que no puedo, pero confío en tu Gracia y en tu Misericordia.

Enciende mi corazón y llénalo de amor para que el camino de regreso a tu Casa sea movido por verdadero amor más que por intereses egoístas y necesidades, pues aunque no hubiese cielo te quisiera.

martes, 2 de julio de 2013

¡LÍBRAME DE MIS MIEDOS, SEÑOR!



Nadie puede escapar a los miedos. Sentimos miedos y malo sería no sentirlo, porque cometeríamos muchas imprudencias. Los miedos, de alguna forma, regulan nuestras imprudencias y nos protegen de muchos peligros y disparates que nos harían mucho daño. Pero también, los miedos pueden inhibirnos y lograr que no cumplamos con nuestro deber y hasta maniatarnos hasta el punto de anularnos.

Y a esos miedos me refiero, a eso miedos, Señor, que me alejan de Ti. A esos miedos que paralizan mi lengua y mis labios e impiden proclamarte y anunciarte a los cuatro vientos. A esos miedos que me retienen y me prohiben comprometerme e implicarme en buscar tu Reino y Justicia. A esos miedos que coartan mi libertad y me esclavizan alienándome con los criterios del mundo que no son los tuyos.

Líbrame Señor de esos miedos que no te anuncian y esconden tu Rostro. Líbrame Señor de esos miedos que permiten la muerte de muchos niños nacidos en el vientre de sus madres. Líbrame Señor de no levantar mi mano cuando te insultan, cuando te ofenden o cuando hay un hijo tuyo desamparado, mal tratado o abandonado y se le deja marginado. Líbrame Señor de pasar indiferente ante los excluidos, explotados, desahuciados y pobres.

Líbrame Señor de todos esos miedos que me impiden amarte como Tú me amas.

jueves, 25 de abril de 2013

TIEMBLO DE MIEDO



No puedo quedarme indiferente ni tranquilo. Siento miedo, responsabilidad e impotencia. Me asustan esas palabras de Jesús, porque van dirigidas a mí: 

«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien». 

¿Por qué en mí no se cumple eso? No hay otra explicación sino la de que no tengo la fe suficiente para que la Palabra del Señor se haga realidad en mi vida. Y eso me apena, me da miedo porque me siento incapaz de envangelizar tal y como propones y envía Jesús.

Por eso, no tengo palabras para decir otra cosa y las únicas que salen de mi corazón son para pedirle que aumente mi fe y la de todos los que quieran y sientan el deseo de cumplir y vivir su Palabra y promesas. Amén.