Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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martes, 7 de diciembre de 2021

UN AMOR HASTA EL EXTREMO

 

 

La prueba que descubre el máximo amor es entregar la vida. Una entrega sin condiciones ni exigencias. Una entrega simplemente por amor sin búsqueda de recompensa. Un amor a prueba de insultos, rechazos, indiferencia y desprecios. Esa es la actitud de nuestro Padre Dios, que Jesús, el Hijo, nos revela y nos lo demuestra de Palabra y Vida.

Nuestra mentalidad no alcanza a comprender esa grandiosidad infinita del Amor de Dios. Tampoco, e incluso menos, su Infinita Misericordia, por la que somos perdonados de todos nuestros rechazos, pecados e indiferencias respecto a nuestra actitud y correspondencia al amor de Dios. Por todo ello pedimos, Señor, sabiduría, fortaleza y paciencia para perseverar y sostenernos hasta el final del camino que nos lleva a estar siempre en tu presencia.

Hay momentos, Señor, que nos reconocemos repetitivos y hasta experimentamos cansancio, pero, ¿qué hacer, Señor?, sino insistir y pedirte que nos ayudes. En ti, Señor, descargamos todas nuestras esperanzas. Amén.

martes, 13 de julio de 2021

MI FALTA DE COMPROMISO Y RESPUESTA ME LLEVAN A LA HUMILDAD

 

Experimento, Señor, que mi pobreza es tanta que, a pesar de tu bondad, tu poder y tu generosidad misericordiosa no respondo a tu llamada como a mí me gustaría responder. Y, sin apenas darme cuenta, exijo a otros que respondan lo que yo personalmente no hago. Doble hipocresía, Señor, la mía propia y la aparente con respecto a los demás. Experimento vergüenza y miedo, y solo se me ocurre, arrepentido y con un corazón contrito, pedirte perdón y misericordia. Porque, Tú, Señor, eres Infinitamente Misericordioso.

Por eso, Señor, confiado en tu Infinita Misericordia, me atrevo a suplicarte perdón y, pedirte Gracia para que esos dones, gratuitamente recibidos, sepa, libremente y gozosamente, ponerlos al servicio del bien de los demás Te pido, Señor, que conviertas mi corazón, endurecido y egoísta, en un corazón paciente, humilde, compasivo, suave y bueno. Un corazón capaz de vaciarse para dar todo lo bueno que tiene dentro de sí.

Y siento miedo, Señor, porque te he dicho esto muchas veces y siempre me encuentro en el mismo lugar con la misma sensación de que no adelanto, no crezco en la fe. Incluso, llego a pensar que mis reflexiones se quedan en simples palabras que se evaporan y no me comprometen. ¡Señor, dame la Gracia de que sea coherente y no te engañe más! Perdóname, Señor.

jueves, 10 de junio de 2021

UN CORAZÓN BIEN INTENCIONADO

 

Se trata de ser bien intencionado y no mirar simplemente las infracciones de la ley sino las circunstancias ante ella, que muchas veces no nos dejan otra alternativa queriendo nosotros actuar de otra forma. Confieso, Señor, mi debilidad y mi inclinación a juzgar, a veces sin conocimiento objetivo del hecho. Confieso mi adicción a condenar y encasillar a las personas por sus apariencias y sus actos sin profundizar más en las verdaderas intenciones que esconden en sus corazones. Posiblemente me quedo en lo superficial y en lo que se ve aparentemente, sin más indagación ni reflexión.

Por eso, Señor, consciente de mis errores y mis inclinaciones naturales, quiero hoy pedirte que me des la capacidad de reflexión y de prudencia. La capacidad de ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno y ver con ojos de misericordia la bondad, que se esconde en lo más profundo del corazón, de cada uno de tus hijos, mis hermanos.

Y, sintiéndome culpable de mis juicios, errores y señalamientos, aprovecho para pedirte perdón y rogarte que conviertas mi corazón en un corazón bondadoso, más comprensivo, más humilde y abierta a la misericordia de no juzgar ni señalar, sino comprender con una mirada más pura, más limpia y más amorosa. Amén.

jueves, 15 de abril de 2021

CONVIERTE, SEÑOR, MI CORAZÓN PARA QUE LEVANTE MI MIRADA AL CIELO


Experimento que mi corazón está atado, esclavizado a las cosas de la tierra. Por otro lado, soy consciente de mis apegos, mis apetencias a todas las cosas de aquí abajo. Mi naturaleza humana, herida por el pecado, se siente esclavizada y atada al pecado, que consiste en hacer lo que a mi cuerpo le atrae, le gusta y le satisface. Y no siempre eso es lo correcto, lo justo y lo bueno.

Por todo ello, mi mirada está puesta en las cosas de este mundo, y en ellas nunca encontraré esa felicidad eterna que experimento dentro de mí y que, en lo más profundo de mi corazón, siento, busco y deseo. Sostener nuestra mirada en él será caminar hacia la muerte y perdición. Aquí abajo todo tiene su tiempo contado. La salvación nos viene de arriba, del Cielo.

Soy consciente, y por ello te doy gracias, Señor, de saber que mi vida está secuestrada por este mundo. Me descubro esclavo y, por el pecado, atraído por las cosas de este mundo. Pero, el darme cuenta de ello me da la oportunidad de levantar mi mirada y suplicarte misericordia y fortaleza para resistirme y agarrarme a lo que viene del Cielo, tu Gracia y Misericordia Infinita.

Porque, Señor, de Ti viene la salvación Eterna. Te doy gracia por esa bendita oportunidad y por esa también bendita sabiduría de tomar conciencia de mis pecados y tener la humildad de suplicarte y rogarte tu Infinita Misericordia. Gracias, Señor, porque por tu Amor y tu Pasión, entregando tu Vida, nos has redimido y salvado

jueves, 5 de noviembre de 2020

TÚ TAMBIÉN TIENES NECESIDAD DE MÉDICO


Es de sentido común buscar al médico cuando te sientes enfermo. Y, por la misma razón, más todavía, buscar - en el Sacramento de la Reconciliación - la Misericordia de Dios y el perdón de nuestros pecados. Sin embargo, sucede que para buscar esa Misericordia y perdón hay, primero, que reconocer y advertir que estamos enfermos y necesitados de la Misericordia de nuestro Padre Dios. Pues, de no ser así, esa Misericordia nos sobraría.

Ser pecador exige, primero, reconocernos pecadores. Y, parece ser, que aquellos fariseos no se consideraban pecadores como aquellos a los que Jesús acogía y con los que comía. Se hace, pues, de vital importancia descubrir esa condición pecadora inherente a nuestra naturaleza humana, ya desde el principio herida por el pecado. Y, aunque lavada en nuestro bautismo, propensa a caer de nuevo en él por la condición de nuestra débil naturaleza humana.

Necesitamos, pues, el Sacramento de la Reconciliación para lavar nuestras caídas y fallos con los que, nuestra naturaleza humana, es seducida y tentada. Sin embargo, el gran privilegio que, posiblemente no nos demos cuenta, es que Dios - nuestro Padre - es quien nos busca primero y, envía a su Hijo para anunciarnos esa Buena Noticia de Misericordia y Salvación. Así nos lo descubre y enseña en estas dos parábolas del Evangelio de hoy - Lc 15, 1-10 -. 

Pidamos la Gracia de sabernos queridos y valorados como verdaderos hijos de Dios y la sabiduría de abrirnos a su búsqueda y Misericordioso Amor. Amén.

domingo, 5 de julio de 2020

GRACIA, SEÑOR, POR TU MISERICORDIA

Mt 11,25-30) Hai nascosto queste cose ai sapienti e ai dotti e le ...
Quiero, Señor, darte gracias por regalarme tu Misericordia y fortalecer mi fe. Gracias por darme - hacía días que te lo había pedido - la oportunidad de recibir el sacramento de la reconciliación y experimentar, con verdadera humildad tu perdón, reconociendo que no lo merezco por mis méritos sino que se debe a tu Infinita Misericordia amorosa. Acepto, Señor, la medida de mi fe y de la que soy capaz, en estos momentos, de poner en tus Manos, y te pido que la aumentes.

Gracias, Señor, por tu respuesta a esa petición de poder reconciliarme contigo por tu Infinita Misericordia. Sé que te lo había pedido, tal y como he escrito más arriba, y me lo has concedido cuando menos lo esperaba. Confieso y reconozco que no sé realmente si he hecho una buena confesión, pero, me alegra y me tranquiliza el experimentar paz y alegría. Y, quiero creer, que esa paz viene de saberme perdonado y querido por mi Padre Dios.

Al mismo tiempo me siento y reconozco pecador, imperfecto, inclinado a la pereza y comodidad, pero también comprendido, animado y perdonado misericordiosamente por tu gran Amor. Gracias Señor. Por eso, Señor, experimento gran alegría y paz al saberme seguro entre tus Manos y abandonar en Ti todas mi cansancio y agobios. A continuación transcribo este pensamiento, que me parece hermoso y real de esta santa: 
Sé que alguien me sustenta y en eso reside mi tranquilidad y mi seguridad. No se trata de la seguridad del hombre que se siente en terreno seguro gracias a su propia fuerza, sino de la dulce y gozosa seguridad del niño que se ve sustentado por unos brazos fuertes, seguridad que en la práctica no es menos racional que aquella. ¿O es que sería razonable que el niño estuviese constantemente temeroso de que mamá la va a dejar caer? (Santa Benedicta de la Cruz).

jueves, 16 de enero de 2020

GRACIAS, SEÑOR, POR TU CERCANÍA

Resultado de imagen para (Mc 1,40-45Igual que ayer, Señor, cuando andabas con tus apóstoles y discípulos  por los caminos de este mundo, hoy también estás presentes por el Sacramento de la Eucaristía y también por los demás Sacramentos. En el Bautismo nos hace hijos tuyo y recibimos el Espíritu Santo para caminar por este mundo asistidos por su acción con la que nos fortalece y nos auxilia contra los peligros y tentaciones de este mundo.

Tu presencia entre nosotros, aunque no te vemos, es la misma que cuando estaba encarnado y anunciabas la Buena Noticia. Y con la misma Misericordia y Amor nos sigues amando y perdonando. Por todo ello, Señor, te doy gracias y te pido que me sostengas en tu presencia cada instante de mi vida y fortalezcas mi voluntad para vivir haciendo tu Voluntad y no la mía. Porque, mi felicidad, Señor, estará en hacer todo lo que Tú me vayas señalando a través del Espíritu Santo, que sabe lo que me conviene mejor que yo.

Dame, Señor, la sabiduría que necesito, no más, para saber escoger el verdadero camino por donde Tú quieres que vaya y para superar y vencer todas las dificultades y tentaciones que me salen al paso para desviarme de tu camino y alejarme de Ti. Seguro y confiado, a pesar de no comprender todo lo que me ocurre en el camino que me conduce a Ti, avanzo esperanzado y confiado que lo que me ocurre es lo que más me conviene porque viene de Ti. Gracias, Señor. Amén.

domingo, 10 de noviembre de 2019

SEÑOR, AUMENTA MI FE Y DAME LA SABIDURÍA DE CONFIAR EN TU PALABRA


Resultado de imagen de Lc 20,27-38 por Fano
Imaginar como sería la vida junto al Padre es un atrevimiento de ignorancia y de total necedad por nuestra parte. No sabemos nada al respecto ni podemos saberlo, pues desde el momento que podamos interpretar lo que Dios nos tiene preparado, Dios no sería inalcanzable y podríamos entenderle. Ese, sí, seguro, no sería Dios. Dejaría de serlo inmediatamente. Dios es inalcanzable  y, precisamente, por eso es Dios. Luego, atrevernos, repito, imaginar la vida junto al Padre sería vano e inútil. Dios es ininteligible para nosotros, sus criaturas y nunca, salvo cuando Él quiera y estemos frente a Él, lo entendermos y no nos hará falta la fe. Mientras tendremos que seguir creyendo y fiándonos de su Palabra. 

Nuestro destino es otro mundo totalmente diferente e imaginario al nuestro. Un mundo ausente de dolor, de sufrimiento y de todo lo que pueda complicar nuestra vida. Un mundo ausente de problemas, enfermedades, odios, venganzas y guerras. Un mundo donde el gozo, la paz, la concordia, la justicia y el Amor sean lo que todos respiramos. De qué manera y cómo compete a Dios, porque para Él nada hay imposible.

Un mundo que aceptamos en y por la Palabra de Dios y al que aspiramos confiados en su Infinita Misericordia y Amor. Un mundo que no merecemos ni nunca, a pesar de nuestras posibles buenas obras, podremos alcanzar y merecer. Un mundo y otra nueva vida plena de gozo y felicidad que es puro regalo por la Misericordia y Amor de Dios y la que nunca podremos merecer ni hacer méritos para ello, porque nuestras obras son finitas y Dios es Infinito y inalcanzable para por nuestros merecimientos merecer, valga la redundancia, la gloria eterna.

Por todo ello, Señor, te pedimos que nos sostengas en tu Pensamientos y nos des la fortaleza y sabiduría de perseverar en tu camino y según tu Palabra aunque la oscuridad del pecado nos enturbie nuestro camino y nos ponga tropiezos y dificultades para avanzar. Gracias por tu Misericordia y Amor. Amén.

viernes, 5 de julio de 2019

DAME, SEÑOR, UN CORAZÓN MISERICORDIOSO

Resultado de imagen de Mt 9,9-13
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


Mi meta no puede ser otra que la de alcanza un corazón misericordioso como el de Jesús. Un corazón capaz de sobre llevar los acontecimientos de mi vida de forma misericordiosa, pues, de no ser así estaré cayendo en el error de aquellos fariseos - sacrificios y cumplimientos - para lo que Jesús no ha venido. Todo lo contrario:  misericordia quiero y no sacrificios - Mt 12, 1-8 - es lo que nos pide el Señor.

El Señor quiere transformar nuestros corazones y llenarnos de su Misericordia, porque, es realmente por su Misericordia, valga la redundancia, por la que somos salvados.Y no por nuestros sacrificios y cumplimientos. Por lo tanto, será realmente nuestra actitud misericordiosa, por la Gracia de Dios, la que nos salve y nos dé la oportunidad de alcanzar la Infinita Misericordia de Dios, nuestro Padre.

Danos, Señor, la Gracia y la sabiduría de entender tu Misericordia y la voluntad de abrirnos a ella por tu Infinito Amor. Permitanos dejarnos empapar de ella para vaciarnos en ser misericordiosos con los demás. Una misericordia que pasa por entenderlos y conocer la bondad de sus corazones y mostrarnos ante ellos como Tú, Señor, te muestras con cada uno de nosotros.

No me será fácil, pero confiamos en tu Poder, Señor, y en tu Gracia para que transformes nuestros corazones heridos por el pecado. Sin Ti, Señor, sabemos que nunca lo conseguiremos, pero contigo, Señor, todo será diferente y posible. Porque, Tú eres el Señor y todo lo puedes. En tus Manos, Señor, nos abandonamos y a tu Infinito Amor nos abrimos. Amén.

sábado, 26 de enero de 2019

AMOR Y MISERICORDIA

Resultado de imagen de Mc 3,20-2, por Fano
Tu mensaje, Señor, desconcierta. Nos ataca directamente al corazón endurecido que vive y late en nuestro interior. Y nos duele y afecta. Nuestra naturaleza humana, herida por el pecado, es egoísta y, encerrada en sí mismo, cierra sus ojos para no ver lo que hay a su derredor. Nada quiere saber del que sufre por sus circunstancias, por sus injusticias,  por sus situaciones o debilidades. Sólo vive para sí y, en su interior, hay una conciencia que le dice que, como yo estoy bien, que cada palo aguante su vela.

El mundo no les importa sino cuando entra dentro de su propio terreno personal y sus intereses se ven afectados. Sostienen sus ojos bien cerrados y distraídos para que no sufran. Hay muchas ofertas de ocio y de relajar la mente en otros pensamientos más agradables y confortables. Sin embargo, a pesar de cerrar los ojos, el dolor y el sufrimiento no se borra ni se esconde. Está ahí, delante de nosotros hasta que abramos los ojos para verlo.

¿Qué hacer, Señor ante tanta impotencia y debilidad? ¿No sé cómo actuar y tratar a los pobres que sufren, ni como reaccionar ante tanto dolor? Me da miedo que se aprovechen de mí. ¿Estoy pensando en mí, Señor? Creo y entiendo, ¿dime, Señor?, que la solución o el trato no puede ser paternalista, pues eso atraería a todos los que pretende vivir del cuento sin salir de sus vicios y esclavitudes.

Ante tantas dudas y desorientación, te pido, Señor, que ilumines mi camino y enciendas mi corazón con un fuego misericordioso y comprometido para saber encontrar la manera de ayudar y servir siguiendo tu Voluntad y no la mía. Dame, Señor, sabiduría y fortaleza para vencer mis miedos, mis comodidades, mis debilidades y, animado y fortalecido en tu Espíritu, encontrar la forma de servir a los más pobres y a los verdaderamente necesitados que abren sus corazones al amor fraterno.

No sé, Señor, si digo y hago bien, pero, me pongo en tus Manos para que Tú dirijas mi vida y actives mi voluntad a fin de vivir en tu Palabra y hacer tu Voluntad. Amén.

martes, 11 de diciembre de 2018

DIOS BUSCA TU PERDÓN, NO SE LO NIEGUES

Resultado de imagen de Mt 18,12-14
Depende de ti, porque Dios, tu Padre y nuestro Padre, no quiere que te pierdas lo que tiene preparado para darnos al final de nuestro camino por este mundo. Tanto es así que ha enviado a su Hijo para decírnoslo y para enseñárnoslo, hasta el punto de entregar su Vida para que nos diésemos cuenta de hasta donde llega su compromiso. Dios es tu Padre y, como buen Padre, busca tu salvación. No quiere que pierdas esta hermosa oportunidad de ser feliz para siempre.

Esta vida es un camino y una prueba donde tú y yo tenemos que demostrarle correspondencia a su Voluntad. Nos señala un camino, que podemos cumplir, porque no nos pone pruebas superiores a nuestras fuerzas, y nos acompaña para, cuando no echamos fuera del redil, buscarnos y orientarnos el camino de regreso. Nos demuestra tanto amor que, cuando lo descubres, sientes vergüenza de no corresponderle.

Hoy, Señor, avergonzado por fallarte tanto; avergonzado por tanta debilidad y fragilidad quiero pedirte perdón. No quiero buscar justificaciones, sino admitir y aceptar mis pecados. Me pierdo a cada instante y siempre termino esperándote, porque siempre sucede eso. Tú no te cansas de salir a buscarme y, cuando caigo en la cuenta de eso, siento vergüenza. Perdoname, Señor, aunque me resulte vergonzoso decírtelo. 

Soy consciente de que me salva tu Infinita Misericordia y me siento tan pequeño, tan frágil que me abandono en tus brazos como oveja perdida tal y como me anuncias en el Evangelio de hoy. Danos, Señor, la fortaleza y la sabiduría de sabernos verdaderos hijos tuyos y fortifica mi débil voluntad para que, cada día, se un hijo más obediente, dócil a tu Palabra y menos pecador.

Me ánima la confianza, a pesar de mis caídas y pecados, tu Infinita Misericordia y tu perseverante y constante cuidados hasta el punto de salir a buscarme cada vez que mi ignorancia y mis debilidades me desorientan y me hacen perderme. En tus Manos, Señor, me abandono. Amén.

viernes, 31 de agosto de 2018

EN ESTADO DE ALERTA AMOROSA

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


No se trata de vivir asustado ni angustiado, sino vivir en actitud fraterna en justicia, misericordia y fe. Fe esperanzada en el Amor de Dios y en su promesa de Vida Eterna. Eso es tener la alcuza de nuestro corazón lleno de aceite amoroso y la luz de nuestra camino bien orientada e iluminada para andar en verdad, justicia y paz. Así estaremos preparados para en cualquier momento de nuestro camino encontrarnos con el Señor.

Pero, si no parece muy difícil decirlo o manifestarlo, otra cosa diferente es vivirlo cada día. Hay muchos tropiezos y dificultades y la vida se endurece en muchas etapas de nuestro camino. Nuestra naturaleza humana es débil y fácil de tentar y está expuesta a seducciones de todo tipo, desde el mundo, la carne y, sobre todo, el demonio, que trata, disfrazado de verdad, engañar con la gran mentira que él mismo significa.

Por eso, la parábola del Evangelio de hoy nos anima a estar vigilantes y a tener nuestra lámpara prepara y provista de suficiente aceite para cuando el Novio llegue. Pidamos esa Gracia, esa capacidad y fortaleza para que podamos sustentarnos y sostenernos firmes en practicar la justicia, vivir en la misericordia y confiar por la fe en el Señor.

¡Oh, Señor!, te pedimos que nos llenes de sabiduría, de ánimo, de ilusión, de fortaleza y de esperanza para, a pesar de nuestras desilusiones y desesperanzas, superemos siempre las dificultades y sepamos encontrar ese buen camino, que Tú nos señalas y nos conduce a esa felicidad que, quizás desorientados por las seducciones y tentaciones del mundo, buscamos en otros lugares. En Ti, Señor, confiamos. Amén.

miércoles, 7 de marzo de 2018

UN DIOS CERCANO Y REVELADOR

Resultado de imagen de Mt 5,17-19 por Fano
Nuestro Dios es un Dios que se hace presente y nos busca, y quiere tener una relación íntima con cada uno de nosotros. Es un Dios que elige un pueblo y le revela su Palabra, sus preceptos y sus juicios. Y envía a su Hijo, para que dé plenitud a su deseo de acercarse al hombre, con la misión de dar cumplimiento, perfeccionar y revelar el verdadero rostro de Dios y puedan entrar en intimidad con Él.

Nos cuesta encontrar el equilibrio. Con frecuencia nos pasamos de largo, y nos volvemos rigoristas, rígidos, intransigentes, inmisericordes cuando ponemos la letra muerta de la ley por encima del Espíritu, de la caridad, de la compasión o por encima del Evangelio. Excluimos a la persona y la sometemos a la ley. O, sucede todo lo contrario, no llegamos y en nombre de la libertad endiosada lo que excluimos es la ley.

Nos saltamos todas las leyes, todas las obligaciones y responsabilidades y nos ponemos nosotros por encima. El hombre se basta y no necesita leyes ni nada que le oriente y le organice. Como si la convivencia en cualquier grupo humano no necesitara de una mínima organización y control. Toda comunidad necesita un pequeña organización que esté en el equilibrio de ayudarnos a sostenernos y a orientarnos, pero sin caer en el error de quedar sometidos y esclavizado bajo la ley.

Por encima de todas esas leyes que nos ayudan, está el amor y la misericordia, que da verdadero cumplimiento a la ley. Porque, la ley no responde a la plenitud de la justicia, que se esconde en el amor y la misericordia. El hombre queda atrapado bajo su propia ley, que lo somete y esclaviza. Necesita el amor y la misericordia, que le da sentido y abre su corazón a un horizonte de libertad y de generosidad.

Jesús nos enseña a amar y ser misericordioso. Un amor sin condiciones y sin espera de respuesta. Un amor desinteresado y simplemente entregado. Independiente de tú respuesta y de tu comportamiento. Simplemente, un amor que te habla y te descubre que Jesús se ha dejado  clavar en la Cruz por ti. Y, pacientemente y sin presionarte, te espera. Tú tienes la última palabra.

martes, 6 de marzo de 2018

MISERICORDIA, SEÑOR CON MIS HERMANOS

Resultado de imagen de 1ª Lectura (De 3,25.34-43):
1ª Lectura (Dan 3,25.34-43): En aquellos días, Azarías, puesto en pie, oró de esta forma; alzó la voz en medio del fuego y dijo: «Por el honor de tu nombre, no nos desampares para siempre, no rompas tu alianza, no apartes de nosotros tu misericordia. Por Abrahán, tu amigo; por Isaac, tu siervo; por Israel, tu consagrado; a quienes prometiste multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo, como la arena de las playas marinas. Pero ahora, Señor, somos el más pequeño de todos los pueblos; hoy estamos humillados por toda la tierra a causa de nuestros pecados. 

»En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes; ni holocausto, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso; ni un sitio donde ofrecerte primicias, para alcanzar misericordia. Por eso, acepta nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde, como un holocausto de carneros y toros o una multitud de corderos cebados. Que este sea hoy nuestro sacrificio, y que sea agradable en tu presencia: porque los que en ti confían no quedan defraudados. Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos, y buscamos tu rostro; no nos defraudes, Señor; trátanos según tu piedad, según tu gran misericordia. Líbranos con tu poder maravilloso y da gloria a tu nombre, Señor».

No sé porque razón me ha parecido bueno y necesario publicar esta 1ª Lectura de la liturgia de hoy de la Eucaristía como premabulo de la reflexión del Evangelio. Quizás, el Espíritu me haya movido a ver las circunstancias del pueblo de Dios en aquel tiempo y el ruego y súplica de Azarias pidiendo la misericordia de Dios. Quizás nosotros también debemos empezar por ahí, suplicar y rogar para que el Señor ablande nuestros endurecidos corazones y los empape de humildad para, aceptando su Palabra tratemos de imitarle perdonando como Él nos perdona.

Reflexiónemos para no caer en la tentación de aquel siervo que, perdonado por su rey al conmoverse por su petición de clemencia y de perdón, se encolerizó con su amigo porque le debía unos denarios y le llevó a la cárcel. Tengamos nosotros también presente esa petición de ser sensibles y conmovidos a las ofensas que recibimos de nuestros enemigos y dispongámonos a perdonarles también. 

Conscientes de que no podremos por nosotros mismos, pero confiados que en la fuerza y poder del Espíritu Santo podremos hacerlo, elevemos nuestra súplica al Señor para que nos dé un corazón suave, dispuesto a conmoverse y a perdonar. Sí, Padre, convierte mi corazón y dame la capacidad y la paciencia amorosa de perdonar todas las veces que lo necesite en mi vida, sobre todo a mis enemigos. Perdonar libremente, incondicionalmente hasta la cruz de mi vida. Perdonar y amar, porque en ellos te encontraré a Ti, Padre y en ellos encontraré el gozo y la felicidad en plenitud. Amén.

martes, 24 de octubre de 2017

VIGILANTES Y ESPERANZADOS EN TU MISERICORDIA

Me sé pecador y me arrepiento de mis pecados. Pero, me descubro también mísero, pequeño e indigno de merecer tu Misericordia y tu Amor, Señor. Como esperar sabiendo que no soy digno de entrar en tu Casa. Mi angustia y desesperanza serían inaguantables sin tu Misericordia. Sólo la esperanza de que una Palabra tuya, Señor, bastará para sanarme, me levanta, me consuela y me da esperanza.

Y gracias a eso camino y trato de superarme, y, aunque no lo consiga, sé que Tú quieres perdonarme y sólo me pides mis pecados y arrepentimiento. Y yo, Señor, quiero dártelos, y en eso me afano y me esfuerzo. Vigilo cada día mis fallos, mis fracasos, mis perezas, mis fatigas y mis desvelos por estar lo mejor presentado ante Ti, pero reconozco mis miserias y pecados. Sólo me mantiene la esperanza de tu Amor y Misericordia.

Y con esa actitud encuentro fuerzas para caminar. Lo que no me explico como muchos otros no se dan cuenta de esto. ¿Es posible, Señor, que estén tan cogidos por el diablo? ¿Es posible, Señor, que estén tan ciegos y engañados por el diablo? ¿Qué esperan de este mundo? Porque, no es difícil saber, a penas tengas uso de razón, que detrás de este mundo no nos espera sino la muerte. Una muerte que si no está apoyada en la esperanza de la fe en Ti, Señor, nos llevara al llanto y crujir de dientes eternamente.

Nadie nos ha hablado de la resurrección y gozo eterno sino Tú, Señor. Porque, sólo Tú nos conoces y sabes lo que buscamos y queremos. Sólo Tú sabes que en lo más profundo de nuestro corazón anida un deseo de felicidad eterna, y nos lo quieres dar. Sólo Tu sabes lo que quiere y busca el hombre. Por eso, queriéndonos dárnoslo nos advierte de que estemos vigilantes y preparado, porque la vida en este mundo no consiste sino en eso, darnos en amor para luego vivir en el gozo eterno del amor.

Esa es la prueba y el camino, y eso nos exige la vigilancia constante para, preparados, abrirte, Señor, la puerta de nuestro corazón e ir contigo, por tu Amor y Misericordia, a la Mansión que nos tiene preparada. Gracias Señor.

lunes, 28 de agosto de 2017

CONFIESO MIS PECADOS Y ME ACOJO A TU MISERICORDIA

No puedo evitar confesarme temeroso y asustado. Soy consciente de mi pobreza y mis pecados, y me arrepiento por todo el mal ejemplo que he podido y doy en cada instante de mi vida. Sí, siento miedo y tiemblo por mis malos testimonios y pecados. Me confieso arrepentido, pero tan débil que temo repetir mis pecados y dar mal ejemplo. Por eso, Señor, te pido fortaleza, voluntad y la Gracia de no dejar hacer, no sólo el bien, sino hacer todas mis obras bien.

Pero, también Señor, descanso en tu Misericordia. Sé, por boca de tu Hijo, nuestro Señor, que eres Infinitamente Misericordioso, y eso me da confianza y me tranquiliza. No, por eso, me abandono sólo en tus Manos, sino que tomo conciencia que debo esforzarme en trabajar y poner todo lo que está de mi parte para, aprovechando los talentos que me has dado, ponerlo en hacer el bien, haciendo mis obras bien.

Y ello me lleva a suplicarte toda la Gracia que necesito para cumplir tus mandatos y ser luz que alumbre a otros y les ayude a hacer otro tanto lo mismo. Ser puente, Señor, que me lleve a soportar el peso de todos aquellos, que puestos en mi camino, lleguen por mis pobres y humildes ejemplos y obras a Ti. Que no ocurra lo contrario, levantar barreras y murallas que les impida verte.

Sé, Señor, que nada soy y todo lo que soy está en estar injertado en Ti. Sé, Señor, que mis obras, hechas desvinculado de Ti son oscuridad que no alumbran lo suficiente para llevar hacia Ti a todos aquellos que caminan en la oscuridad. Dame la valentía, la sabiduría y la fortaleza de caminar en la Luz y reflejarla con humildad y caridad hacia los demás.

Líbrame, Señor, de tus reproches y de se obstáculo para impedir a otros entrar en el Reino de los Cielos. Quiero ser puente y camino para que otros te encuentren y descubran la alegría y felicidad de conocerte, pues Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. ¡Señor, en tus Manos pongo mi pobre y humilde vida! Amén.

lunes, 24 de julio de 2017

¿Y NOSOTROS, NO LE INTERPELAMOS TAMBIÉN?

¿Cuántas veces nos hemos resistido a la llamada de Dios?  ¿Cuántas veces le ponemos condiciones a sus planes y proyectos sobre nosotros? Tratamos de atarle las manos e imponerles nuestros planes e ideas. Y estas siempre de forma que nos sean favorables. ¿No es eso exigirle pruebas y prodigios como aquellos escribas y fariseos? Por lo tanto, no miremos de forma despreciativa y acusadora a aquellos escribas y fariseos, sino que tratemos de mirarnos profundamente nosotros mismos.

Y eso es lo que tratamos de pedirte hoy, Señor. Danos la capacidad de saber mirarnos a nosotros mismos, y de la capacidad de discernimiento, para darnos cuenta de nuestros pecados y de nuestros rechazos. De descubrirnos lo lejos que estamos de cumplir con tu Voluntad, y de reconocernos que buscamos cumplir la nuestra y no la Tuya. Perdona, Señor, nuestras mentiras e hipocresías.

Y, reconociendo que eres un Padre Misericordioso, volvemos la mirada hacia Ti y te pedimos que nos des la fortaleza y la voluntad de, arrepentidos, saber aceptarnos pecadores. Y abiertos y disponibles a tu Palabra esforzarnos, cada día, en la lucha de vencernos y renunciar a nosotros para vivir en el amor por tu Amor. Por eso, Padre, confiados a tu Palabra, te damos gracias por tu Redención, que nos salva y nos hace hijos de tu Padre Dios.

Gracias, Señor, por tanta Gracia y por el regalo de la vida. Gracia, Señor, por darnos la oportunidad de, perdonándonos, salvarnos y regalarnos la dicha de la Vida Eterna. Sí, Padre, es un misterio tanto Amor, que no entendemos. Porque, indudablemente, no nos lo merecemos. Y, porque, encima, no estamos a la altura de corresponderte en el cumplimiento de tus mandatos. 

martes, 18 de julio de 2017

PENSANDO EN TU ENCUENTRO

Es posible que nuestra tendencia natural sea agarrarnos a la vida. Sin lugar a duda, somos humanos y esa es nuestra tendencia natural. Pero, la vida humana es una vida corta, destinada a corromperse y sufrir una transformación. Y, esa transformación, es lo verdaderamente importante. Es lo que cuenta y lo que importa. Nada ni nadie le puede superar. Morir para Resucitar. Es lo que Jesús nos ha revelado y nos ha venido a comunicar. Es la Buena Noticia de salvación.

Por tanto, todo lo que puedes aspirar aquí abajo, siendo importante desde nuestro punto de vista humano, no se puede comparar con el gran Tesoro de la Vida Eterna. Eso es lo que nos promete Jesús, y, no sólo eso, sino que nos lo ha demostrado resucitando a Lázaro, su íntimo amigo. También a la hija de Jairo y al hijo de la pobre viuda de Naím. Y a otros gravemente enfermos. 

Pero, lo más asombroso, su propia Resurrección. El fundamento de nuestra fe. Gracias, Señor, por darme la sabiduría de creer en tu Palabra y fiarme de Ti. Gracias, Señor, por ilusionarme y llenarme de esperanza con el momento de mi encuentro contigo, mi propia muerte. Gracias, Señor, por darle sentido a mi vida y hacerla más valiosa y gloriosa en la medida que se consume y se acerca al encuentro directo contigo. Gracias, Señor.

Pero, quiero pedirte que me des la fuerza y voluntad de no descansar ni pararme. De seguir amando más y mejor que lo habré podido hacer, y de abrir mi corazón a tu Misericordia. Porque, la necesito, Señor. Necesito que laves mis heridas y enmiendes mis fracasos, torpezas y pecados. Perdóname, Señor, por tanta basura e inmundicias que te he ofrecido. Perdóname, Señor, y inundame de humildad y de saberme pobre, pecador e indigno de recibir tu Misericordia y tu perdón. Pero, ¿a dónde y a quién voy a ir, Señor, si no es a Ti, que eres Infinitamente Misericordioso y perdonas todos mis pecados?

Tú, Señor, eres mi única esperanza y quien sostienes mi vida y le das sentido. Aléjame de la actitud de Corozaín y Betsaida, y abrir mi corazón a la escucha de tu Palabra y a la acción de dar frutos. En Ti, Señor, confío. Amén.

jueves, 25 de mayo de 2017

EL GOZO DE EXPERIMENTAR TU PRESENCIA

Sin Ti nada podemos. Esa es la verdad, pero esa libertad y voluntad que nos has regalado nos puede servir para abrirnos a tu Espíritu y experimentar tu presencia. Claro, que sólo con tu Gracia podemos claramente sentirte, experimentarte y verte. Tú, Señor, lo puedes todo y puede hacer aquello que nosotros nunca podamos entender y menos hacer.

Por eso, queremos verte y experimentarte, pero aceptamos que no podemos, sino sólo si Tú nos lo permites y quieres. Y, quizás, nuestra labor y misión será permanecer postrados a tus pies hasta que Tú decidas y permitas que te veamos. Sólo Tú. Señor, puedes convertirme, y eso se hará si Tú me eliges. A mí y a todos nosotros no nos queda sino esperar y confiar en Ti, tu Amor y Misericordia.

Danos, Señor, la sabiduría de saber esperarte; danos la fortaleza de soportar toda la oscuridad que se interpone en nuestras vidas; danos la paciencia de permanecer fiel a tu Palabra, aunque no entendamos tu Camino ni veamos nuestros frutos. Danos fe y voluntad para sostenernos ante las seducciones de las tentaciones que el mundo nos ofrece.

Queremos esperarte, Señor, y esperarte con nuestras lámparas encendidas y provistas de suficiente aceite para que nunca se apaguen. Queremos esperarte, a pesar de nuestras dudas, de nuestras vacilaciones, de nuestras inconstancias y de nuestros pecados. Queremos esperarte a pesar de nuestros desesperos y fracasos, y de nuestras limitaciones, que endurecen nuestros corazones y nos amenazan con alejarnos de Ti. Queremos, Señor, estar contigo y sentir tu Paz y Misericordia.

Confiamos en tu Palabra y esperamos pacientemente tu regreso y tu promesa de ver como todas nuestras tristezas y sufrimientos se convierten en gozo eterno. Amén.

sábado, 18 de marzo de 2017

LLENA MI CORAZÓN, SEÑOR, DE VERDADERO AMOR

Nuestro camino es un camino de petición. Señor, pedirte sin descanso, sin desfallecer y confiado en tu respuesta. Pues, ya sabemos, por tu Hijo Jesús, nuestro Señor, cuanto nos amas. Y queremos pedirte que nos revistas nuestros corazones de ese amor que Tú eres y que nos das.

Revístenos, Señor, de un amor puro, entregado, disponible; de un amor dispuesto a darse y a acoger. Un amor paciente y confiado. Un amor como el que Tú, Señor, nos das y nos has testimoniado y enseñado. Un amor sobre humano, que no sea d este mundo. Porque el de este mundo es un amor impuro, contaminado, caduco; un amor que se vende, exige recompensa y no se da gratuito. Es un amor que se paga y no perdona. 

El amor que exima de todas las culpas y que cura todas nuestras enfermedades. Un amor, Señor, como el Tuyo, que nos acerque al hermano en actitud de misericordia y de servicio. Por eso, Señor, somos conscientes que estamos muy lejos de amar así, como Tú nos amas. Nos quedamos prendados al descubrir y observar tu acogida tal cual se pinta en el cuadro de Rembrandt. En el que se ve cómo el hijo que regresa, desvalido y hambriento, es abrazado por un anciano, con dos manos diferentes: una de padre que le abraza fuerte; la otra de madre, afectuosa y dulce, le acaricia. Dios es padre y madre...

Eso nos conforta y nos llena de esperanza. Eso nos anima a confesarnos, en el Sacramento de la Penitencia, también como malos hijos, que hemos pecado y que acudimos a Ti con la esperanza de sentir y experimentar tu abrazo, tu acogida y tu amor. Y, por tu Gracia y Amor, participar en la fiesta del banquete Eucarístico que nos alimenta y nos sostiene y nos devuelve al camino de la vida. Verdadera Vida Eterna en la Casa del Padre. Amén.