Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
Mostrando entradas con la etiqueta fe y esperanza. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta fe y esperanza. Mostrar todas las entradas

lunes, 23 de diciembre de 2019

LA ORACIÓN SIEMPRE TIENE RESPUESTA

Resultado de imagen para Lc 1,57-66
Dios siempre responde, y es que de no ser así dejaría de ser Dios. Es posible que muchos no lo crean así, pero, sí lo creen los que tienen fe y esperanza en la Palabra de Dios. Por eso, la fe es fundamental y sin fe Dios no actuará. Porque, Dios no viene a convencerte sino a darte prueba de su Amor y de su deseo de salvarte. Porque, te ha creado para hacerte feliz eternamente, no para que sufras y mueras a la felicidad que añoras y buscas siempre.

Por todo, ello, Señor, te doy gracias y te pido que me des fuerza para perseverar. El mundo en el que vivo seduce y mi naturaleza humana es débil y está sometida a la concupiscencia y a las satisfacciones corporales y espirituales. Sostenerse en equilibrio y en el amor ágape se hace muy difícil. Y tan difícil que sin tu ayuda, Señor, seremos presa del príncipe del mundo. Por eso, Señor, consciente de mis pecados y debilidades te pido que me sostengas firme como roca ante las tentaciones con las que el mundo me tienta.

Dame, Señor, la constancia y la fe que veo en Isabel y Zacarías, que, aunque dudo en el primer momento, supo reconocer su pecado y aceptarlo pacientemente hasta confiar en Ti. Danos, Señor, la confianza de confiarnos a tu Palabra y a tu acción. Danos también, Señor, la paciencia para saber esperar y soportar todas las inclemencias que la vida nos presenta sin dejar de perder tu Infinita Bondad y tu Amor. Y danos, Señor, la fe que nos sostenga firme sobre roca sin perder de vista que Tú eres nuestra esperanza y nuestra salvación. Amén.

sábado, 14 de septiembre de 2019

CAMINANDO HACIA TI, SEÑOR

Resultado de imagen de Jn 3,13-17
Sin darme cuenta y, por tu Gracia, Señor, me he quedado sin camino, porque mi camino es tu Camino. Y doy gracias al Cielo por caer en la cuenta que no soy yo quien camina sino que eres Tú, Señor, quien me llevas y mi guias. Claro que mis torpezas y pecados te hacen dibujar en mi vida renglones torcidos, pero Tú, mi Señor, sabes siempre enderezarlos y llevarme al terreno del amor.

Sólo puedo optar a una cosa buena, y es creer en Ti, Señor y fiarme de tu Palabra. Porque, mis mal llamados méritos no tienen valor, pues todos me han venido de Ti y de forma gratuita, de modo que nada merezco. Soy digno hijo tuyo porque Tú así lo has querido y porque tu Hijo, enviado a dar su Vida de forma voluntaria, así lo ha aceptado, rescatándome de una condenación segura.

Desde este simple razonamiento mi vida sólo tiene el valor de tu Infinito Amor, Señor, que por mucho que me proponga y me afane nunca lo podré entender. Por todo ello, no puedo encontrar en mi corazón sino un gozoso deseo de gratitud, adoración y de alabanza a tu Nombre, Señor, pues en Ti, está mi salvación y todas mis esperanzas.

Reconozca la gratuidad de tu Amor, a pesar de que no lo entiendo. Nunca lo entenderé sino cuando Tú decidas, por tu Infinito Amor Misericordioso, revelarmelo. Y en esa esperanza dichosa vivo y camino esforzándome en refugiarme y esconderme en tu Palabra sin dejar de mirar tu Cruz gloriosa, donde te diste totalmente gratuito y sin condiciones para que yo y otros muchos podamos ser exculpados de nuestros pecados.

Qué más puedo decirte, Dios mío, sino darte repetidamente e insistentemente las gracias por tanto amor gratuito sin esperar nada a cambio, sino buscando mi felicidad y mi gloria eterna. Me asombra tanta gratuidad y tanto Amor hasta el punto que no llego a comprenderte. Claro, mi corazón es humano y el Tuyo Inifinitamente sobrenatural, por expresarlo de alguna manera. La distancia es infinita y nunca podré llegar a comprenderte, pero, tampoco, nunca durante mi camino en este mundo dejaré de vivir en y con la esperanza de encontrarme contigo. Amén.

viernes, 2 de noviembre de 2018

TÚ, SEÑOR, ERES LA VIDA Y NUESTRA ESPERANZA

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.

Resultado de imagen de Jn 14, 1-6
La muerte no es el final y eso enciende nuestra esperanza y nos llena de alegría. Porque, nos ha sido revelado, no por un cualquiera, sino por el Señor, el Hijo de Dios hecho Hombre. Él es la Vida Eterna, porque, muerto en la Cruz ha sido Resucitado para Gloria del Padre.

Tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida. Nosotros, los que seguimos en este mundo y caminamos hacia esas moradas, que Tú reservas para nosotros, confiamos en tu Palabra, porque siempre se cumple desde el principio del mundo hasta tu llegada final. Y en esa esperanza y alegría caminamos y aguardamos tu llegada.

Por eso, hoy, conscientes de nuestras debilidades y tribulaciones te pedimos fortaleza y que sostengas nuestra fe firme y erguida contra todas las dificultades y tropiezos que este mundo nos pone. Te pedimos, Señor, que, apoyados y reconfortados en el testimonio de todos nuestros difuntos, que nos han precedidos, recordemos sus buenas obras y sus sacrificios que nos confortan y nos dan ejemplos. En ellos y unidos en la oración y comunión de los santos, sostenemos nuestra esperanza y fundamentamos nuestra victoria.

Tú, Señor, eres nuestra roca y nuestra fortaleza y tu Palabra nos edifica sobre roca y nos sostiene en la verdad y la esperanza. Aguardamos tu llegada, Señor, y con esa esperanza y alegría nos fortalecemos en Ti para seguir tus pasos. Porque, como dijiste a Tomás, Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. En Ti creemos, Señor, y esperamos tu segunda venida. Amén.

viernes, 28 de septiembre de 2018

UNA RESPUESTA DIFÍCIL

Imagen relacionada
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


No es fácil responderle a Jesús. Y digo que no es fácil porque la respuesta conlleva compromiso y seriedad, pues lo otro sería mentira o apariencia. Jesús fue y sigue siendo perseguido, y también lo serán todos aquellos que le sigan. Por lo tanto, decir que Jesús es el Señor, el Hijo de Dios, va a suponer dos cosas: a) qué tú estás dispuesto a seguirle; b) que sufrirás lo mismo que Él.

Porque, confesar que es el Hijo de Dios y quedarte al margen es de idiota. O crees o no crees, y si dices que crees debes ser consecuente y no tibio, porque quedarás en medio y, porque no eres ni caliente ni frío serás vomitado - Ap 3, 16 -.

Otra cosa será las dificultades que encontrarás en ese sincero esfuerzo por seguirle y los sufrimientos que te vendrán encima. Claro, no somos lo bastante fuertes para soportarlos y necesitamos la Gracia y la fortaleza del Espíritu Santo para soportarlos y superarlos. El camino que Él recorrió es un camino de Cruz, y ese es el mismo camino que se nos presenta a nosotros. No parece agradable ni apetecible escogerlo y cuesta responder y decidirte. 

Y, más todavía, hacerlo camino y vida. Pero, la fe nos hace fuerte y nos da vida. Muchos que le han respondido y seguido, y que nos han precedido han pasado por este calvario y lo han superado en el Señor. Él no nos abandona y nos da la fortaleza para seguir adelante y superar las dificultades que se nos van presentando en nuestro camino. El Espíritu Santo nos hace fuertes y nos provee de todo lo que necesitamos para responder y sostenernos en la fe. Sí, será difícil, pero la esperanza de la Resurrección y la Vida Eterna en plenitud nos sostiene firmes. Pidamos con fe esa Gracia. Amén.

martes, 24 de octubre de 2017

VIGILANTES Y ESPERANZADOS EN TU MISERICORDIA

Me sé pecador y me arrepiento de mis pecados. Pero, me descubro también mísero, pequeño e indigno de merecer tu Misericordia y tu Amor, Señor. Como esperar sabiendo que no soy digno de entrar en tu Casa. Mi angustia y desesperanza serían inaguantables sin tu Misericordia. Sólo la esperanza de que una Palabra tuya, Señor, bastará para sanarme, me levanta, me consuela y me da esperanza.

Y gracias a eso camino y trato de superarme, y, aunque no lo consiga, sé que Tú quieres perdonarme y sólo me pides mis pecados y arrepentimiento. Y yo, Señor, quiero dártelos, y en eso me afano y me esfuerzo. Vigilo cada día mis fallos, mis fracasos, mis perezas, mis fatigas y mis desvelos por estar lo mejor presentado ante Ti, pero reconozco mis miserias y pecados. Sólo me mantiene la esperanza de tu Amor y Misericordia.

Y con esa actitud encuentro fuerzas para caminar. Lo que no me explico como muchos otros no se dan cuenta de esto. ¿Es posible, Señor, que estén tan cogidos por el diablo? ¿Es posible, Señor, que estén tan ciegos y engañados por el diablo? ¿Qué esperan de este mundo? Porque, no es difícil saber, a penas tengas uso de razón, que detrás de este mundo no nos espera sino la muerte. Una muerte que si no está apoyada en la esperanza de la fe en Ti, Señor, nos llevara al llanto y crujir de dientes eternamente.

Nadie nos ha hablado de la resurrección y gozo eterno sino Tú, Señor. Porque, sólo Tú nos conoces y sabes lo que buscamos y queremos. Sólo Tú sabes que en lo más profundo de nuestro corazón anida un deseo de felicidad eterna, y nos lo quieres dar. Sólo Tu sabes lo que quiere y busca el hombre. Por eso, queriéndonos dárnoslo nos advierte de que estemos vigilantes y preparado, porque la vida en este mundo no consiste sino en eso, darnos en amor para luego vivir en el gozo eterno del amor.

Esa es la prueba y el camino, y eso nos exige la vigilancia constante para, preparados, abrirte, Señor, la puerta de nuestro corazón e ir contigo, por tu Amor y Misericordia, a la Mansión que nos tiene preparada. Gracias Señor.

miércoles, 4 de octubre de 2017

ANTE LA OSCURIDAD NO QUIERO DESESPERAR

Hay un serio y grave peligro. Porque, ante la oscuridad nos desesperamos y nos resignamos a seguir en la mediocridad e instalarnos tal y como hemos quedado. Descubrimos que damos pasos, pero, ¿son esos pasos suficientes? ¿Significa eso que hemos llegado a la meta? ¿Se acabaron los esfuerzos de conversión? ¿Estamos ya en la cima del monte? Sin desesperar, pero esas preguntas necesitan respuestas.

Porque, podemos quedarnos en la mitad del camino, y, creyendo que caminamos permanecemos parados e instalados cómodamente. O resignados y pasivos. Adaptados a una serie de normas, de practicas, de reflexiones escritas y algunas cosillas más. Como pueden intuir me estoy retratando. Y es que es mejor hacerlo, porque sólo a partir de nuestro propio retrato podemos iniciar el camino. No importa cuantas veces tengamos que hacerlo, lo que verdaderamente importa es hacerlo.

Es hora de levantar la mirada y no volverla atrás. Es hora de dejar todo lo que nos puede entretener y desviar y poner en el centro de nuestra vida al Señor. Está claro: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios». Son Palabras del mismo Jesús.

Pero, no nos confundamos, porque el demonio utiliza esta debilidad nuestra para ponernos la misión imposible y proponernos una misión más cómoda y fácil. Quiere que nos instalemos en la mediocridad y seamos cristianos de normas y preceptos, sin mucho compromiso. No, tampoco, desesperemos. Tengamos confianza. Primero desnudemos nuestras cartas y veamos nuestros vestidos. Posiblemente no llevemos el vestido apropiado al banquete, pero pidámosle al Señor que sea Él quien nos vista del vestido de su Gracia.

Tengamos confianza, porque el Señor quiere salvarnos y, por y para eso, nos invita al banquete. Pero, preparemos el vestido apropiad. Nosotros pongamos nuestra disponibilidad. Al estilo de María, ofreciendo nuestra actitud de esclavo o esclava, y dispuesto a dejarnos cambiar para la misión que el Señor tiene pensado en nosotros. ¡Hermanos, llegará ese momento! 

El Señor cambiará nuestros corazones y nos hará, en el buen sentido de la palabra, sus predilectas marionetas, siempre en pie y dispuestas a continuar el camino. Es decir, nos dará un corazón nuevo, creado para amar que nos hará felices y gozosos para toda la vida. Amén.

domingo, 20 de agosto de 2017

YO TAMBIÉN ME HUNDO, SEÑOR. NECESTO FE

Mi fe es débil, Señor, y quizás yo no hubiese tenido fuerzas para responderte. Posiblemente, me hubiese callado y marchado con mis problemas. No sé si te hubiese insistido como hizo esa mujer cananea. Y eso me sucede en mi vida. Ante la ausencia de respuestas, me callo y me retiro un poco de tu presencia. Entonces experimento que la vida se me vacía y nada es igual.

No me importa que Tú, Señor, no me respondas. Y no me importa porque sé que Tú estás siempre conmigo. Aunque yo no te vea ni te sienta. Tú estás siempre ahí, a mi lado y pendiente de mí. Yo así lo creo, y también lo experimento. Quizás mis problemas no se vayan, pero experimento fuerzas para sostenerlos y soportarlos. Quizás mis problemas, sin saberlo, sean la causa de tenerme cerca de Ti, y también de buscarte. Quizás, sin problemas, no te buscaría ni tampoco me acordaría de Ti.

Tú sabes, Señor, lo que necesito y lo que es para mi bien. Y Tú me contestarás cuando lo creas conveniente y necesario. Porque, Tú, has venido para salvarme y para enseñarme el camino de salvación. Quizás sea ese que yo ahora no quiero ver. Sin embargo, yo, como la mujer cananea, seguiré insistiendo, porque soy humano y me cuerpo me pesa y me duele. Necesito ligereza, salud y fortaleza para seguirte y proclamarte con mi vida y mi palabra. Y, Tú, Señor, me responderás cuando quieras.

Aprovecho esta página para pedirte que me aumentes la fe, y también el deseo de amar. Insisto en que fortalezca mi amor primero. Ese amor lleno de entusiasmo, de inocencia, de niñez e ilusión, que me impulsaba a correr detrás de Ti y de pedirte todo lo necesario para seguirte y no desfallecer. Como la mujer cananea, quiero pedirte Señor todo lo que sea necesario, no para tener una vida más cómoda, sino para creer con más fuerza y poder dar testimonio a todos aquellos que están cerca de mí. 

Un testimonio lleno de esperanza, de sosiego, de paz y tranquilidad de aquel que se sabe en Manos de su Señor, que lo salva de la corrupción y del pecado. Amén.

domingo, 11 de junio de 2017

DIOS: COMUNIDAD DE AMOR

La Buena Noticia nos dice que Dios es Amor. Precisamente, por ese Amor, Dios nos ofrece la salvación, que consiste en Vida Eterna llena de gozo y plenitud a su lado. Para ello, Dios nos lo demuestra enviado a su Hijo y pagando, con su Pasión y Muerte, el rescate por todos aquellos que creen en Él.

De ahí la importancia de la fe. No se trata de una opción, sino de una decisión en la que nos jugamos la vida. No una vida temporal, sino una Vida Eterna. Es decir, para "Siempre". Y eso es lo que aprovechamos ahora pidiéndoselo al Señor y apoyándonos en su propuesta y promesa - Mt 7, 7-8 -.

Sí, Señor, te pedimos la fe y que nos la vayas aumentando cada día, hasta el punto de que seas Tú quien vivas en mí y yo en Ti. Y tu sentir, Señor, sea también mi sentir. Y tu Amor sea mi amor. Y que no pueda vivir sin darme, renunciando a mí mismo, tal y como lo haces Tú. Porque, sé, Señor, que yo no puedo, pero contigo y en Ti lo puedo todo, pues para Ti nada es imposible.

Con esa esperanza termino esta humilde reflexión. Pero antes, te pido, Señor, frutos de fe y esperanzas para todos los que nos disponemos en unas horas celebrar y participar en una convivencia que empieza sobre las 20 horas y terminará el domingo a medio día. Señor, que tu Palabra entre en nuestros corazones y nos inunde de paz y fe, para, llenos de Ti, te llevemos con nuestro humilde vivir y obrar, a todos los que se cruzan en nuestras vidas.

También pedimos oraciones a todos los que nos visitan, para que el Espíritu Santo derrame su Gracia, no sólo en nosotros, sino en todos aquellos que se abren a su acción. Amén.

miércoles, 7 de junio de 2017

LA ESPERANZA EN LA RESURRECCIÓN

Líbranos, Señor, de caer en la tentación de la incredulidad. Líbranos, Señor, de caer en la tentación de seguir los dictados de nuestra razón en la cosas referente a Ti. Líbranos, Señor, de caer en la tentación de interpretar tus Palabras adaptándolas a nuestra limitada razón. Porque, sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna.

Ábrenos, Señor, la mente para entender tu Palabra, y el corazón para creer en ella, a pesar de que no podamos entenderla. Porque, Tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida, y la esperanza de nuestra Resurrección. En Ti, Señor, creemos y en Ti nos abandonamos y ponemos todas nuestras esperanzas, pues tu Palabra nos revela la Resurrección y la eternidad: «Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en lo de la zarza, cómo Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? No es un Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error». 

Gracias, Señor, por el don de la Fe. Gracias por los dones del Espíritu Santo, y gracias por abrirnos nuestro entendimiento para creer en tu Palabra. Tú, Señor Jesús, eres la Palabra de Dios. En Ti se concreta y se realiza todo lo que se dice en las Escrituras y Tú das testimonio con tu Vida y tus Obras. Danos sabiduría, fortaleza y paz para continuar nuestro camino en intimidad y sincronía con tu Palabra y Voluntad.

También, Señor, reviste nuestro corazón de humildad y sencillez, para que sepamos ponernos al servicio de los más necesitados y soportar las embestidas de los soberbios y los suficientes. Que sepamos darles ejemplo y testimonio, no sólo de palabra sino también con nuestra vida. Amén.

lunes, 1 de mayo de 2017

LA CLAVE DE LA FE ES PEDIRLA

No podrás comprender el Misterio de Dios, entre otras razones porque tu inteligencia y razón no alcanzan para eso. ¿Qué te has creído? Ahí se esconde tu soberbia significada en el diluvio, Babel, el hombre rico y muchas escenas más. Las escrituras te van revelando que Dios se resiste a los soberbios y se da a los humildes. María es el primer eslabón de esa cadena que queda llena de Gracia por su humildad.

La fe no entra por méritos, ni tampoco por esfuerzos. No podemos alcanzarla ni tampoco merecerla. La fe es pura Gracia de Dios, y como tal hay que suplicarla, pedirla  y esperar postrado ante la Infinita Misericordia de Dios. El creyente nunca puede desanimarse. Siempre estará suplicante, expectante, esperando y paciente. Sabe, humildemente, que no la merece y que todo es regalo y Gracia de Dios. Por lo tanto, no debe ni puede desesperarse, pues no tiene ninguna razón para ello.

Necedad e ignorancia, aquellos que exigen y hasta se rebelan contra el Amor de Dios. Ciegos y necios aquellos que le rechazan y le piden cuentas, y le exigen pruebas y milagros o hechos extraordinarios que les hagan ver y comprender. La fe es pura Gracia de Dios y, como tal, hay que rogarla, pedirla, suplicarla y esperarla pacientemente. Sin desfallecer, sin desanimarse y sin impacientarse.

Eso no significa que nos suceda y nos debilite. Ese es nuestro pecado. Pero, sepamos también que nuestro Padre Dios es Misericordioso y nos perdona y nos acoge. ¿Por qué lo decimos? Porque nos lo ha revelado y comunicado Jesús, el Hijo. Sí, ese que de Él ha recibido la Sabiduría para decirlo, aunque se haya presentado como el Hijo de José, el carpintero, y María, la sencilla y humilde. 

Realmente necesitamos creer en su Palabra e insistir para que, por su Gracia y méritos, Él si la alcanza y por Él la recibimos, nos revista de la Fe y podamos, abiertos nuestros ojos, comprender y entender el Amor de Dios que nos salva por los méritos de su Hijo. Amén.

martes, 28 de marzo de 2017

LA ESPERA TIENE SU PREMIO

El Evangelio de hoy dice que aquel pirático llevaba treinta y ocho años de invalidez y, ¡por fín! encontró al único Señor que lo podía acompañar y llevarlo a la curación total, integra. Porque, no sólo importa la parálisis del cuerpo, sino, quizás más importante, la del alma. Ambas son necesarias, y ambas nos las salva nuestro Señor Jesús.

¿No nos vemos retratados? Posiblemente, nosotros llevamos bastante tiempo, si no más que aquel paralítico, esperando nuestra salvación. Pero, igual no aguardamos en el lugar adecuado por donde pasa Jesús. Igual nos cansamos, nos aburrimos, nos desesperanzamos y abandonamos. No permanecemos en la esperanza de que el Señor vendrá a curarnos.

Nuestras parálisis pueden inmovilizarnos y dejarnos postrados sin darnos la posibilidad de movernos, de hacer el bien y de proclamar el Evangelio. Quizás permanecemos paralizados cómodamente esperando que una mano amiga nos ayude a saltar al agua. ¿Acaso no tienes tú tus propias muletas para saltar? ¿Acaso no se te ha dado lo necesario para despertar y moverte? Puede ocurrir que, en muchos casos, la voz del Señor te indiques que te levantes y que tomes tu camilla y andes. Y que abras tus ojos a la realidad y creas en el Señor. Y no vuelvas a pecar. Son esas las últimas Palabras que pronuncia Jesús cuando se encuentra de nuevo con aquel paralítico.

¡Oh, Señor!, danos la valentía y la fortaleza para emprender el camino poniendo todo nuestro empeño y nuestras fuerzas en responder a todos los bienes recibidos. Danos la sabiduría de impulsarnos y saltar al agua de nuestra vida esforzándonos en darnos y derramar en mis hermanos en la fe todo el bien del que he sido dotado. Dame la fortaleza de desatar todas mis parálisis para ponerlas en función y bien del hombre.

Y, aquí, Señor, sigo esperando. Pero no lo quiero hacer con los brazos cruzados, sino tratando de trabajar y esforzarme en hacer tu Voluntad. Y, eso sí, con los brazos abierto esperando tu venida, para que me envuelvas de tu Gracia y me indiques que me levante y te siga. Amén.

lunes, 20 de febrero de 2017

LA FE NECESITO PEDIRLA

No es cuestión de cruzarme de brazos o quedarme pasivo esperando que mi corazón se llene de fe. Se hace necesario abrirse a ella y, sobre todo, pedirla. Pero, ¿cómo? El Padre nuestro, la oración que Jesús nos enseñó, nos marca el camino de cómo pedirla. Es, el Padre nuestro, una expresión de fe en la que reconocemos a nuestro Padre como Padre, valga la redundancia, de todos. Y eso nos hace hermanos. Y como hermanos, relacionarnos fraternalmente y en verdad.

Es verdad que la duda siempre estará gravitando sobre nuestras cabezas, pero, también es verdad, que la fe supone el fiarnos de la Palabra del Señor. Y en la medida que recemos y oremos en la línea del Padre nuestro, estamos dando testimonio de nuestra fe. Porque sólo ora aquel que espera y confía con esperanza en la Misericordia de Dios. Sólo pide y llama aquel que espera y confía.

Hoy, desde este espacio de oración - reflexión queremos, Señor, pedirte que fortalezcas la poca fe que tenemos y que nos la aumentes. Sí, Señor, queremos crecer en conversión para, esforzándonos en nuestra voluntad ir sometiendo nuestros sentimientos según tu Voluntad. Y, apoyados en tu poder, confiando en él, servir y ayudar a los hombres. 

Siendo dóciles a tu Palabra queremos entregarnos a la oración. Una oración confiada, perseverante, de cada día, consciente y paciente. Una oración apoyada en la fe y en la esperanza de tu Palabra. Una oración que responde a nuestras peticiones y nos da soluciones. Una oración llena de esperanza que, aun no viendo sus resultados confiamos que será respondida según tu Voluntad, que busca nuestro bien y el de todos los hombres.

Danos, Señor, esa sabiduría y esa fe que necesitamos para creer en Ti sin desfallecer y sin desanimarnos porque los resultados no se muestren a nuestra vida. Consideramos que somos hombres de poca fe y que necesitamos que Tú, Señor, por tu inmenso Amor y Misericordia nos conceda la Gracia de tenerla y aumentarla. Amén.

jueves, 24 de noviembre de 2016

LA HORA DE LA VERDAD

Nadie ignora que tendrá su hora final. Todos lo sabemos, pero no reaccionamos. Algo así como si no nos diésemos cuenta o estuviésemos hipnotizados. O que no tenemos capacidad para comprenderlo, pues de tener eso en cuenta, quizás no pudiéramos vivir. El resultado es que vemos morir a los demás, pero no pensamos en nuestra propia muerte, y menos nos preparamos para ese mágico momento.

Sí, porque la muerte es un momento mágico, donde terminan las calamidades de este mundo y empieza el verdadero gozo pleno y eterno junto al Padre. Claro, pero para eso tenemos que hacer los deberes. Es decir, la Voluntad de Dios, que no es otra sino la de amarnos todos como Él nos ama. Así de sencillo, pero tan complicado y difícil que sin Él no podremos realizarlo ni vivirlo.

Todo se complica y se tiñe de desesperanza cuando observamos como el mundo se viste de terror, sangre y muerte. Cada día vivimos tensamente la aparición de nuevas tragedias, de terrorismo y de ensangrentadas guerras y muertes. En este contexto, Señor, nos llena de esperanza tu Palabra y nos da paz y sosiego. Confiamos en Ti, Señor, y te pedimos paz, sabiduría y fortaleza para soportar todas esas pruebas que nos amenazan con confundirnos, con hacernos caer y perder tu camino.

El mundo se nos viene encima y nos aplasta. Sin embargo, el hombre, empecinado y esclavizado, continua erre que erre rechazando tu Plan de salvación. Sí, Señor, nos lo has dicho muchas veces y le has abierto los ojos a muchos ciegos. No sólo de vista solar, sino de vista espiritual, porque esa es la más necesitada y más importante. Pues la de los sentido se acaba y sólo permanece la espiritual, la Luz que nos viene de Ti y la que Tú, Señor, nos dará en esa hora final de nuestra vida.

Eso te pedimos, Señor, que veamos esa Luz que viene de Ti y que, esperanzados y alegres, te recibamos, a pesar de la destrucción de este mundo opaco y esclavizado, que nos quiere sepultar. En Ti, Señor, ponemos todas nuestras esperanzas. Amén.

viernes, 23 de septiembre de 2016

LA FE ACTIVA TU VIDA

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




No cabe duda que cuando te ocurre algo que te toca de lleno, saltas y te activas de forma inmediata y con deseos, ganas e inquietudes. Experimentas que algo te impulsa y, dentro de tu corazón, se para el tiempo y la inactividad. Te sientes dispuesto, ligero, activo y disponible a hacer lo que haga falta.

Eso ocurre cuando la fe está sensible y encendida dentro de ti. No reparas en sacrificarte y moverte por obedecer a tus impulsos de respuesta. Supongo que Pedro, movido por el Espíritu Santo, confesó que Jesús era el Cristo de Dios, el Hijo de Dios Vivo. Y nosotros también, movidos y abandonados al Espíritu Santo confesamos nuestra fe en el Señor. Porque, por nosotros mismos no tendríamos capacidad para hacerlo.

Por eso, desde este rincón de oración, te pedimos, Señor, que nos des la sabiduría, la luz y fortaleza necesarias para confesarte nuestra fe. Y ello, exige primero acercarnos, vivirla en cumplimientos y obras y conocerla. Porque la fe se ve en las actitudes y acciones que nuestra vida revela y que deja, de forma muy transparente, la medida de nuestra fe.

Los apóstoles lo dejaron todo y pagaron esa fe con sus vidas. Su fe estaba al descubierto y era proclamada en cada instante de sus vidas con sus obras y testimonios. Jesús anuncia su Pasión y prepara al grupo de apóstoles lo que le va a suceder, que están en otra dimensión, y que no entienden muy bien lo que ocurre. Eso deja claro la asistencia del Espíritu Santo para con los discípulos.

Y también para nosotros, porque Jesús en su Ascensión nos lo prometió (Jn 16, 7) y está con nosotros para asistirnos en fortalecernos, darnos la sabiduría, consejo, ciencia, piedad y temor de Dios. Y en El podemos encontrar la fidelidad y la inteligencia para dar testimonio y confesarle. Amén.

sábado, 23 de julio de 2016

¿DÓNDE ME PLANTO, SEÑOR, PARA ETERNIZAR MI VIDA?



Sólo Tú, Señor das sentido y norte a mi vida. Sólo tú, Señor, ordenas el armario de mi endurecido corazón con sentido, y pones esperanza en el lugar destacado que corresponde a mi vida reforzando así la confianza y la fe en Ti, mi Señor. Sólo Tú, Señor, alimentas y das nueva savia a mi vida para que dé frutos en tu Nombre y para tu Gloria.

Sólo Tú, Señor, alientas mis pasos y orientas mi camino lleno de sombras, de dudas, de fracasos, errores,  miserias y de pecados, lavándolos con tu Perdón y Misericordia. 

Gracias, Señor, por tu descanso y por tu alivio; por tu comprensión y tu paciencia. Da Luz a mi pobre vida y fortalécela para que sea dócil y fiel a tu Palabra y a tu Voluntad. Amén.

sábado, 7 de mayo de 2016

ESPERANZADOS EN TU REGRESO, SEÑOR.



La vida puede convertirse en un infierno sin la presencia de Dios, porque fuera de Él no hay esperanza ni paz gozosa. En el mejor de los casos, una vida vivida alejado de Dios es pobre, vacía y sin esperanza, porque la temporalidad y caducidad del gozo encontrado es contradictorio a nuestras más y profundas aspiraciones. 

Se nota en la gente, que por su edad están cerca de la muerte, que tratan de huir de la realidad hundiéndose en los placeres mundanos que ya ni les sabe a nada. Realmente, vivir sin esperanza es descorazonador, y vemos como la gente se auto engaña y no reaccionan. El diablo sabe como preparar el terreno conociendo nuestros apegos, apetencias y debilidades.

Claro, tú y yo queremos ser felices. Felices de inmediato. Eso de tener que esperar no lo entendemos y nos desespera. Y cambiamos esa felicidad eterna por una caduca y temporal. Son los placeres que encontramos aquí abajo. Pueden darnos algo de gozo, pero efímero y caduco. Y ese tipo de felicidad que ofrece este mundo no nos vale, porque nos da una alegría, ya lo hemos dicho, temporal y caduca.

Sabemos que llegara el fin y con él el llanto y sufrimiento. Eso es lo que nos espera. Sin embargo, a pesar de los sufrimientos y tristezas que podamos padecer en este mundo, injertados en Xto. Jesús los soportamos con paciencia y fortaleza en la esperanza de que, un día, terminará y entraremos en el gozo pleno y eterno del Dios Trino y Misericordioso.

Por eso, pidamos en esa línea todo lo que necesitamos:  fe, paciencia, sabiduría, inteligencia, mansedumbre, generosidad, desprendimiento, voluntad, fortaleza, perseverancia, constancia y caridad, para que revestidos de esa Gracia podamos vivir y caminar en su presencia resistiéndonos a toda tentación mundana que nos amenace con separarnos del Señor.

En la confianza de que el Señor, según sus Palabras en el Evangelio de hoy, nos escucha y en su Nombre , el Padre que nos quiere, nos atiende, derramemos nuestras plegarias de petición confiados en que seremos correspondidos y escuchados. Amén.

martes, 19 de abril de 2016

NECESITAMOS LA FE



La fe no se puede comprar, ni tampoco se puede razonar. Sí, hay razones para creer, pero no fe que se pueda razonar. Podemos creer porque Jesús, de quien nos podemos fiar porque en Él todo se ha cumplido, nos lo dice, y porque sus Obras nos lo atestiguan. Pero, así y todo, la fe es fiarse y confiar en la Palabra de Dios. Esa es nuestra fe y nuestra esperanza.

Y eso nos exige humildad y, también, hacernos como niños. Porque un niño se fía de su padre y cree todo lo que le dice aunque no lo entienda. Un niño pregunta, pero queriendo hacer otras cosas que a él le gusta, siempre obedece al padre y se fía de su padre. Pero, ocurre, que en la medida que crecemos nuestra razón exige ver lo que nos dicen, y creer en lo que vemos. Y la fe ya nos cuesta más porque no la entendemos. Y exigimos, como aquellos judíos en el templo, que nos den razones para creer.

Es entonces cuando hace presencia y mucha falta la humildad de los niños. Necesitamos ser humildes como ellos, para, abandonados en los brazos de nuestro Padre Dios, aceptar y recibir ese don hermoso de la fe que Él nos da. Y eso es lo que hoy, Padre Bueno, te pedimos, el don de la Fe. Te pedimos que nos hagas humildes y dóciles a tu Palabra, y que abramos nuestro humilde corazón, transformado por tu Gracia, a la fe que, sólo de Tí, Señor, podemos recibir.

Queremos y te pedimos ser de tu rebaño y escuchar tu Voz, para seguirte y abrirnos a la Gracia de la Vida Eterna. No permitas, Señor, tal y como dices, que nadie nos arrebate de tus Manos, porque vivimos en un mundo lleno de peligros y amenazas que nos tientan y seducen. Danos la fuerza de sostenernos en tu presencia agarrados fuertemente a tu Palabra y a tu Gracia.

Padre Bueno, en ti confiamos y, por medio de tu Hijo, nuestro Señor Jesús, y Buen Pastor, nos ponemos a su recaudo para, sostenidos en Él, perseverar hasta su segunda venida. Amén.

martes, 29 de marzo de 2016

¡¡GRACIAS, SEÑOR, POR DARNOS FUERZA Y ESPERANZA CON TUS APARICIONES DE RESUCITADO!!



Jesús sabe de nuestras limitaciones y necesidades. Se deja ver, porque necesitamos verle. Somos de carne y hueso y tenemos necesidad de tocarle, de verle y de oír su voz y escuchar sus Palabras. Su Aliento nos da aliento y nos impulsa al camino. 

Se hizo Hombre, de carne y hueso como nosotros, precisamente para eso, para que le viésemos y le tocásemos, y oigamos sus Palabras directamente de su boca. Y para sufrir, despojado de todo privilegio y divinidad, como cualquier hombre. Jesús sintió sed y dolor, y se ofreció, a pesar de su condición divina, como reo voluntario de muerte para pagar nuestro rescate y liberarnos del pecado. No sabemos valorar ni medir esa intensidad de amor por cada uno de nosotros. 

Ayúdanos, Señor, a comprenderte, a valorar todo lo que has hecho por cada uno de nosotros, desde darnos la vida, hasta pagar con tu Pasión y Muerte por nuestros pecados. Danos, Señor, la sabiduría de saber comprender toda esa inmensidad de Amor, y de, agradecidos, sepamos corresponderte amando como Tú nos has enseñado a amar.

Gracias, Dios mío, por tus apariciones, porque con ellas levantas nuestras dudas y fortaleces nuestra fe. Y, dispersados por el miedo, la desilusión y frustración, Tú nos has vuelto a buscar y a llamar, ilusionándonos, iluminándonos y dándonos la esperanza y la sabiduría de comprenderte y de, con nuestros ojos, palparte y tocarte para, encendido nuestro corazón, correr a, unidos en y por la fe, proclamarte la esperanza de la Resurrección contigo y en Ti.

Gracias, Señor, porque has venido a nuestro encuentro y no has esperado a que, ciegos y perdidos, nos alejáramos de Ti. Gracias por tanto Amor. Ahora, Señor, no dejes que ese amor nuestro se enfríe y se apague con el agua caduca de este mundo. Nosotros queremos, como la samaritana, esa Agua Viva que Tú nos ofrece darnos gratuitamente para no tener más sed junto a Ti. Amén.

jueves, 17 de marzo de 2016

LA FE ES UN DON DE DIOS



No es cuestión, ni se trata de buscar razones que nos hagan comprender como, si de una prueba se tratara, la experiencia de un encuentro con el Señor. No es ese el tema, porque no estamos capacitados para ello, ni tampoco cabe en nuestras cabezas. Todo depende de su Gracia y de que, en uso de nuestra libertad, también de Él recibida, nos abramos a su Palabra y nos abandonemos en sus Manos.

Sólo así estaremos en disposición de recibir la Fe que nos alumbre la experiencia y el encuentro con el Señor. Porque, por nosotros no podremos nunca entender ese Misterio de Gloria pura, porque por Él y en Él somos salvados. La Fe es un don de Dios, y sólo abiertos en humildad y sencillez estaremos receptivos a la Luz de su Gracia para entenderle.

Y eso ocurrirá cuando Él quiera y como quiera. ¿Qué vamos a pedir o exigir nosotros? ¿Y con qué derecho y osadía nos atrevemos a proponerle una hora o momento? ¿Sabemos nosotros algo de Él por nosotros mismos? ¡Dios mío, danos la humildad y la sabiduría de comprender nuestra pequeñez y pobreza!

No quiero escudriñar tu Palabra, Señor, sino escucharla y asentirla como un niño expectante y dócil a lo que le dice su Padre. Sé que muchas cosas no entiendo, y menos podré transmitirla, pero también sé que tu Palabra es Palabra de Vida Eterna y en Ella confío y espero. Y, confiado y abandonado en tus Manos, trato de seguirte según Tú, Señor, quieras disponer de mi vida. Te pido fuerza, valor, sabiduría y capacidad de poder discernir el bien del mal, y, soportándolos, estar siempre en tu camino.

No permitas que el mundo me venza y me seduzca, y ponme siempre el obstáculo oportuno para dominarme y permanecer en tu presencia y a tu vera. Porque, Tú, mi Señor, eres Yo soy, el Dios de Abrahán y el Dios que nos salva. Amén.

domingo, 31 de enero de 2016

CADA DÍA NECESITO CONVERTIRME



Cada día trae un nuevo amanecer. Nada se repite, aunque nos parezca la película repetida. Si pone los ojos del alma en acción, observarás que las cosas que ves cambian de color y presentan actitudes y formas diferentes a las del ultimo día. Porque, cada día, damos un paso más hacia el camino último de este mundo, para empezar el nuevo, el definitivo y eterno.

No se repite el camino. Cada día es diferente. Por eso necesitamos la Gracia del Espíritu de Dios para mirar con los ojos de Jesús. Tal y como se nos presenta en el icono del Padre Misericordioso de este año de Gracia proclamado por el Papa: Misericordiosos como el Padre.

Cada día es diferente porque Jesús, a igual que el Padre, no se cansa de perdonar. Su venida es por locura de Amor y de Misericordia, y cada día tenemos esa nueva oportunidad de lavarnos y limpiarnos en su Amor y su Misericordia. ¿Cómo van a ser iguales? Hoy, por la Gracia de Dios, veremos las cosas más imperfectas que mañana, porque la acción del Espíritu Santo nos asiste, nos guía y nos perfecciona. También, injertados en el Señor, y dóciles a su Gracia, cada día puede ser un paso más para amar más que ayer y menos que mañana. Esa es nuestra esperanza, que sólo la podemos hacer realidad en Xto. Jesús.

Por eso, Señor, yo creo en tu Palabra, y no te exijo nada. Sé que a Ti te gusta que te hable y que te pida, pero, a pesar de que lo hago, me conformo con lo que Tú me das y me ofreces. Porque siendo un Hermano tan bueno, y enviado por un Padre Bondadoso e Infinito, tu Palabra es Eterna y vivirla es la garantía mayor de ir por el camino correcto y verdadero.  

Sé que no es tan fácil vivirlo, y más fácil decirlo, pero ahí esta el esfuerzo de mi fe y mi confianza. Fiarme y dejarme llevar por Ti. Por eso, cada día es diferente, y viene cargado de emociones, de relación contigo y de esperanzas. Porque Tú, mi Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.