Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 23 de mayo de 2020

SALVANOS, SEÑOR DE LA DUDA DE NUESTRA FE

Pin en Inspiración
Es verdad que la fe siempre implica duda y que siempre andaremos en esa tesitura pasible de sufrir tentaciones y vacilaciones que amenazan nuestra fe. Pero, esa exigencia de sostenerte en ella es la prueba de que te fías y confías en el Señor. De modo que, necesitas la duda y la tentación como prueba de tu buena y fiel intención de, a pesar de tus dudas y debilidades, fiarte del Señor.

Por eso, Señor, creo en tu Palabra, y, a pesar de mis dificultades y debilidades, me fío de Ti y, lleno de dudas y miedos, sigo tus pasos y camino según tu Palabra  poniendo todo mis fuerzas en no caer, fallarte y defraudarte. Tú, mi Señor, eres el enviado del Padre y quien me anuncia y descubre su Infinito Amor, y, cumplido mi rescate con tu muerte de Cruz, limpias mis pecados y ganas el Amor del Padre misericordioso devolvíéndome la dignidad de ser su hijo. ¿Qué puedo decir y cómo puedo dudar?

Gracias, Señor, es lo único que dejan escapar mis pobres y míseros labios de esa humilde garganta que exulta la alegría de mi atormentado, desesperado e inquieto corazón. Gracias, Señor por regalarme esa posibilidad de, depositando mi fe, llena de dudas y atormentada por mi razón, en tus brazos y dejarme llevar por el Espíritu de la Verdad que, por tu Amor Misericordioso, has convenido poner en mi camino para orientarme, guiarme y conducirme a la Casa de tu Padre. 

Un Padre que, lleno de Amor y de alegría me espera y me tiende sus brazos como bien me lo enseñaste y anunciaste con esa hermosa parábola del Padre amoroso o hijo pródigo. Me sabe a poco, Señor, exclamar solamente gracias, pero mis palabras son tan limitadas y cortas que todo lo que pueda decirte me sabrá siempre a poco. Sencillamente y humildemente, gracias, Señor.

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