Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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sábado, 9 de marzo de 2019

ORACIÓN - AYUNO - LIMOSNA


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Esta etapa nos exige prepararnos y ejercitarnos para la lucha. Somos débiles y necesitamos cuidados y ejercicios. Al igual que el deportista que se prepara y ejercita para conseguir la victoria privándose de todo aquello que le impide estar en la mejor forma posible, el cristiano también se ejercita y se priva de todo aquello que le impide seguir a Jesús.

Porque, Jesús también se preparó previamente retirándose al desierto y fortaleciendo su Voluntad. Y no fue sólo. Se dejó acompañar por el Espíritu Santo. ¿Y todo para qué? Para triunfar, tal y como cualquier deportista o olímpico. Ellos, como dice Pablo - 1ª Corintios 9, 25 -, para conseguir una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible, la Vida Eterna.

Porque, la Cuaresma es el camino que nos conduce a compartir con Jesús su Pasión y Muerte en la Cruz. Una Muerte que significa una Victoria, la Resurrección. Es decir, nos preparamos para la victoria, como lo hacen los deportistas. Nuestro camino cuaresmal es un camino de preparación para triunfar. Esa es nuestra meta. Por lo tanto, vale la pena todo lo que hagamos con el fin de estar preparados y fortalecidos para llegar hasta el final.

Jesús venció a la muerte y consiguió la victoria para también para todos nosotros. Y esa es la motivación y el aliciente por el que también nosotros tenemos que prepararnos, en la misma medida de nuestras posibilidades y talentos, para conseguir la victoria: Resucitar con Cristo, por su Gracia, al final de nuestra vida. Y, por eso, la oración, el ayuno y la limosna nos ayudan a conseguirla.

Una oración constante que nos une cada día a nuestro Señor. Un ayuno que nos ayuda a dejar y a privarnos de todo lo que nos puede obstaculizar nuestra unión con Jesús, y la limosna, que no sólo consiste en aportación económica, sino en darnos nosotros mismos con nuestro tiempo y talentos. Pidamos con fe y convencidos que nuestro Padre Dios nos dará la Gracia de vivir en esa dinámica, fortalecidos en el Espíritu Santo. Amén.

domingo, 5 de agosto de 2018

¿DÓNDE ESTÁ NUESTRA FORTALEZA?

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Es curioso, pero basta una simple mirada para darnos cuenta de donde busca el mundo su fortaleza y poder físico. Las avenidas y lugares propios para pasear y correr se llenan a diarios, más los fines de semanas, por personas que hacen ejercicios. Todos quieren fortalecer sus músculos y vigorizar sus cuerpos. La salud es una de las prioridades del ser humano y la cuidan fortaleciéndola con el ejercicio. Y también con las dietas alimentarias.

Pero, la realidad es otra. Aunque todo eso no perjudica, al contrario, ayuda a fortalecer y cuidar nuestros cuerpos y a ello estamos obligados, no es la respuesta adecuada, porque, también sabemos que toda la materia se corrompe y se pudre. Nuestros cuerpos tendrán sus horas contadas, y si hay algo cierto es la hora de nuestra muerte donde nuestro cuerpo se corrompe. Por lo tanto, surge una pregunta, ¿qué estamos con tanto empeño y dedicación cuidar? ¿Algo que va, irremediablemente, a desaparecer?

No digo que no se cuide. Al contrario, debe cuidarse, pero no con tanto empeño o dedicación. Porque, lo que nos interesa es lo que va a quedar. ¿Y qué va a quedar? La respuesta la tenemos en el Evangelio de hoy: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello».

Eso es lo que hoy, Señor, queremos pedirte. Queremos ese alimento, ese alimento que nos satisface plenamente y nos da la Vida Eterna. Y queremos buscarlo siguiendo tus pasos, escuchando tu Palabra y tratándola, en el Espíritu Santo, de vivirla y hacerla vida en nuestra vida. Amén.