Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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jueves, 4 de marzo de 2021

`POR AMOR A CRISTO

Didier Rimaud

 

Por amor a este hombre llamado Jesús,
hombre para Dios, hombre para los demás,
¡henos ante Ti, Padre nuestro!
Por amor a este mundo al que Tú les has enviado
-corderos entre lobos - a construir la justicia
¡henos ante Ti, Padre nuestro, reunidos en su nombre!
Por el amor de la Iglesia, carne de su carne,
su pueblo santificado, pueblo de la Alianza
¡henos ante Ti, Padre nuestro, reunidos en su nombre,
servidores de tu gloria!
Por el amor a los más pobres,
que Él ha llamado bienaventurados,
su cuerpo doliente hasta el fin del mundo,
¡henos ante Ti, Padre nuestro, reunidos en su nombre,
servidores de tu Gloria, servidores, en todo lugar,
de tu gloria mayor!

jueves, 21 de enero de 2021

EN LOS ACTOS DE CADA DÍA

 

Hay muchas oraciones que hacemos con los labios y, por supuesto, hermosas y profundas. Sin embargo, sucede que, al menos a mí, se me va el santo al cielo y lo que leo no lo asimilo y menos, terminada la oración, desaparece de mi corazón y no me acuerdo de nada. Nuestra debilidad queda manifiesta.

En repetidas ocasiones me he confesado de esas livianas y distraídas oraciones con las que no me siento a gusto por la forma - mía - de realizarlas. Sin embargo, por la Gracia de Dios, últimamente he experimentado que, sin dejar estas oraciones, la mejor oración es actuar sobre la marcha en el servicio y la obediencia que demandan los otros como ayuda. Experimento que esas si son oraciones auténticas que me salen del corazón. Y se suceden a cada momento a lo largo del día.

Esos actos concretos de servicio a los demás, tales como: en el momento de conducir tu coche hacerlo con la debida preocupación y respeto a los demás y normas de tráfico; darme cuenta del trato con cada persona con la que me cruzo cada día; tratar de mostrarte agradable, respetuoso y atento; servir con atención, disponibilidad y dándote todo lo que puedas; ver en cada persona al Señor y muchas cosas más que se repiten cada día a lo largo de tu camino. ¡Cuántas oraciones auténticas y hermosas puedes vivir, hacer y experimentar cada día!

Entonces comprendes que es verdad que se puede estar todo el día en la presencia del Señor, y experimentas que tu vida cambia, se transforma. Pero, no solo para ti, sino que también lo notan los demás y tu testimonio empieza a interrogar también a los otros. ¿Por qué esta persona actúa así? Pidamos, pues, que nuestras oraciones no se queden simplemente en nuestros labios, sino que bajen al terreno de la vida y se concreten en verdaderas acciones de amor. Amén.

sábado, 5 de diciembre de 2020

ORAR PARA SERVIR


Aquel que ora, sirve, porque la oración debe llevarte al servicio. Se ora - se habla con Dios - para imitar a su Hijo, el Mesías enviado, que, precisamente, nos dice que ha venido a servir, no a ser servido. Esa es la actitud que un cristiano y seguidor de Jesús de Nazaret debe tener. Ser servidor de los demás, de manera especial y concreta de los más necesitados.

Quien sirve, ama. Y quien ama es porque ora, pues sin la oración - relación íntima con Dios - tu manera de amar no es ni será la correcta, pues está mediatizada por el pecado y sometida a tu ego personal. Ambas cosas - servicio y amor - van estrechamente unidas. No puede servir quien no es capaz de amar, pues, de ser así terminaría sirviéndose a sí mismo.

Proclamar la Buena Noticia es servir. Ya dijo Jesús que no había venido a ser servido, sino a servir. De modo que, cuando estás en actitud de servicio, estás amando. Y cuando amas estás, no solo cumpliendo la Voluntad de Dios, sino anunciándola. Pidamos, pues, tener un corazón capaz de amar en el servicio a los demás, para anunciar la Buena Noticia desde la humildad, la obediencia y la disponibilidad de servicio a los más desfavorecidos. Amén.

domingo, 18 de octubre de 2020

COMPROMISOS - RESPONSABILIDAD - ORACIÓN


Cuando decido seguir a Jesús estoy también comprometiéndome a ser responsable con mis compromisos sociales, familiares, políticos y demás. El mayor acto religioso de un cristiano es realizar bien su trabajo. Y eso abarca todos sus compromisos y responsabilidades. Porque, si realiza bien, según la Palabra escuchada, su trabajo, está cumpliendo la Voluntad de Dios.

Cada servicio de amor y por amor a Dios hecho al prójimo, se convierte en oración. Y en una oración agradable a los ojos de Dios. Indudablemente, hacerlo por amor incluye la incondicionalidad de la disponibilidad gratuita y sin condiciones, valga la redundancia. Es entonces cuando experimentas que haces oración en cada momento de tu vida, tanto cuando cumples con tus deberes con el Cesar - mundo - como cuando hablas desde lo más profundo del silencio de tu corazón con tu Padre Dios.

Porque, el único y verdadero Señor de tu vida es tu Padre Dios. Y eso te exige voluntariamente, porque Dios te deja plena libertad, para elegir Adorarle y hacer su Voluntad. Y, sabemos, que su Voluntad se concreta en amarle a Él sobre todas las cosas y al prójimo como si se tratara de ti mismo. De modo que, cuando trabajas y sirves en tu familia, en tu trabajo, y en tu pueblo, ciudad o país y lo haces con amor y por amor a tu Padre Dios, estás sirviendo y haciendo su Voluntad.

Por todo, dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios nos exige cumplir responsablemente con nuestros deberes terrenales desde la única opción del amor a Dios, Señor único de nuestra vida. Pidamos, pues, a nuestro Padre Dios la Gracia de saber responder en cada momento y responsabilidad de nuestra vida. Amén.

viernes, 5 de junio de 2020

JESÚS INSTAURA UN REINO DE AMOR

La Buena Noticia de Cada Dia: Marcos 12,35-37 (8-junio-12)

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


El poder que nos trae Jesús es el poder del servicio. Y para servir hay que amar, porque, sólo el amor tiene poder para soportar y darse a los demás. Y buscar el dominio y el poder imponiendo la fuerza es equivocarse, porque la violencia engendra más violencia. Jesús, aunque humanamente viene de la estirpe de David, está por encima de él. En - Rm 1, 3-4 - San Pablo lo deja claro: "Es hijo de David según la carne, pero hijo de Dios con poder según el Espíritu santificador".

¿Cómo podemos amar sin estar injertados en el Espíritu Santo? ¿Acaso nos consideramos nosotros fuertes y capaces de superar nuestras propias pasiones, concupiscencias, egoísmos por nosotros mismos? ¿Podemos nosotros vencer nuestra propia naturaleza? ¿Ignoramos que estamos heridos y sometidos por el pecado? Y eso significa que no podemos escapar a esa esclavitud por nuestras propias fuerzas. Necesitamos el auxilio y el poder del Espíritu de Dios para liberarnos de las ataduras del pecado. Y a eso ha venido nuestro Señor Jesús. Y no lo hace con el poder de la fuerza, sino con el poder del amor.

Un amor cuya principal fuerza es el servicio y la caridad. Un amor que se fortalece en la misericordia y en el perdón. Ese es el Reino que nos trae Jesús. Un Reino de justicia, de amor y de paz. La Buena Noticia se convierte en un signo de contradicción para aquellos que esperan un Reino implantado por y con la fuerza y el poder político sobre los demás.

Pidamos a nuestro Padre Dios que nos dé la sabiduría de saber acoger la Buena Noticia que nos trae Jesús. Un Reino donde el amor y la fraternidad entre los hombres sea el arma capaz de unirlos y de establecer la paz.

miércoles, 15 de enero de 2020

AL SERVICIO DE LO PEQUEÑO

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Cada día tenemos muchas oportunidades de ser amables, serviciales, atentos en hacer el bien. Cada día se nos presenta muchas oportunidades donde podemos actuar por el bien de los demás y por lo sencillo y natural sobre naturalizarlo por la Gracia de Dios. Cualquier acto, por pequeño que sea, puede convertirse en una ocasión de conversión o de buen testimonio para otros. Toda ocasión puede convertirse en una llamada a la conversión, se trata solamente de hacerlo en nombre de Dios.

Y cada día tenemos muchas oportunidades de poder vivir esos maravillosos momentos donde podemos convertir nuestros actos en verdaderas acciones de amor y misericordia. Por eso, Señor, pedimos tu Gracia para que, nuestros actos, sean bendecidos por Ti y con tu Gracia y la acción del Espíritu Santo poder convertir nuestras relaciones en verdaderos actos de amor y misericordia.

No se trata de buscar grandes ocasiones o cosas extraordinarias, se trata de lo cotidiano de cada día. En los lugares normales donde convivimos a diario: la familia, el trabajo, el ocio...etc. Se trata de en esos lugares actuar en la presencia de Dios e injertados en el Espíritu Santo. Amén.

martes, 12 de noviembre de 2019

SEÑOR, DAME FUERZA Y VOLUNTAD PARA CUMPLIR CON MI DEBER SEGÚN TU VOLUNTAD

Resultado de imagen de Lc 17,7-10 por Fano
Será falso pensar que lo que tengo se debe a mis esfuerzos y trabajo. Es verdad que consecuencia de hacer las cosas bien y poner empeño en ello da sus frutos. Y, desde esa perspectiva, todo lo que tengo a partir de cierto momento de mi vida se debe a mis esfuerzos y trabajo. Eso está ahí y nadie lo discute. Pero, también es cierto y no tiene punto de discusión ni de duda que los primeros años de tu vida te fueron, junto con el don de la vida, regalados por tus madres o, en su defecto, por quienes te criaron. Sin ellos no estarías donde estás ahora.

También, tus habilidades, tu inteligencia, tus cualidades y talentos, ¿de dónde han venido? Es verdad que quizás tú las hayas perfeccionado con tu esfuerzo y práctica, pero alguien las ha depositado dentro de ti desde el principio. Esa voz, esa habilidad, esa cualidad para hacer esto o lo otro...etc. Eso ha tenido un principio y un don puesto por Alguien. Por una razón muy simple, porque otros muchos no lo tienen, y no son menos que tú ni tienen menos derecho que tú. ¿Acaso no son hijos del mismo Padre Dios?

Todo lo que he recibido ha sido por la Voluntad de Dios y de forma gratuita y por Amor. Desde el principio estoy en su Pensamiento y sin dejara de estarlo, dejaría inmediatamente de existir. ¿Con qué derecho le puedo exigir recompensa o premio? Él es mi Señor y Creador y de Él todo lo he recibido. Muy sencillo, tengo que sentirme agraciado, privilegiado y alabarle y adorarle durante me conceda tiempo en esta vida hasta llegar a la otra.

Gracias, Señor, por la vida y por la oportunidad  y esperanza de tener la posibilidad de, por tu Inmensa Misericordia y Amor, alcanzar la otra, la Vida Eterna. Gracias, Señor, por sentir el deseo gozoso de esperanza y de aspirar a gozar de tu presencia eternamente. Gracias por tu Bondad y Misericordia, que me permite levantarme y emprender, a pesar de mis miserias e inmericimientos, el camino de nuevo y compartir tu Gloria Eterna. Gracias, Señor, y reconociéndome débil y pecador, te pido que me fortalezcas y me llenes de tu Fuerzas para poder servirte en el servicio de cada día a los demás. Amén.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

¿QUÉ PIENSAS Y CÓMO TE IMAGINAS SEGUIR A JESÚS?

Resultado de imagen de Mt 10,17-22 por Fano
Puedes creer que seguir a Jesús es un seguro de vida, y que todo, esforzándote en cumplir su Voluntad, te irá saliendo bien. Quizás sea lo mismo que has pensado a la hora de querer formar una familia, todo irá con esta o aquella persona. Lo primero que has de entender y saber que amar no es cosa fácil. Y no lo es porque el amar te exigirá en cada momento entregar tu propia vida pacientemente hasta el extremo de perderla.

Levanta en estos momentos tu mirada y mira a Jesús. Él no ha venido a ser servido, ni siquiera a ser correspondido. Nos ama sin condiciones y nos ha creado tal y como somos. Pretende que tú cambies y que vayas perfeccionándote con la ayuda del Espíritu Santo. De antemano sabe y conoce lo que te va a costar, pero quiere tu disponibilidad y tu fe en Él. 

Será Él quien te cambie, pero siempre contando con tu permiso. Y el cambio te costará sangre y sudor. Así que trata de borrar esa posible imagen que te has formado y empieza a poner la realidad que Cristo te ha presentado y te propone. Hoy te lo dice claramente en el Evangelio de - Mt 10, 17-22 - y te anima a ello con la asistencia y el auxilio del Espíritu Santo. Y te pone el primer ejemplo después de suyo propio. Te presenta el sacrificio de San Esteban, considerado el protomártir del cristianismo. Es decir, de los que han decidido seguirle.

Y eso, quizás, tengas que vivirlo en la familia, con tus padres, hijos, hermanos con tu esposo, esposa o novio/a o en otros campos y entornos de tu vida: trabajo, amigos, sociedad...etc. La vida no la has elegido tú, sino que se te ha regalado. Y el camino no tienes que diseñarlo tú,. sino lo vas recorriendo según lo que Dios ha pensado para ti. Y el amor no es tratar de amoldar la vida de los demás según tú piensas y quieres, sino según la Voluntad de Dios. Tal y como Dios lo hace contigo, pues te espera, te abre los brazos y te propone situaciones para que demuestres tu fe y confianza en Él demostrándolo con tu vida.

No hay otro camino, y si queremos ser felices este es el camino, creen en Jesús, el Mesías enviado por el Padre para que todos los hombres que crean en Él se salven. Pidamos con fe esa Gracia. Amén.

martes, 14 de agosto de 2018

ENCERRADOS EN NUESTROS PLANES

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Muchas veces no nos damos cuenta que tenemos los oídos y los ojos cerrados. Creyendo oír no oímos, y creyendo ver no vemos. No es nada nuevo, ya se nos ha dicho muy claramente en la Biblia - Mt 13, 13-14 - pero nosotros erre que erre. No aprendemos y seguimos ciegos creyendo que nuestros proyectos son mejores y los adecuados. Y tratamos, en consecuencia, educar a nuestros hijos al margen de lo que Espíritu Santo nos sugiere y nos señala.

Eso sí, los hemos bautizado, pero, ¿para qué si luego no le hacemos caso al Espíritu Santo? Y educamos a nuestros hijos para que sean mayores según nuestras ideas. ¿Y qué pensamos?, pues, que para ser de los primeros hay que estar preparado, saber mucho y tener varios títulos. Es decir, ser importantes y desempeñar cargos importantes. Lo pequeño lo dejamos para los pequeños.

Volvemos a meter la pata, porque, sin estar reñido con prepararse y conseguir la mejor formación y titulación, la grandeza se esconde en el servicio, en el abajamiento para, al mismo nivel que los más pequeños, servirles y atenderles en sus carencias más destacadas. La grandeza y los primeros puestos se esconden en ocupar los últimos puestos y los más bajos, porque cuando te quedas el último, para servir y por amor, estás realmente ocupando el primer puesto.

¿Qué nos enseñó Jesús? ¿No fue eso? Él, siendo el Primero y el más Importante, Creador de todo lo que se ve y no se ve, se abajó de tal manera que se hizo igual que el hombre, menos en el pecado, y todo para servirlo hasta el extremos de entregar su Vida para salvarlo. ¿Y tú y yo queremos seguirle haciendo lo que a nosotros se nos ocurre o creemos? Reconozcamos nuestra ignorancia y nuestros pecados y pidamos que, en el Espíritu Santo, nuestros corazones sean transformados y renovados en semejanza con el del Señor. Amén.

miércoles, 30 de mayo de 2018

UNA CRUZ QUE SALVA

Resultado de imagen de Mc 10,32-45 dibujado por Fano

Servir no significa sostener ni mantener la vida de otro, sino dar tratamiento de servicio cuando y en el momento que lo necesita. Así, los padres cuidan de sus hijos hasta que estos toman vuelo y son capaces ya de depender de ellos mismos. Observas y así sucede en todo ser viviente de la naturaleza. Por un simple razón, porque serás tú quien tendrás que responder ante Dios de tus actos de amor.

Bien, es verdad, que hay dependencias más largas que otras, y, quizás, algunas que duran toda la vida. Pero, esas necesitan unos cuidados más intensos y duraderos. Afortunadamente, por la Gracia de Dios, son los que mejores antienden la sociedad y la caridad de los ciudadanos en centros y hospitales dedicados a sus cuidados. Pero, también hay miserias en muchos lugares donde el egoísmo de unos y la ambición de otros dejan en la más paupérrima pobreza a muchas familias y personas, que sufren y padecen dolorosamente sacrificios hasta de muerte.

Todos tenemos nuestras propias cruces y hay que saber soportarla. No podemos pretender cargar al otro con tu propia cruz, porque eso, queda al descubierto, no sería ni justo ni estaría bien. Esa frescura o picaresca descubre tu egoísmo y tu intención de aprovechamiento. No son pobres, sino que hacen de pobres, aquellos que tratan de aprovecharse y de vivir a costa del engaño y de la caridad de los demás. Jesús curaba y mandaba, una vez curados, a que siguieran su camino procurando no pecar más. Es decir, cargar con su cruz y vivir en el amor y la justicia.

No se trata de dar el pescado, sino de darles una caña y enseñarles a pescar. Tú y yo tenemos que responder ante el Señor presentando nuestros actos realizados con verdadero amor, y eso exige que hagamos actos de amor. Y el más grande es amarnos a nosotros mismos, y lo hacemos cuando tratamos de vivir según los mandatos del Señor, en el amor y la verdad.

Pidamos esa Gracia y la voluntad de saber aceptar y cargar con la cruz que nos corresponde, dando toda nuestra capacidad de servicio, de desprendimiento y de amor a los demás asitidos y auxiliados por el Espíritu Santo. Amén.

martes, 21 de febrero de 2017

SEGUIR SIN PRIVILEGIOS

El seguimiento de Jesús no te da privilegios. Es un seguimiento para hacer méritos de servicio. Es un seguimiento que te invita a permanecer en los últimos puestos y a servir. No es por tanto agradable guardarse para los últimos puestos ni para quedarte al final y servir. Tus sentimientos hablan otro lenguaje, pero el amor los traduce en otra lengua, la del servicio.

No cabe duda que no es fácil cumplir esa misión. Jesús, nuestro Señor, ya nos avisa de esa dificultad, pero se pone Él como alivio y descanso. No pensemos en ir por ese camino por cuenta propia, porque el fracaso está asegurado. Podemos vencernos y someter nuestros sentimientos apoyados en nuestra voluntad e injertados en el Señor. Él es la savia que nos alimenta y nos fortalece para poder cumplir y vivir nuestro compromiso.

Sólo apoyados en Él podemos dar cumplimiento a nuestro servicio. Porque por su Gracia nos llenamos de paciencia y fortaleza para poder servir gratuitamente. Se hace necesario arrimarnos a la oración y pedir mucha luz y sabiduría, para, fortalecidos, soportar muchos esfuerzos y dificultades. Dificultades que nos vencen y nos pone el servicio cuesta arriba.

Pidamos tener fuerza para renunciar a nuestra voluntad y hacer la voluntad de los otros. Porque cuando estamos haciendo eso, siempre que sea un bien, estamos haciendo la Voluntad de Dios. Y no podemos imaginar que supone eso y los méritos conseguidos. 

Sólo Dios sabe que estamos logrando. Pidamos ser fuerte y estar dispuestos a servir confiados en que el Espíritu Santo nos dará los medios necesarios y las fuerzas necesarias para poder realizarlo. Amén.

miércoles, 19 de octubre de 2016

¡CUIDADO!, PORQUE PODEMOS SER SORPRENDIDOS

Es fácil confundirse y olvidarse de que lo que soy y he recibido es para servicio y bien de todos. Y es fácil porque también se hace difícil entenderlo. Descubrir que esas habilidades, inteligencia o dones que tengo, que sobre salen por encima de los demás, no son para mi provecho y lucimiento, sino para administrarlo en el bien y provecho de los que más lo necesiten.

Realmente, cuesta bastante entenderlo y, más todavía, ponerlos al servicio de la comunidad. Sí, cuesta, porque pensamos que nos lo merecemos; sí, cuesta, porque creemos que, por el empeño y voluntad que hayamos puesto en educarlos y perfeccionarlos, son nuestros y nos lo merecemos. Sólo, en el atardecer de nuestra vida empezamos a entender que todo nos viene y procede de nuestro Padre Dios.

Y hoy, el Señor, nos lo dice y recuerda en este Evangelio. Somos simples administradores, y vendrá, cuando menos lo pensemos, a ver la obra de nuestra administración. Y según nuestro trabajo nos recompensará. Sabemos lo frágil y débiles que somos, y que estamos inclinados a dejarnos llevar por las ofertas, placeres y sugerencia de este mundo. La tentación está siempre en la puerta esperándonos.

Pidamos fuerza y sabiduría para no caer. Pidamos que nuestra voluntad, edificada sobre roca, nos sostenga y nos dé la consistencias necesaria para perseverar y actuar siempre honestamente y rectamente según la Voluntad del Señor. Pidamos mesura y conocimiento para saber que somos simples administradores de todo los dones recibidos, y que nos han sido dado para servir y evangelizar a aquellos que, quizás, no le conocen.

Y en la medida que lo hagamos, ganaremos la confianza y el premio que el Señor nos ha prometido. Tal es encontrar la paz y el gozo eterno junto a El. Unamos nuestras manos y elevemos nuestras oraciones juntos a María, la Madre misericordiosa, que nos cobija y nos sirve de intermediaria para acompañarnos por el camino que nos lleva a encontrarnos con su Hijo. Amén.

lunes, 26 de septiembre de 2016

SER ÚLTIMO PARA SER PRIMERO



Todos los hombres buscan los primeros puestos. Todos queremos ganar. Nadie juega con la intención de perder. Y eso ocurrió hace aproximadamente dos mil años. Los apóstoles se disputaban los primeros puestos y discutían sobre quien de ellos sería el mayor. No parece que los tiempos hayan cambiado mucho.

Jesús que advierte esas disputas y sabe lo que anhelan sus corazones, les dice: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor». No se trata de mandar, sino de servir. Y se ocupa un puesto primero para servir, pues eso nos lo transmitió Jesús aquella noche en la que obligó a sus apóstoles a dejarse lavar los pies por Él.

Si Él, el Maestro, hace eso, ¿qué debemos hacer nosotros? Pues exactamente lo mismo, servir y servir. O lo que es lo mismo, amar y amar. Porque servir es amar. O dicho de otra forma, se sirve porque se ama. Y porque se ama, se sirve. Es lo que hace Jesús con todos nosotros, los pecadores. A pesar de nuestros pecados y rechazos, Jesús continúa ahí esperando nuestro regreso para llevarnos a la Casa del Padre.

Y en eso vale todo lo que nos ayude a regresar, porque de lo que se trata es de encontrar el camino de regreso. No todos, quizás, venga del mismo lugar o estén en el grupo, pero si todos aquellos que se esfuerzan en amar encontrarán el camino. 

Y eso es lo que pedimos en este momento de oración. Danos, Señor, la sabiduría de no poner obstáculos e impedimentos a aquellos que, de alguna manera, ayudan a encontrar el verdadero camino hacia Ti. Quizás no sea desde dentro o en la Iglesia, pero lo que verdaderamente importa es lo que nos dice Jesús: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros». Amén.

viernes, 4 de marzo de 2016

SINTIÉNDOME AGRADECIDO Y AGRACIADO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




No puedo sentirme triste, sino todo lo contrario: alegre y agraciado. Primero, porque tengo un Padre Dios, que su Hijo único, Jesús, me ha revelado como un Padre bueno que me ofrece gratuitamente la salvación. Y, no sólo me la ofrece, sino que me acompaña, en el Espíritu Santo, para ayudarme a poder cumplir y vivir esa promesa y ofrecimiento de salvación.

Las dificultades no son pocas. Muchas y difíciles. El hecho de amar es una gran dificultad. Humildemente, creo que lo más difícil de nuestra vida. Porque amar cuesta, y más si se tiene en cuenta que hay que hacerlo de forma especial y concreta con los enemigos. Decirle a alguien que tiene que amar a sus enemigos, es como decirle que la vida es al revés de lo que él piensa.

Y eso sólo se puede entender desde el Poder y el Amor de Dios. Sí, Él lo hace, porque lo dice y porque nos lo ha demostrado. Su Vida y sus Obras nos dejan callado, sin lugar a réplica porque, no sólo procede, sino que no es necesario. No hay argumentos para rebatir. La Vida y sus Obras lo explican y dejan claro todo. ¿Qué, entonces podemos decir nosotros?

Simplemente, creer que es Verdad y que sólo en Él podemos alcanzar ese amor que Él nos promete. Por eso, Señor, sin lugar a dudas, ni perder el tiempo, transforma nuestro corazón endurecido y egoísta, en un corazón humano de carne, pero lleno de amor y misericordia, para, desde Ti, darnos y derramarnos sobre los demás. Tú sabes, Señor, que sin Ti no podemos lograrlo. Y nosotros también lo sabemos, o, al menos, lo debemos saber. Sin Ti nada podemos lograr ni alcanzar.

Por eso, Señor, me siento agradecido y alegre. Porque sé que Tú me buscas, me quieres y me das la salvación. Te das en Pan y Vino, que yo tengo, por la suerte y colaboración de un sacerdote, pero, principalmente por tu Gracia, recibirte algunos días, y eso me hace sentirme agradecido y más responsable. Dame la Gracia de responder a tu Amor y estar cerca de Ti, no por mis cumplimientos, sino por mi amor a Ti visible en mi amor a los hermanos. Amén.

miércoles, 24 de febrero de 2016

TRANSFORMAME EN UN SERVIDOR DE LOS DEMÁS, SEÑOR



Supongo que esa debería ocupar una de los primeros lugares de nuestras peticiones. Aparte de pedir sabiduría para saber discernir y aplicar la justicia, la verdad y los derechos de los demás, sobre todo de los más indefensos, pedir también la actitud servicial de disponibilidad para buscar siempre el bien de los demás. Y experimento que eso es don que el Señor nos da transformando nuestro corazón.

Conozco a una persona que envidio. La envidio porque ella vive para servir. Su día a día no es otro que el que el Señor le pone delante, y ella es lo que le pide. Desprograma su día cuando le surgen necesidades de otras personas. Claro que tiene defectos y fallos. Indudablemente no es perfecta, pero se aproxima mucho a esto que Jesús nos dice hoy en el Evangelio.

En esa experiencia, experimento que no puedo aproximarme, a pesar de mis esfuerzos, a la disponibilidad y fortaleza de esa persona. Descubro entonces que es la Gracia de Dios quien te da las fuerzas para que puedas transformarte. Y eso le pido cada día: Transforma mi corazón Señor, en un corazón humilde, servicial y entregado a servir por el bien de los demás.

Y en esa confianza me abandono en sus brazos misericordiosos, confiado en que me irá modelando para darme la fortaleza de cumplir su Voluntad. También, Señor, dame la sabiduría y la perseverancia de vivir estas reflexiones que, por tu Gracia e iluminado con tu Espíritu escribo y derramo buscando el bien y la cercanía a tu Palabra de todos aquellos que se dignen a leerlas y reflexionarlas.

Por todo ello, gracias Señor. Aquí estoy y, a pesar de mis defectos y fallos, continúo a la espera de que tu Palabra inunde mi alma y me permita vivir según tu Voluntad.


martes, 10 de noviembre de 2015

¿BUSCAMOS RECOMPENSA?



La tendencia natural es, cuando hacemos nuestro deber, buscar recompensa. Hemos oidos decir muchas veces a modo de queja: ¡Yo, que he cumplido siempre con mi deber! ¡Yo, que siempre me he esmerado en hacer las cosas lo mejor que puedo!...etc., como pidiendo reconocimiento y recompensa.

Y los demás tenemos la inclinación siempre de premiar a aquellos que con esmero han cumplido con su deber. ¿Acaso no es lo que les correspondían hacer? La costumbre de dar propinas descubre un poco esta tendencia a premiar el buen hacer. Es algo que nos sale desde dentro y que sentimos que debemos hacer.

Sin embargo, debemos hacer y cumplir nuestro deber sin ánimo de recompensa. Porque ya hemos sido recompensados al tener la oportunidad de servir. Descubrir que en el servicio somos felices, es descubrir que la felicidad no está en tener ni atesorar tesoros caducos y bienes temporales. La felicidad está en amar, y amar es servir.

Y eso es lo que nos descubre Jesús hoy en el Evangelio. No se trata de comprar amor con el servicio, porque eso ya lo anularía. El servicio no busca recompensa, porque entonces está escondido en el interés y el beneficio. Se trata de servir desde la gratuidad y el desinterés. Es decir, desde el amor.

Danos la Gracia, Señor, de no servir para luego ser pagado con la misma moneda y ser servido. Porque esa entonces sería mi recompensa. Y yo no la quiero, porque eso es caduco. Yo quiero la recompensa de tu Amor, de tu Amor Eterno que se me ha dado gratuito y sin interés, sino por Amor.

Y, de la misma forma, lo quiero dar yo. Servir gratuitamente, sin esperar nada, por amor. Eso te pido hoy, Señor, que transformes mi corazón de piedra, ambicioso, en un corazón de carne, entregado y generoso sin pedir nada a cambio. Amén.

domingo, 20 de septiembre de 2015

NO ES FÁCIL SER ÚLTIMO



Se puede decir con facilidad, pero no es nada fácil ser último. Porque "ser último" significa renunciar a muchas cosas a las que aspiras en tu vida. Ser último significa gastar tu tiempo en aliviar y remediar la vida de otros y en servirles. Ser último significa olvidarte de ti y de tus inmediatas aspiraciones mundanas, para, dejadas, servir, proclamando con tu vida, la salvación verdadera del hombre.

Ser último significa muchas cosas. Quizás tú estés pensando ahora mismos en lo que te exige ser último en tu vida. Quizás se te pase por la cabeza renunciar a ese partido, a ese puesto, a esa afición o a muchas cosas más. O simplemente a ese tiempo para ti. Ser último es muy difícil de conseguir, o mejor, imposible de lograr sin el concurso del Espíritu Santo.

Porque ser último significa amar como nos ama Jesús, y eso supone estar dispuesto hasta dar la vida. Es entonces, en esas circunstancias, cuando emergen nuestras limitaciones, nuestras apetencias, dificultades y apegos, y se hacen insoportables de superar. Nos experimentamos esclavos, sometidos y encarcelados en nuestros propios cuerpos. Y necesitados de libertad. Una libertad que sólo Jesús nos puede dar.

Por eso, Señor, te pedimos que nos des la Fuerza de tu Gracia para ser capaces vencernos y liberarnos de todas nuestras esclavitudes. Ser capaces de elegir, fortalecida nuestra voluntad, renunciar a nuestros propios egoísmos y ponernos en actitud de servicio en los últimos y excluidos. 

Sin Ti, Señor, no podemos conseguirlo, y conscientes de eso queremos unirnos a Ti y abrirte nuestro corazón para que, modelados y transformados por tu Gracia, seamos instrumentos de tu Amor según tu Voluntad. Amén.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

DESPIERTA NUESTRA NECESIDAD DE SALVACIÓN



Lo lógico es pedir nuestra curación corporal. Es lo más inmediato y lo que nos produce un rápido malestar y dolor. Natural es querer curarnos y ser lo que pidamos primero. Sin embargo, tengamos presente que volveremos a enfermar y a sentir dolor. La cruz no nos la quita nadie.

Cuesta más ver y experimentar la necesidad de salvación. La curación del alma y la necesidad de pedir fe y sabiduría para discernir lo bueno de lo malo. Y la fuerza para robustecer nuestra voluntad en cumplir la Voluntad de Dios.

Paradójicamente, nos esforzamos en cuidar nuestro cuerpo y tener una buena figura y buenos músculos que no den buen aspecto y fuerza. Fuerza relativa, porque con los años todo desaparece y sólo queda el espíritu que será eterno. Y de nuestros cuidados ahora dependerá que sea dichoso o infeliz eternamente, 

Por eso, Señor, te pedimos que despiertes nuestra necesidad de salvación. De tomar conciencia que más importante que nuestro cuerpo es el alma. Y que más importante que todas las cosas que nos ofrece este mundo, es la salvación que Tú nos promete para el otro. El verdadero mundo eterno junto a la presencia del Padre. Y a dónde Tú has ido a prepararnos un lugar. Verdaderamente, ¡qué gran ilusión imaginar la maravilla, que nunca podremos imaginar, de lo que nos preparas, Señor, para cuando nos llegue la hora de partir!

Enséñanos a orar como Tú lo hacías cada día, y a, como la suegra de Pedro, servirte con prontitud en los hermanos, porque ya no te tenemos presente físicamente, pero sí en los hombres que viven a nuestro derredor y en nuestro mundo. Sirviéndolos a ellos te servimos a Ti.

Pero necesitamos esa fuerza que nos alimente y nos afirme nuestra voluntad de perseverar y sostenernos en seguir tus pasos. Danos la Gracia de ser humildes, pacientes, entregados, serviciales y disponibles. Y de persistir, a pesar de nuestras debilidades y pecados, en cumplir tu Voluntad. 

sábado, 25 de julio de 2015

QUE MI ORACIÓN ME SIRVA Y ME ENSEÑE A SERVIR



De nada sirven mis oraciones y sacrificios si no están dirigidas al servicio. Al servicio a los demás. Todas mis obras deben estar impregnadas de ese denominador común: "Amar para servir". Porque la última expresión del amor es el servicio. Un amor que se quede en las palabras y no pase a la vida es un amor fallido que vive en la mentira y, por lo tanto, no es verdadero amor. se alimenta en la hipocresía e inmadurez.

Porque el amor verdadero vive en la verdad. Aunque esa verdad duela y cueste asumirla. El amor vive en la verdad y justicia y es transparente. Por eso, Señor, hoy nuestra oración, de petición, va dirigida a que me enseñes a servir, porque yo difícilmente daría un servicio desinteresado. Sólo Tú te entregas gratuitamente y sin condiciones. Eso a mí me es imposible.

Solo con tu amor, Señor, seré capaz de darme y entregarme a servir por amor. Sólo Tú sabes hacerlo. Un servicio como el Tuyo, por amor y sin condiciones no está al alcance de nadie. El hombre es egoísta y por su propia naturaleza sometido al pecado, vencido al pecado y esclavizado en él. 

Un servicio entregado, paciente, disponible y misericordioso como el Tuyo, Señor, no está a nuestro alcance ni entra en nuestras posibilidades. Dependerá de Ti que lo podamos vivir, pero Tú nos exige fe y confianza. No nos pide otra cosa. Sabes de nuestras ineptitud y limitaciones y solo te basta nuestra confianza para que nos des la capacidad, las fuerzas y la caridad que necesitamos para amar a tu estilo.

Te pedimos Señor que nos infunda la Gracia de servir libremente y para liberar. Un servicio que busca el bien y el gozo de aquellos que sufren sumidos en la pobreza tanto material como espiritual. Postrados ante Ti, Señor, levanto mi alma para ponerla en tus Manos y dejarme conducir por tu Amor, para vivir, por tu Gracia, en el amor y servicio a los demás. Amén.

viernes, 22 de mayo de 2015

PALABRAS Y OBRAS

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




Las palabras dicen y no dicen. Dicen cuando tus obras están en consonancias con ellas, y no dicen cuando ellas, las palabras van por un camino, y tus obras recorren otro. Por eso, detrás de la palabra viene el hecho que la confirma, y si eso no se ve o no viene, la palabra muere y pierde todo su valor.

Jesús nos ama con un amor auténtico que confirman sus obras. Cada Palabra suya se apoya en la obra que la confirma. No hay duda que a cada Palabra corresponde un hecho. Su Vida lo trasluce y transparenta en cada instante. Sin embargo, el ser humano es débil y frágil. Pedro negó al Señor tres veces, pero encontró su Misericordia y aceptó su Perdón.

Ocurre muchas veces que no somos perdonados porque rechazamos el perdón ofrecido, y nos cerramos a la acción del Espíritu Santo. Se necesitan dos actitudes para ser perdonados, una, la humildad, y otra, reconocer nuestra naturaleza caída y tocada por el pecado. Estamos tocados y mal heridos por el pecado.

Por eso, Señor, necesitamos ser asistido por tu Espíritu para humildemente aceptar tu perdón y alcanzar tu Misericordia. Danos Señor la sabiduría de, como Pedro, humillarnos ante tu Amor y abrir nuestro corazón a tu perdón.