Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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domingo, 7 de febrero de 2021

NO TE CONFUNDAS, LA FELICIDAD NO ESTÁ EN LAS COSAS DEL MUNDO, ESTÁ EN DIOS.

 

Afanosamente buscamos la felicidad con el trabajo. O dicho de otra forma, buscamos a través del trabajo conseguir riquezas que nos den la felicidad, pero, ni de una u otra forma conseguimos ser felices. Porque, la felicidad no la está en las cosas de este mundo ni tampoco es cuestión de buscarla o pedirla.

Mira, no le pidas a Dios felicidad, vive en su amor y serás feliz. Es ese el secreto que te da eso que todos, unos de una manera y otros de otra, buscamos. Porque, puedes recibir hoy, por la oración de muchos, el milagro de tu curación, pero, sabes que volverá la enfermedad y la hora de la muerte. Y la curación y sanación de tu enfermedad es pasajera y no te dará felicidad permanente. Sí, te alegras en el momento y, quizás, por un tiempo, pero volverá a llegar de nuevo la enfermedad.

Por tanto, la felicidad está en vivir en la presencia del Señor y permanecer siempre a su lado. En, con y por Él todo será vencido y, a pesar de que llegue la enfermedad y la muerte, seremos sanados por su Gracia y para gozar en Él eternamente. Por eso, nuestra misión en este mundo es buscar espacios de paz, serenidad y oración para estar con el Señor, y también para llevarle - estando con Él - a los demás.

Para eso, consciente de que es difícil para y por nuestra naturaleza pecadora, te pedimos, eso sí, Señor, tu fortaleza para sostenernos fieles, firmes y perseverantes en permanecer contigo, abiertos a tu Palabra y disponible para derramar todas tus enseñanzas a los demás. Que te conozcan es nuestra meta y misión, y, para ello, Señor, contamos con tu Gracia y Misericordia. Amén.

lunes, 11 de septiembre de 2017

TODO EN FUNCIÓN DEL HOMBRE

Todo ha sido creado para salvar al hombre. No es disparatado pensar que el hombre sea lo más importante para Dios. Y es, pues, de sentido común que el hombre sea la criatura preferida para Dios. Entra todo dentro de nuestra razón. Y, como tal, lo lógico es que todo lo creado sea para y en función de las necesidades del hombre. Dios ama al hombre, su criatura preferida, y quiere salvarlo. De modo que todo lo ha establecido para su salvación.

Y así ha dispuesto un plan de salvación que alcanza su plenitud en Jesucristo. El Hijo enviado, hecho Hombre, al mundo para liberar a los hombres de la esclavitud del pecado. Una misión aceptada voluntariamente, ofreciendo su muerte por rescate de todos los hombres. Así, presentado todo este plan, sería absurdo que haya alguna ley que esté por encima del bien del hombre.

Y eso lo deja muy claro el Señor en el Evangelio de hoy domingo: «Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla». Y mirando a todos ellos, le dijo: «Extiende tu mano». Él lo hizo, y quedó restablecida su mano. Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús. 

La respuesta no admite duda. Queda meridianamente clara, el hombre es lo primero y todo debe estar, incluso la ley, sometido a su bien. Por eso, Jesús, nuestro Señor, actúa de esta forma ante aquellos fariseos que le acechaban aquel sábado en la sinagoga.

Pidamos que el Señor nos ilumine y nos dé la sabiduría del discernimiento, para saber en cualquier momento optar por la mejor solución para el bien del hombre. Tanto en el orden físico, material y espiritual. Amén.

lunes, 27 de marzo de 2017

YO SÉ DÓNDE ESTÁS, SEÑOR


No tengo excusas ni justificación. Aquel ciego sí las tenías, pues él no sabía quien eras, Señor. Después de darle la vista creyó que era un profeta, pero nada más. Sin embargo, fue dichoso, pues Jesús mismo se le presentó y le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?». Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es». Él entonces dijo: «Creo, Señor». Y se postró ante Él.

Quizás nos ocurre como aquellos otros, que creemos que vemos y estamos ciegos. Y nuestra ceguera permanece. Y perdemos tu rastro Señor y tomamos otros caminos. Ábrenos los ojos, Señor, para oler tu perfume de amor y encontrar tu camino. Tu Palabra nos lo revela y nos dice que nos esperas en el Sagrario. Nuestra santa Madre Iglesia, continuadora de tu Misión, nos señala tu Camino y nos descubre tu Amor y tu sacrificio generoso para el rescate por nuestros pecados. Y nos indica dónde te encuentras, transformado, bajo las especies de pan y vino, para ser nuestro alimento espiritual con el que podamos vencer al mundo y sus tentaciones.

Quiero acudir a ti como ese funcionario real, con la esperanza de que cures mis enfermedades. Enfermedades del alma, de la duda, de la ceguera, del olvido, del pecado y de la muerte. Quiero creer en Ti, Señor, porque sólo Tú eres mi esperanza y mi salvación. Por eso, unidos todos, queremos pedirte que enciendas en nosotros la llama de tu Amor, y nos prendas de fe. Esa fe en Ti que sólo Tú nos puedes dar.

Porque nosotros, Señor, estamos muertos por el pecado y heridos por nuestras limitaciones humanas, que levantan una muralla delante de nuestros ojos, no sólo físicos, sino también del corazón, que nos impide verte. Derrumba, Señor, esos obstáculos y danos tu salvación como al hijo de aquel funcionario real. No sólo temporal, sino esa salvación que Tú realmente quiere para cada uno de nosotros: "La Vida Eterna". Amén.

domingo, 5 de junio de 2016

¡SEÑOR, VIDA ETERNA!



Claro que me gustaría que me curaras, Señor, y también que me salvaras de la muerte en este mundo. Pero, sé que tendrá que llegar mi hora final en este camino mundano, y, también sé, que en esa hora Tú no podrás intervenir porque así lo has dispuesto tu mismo. Y tendré que compartir esa hora final de mi vida, es decir, mi muerte, contigo. Y esa es la hora más gloriosa e importante de la vida de todo hombre.

Eso es lo que quiero pedirte hoy, Señor. Ser salvado en esa hora final de mi vida para estar contigo y gozar de tu compañía eternamente. Porque esa es la salvación definitiva y eterna. Eso es lo que cuenta, Señor y eso es lo que te pido: "Ser sanado el día de la muerte de este mundo y quedar limpio de pecado, para reunirme contigo. Todo lo demás es transitorio y secundario.

Dame, Señor, la Gracia de saber el día y la hora de mi partida, para disponerme y prepararme al encuentro contigo. Has que mi vida sea una total preparación para ese momento tan importante y crucial, y que todos mis esfuerzos vayan en esa dirección, es decir, a cumplir tu santa Voluntad: "Amar", pues ese es tu Mensaje y tu Testimonio, amar hasta el extremo.

jueves, 21 de enero de 2016

LE SEGUÍA MUCHA GENTE



Jesús despertaba curiosidad por donde quiera que pasaba. Su fama era grande, porque curaba a todos aquellos que se le acercaban. Una primera observación nos hace descubrir que el motivo del acercamiento a Jesús, no es su Palabra y el contenido de la misma, sino la inmediatez de ser curado. 

No podemos imaginarnos a un Jesús que no cure ni expulse demonios, porque, de no hacerlo, posiblemente no se le acercaría tanta gente. Por lo tanto, el Poder de Jesús es necesario para atraer a la gente y para demostrar su Divinidad de Hijo de Dios. Y con esa finalidad hace esos milagros, porque, nosotros, los hombres y mujeres, valoramos el poder, el milagro, el misterio y la fuerza. Y Jesús, el Señor, lo puede todo.

Pero sería muy fácil presentarse como el todo poderoso y conquistar el mundo en dos días. Jesús elige un camino diferente, todo lo contrario. Un camino sencillo, de pobreza y humildad. Y, enérgicamente pide que no se le descubra, porque así quiere presentarse entre nosotros. Es el Dios del amor, que se ofrece a todos en servicio y caridad. Por eso atiende y cura a todos los que se le acercan, pero quiere que creamos en Él aunque eso no suceda.

Y demostrada su Divinidad, por su Amor y Misericordia, pero, sobre todo, por su Resurrección. Jesús nos pide que le demos nuestros pecados, creamos en Él y confiemos en su Amor Misericordioso a pesar de que nuestra vida tenga que pasar por la cruz del sacrificio, de la enfermedad y de la muerte. Él ha dado su Vida por cada uno de nosotros, y nos ha revelado con su proclamación su Divinidad, Hijo del Padre. Nos pide ahora que, sin más, todo ha sido ya consumado, le demos nuestra confianza y nuestra fe.

Y eso te pedimos, Señor Jesús. Danos la Gracia de sabernos amados, perdonados y acompañados por tu Espíritu, y en Él, guiados por el buen camino podamos encontrar la salvación en tu Palabra y tu Misericordia. Danos la sabiduría para buscarte y seguirte, no sólo por el pan, sino por tu Palabra de salvación. Amén.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

DESPIERTA NUESTRA NECESIDAD DE SALVACIÓN



Lo lógico es pedir nuestra curación corporal. Es lo más inmediato y lo que nos produce un rápido malestar y dolor. Natural es querer curarnos y ser lo que pidamos primero. Sin embargo, tengamos presente que volveremos a enfermar y a sentir dolor. La cruz no nos la quita nadie.

Cuesta más ver y experimentar la necesidad de salvación. La curación del alma y la necesidad de pedir fe y sabiduría para discernir lo bueno de lo malo. Y la fuerza para robustecer nuestra voluntad en cumplir la Voluntad de Dios.

Paradójicamente, nos esforzamos en cuidar nuestro cuerpo y tener una buena figura y buenos músculos que no den buen aspecto y fuerza. Fuerza relativa, porque con los años todo desaparece y sólo queda el espíritu que será eterno. Y de nuestros cuidados ahora dependerá que sea dichoso o infeliz eternamente, 

Por eso, Señor, te pedimos que despiertes nuestra necesidad de salvación. De tomar conciencia que más importante que nuestro cuerpo es el alma. Y que más importante que todas las cosas que nos ofrece este mundo, es la salvación que Tú nos promete para el otro. El verdadero mundo eterno junto a la presencia del Padre. Y a dónde Tú has ido a prepararnos un lugar. Verdaderamente, ¡qué gran ilusión imaginar la maravilla, que nunca podremos imaginar, de lo que nos preparas, Señor, para cuando nos llegue la hora de partir!

Enséñanos a orar como Tú lo hacías cada día, y a, como la suegra de Pedro, servirte con prontitud en los hermanos, porque ya no te tenemos presente físicamente, pero sí en los hombres que viven a nuestro derredor y en nuestro mundo. Sirviéndolos a ellos te servimos a Ti.

Pero necesitamos esa fuerza que nos alimente y nos afirme nuestra voluntad de perseverar y sostenernos en seguir tus pasos. Danos la Gracia de ser humildes, pacientes, entregados, serviciales y disponibles. Y de persistir, a pesar de nuestras debilidades y pecados, en cumplir tu Voluntad. 

miércoles, 3 de diciembre de 2014

ESPERAMOS, SEÑOR, TU SALVACIÓN



Esperamos Señor tu salvación definitiva. No, que también la necesitamos, una curación o sanación temporal como hiciste con Lázaro, tu querido amigo, sin una salvación eterna. Esa es la salvación que buscamos y la que queremos, y la que, detrás de Ti, imploramos y te pedimos.

Porque Tú Señor eres el Pan que das la Vida Eterna, y es esa la Vida que todos los hombres buscamos. La vida de este mundo es finita, termina y desaparece. Las cosas no nos llenan ni nos dan la vida de paz y de gozo que Tú nos regala y nos ofrece. Queremos ir detrás de Ti, no para, que también, una curación temporal sino para la verdadera curación que dura para siempre.

Aquellos panes y peces con los que saciaste a los hombres de aquella multitud, sirvió para satisfacerlos esos momentos, pero nosotros queremos y te pedimos, Señor, que nos satisfaga para siempre. Danos, Señor, el Pan que nos salva para la Vida Eterna. El Pan que nos llena de gozo y felicidad y que nos satisface no sólo un momento ni unos días, sino que permanece siempre en la eternidad.

Señor, pacientemente y firmemente esperamos tu regreso. Esperamos, porque Tú cumples siempre lo que has prometido, que vuelvas para llenar nuestras sedientas almas de paz, de gozo y de verdadero amor que nos invada de alegría y felicidad junto al Padre para siempre. 

No nos imaginamos como será eso, pero, confiados en tus brazos, esperamos que sea la felicidad más grande que ni siquiera podemos imaginar. En Ti, Señor, confiamos.

lunes, 31 de marzo de 2014

MUÉVEME SEÑOR PARA BUSCARTE Y AMARTE



No tengo otra alternativa sino la de buscarte. Empiezo a sufrir por aquellos amigos que, estando seriamente enfermos, pasas inadvertidos entre ellos. No les mueve la necesidad de curación tu Palabra y tu Persona. Son ciegos que buscan curación entre ciegos, porque a lo más que pueden aspirar es a alargar sus vidas y sus sufrimientos unos segundos más.

Te doy gracias Señor por  darme la fe de creer en Ti y buscar tu presencia para suplicarte curación y salvación eterna. Quiero, Jesús, que me des de esa agua que salta hasta la vida eterna que ofreciste a la mujer samaritana. No quiero quedarme impasible y con los brazos cruzados. Yo creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo que has venido para salvarnos de la esclavitud del pecado.

Quiero seguir tus pasos y tratar de, con tu Gracia y la asistencia del Espíritu Santo, esforzarme en vivir a tu Estilo, en tu Verdad y según tu Palabra. Necesito tu Aliento y tu Fuerza para servirte en los hermanos y amarte en los hombres, incluso en mis enemigos.

Muéveme Señor para que te busque sin descanso confiado que en Ti encontraré el camino de salvación.