Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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miércoles, 30 de octubre de 2019

GRACIA, SEÑOR, POR TU AMOR

Resultado de imagen de Lc 13,22-30
Mi salvación está garantizada a pesar de lo difícil que presupone la tarea de salvación. Está asegurada por tengo la Promesa y la Palabra de Jesús, el Hijo de Dios Vivo, que, precisamente, ha venido a este mundo, encarnado en Naturaleza Humana, para salvarme. Está garantizada, digo, porque, Tú, Señor, estás presente en mi vida y me acompañas en la lucha de cada día contra las fuerzas del mal y del pecado que me arrastran y que me quieren someter. Esa es mi garantía y mi seguridad.

Yo, Señor, quiero abrirte mi corazón para que tu Espíritu more en él y lo transforme en un corazón suave, tierno y disponible para amar a tu estilo y a tu manera. Sé, Señor, que estando contigo mi victoria es segura. Sin embargo, aunque sé que mi victoria depende de Ti, también sé, porque Tú me lo has dicho, que has querido hacerme partícipe de ella y dejar en mis humildes manos la decisión de elegir entrar por la puerta estrecha, a la que Tú me invitas hoy en el Evangelio, o no escucharte ni a hacerte caso y elegir la puerta ancha y espaciosa, por donde, aparentemente, se entra más cómodo y de manera fácil.

Yo quiero aceptar y tomar tu invitación, Señor, pero, humildemente quiero ponerme en tus misericordiosas Manos para, asistido por tu Espíritu, hacerme fuerte en mis debilidades y superar las seductoras tentaciones y las malas inclinaciones que me asedian en el acontecer de cada día. Dame, pues, Señor, el don del santo temor de, por mis debilidades, pueda fallarte y defraudarte, y, alejado de Ti ,y viviendo en la mentira e injusticia, me pierda y endurezca mi corazón por el pecado.

Y, seducido por el Maligno termine en sus manos y en el lugar donde será el llanto y rechinar de dientes. La vida, Señor, nunca la puedo convertir en un cálculo matemático de probalidades de salvación, porque la salvación ya la tenemos ganada por tu inmerecido Amor, que, entregando tu preciosísima Vida, las has dado por mí. La vida, Señor, mi vida, la tengo que entregar cada día, por donde tendré, no una vez, sino cada instante de mi vida, que entrar por la puerta estrecha. Para ello, Señor, cuento Contigo. Amén.

viernes, 13 de julio de 2018

TODO PARECE TERMINAR MAL

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


De la vida de nuestro Señor Jesús se deduce aparentemente que todo acaba mal. Jesús no fue aceptado por el poder religioso de su tiempo y fue condenado a morir crucificado en la Cruz. Una Cruz que siendo la muerte más indigna hasta ese momento, se convirtió con la muerte de nuestro Señor en signo de salvación y de vida. Porque, hoy la cruz representa para nosotros el camino hacia la Felicidad y la Vida Eterna. Y eso no podemos obviarlo ni perderlo de vista, porque en ello encontraremos la fortaleza para superar los obstáculos de la dureza del camino.

No se trata de que el creyente y discípulo del Señor busque el martirio y el sacrificio, sino que seguir a Jesús le pone en riesgo de ser perseguido y amenazado de muerte. En este momentos en muchos lugares del planeta hay cristianos que se están jugando sus vidas y son perseguidos. Muchos tienen que salir huyendo con sus familias igual que salió José y María con Jesús siendo niño recién nacido. Nada ha cambiado.

En occidente se está prohibiendo la asignatura de religión en las escuelas. Se viola el derecho a elegir la asignatura de religión y, mientras se mantiene el derecho a otras, la católica se prohibe hasta en países de tradición católica. No se entiende sino desde la intromisión del mismísimo diablo que está actuando como príncipe de este mundo al que somete y seduce con sus aparentes ofertas de felicidad y mentiras.

Nos toca sufrir en estas situaciones, que no queremos y que luchamos por cambiar, pero que no renunciamos aunque eso suponga la misma muerte. Porque, no vamos solos. El Espíritu Santo nos acompaña y nos fortalece. En Él encontramos la fortaleza para soportar y superar todos los obstáculos que se nos presenta y a Él imploramos paciencia, perseverancia, fortaleza, sabiduría y capacidad para sostenernos fieles a la Palabra y seguimiento de Jesús hasta la Cruz. Amén.

domingo, 21 de agosto de 2016

SEÑOR, QUIERO ESTAR ENTRE TUS ELEGIDOS




Mi intención y mi propósito es estar entre tus elegidos, Señor. Eso es lo que quiero. Lo he descubierto muy temprano en mi vida, pero también he fallado mucho y te he marginado también mucho. Por eso temo que, a la hora de la verdad, puedas no reconocerme como hijo. No por tu infinito Amor, demostrado al entregar tu propia Vida, sino por mi desidia, mis egoísmos y pecados.

Tengo miedo de llevarme una sorpresa. Tengo miedo de estar entre los primeros para luego ser de los últimos y rechazado de tu presencia. Si, Padre, tengo mucho miedo. Uno de los dones del Espíritu Santo es  el santo "temor de Dios", y te lo pido con insistencia, porque el experimentarlo me sostiene en tu presencia y me da fuerzas para perseverar. Porque soy débil y ante las tentaciones y jugarretas del Maligno estoy perdido. Sé que contigo estoy salvado, pero, vuelvo a decirlo, tengo miedo de fallar.

Por eso, Padre, cada día me agarro a Ti por medio de la oración. Ahora comprendo por qué el Papa Francisco pide que recen por él. ¡Pues si él lo hace!, ¿qué tendría que hacer yo? Yo lo hago todos los días. Confieso que, no porque él lo haya dicho, sino porque en una oración que llevo seis años y algunos meses rezando, se pide por el Papa y también por los obispos.

Aprovecho esta ocasión para pedir que también recen por mí. Porque todos lo necesitamos. También en mis oraciones están todos ustedes de alguna manera presentes. Porque, si consideramos y creemos que Dios es nuestro Padre, todo lo que pidamos, aunque sea para nosotros, Él lo hace extensivo para todos. A pesar de todo eso, será siempre bueno pedir por todos los blogueros, los que nos leemos y comentamos; los que escribimos y reflexionamos; los que no estamos sino poco tiempo, porque nos falta; por los que piden y están enfermos. Hagamos el esfuerzo de hacerlos presentes en nuestras oraciones. Esa es la comunión de los santos y uno de los esfuerzos de tomar el camino de la puerta estrecha.

Gracias te damos, Señor, por todos lo que hemos recibido de Ti, y lo que recibimos en este preciso momento. Haz que comprendamos que todo lo que Tú permites que suceda en nuestras vidas será transformado, por tu Misericordia, en Gracia de salvación. Amén.

miércoles, 3 de agosto de 2016

CONFIADOS EN NUESTRA SALVACIÓN




No son quimeras, ni ilusiones, ni tampoco cantos de sirenas. Jesús, el Hijo de Dios Vivo ha venido a salvarnos. Son palabras que Él mismo ha proclamado y nos las ha dicho (Lc 19, 10). Y si eso es así, podemos decir a boca llena que ¡¡estamos salvados!! La fe, como ocurrió con la mujer cananea nos salva.

Eso no significa que podamos cruzarnos de brazo, ni tampoco que simplemente lo que tengamos que hacer es esperar. Se trata, como la mujer cananea del Evangelio de hoy, de buscar y seguir a Jesús, e insistir ante las dificultades que la vida nos pone para encontrarlo y llegar a Él. Lo que si sabemos por su propia Palabra es que seremos escuchados y salvados, porque el Señor ha venido para eso (Mt 18, 12).

Por eso podemos alegrarnos de sabernos salvados. El Señor nos perdona e infinita es su Misericordia. Eso sí, tratemos de seguirle, de tocarle, de vivir en su Palabra y, por su Gracia y Misericordia, llegaremos a recibir la salvación. Por eso, hoy vamos a pedirte, con más fuerza que nunca, Señor que nos des la fe. Una fe fuerte, valiente, dispuesta a luchar contra las barreras y dificultades que se interponga entre Tú y nosotros. Una fe cananea decimos hoy.

Porque confiamos y estamos seguro de tu Palabra. Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna, y lo que Tú dices, se cumple. Por lo tanto, entendemos ahora la gran Noticia, que enviaste a tus discípulos a proclamar: ¡¡Ha llegado el tiempo y la hora de nuestra Salvación!! ¡¡El Reino de Dios está entre nosotros!! Porque, Tú, Señor, eres el único y verdadero Reino de Dios.

Danos Señor el don de la fe y has que, lleno nuestro corazón de ella, pongámonos en camino para buscarte y seguirte por todos los rincones de este mundo donde quieras que Tú, mi Señor, vayas. Y que ante las dificultades y pruebas que la vida nos ponga, no cesemos de seguir y de confiar en Ti. En tus Manos, Señor, pongo toda mi vida y mi confianza. Amén.

martes, 22 de marzo de 2016

AÚN TODAVÍA, SEÑOR, HAY MUCHA GENTE QUE DUDA DE TU DIVINIDAD



Te seguimos crucificando, Señor. Hay mucha gente que no ha oído hablar de Ti, pero, otros, oyendo hablar no quieren conocerte, y otros tienen la palabra de otro. Al parecer hay muchos dioses, Señor. Y recuerdo que Tú también nos has puesto al cuidado de esto. Unos, porque están acomodados con el dios que le han presentado sus ancestros y no quieren saber más, y otros porque han fabricado sus propios dioses.

Se tratará de confundirnos y de desviar nuestra atención hacia otras miradas, pero Tú, Señor, eres la única Mirada que nosotros contemplamos, miramos y acogemos en nuestros corazones. Y eso te pedimos, Señor, ver esa Mirada como la que pusiste en Pedro. Una Mirada de ternura, de comprensión, de perdón, de amor y de misericordia. Una Mirada de esperanza que nos devuelva la esperanza, valga la redundancia, de sabernos perdonados y amados por el Padre, que nos salva con tu Muerte y Resurrección.

Gracias, Señor, por tu Pasión y Muerte, porque con ella has saldado el precio y rescate de nuestra salvación y nos has dada la oportunidad de elegirte y seguirte. Gracias, Señor, por esta Semana Santa, que culmina toda nuestra esperanza y seguimiento de todo el año litúrgico que proclama nuestra fe. Gracias, Señor, porque tu Amor se manifiesta tan claramente hasta el punto de humillarte a lavarnos los pies. Nunca mejor lección de humildad, de servicio y amor.

Gracias, Señor, por mantenernos de pie, al pie, valga la redundancia, de este humilde blog proclamando tu Mensaje de Amor, un día sí, y otro también: Gracias, Señor, por todos aquellos que, auxiliados en tu Espíritu, comparte y glorifican con cánticos y alabanzas y comentarios este humilde espacio de oración que nos ayuda a perseverar y fortalecer nuestra fe.

Gracias, Señor, porque, en este Semana Santa, renovamos nuestra esperanza y nuestra fe y, abiertos a tu Gracia, nos esforzamos en continuar tu camino y cargar con la cruz que a cada uno nos toca compartir contigo hasta la última gota de nuestra sangre. Amén.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

ESPERAMOS, SEÑOR, TU SALVACIÓN



Esperamos Señor tu salvación definitiva. No, que también la necesitamos, una curación o sanación temporal como hiciste con Lázaro, tu querido amigo, sin una salvación eterna. Esa es la salvación que buscamos y la que queremos, y la que, detrás de Ti, imploramos y te pedimos.

Porque Tú Señor eres el Pan que das la Vida Eterna, y es esa la Vida que todos los hombres buscamos. La vida de este mundo es finita, termina y desaparece. Las cosas no nos llenan ni nos dan la vida de paz y de gozo que Tú nos regala y nos ofrece. Queremos ir detrás de Ti, no para, que también, una curación temporal sino para la verdadera curación que dura para siempre.

Aquellos panes y peces con los que saciaste a los hombres de aquella multitud, sirvió para satisfacerlos esos momentos, pero nosotros queremos y te pedimos, Señor, que nos satisfaga para siempre. Danos, Señor, el Pan que nos salva para la Vida Eterna. El Pan que nos llena de gozo y felicidad y que nos satisface no sólo un momento ni unos días, sino que permanece siempre en la eternidad.

Señor, pacientemente y firmemente esperamos tu regreso. Esperamos, porque Tú cumples siempre lo que has prometido, que vuelvas para llenar nuestras sedientas almas de paz, de gozo y de verdadero amor que nos invada de alegría y felicidad junto al Padre para siempre. 

No nos imaginamos como será eso, pero, confiados en tus brazos, esperamos que sea la felicidad más grande que ni siquiera podemos imaginar. En Ti, Señor, confiamos.