Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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lunes, 7 de mayo de 2018

SÍ, SEÑOR, NECESITO AL PARÁCLITO Y ME ABRO A SU ACCIÓN

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Eso es lo que deseo, pero experimento que muchas veces, sobre todo, cuando mis intereses no son los suyos, Señor, me cierro a su acción. A veces, creyéndome que me dejo guiar por Él, me confundo y me equivoco, siguiendo mis propios planes y proyectos. Porque, muchas veces los caminos por los que me conduce el Espíritu son caminos difíciles, duros, pesados y llenos de riesgos. Y temo fracasar. No confío plenamente.

Por eso, Señor, te pido perdón y confianza. Dame la sabiduría de, a pesar de no entender y de pensar que voy por camino erróneo, confiar en sus impulsos y abandonarme a su acción. Sé que el camino no será fácil y que en muchos momentos tendré que sufrir o soportar situaciones duras y confusa, pero eso me da la oportunidad de demostrar mi confianza y afianzar mi fe.

Gracias, Señor , por entenderlo así, pero necesito los dones del Espíritu Santo para que, fortalecidos en ellos, poder soportar la dureza del camino y, no sólo dar testimonio de palabra sino también con mis obras. Supongo también, Señor, que habrá muchos momentos de desfallecimiento y de debilidad, e incluso deseos de abandono. El mundo tiene poder y mi naturaleza herida se rinde fácilmente a sus encantos. Por eso, necesito fortaleza para poder resistir o, en este caso, levantarme y volver a empezar.

Que no pierda la esperanza ni la confianza de saber que Tú, Señor, me esperas y me acompañas. En todos esos momentos difíciles de mi vida estás conmigo y, a pesar de tu silencio, estás pendiente de mí y de mis reacciones. Sólo basta una palabra para que Tú salgas a mi encuentro, me abraces, me perdones y me levantes. Tú, Señor, me lo has enseñado en la parábola del Hijo prodigo -Lc 15, 11-32- y yo quiero tener la suficiente humildad y arrepentimiento para tener fuerza para levantarme y volver a empezar.

Siempre, Señor, volver a empezar, porque lo importante es saber que contigo podré llegar a la Casa del Padre, donde Tú quieres llevarme. Y, a pesar de los sufrimientos del ahora, llegará el día, en la hora de la eternidad, que todo se volverá luz y te veamos con claridad. Amén.

lunes, 22 de mayo de 2017

NO ESTAMOS SOLOS

Por activa y por pasiva, tal y como solemos expresarnos en nuestro lenguaje coloquial, El Señor nos ha reiterado bastantes veces que no nos va a dejar solos. Se aproxima su Ascensión, pero, simplemente, para dejar paso al Paráclito, que nos va acompañar el resto de nuestro camino hasta llegar al Padre.

Jesús, el Señor, sabe de nuestras limitaciones y debilidades, y del peligro que significaría dejarnos solos y a merced del Príncipe de este mundo. Quedaríamos atrapado en sus garras y seríamos presa fácil para él. Necesitamos la presencia del Consolador, del Defensor, del Paráclito que nos acompaña y nos dirige por senderos tranquilos y sosegados y lejos de las amenazas de peligros y tentaciones.

Es verdad que no nos será fácil, pues tendremos pruebas difíciles que nos harán padecer y sufrir. Ya nos lo advirtió el Señor cuando nos descubre que el discípulo no es más que el Maestro, pero nos anima a que injertados en Él saldremos vencedores. Y hoy nos anuncia la llegada y el envío del Paráclito que nos va a acompañar y a fortalecer en esos momentos de durezas y obstáculos.

Necesitamos estar atentos y abiertos a su acción. Y le pedimos que nos dé la sabiduría y la voluntad de ser fieles a su Palabra; le pedimos que nos aumente nuestra fe; le pedimos que nos transforme nuestro corazón endurecido y calloso por el egoísmo y la soberbia, en un corazón generoso, compasivo, abierto, escuchante y misericordioso para con todos los hombres. 

Le pedimos que seamos capaces de dejarnos invadir por el Paráclito que el Padre nos envía, para que también nosotros seamos capaces de llevarlo, como si de otros paráclitos se tratara, a otras personas que lo necesitan para, en Él, descubrir el Camino, la Verdad y la Vida que les pueda conducir a la Casa del Padre. Amén.

lunes, 2 de mayo de 2016

GRACIAS, SEÑOR, GRACIAS



Nada podríamos hacer sin la presencia del Espíritu de Dios. Nada sería igual sin el consuelo del Espíritu Santo y todo se nos haría oscuridad sin la presencia del Espíritu Santo. Por eso, Señor, te damos gracias y te bendecimos, porque has mirado nuestra pequeñez y debilidad y nos has fortalecido con y en la presencia de tu Espíritu.

Es el Espíritu Santo quien nos guía y nos orienta y nos defiende y protege de las amenazas y poder del demonio. Con Él podemos escapar y estar protegido de la inclinación del pecado y también de todas las tentaciones que, en cada instante de nuestras vidas, nos sugieren desviarnos, alejarnos y huir de la presencia de Ti, Señor nuestro.

Gracias, Señor, por el gran regalo del Bautismo, en el que nos dona la presencia y acción del Espíritu Santo, para que, fortalecidos en Él, podamos vivir en tu Palabra y proclamarla con nuestras vidas y acciones. Gracias, Señor, por la vida, por la fe, por el amor y, sobre todo, por la oportunidad de alimentarme de tu Espíritu con frecuencia en la Eucaristía.

Gracias, Señor, por ese Pan y Vino que se transforman en tu Cuerpo y tu Sangre en el memorial de tu Pasión y Muerte y que por la epíclesis, extendiendo sus manos sobre el pan y el vino: "santifica estos dones con la efusión de tu Espíritu", se transforman en el Pan y Vino que nos alimenta espiritualmente nuestra alma y nos conforta y fortalece para la andadura de nuestro propio camino pascual que cada uno de nosotros queremos compartir contigo.

Por todo lo recibido, pero, principalmente, por tener la conciencia de sabernos tus hijos y por tanto amor que tu Padre, Señor, revelado por Ti, nos ha dado y continua dándonos, te damos las gracias y te pedimos que nos sostengas durante el camino de nuestra vida en tu presencia hasta llegar y descansar en Ti. Amén.

sábado, 2 de abril de 2016

GRACIAS, SEÑOR, POR EL PARÁCLITO, QUE NOS AUXILIA Y ALIMENTA.



¿Qué seríamos sin el Espíritu Santo? Supongo, ni más ni menos, que como los apóstoles y discípulos que le conocieron y acompañaron los tres años de su vida pública. Seguramente nos hubiésemos dispersados y escondidos olvidando su Mensaje, y, muertos de miedos, hubiésemos dejado que su paso por la tierra quedase en una historia hermosa de un profeta mortal más.

Gracias, Señor, porque te has cuidado que eso no fuese así, porque los apóstoles y discípulos han respondido a tu llamada, injertados, cómo no, en el Espíritu Santo. Gracias, Señor, porque el Espíritu Santo nos ha iluminado y nos ha dado la Luz de aceptar y acoger tu Mensaje recibido a través de los apóstoles. 

Gracias, Señor, por hacernos ver, con tu Presencia y tu Palabra, que nuestra misión y compromiso es, por el Bautismo recibido, la de proclamarte y de vivirte en nuestras vidas en relación con los demás. Gracias, Señor, por la Iglesia y las comunidades parroquiales, donde nos apoyamos y fortalecemos, tal y como hacían los primeros discípulos, para compartir nuestra fe.

Gracias, Señor, por los sacerdotes, hermanos consagrados, que entregan sus vidas para servirnos y acompañarnos en la fe. Gracias, Señor, por todas las personas consagradas, congregaciones y órdenes religiosas, que siguen su fe y se esfuerzan en transmitirla siguiendo, Señor, tu mandato: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

Por todo ello, gracias, Señor, y postrados ante tus pies nos ponemos a tu servicio, para que, por tu Gracia y amor, nuestros corazones sean transformados hasta el punto de entregar nuestras vidas en el cumplimiento de tu mandato. Amén.

lunes, 11 de mayo de 2015

EL AMOR DE DIOS NO NOS DEJA SOLOS



Seríamos vencidos fácilmente, porque en este mundo reina el Príncipe del mundo. Él tiene el poder de confundirnos y de tentarnos. Jesús se dejó tentar en el desierto y también nosotros seremos tentados, y de hecho lo somos, porque muchos lo experimentamos. 

Conozco a personas que sufren directamente la embestida del Maligno, y al parecer el rezo del Padre nuestro termina diciendo...  no nos dejes caer en la tentación y líbranos del Maligno. Amén. En lugar del mal por el Maligno. Es muy posible que así sea, porque a Él le ha sido concedido ese poder y a nosotros se nos ha revelado que sufriremos igual que el Señor.

Pero, por eso, no estamos solos. Se nos ha enviado el Paráclito, el Defensor, que nos asiste y nos ayuda a superar esas tentaciones y a dar testimonio del Amor del Señor. En Él vencemos. Te damos gracias Señor por permanecer con nosotros y por protegernos de las embestidas del Demonio. Nuestros enemigos, mundo, demonio y carne no descansan y nos acechan en cada instante para caer sobre nosotros.

Necesitamos la oración diaria y todos los medios que estén a nuestro alcancen. La Eucaristía es la mayor fortaleza que impide la entrada del Maligno en nuestra vida. Unámosno también a nuestra Madre, la Virgen, que fue ejemplo de firmeza y vencedora contra  los poderes del mal. 

Danos Señor la sabiduría, la fortaleza y la paz de cada día para sostenerme en tu presencia y superar todas las ocasiones que los peligros del mundo, el demonio y la carne se presentan en mi vida tentándome revestidos de piel de oveja pero como lobos furiosos dispuestos a devorarme. Amén.