Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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martes, 22 de mayo de 2018

EL CAMINO DE LA PASIÓN

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Sabemos que nuestro camino termina en la cruz, pero una cruz cuyo resultado es de gloria,  la resurrección. Eso es lo que Jesús trata de explicarle a sus discípulos cuando van subiendo hacia Jerusalén. Trata de decirlo en secreto, pues no quería que se supiese e iba enseñándoles lo que se avecinaba: Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará». Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.

¿Y cómo iban a entender? Ya que de por sí es difícil de entender, menos aún cuando ellos iban metidos en otros menesteres y con otras ambiciones e intereses. ¿Y no nos pasa a nosotros lo mismo? Esas cosas no podemos solucionarlas con métodos, disciplinas y estudios. Se trata de amar y eso consiste en transformar nuestro corazón, apegados a las cosas de este mundo, en un corazón capaz de renunciar y darse de forma generosa a los demás.

Pidamos al Señor un corazón generoso, dado, comprensivo, capaz de amar y de darse sin pedir nada a cambio. Un corazón disponible y gratuito al servicio de los demás. No es fácil lograrlo, pero la oración nos puede ayudar mucho. La oración y la confianza en ponernos en Manos del Espíritu Santo para que nos vaya alumbrando el camino y cultivando en nuestros corazones sus frutos. la caridad, el gozo, la paz, la paciencia, la longanimidad, la bondad, la benignidad, la mansedumbre, la felicidad, la modestia, la continencia y la castidad.

Frutos que nos ayudaran a transformar nuestros corazones en corazones disponibles y humildes a acoger la inocencia, la pequeñez, a los pobres e indefensos, a los sinceros, y capacitados para servir y ocupar los últimos puestos. Abajarse y hacerse pequeño equivale a ser el último del escalafón y estar dispuesto a servir de forma voluntaria y gratuita. Amén.

sábado, 15 de diciembre de 2012

QUEREMOS SEGURIDADES


Y no arriesgamos nada, ni siquiera nos esforzarnos en tener fe y menos en confiarnos. Lo que no vemos o no nos convence, e incluso va contra nuestros intereses egoístas, lo rechazamos. No apostamos sino por lo que vemos, y lo que vemos es que cada uno tiene lo que trabaja y consigue, muchas veces de forma injusta y oscura.

Y cerramos nuestro corazón a toda buena intención, porque preferimos lo que vemos y lo inmediato. Nos falta fe, pero sobre todo confianza, confianza en el Padre que nos salva eternamente. Vendemos nuestra eterna felicidad por un puñado de años, de los cuales la mayoría no lo pasamos felizmente, pero somos tercos y ciegos para ver donde tenemos que ver.

Y venga quien venga, nos hable quien nos hable, cerramos nuestros oídos y nuestros ojos para ver solo lo que nos interesa y lo que coincide con nuestros intereses y egoísmos. Quizás nos falte alguna tempestad que nos sacuda y que nos haga pensar seriamente, pues claro está que en la seguridad no veremos la luz, porque hace falta arriesgar y aventurarnos para salir afuera y ver la luz.

Danos esa oportunidad de poder ver y de saber elegir el camino que nos abra nuestro corazón para dejar entrar la luz que verdaderamente ilumina nuestra vida. La luz que importa, la que prevalece, la que nunca se apaga y siempre nos mantiene iluminados y vivos. Amén.