Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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domingo, 8 de marzo de 2020

TABOR ES ORACIÓN

Resultado de imagen de Mt 17,1-9
En el monte Tabor Pedro, Santiago y Juan se quedaron extaciados y se sintieron gozosos hasta el punto que Pedro dijo: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Estar en la presencia del Señor es sentirnos gozoso y felices. Es decir, la oración, hablar con Dios y estar en su presencia, es un instante gozoso y de gran felicidad. Pero, al menos mi experiencia, no es fácil lograrlo y menos experimentarlo.

Aquel momento fue muy gozoso para los apóstoles y fue como un impulso y una luz para que se animaran y comprendieran lo que más adelante iba a suceder. También, para nosotros, puede ser un momento que nos ayude a alimentar nuestra esperanza y a fortalecer nuestra perseverancia. Quizás, a lo largo de nuestra vida podemos tener algunos momentos que nos despiertan la presencia del Señor, y que, no siendo como el que tuvieron Pedro, Santiago y Juan, si pueden ser momentos que, por la Gracia de Dios, experimentemos un impulso de esperanza y gozo para sentirnos animados a continuar la marcha.

No perdamos la esperanza y la fe en las Palabras del Señor que nos revela su Divinidad y su triunfo sobre la muerte. Confiemos en sus Palabras y vivamos esperanzados en que al final del camino nos espera la Gloria junto al Padre. Amén.

miércoles, 22 de enero de 2020

ALIVIO, GOZO Y ALEGRÍA

Resultado de imagen de Mc 3,1-6
Gracias, Señor, por estar entre nosotros. Supones un torrente de alegría, de gozo y de esperanza saber que Tú te has quedados para darnos tu Vida, para darnos tu Aliento y para darte en alimento, que nos da la Vida Eterna. Gracias, Señor. 

Pero, hoy, de manera especial, quiero darte las Gracias por darme la luz de comprender y de experimentar que Tú has venido para alegrar y aliviar mi vida. Tienes compasión de mí cuando me ves sufrir y te haces, aunque estás siempre, más presente en mi vida. Al menos yo confieso que soy mas consciente de tu presencia cuando sufro dolor o padezco enfermedad. Me siento ahora más seguro, más aliviado y más gozoso y esperanzado al saber que Tú, Señor, estás conmigo.

Y aunque sé que el dolor llegará, me alivia el saber que Tú me acompañas y hasta sufres conmigo dándome aliento, esperanza y paz. Porque, sé también que ese dolor me va a ayudar a unirme más a Ti y a crecer en gracia delante de Ti. Porque, sé, Señor, que la muerte me abre tu presencia y el gozo de llegar a Ti y compartir tu Gloria. Pero, sabiéndome también débil y limitado, te pido fortaleza y paciencia para superar y soportar las inclemencias y sufrimiento que la vida me depara.

Alivia, Señor, mis parálisis, mis miedos, mis inmovilismos, mis perezas, mis comodidades y fortalece mi voluntad para buscar el equilibrio de superar todos esos momentos de debilidad donde las tentaciones se hacen fuerte y amenazan con superarme y hacerme desfallecer. Despierta mi oído y dame la sabiduría de saber escucharte y de reaccionar a tu llamada. Dame, Señor, la perseverancia que necesito para sostenerme en esa actitud de gozo, alegría y esperanza tras tus pasos. Amén. 

miércoles, 24 de abril de 2019

DEL TRISTE REGRESO A LA ENCENDIDA ESPERANZA

Resultado de imagen de Lc 24,13-35
Perdemos la esperanza y nuestro corazón se entristece. Sin esperanza se hace difícil vivir. Todo el mundo espera algo. Y ese algo tiene un significado de avance, de mejoría, de conseguir algo mejor. No puede ser lo contrario, porque lo contrario generaría tristeza y desolación e incluso la muerte. Necesitamos creer en algo que dé sentido a nuestra vida y le dé esperanza de un mundo mejor.

Ese es el motor de tantos inmigrantes que, arriesgando sus vidas, se lanzan a la aventura de buscar y alcanzar un mundo mejor. Es una aspiración universal de cualquier hombre y mujer. Pero, podemos equivocarnos en el objetivo a buscar. Porque, sin despreciar, pues se hace necesario, luchar por conseguir unas circunstancias que nos permitan una vida mejor, debemos buscar lo que realmente vale y significa nuestra gran Tesoro. Y ese no es otro que encontrarnos con el Señor. Porque, Él es el único y verdadero Camino, Verdad y Vida.

Por eso, regresemos de Emaús y volvamos a la comunidad, al ámbito parroquial donde nos encontraremos con los hermanos en la fe y con los que podamos compartirla y fortalecerla. Volvamos con el corazón alegre, como aquellos de Emaús, después de escuchar la Palabra y ver como nuestros corazones se activan y se encienden llenos de gozo y felicidad. Volvamos con esa alegría y deseo de anunciar en todas direcciones que Cristo Vive, pues ha Resucitado.

Y eso significa que también resucitaremos nosotros. Pidamos que, como los de Emaús, encontremos al Señor y no le cerremos nuestros corazones, sino que, acogiéndole los abramos y le escuchemos atentamente con verdadera atención y entusiasmo y no le dejemos ir porque su Palabra nos entusiasma, nos alegra y enciende el corazón y nos desborda de gozo y alegría. 

Gracias, Señor, por quedarte con nosotros y por acompañarnos cada día, a pesar de nuestros torpes pasos, y de, como a los de Emaús, abrirnos los ojos y encendernos el corazón llenándonos de gozo, alegría y esperanza. Amén.

lunes, 16 de abril de 2018

LA IMPORTANCIA DE MI TRASCENDENCIA

Resultado de imagen de Jn 6,22-29, por Fano
Es importante pararnos y reflexionar. Todos experimentamos una voz interior que le invita a no quedarse aquí y a partir a otro lugar. En lo más profundo de nuestros corazones sentimos el impulso que nos empuja a anhelar una vida nueva y duradera. Nadie quiere pararse, sino que experimenta un deseo irresistible de trascendencia y de permanecer eternamente.

Alguien ha grabado eso a sangre y fuego dentro de nuestro corazón. Está escrito en él y, consciente o no, lo buscamos con todas nuestras fuerzas. Muchos, sometidos a su propia esclavitud, indagan en el mundo y creen poder alcanzarlo en él. Los que llegan a edad avanzada empiezan a descubrir que estaban equivocados. El mundo no es ninguna solución y todo lo que en él hay es caduco y perece. Tendremos, es obvio, que buscar en otro lugar.

No encuentro, fuera de Ti, Señor, ninguna respuesta a lo que me dicta mi corazón. Sólo Tú respondes a esa búsqueda que mueve mi corazón hacia esa trascendencia eterna que vive dentro de mí. Tu Palabra colma y satisface todas mis ansias y da respuesta a todos mis interrogantes. Quiero, Señor, caminar hacia y junto a Ti, no por el alimento material, sino por ese alimento trascendente que Tú me anuncias y que Tú con tu Pasión y Muerte me has entregado.

Porque, Tú eres mi Camino, mi Verdad y mi Vida. Porque, sólo en Ti puedo saciar plenamente todas mis ansias de gozo, felicidad y eternidad. Porque, Tú, Señor, eres mi esperanza, mi alegría y mi gozo pleno y eterno. Nada de lo de aquí abajo satisface plenamente lo que mi corazón desea y busca. Gracias, Señor, por todas estas Gracias. Porque, es una Gracia conocer, descubrir y saber que sólo el Pan de Vida que eres Tú puede saciar mi hambre y mi se de plenitud eterna.

¡Oh, Señor, te doy las gracias por descubrir la importancia de mi ser trascendente, y por, pacientemente, ponerme en tus Manos para dejarme auxiliar y dirigir por Ti! Dame la Fe, Señor, de dejarme interpelar y dirigir por el Espíritu Santo dócilmente y confiado en su acción. Amén.

lunes, 14 de agosto de 2017

RECTITUD DE INTENCIÓN Y VOLUNTAD PARA CUMPLIRLA

Nuestras palabras no siempre van en sintonía con nuestras obras. Decimos esto, pero cumplimos lo otro. Experimentamos que nos cuesta y que no nos es fácil ajustar la palabra y la vida. Eso, por experiencias compartidas, lo hemos experimentado todos. Incluso, aquellos que cumplen y se ajustan a lo que dicen, porque han experimentado lo que cuesta, duele y exige.

El Evangelio de hoy es un ejemplo. A pesar de la íntima confesión de Jesús, aunque presenta rasgos trágicos y duros, debe de llenarnos más de alegría y esperanza, que de desesperación y tristeza. Sí, puede dejarnos algo perplejos, desorientados, confusos, pues cuesta creer que el Señor tenga que pasar por ese camino de Cruz y Muerte. Más, siendo condenado a una muerte ignominiosa, donde la cruz era la condena excluyente y propia de los forajidos y miserables.

Pero, con una fuerza desbordante de saberlo triunfante y Resucitado. Porque, les confiesa que al tercer día Resucitará. Y eso puede con todo. Eso enciende el fuego de la esperanza que, como volcán en erupción, derrama y exulta alegría y esperanza. Al menos, nosotros ahora, que lo sabemos por el testimonio de la Iglesia, que nos transmite su Palabra y su Vida. 

Y esa fue la fuerza que les llenó de fortaleza y esperanza en entregarse, por la acción del Espíritu Santo, a proclamar la Palabra que habían recibido del Señor. Y la fuerza que les impulsó a dar ejemplo y testimonio de la Palabra heredada que, a través de nuestra Madre, la Santa Iglesia, nos llega y alecciona a cumplir con nuestros compromisos sociales y cívicos, tal y como nuestro Señor Jesús nos enseña en el Evangelio de hoy.

Tratemos de imitarle llenos de esperanza y alegría, sabiendo que el final será la Resurrección. Porque esa es la promesa que hemos recibido. Resucitaremos con y por Él, para Gloria de Dios Padre. Lejos de entristecernos, pidamos luz, valor y voluntad para cumplir con nuestros compromisos y tener nuestro corazón centrado en el Señor. Porque, Él es nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida. Amén.