Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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domingo, 8 de noviembre de 2020

TE PIDO, SEÑOR, UNA ACTITUD VIGILANTE

 

Vigilancia activa, esa es la palabra. No podemos relajarnos ni desfallecer. El mundo trata de seducirnos y de que nos olvidemos de vivir la Vida de la Gracia. Es decir, que nos olvidemos de nuestro Padre Dios. No podemos relajarnos ni desfallecer. Sostener nuestra alcuza llena de aceite nos exige esfuerzo, trabajo y constante vigilancia. Se trata, pues, de vivir en una actitud amorosa, un camino generoso - que no es posesivo - que se da y comparte.

Sin embargo, Jesús nos alerta en este momento a estar preparado y vigilante para no ser sorprendidos desprovistos del aceite necesario para sostener nuestra lámpara encendida y preparada. Significa esto que nuestra preparación pasa por mantenernos firmes en la Palabra y Vida según el mandato de nuestro Padre Dios.

Te pedimos, Señor, luz y fortaleza para no desfallecer ni ser sorprendido con mi alcuza casi vacía. Danos la inquietud de exigirnos el amor que los demás nos demandan para que, a la hora de ser llamados, nuestras alcuzas estén llenas y rebosantes de obras de amor que te agraden. Gracias Señor.

domingo, 12 de noviembre de 2017

LLENA, SEÑOR, NUESTRA ALCUZA DEL VERDADERO ACEITE

Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora». Esta es la realidad. Sabemos que llegará el día, y también la hora, pero no sabemos cuándo, ni dónde ni cómo. Y eso trae un mensaje muy claro: Hay que estar preparado y vigilante. Y la única y mejor preparación es tener la alcuza llena del verdadero aceite. El aceite de la Vida de la Gracia; el aceite sacramental de los sacramentos, en especial el de la Eucaristía; el arma de la relación con el Señor, la oración, a través de la cual estamos en contacto con Él en cada instante. Y todo eso para vivir en el amor de cada día. Un amor que se hace compromiso en los hermanos, con los hermanos y para los hermanos.

Pero, nosotros, seres pecadores y limitados, sólo podemos poner y entregar lo que se nos ha regalado, es decir, la libertad de decidir y la voluntad de llevarlo a la práctica. Todo lo demás lo hará la Gracia del Señor en el Espíritu Santo. Y eso es lo que pedimos hoy a través de este pequeño y humilde rincón de oración. Pedimos, Padre, que nos des la sabiduría, la capacidad y la fortaleza de mantener siempre nuestra alcuza llena de aceite.

Ese aceite que nos mantiene limpios, puros, disponibles, entregados, humildes, amorosos y serviciales para con todos los hombres, por la Gracia de Dios. Un aceite que no nos falte nunca y cuando decidas venir en nuestra búsqueda podamos recibirte con las lámparas de nuestros corazones bien encendidas hasta que Tú decidas abrirnos la puerta de tu morada.

Sabemos que no nos basta con sólo pedir, sino que Tú esperas también de nosotros que pongamos en acción todos nuestros talentos recibidos. Y en ello está no despistarnos y tener la suficiente aceite para el día y la hora señalado, tener el sagrario de nuestro humilde corazón repostado del verdadero aceite que nos mantiene nuestro corazón encendido para recibirte. Ayúdanos, Señor, a conservar nuestros corazones libres de la necedad de este mundo, que nos seduce y nos distrae dejando nuestra vida en la oscuridad de la perdición. Amén.

miércoles, 9 de agosto de 2017

MANTENERTE PREPARADO Y ATENTO

Nos resulta fácil distraernos y olvidarnos de la llegada del Señor. Las tentaciones son muchas y nuestra naturaleza, tocada y herida por el pecado, no nos deja ver la realidad. Sólo vemos la materialidad que tenemos delante y las cosas que nos satisfacen materialmente, y a lo demás no le damos mayor importancia. Creemos en algo, pero eso no nos implica, dicen mucho, a cambiar o pensar diferente a lo que pensamos. Y nuestras alcuzas de aceite las llenamos a nuestro gusto y según nuestros intereses.

Desde esa realidad, nuestra espera tiene muchos pecados y muchos despiste. No estamos preparados para una repentina venida y nuestro aceite no es puro. Vivimos según nos parece y ordenamos nuestras vida mirando nuestras apetencias y afanes. Es el mundo quien nos dirige y nos somete. Y, claro, posiblemente, nos cogerán con nuestras alcuzas medias vacías.

Por eso, humildemente sumisos a tu Palabra, Señor, te pedimos que nos sostengas en tu Palabra, y nos aparte de las tentaciones de este mundo que nos esclavizan y nos pierden. Chocamos con muchos de nuestros amigos y familiares que no te aceptan y no cuidan de tener sus alcuzas llenas de tu Gracia para esperarte con garantías y seguridad de poder sostener la lámpara encendida cuando Tú, Señor, llegues. Danos la sabiduría de poder soportarlos en la palabra y poder transmitirle tu Palabra, la verdadera y la que salva.

Señor, ante tanta torpeza por nuestra parte, y tanta debilidad y fracasos, optamos por callarnos, para evitar que se alejen más de nosotros y perdamos el contacto de tenerlos cerca y aprovechar cualquier oportunidad que se nos brinde. Por eso, dejamos que Tú tomes la iniciativa y seas Tú quien nos indique el momento y la oportunidad de que se abran a tu Palabra.

  Es eso lo que te pedimos, y para eso, también queremos tener nuestras alcuzas llenas de aceite, para que, llegada la hora, podamos advertirles que hay que estar preparados para cuando Tú decidas venir y llamarnos.

martes, 9 de agosto de 2016

DORMIDOS Y ATONTADOS POR COSAS PERECEDERAS




No me gusta llamar basura a las cosas de este mundo. Entre otras cosas porque han sido creadas por nuestro Padre Dios para nuestro provecho y para nuestro uso, pero, tengo que confesar, que muchas veces siento esa tentación porque pueden ser la causa por la que, despistados como las doncellas necias, seamos también nosotros necios, valga la redundancia, y perdamos el Único y Verdadero Tesoro por bienes y tesoros con minúscula que están llamados a desaparecer.

Por eso, en esta reflexión-oración de hoy, vamos a gastar nuestro humilde esfuerzo en pedirle al Señor que nos llene de luz, de sabiduría, de paciencia y voluntad para sostenernos firmes en su presencia, atentos y vigilantes para no ser sorprendidos por ninguna tentación, despiste u olvido, tal y como le ocurrió a aquellas doncellas necias.

Tenme siempre, Señor, pendiente de Ti. A pesar de que los otros se rían, se mofen y valoren poco mi humilde esfuerzo de ponerte en el altar de mi pobre vida. No permitas que me desgaste y, olvidado, no tenga mi lámpara plena de aceite, y también mi alcuza completamente llena.

Abre siempre mi boca para pedirte auxilio, sin miedo, sin respeto humano, sin vergüenza, sin dudarlo ni un sólo momento. Consciente a cada instante que Tú eres mi Padre y, como Padre, me has salvado por los méritos contraídos por tu Hijo Jesús, entregado a una Muerte de Cruz voluntariamente y Resucitado para tu Gloria.

Gracias, Señor, por pensar así, por traer a mi pobre mente estas palabras que Tú me envías, construyes y despierta dentro de mi pobre y pequeño corazón. Gracias, Señor, porque mis dedos se mueven para, en tu Amor y Misericordia, formarlas y compartirlas en y por tu Nombre. Gracias, Señor por el Infinito e Inmenso regalo de tu Salvación. Amén.