Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
Mostrando entradas con la etiqueta cuerpo y alma. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cuerpo y alma. Mostrar todas las entradas

viernes, 10 de diciembre de 2021

SÓLO EN TÍ, SEÑOR, ESTÁ ESA FELICIDAD QUE BUSCO

 

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

 

La evidencia es tal hasta el punto de tener los ojos vendados y no darnos cuenta. Muchos/as se esmeran en cuidar con esmero y entusiasmo su salud corporal poniendo en ello todo su empeño, e incluso deseos de felicidad. No escuchan ni quieren ver que eso que tanto cuidan – y que pienso que debemos hacer -  es materia efímera y que tiene fecha de caducidad. Y que, por tanto, más importante es cuidar paralelamente su alma, que es, por el contrario, eterna. Importa, pues, con más esmero y entusiasmo cuidarnos de nuestra alma y levantar la mirada hacia la Palabra del Señor.

Eso sí, sabemos y reconocemos que nos cuesta mucho esfuerzo. Sabemos de nuestra naturaleza débil y pecadora y, seducida por las tentaciones, fácil de ser vencida. Pero, también sabemos que hemos recibido en la hora de nuestro bautismo al Espíritu Santo, y con Él, podemos salir victoriosos de todas esas tentaciones que Dios permite para probar nuestra fidelidad y obediencia.

Pidamos, pues, perseverancia y docilidad a la Palabra de Dios. Pidamos confianza y sabiduría para saber siempre a quien tenemos que obedecer y de quien podemos fiarnos. Pidamos, discernimiento y paciencia para saber encontrar respuestas que coincidan y están de acuerdo con la Palabra del Señor. Porque, son esas repuestas las que realmente nos liberan y nos salvan de la esclavitud del pecado. Amén.

martes, 9 de noviembre de 2021

TEMPLO

 

 

Pidamos con el corazón en la mano que sepamos – por la Gracia de Dios, nuestro Padre – cuidar nuestro cuerpo y nuestra alma, resguardándola de todas las impurezas que este mundo nos puede contaminar. Un mundo que nos aleja de Dios si le dejamos que entre en nuestro corazón y nos seduzca con sus ofertas de placer, sexo, confort y satisfacciones que nos corrompen y nos alejan de guardar con verdadero amor y pureza nuestros cuerpos.

Porque, somos templos del Espíritu Santo y responsables de conservarlo puro y en Gracia de Dios desde la hora de nuestro bautismo. Sobre todo, a cada caída, responder con una levantada gracias a la Misericordia de Dios. Pidamos, pues, que cada instante de nuestra vida sepamos sostenernos limpio de todo pecado y mantener nuestro corazón siempre en actitud orante, dialogante y en contacto directo con nuestro Padre Dios. Porque, Él habita en nuestro interior y está presente en todo momento de nuestra vida. Amén.

lunes, 9 de diciembre de 2019

ENFERMEDAD Y SALUD

Resultado de imagen para Lc 5,17-26Estamos todos de acuerdo que lo importante es la salud. Muchas veces nos alegramos de que tenemos trabajo y de que todo nos vaya bien, pero, siempre oigo la misma respuesta: gracias que tenemos salud. Porque, la salud es lo verdaderamente importante para poder hacer todo lo demás. Sin embargo, no estamos en lo cierto, porque, siendo importante la salud del cuerpo, más importante es la salud del alma. Esa si es lo único y verdaderamente importante, porque, perdida el alma perdemos también el cuerpo. Y no para unos cuantos años, sino para la Eternidad.

Por tanto, conscientes de esa realidad, pidamos que perseveremos en guardar nuestra alma siempre limpia por la Gracia del Señor. Porque, para eso ha venido Jesús, el Hijo de Dios, a este mundo, para liberarnos de la esclavitud del pecado y rescatar nuestra dignidad perdida de hijos de Dios. Sí, nuestro cuerpo también es importante y queremos tenerlo sano, pero es algo llamado a corromperse y a destruirse. Al final, junto al Padre, seremos como ángeles, con cuerpos glorioso como el Señor.

Por eso, Señor, te pedimos que nos salve y libres de nuestro pecados, porque, limpios de todo pecado salvaremos también nuestros cuerpos de la corrupción eterna. Es esa la Gracia que te pedimos, Señor, y la que queremos obtener por encima de la salud de nuestros cuerpos, aunque, por nuestra debilidad también deseamos la salud de los mismos. Pero, queremos reconocer y dar prioridad, Señor, a la salvación de nuestro alma. Tal y como tú hiciste con aquel paralítico.

Creemos, Señor, en tu Palabra, y reconocemos la importancia prioritaria de nuestra alma, para lo que Tú has bajado del Cielo principalmente. Pedimos, a pesar de nuestras apetencias y temores, la salvación de nuestra alma antes que nuestros cuerpos, aunque, por nuestras debilidades, Señor, Tú nos conoces plenamente, deseamos también la salud de nuestros cuerpos. Hágase, Dios mío, como respondió la Virgen a tus Palabras, tu Voluntad. Amén.

sábado, 21 de enero de 2017

EN MEDIO DE LA GENTE

Señor, Tú estás en medio de la gente, porque has venido para eso, para estar con nosotros. Porque has venido a salvarnos. A salvarnos de forma integral, es decir, cuerpo y alma. Quizás nos ocurre que nosotros sólo vemos el cuerpo y te buscamos para que nos cure, ignorando todo lo demás. Nuestra condición humana es tan pobre y pecadora que sólo vemos las heridas de nuestro cuerpo.

Ayúdanos, Señor, a ver las heridas de nuestra alma. Unas heridas mucho más profundas y dañiñas que las del cuerpo, y, también, más difíciles de ver. Porque, esas heridas, no sólo matan el alma, sino también arrastran al cuerpo. Mientras que curando el alma, también curamos el cuerpo. Ambas, alma y cuerpo van unidos.

Porque, Señor, Tú nos dices que vienes a perdonar nuestros pecado. Lo dejaste claro cuando te pusieron delante a aquel parálitico, Lc 5, 17-26, y lo primero que hiciste fue perdonar sus pecados por aquella fe que había demostrado. Porque esas heridas, Señor, son las heridas del alma, mucho más difíciles de descubrir. Y eso es lo que queremos pedirte hoy, que nos ayude a descubrir nuestra verdadera enfermedad, la del alma.

Y, por eso y para eso, necesitamos la Luz del Espíritu Santo. Necesitamos tener paciencia y esperarte, Señor. Necesitamos aguardar a que Tú decidas entendernos y curarnos. Necesitamos ponernos en lista de espera y saber esperar. Saber descubrir el verdadero valor de ese Tesoro de tu Misericordia y perdón. Y saber que con Él ganamos la Eterna felicidad. Amén.

viernes, 15 de enero de 2016

PRIMERO, SEÑOR, LA SALUD DE MI ALMA

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS 




Nuestra naturaleza humana nos exige salud. Somos seres humanos que necesitan salud para vivir y sentirse vivos. La felicidad pasa por tener salud, y eso demanda estar sano y bien. Por eso, lo primero es buena salud, y, por lo tanto, es lo que buscamos con prioridad. Nos resulta más remoto y secundario la salud del alma, porque el sufrimiento del alma no parece tan insoportable como el del cuerpo.

Y digo no parece, porque a la larga, la salud no resulta ser lo mejor, pues teniendo salud, pero el alma enferma, no nos sentiremos en paz ni bien. Entonces comprendemos que necesitamos ambas cosas, salud corporal y espiritual.

Pero, también descubrimos que la salud corporal es caduca. Sabemos, sin lugar a discusión, que un día nuestro cuerpo morirá. Bien corrompido por la enfermedad, o por otros motivos accidentales. El resultado es que, de una u otra forma, morirá. Y eso le quita mucho valor, porque nuestra máxima aspiración es la vida eterna. Por lo tanto, el alma cobra un nuevo sentido y un valor infinito. Lo que importa es salvar el alma, porque salvando el alma, también vivirá el cuerpo.

Eso es lo que nos dice Jesús, resucitaremos con un cuerpo glorioso como Él lo hizo. Y nos basta su Palabra, porque en Él confiamos. No entendemos nada, pero es que no lo podremos entender nunca, porque somos criaturas y Dios nuestro Creador. Por eso, nos basta su Palabra.

Por eso, Señor, te pedimos que nos des la sabiduría de, aún buscando la salud del cuerpo, cuidemos y busquemos primero la salud del alma. Esa alma que Tú nos has dado y nos promete salvar confiando en tu Palabra y esforzándonos en vivir en tu Amor, tal y como Tú nos indica y señalas. Porque tu Amor y Misericordia es Infinita. Amén.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

SEÑOR, SÉ QUE TÚ PUEDES CURARME



Desde este humilde rincón, Señor, elevo mi pobre oración confiado en que Tú puedes liberarme de mi esclavitud y pereza. Las cadenas de mi humanidad me pesan, y no puedo con ellas. Se me hace cuesta arriba seguirte, escucharte y alcanzar el ritmo de tus pasos. Te busco Señor, pero me canso y pierdo la paciencia de seguirte.

Me duele todo mi cuerpo, pero no tanto mi alma. Esa es mi ceguera, que no veo el dolor de mi alma, sino siento el sufrimiento de mi cuerpo. Y Tú, Señor, aunque curas el cuerpo, también, y más importante, es la curación del alma. Porque de nada me vale curar mi cuerpo si dejo enfermar y perder mi alma. Tú me lo has dicho, y yo lo creo.

Por eso, Señor, hoy te pido que cures principalmente mi alma, aunque el dolor de mi cuerpo me desespere y me atormente. Claro, quiero curar también mi sufrimiento, y te lo pido, pero sé que Tú lo tienes en cuenta y lo que permitas debe estar bien. Sólo te pido tu Gracia para soportar lo que mi cruz me exija soportar, tal y como Tú has hecho por cada uno de nosotros.