Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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miércoles, 14 de octubre de 2020

NO QUIERAS PARA TI LO QUE NO QUIERAS PARA OTRO

 

Nuestro Padre Dios nos conoce muy bien hasta el punto que Él nos ha creado y sabe de nuestras carencias y necesidades. También conoce nuestras posibilidades, cualidades y limitaciones. Por eso, nos ha anunciado con su Hijo el mandato del Amor. Quiere que, como hijos y hermanos, nos amemos los unos a los otros. Y es de sentido común que, como hermanos e hijos de un mismo Padre, así sea. La referencia es amarnos como nos ama nuestro Padre Dios.

Sin embargo, no parece que le hayamos hecho caso. Nuestra sociedad no refleja ese amor con el que Dios quiere que nos amemos. La mentira y el engaño proliferan por todas partes y están a la orden del día. Nos hacemos daño, violamos nuestros derechos y aplicamos leyes injustas que someten y esclavizan despojándonos de nuestra libertad. ¿Qué es lo que realmente nos ocurre?

Hemos sido creados para amar y resulta que nos explotamos, engañamos y sometemos por imposición los más fuertes a los más débiles. Nos exigimos leyes y leyes que van más dirigidas a esclavizarnos e imponernos obstáculos que nos someten y nos separan. En lugar de liberarnos y buscar el bien, nos sometemos a una esclavitud donde la ley y los cumplimientos nos dominan.

Te pedimos, Señor, que llenes nuestros corazones de sabiduría para que sepamos discernir lo importante, lo bueno y lo que realmente ayuda a liberar al hombre. Y, sobre todo, revístenos de tu Misericordia para que, también nosotros sepamos ser misericordioso con los demás. Amén.

jueves, 28 de noviembre de 2019

SED DE LIBERACIÓN

Resultado de imagen de Lc 21,20-28"
Experimento esclavitud, Señor, cuando me siento sometido a mis apetencias carnales y, también espirituales. Tengo hambre y sed de todo lo que seduce mis apetitos sensoriales y, también, mis pasiones espirituales. La ambición de poder y de suficiencia; la ambición de riqueza y de sentirme el más fuerte. Mi esclavitud a la soberbia que me domina y somete; mi vanidad y deseos de venganza. Descubro, Señor, mis egoísmos. Todo me pesa como una gran carga de la que no me puedo liberar. Una carga que dobla mi espalda y me esclaviza.

Reconociéndome esclavo y encadenado a mi naturaleza humana débil y herida por el pecado, te pido, Señor, que me liberes, fortaleciéndome por tu Gracia, para vencer todas esas inclinaciones y apetencias que me someten y me inclinan al pecado. Liberarme, Señor, de toda esa carga que me esclaviza y me somete. Tú, Señor, eres el único que puedes liberarme de la destrucción de mi propio cuerpo, templo del Espíritu Santo, y también de la destrucción de este mundo seductor y finito que amenaza mi libertad y salvación.

Sálvame, Señor, de la seducción y tentación a la que está sometida mi naturaleza humana, herida por el pecado y sujeta a las tentaciones de este mundo. Por todo ello, Señor, clamo tu Misericordia para, liberado de todo lo que me ata e inclina a las cosas de este mundo finito y caduco, sea capaz de advertir las señales de todo aquello que trata de engañarme y apartarme de Ti, para, a pesar de la finitud de los tiempos perseverar fiel a tus mandatos y pueda sostenerme en tu presencia. Amén.

martes, 21 de agosto de 2018

LÍBERAME DE LA ESCLAVITUD DE MIS APEGOS

Resultado de imagen de Mt 19,23-30
No puedo librarme de la esclavitud de mis apegos. Mi humanidad me secuestra y me somete. Cada día es una batalla campal contra mi mismo. Me siento esclavo de mis gustos, de mis apetitos, de mis apetencias y apegos. No puedo liberarme de ellos y no me siento libre. Son las riquezas que anidan en mi corazón y encadenan mi voluntad secuestrando mis buenas intenciones y forzándome a buscar mis gustos y mis satisfacciones.

Me doy cuenta, Señor, que te necesito y que sin Ti nada puedo. Suplico tu Gracia y tu Fuerza para poder superar mis vicios, mis apetencias, mis apegos y mis satisfacciones y, desapegado, darme generosamente a los demás y a hacer tu Voluntad. A veces, Señor, las riquezas de mi corazón están escondidas en mis proyectos y mis planes, que antepongo a los tuyos. 

Muchas veces no es el problema el dinero, sino mis egoísmos y mis ideas. Muchas veces son ellas las que me hacen ensoberbecerme y entregarme a sus placeres olvidándome de los demás. Es una batalla de cada día para la que necesito tu Gracia, Señor. Por eso, te pido fuerzas y sabiduría para saber sostenerme firme en tu presencia y resistirme a las apetencias de mis gustos y satisfacciones. 

No quiero quedarme en el mero cumplimiento de preceptos y normas, sino ir más allá de lo que el amor me exige y me llama. Quiero darme en la totalidad de mis fuerzas y mis cualidades y eso, aunque a veces me cuesta y me cansa, sé, Señor, que contigo puedo superarlo y soportarlo. Por eso, desde lo más profundo de mi corazón te confieso, Señor, que quiero seguirte e irme desapegando de todo aquello que me separa de Ti. Amén.

jueves, 1 de marzo de 2018

DAME, SEÑOR, UN CORAZÓN MISERICORDIOSO

Resultado de imagen de Lc 16,19-31
Me doy cuenta, Señor, que mi corazón atrapado por las cosas del mundo se resiste a darse como Tú me lo pides. Me siento mal y sometido a mis pasiones y pecados capitales. El egoísmo, la avaricia, la ambición y la tentación de vivir para mí sin mirar para el otro están dentro de mi corazón. ¿Cómo liberarme de ellas? Es la lucha de cada día en la que me debato a muerte.

Hoy, escuchando y reflexionando sobre la parábola de este hombre rico y epulón, parábola que he escuchado y leído muchas veces, me siento temeroso de tu Amor. Porque, me da miedo no poder responderte y quedarme en la mediocridad de mi vida. Me experimento esclavo y encadenado a mi cárcel humana y herida por el pecado. Y, como ese rico epulón, pido clemencia para aliviar mi  sed. 

Pero, Señor, no quiero hacerlo cuando ya no tenga tiempo. Quiero hacerlo ahora que mi vida camina todavía por las sendas de la vida, valga la redundancia. Y me anima el saber que me quieres y que tu Misericordia es Infinita. Y que me invitas a escuchar tu Palabra y a no tener miedo, porque Tú, Señor, me acompañas y te compadeces de mi pobreza y esclavitud.

Transforma mi corazón, Señor, en un corazón paciente, desprendido, sensible, disponible a darse y a preocuparse por los demás. Dame esa sabiduría para encontrar el camino de la luz y del amor, y la voluntad para vivirlo como Tú me has enseñado con tu Vida y tu Palabra. Sí, es verdad que todo lo que pueda darte es muy poco. No porque no sea mucho, sino porque no vale nada. 

Pero, Tú, Señor, me conoces y sabes lo que puedo darte, y mi poca generosidad la puedes transformar en abundante generosidad y dar todo lo que de Ti he recibido para dar y compartir. Yo, Señor, quiero estar dispuesto para que Tú hagas en mí el milagro de vivir en el amor. Porque, quiero, Señor, estar contigo cuando me llegue la hora de regresar a Ti. Amén.

martes, 31 de marzo de 2015

EL REGRESO SE HACE DURO Y DIFÍCIL



La vuelta atrás es dura, y cuesta mucho. Diría que todos no pueden volver, que no significa que no puedan hacerlo, porque todos contamos con la Gracia de Dios para poder. Dios quiere a sus hijos, y a todos les da lo necesario para regresar a casa. En la parábola del hijo prodigo, Jesús nos lo deja bien claro.

Otra cosa que la libertad tiene su precio, y la lucha por doblegarla a nuestras propias pasiones y pecados no nos resulta siempre fácil y posible. Cuando decimos que somos esclavos, no lo decimos por decirlo, ni por rellenar la frase. Lo decimos porque estamos encadenados a los apegos y pasiones de nuestro cuerpo. 

Pero lo peor, no es que nos ocurra esto, sino que creamos que podemos salir por nuestros propios pies, y descartemos pedir ayuda. Sobre todo al Señor. Quizás eso fue lo ocurrido con Judas, a diferencia de Pedro. Uno contó solo con sus fuerzas, y el otro, Pedro, lloró su pecado y se confío a la Gracia del Señor.

Cuesta levantarse, humillarse y reconocerse pecador. Cuesta pedir perdón y vomitar toda esa soberbia y orgullo que pudre nuestra alma y endurece nuestro corazón entregándolo al Señor, para que con su Gracia, lo purifique. ¡Cuesta!, ¡claro que cuesta!, pero esa es la prueba de nuestra fe y la esperanza de nuestro amor. Porque Jesús, siendo el Señor, ser rebajó, dejando su condición Divina, para, igualándose con nosotros, morir por nuestros pecados.

Eso, Señor, justifica todos mis esfuerzos, y los deja pagados por tu Amor. Dame, Dios mío, la Gracia de, como Pedro, ser capaz de aguantar tu mirada y, esperanzado, confiarme a Ella para poder llorar mis pecados. Y nunca dejar de acogerme a tu perdón por horribles y miserables que sean mis pecados.

sábado, 8 de noviembre de 2014

ESCLAVIZADOS, PERO NO SOMETIDOS



Estamos esclavizados, eso es cierto, pues nuestra naturaleza débil y pecadora nos arrastra y nos tienta inclinándonos al afán de lucro, a las ganancias, al poder y las riquezas. Pero podemos rechazarlas y librarnos de someternos a ellas. Somos libres aunque encadenados por el pecado.

Nuestra voluntad puede liberarse y decidir romper con esas ataduras que intenta someternos, pero que no pueden, ni lo conseguirán si permanecemos y caminamos con y en el Señor. Por eso te necesitamos Señor, y nos agarramos a tu Espíritu para en Él fortalecernos y romper con los vicios y egoísmos que nos esclavizan tratándonos de apartarnos de Ti, e intentando someternos.

Danos la Gracia de no desfallecer y ser perseverantes, y, sobre todo, la confianza que afirme nuestra fe en sólo servirte a Ti. Líbranos de todos nuestros apegos, nuestros egoísmos e inclinaciones a las riquezas, al tener y poseer, al valorarnos más por lo que tenemos que por lo que somos. 

Y danos un corazón humilde, despegado y solidario para descubrir que en el compartir y en el amor está el verdadero poder y felicidad. Amén.

miércoles, 8 de enero de 2014

CUESTIÓN DE LUCHA, PERO SOBRE TODO DE TU GRACIA, SEÑOR



Lo tienes claro y lo sabes, e incluso tratas de aplicarlo a tu vida: "Las personas son lo primero", pero luego, bajado a la vivencia de cada día experimentas que fallas, que tu humanidad egoísta te traiciona. Entonces te das cuenta que sin Él, el Señor, nada puedes, y lo necesitas vitalmente para poder vencerte y olvidarte de ti. 

Experimentas sentirte encadenado, esclavizado y no poder liberarte de tu egoísmo. Tú te sientes primero y después, los otros. Tomas conciencia que es algo superior a ti y descubres la necesidad del Espíritu Santo y de la Gracia de Dios. Es entonces cuando descubres el valor y la importancia de la oración y la necesidad de orar.

Por eso, conscientes de nuestras debilidades, de nuestras esclavitudes, de nuestras limitaciones, Señor, te pedimos que nos liberes y nos de un corazón despegado, no egoístas, generoso, dispuesto a compartir y a darnos incondicionalmente a los demás. No cabe duda que no podemos esperar la Gracia de Dios instalados, con los brazos cruzados y pasivos, pero siempre sin perder de vista que sólo con su Gracia podemos vencer nuestra esclavitud.