Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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domingo, 11 de octubre de 2020

QUIERO, SEÑOR, ESE VESTIDO DE FIESTA

 

Seguir a Jesús exige un cambio del paso que lleva mi vida. Un cambio al ritmo de Jesús que me exige llenar mi vida con obras que tengan su mismo sello y estilo de vida. Se trata de vivir y seguirle esforzándome en tener sus mismos sentimientos y disponibilidad en amar de forma gratuita e incondicional. 

No puedo quedarme en simplemente aceptar la invitación al Banquete, sino que tengo que acudir con un nuevo traje. Ese traje de fiesta que lleva el sello y carácter del estilo de Vida de Jesús. Es ese traje el que me da la garantía de ser aceptado en el Banquete de boda.

La realidad es que todos somos invitados al Banquete de bodas - malos y buenos - pero no todos serán aceptados. Por eso, Señor, sabiendo y reconociendo mis debilidades, mis fallos y pecados, te ruego me des la sabiduría de aceptar tu invitación revestido de ese nuevo traje de la Vida de la Gracia. Ese traje que me inicia en una vida nueva que nace del Espíritu. Fue esa la conversación qu tuvo Jesús con Nicodemo - Jn 3, 5 -.

Por tanto, sabiendo que nuestro traje es impuro y que lleva en sí mismo las manchas de nuestros egoísmos, de nuestra soberbia, envidia y desamor, te pedimos, Señor, que nos limpies y nos revista de ese traje nuevo de la Vida de la Gracia para ser, por tu Misericordia, dignos de permanecer y ser aceptados en ese Banquete al que nos invitas. Gracias, Señor.

jueves, 23 de agosto de 2018

ANDAMOS CIEGOS POR LA VIDA

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Es cuestión de preguntarnos que nos pasa, porque nos conducimos por la vida como ciegos que no sabemos a dónde vamos ni que buscamos. ¿Acaso alguien piensa que se va a quedar aquí para siempre? ¿Cree que este estado se puede mantener? ¿Y que de eternizarse el mundo resistiría tanta demanda de vida para subsistir? Es obvio que todo tiene que cambiar y ser de otra forma, luego no podemos dejar pasar la oportunidad de indagar y buscar sobre la trascendencia de nuestra vida.

Hoy, Jesús, nos habla de una invitación a un banquete de boda. Es una invitación al reino de Dios y, a pesar de nuestros rechazos, insiste e insiste. Dios no se cansa y su paciencia es ilimitada, pero, ese no es el problema. El problema es que a ti y a mí se nos acaba el tiempo, y... ¿qué pasará después?

Conviene tomarse en serio esta Palabra del Señor. Esta Palabra que nos habla de una buena Noticia. La Noticia de la Salvación, a la que no podemos responder como nos plazca y como nos apetezca. Hay que revestirse de la Vida de la Gracia. Ese traje nuevo que tomamos en el Bautismo y nos limpia para una vida nueva. Necesitamos responder a la invitación que nos da el Señor y revestidos con su Palabra y con las obras en el Espíritu Santo acudir a su llamada para, alimentados con el banquete de la Eucaristía, llenarnos de esa vida nueva que es la Vida Eterna.

Pidamos con insistencia abrir nuestros oídos y escuchar la invitación que Dios, nuestro Padre, nos hace cada día. Vivamos con alegría esa invitación y, fortalecidos en su Espíritu, perseveremos y acudamos apresurados a su invitación llenos de su Palabra y fortalecidos en sus obras. Amén.

domingo, 19 de agosto de 2018

UN ALIMENTO DE CADA DÍA

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Es posible que no puedas celebrar la Eucaristía cada día y recibir el alimento de Vida Eterna, pero no deje nunca de comerlo cada semana, aunque no pueda ser el domingo por circunstancias de trabajo, si algún día de la semana. La Eucaristía es la Vida de la Gracia y el alimento que nos va haciendo mejores cada día.

Pero, si puedes tomarlo cada día, ¡hazlo!, porque no hay alimento para el espíritu mejor. En la Eucaristía es el mismo Jesús que se nos da y comparte su Vida con la nuestra; su Gracia con la nuestra. Eso sí, siempre en el esfuerzo de tomar conciencia que el Señor se hace presente y se nos da realmente. Pero, sin más preocupaciones que la de unos niños que creen en su Padre y tratan de imitarle en su vida diaria. Para ello necesitan conocerle y alimentarse de su Espíritu.

Es la fuerza de Jesús quien nos irá transformando en la medida que tú te entregues y te dejes transformar. Porque, eres libre y de ti depende la decisión de creer en Jesús y tomar ese alimento de Vida Eterna que Él te ofrece y te da gratuitamente. No hay que asustarse ni preocuparse, porque el Señor sabe de lo que somos capaces, conoces nuestras cualidades y talentos y no nos exigirá más de lo que podemos dar.

Nosotros, como buenos hijos, obedientes y dispuestos a esforzarnos en todo lo que Él nos vaya indicando e iluminando.  Es verdad, como nos decía ayer el Evangelio, tenemos que ser como niños que obedecen, imitan y se fían de sus padres. También nosotros, abajándonos con verdadera humildad encontraremos el camino con Jesús. Porque, Él es el único y verdadero Camino, Verdad y Vida. Amén.

lunes, 30 de julio de 2018

TRANSFORMADOS POR LA GRACIA

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Esa es la tierra buena, la Gracia, el Amor de Dios y su Vida Gloriosa. Esa es la tierra que da verdadero frutos de amor. Esa es la tierra a la que aspiramos y en la que queremos transformarnos. Pidamos esa Gracia a Dios, nuestro Padre, porque sólo Él nos la podrá dar.

No nos daremos cuenta, pues crecerá dentro de nosotros igual que nos crece el pelo. Pero, sí, se necesita una condición, poner en Manos del Espíritu de Dios nuestra libertad y voluntad para que sea el Espíritu Santo quien nos dirija y oriente nuestra vida y haga crecer en nuestro corazón la Gracia de Dios. Una Gracia que, sin quizás notarlo en el día a día, nos vayamos transformando de pobres y míseros pecadores en humildes y abnegados santos disponibles para servir y amar.

Es algo que no está a nuestro alcance y que nosotros no podremos realizar. Por eso hay mucha mediocridad, malas intenciones y desviaciones en nuestro mundo y, también en nuestra Iglesia. El Señor necesita que pongamos en sus Manos nuestra disponibilidad y nuestro consentimiento voluntario. Nunca nos va a presionar o exigir. Es un acto voluntario de amor y de sentido común, porque, aquello que buscamos está en Manos del Señor.

Nunca lo encontraremos en el mundo, porque no está en el mundo ni en las cosas contenidas en el mundo. Nuestro gozo, nuestra paz y nuestra máxima aspiración está en nuestro Padre Dios. Él es el único y verdadero Reino de Dios y sólo su Gracia hará el milagro, con nuestro permiso, porque así Él lo ha querido y regalado, de convertir nuestra tierra, pobre y seca, en frondosa, buena y rica en hermosos frutos.

Pidamos que ese grano de mostaza o porción de levadura contenidos en nuestros corazones fructifiquen y aumenten nuestra fe y hagan de nosotros, hijos de Dios, santos que aspiren a proclamar y gozar el Reino de Dios. Amén.

viernes, 26 de enero de 2018

QUIERO DAR FRUTOS BAÑADOS DE AMOR

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


No todos los frutos son buenos, pues, aquellos que son fruto, valga la redundancia, del poder, de la fuerza, de la imposición, de la venganza, del odio, de la riqueza...etc. son frutos nacidos del egoísmos y el interés. Yo quiero ser fruto dado generosamente y cultivado y trabajado por el amor. Entregado para morir por el bien y salvación de los demás.

Porque el fruto buscado debe ser aquel que procura el bien del hombre, pero orientado siempre a Cristo Jesús, único y verdadero salvador del mundo, y que da la salvación. No se trata sólo de buscar el bien, sino el único y verdadero bien, que es la salvación en el Señor. Esos son los frutos, Señor, que yo quiero dar. Quiero convertirme, por tu Gracia, Señor, en semilla que germine primero en hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga para, por último terminar en fruto, hora que se le mete la hoz porque ha llegado la siega.

Y eso sólo lo conseguiré por tu Gracia, Señor. Cultívame con el agua de tu Gracia para que, hundido en tierra buena, dé los frutos que Tú, Señor, esperas de mí. Y llévame, Señor, por el camino que conduce a esa tierra buena, librándome de caer en el camino, o entre piedras o abrojos. Muéveme con tu Gracia, Señor, para que sepa encontrar esa tierra buena donde mi semilla fertilizada y hundida profundamente pueda dar una cosecha de treinta, sesenta o cien.

Esa es mi desesperada oración, esperanzada y confiada en tu Misericordia y tu Amor. Y una oración alegre y gozosa por cuanto experimento que hoy soy mejor que ayer, y que mañana seré, por tu Gracia, Señor, mejor que hoy. Porque sé que Tú me escuchas y me respondes, pues has venido a salvarme y has plantado en mi corazón esa semilla de salvación que, con tu Gracia y Amor, germinará y dará una cosecha abundante de buenos frutos. Amén.

sábado, 5 de agosto de 2017

NECESITADOS DE TI, SEÑOR

En muchas ocasiones pensamos la forma de organizar nuestra vida sin concurso de nadie. Somos nosotros los que iniciamos y dirigimos nuestro propio camino, nuestra vida y la forma de limpiarla y enfocarla. Y, de alguna forma, nos experimentamos independiente y auto suficiente. Capaces de proyectar nuestras ideas y pensamientos. 

He oído, algunas veces, a personas hablar sobre sus planes y proyectos para adecuar su vida mejor y más limpia. Y yo mismo, también, lo he hecho muchas veces. Sin embargo, dificilmente podemos, por nosotros mismos, vencer al pecado. Diría, no ya difícil, sino imposible. Podríamos soportar un tiempo, pero, a la larga, seríamos vencidos.

Necesitamos la Gracia de Dios para salir victorioso. Porque, sólo nada podemos. Nacemos heridos por el pecado original y sólo lo podemos borrar por el Bautismo, que, precisamente, proclamaba Juan, anticipándose y preparándonos para la venida del Señor, autor del verdadero y único Bautismo nacido del Espíritu. En ´Él y por su Gracia somos limpios de todo pecado y fortalecidos para la lucha de cada día con el poder del príncipe de este mundo.

Las tentaciones, que son muchas, nos asedian y seducen. Caen sobre nuestra naturaleza humana, debilitada y herida por el pecado, y sujeta a la tentación y seducción del mal. Sin la fuerza y el poder del Espíritu Santo poco podemos hacer. De ahí la necesidad de permanecer unidos a Él con la oración y los sacramentos. Sobre todos la Penitencia y la Eucaristía, donde recibiremos el alimento espiritual que nos dará la fuerza y la sabiduría para perseverar y sostenernos. La unidad y la oración hará que nuestro camino se vea fortalecido y firme.

Danos, Señor, la fortaleza y la sabiduría de, unidos y acompañados también por tu Madre, también nuestra querida Madre, la Virgen, permanecer a tu lado. Amén.

miércoles, 15 de julio de 2015

CUANDO ESTOY CERCA EXPERIMENTO QUE ME ALEJO



Es algo extraño. Cuando experimento que estoy cerca es cuando más lejos me siento. Quiero decir que cuando te sientes bien y crees estar satisfecho por estar respondiendo a la llamada del Señor, experimentas que te alejas. Ese deseo de perfección, de sentirte, si no perfecto, sí merecedor de la Misericordia del Señor te hace descubrir la realidad: Experimentas la lejanía y la pobreza.

¡Qué lejos me siento, Señor! Impotente, indigno, fracasado, pecador, lleno de defectos, apegos, limitaciones y apetencias que emergen mi humanidad, mi pobreza y mis miserias. Miro a mi derredor y advierto toda mi miseria y experimento una vez más, y te doy gracias, Señor, que todo es Misericordia tuya. Nada merezco y todo viene de tu Gracia y tu Amor.

Y descubrir que me has dado el don de la fe y la sabiduría de advertir esta experiencia de humildad y de reconocimiento de tu Gracia, es la maravilla que nunca entenderé hasta que me concedas la Gracia de estar en tu presencia y revelarme el misterio. Por eso, aparte de darte las gracias, te suplico Señor que me llenes de paciencia y perseverancia para que mi voluntad y libertad no caigan esclava de las tentaciones de este mundo.

Cada día es una lucha, y cada día necesito la fuerza de tu Espíritu para sobreponerme y poder vencer las tentaciones, obstáculos y dificultades que salen a mi paso. Cada día es una nueva experiencia de tu Amor, y una nueva oportunidad de ofrecerte libremente mi esfuerzo por seguirte y responder a mi fidelidad a tu Palabra. Y me siento débil y vencido en muchos momentos; y me siento abatido y sin voluntad para rezar como pienso debería hacerlo. Y me siento mal.

Pero no quiero dejarte, ni tampoco serte infiel. Sé que con mis fuerzas no podré, pero sé que con tu Gracia todo lo puedo. Y es eso lo que te pido sabiendo que Tú me escuchas y me lo concedes. Porque Tú me quieres contigo. Me lo has demostrado en la Cruz.

Tómame, Señor, y no dejes escapar mi vida de tu presencia, porque yo quiero ser tuyo, y Tú me has creado para que lo sea. Dame, Señor, la Gracia de la sabiduría, fortaleza y paz. Amén.

lunes, 12 de enero de 2015

YO TAMBIÉN QUIERO SEGUIRTE, SEÑOR



No permitas, Señor, que caiga en la tentación de creerme lo suficiente sabio, fuerte y capaz de ser bueno sin tu Gracia. Porque la tentación siempre está ahí. Sin darme cuenta trato de evangelizar mirándome yo, cuando evangelizar es presentarte a Ti, Señor, y ausentarme yo. Eso fue precisamente lo que hizo Juan el Bautista.

Dame la sabiduría y la humildad de presentarte a Ti y tratar de poner al hombre frente a Ti. El Espíritu Santo será el encargado de hacer el resto del trabajo. Como hizo Juan, desapareció cuando entraste Tú, Señor, en escena. Yo también, Señor, quiero desaparecer cuando te haces Tú presente. Evangeliza Señor y sirvete, porque así los has querido, de mi inútil y pecadora persona. Tu Gracia lo puede todo.

Yo, simplemente quiero estar a tu servicios y abrir mi corazón a tu Gracia santificadora. Pon, Señor, las palabras precisas que Tú quieres que digas, y la inteligencia en los que las oyen para que se abran a tu Verdad y Amor. Por eso te necesito, Señor, y necesito tu Gracia y la acción del Espíritu Santo.

A pesar de mis pecados, debilidades e impotencia, quiero abandonarme a tu Gracia y abrirme para que tu Amor me modele según tu Voluntad. Haz de mí, Señor, como a Simón y Andrés, a Santiago y Juan, discípulo tuyo, y dame la capacidad y sabiduría que Tú quieres que tenga. Amén.

jueves, 5 de septiembre de 2013

¿QUÉ HABLARÍA JESUS?



Hoy el Evangelio empieza diciendo: En aquel tiempo, estaba Jesús a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre.

Y yo me pregunto: ¿Qué habría dicho Jesús? Porque todo lo que enseñaba era escuchado con mucha atención y entusiasmo. Su autoridad y sabiduría maravillaba, y su Palabra era Palabra de Vida Eterna. Por eso, hoy quiero pedirte Señor Jesús, que me enseñes a vivir y cumplir la Voluntad del Padre. Esa Voluntad que Tú has vivido y realizado según Él.

Y esa Voluntad que nos has enseñado para que nosotros también hagamos como Tú. En el Padre nuestro nos lo has descrito muy bien, pero también nos has dado una medida, la misma con la que nosotros vivamos y hagamos con nuestros semejantes. Por eso, Señor, se nos hace el camino muy duro e imposible realizarlo solos. Necesitamos tu Gracia, porque sin Ti nada podemos hacer.

Danos Señor la Gracia de saber y tener la fuerza necesaria de elegir, como Pedro y los demás apóstoles, el camino del verdadero Tesoro que Tú nos trazas cada día.

sábado, 17 de agosto de 2013

HACER TU VOLUNTAD



Es lo que quiero y deseo. Solo no puedo entrar por la puerta estrecha, me atrae más la grande; solo no puedo renunciar a tantos panes, privilegios y riquezas que el mundo me ofrece; solo me perdería y no encontraría el camino del Reino. Solo descubriría lo absurdo que es este mundo sin Ti.

Necesito tu compañía y tu Gracia, Dios mío, para poder resistir a tanta tentacion y debilidad. Necesito tu fuerza para impedir que mi soberbia, orgullo y avaricia me tienten a crecer en vanidad, prestigio y riquezas de este mundo. Necesito tu Gracia para, como María, abajarme y llenarme de humildad y sencillez.

Dame Señor la Gracia de ser pequeño, humilde, sencillo, pobre de espíritu, con un corazón de niño para poder estar entre tus elegidos. Dame la Gracia de invocar cada día el poder hacer tu Voluntad y de que eso sea el objetivo principal y primero de todos mis esfuerzos y voluntad. Sé que soy indigno y no merezco tu Amor y Misericordia, Señor, por eso no tengo palabras para cantar y alabar tanta grandeza y bondad.

jueves, 8 de agosto de 2013

TÚ ERES EL HIJO DE DIOS VIVO



Pedro contestó certeramente, pero su lengua fue movida por el Espíritu Santo, pues no comprendía que el camino del Mesías era un camino de Cruz. Sus pensamientos no coincidian todavía con los pensamientos de Dios. La idea de su Mesías era otra diferente a la Idea de Dios.

Pero siguió ahí, y pronto empezó a comprender, con las enseñanzas de Jesús, que el camino de salvación es un camino de cruz. Un camino de pruebas de amor, porque el amor solo se prueba y se descubre en la cruz. Ahora, Señor, yo te pido que me mantengas como Pedro junto a Ti, y me fortalezcas mi fe para sentir lo que quiero sentir y no lo que no quieroí

Porque, como Pablo, hago y siento lo que no quiero, y dejo de hacer y sentir lo que quiero, que es creer en Ti firmemente y vivir en tus Mandatos y Voluntad. Convierte mi corazón apegado a las cosas de este mundo, en un corazón desprendido y crucificado en el servicio de los demás. Experimento que no podré lograrlo sino por tu Gracia, y en esa esperanza pongo todos mis esfuerzos.

Dame la paciencia y la perseverancia de no desesperar y aceptar mis fracasos, mis apegos y debilidades con total resignación esperanzada en que, por tu Gracia, seré transformado.

lunes, 10 de junio de 2013

SÉ QUE YO NO PUEDO



Sé que yo no puedo ser bienaventurado si no cuento con tu Gracia, Señor. Sé que mi humanidad debilitada por el pecado esta caída y débil. No tengo fuerzas para levantarme y llorar con los que también lloran. Sé que mi espíritu está triste y necesita experimentar esa alegría que da tu salvación. Me cuesta ser pobre y despojarme de todos mis apegos, comodidades y egoísmos.

Siento miedo de enfrentarme a la justicia que bajo las apariencias de la legalidad y justicia es injusta. Siento miedo de sufrir y llorar por defender a los que sufren y lloran. Y mucho más miedo cuando soy perseguido por defender tus Bienaventuranzas y tratarlas de llevar a mi vida. ¡Qué mal ejemplo y discípulo soy, Señor!

Me siento lejos y distante de alcanzar esa gracia de ser bienaventurado, pero no pierdo, a pesar de mi fracaso, la esperanza de lograrlo algún día. Porque confío, al menos tengo esa esperanza, en Ti, mi Señor. Porque contigo, por tu Gracia y Misericordia, si puedo conseguirlo. Porque Tú no me dejas solo, sino que me acompañas y me das las fuerzas que necesito para vivirlas en mi vida.

Quiero, Señor, dejarme llevar por tu Espíritu, y permitir, por esa libertad que Tú me has regalado, que transformes mi petrificado corazón en un corazón de carne, amoroso y entregado en servir a los demás, para alcanzar, por tu Amor y Misericordia, la gracia de ser bienaventurado en tu Nombre. Amén.

sábado, 4 de mayo de 2013

SÓLO TE PIDO TU GRACIA, SEÑOR



Dame Señor tu Vida y la sabiduría de transmitirla con obras y palabras en el nombre de tu Hijo Jesús, que la entregó por mí y todos los hombres, mis hermanos en Él.

Doy gracias al Señor por darme esta Gracia y oportunidad de su Perdón y Misericordia en el Sacramento del perdón. Pongo en su presencia todas mis miserias, pobrezas y pecados de pensamientos y obras, y también de omisión.

Pongo en su presencia mi impaciencia, mi desesperación, mis remordimientos y mi ignorancia ante su Infinita Misericordia, de la que no soy digno de merecer. Doy gracias por este inmenso y tan alto regalo gratuito, voluntario, sin condiciones e inmensamente amoroso.

Me postro ante Ti, Señor, con esperanza y gozo confiado de recibir tu Gracia, y sumiso a tu perdón por no saber ver en los demás, sobre todo los que me rodean en mi vida, tu Rostro. Pido perdón por mis actitudes violentas ante los demás, inflexibles a sus pensamientos, errores o defectos... ¿Y los míos, Señor?

Perdón por mis últimos fracasos, por mis suficiencias, por mis apariencias, por mis faltas de humildad, por mis impaciencias y, al final, desconfianza en la acción del Espíritu Santo. Perdón por cuantas veces me siento tentado a verme y considerarme mejor que otros...

 Perdón por mis flaquezas, mis perezas, mis egoísmos, mis cumplimientos envueltos en hipocresías y apoyados en arenas movedizas que olvidan y excluyen a otros, sobre todos los débiles y pequeños, precisamente donde Tú, Señor, te encuentras.

Perdóname cuando antepongo mi persona a Ti y te remito a un segundo plano en las personas con las que trato en mi vida. Sólo quiero pedirte que me des la Gracia y la sabiduría de vivir tu Amor en ellas como Tú, por tu Amor, lo vives en mí. Amén.