Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
Mostrando entradas con la etiqueta Dones del Espíritu Santo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Dones del Espíritu Santo. Mostrar todas las entradas

jueves, 1 de junio de 2017

RECEN POR NOSOTROS

En muchas ocasiones pedimos oraciones. No sólo por otros y necesitados, sino también por nosotros. Sin embargo, olvidamos que Jesús nos ha prometido rezar por cada uno de nosotros. Por aquellos que crean en Él. Y nos lo ha dicho con sus propias Palabras: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí...

¿Soy consciente de que Jesús está rezando por mí? Y si lo soy, ¿cómo respondo a esa oración? ¿Cambia mi vida? ¿Dejo que esa oración del Señor influya en y desde mi corazón? ¿O, por el contrario me abandono al hedonismo de este mundo que me seduce y me aplasta? Esa es la gran disyuntiva de nuestra vida. Somos tan necios que llegamos a creernos que sabemos lo suficiente para dirigir nuestra vida.

Y esa es nuestra oración de hoy: Señor, danos la sabiduría, ese don del Espíritu Santo, para saber agradecerte todo lo que nos has dado y lo que nos da diariamente. Gracias por tus oraciones Padre. Dame la voluntad de saber levantarme e ir hacia Ti. Tal y como hizo el hijo pródigo.

Danos, Señor, a las puertas de celebrar Pentecostés, los dones del Espíritu Santo, para que fortalecidos en ellos, sepa y pueda perseverar, agradecer, conocer y amar al Padre. Hoy, Señor, nos dices cosas muy bonitas, hermosas e importantes. Nos preparas el camino y nos tranquiliza para que no desfallezcamos ni perdamos el horizonte de ir hacia Ti. Nos has dado tu Gloria, la que has recibido del Padre, para que perseveremos y nos mantengamos unidos como Tú y el Padre son uno.

Señor, somos débiles y el mundo nos arrastra amenazándonos con someternos y engañarnos. El mundo nos seduce y nos ciega. Y nosotros no queremos seguirle. Queremos permanecer y estar contigo, porque Tú eres el Dios que nos quiere y que nos salva. Señor, enséñanos a saber guardar tu Palabra y a permanecer unidos y a utilizar todo los dones del Espíritu Santo. Amén.

miércoles, 11 de junio de 2014

NECESITO TUS DONES, ESPÍRITU SANTO



Sé lo que tengo que hacer, pero experimento que se me hace imposible hacerlo y menos vivirlo. En el intento y esfuerzo se descubren mis limitaciones, mis apegos, mis defectos, mis constantes errores que emerge la impotencia de sentirme incapaz de anunciar y vivir tu Palabra, Señor.

Tomo conciencia de mi pobreza y de la necesidad de tu Espíritu enviado, Señor, pues en Él, con Él y por Él seré fortalecido para vivir y cumplir esta hermosa misión de predicar con mi vida tu Palabra. Por eso te ruego, Dios mío, me llenes de tu Espíritu para que fortalecido por sus Dones, pueda experimentar las fuerzas de vencerme y darme a los demás en servicio y caridad.

Aumenta mi fe y mi esperanza para no desfallecer y lléname de paciencia para saber aceptar mis caídas y fracasos y no desesperar sabiendo de tu perdón y tu Misericordia. No permitas que mis palabras sean eso, simples y rutinarias palabras que gritan pero no hacen, que proclaman pero no dan testimonio, y, sobre todo, que se acostumbran a vivir así.

Dame las sacudidas necesarias para despertar y convertir mi pobre corazón en un corazón como el Tuyo Señor. Amén.