Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 18 de febrero de 2017

¡MUESTRAME TU ROSTRO, SEÑOR!

Yo también, Señor, necesito tu transfiguración. Necesito ver tu Rostro resucitado. No porque no crea, sino porque el camino se me hace duro, pesado, difícil de recorrerlo y me siento débil y vencido por tantas tentaciones que me salen al paso en el camino de mi propio desierto, proponiéndome consumir, satisfacerme y aceptar a sus placeres.

Necesito verte como Pedro, Santiago y Juan, y, aunque no entienda nada, como ellos, experimentar tu Divinidad, tu Pureza y tu Poder. Sentirte Resucitado y cercano a mí. No es, repito, Señor, que no lo crea así, pero, Tú que me conoces, incluso mejor que yo, comprendes mis ansías de sentirme fortalecido animado, acariciado y empujado a seguirte con alegría y gozo.

Sí, necesito tu cercanía, tu Palabra, tu aliento y tu luz, Necesito experimentar tu presencia y alimentarme espiritualmente de tu Cuerpo y tu Sangre. Enséñame, Señor, el camino de bajada y guiame hasta la Jerusalén de mi vida, donde Tú has querido que camine, para en ella soportar mi propia pasión que, añadida a la Tuya, complete lo que Tú has dejado que yo aporte.

Y eso es lo que hoy, junto a todos los hermanos en la fe, y desde este humilde rincón de oración, quiero pedirte. Y hacerlo con fe, convencido de tu escucha y Misericordia; convencido de tu Generosidad  y Amor. Perdona, Señor, mis tribulaciones, mis debilidades, mis pecados y mi débil fe. Nada merezco y, sin embargo, Tú me regalas tu Amor y tu Misericordia para darme la Vida. Y Vida Eterna.

Gracias Señor por todo lo recibido, y por tanto Amor entregado gratuitamente. En Ti pongo todas mis esperanzas, y en tus Manos me abandono. Sólo Tú das sentido a mi vida y alientas mi camino. Y me regalas una Madre, que también acompaña mi camino y me lleva a Ti. Amén.

viernes, 17 de febrero de 2017

NO DIGAS NADA SIN CONOCERLO


HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS



Ocurre con mucha frecuencia que rechazamos lo que no conocemos. Damos por descontado que no nos interesa, o que no es verdad, o los motivos que quieras, para justificar nuestro rechazo. Es así de absurdo y necio, pues lo que no se conoce no se puede querer, pero tampoco rechazar. El sentido común nos aconseja a conocerlo y saber, al menos, de qué va la cosa.

De ahí que no se puede dar un juicio de Jesús sin saber quien es Jesús. Sin saber de qué nos habla Jesús, y sin saber qué ha hecho Jesús. Es posible que muchas cosas no lleguemos del todo a comprenderlas, pero la realidad de la vida nos ayudarán a aceptarla. Porque lo que sí está claro es que dentro de cada uno de nosotros hay un deseo irrefrenable de eternidad. Está en nuestro corazón sembrada la semilla de la Vida Eterna.

Y, su Palabra, es Palabra de Verdad. Todo lo que dice se cumple. Y todo lo que hace es para el bien del hombre. Su Obra refleja bien su Poder y su Amor. Los ciegos ven; los cojos andan; los mudos hablan; los leprosos son curados y los muertos resucitan. Ahí está la realidad de su Obra. ¿Qué ocurre entonces? Simplemente que el hombre orgulloso y suficiente, que se siente seguro de sí mismo, se rebela contra Dios y quiere dirigir su propia vida. Y los resultados son los que vemos a nuestro alrededor.

El hombre no tiene otra esperanza. De nada le vale ganar el mundo y tener todo el éxito del mundo, que al final su destino no cambia. Le espera la muerte, y una muerte sin la presencia de Dios, es una muerte de perdición eterna. 

Pidamos al Señor esa luz que nos ilumine y nos mueva para ver, ver como el ciego Bartimeo y el ciego del Evangelio de miércoles. Ver que nuestra esperanza descansa en el Señor. Ver que sólo en Él encontramos esa respuesta a la pregunta que llevamos dentro de nuestro corazón: "Alcanzar la Vida Eterna". Amén.

jueves, 16 de febrero de 2017

POSIBLEMENTE, SEÑOR, A MÍ, COMO A PEDRO, TAMBIÉN TENDRÁS QUE REGAÑARME

Seguro es que me confieso seguidor tuyo, Señor. Y, también, que confieso mi fe en Ti, pero ya no estoy tan seguro de seguirte hasta comprometer mi vida y entregarla por Ti. Esa es mi intención y mi deseo, pero, llegado el momento, no confío en mis propias fuerzas y me asaltan dudas y temores.

Hoy quiero aprovechar la oportunidad de este blog, para suplicarte que me des las fuerzas necesarias para serte fiel y responder, con todas las consecuencias, a tu pregunta con firmeza y decisión. Supongo que llegado el momento de tribulación y temor, el Espíritu Santo nos dará la fortaleza y valentía para enfrentarnos y soportar los sufrimientos y sacrificios que la vida nos presente. Confiamos en ello.

Volviendo la mirada atrás, observamos como muchos que nos han precedido, han soportado sufrimientos y violencias con entereza, paciencia y hasta con paz. No podemos explicárnoslo sino desde la fuerza del Espíritu Santo que les asiste y les ayuda. Y eso te pedimos hoy, Señor, que no perdamos la esperanza y confiemos en tu Palabra. Aumenta nuestra fe, Señor.

Y danos todas las regañinas de las que somos merecedores, para despertarnos, abrir los ojos y seguirte con paso firme. Si, Señor, Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios Vivo. El que, enviado por el Padre, nos ha revelado su Amor y su Infinita Misericordia. Si, Señor, Tú eres el Salvador, el Mesías prometido. Aquel que el Padre señaló en el Bautismo de Juan y manifestó su complacencia y predilección. 

Tú, Señor, eres el esperado, en anunciado por la Ley y los profetas. Y en Ti, Señor, confiamos y creemos. Nos ponemos en tus Manos y te seguimos sin rechistar, tal y como Tú nos dice, porque no somos nosotros nadie para exigirte ni para cambiar tus proyectos y planes. Tu Palabra, Señor, es Palabra de Vida Eterna.

Solo te pedimos, Señor, que nos llenes de tu Gracia, para que nuestros corazones se inflen de ese Amor que Tú nos das y que nosotros debemos corresponder dándolo también gratuito como Tú nos lo das. Amén.